jueves, 4 de julio de 2024

Mayorazgos: los marqueses de Espinardo, una familia de la nobleza en la villa de Morata (VII)

En 1836 las leyes liberales pusieron fin a casi quinientos años de historia del mayorazgo de la vega de Morata.

Cuando a mediados del siglo XVIII se elabora el Catastro de Ensenada, en el que se recogen las propiedades del marquesado de Espinardo en Morata, la administración de estos bienes no había variado mucho desde la creación del mayorazgo de la Vega de Morata en el siglo XIV. Diego Manuel de Vera Fajardo, titular del marquesado de Espinardo en 1751, continuó con la práctica de arrendar los bienes adscritos al mayorazgo a vecinos de Morata, Chinchón y Perales de Tajuña como medio de rentabilizar un patrimonio que, desde hacía siglos, también tenía algunas cargas en forma de censos, capellanías y obras pías que lastraban las cuentas de los Espinardo. En 1836, la supresión de los mayorazgos significó un cambio significativo para este patrimonio con siglos de historia: a partir de ese año este patrimonio entro en el mercado y podía ser vendido o hipotecado sin ninguna limitación.


Distintas instituciones de la Iglesia eran los principales beneficiarios de los censos -créditos- que se reconocían en la documentación del Catastro de Ensenada y que, anualmente, generaban unos intereses que debían abonar los titulares del mayorazgo. En esta documentación se manifestaba, expresamente, que estos intereses anuales se pagan del producto de esta hacienda y la que goza dicho señor marqués en término de Chinchón y Perales (…). 

Entre los censos contratados con instituciones eclesiásticas destaca el que la Casa de Espinardo tenia a favor de la Iglesia de Toledo por un importe de 3.000 ducados que generaban 900 reales anuales de interés. El convento de San Martín en Madrid también poseía a su favor y contra los Espinardo un censo de 25.600 reales de principal que generaban unos intereses anuales de 768 reales y 18 maravedíes.

Un particular, vecino de la ciudad de Lugo, Joseph Antonio Santiso, era titular de un censo contra los bienes de los Espinardo por un importe de 4.000 ducados de principal y 1.320 reales de vellón de intereses anuales.

Por otra parte, las dos capellanías que dependían del mayorazgo de los Espinardo también originaban gastos anuales por un importe de 1.650 reales, en el caso de la que se mantenía en el convento de las religiosas carmelitas de Santa Ana de Madrid, y 2.732 reales por la capellanía de la que era titular el cura de Villamanrique de Tajo. Estas cargas se completaban con un censo a favor del Hospital de Pobres de la villa de Morata que generaba unos modestos intereses anuales de 17 reales y medio.

Según se especifica en la declaración que hicieron a los responsables del catastro los administradores de los Espinardo estos intereses anuales debían abonarse, por mitad, con los beneficios de los bienes localizados en Morata, 3.730 reales al año, y el resto con los beneficios del patrimonio de los marqueses de Espinardo en Chinchón y en Perales de Tajuña.

Relación de los marqueses de Espinardo titulares del mayorazgo de la vega de Morata

Desde que el 7 de agosto de 1627 Felipe IV concediera a Juan Fajardo de Tenza el título de marqués de Espinardo, los sucesivos poseedores de este marquesado tenían asociado a este título nobiliario la titularidad del mayorazgo de la Vega de Morata y así aparece reflejado en toda la documentación. A estas alturas del siglo XVII este mayorazgo, que fundaran en 1360 Fernán Rodriguez Pecha y su mujer Elvira Martínez, contaba ya con casi 300 años de historia ligados a los descendientes de los fundadores y a los apellidos Rodríguez Pecha y Guevara.

A partir de la creación del marquesado de Espinardo, la sucesión en este título, como el caso del mayorazgo de la Vega de Morata, siguió la linea de sucesión que favorecía a los primogénitos y a los varones. Con estas condiciones, desde la muerte del I marqués de Espinardo, le sucedieron en la titularidad de la casa de Espinardo los siguientes marqueses:

  • Diego Ambrosio Fajardo de Guevara y Córdoba (1631-1649), hijo del I marqués de Espinardo, murió sin descendencia.

  • Luisa Antonia Fajardo de Guevara y Córdoba (1649-1652), hermana del II marqués de Espinardo y casada Luis Felipe Ladrón de Guevara y Zúñiga. Cedió en 1652 su titulo en vida a su primogénito así como los distintos mayorazgos de los que era titular, entre ellos el de la Vega de Morata.

  • Juan Manuel Fajardo de Guevara (1652-1654), falleció a la temprana edad de 19 años, sin descendencia y le sucedió su hermano segundogénito.

  • Juan Antonio Fajardo de Guevara (1654-1663), de profesión militar y gentilhombre de cámara de Juan José de Austria. 

  • José de Guevara Fajardo y duque de Estrada (1663-1680), gentilhombre de cámara de Carlos II. La muerte accidental de su único hijo, fallecido ahogado en un estanque, y la ausencia de un familiar más cercano provocó que el marquesado pasara a su prima hermana Ana Ortiz María Ortíz de Zúñiga.

  • Ana María Ortíz de Zúñiga Leyva y Fajardo (1680-1695), accedió al marquesado por vía materna. Casada con Diego Manuel de Vera Albuquerque, gentilhombre de boca de Carlos II.

  • Juan Alonso de Vera Albuquerque y Fajardo (1695-1748), accedió al marquesado por renuncia en vida de su madre, Ana María Ortiz. Fue gobernador y capitán general de la isla Margarita y en Nicaragua y Honduras.

  • Diego Manuel de Vera Fajardo y Varona (1748-1758), gentilhombre de cámara de Felipe V e intendente de Burgos. Ostentaba la titularidad del marquesado cuando se elaboró el Catastro de Ensenada. Casado en tres ocasiones, le sucedió el hijo de su primer matrimonio con Antonia María de Cáceres y Quiñones, hija del marqués de Albuidete.

  • Francisco Antonio de Vera Tenza Fajardo y Quiñones (1758-?), mayordomo de semana de Carlos III. Casado en dos ocasiones, le sucedió en el marquesado y en el mayorazgo de la Vega de Morata el primogénito de su primer matrimonio con Francisca de Saurín y Gaitero. 

  • Joaquín Alonso Vera de Aragón Tenza y Saurín (-1787), casó con María Teresa Manuel de Villena y Mendoza, hija del marqués del Real Tesoro. 

  • María Francisca de Asís Vera de Aragón y Manuel de Villena (1787-1836), hija del XI marqués de Espinardo y dama de la Real Orden de las Damas Nobles de la Reina María Luisa. Ostento la titularidad del marquesado de Espinardo durante un largo periodo de 49 años. Casada en primeras nupcias con Francisco de Paula Fernández de Córdoba y Alagón de la Cerda, este primer matrimonio le permitió añadir al marquesado de Espinardo y otros títulos de su antepasados los condados de Sástago, Gilmes y Sacro Imperio y el marquesado de Aguilar.

    María Francisca de Asis Vera de Aragón, XII marquesa de Espinardo, última titular del mayorazgo de la Vega de Morata, pintada por Agustín Esteve en 1798 (Fuente: Museo Fundación Lázaro Galdiano).

Supresión de los mayorazgos y bienes vinculados

Cuando el 31 de diciembre de 1836 falleció en Madrid Maria Francisca de Asis Vera de Aragón, XII marquesa de Espinardo, uno de los múltiples cambios políticos ocurridos desde la muerte de Fernando VII en 1833 fue la aprobación de un decreto que significó la supresión de los mayorazgos en el reino de España. En plena I guerra carlista y durante la regencia de María Cristina de Borbón, por la minoría de edad de la reina Isabel II, se sucedieron varías leyes y decretos que, al menos en el plano legal, ponía punto y final a distintas figuras de origen medieval que aún subsistían en la España del siglo XIX: el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición (1834), los mayorazgos (1836) y los señoríos (1837) fueron sucesivamente eliminados gracias a las políticas liberales de los primeros años del reinado de Isabel II

Tanto la Inquisición como los señoríos ya habían sido objeto, desde la guerra de la Independencia y también desde la aprobación de la Constitución de Cádiz de 1812, de distintas iniciativas legales que buscaban suprimir estas instituciones. Sin embargo, la infausta vuelta de Fernando VII y el regreso a las políticas absolutistas del rey felón, propició la recuperación, al menos temporal, tanto del Santo Oficio como de los señoríos en manos de los miembros de la nobleza.

La misma situación se produjo en el caso de los mayorazgos y la vinculación de bienes: su recorrido histórico no superó el reinado de Fernando VII. La figura legal que había propiciado que durante casi quinientos años se prolongara en el tiempo el mayorazgo de la Vega de Morata, fundado por Fernán Rodriguez Pecha y Elvira Martínez, desapareció definitivamente el 3 de octubre de 1836. Ese día, la Gaceta de Madrid, el periódico oficial del reino, publicaba el decreto de las Cortes que restablecía, a su vez, otro decreto de 27 de diciembre de 1820 de supresión de toda especie de vinculaciones.

Este decreto desarrollaba en varios artículos la desaparición del ordenamiento legal de origen medieval que regulaba los mayorazgos y la vinculación de bienes. El decreto emitido por Fernando VII en pleno trienio liberal, constaba de 16 artículos en los que se fijaban cuestiones como los periodos transitorios de adaptación de la nueva legislación a la nueva realidad política o el tratamiento futuro de los distintos tipos de censos hasta su extinción. Resultan especialmente destacados los dos primeros capítulos:

Art. 1.° Quedan suprimidos todos los mayorazgos, fi­deicomisos, patronatos y cualquiera otra especie de vin­culaciones de bienes raíces, muebles, semovientes, censos, juros, foros o de cualquiera otra naturaleza, los cuales se restituyen desde ahora a la clase de absolutamente libres. 

2.° Los poseedores actuales de las vinculaciones supri­midas en el artículo anterior podrán desde luego disponer, libremente como propios de la mitad de los bienes en que aquellas consistieren; y después de su muerte pasará la otra mitad al que debía suceder inmediatamente en el mayorazgo, si subsistiese, para que pueda también disponer, de ella libremente como dueño. (…). (Decreto aprobado el 27 de octubre de 1820 y ratificado el 3 de octubre de 1836).

En la práctica, la expresión, se restituyen desde ahora a la clase de absolutamente libres con la que finaliza el artículo 1º en referencia a los  mayorazgos, fi­deicomisos, patronatos y cualquiera otra especie de vin­culaciones de bienes raíces (…) significa que el histórico mayorazgo de la Vega de Morata dejaba de existir legalmente de hecho. En el plano meramente formal, esta denominación del mayorazgo de los Espinardo, deja de parecer en las referencias de los sucesivos marqueses de Espinardo. 

En el plano material y económico, la supresión del mayorazgo significa que estos bienes que, recordemos, significaban aproximadamente el 15 por ciento de las tierras de riego de la vega morateña, podían ser vendidos, hipotecados o traspasados sin ninguna traba legal y que, como bienes libres que ya eran, no era obligatorio solicitar un permiso real para su enajenación ni tampoco eran indivisibles entre los herederos de estos bienes. 

También resulta significativo que en el corto periodo de tiempo que va desde 1820 hasta 1837, los cambios legales afectaron de manera decisiva a los tres patrimonios más importantes de la villa: la hacienda y señorío de los condes de Altamira, el mayorazgo de los marqueses de Espinardo y, por último pero no menos importante, la desamortización de los bienes que el convento que los dominicos del Rosario poseían en el término de Morata. En el caso de los Altamira, ya desde 1820 se había iniciado, con permiso de la Corona y para hacer frente a sus deudas, la enajenación de la mayor parte de su patrimonio en Morata (fincas en la vega y en el llano y el molino harinero. Los bienes de los dominicos también entraron en el mercado gracias a las leyes desamortizadoras. Y, curiosamente, fue la familia Angulo, la misma que compró el molino harinero y las fincas de regadío a los Altamira la que también se hizo con la posesión más emblemática de los frailes dominicos, su casa de labor donde se levantaría, con los años, la Casa Mac-Crohon, descendientes de los angulo. En el caso de los bienes de los Espinardo, veremos la próxima semana, en el último capítulo de la serie, como evolucionó, ya sin las limitaciones que imponía el viejo ordenamiento legal abolido en 1836, el patrimonio adscrito al desaparecido mayorazgo de la Vega de Morata. 


Fuentes y bibliografía:

  • Escritura de fundación de mayorazgo otorgada por Fernán Rodríguez, camarero del Rey [Alfonso XI] y su mujer, doña Elvira Martínez, camarera de la reina doña María, de Morata, Villaverde y Monasterio, aldeas de Segovia.

  • Indice de colección de Don Luis de Salazar Castro. Volumen 49. Real Academia de la Historia.

  • Las profesiones femeninas de la nobleza y de las oligarquías urbanas en la Castilla bajomedieval. Cusas, dinámicas, privilegios y donaciones. Prieto Sayagüés, Juan Antonio. Revista Espacio, tiempo y forma. Serie III. Historia Medieval. Julio 2021.

  • Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo LXX VIII. Cuaderno I. Editorial Reus. Madrid, enero de 1921.

  • Revista de España. Vigésimo séptimo año. Tomo CXLIX. Noviembre y diciembre. Establecimiento tipográfico de Ricardo Fe. Madrid. 1891.

  • Nobleza de la Andalucía. Argote de Molina. Gonzalo. Imprenta Fernando Díaz. Sevilla, 1588.

  • Asturias Ilustrada, primitivo origen de la nobleza de España, su antigüedad. Clases, diferencias con la descendencia sucesiva de las principales familias del reino. Trelles Villademoros, Joseph Manuel. Tomo III. Madrid, 1760.

  • Documentos de Enrique III. Fondo Mercedes Gaibrois de Ballesteros.

  • Inventario de documentos existentes en el archivo de Diego Alonso de Entenza Fajardo Vera, marqués de Espinardo, realizado por el administrador Nicolás Castañón en el año 1749. Archivo Histórico de la Nobleza, ESPINARDO, C.4,D.1.

  • Relaciones topográficas de los pueblos de España. Vol. III. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1994.

  • La venta de jurisdicciones eclesiásticas en la Corona de Castilla durante el reinado de Felipe II. Faya Días, María Ángeles. Universidad de Oviedo.

  • La Casa del Rey. Cuatro siglos de historia. Torre Briceño, José Antonio de la, y otros. Ayuntamiento de Arganda del Rey, 1997.

  • La política hidráulica de Felipe II en el heredamiento de Aranjuez. De Miguel Rodríguez, Juan Carlos, Segura Graiño, Cristina. Madrid. Revista de arte, geografía e historia. Nº 1. 1998.

  • En el pleito que v.m. tiene visto entre don Beltran de Guevara, con doña Juana Otazo de Guevara, su sobrina, sobre la tenuta, y posesión de los bienes del mayorazgo que vaco por fin y muerte de don Juan Otazo de Guevara, padre de la dicha doña Juana. Biblioteca Nacional . PORCONES/298(5).

  • Un linaje aristocrático en la España de los Habsburgo: los marqueses de los Vélez. Tesis doctoral Universidad de Murcia.Raimundo A. Rodríguez Pérez. Murcia, 2010.

  • Escritura de capitulaciones acordada por Luis Fajardo, comendador del Moral en la Orden de Calatrava, y capitán general de la Real armada del mar Océano, por sí y en virtud del poder de su hijo, Juan Fajardo, almirante general de dicha armada, caballero de Calatrava, después I marqués de Espinardo, hecho en Lisboa, a 2 de julio de 1613, de una parte; y doña Juana de Guevara, viuda de Diego Fajardo, y doña Leonor María Fajardo de Guevara, de la otra, para el matrimonio que pensaba contraer esta última con el dicho Juan. Copia de 18 de julio de 1613. RAH, M.4 fol. 72r-73v.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Catastro de Ensenada. Morata de Tajuña. Tomo H-408. Interrogatorio y registro de haciendas del estado seglar.

  • Archivo Histórico Provincial de Segovia. Catastro de Ensenada. Chinchón- Rollo 97 y 98. Interrogatorio y registro de haciendas del estado seglar.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Catastro de Ensenada. Perales de Tajuña. H-510. Interrogatorio y registro de Haciendas del estado seglar.

  • Suplemento de la Gaceta del Gobierno del 20 de octubre de 1820. 


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