jueves, 26 de agosto de 2021

Morata de Tajuña, en busca del origen y significado de su nombre  (I)

Algunos especialistas asocian el topónimo Morata a una evolución de Mûrad, antropónimo de una familia o tribu árabe


Esta villa se llama Morata y no se sabe ni tiene memoria de la causa  porque se llama Morata ni si se ha llamado de otro nombre antes de ahora. Con tan escueta respuesta al cuestionario de Felipe II que se incluía en las Relaciones Topográficas, los regidores de Morata poco aportaron al conocimiento sobre el origen del nombre de la villa. Casi cuatrocientos cincuenta años después, continúa sin estar claro el origen y el significado del nombre de Morata. En estas entregas del blog, intentaremos encontrar la causa de esta denominación que, eso es lo único que parece seguro, no tiene ninguna relación con el término Licinia.


La ausencia de datos y conocimientos sobre el origen del término Morata y cuándo empezó a denominarse así, según el relato de Juan Ramírez y Bautista Sánchez como responsables y encargados por los regidores de la villa de elaborar las respuestas al cuestionario de Felipe II en diciembre de 1579, fue ratificada casi un año después por el cura de la parroquial, el doctor Mejía, autor de una nueva redacción del cuestionario realizada para completar y ampliar los datos aportados en la primera*. El responsable de la parroquia afirmaba ante el escribano Juan de Munilla el 8 de agosto de 1580:
(…) En cuanto al primero capítulo dijo que la dicha villa de Morata se llama así desde tiempo inmemorial a esta parte, sin que haya habido memoria de cuándo empezó a llamarse así (…).
Poco se diferenciaba el inicio de la respuesta del doctor Mejía a la pregunta número 1 del cuestionario de la que habían expresado unos meses antes Juan Ramírez y Bautista Sánchez, aunque el eclesiástico añadía algunos datos, suposiciones que aportaban nuevos conocimientos para llegar a conocer el origen del nombre de la villa de Morata. En su respuesta, más elaborada que la de sus antecesores, Mejía mencionaba  dos posibles puntos de partida para resolver el enigma del origen del término Morata:
(…) se presume llamarse Morata o porque había en su término muchas moreras y morales, por ser tierra dispuesta para ello de tener mucho riego, y así hay al presente morales muy antiguos, y se dice haber habido antes más, y también podría haberse llamado así según se presume se tiene por más cierto después de que los moros entraron en España, porque de este nombre de Morata se llamaron algunos moros, y así consta en la historia que se escribió de la guerra de Malta, que un moro principal de la armada del turco se llamaba Morata, y así se presume que cuando los moros ganaron a España algún moro habría que fuese señor de Morata, del cual tomase el nombre (…).
El origen del nombre de Morata a partir de la existencia de moreras en su territorio regadas con las aguas del Tajuña fue un primer apunte del doctor Mejía, basado en la similitud de ambos términos morera<Morata, para explicar la denominación de la villa. La realidad es que, a posteriori, en los numerosos estudios consultados, ninguno incide en atribuir el origen del nombre de Morata a la existencia de moreras en su término.
Más interés parece tener la siguiente aportación del doctor Mejía para completar su información. En efecto, el eclesiástico añadía la teoría de que el topónimo Morata se originara de un antropónimo, un moro llamado Morata, que en algún periodo fuese señor del poblamiento inicial que con los años se convertiría en la propia villa y del que tomaría el nombre.
El historiador Alfredo Alvar Ezquerra en su estudio sobre las Relaciones Topográficas de Felipe II al referirse al topónimo de Morata recoge estas aportaciones que ya henos citado del doctor Mejía y su valioración de las mismas:
(…) El topónimo podía provenir de varias raíces, como Morata (Rta 1) porque en su tierra hubiera habido muchas moreras, o porque algún moro se llamara Morata y cediera su nombre a la localidad. Más bien creo en la segunda acepción.
Si la evolución morera>morata no tiene visos de estar relacionada con el término Morata –ninguno de los especialistas en toponimia consultados, coincide con esta propuesta que planteara el doctor Mejía hace más de cuatro siglo-, su segunda hipótesis, la relación de la denominación de Morata con una familia de moros con una raíz similar, el antropónimo murad, sí que es analizada por algunos expertos como plausible. Clara Almagro y Luis Rafael Villegas citan esta posibilidad al tratar sobre el topónimo Moratalaz^, con evidentes similitudes con Morata.
Sobre el origen de este último término los autores citados señalan que puede ser el resultado de la unión de dos elementos, Morat- por un lado, como derivación del antropónimo Murad, y -al-faz. En cualquier caso, en su trabajo Clara Almagro y Luis Rafael Villegas consideran que el término Morata podría derivarse de una hibridación entre términos latinos y árabes, a partir de la evolución de Mauratum>Morataum>Morat, en la que el último término estaría asociado a la raíz moros.
Otra autora que ha investigado el término Moratalaz, Dolores Oliver, señala que es un topónimo compuesto de Morata y al-fahs. Según esta especialista, el topónimo Moratalaz formado por los dos términos citados se podría entender como Morata del Campo:
“Que al fahs aparece aquí enmascarado en esa terminación -alaz  es algo evidente desde el momento en que tal topónimo lo encontramos en su forma etimológica Morat alfat en documentos toledanos. Más difícil resulta conocer si estamos ante el nombre romanceado Morata, lo que supondría incluir este testimonio entre los ejemplos de denominación hibrida que abundan en esa zona fronteriza, o si nos encontramos frente a la transcripción del antropónimo árabe Murâd que, según J. Oliver Asín**, dio origen a varios Morata y Moratella de la Península”.
La adscripción del antropónimo Murâd al origen de la palabra Morata como parte del topónimo compuesto Moratalaz no es, sin embargo, una hipótesis que compartan otros autores. Concretamente, Daniel Gil Benumeya, en Madrid islámico. El gigante y el cadí. Los primeros madrileños. La Historia recuperada, defiende que el nombre del distrito de Moratalaz, que incluye el término Morata, procede del híbrido Morat al-Fahs, Morat del Campo, donde morat procedería del romance murat(a), es decir, murado o amurallado. Morata de Tajuña o Muratiel en Valdetorres del Jarama  tiene esa misma etiología (…).
La aparición de un nuevo significante asociado al topónimo Morata, muro o amurallado, nos lleva a otra interpretación de los especialistas relacionado con la existencia de restos de piedras y de asentamientos humanos previos a la recuperación por parte de los cristianos de las tierras situadas al sur del Duero y al norte del Tajo, los dos ríos que marcaron la frontera durante varios siglos.
Iñaki Martín Viso, profesor de la Universidad de Salamanca, ha estudiado el  periodo medieval en el territorio entre el  Duero y el Tajo y más concretamente en las vegas del Henares, Jarama y Tajuña. En estos trabajos se trata sobre la existencia de poblamientos mozárabes previos al avance de los reyes cristianos que podrían haber dado origen a estos restos amurallados que darían nombre a algunas villas años después tras la reconquista:
 (…) Una permanencia de ciertos núcleos mozárabes autóctonos parece observarse también en la vega del Tajuña, donde el diseño de la red de asentamientos responde a una estrategia posiblemente anterior a la época andalusí –debido a la relativamente toponimia prerromana (Tielmes, Caravanna, Oluske, Orusco) con pequeños núcleos en alto (…). En cualquier caso, la existencia de estos grupos mozárabes nunca debió sobrepasar un carácter marginal dentro del conjunto de la población (…).
La próxima semana, trataremos sobre la existencia de estas piedras y muros que, según muchos especialistas, estarían en el origen del nombre de la villa de Morata.


*El intento de averiguar el origen del nombre de la villa a raíz de la elaboración de las Relaciones Topográficas de Felipe II no es la única ocasión en que se ha tratado de conocer la procedencia del toponímico de Morata. Dos siglos después, con motivo de la elaboración del Catastro de Ensenada, también se inquiría a los regidores municipales sobre el término Morata en las denominadas Respuestas Generales de la documentación catastral:
1ª A la primera pregunta del interrogatorio dijeron que de inmemorial tiempo a esta parte saben y les consta que esta Villa se ha llamado y actualmente se nombra Morata, sin que sobre este particular hayan oído en tiempo alguna cosa en contrario (…).
** Jaime Oliver Asín (1905-1980), fue un historiador, cronista y miembro de la Real Academia de la Historia, nacido en Zaragoza y autor de una extensa obra en la que se incluían estudios de toponimia como La Salmedina y Vaciamadrid: estudios de toponimia madrileña o El hispano-árabe al-jarnat en la toponimia peninsular .




Fuentes y bibliografía:
    • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid.  Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.
    • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio).
    • Sobre la continuación de unidades de organización islámica en la Mancha en la Baja Edad Media: el caso de Moratalaz (Ciudad Real). Clara Almagro Real y Luis Rafael Villegas Díaz. Revista Sharq Al-Andalus, 21 (2014-2016).
    • El árabe Fahs en la toponimia española. Dolores Oliver Pérez. Universidad de Valladolid. Revista Al-qantara. Consejo Superior de Investigaciones Científicas Volumen 18 nº1 (1997).
    • Madrid islámico. El gigante y el cadí. Los primeros madrileños. La Historia recuperada. Daniel Gil Benumeya. Madrid destino cultura, turismo y negocio, S.A. Madrid, 2018.
    • Capere vel populare. Formación y desarrollo de una frontera feudal entre el Duero y el Tajo (siglos XI-XII). Iñaki Martín Viso.
    • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.


jueves, 19 de agosto de 2021

 Telesforo Oliva, impresor morateño, alcalde y senador por Salamanca (II)

Telesforo Oliva, impresor morateño, alcalde y senador por Salamanca (II)
La intensa actividad empresarial y profesional de Telesforo Oliva de la Torre, especialmente en la imprenta y librería familiar, no le impidió participar durante gran parte de su vida en la vida política de la capital salmantina y su provincia. Como colofón a esta faceta política de su biografía, en 1872, Telesforo fue elegido senador por la provincia de Salamanca, justo en los últimos meses del efímero reinado de Amadeo I de Saboya.



Sobre la trayectoria política de Telesforo Oliva, desarrollada en paralelo a su actividad empresarial ligada a la imprenta familiar localizada en la calle de la Rúa de Salamanca y a otras iniciativas profesionales, existe constancia desde, al menos, los primeros años de la década de los cuarenta del siglo XIX. Oliva, empresario de vocación y licenciado en Derecho de formación, ya aparecía como síndico del Ayuntamiento de Salamanca el 6 de febrero de 1841 cuando el consistorio salmantino felicitaba, a través de Telesforo Oliva, al general Baldomero Espartero, regente de la monarquía encabezada por Isabel II, por su defensa los intereses españoles en el contencioso con Portugal respecto al río Duero, fronterizo entre ambos países, tal como informaba el periódico El Constitucional el 20 de febrero:
(…) A la Regencia provisional del Reino.—El Ayuntamiento constitucional de Salamanca vio con entusiasmo las poderosas y enérgicas medidas de la Regencia para sostener el decoro español, altamente comprometido en el vecino reino de Portugal , y por ello la felicitó en lo íntimo de su corazón.
Hoy lo hace agradecido, y dice con orgullo a la faz de toda Europa que la Regencia provisional ostentó noblemente la fuerza del brazo español; que España toda, olvidando pequeñas diferencias, se puso al lado de su Regencia (…)*.
Unos años después de esta referencia a Telesforo Oliva como síndico del Ayuntamiento de la capital salmantina, el político de origen morateño aparece en 1845 como miembro de la junta de comisionados del distrito lectoral de la provincia de Salamanca, según la información que publicaba el periódico El Clamor Público, diario de tendencia progresista fundado en 1844:
Salamanca, 15 de febrero
(…)Instalóse el miércoles 12 a las cinco de la tarde la junta de comisionados de los distritos electorales de esta provincia, que fue presidida por el señor marqués de Castellanos, liberal moderado, siendo secretarios los señores D. Álvaro Gil Sanz y don Telesforo Oliva, ambos progresistas: la mayoría de la reunión era en sus tres cuartas partes progresista, y 37 los comisionados que concurrieron. Hízose desde luego la pregunta de si los distritos estaban por reelección, y se votó en contra de esta, creo que por unanimidad. Tratóse de fijar el color político de la candidatura, y los moderados ofrecieron partir los lugares: los progresistas manifestaron que no se debía considerar como demasiada exigencia por su parte el pretender que toda la candidatura se compusiese de hombres suyos siendo como era la mayoría de la reunión progresista, y teniendo ya el otro partido en el Congreso, no mayoría, sino casi unanimidad. Pero mostrándose como siempre generosos cedieron al cabo, aunque no sin exigir que los que entrasen a figurar como moderados habían de ser de los más liberales, y se votó también por sus autoridades que la candidatura se compusiese de dos liberales moderados, y otros dos progresistas (…). (El Clamor Público, 19 de febrero de 1945).
Telesforo Oliva también formó parte del consistorio de la capital salmantina así como de la Diputación Provincial de Salamanca antes de acceder a la alcaldía en los años previos a la revolución de 1868, La Gloriosa, que tuvo como consecuencia el exilio de la reina Isabel II, la aprobación de una nueva Constitución y el cambio dinástico en la persona de Amadeo I de Saboya y, finalmente, la proclamación de la I República.
Del desempeño de la alcaldía de Salamanca por parte de Telesforo Oliva, desarrollado al menos entre los años 1865 y 1867, hemos encontrado pocas noticias más allá de su participación en actos institucionales de la Universidad o, como ya señalamos anteriormente, su implicación en los actos de homenaje a Cristóbal Colón  que incluyeron la edición de un libro que salió de su imprenta.
En cualquier caso, su papel como primera autoridad municipal dio paso, meses después y tras los sucesos revolucionarios, a su elección como senador en representación de la provincia de Salamanca. 


Hemos de señalar que la presencia de Telesforo Oliva en el Senado fue ciertamente fugaz y muy limitada en el tiempo. Desde la llegada de Amadeo I a España la crisis e inestabilidad política de este periodo se materializó, en la práctica, con  nada menos que seis gobiernos distintos y cuatro elecciones al Congreso y al senado en el escaso intervalo de algo más de dos años en que permaneció el monarca italiano en España antes de renunciar al trono.
Telesforo Oliva fue elegido para representar a Salamanca en las filas del partido Progresista de Práxedes Mateo Sagasta en las elecciones convocadas por el propio Sagasta como presidente del Consejo de Ministros el 24 de enero de 1872.
Las elecciones se celebraron los días 2, 3, 4 y 5 de abril. Hay que recordar que, en el caso del Senado, las leyes del  momento contemplaban un cuerpo electoral limitado a un reducido número de los denominados compromisarios a los que se sumaban los diputados provinciales: en la práctica esto significaba que el censo electoral se reducía a cuatrocientas personas. Según el acta levantada para certificar el resultado de las elecciones al Senado en Salamanca, Telesforo Oliva adquirió la condición de senador -por el denominado sector constitucionalista o adicto al ministerio del partido de Sagasta,  tras obtener 213 votos de los 393 emitidos. Junto al político y empresario morateño fueron elegidos Valeriano Casanueva (243 votos), Clemente Sánchez Arjona (193 votos) y Fulgencio María Tabernero (188 votos).

 

Partida de bautismo en la parroquia de Morata de Telesforo Oliva conservada en el expediente del senador


A la inestable situación política de esos años se sumó, en esos meses, la escisión en las filas del Partido Progresista de Sagasta. Mientras Telesforo Oliva ejerció el cargo de senador del Reino ocupó la presidencia del gobierno el general Serrano, apoyado en los votos de los constitucionalistas y los conservadores. Tan breve resultó la legislatura en la que fue elegido senador Telesforo Oliva que únicamente se celebraron 34 sesiones antes de que las cámaras fueran disueltas, el 28 de junio de 1872, y se convocaran elecciones para el mes de agosto ya bajo la presidencia de Ruiz Zorrilla, el político que lideraba el Partido Radical surgido tras la escisión de los progresistas. En estas elecciones de agosto de 1872**, Telesforo Oliva ya no se presentó aunque, años después, en 1886, su hijo Vicente Oliva Martín Blanco también accedió al Senado como representante de la provincia de Salamanca.
Tras abandonar la política nacional, Telesforo Oliva continúo en las empresas familiares, aunque ya estaban encabezadas por sus hijos Vicente y Telesforo, y falleció en Salamanca el 2 de marzo de 1875.



*La cita de Telesforo Oliva como síndico –un cargo político creado en el reinado de Carlos III y cuya misión era defender los intereses de los vecinos- del Ayuntamiento de Salamanca, y su felicitación al general Espartero hace referencia a la actuación del regente que permitió la entrada en vigor del denominado Tratado del Duero, un acuerdo entre España y Portugal firmado en 1835 que regulaba la navegación en el río fronterizo y otros aspectos comerciales en las relaciones entre los dos países ribereños.

** En las elecciones de agosto de 1872 sí que resultó elegido senador otro político nacido en Morata de Tajuña, Ignacio Rojo Arias, precisamente en las filas del partido de Ruiz Zorrilla, el grupo escindido del Partido Progresista del que formaba parte Telesforo Oliva. Respecto a la carrera política del hijo de Telesforo Oliva, Vicente Oliva Martin Blanco fue elegido senador en ocho legislaturas entre los años 1886 y 1895, primero en las filas del Partido Liberal de Sagasta, posteriormente en las del Partido Conservador de Cánovas del Castillo para, finalmente, regresar al Partido Liberal en los últimos años de su actividad política.


Fuentes y bibliografía:
    • Periódicos citados en el texto.
    • Segunda campaña de excavación del botánico 2001, avance de conclusiones.  Muñoz García, Miguel Ángel; Jiménez González, Manuel Carlos; Gutiérrez Millán, María Eva. Salamanca, revista de Estudios. Nº 48. Ediciones de la Diputación de Salamanca 2002.
    • Salamanca Artística y Monumental: o descripción de sus principales monumentos. Falcón Modesto. Establecimiento Tipográfico de Telesforo Oliva. Salamanca.
    • Política y Sociedad en Béjar durante el siglo XIX - Mariano Esteban de Vega, Mariano. Universidad de Salamanca.
    • Pagina Web del Senado. www.senado.es. Expediente personal del senador D. Telesforo Oliva de la Torre, por la provincia de Salamanca.
    • Catastro de Ensenada-Morata de Tajuña. Pieza 3, Libro de lo personal del estado seglar. Archivo Provincial de Toledo H-410 y 408.





 
 

jueves, 12 de agosto de 2021


Telesforo Oliva, impresor morateño, alcalde y senador por Salamanca

Telesforo Oliva de la Torre, nacido en Morata en 1810, ejerció  como alcalde de Salamanca y también como senador por la provincia salmantina en la legislatura de 1872. Licenciado en Derecho, regentó durante varías décadas una de las imprentas más importantes de la ciudad de Salamanca. También fue secretario de la Junta Provincial de Agricultura, Industria y Comercio y constructor inmobiliario.

En el archivo parroquial de la villa de Morata, en el libro de bautismos, figuraba la partida de nacimiento de Telesforo Oliva de la Torre. Esta partida de nacimiento, o mejor dicho, una copia certificada de la misma, consta en el archivo del Senado español, donde se registró en 1872, al ser elegido Telesforo Oliva senador por la provincia de Salamanca. En este certificado de la inscripción original se señalaba:
Telesforo, de Juan Oliva y de Severa de la Torre [Padres]
En la Iglesia Parroquial  de esta villa de Morata en seis de enero de mil ochocientos diez, yo, Don Benito Serrano, capellán de su Cabildo, con licencia del señor Cura propio bautice solemnemente a Telesforo que nació en cinco de enero, es hijo legítimo de Juan Oliva y Severa de la Torre, naturales  y vecinos de ella. Fue su madrina Tomasa Oliva, abuelos paternos Roque e Isabel García, maternos Diego y Francisca Cantarero. Y lo firmé=Don Benito Serrano= (…).
Ambos progenitores, su padre, Juan Oliva, y su madre, Severa de la Torre, eran originarios de Morata. Los abuelos paternos, Roque Oliva e Isabel García, también habían nacido en Morata. Por línea materna, Telesforo descendía de Diego de la Torre y Francisca Cantarero, también naturales de Morata según consta en diversos censos de la villa de Morata realizados durante el siglo XVIII.*
Desconocemos el momento en que Telesforo, que había estudiado Derecho, se traslada desde Morata a la ciudad de Salamanca. En la capital salmantina, el político morateño se casó con Isidora Martín González, con la que tuvo cuatro hijos, Vicente*, Telesforo, Irene e Isidra. Los cuatro hijos adoptaron el gentilicio Martin Blanco como segundo apellido.
Impresor y constructor
Antes de dedicarse a la política, el morateño Telesforo Oliva desarrolló una exitosa carrera empresarial como propietario y regente de una de las imprentas y librerías más importantes de la ciudad de Salamanca. La capital salmantina, como sede universitaria de gran prestigio, acogía a mediados del siglo XIX una importante actividad editorial, acorde con su destacada vida cultural y mercantil, y era también lugar se edición de numerosos periódicos y publicaciones de todo tipo que se imprimieron en la empresa tipográfica de Telesforo.
Por lo tanto, la imprenta de los Oliva Martín Blanco –ya que los hijos de Telesforo también se implicaron en la gestión de la empresa familiar-, no sólo atendía al negocio de la impresión de todo tipo de folletos ya que, además, también vendía y distribuía libros y periódicos que, en muchas ocasiones, se imprimían y editaban en las instalaciones que la familia poseía en la calle Rúa 23 –o 25, según las épocas-, una de las vías comerciales más importantes de la Salamanca decimonónica, próxima a la plaza Anaya y a la propia catedral salmantina.
La imprenta y librería fue adquirida por los Oliva Martín Blanco a otra familia salmantina, los Núñez, que había fundado la empresa en el siglo XVIII. (Curiosamente, en el año 1900, los Núñez volvieron a adquirir la imprenta a Vicente Oliva Martín Blanco, hijo de Telesforo, y mantuvieron la actividad durante buena parte del siglo XX). Con el paso de los años, a partir de los primeros años de gestión de Telesforo Oliva, la empresa tipográfica y librera  conoció varias denominaciones, desde Imprenta de Don Telesforo Oliva hasta Oliva y hermano**. A finales de siglo aparecía también la razón social Imprenta y Librería de Oliva o Establecimiento Tipográfico de Oliva.
La trayectoria empresarial de la imprenta de la familia Oliva se desarrolló, al menos, desde la década de los cuarenta del siglo XIX. En estos años, concretamente en 1848, la imprenta de Telesforo Oliva ya imprimía un opúsculo titulado Invitación de la fábrica de Béjar a las demás del reino sobre la defensa del sistema protector e impugnación del libre comercio, obra de Nicomedes Martín Mateos, Nicomedes (Hay que señalar que la familia Oliva, tenía intereses materiales en la industriosa ciudad de Béjar, al sur de la provincia de Salamanca).
En los talleres de los Oliva Martín Blanco también se imprimieron en estos años numerosas publicaciones oficiales como el Boletín Eclesiástico del Obispado de Salamanca, el Boletín de la primera enseñanza de la provincia de Salamanca y el Boletín Oficial de ventas de bienes nacionales de la provincia de Salamanca. La impresión y publicación de estos periódicos oficiales nos da idea de la red de contactos de Telesforo Oliva que, ya por esos años de mediados de siglo, estaba situado en el Ayuntamiento de Salamanca como síndico y donde, como veremos, llegaría a alcanzar la alcaldía durante algunos años previos a la revolución de 1868.
A la impresión de publicaciones oficiales se añadía también otra parte del negocio ligada a las publicaciones culturales y periodísticas que salían de los talleres de la calle de la Rúa. En este apartado aparecían publicaciones como El Centinela del Pueblo, periódico que se editaba tres veces a la semana o la Revista Salmantina, una publicación literaria de periodicidad semanal.
La Universidad de Salamanca también fue uno de los clientes más o menos regulares de Telesforo Oliva. En su imprenta llegaron a publicarse numerosos anuarios del centro universitario, así como discursos inaugurales y otras obras destacadas como la dedicada a Cristóbal Colon, publicada en el año 1867. En este libro, Álbum dedicado a Cristóbal Colón por los estudiantes de la Universidad de Salamanca, Telesforo Oliva, que en aquellos ya años ocupaba la alcaldía constitucional de la ciudad, también colaboró en la suscripción popular que permitió la edición del homenaje al descubridor. En el periódico El Pensamiento Español, del 29 de mayo de 1866 se informaba sobre esta iniciativa:
(…) Acaba de erigirse en Salamanca un recuerdo a Cristóbal Colon, colocando un pequeño busto y una inscripción, en (…), posesión que fue del convento de San Esteban de aquella ciudad, y punto donde Colon habitó algún tiempo antes del descubrimiento de América. En esta misma alquería le acompaño su protector el sabio y distinguido dominico Fray Diego de Deza. Con este motivo el claustro de la Universidad, el señor Obispo y el celoso alcalde D. Telesforo Oliva, en unión con el propietario de aquella finca, han cooperado a la idea de la publicación de un álbum escrito por los escolares de la Universidad y por algunos poetas de esta corte (…).
En la trayectoria editorial de Telesforo Oliva hay que destacar también una de las  publicaciones más emblemáticas que surgieron de sus talleres: Salamanca Artística y Monumental: o descripción de sus principales monumentos, un trabajo de Modesto Falcón, académico de San Fernando y catedrático en la Facultad de Derecho de Salamanca, que se editó por primera vez en 1867 y que, periódicamente, aún se vuelve a reeditar en ediciones facsímiles.

Guía arquitectónica de Salamanca editada en la imprenta de Telesforo Oliva en 1867

No podemos tampoco dejar de citar una de las publicaciones más características de la empresa editora de la familia Oliva, los calendarios anuales. Esta publicación, muy popular entre el público en esos años ya que incluía, entre otras informaciones, los pronósticos meteorológicos para el año, se editaba en exclusiva para la provincia de Salamanca con una concesión real en los talleres de la calle de la Rúa salmantina. El tirón popular de estos calendarios facilitó la aparición de falsificaciones que trataban de  saltarse la exclusividad que disfrutaban los Oliva.
Para terminar el repaso a las actividades profesionales y empresariales de Telesforo Oliva no podemos olvidarnos de su faceta como promotor y constructor de viviendas en la capital salmantina. La más importante de estas actuaciones, o al menos la que tuvo más repercusión en el trazado urbano de Salamanca, fue la adquisición por parte de Telesforo del solar y los últimos restos arquitectónicos del antiguo convento de San Agustín, destruido durante la guerra de la Independencia. En este espacio, en el que un equipo arqueológico realizó prospecciones para recuperar los restos de Fray Luis de León,  Telesforo Oliva construyó dos hileras de casas entre las calles denominadas de Balmes y Oliva, topónimo este último con el que llegó a conocerse el barrio. En la obra Salamanca artística y monumental, editada por el propio Telesforo cuando ya ocupaba la alcaldía de Salamanca se trataba sobre este espacio de la ciudad:
(…) Últimamente estaban restaurándolo [el convento de San Agustín] en 1834 cuando decretada la supresión de las comunidades religiosas, quedó desierto y le cupo la triste suerte de ser de los primeros que se vendieron. Declarados ruinosos sus muros, el Gobierno mandó derribar la fábrica, aprovechó parte de sus materiales y vendió en pública subasta el solar, ya informe y descarnado  (…).
En el mismo texto aparece la referencia a la actividad constructora de Telesforo Oliva:
(…) Donde antes existió el convento de Agustinos, el dueño de sus despojos Don
Telesforo Oliva, ha levantado recientemente dos líneas de casas y abierto una espaciosa calle, hermoseando aquel alegre sitio y haciendo desaparecer de él los escombros que le afeaban (…).
En paralelo a estas actividades empresariales y comerciales, Telesforo Oliva desarrolló su carrera política, primero en el ámbito local y provincial y, posteriormente, a nivel nacional. De esta faceta, nos ocuparemos en la próxima entrega del blog.



*En el censo vecinal realizado en el año 1751 coincidiendo con las averiguaciones del Catastro de Ensenada aparecen varias referencias a los antepasados de Telesforo Oliva de la Torre en Morata. Especialmente nos interesan los siguientes:
    • Hilario Oliva, de edad de veinte y seis años, de ejercicio jornalero. Casado con María López Páez, de veinte y seis. Su familia: Hijo: Roque, de cuatro años. Ídem: Gregorio, de año y medio.
    • Manuel García, de edad de cuarenta y cinco años, de ejercicio labrador. Casado con Manuela Blanco, de cuarenta años. Su familia: Hijo labrador: Alphonso, de diez y ocho años. Ídem: Manuel, de trece. Ídem: María, de nueve. Ídem: Agustina, de diez meses.
    • Diego de la Torre, de veinte y seis años, de oficio jornalero. Casado con Francisca Cantarero, de veinte años. Su familia: Hijo: Juan, de año y medio.


** Vicente Oliva Martín Blanco, segundo hijo varón de Telesforo, nacido en 1837, ejerció la abogacía después de licenciarse en Derecho Civil y Canónico por la Universidad de Salamanca (1856). Posteriormente se doctoró en la Universidad Central  de Madrid (1861). En 1868 se licenció en Derecho Administrativo por la Universidad de Salamanca y alcanzó el doctorado en esta especialidad en 1870. Por vía matrimonial fue propietario de un amplio patrimonio y también se dedicó a administrar la imprenta familiar junto a su hermano Telesforo. Desde 1872 hasta 1886 ejerció como concejal del Ayuntamiento de Salamanca y diputado provincial y entre 1883 y 1886 como presidente de la Diputación Provincial. Entre 1886 y 1894 ocupó el cargo de senador por la provincia de Salamanca, con una curiosa trayectoria que le llevó desde el Partido Liberal de Sagasta hasta el Partido Conservador de Cánovas del Castillo para regresar a las filas liberales en 1893.


*** Ambos hermanos heredaron la parte de la empresa editorial, librería y de impresión al morir su madre en el año 1859. A partir de 1868 su padre les cedió también sus propiedades relacionadas con el negocio. Fue en este momento cuando crearon la empresa Oliva y Hermanos que gestionó las empresas familiares hasta 1872, año en que se disolvió, quedando al frente de la misma Vicente.


Fuentes y bibliografía:
    • Periódicos citados en el texto.
    • Segunda campaña de Excavación del botánico 2001, avance de conclusiones.  Muñoz García, Miguel Ángel; Jiménez González, Manuel Carlos; Gutiérrez Millán, María Eva. Salamanca, revista de Estudios. Nº 48. Ediciones de la Diputación de Salamanca 2002.
    • Salamanca Artística y Monumental: o descripción de sus principales monumentos. Falcón Modesto. Establecimiento Tipográfico de Telesforo Oliva. Salamanca.
    • Política y Sociedad en Béjar durante el siglo XIX - Mariano Esteban de Vega, Mariano. Universidad de Salamanca.
    • Pagina Web del Senado. www.senado.es. Expediente personal del senador D. Telesforo Oliva de la Torre, por la provincia de Salamanca.
    • Catastro de Ensenada-Morata de Tajuña. Pieza 3, Libro de lo personal del estado seglar. Archivo Provincial de Toledo H-410 y 408.


jueves, 5 de agosto de 2021

 

El cultivo de la remolacha en la vega del Tajuña y la azucarera (Epílogo)

Causas de la desaparición de la remolacha en los regadíos del Tajuña

En 1972 la compañía azucarera Ebro cerró su fábrica de La Poveda. Este cierre de una factoría ya escasamente competitiva, la escasa productividad de unas tierras agotadas tras décadas de cultivo y el éxodo rural hacia otros sectores económicos pusieron el punto y final a la presencia de la remolacha en la vega del Tajuña.


A partir de la década de los sesenta del pasado siglo comenzó el declive de la remolacha en la vega del Tajuña. Las cifras de producción y de hectáreas cultivadas no dejaron de disminuir hasta llegar a la total desaparición de su cultivo que fue definitiva cuando, en 1972, la empresa azucarera Ebro cerró sus instalaciones en La Poveda.

Naturalmente, el cierre de la azucarera del barrio argandeño fue determinante en el final de un cultivo que marcó el trabajo agrícola en todos los pueblos ribereños del Tajuña durante cerca de setenta años. Pero este cese de la actividad coincidió, también, con otras circunstancias que se sumaron a la decisión empresarial. Para que se produjera el cierre de la azucarera confluyeron varios factores pero ninguno tan determinante como la falta de competitividad de unas instalaciones que, en su momento, fueron modélicas pero que, a esas alturas del siglo, habían dejado de ser rentables frente a otras factorías distribuidas por el territorio nacional que, además, también se beneficiaban de que se surtían de remolacha cultivada en terrenos que por sus características de riego y de extensión de las parcelas más productivos .

Concretamente, el cierre de la fábrica de La Poveda coincidió con la apertura y puesta en funcionamiento de la fábrica de Ciudad Real, en una zona virgen hasta entonces para el cultivo remolachero pero en el que se aprovechaba su potencial para una agricultura intensiva que no podía practicarse en el minifundio de la vega del Tajuña ni tampoco en la del Jarama .

En este sentido, Prisciliano Losada Martínez, productor de remolacha y miembro de los servicios técnicos de COAG coordinadora agraria de Castilla y León, en un trabajo titulado La Remolacha y el azúcar, en el que analizaba el estado de la producción remolachera y azucarera a partir de la entrada en las instituciones europeas y la puesta en prácticas de las políticas agrícolas comunitarias, calificaba a la remolacha en ese texto con el curioso calificativo de cultivo trashumante. Este término hacia referencia a las características propias de una planta industrial muy exigente en cuanto a nutrientes para su cultivo y que obligaba, y de eso sabían bien los agricultores ribereños, a una continua rotación de los terrenos de siembra para conseguir cosechas rentables económicamente.

Pese a esta rotación, décadas continuadas de cultivo de la remolacha en unos terrenos de regadío que no dejaban de ser limitados en extensión, afectaron a la productividad debido a las dificultades de rotación en las explotaciones de pequeñas dimensiones que caracterizaban a la vega del Tajuña (En la vega del Jarama las parcelas siempre fueron, y son, sensiblemente más extensas, pero el problema de la rotación y el cansancio de las parcelas por el cultivo continuado de remolacha también les afectó).

Este fenómeno de escasa rotación en el cultivo y descenso de la producción no sólo afecto a nuestra comarca y a la provincia de Madrid y a la de Toledo enen particular. Zonas tradicionalmente remolacheras como Aragón y Navarra soportaron más o menos los mismos problemas en los años en que se cerraron las azucareras de La Poveda y Aranjuez: las provincias de Zaragoza y Teruel, que en los años previos a la guerra civil y en las décadas de los cuarenta cincuenta se encontraban entre las mayores productoras de remolacha, también asistieron al cierre de sus azucareras y vieron como este cultivo y la producción de azúcar se concentraban en la región de Castilla-León, en la emergente zona de Castilla La Mancha y en el territorio situado en torno a la provincia de Cádiz y la localidad de Jerez de la Frontera.

Abandono del campo y cierre del ferrocarril

A estos problemas estructurales del sector azucarero que se manifestaron en toda España y que, como hemos señalado, llevaron a calificar al cultivo de la remolacha como cultivo trashumante, las localidades de la vega baja del Tajuña se encontraron con otros condicionantes económicos y sociológicos que aceleraron la desaparición de la remolacha de los regadíos alimentados por las aguas del Tajuña.

En los años sesenta, cuando según los datos de hectáreas dedicadas a la remolacha y producción anual que incluimos en esta entrada* comenzaban a declinar, en paralelo comenzaba un proceso irreversible de abandono del campo de amplias capas de la población que encontraron en otros sectores, como la construcción o los emergentes polígonos industriales de Arganda y Aranjuez, unas expectativas económicas que el trabajo en la agricultura ya no era capaz de generar, tanto entre los jornaleros del campo como entre los pequeños propietarios que constituían la gran mayoría del sector dedicado al cultivo remolachero desde los primeros años del siglo XX.


Ferrocarril del Tajuña en 1916 (Archivo Regional de Madrid)

La remolacha, como ya hemos visto en semanas anteriores, exigía mucha mano de obra para sacar adelante un cultivo que se desarrollaba en las pequeñas y escasamente productivas parcelas que caracterizan a los regadíos del Bajo Tajuña. Esa mano de obra cada año era más escasa y, una razón más en contra del cultivo remolachero, la escasa capitalización de las explotaciones familiares no permitía una mecanización de difícil implantación en unas parcelas pequeñas y agotadas por la escasa rotación.

Frente a las nuevas tierras de regadío que empezaban a producir en los primeros años de la década de los setenta del pasado siglo en la provincia de Ciudad Real**, utilizando aguas subterráneas del acuífero en unas tierras vírgenes para la remolacha, en las riberas del Tajuña, exprimidas por décadas de cultivo remolachero, aún se mantenían las técnicas manuales que eran válidas en los primeros años del siglo, cuando no faltaba la mano de obra, pero se habían vuelto totalmente obsoletas a estas alturas de los años setenta, cuando otros cultivos como el maíz ocuparon el lugar de la planta productora de azúcar.

Por último, queremos destacar cómo el cultivo de la remolacha en las riberas del Tajuña vivió una trayectoria paralela al ferrocarril, tanto en sus comienzos como en su desarrollo y declive final. Tanto es así que resulta difícil entender el cultivo de la remolacha, y sobre todo su transporte, sin asociarlo al tren y a la actividad frenética que se generaba en todas las estaciones del Ferrocarril del Tajuña cuando llegaban los meses de invierno y los días de la cosecha anual y su transporte a la azucarera.

Esta asociación ferrocarril-azucarera, que en el caso de la vega del Jarama favoreció, incluso, la construcción exprofeso de un ferrocarril industrial que también dejó de tener sentido con el cierre de la factoria de La Poveda, propició la utilización de vagones de carga especiales para la remolacha, la construcción de básculas en las estaciones y la contratación de personal para cubrir cada campaña. Tan importante fue para el ferrocarril la remolacha, y viceversa, que la compañía ferroviaria aún pudo mantener la actividad –completada eso sí con el transporte de mineral a la cementera de Vicálvaro- varios años desde que se cerró el servicio de viajeros en 1953. Aún así, los últimos años, ya a mediados de la década de los sesenta, el Ferrocarril del Tajuña dejó de viajar hasta la azucarera con sus vagones repletos de remolacha. Fue el comienzo del final que se materializó en 1972 con la última campaña remolachera, cuando ya el cultivo era muy mermado y había descendido la importancia que llegó a tener en todas las localidades de la vega del Tajuña.




*Remolacha, hectáreas en cultivo, producción anual en toneladas-Provincia de Madrid

Año  Ha.            Qm.

1933 2.191     657.300

1934 2.405     793.650

1935 2.300     621.000

1936

1937

1938

1939 60          15.000

1940 1.859     464.750

1941

1942

1943 1.820     325.780

1944 1.117     301.590

1945 654        156.960

1946 1.100     330.000

1947 658        205.296

1948 1.912     571.688

1949 2.499     324.000

1950 2.215     420.850

1951 2.500     875.000

1952 6.000     1.800.000

1953 4.000     1.200.000

1954 2.350     493.500

1955 2.970     653.400

1956 2.645     621.575

1957

1958 3.130    829.450

1959 3000     825.000

1960

1961 4.100    1.107.000

1962 4.800    1.056.000

1963 1.900    627.000

1964 1.850    499.500

1965

1966 2.350     634.500

1967 1.550     308.777

1968 1.060     286.200

1969

1970 1.120      285.600

1971 1.040     311.270

1972 1.060     286.620

De acuerdo con estos datos, se puede apreciar como a partir del año 1962 la provincia de Madrid ya no superó en ninguna campaña la cifra de un millón de toneladas, cifra muy habitual en los años 50, con un récord absoluto en el año 1952 en el que se alcanzaron 1.800.000 toneladas producidas en 6.000 hectáreas, cantidad muy superior a la del año 1972, última campaña antes del cierre de la azucarera de La Poveda, y en la que sólo se sembraron 1.060 hectáreas en toda la provincia de Madrid , con una producción de 286.620 toneladas.

Fuente: Anuario de Estadística Agraria- MAPA

** Curiosamente, la provincia de Ciudad Real, que ocupó el lugar de Madrid y Toledo en la zona centro del territorio español como productora de remolacha también vivió el declive de este cultivo cuando en el año 2006 se cerró la factoría de la capital, también propiedad de Ebro, debido a las limitaciones de producción que se impusieron por la Política Agraria Común y a unas prácticas agrícolas que estaban lastradas por los gastos derivados de los regadíos. De nuevo, como en los setenta, la remolacha se comportaba como un cultivo trashumante y abandonaba una comarca o provincia en busca de terrenos más productivos y favorables.



Fuentes y bibliografía:

  • Periódicos citados en el texto.

  • Álbum de La Poveda. 1900-200 La Poveda Centenario. Colección Archivo Municipal de Arganda.

  • La economía española y la articulación de su mercado (1890-1914): Los orígenes de la vía nacionalista del capitalismo español. Memoria presentada para optar al grado de doctor por Juan Martín Fernández. Facultad de CC Políticas y Sociología. Departamento de Economía Aplicada V. Madrid, 2002.

  • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid. Abela, Eduardo y Castro, Carlos A de. Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau y Cia. Madrid, 1876.

  • Instrucciones para el cultivo de la remolacha azucarera en regadío. Quintanilla Guillermo. Hojas divulgativas. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1932

  • Memoria sobre la remolacha azucarera. Estación Agronómica del instituto Agrícola de Alfonso XII. Ministerio de Fomento. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1911.

  • El Ochocientos. De las profundidades a las altura. Tomo II. Manuel Silva Suárez, editor. Real Academia de Ingeniería. Institución Fernando El Católico. Prensa de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza.

  • El trabajo infantil en España 1700-1950. Aprender trabajando. La actividad de niñas y niños en tierras de regadío. (La vega del Tajuña a comienzos del siglo XX). Borras Llop, José María. Universidad Complutense.

  • Memoria que comprende los trabajos reunidos, trabajos practicados y proyecto de Ley formulados por la comisión para el estudio de la concentración parcelaria. Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio del Ministerio de Fomento. Imprenta de los hijos de M. G. Hernández. Madrid, 1908.

  • Anuario 1929. Fondo documental del Instituto Nacional de Estadística.

  • La agricultura española en la era de la globalización. Capítulo IX-La remolacha y el azúcar. Losada Martínez, Prisciliano. Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Madrid, 2006