miércoles, 16 de septiembre de 2015

Pleito contra la administración del Concejo


En el fondo de la denuncia, subyace el conflicto por los derechos señoriales

Pleito contra la administración del Concejo

En 1815 cuatro vecinos de Morata se dirigen a la Sala de Alcaldes de Casa y Corte -órgano judicial superior de la época- para solicitar el nombramiento de un alcalde mayor y la revocación del escribano del concejo. Para justificar su petición relatan lo que consideran una situación de corrupción en la administración de la justicia municipal y responsabilizan de la situación al escribano del concejo, Ramón García Nieto.

La institución de la Alcaldía Mayor, como administradora de Justicia en primera instancia estaba ligada desde 1734 al señorío que ejercía el marqués de Leganés-posteriormente de Altamira- en la villa. De hecho, el primer alcalde mayor del que hay constancia es Cristóbal de Salcedo, que empieza a ejercer en 1.734, el año en que el marqués de Leganés toma posesión del señorío de Morata y, como tal señor, empieza a detentar, entre otros derechos, la jurisdicción de la justicia civil y criminal y el derecho a nombrar alcalde mayor y escribano del concejo. Frente a este poder señorial, el concejo también contaba, aunque a un nivel inferior en su rango a la hora de administrar justicia, con los alcaldes ordinarios, cargos que en 1.815 ostentaban Pedro Salcedo Fominaya, por el estado noble, y Tomás González, por el estado del común.
Por aquel año de 1815 no debían de estar muy conformes con la administración de estos derechos señoriales, al menos, una parte importante de los vecinos de Morata representada por los cuatro denunciantes. Aunque en el escrito de denuncia no se nombra directamente al alcalde mayor, de hecho, se solicita el nombramiento de uno nuevo, se supone que al margen del poder de decisión del conde de Altamira. En esta época, en Morata y en el resto de España, los derechos señoriales, que habían sido abolidos por la Constitución de Cádiz y restaurados por el rey Felipe VII, generaron numerosos pleitos entre las villas y la nobleza señorial. En Morata, dos años después, en 1817, se inició pleito con el conde de Altamira para recuperar los derechos de medida que ostentaba el conde y que, lógicamente, significaban un gasto para los cosecheros de vino, trigo y otros cultivos del campo morateño.
Pero en 1815, las protestas de una parte del vecindario, se referían a la situación de desgobierno que, según los denunciantes, se producía en la villa: robos y agresiones a mujeres solteras, son algunas de las denuncias, pero también serias acusaciones de nepotismo en el nombramiento de cargos públicos, falsificaciones y suplantaciones de firmas que, en conjunto, originaron hasta un motín, el 28 de mayo de 1.815, de acuerdo con el texto de la denuncia remitida a la Sala de alcaldes de Madrid.
Los denunciantes también hacen alusión a la actitud del escribano y sus acólitos respecto al médico titular de la villa y al boticario. Respecto al primero, en el escrito se señalan agresiones, acusaciones de ineptitud para el ejercicio de su profesión médica y hasta la vergüenza de arrojarlo a un pilón por parte de sus detractores. En cuanto al segundo, el boticario, en la denuncia se señala que hubo de abandonar el pueblo a causa de los desórdenes que con su familia han ejecutado …
Frente a esta situación de enfrentamiento, uno de los vecinos que se puso en contra de la actuación del escribano del señorío, es el escribano real, José Aparicio, quien denunció que ni siquiera se daban curso a las órdenes que llegaban al concejo, entre ellas las que mandaban rendir cuentas de los años anteriores.
Para hacer frente a esta situación de enfrentamiento, en la Sala de Alcaldes de Casa y Corte se decidió que testigos imparciales y de probidad, como se señala en el expediente, aportaran su testimonio para dirimir el pleito. Vana intención, pues tal como consta en el legajo, el alcalde de Arganda, al que recurrió la Sala declinó muy diplomáticamente pronunciarse sobre el enfrentamiento que se estaba produciendo en Morata, mientras que del cura párroco de la iglesia de Morata se ignora cuál fue su testimonio, sencillamente porque no aparece en el legajo de un expediente que tampoco recoge sentencia alguna respecto a la denuncia que lo originó. De hecho, el alcalde mayor Joseph Zagle y Velarde*, que ocupaba el cargo desde 1802, siguió en el mismo hasta 1817, año en el que le sustituyó Antonio Evaristo de Haro, quién sería el último en ocupar este cargo de alcalde mayor antes de su abolición. El escribano acusado de fomentar la banderías y de despreciar la justicia, Ramón García Nieto, también conservo su puesto hasta 1822, en que fue sustituido por Pedro Fominaya, con lo que es de suponer que la denuncia no consiguió el objetivo de retirarle del cargo municipal. Mientras tanto, las prerrogativas del señorío continuaron en vigor, bien es cierto que cada vez con menos poder de decisión hasta su definitiva abolición en 1837.
*Los datos de los nombres de los escribanos y los alcaldes mayores se han obtenido del libro Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio de la-Ayuntamiento de Morata de Tajuña-Madrid, 1990

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