jueves, 25 de agosto de 2022

 

Molinos y aceñas en la vega baja del Tajuña (VIII)

El molino de La Aceña, el molino de La Puente y el molino de El Salido, tres molinos desaparecidos en el término de Morata

Hemos visto en las últimas semanas la riqueza molinar del río Tajuña y cómo sus riberas, desde su nacimiento en Maranchón (Guadalajara), han estado históricamente jalonadas por decenas de molinos, muchos de ellos localizados en los municipios madrileños por los que discurre el río hasta su desembocadura en Titulcia. Particularmente nos hemos detenido, con más detalle, en los tres molinos morateños de los que contábamos con más documentación: el molino o batán de El Taray, el molino de Arriba o del Vínculo (molino Hundido) y el molino de Angulo (o de la Huerta de la Vega o de Abajo), actualmente sede del Museo de la Molinería. En la entrega de hoy vamos a tratar sobre tres molinos morateños, desaparecidos hace siglos, que dejaron poco rastro documental pero que, en su momento, también se aprovecharon de las aguas del Tajuña para los trabajos de molienda de los granos de cereal.


No han sido pocos los autores que han destacado en sus obras la riqueza hidráulica del Tajuña, particularmente en su último tramo o vega baja, donde un entramado de caces y reguerones distribuían sus aguas hacia las tierras de cultivo. Al mismo tiempo, sus molinos también eran característicos en un río cuyas aguas, A. Camón, no dudó en calificar en 1872 como (…) las mejor aprovechadas de esta provincia de Madrid, ya en el riego, ya como fuerza motriz (…). (Aprovechamiento de las aguas de los ríos de la provincia de Madrid. Revista de Obras Públicas).

F. Arroyo Illera también ha destacado el sistema de aprovechamiento del río Tajuña y su densa red de acequias de riego y de canales para abastecimiento de molinos -y de pequeñas centrales hidroeléctricas en el siglo XX-, a partir de modestos azudes y represas sobre el cauce principal del río, constituyen la infraestructura de un sofisticado sistema de regadío tradicional (…). (Los molinos del Tajo en el siglo XVI según las relaciones topográficas de Felipe II).

Este sofisticada red de infraestructuras hidráulicas para el aprovechamiento de las aguas del Tajuña han dejado un rastro arquitectónico de edificios mejor o peor conservados, también restos derruidos de aquellos molinos que no llegaron a superar el paso del tiempo o de la desidia de sus propietarios y, por último, hasta nosotros han llegado más o menos precisas, noticias de aquellos de los que ya solo queda el mínimo recuerdo de su existencia y de que algún día alguien puso en movimiento sus piedras para moler el cereal. En Morata, tenemos tres ejemplos de estos molinos desaparecidos hace ya siglos: el molino de la Aceña, el molino de La Puente y el Molinillo.

Molino de la Aceña

En realidad esta denominación de molino de la Aceña no deja de ser un tipo específico de molino hidráulico que, aunque para su funcionamiento se aprovecha también de una corriente de agua, se diferencia del molino de rodezno, los más habituales y sobre los que hemos estado tratando en las últimas semanas, en la orientación del eje que transmite el movimiento a las piedras molederas.

Estas aceñas, o molinos de eje horizontal, tienen sus antecedentes más inmediatos en un diseño de molino similar empleado ya por los romanos. Posteriormente, también los visigodos se aprovecharon de estos molinos de eje horizontal para aprovechar las aguas en la molienda de cereales.

Según José Luis García Grinda, autor del libro Recuperación de los molinos del Tajuña, obra fundamental que ya hemos citado repetidas en repetidas ocasiones, este tipo de molino de rueda vertical y eje horizontal se desarrolló, sobre todo, con la llegada de los árabes a la península, aunque ya hemos señalado que se conocen mecanismos similares con los visigodos y con los romanos.

Son los romanos, según García Grinda, quienes desarrollan este molino de eje horizontal y rodete vertical situado directamente sobre la corriente del río. Es pues la corriente del cauce principal del río la que mueve la rueda característica de las aceñas, termino derivado del árabe as-saniya, que transmite la fuerza a un eje horizontal y un engranaje que, a su vez, pone en movimiento las piedras molederas.

Al tratarse de un tipo de molino que se situaba directamente sobre el cauce, sin el caz de derivación propio de los molinos de rodezno, aunque también exigían la construcción de una presa para garantizar el nivel del agua, su funcionamiento estaba directamente condicionado por el caudal del río e impedía, al no existir posibilidad de almacenar el agua, la posibilidad de funcionar en épocas de sequía. Por otra parte, la propia disposición de la rueda en el cauce del río exigía para su construcción una potente obra de fábrica que resistiera, en su caso, las fuertes avenidas que podían producirse periódicamente.

José Roldán Cañas, autor de una conferencia sobre Molinos, norias y batanes en la península Ibérica durante la Edad Media, señala que existen dos tipos de molinos de aceña:

(…) por un lado, se encuentran las aceñas de rueda vitrubiana, que disponen de paletas planas dispuestas radialmente y necesitan de engranajes para poder hacer girar la piedra corredera del molino; y, por otro lado, las ruedas provistas de cangilones en las que el peso del agua al llenarlos hace girar la rueda. Las primeras son mejores para moler grano aunque requieren de un gran caudal de agua y su rendimiento es escaso. Las segundas son lentas para moler el grano aunque muy útiles para captar agua, elevarla y distribuirla para otros fines como el riego.

La documentación sobre estos ingenios hidráulicos muestra que su propiedad estaba casi siempre ligada al poder real o a la iglesia, siendo menos frecuente la propiedad nobiliaria o concejil más propia, como vimos en anteriores entregas, del tradicional molino de rodezno, mucho más extendido por toda la península y, desde luego, en el río Tajuña y en su vega baja. Es por tanto natural que, por las características de su funcionamiento, sean escasas las referencias a las aceñas en la comarca de la vega baja del Tajuña. García Grinda cita un solo ejemplo en Orusco, la Aceña Real, propiedad del arzobispo toledano y reconvertida en batán.

En Morata contamos con la presa de La Aceña, denominación que nos remite a un antiguo molino de eje horizontal, que se situaría junto al azud, aún existente del que parte el caz del Monte, y que resultaba imprescindible para garantizar el nivel del agua que movería su rueda vertical. Se trataría por tanto de un molino desaparecido que, a falta de mayor documentación, habría dejado de funcionar incluso en periodos históricos anteriores a la existencia de otros molinos como el de El Taray y el molino de Abajo, molinos entre los que se situaría este molino de La Aceña.

Otro indicio sobre su existencia lo encontramos en el entorno de la propia presa de la Aceña donde aún se pueden apreciar los restos de la fábrica que sustentaba el mecanismo de la rueda vertical que movía las aguas del Tajuña, según cita Jesús Antonio de la Torre Briceño en su libro Historia de la villa de Morata de Tajuña.

Aparte de estos restos de la antigua aceña construida junto al cauce del río Tajuña, es la toponimia la que nos da fe de la existencia de este viejo molino que, quizá por la ausencia de grandes caudales en el Tajuña, no llegó a prolongar su funcionamiento en el tiempo como sí sucedió con el resto de molinos de rodezno del término municipal de los que ya hemos tratado. Así, cuando se revisa documentación de ese paraje del término de Morata aparecen topónimos como camino de La Ceña o La Aceña, vereda de La Aceña, vadillo de La Aceña, caz de La Ceña, canal de La Aceña, reguerón de La Aceña o carril de La Aceña o Las Ceñas, denominaciones que representan el último vestigio de este molino morateño desaparecido.

Molino de La Puente

Las reseñas históricas sobre este molino morateño, también desaparecido como el molino de La Aceña, son tan escasas que sólo hemos encontrado una referencia escrita en la documentación histórica, relativamente reciente (siglo XVII) y, a la vez, muy fiable. Se trata de un documento, que ya hemos citado y que recoge el inventario de los bienes de Diego Mexía Felípez de Guzmán, I marqués de Leganés, a su muerte en el año 1655. En este legajo, conservado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, se citan el molino de El Taray y el molino Nuevo o de la Huerta de la Vega como parte integrante del patrimonio en la villa de Morata del titular de su señorío y, además:

(…) Más dos partes del molino de la puente. (Inventario de las posesiones del marqués de Leganés. AHPM t. 6267 f.425r-759v.)

Esta escueta cita confirma la existencia del molino en el año 1655 y la pertenencia, de dos partes del mismo, al propio marqués de Leganés. Queda por determinar quién o quiénes eran los propietarios de las restantes partes del molino, cuándo dejó de funcionar y, sobre todo, donde estaba localizado.

Sobre la propiedad compartida del molino de La Puente se trataría de una situación que ya hemos visto en todos los molinos documentados en Morata: tanto el molino de El Taray, como el molino de Arriba y el molino de Abajo o de la Huerta de la Vega, compartieron la circunstancia de pertenecer a más de un propietario, al menos hasta que el primero y el tercero fueron adquiridos en su totalidad por el marques de Leganés.

Respecto al momento en que este molino de La Puente dejó de moler parece claro que hay que situarlo en el periodo de tiempo comprendido entre el año 1655, cuando se realiza el inventario posmorten de los bienes del marqués de Leganés y el año en que se elabora el Catastro de Ensenada en Morata (1751). El hecho de que la Casa de Leganés reuniera la propiedad de ambos molinos, compartida en el caso del molino de La Puente, puede inducir a pensar que el titular del señorío decidiera, en una fecha situada entre las dos que hemos citado anteriormente, prescindir de este molino quizá para aprovechar mejor las aguas regulares no siempre abundantes del Tajuña en un solo ingenio molinar situado aguas abajo del citado molino de la Puente.

Y es que la última incógnita referente a este molino, la que hace referencia a su localización en el cauce del Tajuña, todos los indicios apuntan, por su propia denominación de La Puente a que estaría situado en el entorno o junto al único puente que, en ese periodo histórico salvaba el cauce del Tajuña en el término de Morata. En efecto, ese puente, que hoy conocemos como Puente Grande, era la única conexión para comunicarse con los pueblos vecinos de Valdelaguna y Chinchón. En un texto que hace referencia al itinerario que siguió Hernando de Colón para viajar desde Chinchón a Morata a comienzos del siglo XVI podemos leer:

(…) Partí de Chinchón para Morata que hay una legua grande de cerros valles y todo de atochares, y todo como cuesta abajo siempre, salvo la postrera media legua pequeña, que es llana y de vega de panes, y por la mano derecha quedan siempre cerros altos, y en llegando a Morata pasan a un río dicho Taxuña por puente que corre a la mano izquierda (…). Este texto, incluido en la obra Descripción y Geografía de España, describe el itinerario seguido por el antiguo camino de Morata a Chinchón que, tras atravesar el Tajuña por ese único puente, seguía la falda de los montes en los parajes de La Cárcel, Valpeñosillo y El Fraile antes salir del término de Morata y ascender al altiplano de Chinchón. Además, a poca distancia de ese puente y aguas arriba, nos encontramos con otro elemento imprescindible para un molino: una presa o azud, en esta caso varias, en lo que hoy conocemos como Los Presillos que retuviera el agua y lo dirigiera al propio molino.

Por ultimo, también la toponimia morateña, como en otras ocasiones, nos ofrece pistas sobre este molino desaparecido ya que en ese entorno los parajes en la documentación antigua aparecen con la denominación de entremolinos o entre los molinos, ya que efectivamente, esas tierras ocupaban el tramo de vega situado entre el molino de La Puente y el de la Huerta de la Vega o de Abajo.

Vista aérea del paraje de el Puente Grande 1975 (madrid.org/nomecalles)

El molinillo o molino de El Salido

En este repaso a los molinos morateños desaparecidos aparece un último elemento también ligado a la propiedad del marqués de Leganés, posteriormente de los condes de Altamira. Se trata de El Molinillo, una construcción de la que hemos encontrado una referencia documental que aparece en un legajo que ya hemos citado reiteradamente: el inventario redactado a la muerte en 1655 del I marqués de Leganés. En este caso, tras enumerar el molino de El Taray, el Molino de la Puente y el molino Nuevo, aparece este último molino:

(…) El sitio del molino del salido (…)

La inclusión de este término, identifica sin lugar a dudas la localización del mismo en la presa de El Salido, donde toma las aguas las aguas del Tajuña el caz de la Aldea. La existencia de un molino, o molinillo como también aparece denominado, en este paraje vuelve a plantear un asunto recurrente cuando tratamos de estos ingenios hidráulicos: el problema que se planteaba con la construcción de molinos con poca distancia de separación entre uno y otro. En este caso, la presa de El Salido está construida a muy poca distancia, aguas abajo, del canal que devuelve al Tajuña las aguas que mueven las piedras del Molino de Abajo o de Angulo lo que nos puede indicar que no siempre disponía de agua.

En cualquier caso, por la propia descripción que aparece en el inventario del I marqués de Leganés, parece claro que el molino, en ese año de 1655, únicamente era un sitio en el que en algún momento precedente había existido un molino o molinillo del que ya sólo se conservaba el nombre. Para apuntalar esta idea, recurrimos otra vez a la toponimia morateña que, como en casos anteriores, describe la relación de este paraje con la existencia de un molinillo que aparece en la descripción de varias fincas de regadío propiedad del conde de Altamira en las que aparece la denominación de molinillo y también molino caído. Un buen ejemplo de esta toponimia relacionada con el molinillo es una tierra que se describe así:

(…) Otra tierra entre las dos Aguas de una fanega y dos celemines de mediana calidad, linde por el oriente tierra del Cabildo de la Iglesia de esta Villa, por el norte vereda que va a la Huerta de la Sancha, por el poniente tierra de S E y por el mediodía caz del Molinillo caído.

Estos tres molinos, pese a la escasa documentación existente y también de la práctica ausencia de restos arquitectónicos, a falta de la prospecciones arqueológicas, forman parte de este patrimonio molinar que cuenta con los seis elementos que hemos analizado en estas entregas del blog, aunque parece difícil que en algún momento histórico todos ellos llegaran a funcionar simultáneamente.


Fuentes y documentación:

  • Regadíos y molinos en la vega del Tajuña (siglos XII-XIII): del control comunitario al dominio señorial. Martín Viso, Iñaki. Universidad de Salamanca. En Agua y sistemas hidráulicos en la Edad Media Hispana. C. Segura coord. Madrid.

  • Castillos, poder feudal y reorganización espacial en la Transierra madrileña (siglos XII-XIII). Martín Viso, Iñaki. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H. Medieval, t. 13, 2000.

  • Los hospitalarios y la nobleza castellano leonesa (siglos XII-XIII). Barquero Goñi, Carlos. Universidad Autónoma de Madrid.

  • Orígenes de la Orden del Hospital en el reino de Toledo (1144-1214). Rodríguez Picavea, Enrique. Espacio, tiempo y forma. Serie III Historia Medieval. UNED, 2002.

  • Recuperación de los molinos del Tajuña. García Grinda, José Luis. Comunidad de Madrid, Consejería de Política Territorial. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla. Colmenares, Diego de. Madrid, 1637.

  • Libro de privilegios de la orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (siglos XII.XIV). Ayala Martínez, Carlos de. Editorial Complutense. Madrid, 1995.

  • Molinos y aceñas en los fueros del sur del Tajo. Val Valdivieso, Isabel del. Universidad de Valladolid. En El Historiador y la sociedad, Homenaje al profesor José María Mínguez. Cruz Díaz, Pablo de la; Corral, Fernando Luis; Martín Viso, Iñaki. Ediciones de la Universidad de Salamanca. Salamanca, 2013.

  • Las ordenanzas de Alcalá de Henares, ratificadas por Felipe II en 1592. Anales Complutenses. Volumen XXIV. Institución de Estudios Complutenses. Alcalá de Henares, 2012.

  • Los pergaminos del Archivo Municipal de Alcalá de Henares: la Carpeta I. Sáez, Carlos. Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1990.

  • El Fuero Nuevo de Alcalá (Edición). Pérez-Bustamante, Rogelio. Catedrático de historia del Derecho. Universidad Complutense.

  • Notas sobre molinos en los fueros de la provincia de Guadalajara. López de los Mozos, José Ramón. Revista Molinum, nº 30. Asociación para la conservación y Estudios de los Molinos. Enero-febrero, 2012.

  • Agua e industria en la segunda mitad del siglo XVI: los molinos harineros de la Meseta Sur. Vela Santamaría, Francisco Javier. Instituto Universitario de Historia Simancas. Mayo de 2009.

  • Los antiguos molinos harineros madrileños. Peris Barrio, Alejandro. Revista de Folklore. II época, nº 347. Obra social y cultural de Caja España. Valladolid, 1980.

  • Felipe II y el Tajo. López Gómez, Antonio, Arroyo Illera, Fernando, Camero Bullón, Concepción. Departamento de Geografía (Universidad Autónoma de Madrid).

  • Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madoz, Pascual. Imprenta P. Madoz y L. Sagasti. Madrid, 1846-1850.

  • Acuerdos para construir un molino, plantar álamos y árboles frutales y otros acuerdos referentes a la Compañía de Jesús. Fondo Pleno. A101.00. Ayuntamiento de Arganda del rey. Archivo de la Ciudad.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H. 408 y  H. 410.

  • Portal de Archivos españoles (PARES). Catastro de Ensenada. Buscador de localidades. Respuestas Generales.

  • La Capilla de los del Campo en la Parroquia de la Trinidad de Segovia. Marques de Lozoya. Boletín de la sociedad Española de Excursiones. Arte, Arqueología, Historia. Año XXXVI. Cuarto trimestre. Madrid, diciembre de 1928.

  • Anales del teatro español correspondientes a los años 1581 a 1625. Díaz de Escobar, Narciso. Imprenta Helénica. Madrid, 1913.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Tomo 5993, fol. 525r-556v.

  • Noticias genealógicas del linaje de Segovia continuadas por espacio de seiscientos años. Román y Cárdenas, Juan.

  • Ejecutoria del pleito litigado por García de Guzmán Herrera, vecino de Alcalá de Henares, con Antón de Cáceres, vecino de Segovia. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 641, 10.

  • Ejecutoria del pleito de Juan Arias Dávila, conde de Puñonrostro, García González, de Morata, y Guzmán de Herrera de Alcalá de Henares por el aprovechamiento de un molino de propiedad compartida por los litigantes. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles, Fernando Alonso (F) Caja 571, 1.

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos.

  • Morata de Tajuña. Biblioteca de la provincia Tomo duodécimo. Arribas, Juan Diego. Excelentísima Diputación Provincial de Madrid. Madrid, 1891.

  • Anuario-Almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. Madrid, ediciones de 1879 y 1886.

  • Anuario Ribera. Madrid, ediciones de 190, 1904,1905 y 1908.

  • Inventario de las posesiones del marqués de Leganés, 22 de febrero de 1655 AHPM t,6267 f.425r-759v.

  • Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Arroyo Martín, Francisco. Tesis doctoral. Universidad Carlos III. Departamento de Humanidades, Geografía y Arte. Getafe, mayo de 2012.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid 1.1.1.1763.001. T.0005993.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C. 275,D.161-401.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C. 274,D. 22.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C.89,D.120-347).

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.

  • CAMÓN, Á. (1872): “Aprovechamiento de las aguas de los ríos de la provincia de Madrid”. Revista de Obras Públicas, tomo I, nº 8.

  • Molinos, norias y batanes en la península Ibérica durante la Edad Media. Roldán Cañas, José. Discurso pronunciado en la clausura del año académico 2015-16. Boletín de la Real Academia de Córdoba. (2016).

  • (Descripción y cosmografía de España. Colón, Hernando de. Boletín de la Real Sociedad Geográfica. Tomo L. imprenta de Eduardo Arias. Madrid, 1908.

  • Testimonios personales de Concepción Loriente García y José Sánchez-Bravo García-Oliva.

  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.



jueves, 18 de agosto de 2022

 

Molinos y aceñas en la vega baja del Tajuña (VII)

El conde de Altamira vendió en 1821 el molino al comerciante madrileño Ramón de Angulo

En septiembre de 2002, una vez restaurado el antiguo molino, se inauguró el Museo de la Molinería


El molino de Angulo permaneció en el patrimonio de los titulares del señorío de Morata durante 180 años. Tras su adquisición por parte de la Casa de Leganés, pasó a los condes de Altamira que lo vendieron al comerciante madrileño Ramón de Angulo en 1821. Sucesivas reformas permitieron que el molino llegara al siglo XX a pleno rendimiento. Además, durante varios años en sus instalaciones, además de la molienda, se generó energía eléctrica. En torno a 1970 el molino ya no prestaba servicio externo. Tras unos años de abandono, fue adquirido por el Ayuntamiento de Morata. Tras una cuidada y respetuosa restauración, el molino de Angulo, ya como Museo de la Molinería, vio como sus ruedas volvían a revivir con las aguas del Tajuña en septiembre de 2002.


Desde que eI marqués de Leganés, gracias a las gestiones de su mujer Policena Spínola, adquiriera el molino de la Huerta de la Vega, junto con el molino del Taray y otras propiedades rústicas y urbanas localizadas en Morata, estos bienes permanecieron en el patrimonio de los marqueses de Leganés y, posteriormente, en el de los condes de Altamira, hasta la segunda década del siglo XIX como parte inalienable del mayorazgo de los propietarios del señorío de Morata.

Para enajenar o vender cualquier bien incluido en este mayorazgo su titular debía contar, inevitablemente, con el permiso de la corona y siempre justificando la necesidad de una venta que pudiera mermar o afectar una institución tan consustancial a la sociedad estamental como eran esos mayorazgos.

Y fue una situación excepcional la que permitió que en la segunda década del siglo XIX el molino de la Huerta de la Vega fuera vendido por el entonces titular del mayorazgo, el XII conde de Altamira. Como conde Altamira, a Vicente Isabel Osorio de Moscoso le costó afrontar la delicada situación económica que atravesaba la Casa condal desde que su padre, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso, comenzara a hipotecar alguno de los bienes de su patrimonio para hacer frente a los elevados gastos de la Casa y también al deterioro económico que para los Altamira significó la guerra de la Independencia.

Cuando la presión de los acreedores obligó a los administradores del condado de Altamira y a su titular a buscar soluciones, los bienes que poseía la Casa en Morata, una villa cercana a la capital del reino, resultaban muy atractivos para los comerciantes, industriales y banqueros que habían prestado en años anteriores cantidades de dinero muy elevadas al propio Vicente Isabel Osorio de Moscoso y a su padre.

Ramón de Angulo (o Angulo)* era uno de estos comerciantes e industriales emergentes en la sociedad madrileña de comienzos del XIX. Miembro de una familia procedente del valle vizcaíno de Carranza y acreedor de los Altamira, se hizo con varias propiedades de la Casa en Morata, entre ellas el molino de la Huerta o de Abajo y, además, casi 800 fanegas de tierras de regadío en la vega. No serían los únicos bienes que adquirió de los Altamira, pero sin duda, el molino y su huerta fue uno de los más preciados.

El proceso de compra de estas propiedades de los Altamira en Morata se recoge en sendos documentos conservados en el Archivo Histórico de la Nobleza, sección Baena. (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C. 275,D.161-401 y BAENA,C. 274,D. 22).

Antes de que se materializaran estas compras, obligadas por la situación casi de quiebra de la familia, en el Diario de Madrid se habían anunciado entre el 14 y el 28 de julio de 1820 los bienes patrimoniales del conde de Altamira que salían a la venta, previa autorización de Fernando VII para que pudieran enajenarse ya que como bienes integrados en el antiguo mayorazgo, que había fundado el I marqués de Leganés y que había pasado sucesivamente a los primogénitos de los Altamira, era obligatoria y necesaria la autorización del rey.

En total, Ramón de Angulo, en ese proceso primero de compra,, se hizo con 784 fanegas, casi un tercio de las tierras de riego de la vega de Morata, por un importe de 1.542.800 reales. Tras estas primeras compras, y dado que la situación económica de la Casa de Altamira seguía siendo crítica, Ramón de Angulo no tardó ni un año en hacerse con la propiedad del molino y de la huerta aledaña que le daba nombre.

El 16 de julio de 1821 se firmaba la escritura de compra del molino de la Huerta de la Vega por un total de 1.010.000 reales, casi 125.000 reales más del precio en que estaban tasados ambos bienes, molino y huerta, antes de su venta**. 

Apunte de la venta del molino de la Huerta en 1821 (Archivo Histórico de la Nobleza)

A partir de entonces, podemos decir que el antiguo molino Nuevo, de la Huerta de la Vega o de Abajo pasó a ser el molino de Angulo, el nombre con el que ha llegado hasta la actualidad. El cambio en la propiedad del molino no afectó, sin embargo, al sistema de explotación del mismo. Como era tradicional, no sólo en Morata, sino en la mayoría de los molinos de la Vega Baja del Tajuña, el molino se explotó a partir del arrendamiento de sus instalaciones a un molinero por una cantidad, anual, que casi siempre se abonaba en especie de trigo y/o cebada.

En las publicaciones del siglo XIX, como el Diccionario de Madoz, el molino de Angulo siguió figurando como uno de los molinos existentes en Morata. Por testimonios personales, sabemos que el molino de Angulo o de Abajo resultaba mucho más rentable que el otro molino que funcionó en Morata durante todo el siglo XIX, el molino de Arriba, del que tratábamos hace unas semanas en el blog. De hecho, algunos molineros que había arrendado el molino de Arriba se trasladaron cuando tuvieron ocasión al molino de Abajo que, como hemos dicho, resultaba más eficiente.

En la eficiencia del molino, en su rentabilidad, pudo influir que sus propietarios realizaron varias obras de mejora en el mismo, como las que cita Jesús Antonio de la Torre en su libro la Historia de la villa Morata de Tajuña, ejecutadas en 1888 y que estuvieron a cargo del arquitecto José Urioste y Velada, el mismo que había dirigido el proyecto de construcción de la casa palacio Mac Crohon en Morata***.

Unos años después de estas obras de mejora, a finales del siglo XIX, el matrimonio integrado por Diego Jarava y Ramona Muñoz propietarios por entonces del molino, afrontó una nueva inversión. Como sucedió en muchos de los molinos que aguas arriba y abajo jalonaban la ribera del río Tajuña, el molino de Ángulo añadió una turbina -que aún se conserva, aunque ya sin funcionar, en el Museo de la Molinería-, para convertirse en lo que por entonces se denominaba una fábrica de luz que prestó servicio eléctrico a Morata y también a la localidad vecina de Valdelaguna****. La turbina, que no siempre contaba con agua suficiente para mover su pesado mecanismo, se ayudaba también con el vapor producido en una caldera calentada con carbón para estas ocasiones de bajo caudal.

Naturalmente, el molino harinero siguió funcionado simultáneamente y prestando servicio a los agricultores de Morata para la molienda del cereal. En 1919, por ejemplo, el molino seguía a pleno rendimiento y Ramona Muñoz de Acebal, abuela de los hermanos Mac Crohon Jarava, solicitaba la renovación de la concesión de aguas del Tajuña:

Doña Ramona Muñoz del Acebal, viuda de Jarava, propietaria y vecina de esta corte, con domicilio en la calle de Embajadores, número 22, solicita la inscripción en los Registros provincial y central de aprovechamientos de aguas públicas de uno que posee en esta provincia de aguas del río Tajuña, en la vega y término municipal de Morata de Tajuña, para la producción de fuerza motriz destinada a los usos de un molino harinero de su propiedad, llamado Molino de Abajo, y según anuncia con el fin de que en plazo de veinte días puedan reclamar los que se creyeran perjudicados con esta solicitud de inscripción. (El Madrileño, 4 de mayo de 1919).

Últimos molineros del molino de Angulo

La publicación de anuarios en esos años de finales del siglo XIX y comienzos del XX nos permite identificar, como vimos con el molino de Arriba, a algunos de los molineros que estuvieron al frente del molino de Angulo en esos años de transición entre ambas centurias. En el Anuario-Almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración y en el Anuario Riera aparecen los nombres de algunos de estos molineros: Antonio López, entre 1879 y 1886; Francisco Sánchez, entre 1902 y 1904; Gregorio García, en 1905, y Matías Rivera en 1908.

Matías Rivera Segovia, natural de la localidad de Mondéjar (Guadalajara), ya había arrendado hacia 1900-1901 el molino de El Congosto en Perales de Tajuña. Antes de trasladarse al molino de Angulo hacia 1907, también arrendó durante algún año indeterminado el molino de Arriba. Matías Rivera, abandonó el oficio de molinero, para dedicarse a la panadería en Morata, cuando en 1909 su mujer, Genara Nájera en el propio molino, donde residía la familia.

Tras Matías Rivera, el molino fue arrendado por otra familia, los Loriente, que desde hacia muchos años estaba ligada al oficio de la molinería en una saga que llegó a trabajar en la zona del Henares, del Tajuña e, incluso, en la provincia de Zaragoza.

Uno de los miembros de esta familia, Mariano Loriente, originario de Santa Cruz de la Zarza (Cuenca), antes de arrendar por periodos de cinco años renovables el molino de Angulo a sus propietarios, la familia Mac Crohon, ya había trabajado junto con su padre y a muy temprana edad y antes de casarse, en otros molinos en las localidades de Tielmes y en el conocido como molino del Abaniquero, en Carabaña.

Tras este primer arrendamiento, que tuvo lugar en torno al año 1910, Mariano Loriente trabajó ininterrumpidamente en el molino de Angulo hasta su jubilación y retirada del oficio, excepto un pequeño periodo de tiempo en el que se trasladó a un molino de Titulcia. Durante la guerra civil, Mariano y su mujer, Consuelo Sánchez-Bravo, natural de Morata, acogieron a varios familiares en las instalaciones del molino. En algún momento de la contienda se produjeron serias amenazas de volar el molino y solo la oportuna intervención de algunos miembros de la Brigadas Internacionales impidieron que se materializara la voladura.

Pasada la guerra civil, uno de los hijos de Mariano, Emilio Loriente Sánchez Bravo, se hizo cargo del molino. Tras un corto espacio de tiempo como molinero, Emilio dejó el testigo a su hermano gemelo, Mariano Loriente Sánchez-Bravo. Mariano sería el último molinero en prestar servicio a los morateños en el molino de Angulo, aproximadamente hasta el año 1970. En esos últimos años de funcionamiento como molino maquilero, sus instalaciones sufrían periódicamente la sequía del cauce del Tajuña, lo que obligó a Mariano Loriente a complementar la molienda tradicional con un molino eléctrico que se ponía en funcionamiento cuando el caudal de agua no era suficiente para mover las viejas piedras del molino.

Con posterioridad y hasta su cierre definitivo, la familia de Ángel Navarro se haría cargo del molino pero ya sin realizar trabajos externos como molino maquilero.

Después de años de abandono y de inactividad, en los que permaneció en la propiedad de la familia Mac Crohon, el molino de Angulo, junto con las antiguas caballerizas de la Casa Mac Crohon, fue adquirido por al Ayuntamiento de Morata para su recuperación y puesta en valor.

Tras una respetuosa y delicada restauración de sus instalaciones, muy deterioradas y a punto de perderse definitivamente, las aguas del Tajuña volvieron a dar vida a una de las tres ruedas con las que contaba el molino. Ya como Museo de la Molinería, el viejo molino de Angulo fue reinaugurado en septiembre de 2002 como parte del patrimonio municipal y como último vestigio vivo de los molinos morateños.

Precisamente a los molinos que no hemos llegado a conocer –La Aceña, el molino del Puente y el molinillo- y sobre los que existen menos referencias dedicaremos la próxima entrega del blog.


*La trayectoria de la familia Angulo en Morata ya se trató en el blog en los siguientes enlaces: 

https://www.blogger.com/blog/post/edit/1101732770274879788/6415618562104604030

https://www.blogger.com/blog/post/edit/1101732770274879788/2645451921598914972

https://www.blogger.com/blog/post/edit/1101732770274879788/3455070598219148449

https://www.blogger.com/blog/post/edit/1101732770274879788/8339301095015091703


** Para poner en valor lo que significaba la cantidad que importó la venta del molino, recordemos que las 784 fanegas de cultivo en la vega que adquirió también Ramón Angulo importaron 1.542.800 reales y que, en esos años, el conde de Altamira enajenó una casa en Morata, adquirida por Ángel Corpa, por solo 4.500 reales. En el mismo proceso de venta, casi un centenar de cuadros de la colección que iniciara el marqués de Leganés y que se encontraban en el palacio de los Altamira en Morata fueron adquiridos por el embajador de Inglaterra y por el pintor de Cámara José de Madrazo por unos escasos 60.000 euros. El precio del molino y la huerta, algo más de un millón de reales, explica por sí mismo cómo se valoraban estos ingenios en esos años.

Curiosamente, tras adquirir el molino, Ramón de Angulo comenzó a negociar con granos y harinas desde Morata en un sector en el que compitió directamente con los intereses del conde de Altamira. En efecto, el conde de Altamira, como beneficiario de las tercias reales de Alcalá, almacenaba en Morata los ingresos en especie –trigo, cebada, tranquillón y centeno- de las citadas tercias reales que se recaudaban en Casasola, Perales de Tajuña, Valdilecha, Tielmes, Carabaña, Campo Real, Arganda y Morata. Esta competencia afectaba, a la baja, al precio del grano, como se quejó el administrador del conde de Altamira en Morata, Domingo Morales, en una carta dirigida al juez interventor de las cuentas de la Casa de Altamira:

(…) la salida [venta] del trigo tiene más aceptación el de 1ª clase en 31 reales [fanega] en el que parece no habrá que hacer baja, porque en el de 2ª y 3ª se teme que habrá que hacerla porque el que llega de Castilla a 26 y 28 reales y el de Ramón Angulo y la Tercia entorpecen la salida del de la Casa [de Altamira] en las clases inferiores (…). (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.89,D.120-347)


*** La familia Mac Crohon Jarava había accedido a la propiedad del molino de Angulo una vez que el heredero de Ramón de Angulo, su hijo único Manuel, falleciera sin herederos de su matrimonio con María Sandalia de Acebal. Posteriormente, la heredera de María Sandalia, su hermana María Ramona de Acebal y Arratia, se casó con el militar Esteban Muñoz Larrainzar. Una de las hijas de este matrimonio, Ramona Muñoz de Acebal y Arratia se casó a su vez con el político manchego Diego María Jarava. Dos de las hijas de Ramona y Diego, María Concepción y María de la Asunción Jarava Muñoz de Acebal, se casaron a su vez con dos hermanos de la familia Mac Crohon, Luis y Manuel. Del matrimonio entre Manuel Mac Crohon y Concepción Jarava nacieron Manuel, Diego, María del Pilar, María de la Concepción Juan Ignacio y Ramón Mac Crohon Jarava, los últimos propietarios del molino antes de que fuera adquirido por el Ayuntamiento de Morata.


****Al redactar esta entrega del blog no se ha podido documentar la fecha exacta en que entró en funcionamiento la fábrica de luz del molino de Angulo. Sólo hemos encontrado una referencia en una publicación de finales del siglo XIX, El imparcial, que publicó una gacetilla sobre la llegada de la electricidad a las calles de Morata, pero sin especificar si la luz se producía en el molino de Angulo o en la fábrica de papel del antiguo molino de El Taray:

En Morata de Tajuña se ha inaugurado el alumbrado eléctrico. El vecindario festejó la mejora con músicas, bailes públicos y otros regocijos (El imparcial, 18 de julio de 1898).


Fuentes y documentación:

  • Regadíos y molinos en la vega del Tajuña (siglos XII-XIII): del control comunitario al dominio señorial. Martín Viso, Iñaki. Universidad de Salamanca. En Agua y sistemas hidráulicos en la Edad Media Hispana. C. Segura coord. Madrid.

  • Castillos, poder feudal y reorganización espacial en la Transierra madrileña (siglos XII-XIII). Martín Viso, Iñaki. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H. Medieval, t. 13, 2000.

  • Los hospitalarios y la nobleza castellano leonesa (siglos XII-XIII). Barquero Goñi, Carlos. Universidad Autónoma de Madrid.

  • Orígenes de la Orden del Hospital en el reino de Toledo (1144-1214). Rodríguez Picavea, Enrique. Espacio, tiempo y forma. Serie III Historia Medieval. UNED, 2002.

  • Recuperación de los molinos del Tajuña. García Grinda, José Luis. Comunidad de Madrid, Consejería de Política Territorial. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla. Colmenares, Diego de. Madrid, 1637.

  • Libro de privilegios de la orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (siglos XII.XIV). Ayala Martínez, Carlos de. Editorial Complutense. Madrid, 1995.

  • Molinos y aceñas en los fueros del sur del Tajo. Val Valdivieso, Isabel del. Universidad de Valladolid. En El Historiador y la sociedad, Homenaje al profesor José María Mínguez. Cruz Díaz, Pablo de la; Corral, Fernando Luis; Martín Viso, Iñaki. Ediciones de la Universidad de Salamanca. Salamanca, 2013.

  • Las ordenanzas de Alcalá de Henares, ratificadas por Felipe II en 1592. Anales Complutenses. Volumen XXIV. Institución de Estudios Complutenses. Alcalá de Henares, 2012.

  • Los pergaminos del Archivo Municipal de Alcalá de Henares: la Carpeta I. Sáez, Carlos. Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1990.

  • El Fuero Nuevo de Alcalá (Edición). Pérez-Bustamante, Rogelio. Catedrático de historia del Derecho. Universidad Complutense.

  • Notas sobre molinos en los fueros de la provincia de Guadalajara. López de los Mozos, José Ramón. Revista Molinum, nº 30. Asociación para la conservación y Estudios de los Molinos. Enero-febrero, 2012.

  • Agua e industria en la segunda mitad del siglo XVI: los molinos harineros de la Meseta Sur. Vela Santamaría, Francisco Javier. Instituto Universitario de Historia Simancas. Mayo de 2009.

  • Los antiguos molinos harineros madrileños. Peris Barrio, Alejandro. Revista de Folklore. II época, nº 347. Obra social y cultural de Caja España. Valladolid, 1980.

  • Felipe II y el Tajo. López Gómez, Antonio, Arroyo Illera, Fernando, Camero Bullón, Concepción. Departamento de Geografía (Universidad Autónoma de Madrid).

  • Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madoz, Pascual. Imprenta P. Madoz y L. Sagasti. Madrid, 1846-1850.

  • Acuerdos para construir un molino, plantar álamos y árboles frutales y otros acuerdos referentes a la Compañía de Jesús. Fondo Pleno. A101.00. Ayuntamiento de Arganda del rey. Archivo de la Ciudad.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H. 408 y  H. 410.

  • Portal de Archivos españoles (PARES). Catastro de Ensenada. Buscador de localidades. Respuestas Generales.

  • La Capilla de los del Campo en la Parroquia de la Trinidad de Segovia. Marques de Lozoya. Boletín de la sociedad Española de Excursiones. Arte, Arqueología, Historia. Año XXXVI. Cuarto trimestre. Madrid, diciembre de 1928.

  • Anales del teatro español correspondientes a los años 1581 a 1625. Díaz de Escobar, Narciso. Imprenta Helénica. Madrid, 1913.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Tomo 5993, fol. 525r-556v.

  • Noticias genealógicas del linaje de Segovia continuadas por espacio de seiscientos años. Román y Cárdenas, Juan.

  • Ejecutoria del pleito litigado por García de Guzmán Herrera, vecino de Alcalá de Henares, con Antón de Cáceres, vecino de Segovia. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 641, 10.

  • Ejecutoria del pleito de Juan Arias Dávila, conde de Puñonrostro, García González, de Morata, y Guzmán de Herrera de Alcalá de Henares por el aprovechamiento de un molino de propiedad compartida por los litigantes. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles, Fernando Alonso (F) Caja 571, 1.

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos.

  • Morata de Tajuña. Biblioteca de la provincia Tomo duodécimo. Arribas, Juan Diego. Excelentísima Diputación Provincial de Madrid. Madrid, 1891.

  • Anuario-Almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. Madrid, ediciones de 1879 y 1886.

  • Anuario Ribera. Madrid, ediciones de 190, 1904,1905 y 1908.

  • Inventario de las posesiones del marqués de Leganés, 22 de febrero de 1655 AHPM t,6267 f.425r-759v.

  • Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Arroyo Martín, Francisco. Tesis doctoral. Universidad Carlos III. Departamento de Humanidades, Geografía y Arte. Getafe, mayo de 2012.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid 1.1.1.1763.001. T.0005993.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C. 275,D.161-401.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C. 274,D. 22.

  • (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C.89,D.120-347).

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.

  • Testimonios personales de Concepción Loriente García y José Sánchez-Bravo García-Oliva.

  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.





jueves, 11 de agosto de 2022

 

Molinos y aceñas en la vega baja del Tajuña (V)

El molino de Angulo también fue conocido como el molino Nuevo y el molino de la Huerta de la Vega

El I marqués de Leganés adquirió y reformó hacia 1640 un molino que ya funcionaba, posiblemente, desde al menos el siglo XVI

Si seguimos el curso del Tajuña, desde que entra en Morata hasta que penetra en término de Chinchón, tras sobrepasar el molino del Taray y el molino de Arriba, las aguas del río se encontraban con el que hoy conocemos como molino de Angulo. Con ese nombre fue conocido desde que lo adquiriera en 1821 Ramón de Angulo. Así se le conoce ahora también como sede del Museo de la Molinería. Pero no siempre se le denominó así. El I marqués de Leganés lo compró tras adquirir el señorío de Morata y, según un documento que reproducimos, se constata que se conocía como molino Nuevo . Diego Mexía de Guzmán gastó una importante cantidad de dinero en su reforma, lo que indica que su antigüedad es anterior al siglo XVII. Conocemos a partir de esta entrega del blog la historia del último molino harinero de Morata.


Como sucede con los otros molinos morateños, tal como hemos visto en anteriores semanas cuando hemos tratado sobre la historia del molino de El Taray y el molino de Arriba, resulta complicado ahondar en los orígenes del molino de Angulo –así le denominaremos en esta entrega del blog-, su antigüedad y quiénes han sido sus propietarios a lo largo de la historia, especialmente en los años previos a que fuera comprado por el I marqués de Leganés, poco tiempo después de que Diego Mexía de Guzmán comprara el señorío de Morata.

Sin documentación que lo acredite, podemos suponer que el molino de Angulo fue uno de los que se citaban, sin especificar número, como existentes en Morata alrededor del año 1580 y que, incluso, su origen pueda retrotraernos a la Edad Media. Recordemos que en el siglo XIII, como reseñamos en entregas anteriores del blog, se citaban ocho molinos harineros existentes en el territorio de lo que hoy son los términos de Morata y Chinchón y que, por entonces, formaban parte de la Comunidad de la Ciudad y Tierra de Segovia.

A partir de ahí, un vacio documental que llega hasta las Relaciones Topográficas de Felipe II en las que se cita a (…) ciertos molinos que hay en su término [de Morata] en el dicho río Tajuña (…), pero sin especificar ni nombre, ni ubicación ni mucho menos quiénes eran sus propietarios.

Podemos especular, y existen indicios suficientes como veremos, con que este tercer molino morateño, aguas debajo de los molinos de El Taray y de Arriba o del Vínculo, ya funcionaba en esas últimas décadas del siglo XVI, no sabemos si con una, dos o tres piedras. Si queremos confirmar con documentación exacta su existencia y localización hemos de acudir, como en tantas otras ocasiones, a los archivos de la Casa de Altamira y a los legajos del Catastro de Ensenada para certificar documentalmente la existencia del molino de Angulo.

Ya en un inventario de bienes elaborado a la muerte del primer marqués de Leganés, depositado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, encontramos una cita sobre el que hoy es molino de Angulo con la denominación de molino nuevo. Se trata de un apunte que nos habla de su denominación y que no deja de reflejar la riqueza molinar de Morata a mediados del siglo XVII. En el citado inventario en cuanto a los molinos propiedad del I marqués de Leganés en Morata se indica en un texto en el que respetamos su redacción original:

(…) Más un molino harinero que llaman el Taray, en el río Tajuña, camino de Perales, con su exido y alameda y sus yslas.

Más otro molino harinero que llaman el nuevo, que está junto a la guerta de su excelencia, con su ysla e álamos.

Más dos partes del molino de la puente.

(…) El sitio del molino del salido (…). (Inventario de las posesiones del marqués de Leganés, 22 de febrero de 1655 AHPM t. 6267 f.425r-759v.)

Este documento, que en sus más de trescientos folios describe el patrimonio del I marqués de Leganés a su muerte en 1655, hace referencia no sólo al molino del Taray, reconvertido en batán por esos años como ya vimos, sino también al molino nuevo , el que con los años pasaría a conocerse como de la Huerta de la Vega y también de Angulo, un denominado y hasta entonces desconocido en la documentación molino de la puente (dos partes de su propiedad) y, finalmente, el sitio del molino del salido. (A estos dos últimos molinos de escasas y difusas referencias históricas, junto con el molino de la Aceña, también desaparecido, dedicaremos más atención en próximas semanas).

En cualquier caso, este documento del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid transcrito por Francisco Arroyo Martín en su Tesis Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII, que trata sobre la figura de Diego Mexía Felípez de Guzmán, no es la única referencia documental en la que el molino de Angulo aparece citado como molino nuevo. En otro legajo conservado también en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid y fechado en marzo de 1642, antes de elaborarse el inventario que citamos anteriormente, aparece también una referencia al molino nuevo de Morata. 


 Sala molinar del molino de Angulo (Fuente: Museo de la Molinería)

Se trata de otro inventario de bienes, elaborado a instancias del propio marqués de Leganés esto antes de su segundo matrimonio con Juana Fernández de Córdoba y Rojas, marquesa de Poza. En este documento, que incluye también muchos de los bienes del marques en Morata, junto a su fabulosa colección de pintura, aparece la referencia al molino que compró el I marqués de Leganés, o mejor, como ya vimos en su momento, Policena Spínola, su mujer, encargada por su marido de las compras de tierras, el molino de El Taray y hasta las casas en las que se levantaría el palacio señorial frente a la iglesia de Morata:

(…) Mas novecientos y cuarenta y un mil cuatrocientos y sesenta maravedíes que costó a su excelencia el molino nuevo, ansí en la compra que hizo de Pedro de Humanes de rueda y media como consta de la escritura otorgada a cuatro de julio de mil y seiscientos y cuarenta por ante el dicho escribano que fueron seis mil y novecientos reales, media rueda que compró de Mateo de Tordesillas, vecino de Getafe en dos mil y ochenta y ocho reales, como consta de la escritura otorgada el mes de diciembre del dicho año de cuarenta por ante dichos Izquierdo, escribano de número de Madrid, más otra rueda de doña Antonia de Angulo en cuatrocientos ducados como consta de escritura que otorgó el padre Francisco de Angulo en virtud del poder de la susodicha en veinte y siete de noviembre del año de cuarenta por ante Rodrigo Hidalgo. Más catorce mil trescientos y dos reales que costó de levantar el dicho molino como consta de las cuentas que dio Felipe de Reynaldos, mayordomo de su excelencia que las dichas partida montan los dicho. (Archivo Histórico de Protocolos de Madrid 1.1.1.1763.001. T.0005993.)

Este documento, fechado en 1642, explica cómo el molino Nuevo se levanta a partir de unas instalaciones previas, y de tres ruedas de molino, de una antigüedad indefinida, propiedad de las personas a las que también se cita en el documento, y con un costo de catorce mil trescientos dos reales, importe de las obras de reforma. Por lo tanto, molino nuevo, sí, pero reformado y modificado a partir de unas edificaciones preexistentes que, quizá en mal estado, el marqués se vio obligado a reparar.

Además, este clarificador texto, confirma otra realidad que ya vimos que se cumplía en el molino de El Taray y en el molino de Arriba: los molinos del Tajuña en muchas ocasiones tenían muy dividida su propiedad. El molino Nuevo, que se cita en ese año de 1640, pertenecía previamente a varias familias, algunas vecinas de Morata, como la de Pedro Humanes, y otras no residentes en la villa, como Antonia de Angulo –nada que ver con la familia que adquirió el molino en el siglo XIX al conde de Altamira- y Mateo de Tordesillas, vecino de Getafe.

Por otro lado, que Diego Mexía de Guzmán, como titular del señorío de Morata, hiciera tan importante inversión en adquirir y realizar obras de mejora en un antiguo molino, junto con la compra del molino del Taray, también con gastos añadidos para su mejora y reconversión en batán de paños, reafirma el interés de la nobleza, y en este caso del marqués de Leganés, en adquirir la propiedad de estos molinos harineros que no dejaban de ser, en el fondo, una pieza más en el control de la vida económica y social de sus señoríos. En Perales de Tajuña, recordemos que el marqués de Leganés adquirió la propiedad de uno de sus molinos harineros. También el marqués de Espinardo, con palacio y bienes en Morata, era propietario del molino del Congosto. Aguas arriba del río, otro miembros de la nobleza como el marqués de Belzunze, hijo de Juan de Goyeneche, era propietario de molinos y batanes en Orusco y Carabaña, que se integraban en su proyecto industrial de Nuevo Baztán. Y aguas debajo de Morata, el conde de Torrehermosa poseía otro molino en Chinchón y el marqués de Las Fuentes figuraba como propietario de una parte de un molino en Titulcia. Y eso sin remontarnos a la condesa Ermesinda, quien en el año 1168 cediera a la orden de San Juan, dos molinos de su propiedad situados en la ribera del Tajuña.

 Vista aérea del molino de Angulo, año 1975 (www.madrid.org/nomecalles)

El molino de Angulo en el Catastro de Ensenada

Con el molino, denominado Nuevo, ya en el patrimonio de la Casa de Leganés desde la década de los cuarenta del siglo XVII, poco más de un siglo después, en 1752, el molino ya ha pasado a pertenecer a la Casa de Altamira, desde que en 1711 muriera en París el tercer marqués de Leganés sin descendencia. En la documentación del Catastro de Ensenada se identificara ya como el molino de la Huerta de la Vega, una denominación que, en algún momento, puede inducir a confusión ya que el molino de Arriba, o del Vínculo, también aparece en ocasiones con el nombre de molino de la Huerta. Y es que, en ambos casos, y también en el molino del Taray, la isla de terreno rodeada por el río Tajuña y el canal de entrada del agua al molino solía estar plantada de huerta.

El molino aparece reflejado en las Respuestas Generales simplemente como [un molino] con tres piedras que es del mismo señor [que el batán].

Posteriormente, ya en el apartado de los bienes patrimoniales pertenecientes al estado seglar, los redactores del catastro apuntan sobre el molino propiedad del conde de Altamira:

Un molino harinero distante de esta población como seiscientos pasos donde llaman la Huerta de la Vega en el río Tajuña, con tres muelas cubiertas, presa, ladrones y demás pertrechos necesarios propio del señor de esta Villa, arrendado en cada un año en ochenta y siete fanegas de trigo, que al precio regulado corresponde a un mil seiscientos cincuenta y tres reales, que es el precio que a corta diferencia ha tenido siempre.

En la declaración particular del conde de Altamira, y en otros cuadernos del Catastro de Ensenada, aparecen entradas muy similares en su contenido y con la denominación de molino de la Huerta de la Vega, nombre con el que llegaría hasta el siglo XIX.

En el Libro de lo personal del catastro podemos identificar al molinero que estaba a cargo del molino de la Huerta de la Vega:

Bernardo Hernández, de edad de treinta y tres años, de oficio molinero. Casado con Francisca Serrano, de veinte y dos años.

Con el mismo apellido que Ignacio Hernández, molinero en el molino de Arriba, y con una casa lindante con otra vivienda del mismo Ignacio Hernández, parece muy probable, como ya apuntamos la pasada semana, que ambos molineros fueran hermanos y además compartir oficio. En su declaración particular de bienes Bernardo Hernández firma el siguiente apunte:

Bernardo Hernández, vecino de esta Villa de Morata, de edad de 33 años, casado con Francisca San Andrés, de edad de 22 años, no tengo hijos ninguno, soy de oficio molinero sin renta ninguna y desacomodado:

Casa

Tengo una casa en la población de esta Villa linde casa por el norte Gabriel Roldán y por el poniente con calle pública que baja a las eras y por el oriente con solar de la Capellanía de Don Miguel Ruiz, y su fachada está mirando al mediodía y tiene de frontis veinte pies y de fondo doce pies, y se compone de una cocina y un corral, valdrá en arrendamiento por cada año 30 reales.

Pese a declarar no recibir renta alguna, algo difícil de justificar a no ser que se refiriera a pagos en metálico y no a pagos en especie, que por lo demás era lo habitual, los peritos del catastro adjudicaron a Bernardo una renta anual de 2.200 reales por su trabajo en el molino por el que, a su vez, pagaba al conde de Altamira una renta en especie de 87 fanegas de trigo, cantidad muy superior a las 60 fanegas en que se arrendaba anualmente el molino de Arriba. Esta diferencia puede indicar que, ya por entonces, el molino de la Huerta de la Vega, aunque tenía las mismas ruedas o muelas que el molino de Arriba, quizá ofrecía un rendimiento mayor a su arrendatario y al propio conde de Altamira, propietario de un molino que permanecería en su patrimonio hasta la segunda década del siglo XIX, como veremos la próxima semana.


Fuentes y documentación:


  • Regadíos y molinos en la vega del Tajuña (siglos XII-XIII): del control comunitario al dominio señorial. Martín Viso, Iñaki. Universidad de Salamanca. En Agua y sistemas hidráulicos en la Edad Media Hispana. C. Segura coor. Madrid.

  • Castillos, poder feudal y reorganización espacial en la Transierra madrileña (siglos XII-XIII). Martín Viso, Iñaki. Espacio, Tiempo y Forma, Serie III, H.'' Medieval, t. 13, 2000.

  • Los hospitalarios y la nobleza castellano leonesa (siglos XII-XIII). Barquero Goñi, Carlos. Universidad Autónoma de Madrid.

  • Orígenes de la Orden del Hospital en el reino de Toledo (1144-1214). Rodríguez Picavea, Enrique. Espacio, tiempo y forma. Serie III Historia Medieval. UNED, 2002.

  • Recuperación de los molinos del Tajuña. García Grinda, José Luis. Comunidad de Madrid, Consejería de Política Territorial. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Historia de la insigne ciudad de Segovia y compendio de las historias de Castilla. Colmenares, Diego de. Madrid, 1637.

  • Libro de privilegios de la orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (siglos XII.XIV). Ayala Martínez, Carlos de. Editorial Complutense. Madrid, 1995.

  • Molinos y aceñas en los fueros del sur del Tajo. Val Valdivieso, Isabel del. Universidad de Valladolid. En El Historiador y la sociedad, Homenaje al profesor José María Mínguez. Cruz Díaz, Pablo de la; Corral, Fernando Luis; Martín Viso, Iñaki. Ediciones de la Universidad de Salamanca. Salamanca, 2013.

  • Las ordenanzas de Alcalá de Henares, ratificadas por Felipe II en 1592. Anales Complutenses. Volumen XXIV. Institución de Estudios Complutenses. Alcalá de Henares, 2012.

  • Los pergaminos del Archivo Municipal de Alcalá de Henares: la Carpeta I. Sáez, Carlos. Universidad de Alcalá de Henares. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1990.

  • El Fuero Nuevo de Alcalá (Edición). Pérez-Bustamante, Rogelio. Catedrático de historia del Derecho. Universidad Complutense.

  • Notas sobre molinos en los fueros de la provincia de Guadalajara. López de los Mozos, José Ramón. Revista Molinum, nº 30. Asociación para la conservación y Estudios de los Molinos. Enero-febrero, 2012.

  • Agua e industria en la segunda mitad del siglo XVI: los molinos harineros de la Meseta Sur. Vela Santamaría, Francisco Javier. Instituto Universitario de Historia Simancas. Mayo de 2009.

  • Los antiguos molinos harineros madrileños. Peris Barrio, Alejandro. Revista de Folklore. II época, nº 347. Obra social y cultural de Caja España. Valladolid, 1980.

  • Felipe II y el Tajo. López Gómez, Antonio, Arroyo Illera, Fernando, Camero Bullón, Concepción. Departamento de Geografía (Universidad Autónoma de Madrid).

  • Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar. Madoz, Pascual. Imprenta P. Madoz y L. Sagasti. Madrid, 1846-1850.

  • Acuerdos para construir un molino, plantar álamos y árboles frutales y otros acuerdos referentes a la Compañía de Jesús. Fondo Pleno. A101.00. Ayuntamiento de Arganda del rey. Archivo de la Ciudad.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H. 408 y  H. 410.

  • Portal de Archivos españoles (PARES). Catastro de Ensenada. Buscador de localidades. Respuestas Generales.

  • La Capilla de los del Campo en la Parroquia de la Trinidad de Segovia. Marques de Lozoya. Boletín de la sociedad Española de Excursiones. Arte, Arqueología, Historia. Año XXXVI. Cuarto trimestre. Madrid, diciembre de 1928.

  • Anales del teatro español correspondientes a los años 1581 a 1625. Díaz de Escobar, Narciso. Imprenta Helénica. Madrid, 1913.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Tomo 5993, fol. 525r-556v.

  • Noticias genealógicas del linaje de Segovia continuadas por espacio de seiscientos años. Román y Cárdenas, Juan.

  • Ejecutoria del pleito litigado por García de Guzmán Herrera, vecino de Alcalá de Henares, con Antón de Cáceres, vecino de Segovia. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Registro de Ejecutorias, caja 641, 10.

  • Ejecutoria del pleito de Juan Arias Dávila, conde de Puñonrostro, García González, de Morata, y Guzmán de Herrera de Alcalá de Henares por el aprovechamiento de un molino de propiedad compartida por los litigantes. Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles, Fernando Alonso (F) Caja 571, 1.

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos.

  • Morata de Tajuña. Biblioteca de la provincia Tomo duodécimo. Arribas, Juan Diego. Excelentísima Diputación Provincial de Madrid. Madrid, 1891.

  • Anuario-Almanaque del comercio, de la industria, de la magistratura y de la administración. Madrid, ediciones de 1879 y 1886.

  • Anuario Ribera. Madrid, ediciones de 1902, 1904,1905 y 1908.

  • Inventario de las posesiones del marqués de Leganés, 22 de febrero de 1655 AHPM t,6267 f.425r-759v.

  • Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Arroyo Martín, Francisco. Tesis doctoral. Universidad Carlos III. Departamento de Humanidades, Geografía y Arte. Getafe, mayo de 2012.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid 1.1.1.1763.001. T.0005993.