martes, 18 de septiembre de 2018

Ignacio Rojo Arias, un morateño testigo y protagonista de la historia (V)

Desde el nombramiento de Amadeo I como rey de España en el mes de noviembre de 1870, Ignacio Rojo Arias aparecía como uno de los candidatos al cargo de gobernador civil de Madrid. En el gobierno encabezado por Prim figuraba como ministro de la gobernación Práxedes Mateo Sagasta, viejo compañero de Rojo Arias desde los años previos a la revolución de 1868, y responsable directo de los gobernadores provinciales. Finalmente, el 20 de diciembre de 1870, la Gaceta de Madrid publicaba el nombramiento del político morateño como nuevo gobernador civil de Madrid. A los pocos días, Rojo se enfrentaría a un trágico acontecimiento: el atentado que costó la vida a Juan Prim, su amigo y presidente del Consejo de Ministros.



El nombramiento de Rojo Arias como gobernador civil de la provincia de Madrid fue recibido con reticencias en algunas formaciones políticas. Entre las filas más conservadoras, Ignacio Rojo Arias era considerado el principal responsable del cambio legislativo que había permitido la elección de Amadeo I de Saboya como rey de España. Antes de su nombramiento como gobernador civil de la provincia de Madrid, existían otras opciones de políticos propuestos para el cargo que también eran apoyados por miembros del grupo mayoritario en el Congreso. Así lo expresaba La Esperanza, medio de comunicación afín a las ideas conservadoras, antes de que se produjera el nombramiento de Rojo Arias:
El cargo de gobernador de Madrid sigue flotando, según de donde sopla el viento, unos días sobre la redacción de La Iberia, y otros sobre la de El Imparcial. Hasta que la comisión parlamentaria regrese de Florencia [a la ciudad italiana se había desplazado una comisión parlamentaria para comunicar a Amadeo I su elección como rey de España], no se decidirá si el agraciado ha de ser el Sr. Rojo Arias, es decir, el progresismo, o el Sr. Gasset y Artime, es decir, la democracia de ahora. El unionismo-aostista ha sido desahuciado en la persona del Sr. Albareda. Es decir, que la estética vuelve a estar en baja, al nivel progresista (…). (La Esperanza, 9 de diciembre de 1870)
Desde La Iberia, el periódico que había acogido los primeros pasos como periodista de Rojo Arias, lo que no había impedido que criticaran duramente el voto particular que posibilitó la elección de Amadeo I de Saboya, se daba por hecho su nombramiento unos días antes de que fuera efectivo:
Tenemos entendido que es cosa resuelta el nombramiento de nuestro querido amigo Don Ignacio Rojo Arias para gobernador de Madrid. (La Iberia, 17 de diciembre de 1870)
Las previsiones que apuntaban a Ignacio Rojo Arias como Gobernador civil de Madrid finalmente se cumplieron. El hecho de que al frente del Ministerio de Gobernación se encontrara Práxedes Mateo Sagasta, por aquel entonces muy próximo al político nacido en Morata, pudo ser determinante en la elección del político morateño para un cargo que, dado el preocupante momento político que se vivía en las vísperas de las Navidades de ese año, iba a exigir mucha determinación y firmeza.
Atentado contra Prim
Sólo había pasado una semana de su nombramiento cuando Ignacio Rojo hubo de enfrentarse a un trágico suceso que marcaría el futuro político de España durante los años siguientes: el atentado que finalmente costó la vida a Juan Prim, presidente del Consejo de Ministros.
Todavía hoy, casi 150 años después de producirse el atentado, no se sabe quién o quiénes fueron los autores intelectuales del magnicidio. Sí que está claro cómo se produjo el asalto al coche de caballos en el que el general Prim, tras asistir a una sesión parlamentaria en el Congreso de los diputados, se dirigía a su residencia en el cercano Palacio de Buenavista en la calle de Alcalá. En el trayecto, cuando circulaba por la calle de El turco -actual calle del marqués de Cubas-, varios asaltantes dispararon sus armas, en fuego cruzado, al interior del carruaje. Juan Prim, instintivamente, se protegió la cabeza de los disparos pero no puedo evitar que algunos proyectiles le alcanzaran. Pese a la gravedad de las heridas, el general Prim aún conservó la vida unos días pero, finalmente, falleció el 30 de diciembre.
Al día siguiente del asalto, los periódicos informaban del atentado y de las primeras disposiciones adoptadas por Rojo Arias como responsable de la seguridad en la provincia de Madrid:
Desde anoche a las nueve está constituido en el gobierno civil el juzgado de primera instancia del distrito de Universidad, con motivo del atentado del general Prim, cometido poco antes. El gobernador civil, Sr. Rojo Arias, participó inmediatamente aquellas tristes ocurrencias a dicha autoridad, y durante toda la noche han trabajado activamente el gobernador y el juez para buscar el rastro de tan repugnante crimen (…). (La Época, 28 de diciembre de 1870).

Grabado de la época que recrea el atentado contra Juan Prim en la calle del Turco

Los médicos, en los días posteriores al atentado luchaban por salvar la vida del presidente del Consejo de Ministros según informaba La Regeneración, el 30 de diciembre:
El general Prim continúa en el lecho del dolor, según La Iberia, con esperanzas de pronto restablecimiento y según La Época y otros periódicos, gravemente enfermo, y a creer a La Discusión, imposibilitado cuando menos por tres meses de ocuparse de política (…).
Estas noticias, contradictorias, sobre la salud de Prim, acabarían con la muerte del general, tres días después del atentado, según unas fuentes debido a la infección mortal de sus heridas y, según otras, por estrangulamiento, aunque esta versión ha sido rebatida posteriormente.
La confirmación de la muerte del general Prim dio alas a los adversarios políticos del gobierno, tanto por la derecha como por la izquierda. En medio de esta polémica, Rojo Arias, como responsable de la seguridad, no salió indemne. La falta de respuestas sobre los ideólogos del atentado* acrecentaron estas críticas dirigidas a Rojo Arias y también a otros miembros del gobierno como Sagasta, en los días previos a la muerte de Prim y en las semanas que siguieron al magnicidio.
El mismo día en el que se produjo el fallecimiento de Prim, el diario La Nación defendía el trabajo del gobernador civil frente a las críticas de otros periódicos:
Las Novedades censura la conducta de las autoridades, cuya acción previsora no detuvo el brazo airado de los asesinos del general Prim. Desgraciadamente hay mucho de razonable en el fondo de las quejas del colega, pero sin que la indignación y la amargura, que todavía siente nuestra alma por el siniestro de la noche del 27, oscurezcan del todo nuestra razón, debemos defender al gobernador civil de Madrid de los cargos que a las autoridades en general lanza Las Novedades acusándolas de imprevisión. Tres días hacia que el Sr. Rojo Arias tomó posesión del gobierno civil de la provincia cuando el suceso de la calle del Turco llenó de profundo pesar el corazón de cuantos aman la libertad y poseen una conciencia honrada.
En tan corlo espacio de tiempo apenas el Sr. Rojo Arias ha podido fijar su atención en la conveniencia de las primeras medidas que señalan una nueva administración. Es indudable que el cuerpo de orden público adolece de grandes defectos que hacen necesaria la adopción de meditadas reformas que organicen de un modo más ventajoso tan importante servicio.
Nosotros esperamos de la ilustración profunda, de los conocimientos prácticos, de la rectitud de intenciones y gran sentido político del Sr. Rojo Arias, que su administración responda a las grandes necesidades públicas, elevándose a la altura de las circunstancias (…). (La Nación, 30 de diciembre de 1870).
Otro diario muy influyente, El Imparcial, también defendía el trabajo de Rojo Arias al frente del Gobierno Civil de Madrid:
El celo y actividad que ha desplegado el Sr. Rojo Arias en la persecución de criminales desde que se ha hecho cargo del Gobierno civil de esta provincia, merece nuestros más sinceros elogios. Gracias a las acertadas disposiciones adoptadas de antemano por dicho señor, hicieron ayer un servicio importante el jefe especial D. Galo Ortega y dos de sus dependientes (…). (El Imparcial, 7 de enero de 1871).
Pese a las críticas interesadas de los periódicos alineados con los partidos conservadores, lo cierto es que Rojo Arias, desde el mismo día en que tomó posesión del Gobierno Civil de Madrid, mostró su preocupación por la seguridad del presidente del Consejo de Ministros. Los rumores que circulaban por la capital de España ponían en el punto de mira de los pistoleros a un general Prim que en su larga trayectoria política había acumulado un buen número de enemigos alineados tanto en la extrema derecha como entre los partidos más a la izquierda del Gobierno que presidía. También se afirma que el mismo día del atentado, por la mañana, Bernardo García, director del periódico La Iberia, entregó al secretario de Prim una lista de diez personas implicadas en anunciado un atentado contra el presidente. Esta lista, al parecer, fue entregada a Rojo Arias para que actuara y, de hecho, el gobernador detuvo a uno de los implicados.
Por otra parte, existen también testimonios de que el gobernador civil de Madrid se quejó públicamente de que el presidente del Consejo de Ministros declinó distintos ofrecimientos para ampliar los miembros de su escolta. Incluso, se afirma que Prim alardeaba públicamente, ante los avisos de un posible atentado, que todavía no se había fundido la bala que pueda matarme. Sobre la actitud de Prim ante su propia seguridad y frente a un posible atentado, también se afirma que el mismo día en que fue atacado, el general recibió un aviso de un diputado republicano, García Ruiz, que le pidió que modificara el trayecto que seguía habitualmente para dirigirse a su domicilio, pero el presidente del Consejo de Ministros siguió con su rutina habitual y no consideró oportuno cambiar la ruta hasta el palacio de Bellavista, con las consecuencias conocidas.
También está confirmado, respecto al trabajo del gobernador civil, que sólo habían transcurrido tres cuartos de hora después del atentado, cuando Ignacio Rojo Arias, escribe lo siguiente:
En este momento acaba de perpetrarse un horrible atentado. Al retirarse el señor Presidente del Consejo de Ministros del Palacio del Congreso en unión de sus ayudantes, los señores Moya y Fernández Nandín, los tres en el carruaje del primero, en la calle del turco esquina a Alcalá recibieron una descarga de arma de fuego hecha por cuatro asesinos que salieron de otros tantos carruajes de alquiler.
Con los cuales y para dar el golpe sobre seguro interceptaron el paso del coche del señor Presidente, que está herido, como también su ayudante el señor Nandín. Me apresuro a ponerlo en conocimiento de Vuestra Señoría para los efectos oportunos.
Como gobernador civil, Rojo Arias también hizo público un bando en el que mostraba su compromiso con el cumplimiento de la ley:
Pueblo de Madrid: Habitantes de esta provincia. Un atentado horrible ha tenido lugar a primera hora de la noche de ayer.
Una cuadrilla de asesinos, realizando un plan, fría y maduramente preparado, acribillaron a balazos el coche del presidente del Consejo de ministros, hiriéndole a él y a uno de los dos ayudantes que le acompañaban.
¿Necesita comentarios tan bárbaro crimen? No, lo que es preciso, lo que demanda la honra de este pueblo, lo que exige el sentimiento español, es que mientras la justicia busca el brazo que hiere y la voluntad que haya podido darle impulso y dirigirle, vosotros, hombres honrados, toméis enseñanza de este hecho inaudito y os precaváis contra los que, predicando, para mancharlas, ideas políticas que no profesan, buscan, preparan o dejan hacer como medio de realizar aquello en que no creen, el asesinato, el terror y la subversión completa de todos los principios en que descansa el orden social.
En mi primer bando os ofrecí tener en todos mis actos a la ley por único norte. En este quiero daros la seguridad de que la ley ha de cumplirse y de que el orden social se salvará.

Actuaciones de Rojo Arias según el sumario instruido por causa del asesinato del general D. Juan Prim.
El trabajo del gobernador civil de Madrid para tratar de averiguar quién fue el o los responsables del atentado contra el general Prim quedó recogido en el sumario del caso. En esta documentación oficial constan los informes y escritos enviados por Ignacio Rojo Arias al juez instructor, Francisco García Franco. El sumario 306/1870 originalmente constaba de alrededor de 18.000 folios aunque actualmente sólo se conserva, aproximadamente, la mitad. El resto ha desaparecido.
Documentos remitidos por Arias Rojas al juez instructor:
  • En una carta al juez instructor Arias Rojo le informa de que se han detenido a dos sospechosos en la frontera con Portugal.
  • Otro escrito de Rojo Arias informando al instructor de nuevas detenciones de sospechosos, entre ellos José María Pastor y el vecino de Zaragoza Francisco Ciprés.
  • Informe de Rojo Arias sobre la detención de Federico de Onís.
  • Informe elaborado por Ignacio Rojo Arias sobre el duque de Montpensier y sus secretarios (El antiguo aspirante a la Corona española fue desde el principio uno de los sospechosos de haber financiado el atentado).
  • Informe sobre la detención de José María Pastor por parte de Rojo Arias tras la declaración de Ciprés que le acusaba del atentado.
  • José María Pastor en sus declaraciones acusa a Rojo Arias de tener conocimiento previo del atentado contra Prim.
  • Escrito de Rojo Arias al juez en el que le informa del intento de fuga del detenido Miguel Gómez.
  • Auto de cómo el gobernador civil de Madrid puso a las nueve de la noche en conocimiento del juez todo lo que pudo saber.
  • Escrito informando al juez de que ha detenido a dos personas que pudieron ser testigos del atentado (Uno de ellos era tabernero en la calle del Turco).
  • Rojo Arias firma una carta en la que se afirma que el detenido Ángel González fue el intermediario elegido por los conjurados para realizar el atentado.
  • Comunicado de Rojo Arias al juez instructor sobre la búsqueda y captura de sospechosos. En otro comunicado le informa de que ha ordenado que el inspector de Buenavista se presente ante el juez.
  • Otra carta informando de la detención de Antonio Pacheco, acompañante habitual de Paul y Angulo (otro de los sospechosos de ser inductor del atentado) y conserje en los periódicos La Lucha y El Combate.
  • Escrito sobre nuevas detenciones de Ángel Teruel, Joaquín Hernández y García El majo de los trabucos y otra persona.
  • Nuevo escrito con noticias de la detención de alborotadores habituales: López Santiso, Rico y Salvador.
  • Comunicado al juez de Rojo Arias informando sobre la detención del sospechoso Enrique Díez Gómez.
  • Escrito de Rojo Arias en el que el gobernador civil de Madrid da cuenta al juez instructor de que ha llamado para que se presente en su despacho el inspector de policía del distrito de Buenavista, como responsable del orden en las calles en las que se cometió el atentado. Cuando acudió a su presencia, sorprendentemente, manifestó que en su distrito no se había producido ninguna novedad. Rojo Arias le envió directamente a prisión.
  • Rojo Arias comunica al juez instructor la detención de Francisco Parrondo, de filiación republicana, Bartolomé Benavides, carlista, y otros tres sospechosos: Andrés Castro, Clemente Marimón y Juan Antonio Rodríguez.
  • Informe de Rojo Arias sobre la detención del sospechoso Rafael Basabe que según el gobernador amenazó públicamente a Prim en tabernas y otros establecimientos.
  • El gobernador civil de Madrid relata en un informe que en Zaragoza se había rumoreado sobre un levantamiento republicano en la fecha del 27 de diciembre en la que también se produciría un suceso extraordinario.
  • Rojo Arias solicita autorización al juez instructor para trasladar a los detenidos en la cárcel de la villa.
  • Rojo Arias da cuenta de nuevas detenciones: Dávila, Tejada, Ruano, Recio, Rochet,
  • Escrito de Rojo Arias en el que comunica al juez instructor de la detención del sospechoso Diego López Santiso.
El atentado contra Prim, un episodio tan importante para la historia de España, no podía pasar desapercibido a la pluma de Benito Pérez Galdós. El escritor canario recogió en las páginas de sus Episodios Nacionales (Quinta Serie, número 42: España Trágica) algunas referencias a Rojo Arias y a su papel tras el atentado, sin omitir los rumores, nunca confirmados, que apuntaban a que el gobernador civil conocía con antelación el atentado:
Nada digno de mención pasó en el resto del día en la feliz morada de los Íberos y Calpenas. El 27 por la mañana fue Ricardo Muñiz a Buenavista, y almorzando con Prim se quejó doloridamente de que el Gobernador no hubiese preso más que a uno de los diez de la lista. El General, con escasa atención en el asunto, le dijo que viese a Rojo Arias y al coronel de la Guardia Civil, encareciéndoles mayor diligencia, y con su amigo y sus ayudantes se fue al Congreso.
(…) Interior del Congreso: el Conde de Reus [Prim] hablaba en el pasillo curvo con Rojo Arias, Gobernador de Madrid. ¿Le recomendaba que pusiera pronto en recaudo a los hombres de la trágica lista? Es probable que así fuese, y también que el flamante Gobernador, guardándola en su bolsillo, dijera que se ocuparía del asunto... todo ello sin precipitación, y estudiando los antecedentes de cada individuo, para que no se le acusara de arbitrariedad...
España Trágica (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42). Pérez Galdos, Benito.
Actualmente se considera que los culpables pudieron ser tanto el duque de Monstpensier como el general Serrano, quien sustituiría a Prim al frente del Consejo de Ministros. El periodista José Paúl y Angulo también fue considerado uno de los principales sospechosos aunque, según se cuenta, el propio Prim, al ser preguntado por su mujer sobre los posibles autores del atentado, contesto que podía ser cualquiera menos los republicanos.

*Las distintas versiones sobre los autores intelectuales del atentado, desde el momento en que se produjeron los disparos, no dejaron de aparecer en los periódicos y en los mentideros políticos: el duque de Montpensier, todavía resentido por el apoyo de Prim a Amadeo I; el diputado republicano Paúl y Angulo, también enemigo del general abatido al que atacaba por su política moderada, y hasta el general Serrano, sustituto de Prim al frente de la presidencia del Gobierno, fueron algunos de los supuestos responsables de la muerte del marqués de los Castillejos y conde de Reus. Tampoco faltó quien adjudicara a la masonería la responsabilidad del atentado. Sin embargo, todavía hoy, después de que hace unos años se le practicase una nueva autopsia a la momia de Prim, no existe una versión definitiva sobre los autores intelectuales de su muerte, un misterio que parece que acompañará siempre a este triste episodio de la historia de España.


Fuentes y bibliografía:
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).
  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.
  • Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Dieron comienzo el día 11 de febrero de 1869 y terminaron el 2 de enero de 1871. Tomo XV. Índice y resumen. Imprenta de J. A. García, Corredera Baja de S. Pablo, 27. Madrid, 1871.
  • Sumario 306/1870 sobre el atentado contra el general Prim.
  • España trágica. (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42) Pérez Galdós, Benito. Alianza editorial. Madrid, 2009.
  • Las primeras cámaras de la regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos. Sánchez Ortiz Modesto y Berastegui, Fermín. Imprenta de Enrique Rubiños. Madrid, 1886.


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