Tras
conseguir que la Audiencia Territorial de Madrid revocase la pena de
27 meses de cárcel que se le había impuesto por un delito de
injurias y calumnias contra el gobernador civil de Ciudad Real, Rojo
Arias continúo con su frenética actividad. Periodismo, abogacía y
política ocupaban el tiempo de Ignacio, ya casado con Felisa R.
Monroy –con la que tendría dos hijos, Rafael y Consuelo- en una
década, la de los años 60 del siglo XIX, que marcaría el futuro de
España durante varios años más.
Político
destacado en la revolución de 1868
El
triunfo de la revolución del 68 coincidió con una de las etapas
vitales más intensas de Ignacio Rojo Arias. El movimiento
revolucionario, que se había iniciado el 17 de septiembre en Cádiz
con la sublevación del almirante Topete, rápidamente se extendió
al resto de España donde se formaron varias juntas revolucionarias.
Con la victoria el 28 de septiembre, en la localidad cordobesa de
Alcolea, del general Serrano frente a las tropas leales a la
monarquía isabelina –lo que provocó la salida de Isabel II de
España-, se inició un periodo histórico apasionante que dio paso a
la llegada al trono de Amadeo I, su abdicación, la proclamación de
la I república y el golpe de estado que en 1874 trajo, de nuevo, la
restauración monárquica. Todo ello en seis escasos años, los que
van de 1868 a 1864.
Figuras
militares como el general Serrano, el almirante Topete y Prim, junto
a políticos de prestigio como Sagasta o Ruiz Zorrilla, aunque
estaban lejos de compartir unánimemente las mismas ideas
progresistas, sí que aglutinaron las fuerzas necesarias para que
impulsar junto a los movimientos favorables a la república un
profundo cambio político que se conocería como sexenio
revolucionario. En estos año, Ignacio Rojo Arias participaría
activamente y con mucho protagonismo a partir del momento en que los
sucesos de septiembre provocaran la caída de Isabel II y se
iniciara un auténtico terremoto político que el abogado morateño
viviría en primera fila .
Antes
de que el 8 de octubre de 1868 se formara el gobierno provisional
presidido por el general Serrano, Ignacio Rojo ya había intervenido
en varias decisiones políticas importantes. Como miembro de la Junta
Provisional Revolucionaria de Madrid, Rojo firmó varios
pronunciamientos publicados en el periódico oficial de esos años,
La
Gaceta de Madrid.
El 3 de octubre publica un comunicado de la Junta Provisional de
Gobierno invitando a los madrileños a celebrar el triunfo de la
revolución:
Madrileños,
ayudada por vuestra
inteligente cooperación,
inspirada en
vuestros patrióticos sentimientos, la
Junta
Revolucionaria de gobierno ha procurado llenar
su difícil
encargo conservando el orden y la tranquilidad
que imperan en
Madrid desde que secundasteis con indecible
entusiasmo el
grito de libertad y regeneración alzado en
Cádiz por el
Ejército y la Marina. Hoy que la revolución
consumada sobre
la caída del trono de los Borbones domina
en toda España,
es llegado el instante de solemnizar tan
fausto suceso con
una fiesta cívica, cuyo principal ornamento
sea el popular
regocijo. En el vestíbulo del Palacio
de las Cortes,
emblema de la Soberanía de la Nación, nos
hallareis hoy
juntos para saludar el desfile del Ejército y del
pueblo
fraternalmente unidos. Las revoluciones dinásticas
son siempre
revoluciones nacionales, y el Ejército y el Pueblo, los españoles
todos, anhelan demostrar á la faz de
Europa, del
mundo, que están interesados en consolidar el
triunfo de los
derechos individuales a tanto precio reivindicados las libertades
públicas definitivamente conquistadas.
Obra
de todos los partidos liberales, obra del pueblo, la revolución
española debe ostentarse siempre orgullosa del compromiso de honor
que ha contraido, y armada de su soberanía.
¡Viva
el sufragio universal! ¡Viva el pueblo soberano!
¡Viva
el Ejército! ¡Viva la Marina! (…).
Ignacio
Rojo, como miembro de la Junta Provisional de Gobierno, firma este
manifiesto junto a otros destacados revolucionarios como Pascual
Madoz, Estanislao Figueras, Francisco Romero Robledo o José Olozaga.
Dos
días después, el 5 de octubre, La
Gaceta publicaba otra nota
de la Junta Provisional en la que también aparecía la firma de Rojo
Arias y en la que se anunciaba la formación de un gobierno
provisional presidido por el general Serrano hasta la convocatoria de
las cortes constituyentes:
Junta
Provisional de Gobierno
Consumada
felizmente la gloriosa revolución que se inició en Cádiz, y
llegado el caso de organizar la Administración pública, esta Junta
Revolucionaria de Madrid encomienda al Capitán general de ejército
D. Francisco Serrano, Duque de la Torre, la formación de un
Ministerio provisional que se encargue de la gobernación del Estado
hasta la reunión de las Cortes Constituyentes (…).
De
este Gobierno Provisional, encabezado por el general Serrano, también
formaban parte dos figuras políticas muy próximas a Rojo Arias:
Ruiz Zorrilla, del Partido Demócrata Radical, y Práxedes Mateo
Sagasta, miembro del Partido Liberal y del que, con el paso del
tiempo, el político madrileño sería fiel seguidor en el periodo de
la Restauración propiciada por Cánovas del Castillo a partir del
año 1874.
Imagen de Ignacio Rojo Arias hacia 1870
Rojo Arias elegido diputado por
Ciudad Real en las cortes constituyentes
La
convocatoria de unas Cortes Constituyentes fue el primer mandato del
Gobierno Provisional encabezado por el general Serrano. Hasta la
convocatoria de estas elecciones y la formación de las Cortes
Constituyentes, anunciadas para comienzos del año 1869, Ignacio Rojo
accedió a uno de los muchos cargos políticos que ejercería durante
su dilatada trayectoria en las filas de los partidos liberales
progresistas y, durante los meses de enero y unas semanas de febrero
de 1869, ocupó el Gobierno Civil de la provincia de Cádiz.
Aunque Arias Rojo también había
optado al cargo de subsecretario del Ministerio de la gobernación,
finalmente se aprobó su nombramiento como gobernador civil de la
provincia andaluza, publicado en el diario oficial el 22 de diciembre
de 1868.
En su etapa al frente del orden
público en Cádiz, el político morateño hubo de afrontar una
situación política complicada como representante de un gobierno de
carácter moderado, desde la visión de los partidos republicanos, o
decididamente revolucionario desde la perspectiva de los partidos
conservadores o profundamente reaccionarios como los partidarios del
carlismo. Con esta situación de enfrentamiento, Rojo Arias intentó
mantener la paz social en toda la provincia de Cádiz en los días
previos a las elecciones del 15 de enero. Unos días antes, el día
12 Rojo Arias publicó un edicto recalcando su disposición a
mantener el orden en las calles:
Con
motivo de haberse alterado momentáneamente el orden en la ciudad de
Cádiz, a causa de una falsa alarma, el distinguido gobernador civil
don Ignacio Rojo Arias ha publicado el siguiente acertadísimo bando:
(…)
En los pocos días que llevo entre vosotros y al frente del mando
civil de esta provincia, he procurado daros no más que una idea de
las condiciones de mi carácter y de los propósitos que cómo
autoridad abrigo.
Una
falsa alarma, cuyo origen estoy investigando, ha producido una
perturbación, que ni aun por ser momentánea, puedo explicarme en el
pueblo de Cádiz.
Hago
un llamamiento enérgico a la cordura y al patriotismo de todos sus
habitantes.
Me
dirijo á los perturbadores, si es que existen y sea la que fuere la
clase social a que pertenezcan, para advertirlos que antes de
consentir la alteración del orden, estoy resuelto a ir en el castigo
hasta el último límite de la ley y de mis facultades.
(…)
Cádiz, 12 de enero de 1869. El Gobernador civil Ignacio Rojo Arias.
En
este ambiente agitado, no sólo en Cádiz sino en todo el territorio
nacional, llegó el día de las elecciones convocadas para el 15 de
enero. Ese mismo día, en la primera página de La
Iberia,
el periódico en el que Rojo Arias había desarrollado la mayor parte
de su carrera periodística antes de acceder a las responsabilidades
políticas, se publicaba una recomendación explicita a sus lectores
a la hora de votar:
La
candidatura recomendada por la Junta monárquico-democrática,
conforme con la designación hecha por los distritos de Madrid, y la
cual deben votar nuestros amigos, es la siguiente:
Don
Juan Prim.
Don
Manuel Becerra.
Don
Francisco Serrano Domínguez.
Don
Nicolás María Rivero.
Don
Manuel Ruiz Zorrilla.
Don
Juan Bautista Topete,
Don
Práxedes Mateo Sagasta.
Don
José Abascal.
Don
Ignacio Rojo Arias.
(…) (La
Iberia, 15
de enero de 1869)
Certificación del escaño obtenido por Rojo Arias en las Cortes Constituyentes de 1869
Transcurrido
un mes de la celebración de las elecciones, el quince de febrero de
1868, Rojo Arias tomaba posesión de su acta como diputado electo por
la provincia de Ciudad Real. Recordemos que, a pesar de no ser
natural de esta provincia manchega, Ignacio Rojo había desarrollado
una importante labor como miembro de la judicatura y de la fiscalía
en Ciudad Real durante los años anteriores a la revolución. Además,
su polémico proceso por injurias y calumnias a Enrique Cisneros,
gobernador civil en esos años, del que ya hemos visto que salió
declarado inocente, le dio una popularidad que le fue muy útil en
los comicios.
En
estas elecciones a Cortes Constituyentes, Rojo Arias formó parte de
la coalición Progresista Liberal que, encabezada por Juan Prim,
obtuvo una amplia mayoría en todo el territorio nacional con el
67,05 de los votos y 236 diputados del total de 352 parlamentarios
que conformaban el pleno de la cámara. El propio político morateño
obtuvo unos excelentes resultados con 18.366
votos que le valieron para obtener el acta de diputado. Por este
motivo, Rojo Arias, consciente de que no podía compaginar su labor
como diputado con la de gobernador civil de Cádiz, presentó su
renuncia a este cargo:
Ha
llegado o esta corte el ilustre abogado Ignacio Rojo Arias,
gobernador civil de Cádiz. El Sr. Rojo, que con su atinado
celo y moderación, ha
sabido captarse
simpatías de
los gaditanos, ha
presentado a la vez que su acta de diputado en el Congreso, la
dimisión al señor ministro de la Gobernación del cargo de
gobernador que tan acertadamente le confiara.
(La Igualdad,
6 de febrero de 1869).
Ya
como diputado en unas Cortes que tenían como objetivo primordial
desarrollar una nueva Constitución que acabara con el periodo de
interinidad provocado por la revolución que expulsó a Isabel II,
Rojo Arias se disponía a afrontar dos años en los que destacó,
como veremos, en las filas de los diputados que apoyaban al gobierno
provisional. Como responsable del Gobierno Civil de Madrid, Rojo
Arias también vivió muy de cerca los trágicos acontecimientos que
costaron la vida al general Prim a finales del año 1870.
Fuentes
y bibliografía
- Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
- Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).
- Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
- Periódicos y publicaciones citados en el texto.
Biografía inconclusa. O quizá es que Rojo Arias no tuvo más vida después del atentado de Prim.
ResponderEliminarClaro que tuvo más vida despues del atentado contra Prim. La biografía de Rojo Arias se desarrolla en seis entregas y dos apéndices. Saludos y gracias por seguir el blog.
ResponderEliminar