miércoles, 27 de enero de 2016

El batán de paños, más de trescientos años de historia (II)


En 1878, un incendio provocó la destrucción de las instalaciones

La fábrica de papel abasteció en esos años a los principales periódicos de Madrid

En la primera parte de la historia del batán de Morata ya vimos como, a lo largo de la primera mitad del siglo XIX, tres empresarios habían intentado rentabilizar sus instalaciones con más o menos continuidad. En los documentos se refleja la buena calidad de los tejidos y los papeles que se producían junto al río Tajuña pero ni la familia March, ni Juan Marrot, ni la empresa Combé pudieron extender su actividad en el batán más allá de unos cuantos años antes de que las dificultades económicas provocaran el final de sus proyectos. Sin embargo, una nueva iniciativa iba a forjarse en torno a la década de 1860. Ya en el año de 1862, el 21 de febrero, el Diario Oficial de Avisos de Madrid publicaba un texto en el que se buscaban personas interesadas en hacerse cargo del transporte del carbón necesario para las máquinas de vapor con las que se producía el papel:
Fábrica de papel continuo de Morata de Tajuña
El que quiera interesarse en el arrastre de 2.000 quintales de carbón piedra, desde esta corte a la fábrica expresada, total o parcialmente, se puede presentar de 10 a 2 de la tarde, en su dirección, sita en la calle Fuencarral, numero 39 y 41, cuarto tercero izquierda.
Este consumo de carbón destinado a las máquinas de vapor de la papelera originó un conflicto entre los propietarios y el Ayuntamiento de Morata. El consistorio había aprobado un arbitrio, impuesto, sobre el consumo de carbón que fue recurrido por la empresa papelera. Después de distintos recursos ante las autoridades provinciales y estatales, el Consejo de Estado emitió un informe en el que daba la razón el Ayuntamiento, desestimando el hecho aducido por los propietarios de que el arbitrio se hubiera aprobado, en principio, solo para el consumo de carbón doméstico. En consecuencia, este dictamen del mes de enero de 1874, autorizaba al Ayuntamiento, dirigido en esas fechas por Benito Sánchez-Bravo, a seguir cobrando el impuesto sobre el consumo del carbón de la papelera que, según el propio informe del Consejo de Estado, ascendía anualmente a 90.000 arrobas.
Por otra parte, el anuncio publicado en la prensa confirma que en esos años se había reanudado la elaboración de papel en el antiguo batán. Una nueva publicación, que apareció el 6 de julio de 1865 en La Correspondencia de España, ratifica la actividad industrial a orillas del Tajuña en esa fecha:
Gran fábrica de Papel
Hemos tenido ocasión de visitar el nuevo depósito de papel continuo que los señores Hijos de Velasco, dueños de la fábrica de Morata, situada a muy pocos kilómetros de distancia de esta corte, han establecido en la magnífica casa que el capitalista don Antonio Murga ha construido en la calle del Caballero de Gracia, números 14 y 16, y donde además de tener un buen surtido de diferentes clases de papeles de impresión y de rollos para las fábricas de papel pintado, sabemos que los expresados señores se encargan de hacer fabricaciones determinadas que pueden servir a domicilio a los dos o tres días de haberles hecho el pedido, pues cuentan con un considerable y constante motor hidráulico y una completa y escogida maquinaria (…).
La fábrica de papel,  propiedad ahora de la sociedad Velasco, Romillo y Cia, volvía a funcionar en Morata pero ahora con un matiz importante. Ya no se trataba sólo de hacer cartones o diversos tipos de papel para distintos usos, sino de centrarse en la producción de papel continuo, es decir, rollos de grandes dimensiones con un destinatario principal: las empresas periodísticas.
En la década de los sesenta del siglo XIX, al progreso de las artes gráficas se une una situación política muy convulsa que genera un enorme interés entre la población que, sobre todo en Madrid pero también el resto de capitales, buscan información en las decenas de periódicos que se imprimen en la época. Cada partido político, cada corriente ideológica, dispone de sus propios medios de información pero también surgen periódicos más profesionales que aprovechan la mejora de las comunicaciones para llegar a un mercado muy numeroso e interesado por la actualidad.
De este auge de las empresas periodísticas se benefició la empresa morateña que logró convertirse en proveedora de alguno de los periódicos más importantes de esos años, como era el caso de El Imparcial o La Correspondencia de España. Este último periódico, el de mayor tirada de todo el país, el 29 de diciembre de 1867 anunciaba en su cabecera que se imprimía en papel de la fábrica de Morata. En cuanto a El Imparcial, cuando se cumplía el cincuentenario de su fundación y en uno de los reportajes conmemorativos de esta efemérides se recordaban los frecuentes viajes que juntos tuvieron que hacer [Eduardo Gasset, el fundador y un mecánico francés] en un cochecillo a la fábrica de Morata de Tajuña, dominados por la tristeza del fracaso, llenos de zozobra y de ansiedad, hasta conseguir papel que no se rompiera, que no hiciera inútiles tanto dinero gastado y tantas noches en vela.
Naturalmente, este auge de la prensa fue el incentivo que algunos empresarios necesitaban para invertir en la fabricación de papel nacional que ya podía entrar  en competencia con el que venía del exterior. De ahí que el debate ideológico se trasladara, durante muchos años, a la conveniencia, o no, de crear aranceles con los que proteger a la industria papelera nacional de las importaciones. Y en estos años, la producción de la papelera de Morata estuvo, durante muchos años, presente en este debate. Así se manifiesta en una información del periódico La Época, del 16 de junio de 1867, en la que la discusión sobre los aranceles al papel prensa pone de manifiesto la calidad del papel elaborado en Morata:
(…) El Diario Español elogia el estado de muchas de nuestras fábricas, y en verdad que nos causa satisfacción oír que en Tolosa, Irún, en Burgos, en Pamplona, en Manzanares, Rascafría, Villagordo y Morata de Tajuña, se fabrican papeles con la perfección que en las naciones más adelantadas y con tanta prontitud que en Morata, por ejemplo, se sirven los pedidos a las cuarenta y ocho horas de hechos(…).
Consolidación de la fábrica
La entrada en la década de 1870 significo la consolidación de la fábrica de papel de Morata. La producción tenía garantizada su venta a los principales periódicos y al público en general en los depósitos que la empresa poseía en la ciudad de Madrid, primero en la calle de la Madera y, posteriormente en la calle de la Florida. Algunas incidencias, como la guerra carlista, que influía en la continuidad de los suministros, o la propia inseguridad de las comunicaciones provocaban algunas dificultades. Por ejemplo, La Correspondencia de España, el 20 de marzo de 1873, recogía una noticia sobre el asalto a un convoy de la papelera:
Anoche a las ocho fueron sorprendidos y atados dos carreteros de la fábrica de papel de Morata, en el sitio denominado Cueva de los Migueles, cerca de Vallecas, por una partida de hombres armados, a pie unos y otros a caballo, robando cuatro de las doce mulas de los carros y una corta cantidad de dinero a uno de los carreteros.
Sobre la fabricación de papel en España, durante la uno de los periodos de guerra carlista, el periódico La Discusión señalaba el 1 de enero de 1874 que de España en estos momentos no hay que hablar; sus fábricas se hallan paralizadas a causa de la guerra carlista y la interrupción de las comunicaciones. Milagrosamente puede decirse que trabaja La Navarra. También en Morata de Tajuña, otra bien montada fábrica de papel lucha con la escasez de aguas, y en Madrid da algunos productos la del señor Canalejas, establecida con arreglo a los últimos adelantos (…).
Pero pese a estas dificultades, la empresa papelera, ya en manos únicamente de la familia Martínez de Velasco, afrontaba el futuro con mejoras como la que supuso el arreglo de la carretera que conectaba sus instalaciones con su mercado madrileño. En 1877, la carretera entre Morata y Perales se arregló con fondos de la Diputación y un reportaje de La Época, del 4 de diciembre de 1877, con motivo de la inauguración trataba en profundidad las características de la fábrica de papel:
La industria de Madrid
Pocos días hace se ha recibido provisionalmente el camino vecinal que subvencionado por los fondos provinciales, une a los pueblos de Morata y Perales de Tajuña.
Este camino, que empalma con la carretera de Madrid a Chinchón y con la general de Castellón y Valencia, atraviesa una de las comarcas más pintorescas y feraces de la provincia, la renombrada vega del Tajuña, rica en cereales, vinos y aceites, y ha venido a satisfacer una necesidad reclamada imperiosamente hace varios años, a la que la escasez de fondos, unida a otras causas, hizo imposible atender, y que afortunadamente para los indicados pueblos, ha tenido cumplida realización.
Con motivo de esta solemnidad, que sin duda alguna lo es inaugurar una vía de comunicación, elemento seguro de riqueza, bienestar y cultura, hemos tenido el  gusto de ver la gran fábrica de papel denominada de Nuestra Señora del Rosario, que en el término de Morata, posee el acaudalado industrial D. Emilio Martínez de Velasco (…).
Seguimos a nuestro distinguido guía, y penetramos en un gran patio, que más bien parece propio de una granja modelo o de una quinta de recreo, a juzgar por sus grandes proporciones, por la fuente que hay en el centro y los muchos y corpulentos árboles que le hermosean, que de un establecimiento manufacturero, en los que, y más en nuestro país, es frecuente amontonar las edificaciones, hasta el punto de dificultar ciertos servicios que reclaman amplitud y desahogo, con perjuicio también de la higiene, tan necesaria en todos casos, y más en este, por las condiciones especiales de fabricación, es de primera necesidad (…).
Se emplean en la mencionada fábrica, en la que el trabajo es permanente, y produce un día con otro 4.500  kilogramos de papel blanco para impresiones satinado y sin satinar, papeles de colores, estrazas para envolver en rollos y resmas y rollos de varias clases para empapelar, 130 operarios entre hombres, mujeres y niños y niñas, con la especial circunstancia, que habla muy alto a favor de los sentimientos que animan al señor Velasco para proteger la localidad, de que los maquinistas y carpinteros son todos del país, instruidos por mecánicos extranjeros traídos al efecto.
Los motores son: dos turbinas sistema Pontaín, perfeccionadas, de 35 caballos de fuerza y una de 40 del mismo sistema, una máquina de vapor inglesa, de alta y baja presión, de condensación, con la fuerza de 35 caballos y otra de 40, con iguales condiciones, procedentes de los primeros constructores de esta clase de artefactos en Londres. La máquina de hacer papel es de siete secadores de 1 metro 20 centímetros de ancho. Los cilindros son seis de refino e igual número de desfilo, y además hay cuatro grandes blanqueadores.
Los tanques para recibir las aguas son todos de piedra en sillares, y sus fondos de placas cerámicas perforadas procedentes de Inglaterra. Hay además cuatro calderas generadoras de vapor, una de 40 caballos, dos de 25 y otra de 18. La sala de apresto tiene su prensa hidráulica de 700.000 kilogramos de presión, una buena satinadora de vaivén y una guillotina; las dos primeras proceden de la casa Planas, Junoy y Compañía de Gerona, lo mismo que cuatro de los cilindros de retino, todo perfectamente construido.
El taller de reparación de máquinas consta de tornos, máquina de cepillar y herrajes de varias clases necesarios al efecto; en los de herrería y carpintería hay todos los útiles y herramientas que puedan necesitarse en dependencias de esta clase, así como en el almacén de piezas de repuesto que se halla también provisto de todas las que están sujetas a deterioro inmediato. La elevación de aguas caras para la fabricación. Que se extrae de unos pozos de 91 pies de profundidad, se hace con tres bombas del sistema Montenegro, distinguido ingeniero mecánico español. Cada una de estas tres bombas eleva 23 metros cúbicos de agua por hora, existiendo otras repartidas por los departamentos para llevar de una a otra parte las aguas cloruradas, alumbres, colas, etc. (…).
Al frente de la fábrica se halla un hermano del propietario, el Sr. Fructuoso [Martínez] de Velasco, que educado en Inglaterra y penetrado del espíritu emprendedor de esta nación, que en nuestra vieja Europa marcha a la cabeza de las demás en todo lo que se refiere a los adelantos industriales, no ha vacilado en trocar la toga del abogado por los útiles del mecánico, imprimiendo un sello de actividad y precisión en los trabajos digno de ser imitado.
Lamentablemente, la buena marcha de la fábrica de papel que se plasmaba en este reportaje periodístico, se truncó al año siguiente. Un incendio, que se propagó en la madrugada del 15 de agosto de 1878, significó un duro golpe para la papelera. Así lo contaba La Correspondencia de España en su edición del 23 de agosto de 1878:
Hoy tenemos más detalles del incendio ocurrido en la fábrica de papel de Morata de Tajuña. El siniestro tuvo lugar en la madrugada del día 15 y no en la noche del 13 al 14. Los vecinos, autoridades y guardia civil de los pueblos de Morata y Perales, acudieron en cuanto sintieron las campanas de la iglesia de la fábrica, y contribuyeron de un modo eficaz a que el fuego no se propagara al resto de los edificios. A las seis horas de apercibido, era ya un montón de ruinas el edificio principal, donde se hallaba instalada la mayor parte de la maquinaria y un gran depósito de trapos escogidos para la fabricación. La causa del incendio se atribuye a alguna chispa de cigarro o fósforo de los que el día anterior habían estado entregando trapo. Felizmente no ha habido que lamentar ninguna desgracia personal, debido a la serenidad e inteligencia con que desde los primeros momentos dirigió los trabajos el mismo dueño de la fábrica. Las pérdidas sufridas se regulan en más de dos millones de reales.
Fuera a consecuencia de estas pérdidas ocasionadas por el incendio, o por otros motivos empresariales, la fábrica de papel cambió de nuevo de propietarios y sería la familia Canalejas, uno de cuyos miembros ocupó la presidencia del gobierno, la que dirigiría las instalaciones, tal como veremos en la tercera parte de la historia del batán.
Imagen, completa, del grabado que reproduce el batán de paños alrededor de 1830




miércoles, 20 de enero de 2016

El batán de paños, más de trescientos años de historia (I)


El trabajo en un batán se basa en el golpeo con mazos de fibras textiles para elaborar los paños. Y así, golpe a golpe, ha sido la larga historia del batán de Morata. Desde su primer uso, posiblemente como molino harinero, el complejo fabril de Isla Taray ha tenido muchos y variados usos. La que sin duda es una de las construcciones más antiguas de Morata –después de pasar a lo largo de los siglos por numerosas reformas-, se ha utilizado como batán de paños, fábrica de papel y de borras, fábrica de luz y, ya en la actualidad, como residencia de ancianos. Son más de quinientos años de historia de unas instalaciones que dieron trabajo a cientos de vecinos de Morata, que pasaron por periodos difíciles, como el incendio del siglo XIX, o las sucesivas quiebras de las empresas propietarias que dieron paso a periodos de abandono que casi provocaron su ruina definitiva. Por fortuna, el edificio todavía se mantiene en pie como testigo de un pasado muy ligado a Morata y a los morateños.


Vista del camino de acceso al batán con el edificio al fondo
La existencia de molinos y batanes en las riberas del Tajuña está documentada, al menos, desde el siglo XI, pero incluso antes, durante la presencia de los árabes ya consta la existencia de aceñas en las riberas del Tajuña. En 1168, la Orden de San Juan obtuvo la donación de molinos y tierras entre los términos de Morata y Chinchón y es posible que la construcción original del batán se remonte a estos años con un uso de molino harinero. Según Jesús Antonio de la Torre Briceño, en su Historia de la Villa de Morata, el edificio, que desde su construcción se dedicó a molino a harinero, pasó a reconvertirse en batan en el siglo XVII, cuando ya era propiedad del marqués de Leganés. En el Catastro de Ensenada se refleja documentalmente la existencia del batan de paños, tal como aparece en las Respuestas al Interrogatorio General donde se dice, textualmente, que declararon que de lo que enuncia sólo hay en este término un Batán de Paños propio del señor de esta villa [en estos años el conde de Altamira] con cuatro pilas. En este siglo XVIII las referencias a las instalaciones del batán son muy abundantes y, de hecho, en 1758 un protocolo notarial señala cómo Ventura Osorio de Moscoso había arrendado el batán al Real Hospicio de Pobres de Madrid, por un periodo de cuatro años, a cambio de 1.000 reales anuales de renta. La escritura  de arrendamiento también recoge que cada año se han de batanar 60 piezas de sayal para donarlas al convento de la Paciencia de Madrid, de los frailes capuchinos, a los que el conde tenía concedida esta limosna. La escritura de arrendamiento está firmada por la madre del conde, Ventura Fernández de Córdoba, como curadora de su hijo que por entonces era menor de 25 años y, por lo tanto, legalmente menor de edad.
La fabricación de paños continuó con la instalación de una planta de elaboración de tejidos tras el alquiler que la familia March hizo de los edificios pertenecientes a la casa de Altamira. Torre Briceño indica que los March, de origen catalán, alquilaron el batán por 1.100 reales al año, e iniciaron las inversiones necesarias para poner en funcionamiento la fabricación de tejidos que incluía instalaciones en una casa que compraron en la villa, en la calle que durante muchos años se conoció como calle de La Fábrica, para completar el proceso de producción. La mano de obra era, lógicamente, de Morata pero los bajos salarios, un real, provocan el descontento de las operarias, normalmente niñas, y sus familias. Los propietarios no entendían las protestas de sus trabajadores y la producción, a pesar de la calidad de los acabados, declinó hasta que en los primeros años del siglo XIX los March abandonaron Morata.
Tras esta primera experiencia en los albores de la industrialización, el antiguo batán de paños permaneció en la propiedad del conde de Altamira, pero sin que se registren documentalmente actividades fabriles en las instalaciones que habían utilizado los March. Será ya en la década de 1830 cuando las aguas del Tajuña den de nuevo vida a una actividad manufacturera en el batán. En esos años se registra como un industrial llegado a Morata, Juan Marrot, vislumbra posibilidades en la propiedad del conde de Altamira, aunque en la documentación analizada no consta si el inversor llegó a adquirir en propiedad el batán o si, como había sucedido desde el siglo XVIII, las instalaciones continuaron en la propiedad del conde de Altamira. Lo que sí esta documentado es que Juan Marrot se acogió en 1833 a las subvenciones propiciadas por el gobierno de Fernando VII para introducir las novedosas máquinas de vapor en España. Al amparo de estas ayudas, Juan Marrot obtuvo 15.000 duros para  fabricar lienzos y papel pintado en Morata. Con estas ayudas el industrial puso en marcha de nuevo el batán, ahora ya con las más avanzadas máquinas del momento. De esta época es el grabado que reproduce las instalaciones y el entorno del río Tajuña, realizado a partir de una obra del pintor Palmaroli que se conserva en la Academia de las Bellas Artes de San Fernando. Este grabado, que en el catálogo se fecha en la década de 1830, es la reproducción gráfica más antigua de un edificio de Morata.
Lo cierto es que Juan Marrot ya tenía experiencia en la fabricación de papel pintado y tejidos de calidad. En 1831 había sido premiado el mérito e importancia de sus productos:
Aunque nueva esta fábrica rivaliza con la anterior, y da pruebas de la inteligencia, gusto y variedad con que sin duda quedarán satisfechos los consumidores. Marrot ha sido ya premiado en las Exposiciones anteriores por objetos de otra clase, y cree la Junta que siendo estos diferentes estaría en el caso de ser premiado como si fuese persona distinta.
El mismo D. Juan Marrot, de que se acaba de hacer mención, ha presentado gran cantidad de hules, con variedad de fondos y dibujos para varios usos, como son para alfombrar salas, cubrir mesas, poner botellas, vasos, velones, candeleros, y otros muchos a que quieran destinarse. Aunque todo era digno de aprecio se distinguió en particular una alfombra de 324 pies superficiales, colocada al frente del primer tramo de la escalera. Todo ello es obra de un establecimiento que en su infancia da frutos sazonados y abundantes, y ofrece á su dueño las utilidades que han de consolidarlo. Otros varios objetos reúne Marrot en su establecimiento que prueban su inteligencia y laboriosidad, debiendo aquí hacerse mención del papel vegetal para el calcado de dibujos de que podrá usarse en lugar del extranjero.
El batán de paños según un grabado realizado en torno a 1830 

El buen recibimiento de sus productos animó sin duda a ampliar su inversión en Morata en estos primeros años de la década de los 30 del siglo XIX. Sin embargo, como sucedió con el proyecto de la familia March, la buena fama de los productos elaborados en el batán de Morata no garantizó, a la larga, la continuidad del proyecto. Las dificultades económicas lastraron el funcionamiento de la empresa y provocaron su declive y el de las instalaciones de Morata. Si en 1835, pocos años después de ponerse en funcionamiento, el Ministerio de Hacienda exigía a Juan Marrot la devolución de 325.890 reales, unos años después, en agosto de 1839, el Diario de Avisos de Madrid informaba sobre la Junta de Acreedores del empresario que por aquella época veía como se venía abajo su inversión junto al río Tajuña.
Un nuevo intento de explotar el batán 
En los años siguientes aparece, de nuevo un vacio documental en la historia del batán de Morata. Sólo a partir de la década de 1850  hay, de nuevo, referencias a la convulsa historia de estas instalaciones que, ya por entonces, estaban fuera del patrimonio del conde de Altamira quien, acuciado por las deudas que lastraban su economía, hacía varios años que había comenzado a desprenderse de sus propiedades en Morata (En torno a 1820 se vendió el molino de la Huerta de Angulo y la mayoría de sus propiedades rústicas).
En 1850, el 9 de octubre, los periódicos de la época recogen la inauguración –reinauguración habría de decirse con más propiedad- de un nuevo proyecto localizado en el batán de Morata. El más extenso en su reseña sobre las instalaciones es el Heraldo de Madrid que  publica:
Inmediato al pueblo de Morata, sobre el río Tajuña y a cuatro leguas de esta corte, se ha montado una fábrica de papel, cartón y producto químicos por un procedimiento nuevo. En menos de cuatro meses, fecha de la adquisición del magnífico edificio en el sitio indicado, se han practicado las reparaciones y obras necesarias al objeto, se han colocado las máquinas y adquirido los operarios y materiales de fabricación, hasta el punto de alcanzar el día de su inauguración, dando principio los trabajos fabriles, este día señalado y feliz es el del cumpleaños de nuestra augusta reina. La iniciativa lisonjea a la empresa, por cuanto no es dudosa la protección que podrá merecer del gobierno de su majestad cuando vea una mejora considerable y baratura en los objetos expresados; que en el radio de algunas leguas de Morata, comprendiendo seis u ocho pueblos, se hacen acopios de material para la fabricación y otras circunstancias, a la par de que sea ventajoso para la empresa habrá de construir mucho provecho para el país. El cloruro de sal, cuya elaboración es uno de los artículos consignados también en la fábrica, creo con fundamento que la empresa excitará el interés del gobierno, cuando es un artículo de que la nación se surte en el extranjero.
Unos meses después, en 1851, ya se mostraban muestras del cartón fabricado en Morata en exposiciones. El Popular, en su edición del 22 de febrero de 1851, señalaba que:
Los señores Combé y compañía presentaron en la última exposición de la industria muestras de cartón de su fábrica, situada en las inmediaciones de Morata de Tajuña. Por medio de un nuevo procedimiento están elaborando ahora cartones impermeables y cubiertos, con los cuales harán una porción de objetos del mayor gusto, como sillerías muqueadas, tapetes y alfombras para verano a precios sumamente económicos: ya se les han hecho grandes pedidos y antes de terminar la primavera próxima presentaran muestras de todos estos objetos en su depósito situado en la galería de San Felipe Neri. Auguramos a dichos señores un éxito lisonjero en su especulación.
Pero de nuevo, las dificultades económicas fueron insalvables para el empresario. En algo más de 2 años, el 23 de julio de 1853, el Diario de Avisos de Madrid publicaba la subasta del mobiliario de la fábrica de Morata de la familia Combé:
De orden del Excmo. Señor capitán general de esta provincia, se saca a segundo remate el mobiliario de la fábrica de papel de cartón de Morata de Tajuña, propio del concurso de acreedores de la testamentaria de don Félix Combé, debiendo tener lugar dicha subasta el día veintisiete del corriente a las dos en punto de la tarde, en la auditoria de guerra, sita en el exconvento de Santo Tomás, calle de Atocha.
Unos meses después, el mismo periódico publicaba, el 1 de noviembre de 1853, el anuncio de una nueva subasta, en esta ocasión de la maquinaria pero también del terreno donde se asentaban las instalaciones:
Una posesión en la villa de Morata, situada sobre el río Tajuña, de caber 3 fanegas, 6 celemines y dos estadales, destinada su mayor parte a huerta cercada por una arboleda poblada de árboles frutales, tasada en 20.273 rs.
Una casa situada en el centro de dicha posesión, destinada en su origen a fábrica de tejidos, compuesta de piso bajo, principal y segundo, en un área de 7.320 pies superficiales, tasada en 238.163 reales.
Varios edificios contiguos a la misma, comprendidos en 7.949 ½ pies superficiales, tasados en 86.719 rs.
Una rueda hidráulica de la fuerza de 16 caballos, de 18 pies y dos pulgadas de diámetro y 8 pies de ancho, compuesta de un eje de hierro colado, dos cubos de id. Para los brazos de madera y cojinetes de hierro y bronce, brazos, aros y cajones de madera, todo de buena construcción, con sus tornillos de hierro y su compuerta para el agua, tasada dicha rueda en 15.000 rs.
Una rueda de engranaje de hierro colado, fija sobre la rueda de agua, de 16 pies de diámetro y los dientes de 7 pulgadas de ancho, en 5.000 reales.
Así mismo se rematan en el propio acto varios movimientos compuestos de 48 pies de ejes de hierro de 3 pulgadas de diámetro, 6 mangas para su unión, otros 65 ejes de 2 174 de pulgadas de diámetro, siguiendo la misma línea con 6 mangas, 12 soportes de hierro sobre los pies derechos del edificio, tasados en 9.195 rs.
Varias ruedas rectangulares sobre estos mismos ejes, con su manga, tambor de madera y 3 soportes colgados para cada eje, colocación de los mismos, tornillos, etc., tasados en 12.325 rs.
Y la maquinaria del molino compuesta de una rueda de 8 pies de diámetro, con sus ejes de hierro, dos ruedas de hierro colado sin colocar y 4 pares de piedras de molino, tasado todo en 8.800 reales.
Quien quisiere mejorar la referida postura o hacerlo a los efectos comprendidos en las tres últimas partidas, acuda al indicado juzgado, donde se admitirán siendo arregladas.
Madrid, 29 de octubre de 1853. Felipe José de Ibabe.
El total de los bienes subastados ascendía a 423.308 rs. y la subasta se fijaba para el día 10 de noviembre. El adjudicatario debería abonar el precio de la subasta en cuatro plazos, el primero de ellos fijado en 100.000 reales y el resto en otros tres bonos anuales.
Finalizaba así un capítulo más de la convulsa historia del batán de paños. Pero no sería el último.

miércoles, 13 de enero de 2016

Así era Morata en 1753, según el Catastro de Ensenada (III)


En la villa se censaron ciento cuarenta jornaleros y sesenta familias pobres

En la última entrega de la transcripción a las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada, los peritos enumeran los profesionales que desarrollan su trabajo en la villa de Morata, así como los comercios existentes en la misma. Aparecen así la mercería y la tienda de pescados y aceite, junto a dos posadas o mesones, aunque una de ellas, la que regenta Joseph Carrascosa no se le puede considerar utilidad alguna por ser el mesón que tiene incomodo para las gentes, estar desacreditado y arrendado en más precio de lo que produce. También aparece reflejada la existencia de dos elaboradores de aguardiente.
Entre las profesiones se cita la existencia de escribanos, cirujano, un médico, panaderos, molineros, albañiles, herreros, zapateros, carpinteros, carniceros, pastores, sastres y un hortelano, además de un maestro, dos sacristanes y cuatro clérigos. Pero la mayoría de la población, aparte de los labradores, son considerados como jornaleros, ciento cuarenta, con el exiguo jornal de cinco reales, la misma cantidad que se asigna a los cien mozos de labranza. La nómina de profesionales y trabajadores se cierra con la constatación de que en Morata sesenta familias estaban consideradas pobres de solemnidad.
32ª A la pregunta treinta y dos dijeron que sólo hay dos tiendas, la una de mercería y la otra de aceite y pescado. Que en la primera se venden todas menudencias de frutas y otras cosas que es la que regularmente hay en esta villa por la que hacemos juicio podrá tener de utilidad en cada un año su dueño mil reales. Y que por el tráfico que tiene en lienzos, bayetas, paños y demás buhonería en esta villa utilizará dos mil y doscientos reales. Y que por la que tendrá en las ventas que hace fuera de esta villa en el mismo tráfico regulamos en otros dos mil y doscientos reales. Y que en la de aceite consideran la utilidad de dos mil reales. Y que el médico que hay en este pueblo goza cuatro mil y cuatrocientos reales que la villa le paga de sueldo. Y que además ganará en propinas sueltas cuatrocientos reales. Que los dos cirujanos que hay en esta villa ganaran en cada año según su juicio mil y quinientos reales cada uno. Que el boticario tendrá la utilidad anual de tres mil reales de vellón incluidos los trescientos que la villa le paga. Que el escribano en su ejercicio ganará según su juicio tres mil y trescientos reales al año inclusos los quinientos que le da la villa. Que Joseph Berenjeno en su oficio de mesonero ganará en cada un año mil y cien reales y Joseph Carrascosa en la misma profesión no se le puede considerar utilidad alguna por ser el mesón que tiene incomodo para las gentes, estar desacreditado y arrendado en más precio de lo que produce. Pero que ambos en el arrendamiento que tienen del derecho de fiel medidor sacarán de utilidad un mil y cuatrocientos reales. Que Luis Portillo por su oficio de Maestro de primeras letras ganará dos mil y doscientos reales inclusos los ochocientos y cincuenta que le da la villa. Que Pablo Silvestre y Juan de Moratilla ganarán en su tráfico de panadería dos mil y doscientos reales cada uno. Que no hay arrieros de profesión, sí sólo algunos porteadores que lo son la mitad del año y el resto jornaleros. Y que Juan Cantarero ganará en dicho trajín seiscientos reales, Mariano Paris y Joseph Marchena igual cantidad cada uno y Manuel de Sancho un mil y quinientos reales. Que hay dos molineros que ganará cada uno dos mil y doscientos reales. Que Francisco Oliva en el tráfico que tiene del aguardiente ganará mil y seiscientos reales y Agustín Muñoz en la misma negociación seiscientos reales. Y que hay dos sacristanes, que el mayor que es Juan García de la Fuente gana doscientos ducados y el menor que es Francisco Díaz gana cien ducados.
33ª A la pregunta treinta y tres  declararon que en esta villa hay dos Albañiles que ganará cada uno al día trabajando en su oficio ocho reales y cada Peón cinco pero no hay ninguno que se dedique enteramente a este trabajo porque regularmente lo hacen cuando no se ocupan en el campo a ganar su jornal en que sacan lo mismo y es su principal oficio. Que hay un Albéitar herrador que ganará ocho reales al día y su aprendiz tres. Que hay dos Herreros padre e hijo que trabajan en una fragua, a los que se les regula nueve reales al día. Que hay dos Zapateros de nuevo que su regular jornal es de ocho reales y un oficial seis. Que hay otro de viejo que sacará el de cuatro reales. Que hay dos Sastres que su jornal regular es de ocho reales. Un tejedor de Lienzos con el de cuatro reales. Un oficial Cortador de carnes con nueve reales. Un maestro Carpintero que ganará ocho reales. Tres Yeseros que utilizará cada uno seis reales. Un Hortelano en la huerta del señor de esta villa a quien da el jornal de cinco reales y un Jardinero con dos reales que es también Jornalero. Y que no hay otros oficios mecánicos en el pueblo y si ocho pastores que ganara cada uno al día cuatro reales.
34ª A la pregunta treinta y cuatro dijeron que sobre su contenido no tienen que declarar por no haber en esta villa el comercio o tráfico que expresa.
35ª A la pregunta treinta y cinco dijeron que habrá en esta villa como hasta ciento y cuarenta Jornaleros a corta diferencia y que el jornal que ganan está regulado unas temporadas con otras a cinco reales. Y que cada Labrador trabajando meramente en su oficio podrá regulársele al día según la costumbre del País cinco reales. Y lo mismo a los mozos de labranza y que habrá de aquellos como hasta ciento útiles y de estos como cincuenta.
36ª A la pregunta treinta y seis dijeron que habrá en este pueblo como sesenta familias pobres de solemnidad poco más o menos.
37ª A la pregunta treinta y siete dijeron que no hay en esta villa cosa alguna de lo que contiene, pues aunque pasa por este término el Río Tajuña y cría alguna pesca no hay personas que tengan utilidad alguna en ella.
38ª A la pregunta treinta y ocho dijeron que sólo hay cuatro clérigos en el pueblo que son Don Andrés Ros, cura de esta Parroquial, el señor don Pedro Marchena, que se halla presente, don Pedro Castro de Rivera y don Miguel Ruiz de Orive.
39ª A la pregunta treinta y nueve dijeron que no hay convento alguno en esta villa, hay sólo casa de Labranza perteneciente al convento del Rosario de Religiosos Dominicos de Madrid y que en ella residen continuamente dos religiosos administradores con criados y ganado para la labor de su hacienda.
40ª A la pregunta cuarenta y última de este articulado dijeron que a S. M. no se paga en esta villa ni su término otras Rentas ni Derechos que las contribuciones ordinarias en la tesorería de la villa de Ocaña de cuyo partido es este Pueblo.
Última página del texto con las Respuestas Generales de Morata (AGS)

En cuya conformidad se dio fin por ahora a esta declaración que han hecho los referidos señores capitulares y vecinos, a presencia del mencionado teniente de cura, bajo el juramento prestado, en que se ratifican nuevamente y dijeron cada uno de ser de edad: el dicho señor Bernardino Páez de cuarenta y cuatro años. Los referidos señores Don Juan de Almazán de cuarenta y seis, Manuel Sánchez de San Agustín de sesenta, don Ventura Ruiz de Castañeda de veinte y tres, Francisco Sánchez Alonso de cuarenta y ocho, Miguel Bello Martín de cuarenta y tres, Don Pedro Fominaya de cuarenta, Juan Páez Jaramillo de cuarenta y cuatro y Francisco Ruiz de Castañeda de treinta y nueve a poco más o menos y lo firmaron junto con la mía de que yo el escribano doy fe. Licenciado Don Juan Joseph de Leza Cesáreo
Bernardino Sáez
Don Juan de Almazán
Don Pedro Fominaya Monterroso
Don Ventura Ruiz de Castañeda
Manuel Sánchez de San Agustín
Juan Páez Jaramillo
Francisco Sánchez
Francisco Ruiz Castañeda
Miguel Bello Martín
Ante mí, Juan de Bascones.

Nota-En la trascripción, para una mejor comprensión del texto, se han suprimido las abreviaturas y se ha adaptado a los criterios actuales su puntuación y acentuación. Se ha suprimido el uso de th y ph por la letra t y la letra f o la letra z por la letra c. También se ha mantenido en el texto las mayúsculas en determinadas expresiones o palabras.

miércoles, 6 de enero de 2016

Así era Morata en 1753, según el Catastro de Ensenada (II)


Los peritos cuantificaron la población de Morata en 1,290 habitantes


En esta segunda entrega sobre las contestaciones de Morata al Interrogatorio General del Catastro de Ensenada los peritos de la villa nos ofrecen información sobre distintos aspectos económicos y también sobre el censo de vecinos. El batán de paños y los dos molinos harineros con sus propietarios; el censo de población, con 1290 vecinos (aprox.); el número de edificaciones; las propiedades del ayuntamiento, escasas; los impuestos que se pagan y la existencia de dos mesones y de los dos hospitales de pobres, uno de ellos para pasajeros, son los aspectos que se tratan en esta parte del cuestionario.



(…)

16ª A la pregunta dieciséis declararon; que aunque no tienen razón individual del importe que han tenido los diezmos de los frutos de este término y precios en que se han rematado por la experiencia que tienen y noticias que han adquirido sobre este asunto hacen juicio que por el último quinquenio habrá llegado un año con otro el diezmo de trigo a seiscientas fanegas y el de cebada a ochocientas sobre corta diferencia y el precio en que se han rematado los vinos a cuatro mil reales de vellón y decimos que a seis mil reales habrán llegado los valores de menudos? y a mil setecientos reales de cordero; en una consideración pueden padecer alguna diversidad por la falta de razón individual que dejan referido, por lo que se remiten a lo que constase por la Contaduría de Rentas Decimales de la ciudad de Alcalá.
Documento con información sobre el batán de paños de Morata conservado en el AGS

17ª A la pregunta diecisiete declararon que de lo que enuncia solo hay en este término un Batán de Paños propio del señor de esta villa con cuatro pilas y también dos molinos harineros, el uno con tres piedras que es del mismo señor, y otro con otras tres de la capellanía del precitado Don Claudio Sanz  que tiene en esta villa y D. Antonio Camargo el cual está arrendado en sesenta fanegas de trigo al año y el antecedente en ochenta y siete fanegas y el batán en mil reales.

18ª A la pregunta diez y ocho declararon que a este término no viene ganado alguno de fuera al esquileo y que en el pueblo hay varios vecinos que tienen algunas cabezas de ganado lanar como son carneros, primales y ovejas que llegaran como hasta dos mil cabezas, regulando que cada carnero o primal dejará al año trece reales de vellón y cada oveja incluso para leche y cría siete reales.

19ª A la diecinueve pregunta dijeron que hay algunas colmenas en esta villa que según su juicio serán como hasta ciento y treinta y que estas pertenecen a diferentes vecinos de esta villa y que cada una producirá al año una cuartilla de miel que regulada a veinticuatro reales la arroba corresponde su producto a seis reales.

20ª A la pregunta veinte dijeron que el ganado que hay en esta villa solo son mulas, machos y jumentos de labranza y que no hay cabañas ni yeguadas algunas que pasten dentro ni fuera del término.

21ª A la pregunta veinte y una declararon que esta población se compondrá a juicio de los declarantes como de doscientos y noventa vecinos o trescientos de corta diferencia y que no hay alquerías ni casas de campo en el término ni mas personas que las que habitan dentro del pueblo.

22ª A la pregunta veinte y dos dijeron que hacen juicio habrá en esta villa como de doscientas setenta a doscientas y ochenta casas de habitación útiles, unas dos o tres inhabitables y como hasta veinte o veinte y cuatro arruinadas y que aunque es de señorío según tienen declarado no se paga por razón del vuelo carga alguna al señor de esta villa.

23ª A La pregunta veinte y tres declararon que el común de esta villa no tiene mas propiedades que una octava parte del molino harinero que pertenece a la Capellanía del referido don Claudio Sanz y Torres de que percibe las correspondientes del precio de su arrendamiento que son siete fanegas y media de trigo; una Dehesa de mala calidad que únicamente tiene para pasto del ganado de la Obligación de Carne, sin que haya habido ejemplar de producir otra utilidad. Que también disfrutan un pedazo del agostadero de este término en virtud de la facultad que harán constar, el que regularmente se arrienda a los ganaderos de esta villa en ciento ochenta reales con que se paga un censo cuyo rédito es de igual cantidad y a favor de las monjas de Santa Úrsula de Alcalá. Y que aunque hay diferentes cerros que se llaman concejiles infructíferos y de mala calidad solo sirven para el común aprovechamiento del corto numero de ganado lanar que tienen los vecinos, además de ser paso o cañada de los ganados trashumantes. Y que también tiene como propio esta villa las casas de Ayuntamiento, Matadero y Carnicería, lo que no le produce utilidad alguna por ser para sus respectivos ministerios. Y así como tres ducados que valdrá en alquiler una [habitación¿] que tiene inmediata al Hospital.

24ª A la pregunta veinte y cuatro dijeron que esta villa no goza arriendo ni sisas sobre especie alguna, solo por no tener propios para acudir a los inexcusables gastos que se los ofrecen, hace repartimiento entre los vecinos de la cantidad de su importe, subiendo o bajando entre en cada un año según los gastos, lo que se ejecuta con facultad real de que se hará manifestación para el fin que expresa el articulo.

25ª A la pregunta veinte y cinco dijeron que el común solo paga al médico en cada un año cuatro mil y cuatrocientos reales, al boticario por su asistencia trescientos reales, al Maestro de Primeras letras ochocientos y cincuenta reales, al Escribano del Ayuntamiento quinientos reales y libertad de tributos para su hacienda. Al Receptor del Papel Sellado por su trabajo y papel que da para las causas de oficio cien reales. Al Repartidor de Bulas treinta reales. Al Administrador o asistente a la romana en la Carnicería y por llevar  la Cuenta doscientos reales. Al Escribano contador y señores Capitulares por tomar dichas cuentas cien reales. Al Regidor que lleva las de las Ventas sueltas que se hacen en esta villa treinta reales. Al Herrero por tener cuidado del reloj setenta y cinco reales. Por tres funciones que celebra esta villa en cada año en la Iglesia doscientos reales. Al predicador de Semana Santa cuatrocientos reales. Y en las continuas veredas que llegan a esta a villa se suelen gastar anualmente según lo que resulta de las cuentas anteriores 500 reales. De todo lo cual se hará relación autentica.

26ª A la pregunta veinte y seis dijeron que esta villa paga un censo como dejan referido a las monjas de Santa Úrsula de Alcalá de doscientos y ochenta reales de rédito anual, otro a Santiago Arias vecino de ella con el rédito de ciento y quince reales y diez y siete mas de reales en cada año impuesto con facultad la que manifestó dicho Arias y consta por ella y en escritura que se otorgó en el año de mil quinientos y noventa por trescientos y cincuenta ducados de principal que entregó a esta villa para abastecerse de carnes; también paga como patrona de la Hermandad de la Veracruz al colector de la ciudad de Alcalá tres reales y diez y siete maravedíes de subsidio. Y treinta reales a los Santos Lugares de Jerusalén en virtud de despacho que trae su recepción.

27ª A la pregunta veinte y siete dijeron que esta villa paga a S. M. por razón de servicio ordinario en cada un año dos mil ciento y veinte y dos reales y veinte y seis maravedíes y a los Reales Cuarteles mil setecientos cuarenta y seis reales y no otra cosa de los que contiene este articulo.

28ª A la pregunta veinte y ocho dijeron que los empleos, rentas y demás oficios que en esta villa hay enajenados son las Alcabalas, uno y medio por ciento, fiel medidor, traedor, sacador y cargador, la Contaduría de Cuentas y Particiones en este Juzgado y el oficio de Escribano de Número y Ayuntamiento en favor del señor Conde de Altamira que lo es de esta villa, a quien producen las cantidades que quedan referidas por menor en la respuesta del segundo artículo de esta información, sin que los declarantes puedan dar razón del titulo o motivo de la adquisición de dichos derechos, ni si fue por servicio pecuniario u otro, por no tener noticia alguna sobre este particular ni hallarse en el archivo de esta villa papel ni instrumento alguno concerniente a el, y sólo tienen entendido que estos documentos pasan en el que dicho señor tiene en Madrid con quién podrá entenderse la presentación de los títulos para el fin que esta pregunta indica.

29ª A la pregunta veinte y nueve dijeron que en este pueblo no hay taberna pública ni la ha habido si no es rara vez por no ser lugar de paso, ni trafico y venden por menor los cosecheros la parte de su cosecha [que] les sobra. Que hay dos mesones propios del señor de esta villa a quien pagan sus arrendatarios por el uno setecientos reales de vellón y por el otro setecientos y cincuenta en cada año. Que hay dos tiendas la una de mercería y especería y la otra de aceite y pescado y que por la primera se paga mil y ochocientos reales de vellón la mitad para S. M. y la otra mitad a dicho señor por derechos de alcabalas. Y que la segunda paga dos mil reales con la misma aplicación por mitad, que no hay panaderías fijas sí sólo algunos dos o tres vecinos que tienen la costumbre de cocer pan para vender la mayor parte del año. Que hay una carnecería propia de esta villa sin que rinda utilidad alguna  mas que la comodidad para vender la carne al pueblo en que tiene el señor de esta villa el derecho de dos maravedíes por razón de alcabalas en cada libra de carne y para su majestad por sus derechos se cargan cuatro maravedíes que suele producir en cada un año tres mil reales y ochocientos mil y quinientos maravedíes según queda referido al segundo artículo. Que no hay puente alguna que fructifique, sí solo dos sobre el Río Tajuña que pasa por este término, ni barcas, mercados ni otra alguna cosa de las que contiene esta pregunta.
 Pregunta 30 del interrogatorio sobre los hospitales existentes en Morata (AGS)


30ª A la pregunta dijeron que en esta población hay dos Hospitales el uno con destino para pobres vecinos y el otro para los pobres pasajeros. Que se mantienen con alguna dotación que tienen aunque corta de tierras y Censos hasta donde alcanza de que darán puntual relación sus administradores. (...).