Mayorazgos: los marqueses de Espinardo, una familia de la nobleza en la villa de Morata (II)
En los siglos XV y XVI el linaje de los Guevara pasará a disfrutar el mayorazgo de Morata
Los bienes vinculados al mayorazgo convertían a sus titulares en los mayores propietarios de la villa
Veíamos la pasada semana cómo el matrimonio formado por Fernán Rodriguez Pecha y Elvira Martinez traspasaron a su primogénito, Pedro Fernández Pecha, la titularidad del mayorazgo que habían fundado con los bienes que poseían en Morata y en las aldeas próximas de Eza, Villaverde y Monasterio. Tras el abandono de la vida civil de Pedro Fernandez Pecha, y su dedicación como fundador a la orden de San Jerónimo, la ausencia de herederos directos dio lugar a que el mayorazgo pasara por sus hermanas María, Beatriz y Mayor Fernandez Pecha. Analizamos en la entrega de esta semana quiénes fueron los sucesivos poseedores del mayorazgo hasta finales del siglo XVI y como en estos años aparece el apellido Guevara ligado a los bienes vinculados localizados en el término de Morata.
Aunque resulta complicado documentar en estos primeros años qué bienes poseían en Morata los herederos del matrimonio formado por Fernán Rodríguez Pecha y Elvira Martínez, y cuántos de estos mismos bienes pasaron a formar parte del mayorazgo fundado por el matrimonio, hay que resaltar que, al menos hasta la llegada del I marqués de Leganés como poseedor del señorío de Morata, esta familia se convirtió en la mayor propietaria de la villa tanto en bienes rústicos como en bienes urbanos o, incluso, molinos en las ribera del Tajuña..
Esta condición de grandes propietarios de un patrimonio que, por la propia condición jurídica del mayorazgo, no podía salir al mercado convierten a sus titulares en vecinos con capacidad para influir en la vida cotidiana de Morata en tanto que poseedores de unos bienes rústicos en los que basaban su economía familiar. Además, no resultó extraño, como veremos, que algunos titulares del mayorazgo residieran permanentemente en Morata y participaran en la vida social de la villa e incluso de la comarca desde su residencia palaciega localizada en el casco urbano y en la que, con el tiempo, pasaría a ser denominada como plazuela de Espinardo. El hecho de que alguno de los herederos del mayorazgo residieran permanentemente en su palacio de Morata les diferencia de los marques de Leganés o de los condes de Altamira que siempre tuvieron su palacio en Morata como una residencia ocasional y en temporadas muy concretas.
Titulares del mayorazgo desde el siglo XV hasta la llegada de los marqueses de Espinardo
En la primera entrega vimos cómo la ausencia de descendencia en los matrimonios de María y Beatriz, las dos hermanas mayores de Pedro Fernández Pecha, y la condición de religioso y obispo de Jaén de Alonso Fernández Pecha, su otro hermano, dejó en manos de Mayor Fernández Pecha, la más pequeña de las hijas del matrimonio fundador, la sucesión del mayorazgo de Morata.
Argote de Molina, señala en su libro Nobleza de Andalucía, como doña Mayor Fernández Pecha casó con Arias González de Valdés, señor de Veleña y Atanzón. Mayor fue también madre de Men Rodríguez de Valdés. En otra publicación que recoge los distintos linajes de la nobleza española, Asturias Ilustrada, primitivo origen de la nobleza de España, su antigüedad. Clases, diferencias con la descendencia sucesiva de las principales familias del reino, se recoge que este Men Rodríguez de Valdés sucedió a su padre en los señoríos de Veleña y Atanzón y, debido a las circunstancias de falta de herederos de los hermanos y hermanas de su madre, resultó también beneficiario del mayorazgo de Morata que habían fundado sus abuelos maternos. Los términos de esta herencia aparecen reflejados en el testamento que su madre otorgó en febrero de 1400 en la Puebla de Guadalupe, donde ya se habían instalado su hermano mayor, Francisco Fernandez Pecha, como monje jerónimo
Ya como nuevo señor de Morata y poseedor de su mayorazgo, Men Rodríguez de Valdés (cir. 1360-1431) ejerció como ayo del infante Don Fernando de Antequera Casado con María Fernández de Orozco, señora de Galvez, Mayandona, Miedes y otros lugares. Men Rodriguez fue benefactor del monasterio de Lupiana, germen de la orden jerónima en España, como también lo habían sido su abuela Elvira Martinez y su tía Mayor Fernández, madre y hermana, respectivamente, de Pedro Fernández Pecha fundador de dicho monasterio. El matrimonio tuvo seis hijos: Iñigo López Valdés, Pedro Meléndez Valdés, Men Rodríguez Valdés, Arias González de Valdés, Fernán Pérez de Pecha y BeatrizFernández de Pecha. A la muerte de Men Rodriguez de Valdés fue su primogénito, Iñigo López Valdés quien recibió entre otros bienes heredados los señoríos de Veleña y Atanzón y el mayorazgo de Morata como primogénito del matrimonio.
Iñigo López de Valdés (cir. 1390-?) ya como heredero de los mismos, vendió los señoríos de Atanzón y Veleña al marqués de Santillana, Iñigo López de Mendoza. Esta venta, quizá por motivos económicos, provocó en los años siguientes numerosos pleitos a los que se vieron abocados sus sucesores. Estas ventas no afectaron al mayorazgo de Morata, por la imposibilidad legal de enajenarlo. Casado con Juana de Guzmán y Herrera, a la muerte de Iñigo López de Valdés correspondió a su única hija y heredera, María de Valdés Pecha y Guzmán, la titularidad del mayorazgo de Morata que, a estas alturas del siglo XV, ya contaba con más de 100 años de historia.
Escudo del linaje Guevara
El apellido Guevara y el mayorazgo de Morata
Con María de Valdés y Guzmán, cuya fecha de nacimiento y defunción desconocemos -al igual que sucede con muchos de los titulares del mayorazgo de Morata- se va a producir la circunstancia de la aparición de la familia Guevara, un apellido de orígenes norteños pero que a estas alturas del siglo XV ya tenía lazos muy importantes en el antiguo reino de Murcia. Maria de Valdés casó con Beltran de Guevara, nombre y apellido que aparecerá reiteradamente relacionado con el mayorazgo de Morata. Beltrán de Guevara era hijo de Pedro Vélez de Guevara y de su mujer, Isabel de Castilla. Aunque no era el primogénito de la familia ya era titular del señorío de Monteagudo, en Murcia. Este señorío permanecería unido durante varias años al mayorazgo de Morata al igual que el apellido Guevara y, ya en el siglo XVII, con el apellido Fajardo y los marqueses de Espinardo.
El matrimonio entre Beltrán de Guevara y María Valdés tuvo tres hijos, Pedro Vélez de Guevara, Carlos de Guevara y Beltrán de Guevara. Este último sucedió a su madre en el mayorazgo de Morata, recuperándose así la línea del varón en la sucesión. El nombre de Beltrán de Guevara (cir. 1455), como hijo del matrimonio de María de Valdés y Guzmán, vuelve a repetirse cuando, de nuevo, el primogénito del mismo, Beltrán de Guevara, se convierte en titular del mayorazgo. Este Beltrán, casado con Elvira de Rojas, pleiteó, sin éxito, por el mayorazgo de Marchamalo, que había pertenecido a la familia de su madre y que era disputado por su tío, Pedro Meléndez de Valdés.
De nuevo un Beltrán de Guevara, ya por tercera ocasión, pasa a poseer el mayorazgo de Morata, como primogénito del matrimonio entre su padre, y Elvira de Rojas. Este Beltrán de Guevara también aparece en la documentación como protagonista de un pleito por el uso del agua del río Tajuña. La mayoría de los bienes adscritos al mayorazgo estaban situados en la vega del Tajuña y los Guevara, y posteriormente los marqueses de Espinardo, no dejaron de pleitear cuando consideraron que se conculcaban sus derechos sobre el agua.
En 1516 dicho Beltrán de Guevara pleiteó contra Pedro Sánchez por considerar el primero que el vecino de Morata le impedía el normal riego de sus huertas. Otra vez el agua en el origen de un pleito. El proceso judicial llegó ante la justicia de Alcalá de Henares que condenó a Pedro Sánchez y le obligó, por sentencia, a que no perturbase la entrada de agua por su huerto al del dicho don Beltrán.
Como vemos, la vinculación del apellido Guevara con Morata a través del mayorazgo fundado en las primeras décadas del siglo XIV fue reiterada durante la segunda mitad del siglo XV y el siglo XVI. Esta presencia de los Guevara en Morata fue glosada por Antonio de Guevara, un destacado escritor renacentista, autor de obras célebres en su tiempo como Menosprecio de corte y alabanza de aldea o las Epístolas familiares. En esta última obra, el escritor y religioso -llegó a ostentar los obispados de Lugo y Guadix-, afirmaba sobre su linaje familiar:
A lo primero que decís, señor, de mi linaje que es antiguo, bien sabe Vuestra Señoría que mi abuelo se llamó don Beltrán de Guevara, y mi padre también se llamaba don Beltrán de Guevara, y mi tío se llamaba don Ladrón de Guevara, y que yo me llamo ahora don Antonio de Guevara, y aun también sabéis, señor, que primero hubo condes en Guevara que no reyes en Castilla. Este linaje de Guevara trae su antigüedad de Bretaña y tiene seis mayorazgos en Castilla: es, a saber, el conde de Oñate, en Álava; don Ladrón de Guevara, en Valdallega; don Pero Vélez de Guevara, en Salinas; don Diego de Guevara, en Paradilla; don Carlos de Guevara, en Murcia, y don Beltrán de Guevara, en Morata; los cuales todos son valerosos en sus personas, aunque pobres en estados y rentas; de manera que los de este linaje de Guevara más se precian de la antigüedad de do descienden que no de la hacienda que tienen. Esta afirmación de Antonio de Guevara sobre las rentas familiares era una verdad a medias a medias: ciertamente, los Guevara no dejaban de ser un apellido modesto muy alejado de la alta nobleza castellana, lo que no impedía que fueran una familia muy influyente en una pequeña villa como Morata..
Aumento del patrimonio familiar
De hecho, y pese a esta declaración en torno a la modestia de los bienes materiales de los Guevara que nos dejó Antonio de Guevara en sus Epístolas familiares, en lo que se refiere a Morata los poseedores de su mayorazgo podían presumir, como veremos, de ser una de las familias más influyentes de la villa a estas alturas del siglo XVI. De hecho, este último Beltrán de Guevara como poseedor del mayorazgo incrementó de alguna manera la influencia del apellido Guevara cuando contrajo matrimonio con Ana de Guevara, perteneciente al mismo linaje y señora Monteagudo, en el reino de Murcia, privilegio que había obtenido como herencia de sus padres Carlos de Guevara y Ana de Rocafull. En 1540 este citado Beltrán de Guevara, por entonces vecino de la ciudad de Murcia, realiza un inventario en la villa de Morata, ante el escribano Francisco de Escamilla, de los bienes adscritos al mayorazgo tras la muerte de su mujer.
Según la documentación del archivo de los marqueses de Espinardo mientras Beltrán de Guevara fue titular del mayorazgo, a mediados del siglo XVI, se ocupó de mejorar el patrimonio de bienes urbanos que poseía en la villa de Morata. Mediante el sistema de trueque, Beltrán aumentó sus propiedades en torno al palacio de la familia, localizado como hemos señalado en lo que ahora conocemos como plazuela de Espinardo y que aparece por primera vez en la documentación que hemos localizado sobre la familia propietaria del mayorazgo morateño. Estos documentos forman parte del inventario de los documentos del archivo de los marqueses de Espinardo que se conservan en el Archivo Histórico de la Nobleza.
En una primera operación, ejecutada en 1552, Beltran de Guevara acordó cambiar dos casas por otras dos viviendas con el vecino de Morata Alonso Pérez de Segovia. Tres años después, en 1554, Beltrán de Guevara añade a las casas que había cambiado a Alonso Pérez, y que formaban ya parte del palacio de la familia, un corral que se sumó a las propiedades del mayorazgo gracias a un nuevo trueque con Diego Ruiz, otro vecino de Morata, que recibió a cambio otro corral.
Junto a estas mejoras en el patrimonio urbano de la familia en Morata, Beltrán de Guevara como poseedor en estos años del mayorazgo se ocupó de que entre los bienes adscritos al mismo apareciera un molino situado en la ribera del Tajuña que, aunque en la documentación no aparece clara su localización, puede ser el que siglos adelante sería conocido como molino de la Huerta o molino de arriba. Así aparece reseñado en un documento en el que se encuentra información sobre este molino:
Concordia sobre un molino en el río Tajuña, término de Morata. Concordia y transacción que hicieron García González, Juan Alonso y otros consortes de la una parte y Juan Rodríguez Ruiz y Don Beltrán de Guevara de otra sobre un molino y presa de él, en la ribera del Tajuña de la villa de Morata y fue apartándose del pleito que tenían pendiente en el Concejo por ciertas condiciones que contenía una escritura que pasó en dicha villa de Morata a 10 de marzo de 1555 años por ante Alonso Fernández, escribano de ella.
No es este documento el único que recoge la relación de los Guevara con el molino. En el citado archivo de los marqueses de Espinardo aparecen hasta tres documentos más sobre este molino en diferentes periodos históricos. En el año 1555 están fechados dos de estos legajos. El primero es una escritura que trata sobre la mejor forma de operar en el molino para que no produzca daños en la vega:
Una escritura otorgada entre los interesados en el molino de la Huerta de Tajuña y don Beltrán Guevara en que se declara la forma para poner las tablas en los gallardos de dicho molino para que no se haga daño cuando venga crecido el río referido a los heredados, pasó en 6 de octubre de 1555 ante Francisco de Escamilla.
Del mismo año es una real carta ejecutoria -sentencia- sobre el citado molino:
(…) real carta ejecutoria por el señor arzobispo de Toledo, primado de las Españas y de los señores de su Consejo, su data en Toledo a 11 de julio de 1555, por la que se confirma una concordia que otorgaron Don Beltrán de Guevara y otros consortes de la una parte como heredados en la ribera del río Tajuña y Rodrigo y Juan Ruiz sobre la presa de un molino que los susodichos poseían en dicha rivera, por haberse hecho la presa mucho más alta que la tenía de que resultó perjuicio a dicho heredamiento en la cual concordia se da reglas en la forma en que se han de poner las tablas en los aguatochos y demás razones que constan de la que está inserta en esta ejecutoria y separadamente con otra en este legajo.
Un último documento, este ya fechado en el siglo XVII, recoge una referencia al molino que, en esos años, fue modificado para convertirlo en un ingenió de los conocidos como de regolfo:
(…) una escritura que el Concejo de la villa de Morata y otros consortes con el señor don Beltrán de Guevara otorgaron en razón de cierto molino que dicho concejo tenía castellano y lo quería hacer de regolfo de que resultara daño a dicho Don Beltrán y consortes que tenían tierras en la vega de Tajuña donde estaba dicho molino, y por non tener pleitos y que dicha obra se hiciese con toda formalidad y arreglado a lo que tenían estipulado, otorgaron esta escritura de convenio en la villa de Morata en 26 de mayo de 1655 ante Alonso Fernández.
Como sucesora en el mayorazgo de Morata del matrimonio de Beltrán y Ana de Guevara aparece su hija Juana de Guevara, casada con Hernando de Otazo, regidor de la ciudad de Murcia. Como vemos, la región y la ciudad de Murcia y el apellido Guevara continuaban apareciendo relacionados con el mayorazgo morateño que fundara Rodríguez Pecha y su mujer Elvira Martínez. Por la documentación de la época, parece que Juana de Guevara llegó a residir en el palacio que la familia poseía en Morata. En 1568, según sabemos por el archivo de la casa, Juana Guevara, ya viuda de su marido Hernando de Otazo, firmó un censo de cuatro mil ducados, cantidad muy respetable para la época, sobre sus bienes vinculados en Morata, Chinchón, Eza y Villaverde. Este préstamo censal, contó con el obligatorio permiso real al incluirse en el mismo los bienes vinculados del mayorazgo.
Varios vecinos de Morata, entre ellos Pedro Páez, Antón Sánchez o el doctor Juan Martínez, firmaron como fiadores de Juana de Guevara que había solicitado el préstamo con la garantía de su mayorazgo en Morata para adquirir la octava parte del señorío de la villa murciana de Ceutí y también para continuar el pleito que seguía contra el conde de Coruña por los derechos de señorío de la villa de Veleña.
La cuantía de ambos censos, con la garantía para los prestamistas de los bienes adscritos al mayorazgo, nos sirve para hacernos una idea de la importancia del patrimonio de la familia Guevara en Morata, al que había que añadir sus posesiones en el entorno de la ciudad de Murcia. De hecho, unos años antes, en 1562 y a la muerte de Beltran de Guevara, padre de Juana, esta y su marido Hernando de Otazo solicitaron a la justicia de Morata un apeo y deslinde de los bienes del mayorazgo antes de hacerse cargo de la administración del mismo. Este tipo de comprobaciones, realizadas ante escribano público y con la obligada participación de los arrendadores de las tierras y bienes de la familia, resultaba habitual cuando se producía la sucesión en la titularidad del mayorazgo y permitía a sus nuevos poseedores ponerse al día de los bienes que recibían y de cómo se administraban. El mismo año de 1562, y con la misma intención de conocer qué bienes poseía en Chinchón, el difunto Beltrán de Guevara, Hernando de Otazo, marido de Juana, solicitó el deslinde y amojonamiento de los bienes del mayorazgo en término de la villa de Chinchón.
Reseñamos, por último, otro censo firmado por Juana de Guevara por cuantía de 7.000 ducados para pagar la dote con que los Otazo de Guevara se había comprometido para acordar el matrimonio de su hija Ana de Guevara con Diego Ramírez por un importe anual de 500 ducados. En la documentación de este censo aparece también como firmante Juan Otazo de Guevara. Sobre la muy interesante figura de este heredero del mayorazgo de Morata trataremos la próxima semana pero ya adelantamos que fue un muy activo representante de la familia de Guevara que, profesionalmente, destacó, entre otras actividades, como ejecutor de importantes obras hidráulicas en la comarca.
Fuentes y bibliografía:
Escritura de fundación de mayorazgo otorgada por Fernán Rodríguez, camarero del Rey [Alfonso XI] y su mujer, doña Elvira Martínez, camarera de la reina doña María, de Morata, Villaverde y Monasterio, aldeas de Segovia.
Indice de colección de Don Luis de Salazar Castro. Volumen 49. Real Academia de la Historia.
Las profesiones femeninas de la nobleza y de las oligarquías urbanas en la Castilla bajomedieval. Cusas, dinámicas, privilegios y donaciones. Prieto Sayagües, Juan Antonio. Revista Espacio, tiempo y forma. Serie III. Historia Medieval. Julio 2021.
Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo LXX VIII. Cuaderno I. Editorial Reus. Madrid, enero de 1921.
Revista de España. Vigésimo séptimo año. Tomo CXLIX. Noviembre y diciembre. Establecimiento tipográfico de Ricardo Fe. Madrid. 1891.
Nobleza de la Andalucía. Argote de Molina. Gonzalo. Imprenta Fernando Díaz. Sevilla, 1588.
Asturias Ilustrada, primitivo origen de la nobleza de España, su antigüedad. Clases, diferencias con la descendencia sucesiva de las principales familias del reino. Trelles Villademoros, Joseph Manuel. Tomo III. Madrid, 1760.
Documentos de Enrique III. Fondo Mercedes Gaibrois de Ballesteros.
Inventario de documentos existentes en el archivo de Diego Alonso de Entenza Fajardo Vera, marqués de Espinardo, realizado por el administrador Nicolás Castañón en el año 1749. - Archivo Histórico de la Nobleza, ESPINARDO,C.4,D.1.
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