miércoles, 26 de octubre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (VII)


Avenida de Domingo Rodelgo (Calle que va de la plaza a la Real de Chinchón, camino Real a Chinchón, calle Baja de la Libertad)

Esta vía urbana que parte de la plaza Mayor de Morata ya se identificaba en el Catastro de Ensenada como la calle que va de la plaza a la Real de Chinchón. Junto con el camino Real a San Martín y el camino Real a Arganda, estas calles eran, y son, la salida hacía los pueblos vecinos de Morata. En otras épocas históricas se conoció como calle Baja de la Libertad (Siglo XIX  y actualmente, desde el año 1909, se la denomina avenida de Domingo Rodelgo, aunque popularmente también se la conoce como la calle Real de abajo.


En el trazado urbano de Morata esta calle, una de las más amplias del pueblo, siempre fue la salida natural hacia Chinchón. En la primera relación conocida de las calles de Morata –el Catastro de Ensenada- era una de las que contaba con mayor número de casas, aunque en esa época, 1751, en el entorno de la ermita de la Virgen de la Antigua la mayor parte de las construcciones eran solares e incluso eras de pan trillar. Algunas de estas eras se utilizaron, de hecho, hasta los años sesenta del pasado siglo.
En el inicio de la calle, en la fachada oriental, en el catastro se registra la existencia de la que en aquellos años se conocía como Casa de la Carnicería. Aunque con fachada a la plaza Mayor, esta construcción, propiedad del concejo de Morata, debía de tener la entrada en el camino Real a Chinchón. Según su descripción en los apuntes del catastro estas eran sus características:
(…) se compone del cuarto en que se pesa, un cuarto en que se romanea y un poco de cueva, linda al Norte dicha plaza [Mayor], al Poniente calle que baja a las eras, al Oriente y Mediodía casa de Miguel Maeso y tiene de fachada catorce varas y de fondo seis, a la que no se le regula alquiler por ser para el abasto público.
Fachada del Teatro Rodelgo y, a la derecha, el edificio que albergó la carnicería pública
El edificio, actualmente con puerta a la plaza Mayor y con una extensión de alrededor de 60 m2, se utilizaba como local para la venta de la carne (En épocas históricas posteriores, el abastecimiento público de la carne se realizó también en el local que el ayuntamiento tenía en la actual avenida de la Constitución que, por este motivo, en determinados periodos también se conoció como calle de la Carnicería). Hasta el siglo XIX el abastecimiento de la carne era responsabilidad del concejo que fijaba los precios y arrendaba el servicio que se prestaba en estas dependencias municipales. Para garantizar el abasto público, el Ayuntamiento también contaba con la dehesa carnicera, definida en el catastro como:
(…) una Dehesa de mala calidad que únicamente tiene para pasto del ganado de la Obligación de Carne, sin que haya habido ejemplar de producir otra utilidad.
El abastecimiento de carne también obligaba al concejo a contar con un matadero y un ejido o agostadero. El matadero, según se refleja en el catastro, se localizaba en el siglo XVIII en el entorno de la calle de los Huertos y también era de propiedad municipal:
(...) una casa matadero en la carrera linda al Norte y Poniente molino aceitero de los herederos de don Juan de Cuevas, al Mediodía dicha carrera y al Oriente molino aceitero de los Padres de Nuestra Señora del Rosario y se compone de un corral y un cuarto, tiene de fachada diez y nueve varas y de fondo cinco, y no se le regula alquiler alguno por estar destinada para el fin dicho.
El ejido o agostadero, también incluido entre los bienes patrimoniales del concejo, estaba situado en las proximidades de la ermita de la Virgen de la Antigua:
(...) le pertenece en virtud de facultad un pedazo de agostadero de este término que regularmente se arrienda en ciento y ochenta reales cada año.
Este agostadero que aparece en la relación de bienes municipales, estaba situado en las proximidades de la ermita de la Virgen de la Antigua y entre el Camino del Toledano o Chinchón y el Camino de San Martín. Su función era servir de lugar de pasto a ganados y, como perteneciente a los bienes propios del concejo, podía ser arrendado, al igual que sucedía con la dehesa carnicera.
La venta de la carne que se hacía en el  local público propiedad del concejo –en esos años arrendado al vecino Diego de la Cámara- generaba el pago de impuestos, las alcabalas, que estaban regulados fiscalmente y que correspondían en los años de redacción del catastro al conde de Altamira:
(...) hay una carnicería propia de esta villa sin que rinda utilidad alguna  mas que la comodidad para vender la carne al pueblo en que tiene el señor de esta villa el derecho de dos maravedíes por razón de alcabalas en cada libra de carne y para su majestad por sus derechos se cargan cuatro maravedíes que suele producir en cada un año tres mil reales y ochocientos mil y quinientos maravedíes.
Avenida de Domingo Rodelgo
A  partir de 1909 el antiguo camino Real a Chinchón pasó a denominarse calle de  Domingo Rodelgo. En realidad, esta antigua denominación ya se había cambiado en el siglo XIX, posiblemente tras los acontecimientos históricos que desembocaron en la proclamación de la I República, cuando esta vía urbana de Morata pasó a conocerse como calle Baja de la Libertad (La actual calle Real se denominó también calle Alta de la Libertad). En estos años del siglo XIX, en la fachada de poniente de la calle se localizó el cuarto de medidas, el local en el que se controlaban fiscalmente por parte del ayuntamiento de Morata las ventas de los productos del campo, para el cobro de los correspondientes impuestos. En estas instalaciones, que en los siglos anteriores correspondían al oficio de fiel medidor, se garantizaban a los vecinos y compradores  la exactitud y legalidad de las pesas y medidas que se utilizaban en las transacciones comerciales.
El cambio de nombre de calle Baja de la Libertad por el de calle Domingo Rodelgo se realizó, tras un acuerdo previo del consistorio, el domingo 14 de marzo de 1909. Ese día se procedió a colocar una placa con la nueva denominación en la casa donde había nacido el mencionado Domingo Rodelgo. En la prensa de la época se publicaron varias reseñas sobre los actos celebrados con motivo de la su nombramiento como hijo predilecto de Morata:
El Ayuntamiento de Morata de Tajuña, interpretando los deseos del vecindario todo, ha acordado por unanimidad nombrar hijo predilecto al filántropo Domingo Rodelgo, que desde hace muchos años, viene realizando una meritísima y altruista labor en favor del bienestar y cultura de sus convecinos. Merced á la generosidad del Sr. Rodelgo, el pueblo de Morata ha mejorado notablemente en pocos años, y muchos niños pobres reciben esmeradísima enseñanza que él costea. El domingo próximo se celebrará el acto de colocar en la calle donde está la casa en que nació el filántropo una lápida que perpetúe su memoria. Con éste motivo sus paisanos le tributarán una gran manifestación de gratitud (El Imparcial, 12 de marzo de 1909).
Homenaje a un filántropo
Nos escriben de Morata de Tajuña que se ha celebrado allí el domingo pasado una simpática fiesta popular organizada por el Ayuntamiento, en honor del vecino de aquel pueblo, el honrado patriota y filántropo D. Domingo Rodelgo, quien, ha sido nombrado-hijo predilecto del pueblo. El Sr. Rodelgo ha dedicado gran parte de su fortuna a fomentar lodos los intereses morales y materiales de Morata, fundando una escuela y un teatro, y en repetidas ocasiones remediando necesidades públicas, sin contar las numerosas y constantes obras de caridad, que realiza, mereciendo por ello la gratitud y las bendiciones de los necesitados. Celebróse este acto de justicia con toda clase de diversiones, verificándose la inauguración de la lápida en que se da el nombre prestigioso del Sr. Rodelgo a la calle en que vive, por acuerdo unánime de la Corporación municipal  (El País, martes 16 de marzo de 1909).
Domingo Rodelgo Fernández de Vergara había sido alcalde de Morata entre 1888 y 1991. Propietario agrícola y contratista de obras (Realizó la remodelación del ayuntamiento entre los años 1896 y 1897) también era propietario de un molino, situado al norte de Morata, junto a la alcantarilla del ferrocarril. Construyó en la casa de su propiedad, con fachada a la plaza Mayor y a la calle que llevaría su nombre, un teatro que se inauguró el 30 de diciembre de 1900:
En Morata de Tajuña se ha inaugurado un hermoso teatro, propiedad de Don Domingo Rodelgo, construido de nueva planta, bajo la dirección facultativa de D. Gerardo Quintana y decorado por el inteligente artista señor Navarro.
Las decoraciones son debidas al pincel de los oficiales de Amalio. La instalación eléctrica ha sido realizada por la fábrica que dirige D. Cayetano Álvarez Osorio.
Para la inauguración ha escrito el Sr. Díez Valero un apropósito, titulado Teatro Rodelgo, que fue muy celebrado por el público. La música, escrita por D. Jesús Aroca, fue repetida en todos sus números.
La interpretación, excelente por parte de todos, distinguiéndose las señoritas Carsi, Vázquez, González, Ordóñez, Ruiz, Corpa, Hermosilla, Vilches, Montero, García Gutiérrez, Valdivielso, Sebastián, Palmero y Castillo. Llamaron la atención dos coros, cantados por las señoritas de la localidad y por veinte hermosas labradoras (El Liberal, 2 de enero de 1901).
Tras su inauguración, el teatro, con su entrada principal por la plaza Mayor y salida de emergencia a la avenida de Domingo Rodelgo, fue escenario frecuente de espectáculos teatrales y musicales:
 Morata de Tajuña._ La compañía de opereta y zarzuela Jareño-Cruzada ha estrenado con gran éxito el sainete en dos actos Serafín, el pinturero, obteniendo muchos aplausos la tiples París, E. dueñas, Romero, Suría y los actores Enciso, Gregorio Cruzada, Paco Moncayo, Juan Manuel González, Carlos Henche, Casto García Agudo y Joaquín Morcillo (El Día, 6 de febrero de 1917).
El teatro, que conservó su traza arquitectónica hasta finales del pasado siglo, pasó por distintos propietarios (Domingo Rodelgo falleció el 17 de febrero de 1910) y fue reconvertido en cine tras la guerra civil, actividad que se mantuvo hasta la década de los ochenta.


Fuentes y bibliografía:
·       Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
·       Historia de la villa de Morata de Tajuña. Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña. Madrid, 1999.
·       Periódicos y revistas citados en el texto.


miércoles, 19 de octubre de 2016

Las calle de Morata y su denominación en el callejero (VI)


Plazuela de Espinardo

Ya desde mediados del siglo XVIII esta vía urbana de Morata se conocía como plazuela de Espinardo.  Desde entonces ha mantenido esta denominación, ligada a la familia que poseía el marquesado de Espinardo, originario de la región  de Murcia, y que emparentó con otro antiguo linaje de la nobleza medieval, los Guevara, que ya en el siglo XVI tenía presencia en la villa de Morata. La céntrica situación de esta plazuela, a espaldas de la plaza Mayor, convierte a este espacio urbano en una zona que a lo largo de los siglos ha albergado comercios (Las primeras farmacias de Morata), y en determinados años, el mercadillo al aire libre.


En los años en que se elaboró el Catastro de Ensenada se conocía a esta zona como plazuela que llaman de Espinardo.  No es extraño que los redactores del catastro adjudicaran este nombre a una plazuela en la que todas las propiedades urbanas pertenecían al marqués de Espinardo. En la relación de casas de 1751 aparecen los siguientes registros en esta plazuela:
Otra [casa] del marqués de Espinardo, su alquiler 88 reales.
Otra casa palacio del dicho marqués de Espinardo, su alquiler quinientos quince reales.
Un solar de dicho señor, no se le regula alquiler alguno por estar arruinado.
Otro [solar] del dicho señor que no se le regula nada.
Estas propiedades estaban situadas en la fachada oriental de la plazuela, donde se localizaba el palacio, que abarcaba prácticamente toda la manzana hasta la conocida como calle de la Cruz de Orozco, El resto de casas que delimitaban la plazuela, en las fachadas de poniente, norte y mediodía, correspondían a otras propiedades que tenían su puerta principal en la plaza Mayor y en la esquina de esta con la actual calle Real, ambas  pertenecientes a las familias Mexía y Ruiz de Castañeda.
Unos años más tarde, cuando se realizaron las comprobaciones y las alegaciones al primer catastro (1761), para subsanar errores y comprobar la exactitud de los registros, aparece una nueva referencia a esta plazuela, en la que se señala una nueva construcción que ya no pertenecía al marqués de Espinardo:
(…) en la corraliza de la Casa Palacio [del marqués de Espinardo] dio a censo perpetuo a Pedro López Puerta, vecino de esta villa, un pedazo de solar en el que ha fabricado una casa, a quien se le cargará en su relación.

Plano urbano de Morata (1869), en el que se aprecia, a la izquierda, la plazuela de Espinardo. En el centro, la manzana con el antiguo palacio de Espinardo (Imagen publicada en el grupo de facebook Morata de Tajuña (Madrid) - Ayer y Hoy)

El palacio del marqués de Espinardo estaba delimitado por dos de las calles que daban acceso a la plazuela, calle del Toril  (cuya denominación nos indica que ya por esos años de mediados del siglo XVIII la plaza Mayor era escenario de espectáculos taurino)y la calle que va de la Iglesia a la plazuela del Palacio de Espinardo (actual calle de Dos Hermanas, denominación que aparece en el callejero de Morata en el siglo XIX y para la que no hemos encontrado documentación que justifique este nombre). El tramo de calle que conecta actualmente la plazuela de Espinardo con la calle de la Iglesia no aparece en los registros del catastro de Ensenada, por lo que es de suponer que las casas que daban a esta vía tenían su entrada principal por la calle del Carmen y la misma calle Iglesia.
Con estos datos no es difícil imaginar que el palacio del marqués de Espinardo era la construcción que otorgaba a esta pequeña plaza su personalidad. Lamentablemente, hoy sólo se conserva lo que sería la entrada de carruajes del palacio, mientras que el resto, al igual que sucedió con el palacio del conde de Altamira, ha perdido su configuración primitiva de la que desconocemos sus características arquitectónicas. Sí que sabemos, por la valoración que hicieron los peritos del catastro que el palacio -tasado en quinientos quince reales- debía de ser una de las construcciones más destacadas de la villa por aquellos años, pero no la más valiosa de Morata: Madoz, en su Diccionario Geográfico-Estadístico de España y sus posesiones, publicado entre 1846 y 1850, se refería a esta zona urbana de Morata como plazuela de Robles, al tiempo que identificaba al palacio como palacio del marqués de Sástago, según el autor de menor mérito que el de Altamira.
El mayorazgo de los Guevara y el marquesado de Espinardo en la villa de Morata
La presencia de los marqueses de Espinardo en Morata y sus antecesores en la villa de Morata es, desde luego, bastante anterior a la del conde de Altamira. Las propiedades en Morata del marquesado de Espinardo- originario de la región de Murcia y creado por Felipe IV en 1627-, proceden de la unión de esta familia con otro linaje de la nobleza medieval asentado en Morata, al menos desde el siglo XVI: los Guevara.  En las respuestas de la villa al cuestionario que ordenó elaborar Felipe II en el siglo XVI, las Relaciones Topográficas de los Pueblos de España, aparece una mención a esta familia, de origen cántabro:
Al capítulo treinta y uno respondieron que en la dicha villa hay un edificio señalado, que es la capilla mayor de la iglesia, la cual es de cantería bien labrada, y hay algunos edificios de casas de los materiales contenidos en el capítulo antes de él [capítulo treinta: los edificios de las casas que se usan en la dicha villa de Morata son de tapias de tierra y yeso y madera y teja] razonables, entre las cuales hay una de Juan Otazo de Guevara, que es la más señalada que hay en la dicha villa (…).
Estas dos casas de la nobleza, que ya tenían algunos lazos familiares previos, emparentaron directamente en una curiosa ceremonia matrimonial que se celebró en Morata. En este enlace, realizado por poderes y que tuvo lugar el 24 de mayo de 1615, Leonor María Fajardo de Guevara se casó con su primo hermano Juan Fajardo de Tenza, quien años después seria nombrado por el rey  I marqués de Espinardo. La ceremonia la ofició el cura párroco de Morata, Diego López de Garo, ante la novia y su suegro que actuaba en nombre de su hijo, mientras que el novio se encontraba en Lisboa atendiendo a sus obligaciones militares como almirante de la Armada. El matrimonio había sido acordado dos años antes, en 1613, cuando se firmaron las capitulaciones matrimoniales en las que participaron el padre del novio y suegro de la novia, Luis Fajardo, y la madre de la novia, Juana de Guevara, tía y suegra a su vez del novio. En estas capitulaciones se recogía, entre otras condiciones, que el padre del novio se obligaba a:
(…) que desde el día que se desposaren y velaren, en adelante todo el tiempo que la dicha Doña Juana de Guevara y don Juan Fajardo y doña Leonor María estuvieren y residieren en esta villa de Morata hasta que de allí partan para Portugal o a otra parte donde yo tuviere casa les haré la costa y gasto de la comida de todos tres ´y de sus criados y criadas y el tiempo que así los sustentare en la dicha villa de Morata en otra cualquier parte (…). (Escritura de capitulaciones matrimoniales firmada en la villa de Morata el 18 de julio de 1613, ante los testigos Gaspar de Melo, Pedro Ruiz Bravo, clérigos, y Lucas Vázquez, y el escribano Gregorio de Urbizu)..
Como ya se ha reseñado, la familia de la novia poseía distintas propiedades en Morata -entre ellas el propio palacio de la plazuela de Espinardo-, desde el siglo XV cuando ya existía un mayorazgo –que se identificaba como mayorazgo de Morata de la Vega-, creado por Beltrán de Guevara, ligado a estos bienes y cuya titularidad en el momento del matrimonio ostentaba la novia. En el Catastro de Ensenada aparecen reseñados estos bienes inmuebles, como integrantes del mayorazgo y como tal indivisibles, que convertían a los marqueses de Espinardo en una de las familias más poderosas de Morata. Estas posesiones de bienes rústicos sumaban alrededor de 393 fanegas en la vega de Morata -curiosamente no se registraron fincas de secano-, entre ellas las 41 fanegas que en distintas parcelas formaban la ya conocida entonces como huerta de Espinardo, situada entre el paraje de Valdelaosa y el caz de Villágueda.
Desde la creación del marquesado de Espinardo, en la persona de Juan Fajardo de Tenza, este título nobiliario ha tenido como titulares del mismo a Diego Ambrosio Fajardo de Guevara, Luisa Fajardo de Guevara, Juan Antonio Fajardo de Guevara, José de Guevara Fajardo, Ana María Ortiz de Zúñiga Leyva y Fajardo, Juan Alonso de Vera Albuquerque y Fajardo, Diego Manuel de Vera Fajardo y Varona, Joaquín de Vera y Saurín, María Francisca de Asís de Vera de Aragón Entenza Fajardo, Joaquín María Fernández de Córdoba de Alagón Fajardo, Ana María Fernández de Córdoba y Bernaldo de Quirós, Joaquín Escrivá de Romaní y Fernández de Córdoba (Segundo alcalde de Morata, tras la guerra civil), María de Lourdes Escrivá de Romaní y de Sentmenat Fernández de Córdoba, María del Pilar Díez de Rivera y Escrivá de Romaní, y Pascual Churruca y Díez de Rivera. Durante todos estos años, y gracias a distintos matrimonios, el marquesado de Espinardo ha estado ligado a otros títulos nobiliarios como el condado de Sástago, el ducado de Estrada o los marquesados de Campillo, Peñalba, Aguilar de Ebro y Valtierra.

Antigua farmacia en la plazuela de Espinardo de Morata en el año 1917 (Fotografia Narciso Pérez Zubizarreta)
 
Como ya se ha reseñado, la parcelación de la manzana que ocupaba el antiguo palacio de los Espinardo, o de los Guevara, nos ha impedido conocer su traza arquitectónica. En las imágenes más antiguas de la plazuela no se aprecian sus características aunque sí que aparecen entre estas imágenes la farmacia propiedad de la familia Pérez Zubizarreta, en una fotografía realizada en 1917 precisamente por Narciso Pérez Zubizarreta, autor de muchas de las fotografías que hoy conocemos en las que aparecen reflejadas distintas escenas de Morata desde finales del siglo XIX hasta la década de los 30 del siglo XX.



Bibliografía y fuentes:
·       Un linaje aristocrático en la España de los Aubsburgo: los marqueses de los Vélez (1477-1597). Rodríguez Pérez, Raimundo. Universidad de Murcia. Departamento de Historia Moderna, contemporánea y de América, Facultad de Letras. Tesis doctoral. Murcia 2010.
·       Escritura de capitulaciones del matrimonio entre Juan Fajardo de Tenza  y Leonor María Fajardo de Guevara- Real Academia de la Historia, M.4, fol., 72r.-73v.
·       Diccionario Geográfico Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madoz, Pascual. Establecimiento Tipográfico de P. Madoz y L. Sagast. Madrid, 1846-1850.
·       Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (V)


Avenida de la Constitución (Camino Real a San Martín, calle del Rosario, calle que va de Nuestra Señora del Rosario a la Plaza, plazuela de Don Gregorio, calle de la Carnicería, avenida de José Antonio)

Históricamente en esta calle se localizaron mesones, colegios, el juzgado, la casa de labranza de los dominicos y la ermita del Rosario

La vía urbana que actualmente conocemos como avenida de la Constitución -denominación con que se la conoce desde el año 1996- ha tenido a lo largo de la historia numerosos nombres, incluso en determinados periodos su trazado actual, desde la plaza Mayor hasta la salida del municipio, tenía denominaciones diferentes según los distintos tramos de la calle. Por su carácter céntrico en el entramado urbano de Morata, en esta vía, que desde siempre fue la salida natural de Morata hacia Madrid y San Martín de la Vega, se localizaron diversos servicios públicos (Colegios, carnicerías públicas, local para los serenos y el control de abastos municipales, toriles de la plaza de toros provisional, los juzgados, una ermita…).

Las primeras referencias históricas de esta avenida las encontramos en el Catastro de Ensenada. Por esa época, mediados del siglo XVIII, los registros catastrales recogen varios apuntes con referencia a esta calle de la villa aunque, según veamos los distintos documentos que conforman el catastro de Morata, sus redactores asignan a esta calle denominaciones diferentes.
Así, en el tramo que va desde la plaza Mayor hasta el edificio Mac Crohon –donde en esos años se localizaba la casa de labranza de los frailes dominicos-, la calle se denominaba, indistintamente camino Real a San Martín o calle que va de la Real de Arganda a la Fuente. Esta última denominación, que hace referencia a la actual calle Real (obviando que la calle partía y parte realmente de la plaza Mayor), tal vez nos está indicando que en esos años, en torno a 1751, ya existía la fuente y abrevadero que hasta los años setenta del siglo pasado se localizaba junto al edificio Mac Crohon. Este tramo concreto, también se conoció en distintos momentos históricos como calle de la Carnicería, en referencia a que allí se situó el local del concejo destinado al abasto de la carne.
La zona situada justo enfrente del edificio Mac Crohon, se identificó hasta los años de la guerra civil como plazuela de Don Gregorio, denominación para la que no hemos encontrado documentación en la que se base este nombre. Por último, la denominación del tramo que va desde el cruce con las actuales calles del Espejo y Manuel Mac Crohon hasta la salida de Morata siempre estuvo relacionado con la existencia de una ermita dedicada a la virgen del Rosario, de ahí la identificación de esta parte de la calle con esta advocación mariana (En el siglo XVIII aparecía en el catastro con el nombre de calle que va de Nuestra Señora del Rosario a la plaza y posteriormente el nombre se simplificó como calle Rosario, denominación que actualmente recibe una de las calles perpendiculares que desembocan en la avenida de la Constitución).

 En el centro de la imagen, la avenida de la Constitucion en el año 1961
Edificios y servicios públicos
Los edificios situados en el comienzo del trazado de la actual avenida de la Constitución siempre han estado bajo el control del ayuntamiento, cuya fachada norte configura el inicio de la calle. Este lateral del ayuntamiento con fachada al camino Real que va San Martín, según el Catastro de Ensenada, tenía una longitud de 14 varas, unos 12 metros. Justo enfrente de esta fachada del edificio del consistorio, se localizaron hasta los años setenta del pasado siglo -momento en el que fueron enajenadas y salieron del patrimonio municipal-  distintas edificaciones de propiedad pública que a lo largo de la historia se utilizaron para servicios municipales (Hospital de pobres, carnicería pública, cuarto de los serenos y de medida de los abastos públicos e, incluso, toriles de la plaza de toros portátil).
Hospital de Pobres. Este edificio, que originariamente fue el hospital de Pobres o de Vallejo*, que ocupaba hasta los años setenta del pasado siglo el espacio de los antiguos toriles, la taberna La Taurina, una peluquería y una vivienda –también albergó durante algunos años el cuartel de la guardia civil-, y que fue uno de los rincones más emblemáticos de la plaza Mayor hasta su demolición, cumplió la labor de asistir a los pobres pasajeros hasta que la desamortización de Mendizábal en el primer tercio del siglo XIX forzó el cambio de titularidad.
Hasta la desamortización, estas instituciones de beneficencia se adscribían a la iglesia –de hecho su patrimonio aparecía en el catastro como bienes eclesiásticos-. A partir de entonces pasó a patrimonio municipal, tal vez debido a que el ayuntamiento adquirió su propiedad al no existir postores particulares que acudieran a las subastas con las que se enajenaron los bienes de propiedad eclesiástica.
La primera referencia documental a este edificio aparece en las relaciones topográficas que ordenó elaborar Felipe II -1580- en todas las villas y ciudades del reino. En la correspondiente a Morata, en la respuesta al capítulo treinta y nueve, los redactores indican que:
En la dicha villa hay un hospital, adonde con mucha caridad se reciben los pobres viandantes, así los sanos como los enfermos, curándoles y dándoles lo necesario.
Pese a denominación como hospital, estas instituciones de origen medieval no pasaban de ser un lugar en el que encontraban refugio y una modesta ración de comida los pobres viandantes –pasajeros- que llegaban a Morata y a otras villas luchando contra su pobreza.
Para poder realizar esta labor asistencial, el hospital de pobres o de Vallejo disponía de un magro patrimonio de fincas rústicas, recogido en el catastro, con cuyas rentas se financiaban los gastos de la institución:
Tierras propias del Hospital que llaman el Antiguo de la Plaza para los pobres pasajeros
Tierras de riego de buena calidad
5 fanegas en los parajes de El Coso, El Burrueco y La Callejuela.
Tierras de secano de mediana calidad
1 ½ en Las Cabrizas.
Las tierras las tiene arrendadas Francisco de Corpa que paga anualmente 156 reales.
Censos a favor
Francisco de Recas y Pedro Niñolero, 6 reales y12 maravedíes.
Manuela de Cuevas, vecina de Carabaña, 6 reales y 12 maravedíes.
Herederos de Joseph Ruiz Bravo 6 reales y 6 maravedíes.
Jacinto Ortiz, 6 reales y 6 maravedíes.
Joseph Hurtado, 6 reales y 6 maravedíes.
Theresa Lebrero,  4 ½ reales.
Antonio de Corpa, 18 reales.
Marqués de Espinardo, 17 reales y 22 maravedíes.
Antonio de Corpa, 11 reales
Francisco de Peces ,24 reales y medio.
Francisco Perogordo, 26 reales y medio.
Antonio Benavides, 10 reales y 10 maravedíes.
Herederos de Robustiano El Rubio, 6 reales y 6 maravedíes.
Cargas en contra
Tiene de pensión esta hacienda cada año 96 reales de derechos de patrono, mayordomo y hospitalero.
Si a los poco más de trescientos reales de ingresos anuales se le restan los gastos del hospitalero, nos podemos hacer una idea de los escasos recursos de los que disponían estas instituciones que trataban de solventar la miseria que asolaba a muchos españoles.
Rodeada por el edificio de lo que fuera históricamente el hospital de pasajeros también existió una dependencia de propiedad municipal cuya propiedad se recoge en el Catastro de Ensenada:
Habitación del Ayuntamiento (...). Y que también tiene como propio esta villa las casas de Ayuntamiento, Matadero y Carnicería, lo que no le produce utilidad alguna por ser para sus respectivos ministerios. Y así como tres ducados que valdrá en alquiler una [habitación] que tiene inmediata al Hospital.
Este registro del catastro, corresponde a una pequeña dependencia, de 11,28 m2 de superficie y de una sola planta, que hasta su venta en los años setenta del pasado siglo, fue propiedad municipal y utilizada como cuarto de los serenos y, en otros periodos históricos, como carnicería del Concejo (de ahí la denominación que en determinados años recibió este tramo como calle de la Carnicería).
Mesón. En la época en que se elaboró el Catastro de Ensenada, en el comienzo de la actual avenida de la Constitución y lindero con la parte oriental del edificio del ayuntamiento se localizó uno de los dos mesones con los que contaba Morata en esa época. Al igual que el situado en la plaza Mayor –la antigua posada que funcionó hasta los años sesenta del pasado siglo- este establecimiento pertenecía al patrimonio del conde de Altamira y ocupaba, ya siendo propiedad del Ayuntamiento, el espacio que en los años sesenta cumplió la función de Escuela de Niñas, sala de recreo juvenil y, hasta su reciente traslado al edificio Mac Crohon, sede de los juzgados, el registro civil y el archivo municipal. En el catastro se referían a este mesón como de un edificio en mal estado y con escaso rendimiento:
Que Joseph Berenjeno en su oficio de mesonero ganará [en el mesón de la plaza] en cada un año mil y cien reales y Joseph Carrascosa en la misma profesión no se le puede considerar utilidad alguna por ser el mesón que tiene [situado en la  actual avenida de la Constitución y entonces Camino Real a San Martín] incomodo para las gentes, estar desacreditado y arrendado en más precio de lo que produce.
Casa de labranza de los Dominicos del Rosario. En este blog ya hemos hecho referencia en alguna entrada a este edificio propiedad de esta orden religiosa que lo mantuvo en su patrimonio hasta que se produjeron las desamortizaciones religiosas que tuvieron lugar en las primeras décadas del siglo XIX. La edificación original aparece perfectamente descrita en el catastro:
Casa
Primeramente una casa en la población de esta villa que tiene de fachada sesenta y seis varas y de fondo sesenta y cuatro, su habitación consiste en bajo y entresuelo con diferentes oficinas, dos lagares con dos vigas cada uno, una almazara de aceite con diez y siete tinajas de caber mil setecientas arrobas, bodega con diez cubas, su caber cinco mil arrobas, cueva con ochenta tinajas de caber cuatro mil arrobas, y un cocedero de vino con nueve tinajas su cabida novecientas arrobas.
Linda mediodía con calle que va a al camino de san Martín y norte casa de Don Julián Correa, vecino de Madrid, y se ha regulado su alquiler en cada un año en dos mil y seiscientos reales de vellón.
Tanto la casa de labranza como las dependencias anejas (bodegas, lagares, cuadras…) fueron adquiridas en torno a los años 30 del siglo XIX por la familia Mac-Crohon para construir, entre los años 1881 y 1882, su casa solariega. Jesús Antonio de la Torre Briceño, en su libro sobre la Historia de la villa de Morata de Tajuña, cuenta que la obra de construcción del edificio corresponde a un proyecto del arquitecto José Urioste y Velada, autor también de las reformas que se realizaron por la misma época en el molino de la Huerta de Angulo.
Utilizado como residencia familiar durante décadas, el edificio fue habitado por la familia Mac-Crohon hasta el inicio de la guerra civil. Durante los años de la contienda, sus instalaciones fueron utilizadas como hospital de sangre para el cuidado de los heridos en el cercano frente del Jarama.
Tras la guerra civil el edificio central, que ya no fue ocupado por la familia propietaria, fue reconvertido en escuelas públicas –que funcionaron hasta finales de los años sesenta del pasado siglo- y posteriormente adquirido por CajaMadrid que lo utilizó como Centro Cultural de su Obra Social. Actualmente también funciona como Casa de Cultura gestionado por el Ayuntamiento, además de servir de sede al registro civil y al  Juzgado Municipal.
Ermita del Rosario
Ya se ha apuntado que en la época en que se elaboró el Catastro de Ensenada el tramo de la avenida de la Constitución que se iniciaba en el cruce con la calle Espejo y Manuel Mac-Crohon se denominaba calle que va de Nuestra Señora del Rosario a la Plaza. Este nombre tenía relación con la existencia de una pequeña ermita dedicada a la advocación de la virgen del Rosario. En esos años de mediados del siglo XVIII todas las salidas desde Morata a las villas vecinas contaban con una ermita, dedicadas a alguna advocación mariana. En el caso de la ermita del Rosario, ya desaparecida y que daba nombre a esta vía urbana, se trataba de una pequeña construcción, situada en lo que ahora es una pequeña zona ajardinada, que nos describe Juan Diego Arribas en su trabajo sobre la historia de Morata de Tajuña:
Al O. un poco más arriba del santuario anterior [ermita de la virgen de la Antigua], hay una reducida ermita, destinada al culto de Nuestra Señora del Rosario. Ni en el edificio, ni en lo que dentro encierra, puede decirse hay nada de notable. Su fundación data de remota fecha, a juzgar por el aspecto que presentan sus muros.
El culto a la virgen del Rosario en Morata en la época de elaboración del catastro también se manifestaba en la existencia en la parroquia de una capilla con una imagen de esta virgen que contaba entre sus bienes una treinta y cinco fanegas de tierra en la vega así como distintos censos a su favor que sumaban más de cuatrocientos reales con los que se pagaban las misas y aniversarios que se oficiaban por parte del capellán adscrito a la misma.
La ermita, según Torre Briceño, se demolió en 1945, debido a su estado ruinoso, y el solar y su entorno se ajardinó además de colocarse una fuente.
En las proximidades de la ermita se localizaron también varias eras y alguna cueva, que existieron hasta los años sesenta del pasado siglo, así como el ejido concejil o agostadero, una zona acotada y cercada que en aquellos años se utilizaba como lugar de pasto para el ganado. El ejido se situaba al sur de la ermita y ocupaba el espacio hasta el camino del Toledano (Actual carretera a Chinchón):


*Según un relato transmitido oralmente, el doctor Vallejo –médico del emperador Carlos I- decidió levantar este hospital de pobres pasajeros en Morata (al menos existe otro con el mismo nombre documentado en la vecina villa de Chinchón), debido a que sufrió el secuestro de uno de sus hijos. En previsión de que se convirtiera en uno de los miles de pobres que deambulaban por el territorio nacional, destinó parte de sus bienes a la creación de hospitales que dieran amparo y cobijo a estos desheredados.


Fuentes y bibliografía:
·      Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
·      Historia de lavilla de Morata de Tajuña. Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña. Madrid, 1999.

miércoles, 5 de octubre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (IV) Plazuela de Las Cocheras del Señor (Actual plazuela de Don Santiago)


Hasta el siglo XVIII las cocheras del conde Altamira dieron nombre a esta plazuela

Don Santiago, su denominación actual, puede hacer referencia a un miembro de la familia Arias Dávila (Condado de Puñonrostro)


La plazuela de Don Santiago no siempre tuvo esta denominación en el callejero municipal. Antes de ser identificada con este nombre fue conocida como plazuela de Las Cocheras, una forma de relacionar este espacio urbano de Morata con la localización en su entorno de una propiedad del conde de Altamira, aneja al palacio, en la que se guardaban los carruajes de la familia. Pero ¿quién era D. Santiago, la persona que actualmente da nombre a la plazuela y qué relación tenía con Morata?



La primera referencia documental de esta plaza procede de la época histórica en que la plazuela estaba situada en el borde del casco urbano de Morata hacia el este. Según el Catastro de Ensenada, a la misma se accedía, desde su lado occidental, por la calle donde estaba situado el hospital de pobres de la villa –calle que va desde la Cruz de Orozco al hospital, actualmente calle del Ciego-, y desde el lado norte por la que entonces se conocía como calle que sube de la plazuela de las Cocheras del Señor a la Concepción, actual calle Morería. La fachada sur de la plazuela estaba ocupada por dependencias propiedad del conde de Altamira y la calle Jabonería –actual calle de Picadero- que, como en el caso de las cocheras, hacía referencia a las instalaciones propiedad del conde de Altamira en las que durante unos años se fabricó jabón pero que, ya por esos años, estaban arruinadas y que  fueron sustituidas por el picadero que actualmente da nombre a la calle. Por la fachada este, donde se construyó la clínica municipal, la plazuela estaba abierta en esa época del siglo XVIII al campo y a la zona donde ya entonces existían cuevas habitadas.
El Catastro de Ensenada, en 1751 sólo recoge la existencia de dos casas en esta plazuela, aparte de las dependencias que se han citado del conde de Altamira:
Otra [casa] de Ventura Ruiz Castañeda, regulado su alquiler en ciento diez reales.
Otra [casa] de Don Francisco Monzón, su alquiler ciento ochenta y ocho reales, es vecino de Vicálvaro.
Sobre las propiedades del conde de Altamira en esta zona de la villa el catastro recoge la siguiente anotación:
[Se ha] aumentado en la casa Palacio un cuarto nuevo que se ha fabricado en las Cocheras de dicho Palacio. Así mismo, en la que llaman la Jabonería, que estaba arruinada, ha  fabricado unas cocheras con sus cuadras, cuyo aumento lo regula Pedro López, maestro de obras, en setecientos reales de arrendamiento. Y por lo que toca a reparos de dicho Palacio y Cocheras, lo regula en ciento y veinte reales en cada un año.
Estas cocheras, aledañas ala plazuela de Don Santiago, permanecieron en el patrimonio de la casa de Altamira hasta  finales de siglo XIX cuando fueron subastadas como el resto del palacio condal. En 1872 se publicó un primer anuncio de subasta:
(…) casa conocida con el nombre de Las Cocheras, situada en la plazuela de Don Santiago, de la mencionada villa, la cual se compone de planta baja y cámaras altas, con varias habitaciones, cuadras y dos pajares. Su extensión superficial es de 6.054 pies[465 metros2,13 pies un metro cuadrado] cuadrados de terreno. Se halla tasada en 14.714 pesetas, y capitalizada en 20.400 reales, la que se saca a subasta con una rebaja de una tercera parte.
Al quedar desierta esta primera subasta, se convocó de nuevo en fechas posteriores (junio de 1889), cuando finalmente las cocheras y el resto del palacio fueron vendidos:
En virtud de de providencia del Sr. Juez de primera instancia del distrito norte de esta Corte, dictada en autos ejecutivos que se siguen en el mismo juzgado a instancia del Excmo. Sr. D. Francisco Caballero y Rozas, marqués de Torneros, y otros contra el Excmo. Señor conde de Altamira, sobre abono de pesetas procedentes de pensiones atrasadas de censos, se sacan a la venta en pública y doble subasta que simultáneamente tendrá lugar en este juzgado y en el de igual clase de Chinchón, las fincas siguientes:
Primer lote.- Una casa-palacio situada en la villa de Morata de Tajuña, plazuela de Palacio, núm. 2, con vuelta a la calle de la Cruz de Orozco y calle del Picadero tasada en 50.167 pesetas
Segundo lote.- Otra casa situada en Las Cocheras en dicha villa, plazuela de Santiago, núm. 2, con vuelta a la calle del Picadero, tasada en 9.405 pesetas.
Estas ventas se adjudicaron a distintos compradores, entre ellos el propio marqués de Torneros, que liquidó con esta adquisición la deuda que mantenía con él la casa de Altamira. El marqués de Torneros, que en su momento fue alcalde de Madrid, parceló toda la superficie del palacio para vender las partes resultantes a distintos vecinos de Morata, lo que  permitió reurbanizar  toda la zona y la apertura de la que desde entonces se conoce como calle Centro y que actualmente une la plaza de la Iglesia con la plazuela de Don Santiago, denominación que como se ve en el documento del anuncio de la subasta ya aparecía en el siglo XIX. 



 La plazuela de Don Santiago en dos épocas distintas, en el año 1961 y en el año 2014
¿Quién era D. Santiago?
Esta denominación en el callejero nos plantea un problema al no incluir el apellido de la persona a quien se le dedicó la plazuela. Aunque no deja de ser una conjetura, no es aventurado deducir que D. Santiago tal vez esté relacionado con un linaje que desde el lejano siglo XV tenía una estrecha relación con la villa de Morata: la familia Arias Dávila, la misma que ostentaba el condado del Puñonrostro y que levantó en ese mismo siglo XV el castillo de Casasola, ya en término de Chinchón.
Existen varios indicios que nos llevan a apuntalar esta hipótesis. La familia Arias Dávila, de origen segoviano, contaba con un extenso patrimonio en la comarca, no sólo en Chinchón, como ya se ha apuntado, sino también, entre otros, en los municipios de Ciempozuelos y Torrejón de Velasco. Los Arias Dávila también tenían propiedades en Morata desde 1476. En esta fecha, Diego Arias Dávila, nieto del primer conde de Puñonrostro, añadió al mayorazgo sus posesiones en Morata, consistentes en varios bienes rústicos y urbanos que permanecieron en el patrimonio familiar hasta 1633. En esta fecha, la marquesa de Leganés, en representación de su marido que por entonces ejercía como gobernador en Milán, concertó con Arias Gonzalo Dávila la adquisición de un lote de bienes que incluía 170 propiedades, entre rústicas y urbanas, con una extensión de unas 450 fanegas y un valor de 14.816.780 maravedíes. El vendedor, conde de Puñonrostro, consideraba que no era justo [para Morata] tenerlos sujetos a diferente señor, [en 1633 El marqués de Leganés ya había adquirido el señorío de Morata] y esto permitió a Diego Mesía Felípez de Guzmán incrementar sus posesiones en la villa y adquirir el suelo urbano en el que levantaría su palacio y sus cocheras. (AHPM T.6179, f. 241r-302r).
A pesar de la venta de todas sus propiedades, la presencia de la familia Arias Dávila en Morata permaneció, de alguna manera, en la memoria de la villa: el amplio espacio urbano situado al sur de la plazuela de Don Santiago, con fachada a la calle Picadero, a pesar de pertenecer tras la venta al marqués de Leganés siempre se conoció en Morata como Las Huertarias, [apócope de Huertas de Arias] en referencia a sus antiguos propietarios.
Esta presencia de la familia Arias Dávila en Morata aún se mantuvo, indirectamente, durante varias decenas de años. Por el Catastro de Ensenada sabemos que todavía a mediados del siglo XVIII se mantenía vivo un censo –un crédito-a favor de un tal Santiago Arias y que había sido suscrito por el concejo de Morata en 1590:
(..., otro [censo] a Santiago Arias vecino de ella con el rédito de ciento y quince reales y diez y siete más de reales en cada año impuesto con facultad, la que manifestó dicho Arias y consta por ella y en escritura que se otorgó en el año de mil quinientos y noventa por trescientos y cincuenta ducados de principal que entregó a esta villa para abastecerse de carnes (…).
Que este censo aún no hubiera sido amortizado aún habiendo transcurrido más de 150 años nos sugiere, aparte de las estrecheces económicas del concejo de Morata, que la familia Arias Dávila todavía tenía intereses en el municipio en estos años. Además, en el propio catastro, aparecen reflejados numerosos vecinos con el apellido Arias: Esteban, Eugenio, Francisco Joseph y, de nuevo, un Santiago Arias aparecen con este apellido. No resultaría extraño que alguno de estos posibles descendientes de los Arias Dávila fuera el beneficiario de los intereses de los censos y que también fuera, en definitiva, quien, finalmente, diera nombre a la plazuela de Don Santiago.

Fuentes y bibliografía:
·      Vera Yagüe, Carlos Manuel. Poblamiento, señorialización y conflictos en Madrid y su Tierra en la Baja Edad Media. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2004.
·      Arroyo Martín, Francisco. Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Universidad Carlos III-Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte. Getafe, 2012.
·      Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. T.6179, f. 241r-302r.
·      Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.