miércoles, 27 de marzo de 2019

El gabinete de desnudos del palacio de Morata

La existencia de los llamados gabinetes de desnudos en las mansiones y residencias de los miembros de la nobleza y la alta burguesía es habitual desde, al menos, la segunda mitad del siglo XVI. Antonio Pérez, el polémico secretario de Felipe II ya tenía una sala de desnudos en su residencia de la calle de Atocha en Madrid. El almirante de Castilla atesoraba en su casa del prado de San Jerónimo varias obras de Rubens y otros artistas de la época. Felipe IV, ya en el siglo XVII, y Godoy, en el siglo XVIII también fueron coleccionistas de este tipo de obras. El I marqués de Leganés, Diego Mesía Felípez de Guzmán, fue propietario de una colección de cuadros de desnudos que, durante cerca de doscientos años, se conservó en la llamada pieza de las pinturas desnudas, de su palacio morateño.



Salas reservadas o gabinetes de desnudos fueron algunas de los denominaciones que aparecen en los inventarios de pinturas para describir las estancias donde colgaban las obras de contenido erótico que aparecen en las colecciones de la nobleza española desde el siglo XVI hasta bien avanzado el siglo XIX. Que los propios monarcas españoles fueran reconocidos propietarios de este tipo de pinturas animó a los miembros de la corte a imitar las costumbres de reyes como Felipe IV, Carlos II o Carlos III.
David García Cueto -La pintura erótica en las colecciones aristocráticas madrileñas de la segunda mitad del siglo XVII- ha estudiado el coleccionismo de pintura erótica entre los miembros de la nobleza española en el siglo XVII. Según este especialista en arte:
Pese a las restricciones del ambiente español hacia la crea­ción y posesión de obras de arte de contenido erótico du­rante los siglos XVI y XVII resulta un hecho constatado que ciertos sectores de la alta aristocracia madrileña, emuladora de los usos y costumbres de la propia corona, reunieron y disfruta­ron en aquellas centurias de pinacotecas con amplia presencia de desnudos, casi siempre justificados por iconografías mitoló­gicas o bíblicas y raras veces como tema en sí mismo. Aquella circunstancia no se debió probablemente solo a una cuestión de gusto de los poseedores de tales colecciones, sino también a un deseo de mostrar los privilegios que la cercanía de la corona les reportaba, entre los que se encontraba el poder transgredir o desafiar ciertas convenciones sociales, como suponía la posesión de pinturas de desnudo.
Alejandra Val Cubero también ha analizado esta cuestión de los gabinetes privados en su memoria de doctorado sobre La percepción social del desnudo femenino en el arte y destaca como, a partir de la afición de los miembros de la nobleza por el coleccionismo de arte, también proliferaron los gabinetes privados a pesar del control social ejercido por la Iglesia católica sobre estas expresiones artísticas:
El Concilio de Trento sancionó el derecho de los Estados católicos a controlar la moral del individuo, sometiéndolo al principio de autoridad. La iglesia prohibió la exhibición de desnudos en los lugares de culto y en los lugares públicos y de libre acceso, pero no se entrometió -a excepción de algunos moralistas- en que se pintasen o esculpiesen desnudos mitológicos cuyo destino fueran los gabinetes privados a los que sólo podían acceder el dueño y sus invitados.
Hace unos años, el Museo del Prado, que contó hasta el año 1838 con una sala reservada, y que es depositario actualmente de muchas de las obras que se colgaron en los gabinetes privados de reyes y miembros de la nobleza, organizó en el año 2002 una exposición, La Sala Reservada y el desnudo en el Museo del Prado, que recreaba las estancias donde la clase privilegiada podía acceder a la contemplación de obras de arte que la moral de la época impedía ver al pueblo llano, obras, por ejemplo, de Tiziano, Rubens o Durero que ocuparon, entre otras estancias, las paredes del llamado cuarto bajo de verano adonde se retiraba Felipe IV después de comer para contemplar sus pinturas.

Cuadro de Guido Remi que representa la leyenda de Pomese y Atalante conservado en el Museo del Prado y similar al que poseyó marqués de Leganés en su palacio  de Morata

La pieza de las pinturas desnudas del palacio de Morata
De esta corriente coleccionista propensa a contar con salas privadas también participó el I marques de Leganés, Diego Mesía Felípez de Guzmán. Curiosamente, para colgar los cuadros de temática erótica que estaban en su colección el marqués de Leganés escogió su palacio de Morata, un lugar más discreto que su residencia madrileña del palacio de la calle de San Bernardo.
García Cueto cita a quien fuera señor de Morata a partir de la tercera década del siglo XVII como uno de estos coleccionistas destacados junto al VI conde de Monterrey quien, como el propio marqués de Leganés, también aprovechó su trabajo como representante de la Corona española en Italia y Flandes para alimentar su pasión por el coleccionismo de obras de los mejores pintores de esos años. Sobre El marqués de Leganés afirma:
Fue también muy significativo el caso del marqués de Leganés, uno de los más relevantes coleccionistas de toda la centuria, quien gracias a sus años en Flandes consiguió reunir una pinacoteca de más de 1.100 lienzos, especialmente rica en pintura flamenca. Leganés, al igual que hizo Felipe IV, también dedicó en una de sus residencias, concretamente en su palacio de Morata de Tajuña, una sala a la exhibición exclusiva de obras de desnudo. Casi un siglo después de su muerte, en 1753, aún se encontraban allí instaladas las pinturas como él las hubo de disponer. En el inventario del palacio redactado ese último año se describe la «pieza de las pinturas desnudas», que contenía 16 lienzos de asuntos mitológicos.
El inventario al que se refiere García Cueto se realizó en 1753, cuando ya la colección de pinturas y todo el patrimonio de la Casa de Leganés había pasado a los condes de Altamira. Mercedes Agulló, en su libro Documentos para la historia de la pintura española, transcribe el inventario que se realizó en ese año del que destacamos las obras de la estancia denominada Pieza de las Pinturas desnudas que mira al patio y jardín:
Inventario de las pinturas y demás alhajas de mayorazgo que se hallan en la casa Palacio de la villa de Morata, hecho en 24 de septiembre de 1753
En la villa de Morata en veinticuatro de septiembre de mil setecientos cincuenta y tres, el señor Baltasar de rivera, por ante mi el escribano dijo que don Diego de Almazán administrador de las alcabalas y demás rentas que en esta villa tiene el excelentísimo Sr. Conde de Altamira mi señor ha recibido una carta orden de la excelentísima Sra. condesa de Oñate mi Sra. para efecto de hacer inventario de los bienes y alhajas que existen en su casa Palacio y obedeciendo dicha carta orden carta orden y poniendo en ejecución dicho mandato de la referida excelentísima señora como madre curadora del expresado excelentísimo señor conde de Altamira mi señor se hizo inventario en la forma y manera sigue:
(…)
Pieza de las Pinturas desnudas que mira al patio y jardín
191 Una Pintura de una historia con dos figuras del tamaño y natural de hombre y mujer Píramo dando el agua a Tisbe con el morrión, desmayada junto a una fuente de dos varas y media de alto y tres y media de ancho que hace rincón.
192 Otra pintura de una mujer espulgándose sentada en la cama con un paño en la cabeza a modo de turbante y una vieja con una luz en la mano y dos hombres acechando en uno con el dedo en la boca de la misma altura que el antecedente y dos varas y media de ancho.
193 Otra pintura de Venus de más de medio cuerpo del tamaño del natural sentada sobre una piedra labrada y una vieja oliendo una rosa y un Cupido volando de la misma caída que la antecedente y vara y media de ancho de mano de Parines.
194 Otra pintura de un Cupido con el cetro de mercurio en la mano del tamaño del natural de la misma caída y una vara de ancho.
195 Otra pintura historia de Marco Antonio y Cleopatra desmayado limpiándole con su pelo.
196 Un Cupido vendados los ojos desnudo, de la misma caída y una vara de ancho
197 Otra pintura de Pomese y Atalante, Pomese recogiendo bolas de oro y Atalante va huyendo, figuras desnudas de la misma caída y cuatro varas y media de ancho.
198 Otra pintura de Venus con un libro de sorfa [sic] y un hacha encendida en las manos alumbrando a una armas y dos muchachos desnudos tocando un pífano de la misma altura y dos vara y cuarta de ancho
199 Otra pintura de un Cupido con el mundo en los hombros y el pie izquierdo sobre otro mundo de una vara de ancho y de la misma caída.
200 Un país sobrepuerta de una mujer con un paño encarnado puesto y un perro blanco de cinco cuartas de alto y dos varas menos cuarta de ancho.
201-202 Dos sobreventanas que caen al patio con figuras de fabulas de una cuarta de alto y dos varas de ancho cada una.
203 Una pintura sobrepuerta de todos los dioses presidiendo el Baco y el dios Marte vuelto de espaldas de una vara de alto y una y media de ancho.
204 Un país sobrepuerta con dos figuras pequeñitas que la una es Venus que va corriendo y un sátiro en el suelo de vara y media casi en cuadro.
205 Otro país sobrepuerta de la manera de Asquiler con figuras de pastores de una vara de alto y siete cuartas de ancho.
206 Una sobreventana que mira al jardín con conejos, Venus y sátiro recostados de tres cuartas de alto y dos varas de ancho.
Y todos los dichos cuadros tienen sus marcos negros y perfiles colorados
(…)
De todos los cuales dichos bienes, a excepción de los de armería ha nombrado su excelencia por guardarropa de todos ellos a Pedro de Corpa y Antonia de Bustos su mujer quienes se han hallado presentes a la formación de este inventario y después de repetir las más expresivas gracias a su excelencia por la nueva honra que se ha servido hacerles se dieron por entregados de los referidos bienes y se obligan bajo de la licencia [de ] mancomunidad y demás requisitos que de marido a mujer son necesarios a cuidarlos, limpiarlos con las piezas, patios y demás oficinas de dicho palacio sin dar lugar a que se experimente menoscabo en ellos y se obligan bajo dicha mancomunidad con sus personas y bienes raíces habidos y por haber a responder a dar cuenta de todos los que constan en este documento con las llaves exteriores e interiores que se les han entregado con las que gobiernan las fuentes de dicho palacio sin que falte cosa alguna, a lo que se obligaron según dicho escribano. (...). Morata, 11 de octubre de 1753. (Archivo Histórico de Protocolos. (AHP) Protocolo 30083, fol. 221-250).
Según los especialistas esta distribución de los cuadros en el año 1753 en el palacio de Morata y, concretamente la obras de la pieza de los desnudos, se mantenía casi inalterable desde que el I marques de Leganés organizara la colección pictórica de su residencia morateña. Este respeto a la voluntad del I marqués de Leganés se mantuvo inalterable hasta que, ya a finales del siglo XVIII, los problemas económicos obligaron a la enajenación de la mayoría de los bienes de la casa de Altamira. Tan es así que actualmente, muchos de los cuadros que colgaban de la pieza de los desnudos se encuentran en paradero desconocido tras la dispersión de la colección pictórica que atesorara Diego Mesía Felípez de Guzmán.



Fuentes y bibliografía:

  • Documentos para la historia de la pintura española. Agulló y Cobo, Mercedes. Ministerio de Cultura-Museo el Prado. Madrid, 1994.
  • La pintura erótica en las colecciones aristocráticas madrileñas de la segunda mitad del siglo XVII. García Cueto, David. En Visiones de Pasión y perversidad. Fernando Villaverde, ediciones. Madrid, 2014.
  • La percepción social del desnudo femenino en el arte. Siglos XVI-XIX. Pintura, mujer y sociedad. Val Cubero, Alejandra. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias de la Información. Departamento de Sociología. Madrid, 2001.

miércoles, 20 de marzo de 2019

Hidalgo Tablada y su influencia en el sector agrario español

La extensa producción bibliográfica de José de Hidalgo Tablada, los once títulos de obras especializadas en agricultura que hemos analizado en las últimas semanas, son motivo suficiente para destacar la trayectoria vital de quien fuera alcalde de Morata a mediados del siglo XIX. Por si esto no fuera suficiente, Hidalgo Tablada, catedrático e impulsor de centros de formación agrícola, también fue un periodista pionero y destacado por su labor al frente de revistas especializadas y como colaborador de periódicos y publicaciones de su época. Todo este conjunto de actividades convierten a José de Hidalgo Tablada en un personaje muy influyente en su época, un intelectual cuya opinión se tenía presente en los órganos de decisión del país y en un hombre que, desde su residencia en Morata, aportó todo su trabajo y esfuerzo para intentar, desde su posicionamiento ideológico, mejorar la agricultura en nuestro país.


Quizá la mayor expresión de la influencia de José de Hidalgo Tablada en el sector agrícola español del siglo XIX sea su papel como impulsor de la Asociación General de Labradores. Esta asociación, creada en 1863, buscaba aunar los intereses de los propietarios del campo español y tuvo en Hidalgo Tablada uno de sus principales impulsores, primero como secretario de la institución y posteriormente, en 1864 ya como director de la misma.
Un estudioso del asociacionismo agrario español, Miguel Martín-Albo, autor de una tesis titulada Génesis y desarrollo de las Asociaciones Agrícolas y de propietarios territoriales de España ha estudiado el papel de estas agrupaciones de agricultores en aspectos clave del sector agrario español en esos años de mediados del siglo XIX, un periodo en el que los grandes terratenientes y agricultores españoles tenían planteado un importante frente de batalla: la lucha contra las tesis librecambistas que apoyaban la reducción e incluso la desaparición de las barreras arancelarias que “protegían” a los productores españoles de las importaciones de materias primas de primera necesidad como el trigo.
En esta lucha Hidalgo Tablada siempre estuvo del lado de los proteccionistas, especialmente los grandes propietarios andaluces, tan ligados a él por motivos familiares y de residencia en sus primeros años de vida, pero también los terratenientes castellanos y, por supuesto, también los labradores catalanes, partidarios como sus colegas del resto del país de proteger sus cosechas de la competencia de las importaciones procedentes de Estados Unidos o Rusia.
En este sentido, Martín-Albo cita un discurso pronunciado por José de Hidalgo Tablada en Madrid, en la Sociedad Matritense, en el que se pronunció abiertamente contra la posibilidad de la llegada a España de trigo producido en Odessa y Estados Unidos lo que significaría, en su opinión, el abandono de tierras de cultivo en muchas comarcas del país incapaces de competir con su baja productividad on estas potencias mundiales.
La oposición a cualquier medida liberalizadora del mercado del trigo en España ya era un tema recurrente para Hidalgo Tablada desde su trabajo como redactor en La Agricultura Española, la revista sevillana especializada en agricultura que sería, de alguna forma, el germen del que nacería La España Agrícola, la revista que dirigió Hidalgo Tablada tras su creación con el apoyo de la Asociación General de Labradores.
En La España Agrícola, según cita Martín-Albo en su tesis, Hidalgo Tablada escribía en 1858 todo un alegato a favor de que los parlamentarios defendieran en el Congreso de los Diputados los intereses de los propietarios y grandes agricultores españoles:
Los electores están habituados a enviar un representante al Parlamento para procurar el triunfo de esta o la otra bandería política; y apenas piensan en otras reformas que en las que tienen exclusivamente ese carácter. Las verdaderas y fecundas reformas; los intereses de la agricultura, de la industria, del comercio; todo esto entra en muy poco o en nada en el programa gubernamental del candidato (…).
Tres semanas después, el 28 de octubre de 1858, en la misma revista, José de Hidalgo Tablada insistía en la defensa de sus tesis y animaba a fomentar el asociacionismo para defender sus intereses:
Conocidos los principios que defiende nuestra publicación, es llegado el momento de dirigirse á los que tienen un inmediato interés en que triunfen, á fin de que uniéndose todos, y poniendo de su parte cuanto posible sea, se ilustre la cuestión de que depende el desarrollo de la agricultura (…).
Cinco años después, José de Hidalgo Tablada continuaba apoyando las medidas proteccionistas, sin que en ninguna manera propenda al monopolio, aclara. Desde la Asociación General de Labradores, representada por Hidalgo Tablada ya como presidente, además tampoco se olvidaron de trabajar por favorecer las exportaciones de trigo español a las colonias que aún pertenecían a la monarquía española frente a la competencia del trigo americano.
Divulgador de los avances científicos
El papel de Hidalgo Tablada como publicista a favor del proteccionismo del campo español, frente a las corrientes librecambistas, una faceta en la que volcó muchos de sus esfuerzos como periodista y como secretario y después presidente de la Asociación General de Labradores de España no le impidió compaginarla con su trabajo como autor de referencia de libros de agricultura, como hemos visto en estas últimas semanas ni tampoco abandonar su labor como agricultor y elaborador de vino y aceite en Morata de Tajuña. En su faceta divulgadora Hidalgo Tablada no dudo tampoco en convertirse en un decidido divulgador de las corrientes investigadoras más avanzadas en el campo de la agricultura. Consciente como era del atraso de la Educación en España, y más concretamente de las dificultades de las enseñanzas agrícolas cuyos problemas el mismo había padecido, Hidalgo acudió con frecuencia a sus contactos externos para dar a conocer en nuestro país los últimos avances en materia de agricultura y producción agraria.
Según Cristina Martínez Montalvo, investigadora de la Universidad Complutense de Madrid, José de Hidalgo Tablada fue uno de los españoles que más interés mostró en divulgar las investigaciones del científico francés Louis Pasteur. En 1864, Hidalgo da a conocer en La España Agrícola, la revista de la que era director, el artículo de Pasteur La influencia del oxígeno del aire en la vinificación. En este escrito, Tablada también se posiciona al denunciar la escasez de medios de los químicos españoles para desarrollar su labor investigadora y la necesidad de que los cosecheros de vino españoles estuvieran al día en los últimos avances científicos y de que conocieran artículos como el del destacado investigador francés.
Un año después, en 1865, Hidalgo Tablada volvería a publicar en La España Agrícola un texto basado en otro artículo de Louis Pasteur: Procedimiento práctico de conservación y mejora de los vinos, publicado originalmente por el científico francés en la Revista de los Progresos de las Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Hidalgo, consciente de los problemas que atravesaban los empresarios vinícolas españoles, era partidario de que se aplicaran en nuestro país los métodos que ya se habían experimentado en otros países como Francia gracias, entre otras consideraciones, a los trabajos experimentales de científicos como Pasteur.
Estos desvelos de Hidalgo Tablada por el progreso de la agricultura fueron de alguna manera recompensados por las administraciones públicas españolas. En 1866, el Ministerio de Fomento le concedió la cruz de Caballero Real de la Orden de Carlos III por sus libros y trabajo en favor del campo español. Este galardón, sin embargo, parece que le animó a seguir con su empeño, ya que el grueso de su producción bibliográfica llegaría en los años siguientes, especialmente en la década de 1870, y se extendería hasta 1890, cuando se publicó el octavo y último tomo de su Diccionario de Agricultura, Ganadería e Industria Rurales.

Algunos libros de José de Hidalgo Tablada aún se siguen editando en el siglo XXI

José de Hidalgo Tablada falleció en 1894 a los ochenta años de edad. Curiosamente su vida transcurrió casi en paralelo con la de otro morateño, Ignacio Rojo Arias fallecido en 1893, cuya biografía y trayectoria también analizamos en el blog. Ambos, aunque distanciados ideológicamente -uno conservador y el otro liberal-progresista- fueron protagonistas en sus respectivos ámbitos: Hidalgo, primero militar y luego gran especialista del mundo agrario, fue un fecundo autor de libros y experto agricultor; el segundo, destacó en la política como senador y diputado, también fue un prolífico y reconocido periodista y además autor de libros y abogado de prestigio. En lo que los dos coincidían era en su relación con Morata: Hidalgo Tablada, escogió nuestro pueblo, en el que ejerció como alcalde, como lugar de residencia durante gran parte de su vida; y Rojo Arias, natural de Morata, mantuvo su relación con los vecinos como político en su faceta de diputado y, también, como gobernador de la provincia de Madrid.


Fuentes y bibliografía:
  • Génesis y desarrollo de las Asociaciones Agrícolas y de propietarios territoriales de España. (Tesis doctoral) Martin-Albo Lucas, Miguel. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Madrid, 2016.
  • Louis Pasteur en España, siglo XIX. Martínez Montalvo, Cristina. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 2005.
  • Diccionario de Bibliografía Agronómica y de toda clase de escritos relacionados con la agricultura. Antón Ramírez, Braulio. Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneira. Madrid, 1865.
  • La Información agraria en España: desde sus orígenes hasta la agenda 2000. Acosta Meneses, Yanet. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias de la información. Departamento de Historia de la Comunicación. Madrid, 2008.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.



miércoles, 13 de marzo de 2019

Hidalgo Tablada, alcalde, juez municipal y agricultor en Morata

José de Hidalgo Tablada ocupó por primera vez la alcaldía de Morata en el año 1846. El catedrático de Agricultura había nacido en Montauban, Francia, localidad en la que su padre estuvo encarcelado tras su participación en la Guerra de la Independencia. Fue militar en el arma de caballería y alcanzó el grado de capitán, antes de retirarse en 1842 para dedicarse, ya de pleno, a la agricultura, tanto en su faceta de agricultor como en la de autor de obras especializadas y catedrático y director de la Escuela de Agronomía de Nogales. Su presencia en Morata se debía a su relación con la familia Ruíz de Castañeda con la que emparentó por su matrimonio. Además de ocupar la alcaldía, durante dos periodos, (1846-1850, 1880-1885), Hidalgo Tablada también desempeñó el cargo de juez municipal.


En 1842, tras abandonar su profesión de militar como capitán del arma de Caballería José de Hidalgo Tablada se hizo cargo por primera vez de la alcaldía de Morata en el año de 1846. Durante el primer año de su mandato, a finales de 1846, Hidalgo Tablada fue cesado por sus superiores políticos, aunque posteriormente recuperó la alcaldía. El origen de esta decisión estuvo relacionado con la celebración de las elecciones a diputados a Cortes en el distrito de Chinchón, al que pertenecía Morata. En diciembre de 1846 se convocaron elecciones que darían la victoria a los liberales y la presidencia del Consejo de Ministros al liberal Francisco Javier de Istúriz.
Durante las semanas previas a la votación se denunciaron coacciones e irregularidades por parte de los dos candidatos que optaban al acta electoral por el distrito de Chinchón: Fernández de la Hoz y López de Acevedo. López de Acevedo fue elegido diputado pero, antes de que se hiciera oficial su nombramiento en la Comisión de Actas de las Cortes, hubo de hacer frente a las acusaciones que le hacían responsable de presionar a las autoridades locales para que estas, a su vez, influyeran a favor de su candidatura.
El sistema electoral que regía durante estos años del reinado de Isabel II, en plena época de la llamada Década Moderada, se basaba en el voto censitario de los votantes mayores de 25 años que pagaran anualmente, por contribuciones, una cantidad igual o superior a 400 reales. Este sistema permitía y hasta aleccionaba todo tipo de prácticas caciquiles ya que el censo electoral, dividido en dos secciones que votaban en Chinchón y en Carabaña, superaba por muy poco los doscientos electores.
Según las publicaciones de esos de esos días, Hidalgo de Tablada se opuso a las presiones de uno de los candidatos, López de Acevedo, perteneciente a la mayoría que apoyaba al Gobierno dirigido antes de las elecciones por el general Narváez. Este enfrentamiento contra López de Acevedo, que finalmente sería elegido diputado, le costó provisionalmente la alcaldía de Morata. En la Comisión de Actas del Congreso se debatieron, en los días posteriores a las elecciones, los hechos denunciados por la candidatura de Fernández de la Hoz. Entre las prácticas denunciadas se citó la destitución momentánea del entonces alcalde de Morata, José de Hidalgo Tablada:
(…) Que a D. José Hidalgo Tablada, alcalde de Morata, se le habla separado, según de publico se decía, por no haberse prestado a trabajar en favor de la candidatura de Acevedo; siendo lo cierto que se le mandó cesar en la alcaldía y hasta en el cargo de concejal dos o tres días antes de la elección.
Pese a estos incidentes políticos, Hidalgo Tablada recuperó la presidencia del Ayuntamiento de Morata que ocupó en este primer periodo hasta 1850. En estos años, en torno a la mitad del siglo XIX, Hidalgo ya había comenzado a elaborar su amplia bibliografía especializada en los estudios de los cultivos y la producción agraria y en la gestión de explotaciones agrícolas.
Como hemos visto, a partir de 1850 inició su trabajo como director de la revista El Agrónomo y la publicación de sus primeros libros. Sin embargo, que abandonara el Ayuntamiento de Morata en 1850 no significa que José de Hidalgo Tablada dejara de residir en Morata. Con el paréntesis obligado de su estancia en la localidad leonesa de Nogales, donde dirigió la Escuela Agronómica que él mismo creo, Hidalgo siguió con su domicilio en Morata. Así lo atestigua su aparición continuada, a partir de 1860, en los censos electorales que regularmente se publicaban coincidiendo con la celebración de elecciones a las Cortes o a la Diputación Provincial de Madrid. Incluso, en alguna de estas elecciones, José de Hidalgo Tablada optó a ser elegido diputado provincial por el distrito de Chinchón en 1863, aunque con escaso éxito, ya que no logró obtener los votos necesarios para su elección.
En uno de estos censos, concretamente, el correspondiente a las elecciones a diputados a Cortes de 1867, José de Hidalgo Tablada aparece inscrito en el censo del distrito electoral de Alcalá de Henares, sección de Chinchón, como elector residente en Morata de Tajuña en la calle de la Iglesia, número 19.


Nombramiento de Hidalgo Tablada como juez en el Boletín Oficial de la Provincia
Juez municipal, agricultor y, de nuevo, alcalde de Morata
En la mayoría de sus trabajos como autor de libros especializados en agricultura José de Hidalgo Tablada incluyó sus experiencias como agricultor, viticultor o productor de aceite en Morata. También su faceta de constructor e inventor de maquinaría agrícola le relaciona con el pueblo en el que fue alcalde ya que la realización práctica de algunas de estás máquinas, concretamente algún arado, fue construido en la herrería de la familia Baró.
Este trabajo como agricultor en Morata también le sirvió a José de Hidalgo Tablada la oportunidad de participar en alguna de las exposiciones agrícolas que se celebraban en esos años. En el catálogo de la Exposición Agrícola Industrial y Artística de Sevilla del año 1858, Hidalgo presentó varios modelos de arados, uno de ellos el fabricado por él mismo, y distintas variedades de trigo (rojo, blanco, sarraceno), centeno, cebada, achicoria y lino. En el catálogo de la exposición también se indica que Hidalgo Tablada presentó una caja con mazorcas maíz de las variedades versicolor, de Pensilvania, de Tremés y semilla de maíz blanco, procedente de la Exposición de Londres, criado en Morata y presentada por él mismo.
En 1877 José de Hidalgo Tablada también participó en la Exposición Nacional vinícola celebrada en Madrid. En esta Exposición también presentaron vinos, licores y vinagres de elaboración propia varios cosecheros morateños como Tomas Casado Robles, Estanislao Casado Robles, Ambrosio Casado Robles, Tomás Corpa Díaz, Germán Cuevas, Dionisio Díaz Sánchez, Francisco Estévez Rodríguez, Antonio y Manuel García Gutiérrez, Sergio González, Lucas González Castro, Víctor Oliva Sánchez, Eustaquio Pinto, Domingo y Juan Rodelgo, Alejandro Salcedo, Mateo y Regino Sánchez-Bravo, Paulino Sánchez Lara, Leandro Sánchez Medel, Gregorio Sánchez de las Peñas, Dimas Sánchez Salcedo, Francisco Sánchez Soria, Alejandro Serrano de las Heras, Felipe Torre Moreno, Isidro Ruíz y Félix Pérez Ramírez, por entonces párroco de Morata. En el caso de José de Hidalgo Tablada el catálogo indicaba que presentó los siguientes productos:
José de Hidalgo Tablada. Morata de Tajuña. Medalla de plata en Sevilla en 1858 y en Jerez, de oro en Barcelona en 1873 y título de Mérito en Viena.
  • Vinos malvar, blanco, seco, cosecha de 1860, a 80 ptas. hect. En la localidad y 86 en Estación.
  • Ídem id. i d . , cosecha de 1870, a 50 ptas. hectolitro en la localidad y 56 en estación.
  • Ídem seco de 1871, a 50 y 56 ptas. hectólitro, respectivamente.
  • Ídem id. de 1875, a 56 y 42 , respectivamente.
  • Vino tinto común, seco, de 1867, a 60 y 66 en localidad y estación.
  • Ídem id. i d . , cosecha de 1870. a 40 y 46 en localidad y estación
  • Ídem id. dulce de 1875, a 56 y 42 íd. id. Id. Producción anual 250 hectólitros.
  • Aguardiente de anís a 120 pesetas el hectólitro
Esta faceta de viticultor y cosechero de vino, además de su trabajo como escritor y periodista especializado en la información sobre el sector agrícola y ganadero, no impidió que Hidalgo Tablada participara también intensamente en la vida municipal de Morata. Si ya hemos visto como en 1846 accedió a la alcaldía de Morata en la que permaneció hasta 1850, en 1873 y en años posteriores Hidalgo aparece en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid como responsable del Juzgado Municipal. Incluso después de abandonar este cargo, en 1877 Hidalgo es nombrado representante de los intereses municipales del municipio, en su calidad de mayor contribuyente, en el acto de recepción de las obras de construcción del camino vecinal entre Perales de Tajuña y Morata.
Unos años después, en 1880, Hidalgo Tablada sustituyó a Paulino Sánchez y Lara en la alcaldía de Morata en la que permaneció hasta 1885.



Fuentes y bibliografía:

  • Diario de las sesiones de Cortes. Congresos de los Diputados. Sesión del día 18 de enero de 1867. Legislatura de 1847 a 1847.Tomo I. Imprenta Nacional. Madrid, 1847.
  • Catálogo de los objetos presentados a la Exposición Agrícola, Industrial y Artística celebrada en Sevilla en 1858. Imprenta de la revista Mercantil. Sevilla, 1858.
  • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y Cia. Madrid, 1877.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.

martes, 5 de marzo de 2019

Bibliografía morateña: los proyectos periodísticos de José de Hidalgo Tablada

José de Hidalgo Tablada llevó a cabo con sus libros una intensa labor divulgativa y científica en materia agronómica en los años que siguieron a su primera etapa al frente del Ayuntamiento de Morata (1846-1850). Como hemos visto desde semanas anteriores, a partir de 1851 y hasta más allá de su muerte en 1893, periódicamente fueron apareciendo en el mercado sus libros, algunos de ellos reeditados en más de una ocasión. Paralelamente, Hidalgo Tablada se dedicó, como reiteradamente expresó en sus libros, a explotar las finas que poseía en Morata y también a desarrollar su labor como periodista especializado en información agronómica, faceta en la que destacó como director de algunas revistas y colaborador de varios medios especializados.



Uno de sus primeros proyectos periodísticos fue la salida a la calle de la revista El Agrónomo, publicación que en su mancheta afirmaba ser un periódico dedicado a los labradores españoles. La revista se editaba en la imprenta del Colegio de Sordomudos y salía a la calle tres veces por mes, los días 1, 10 y 20. El primer número apareció el 1 de enero de 1851 y siguió publicándose hasta una fecha indeterminada de 1852. En este año, como veíamos la pasada semana, José de Hidalgo Tablada se dedicó intensamente a la puesta en funcionamiento de la Escuela Agronómica de Nogales (León) lo que pudo influir en la continuidad de este proyecto periodístico.
Sobre las características de la revista, según aparece publicado en el Diccionario de Bibliografía Agronómica, de Braulio Antón Ramírez (1865), en el primer número El Agrónomo se explica, por parte del director, algunos de sus principios habituales respecto a la formación teórica de los agricultores:
En el número primero –señala el autor del Diccionario- se encarece, sustentando excelentes principios, la importancia de que los labradores conozcan algo las ciencias naturales, por lo mismo que sólo teniendo nociones de la estructura de las plantas y de la función de sus órganos, se las puede dar con inteligencia los alimentos necesarios para su desarrollo. La botánica instruye en la hibridación y el injerto, y así pueden hacerse progresos en la alternativa de las cosechas; sabiendo las funciones de los elementos químicos, se sabe obligar á las plantas a crecer y madurar; la geología enseña la naturaleza del terreno, y con la mecánica se aprende la construcción y mejora de los instrumentos.
A partir de esta idea central, José de Hidalgo Tablada aprovechó la publicación de El Agrónomo para sacar al mercado varias publicaciones suyas –que ya hemos reseñado en el blog- sobre arboricultura, contabilidad y economía agrícola, elementos de química aplicadas y de entomología.
En este proyecto editorial Hidalgo Tablada tuvo el apoyo de varios e importantes propietario rurales de distintas zonas de España que colaboraron con sus trabajos en los contenidos de la revista. Entre estos colaboradores, interesados como Hidalgo en el fomento de la agricultura en esos años centrales del siglo XIX, hay que destacar al empresario agrícola gallego Pedro Fernández, autor de un trabajo sobre Alternativas de cosechas en Galicia. Joaquín Fernández, agricultor de Medina del Campo, y Manuel Sánchez Cano, propietario extremeño, también colaboraron con la revista de Hidalgo mientras se mantuvo en el mercado, al menos, hasta el año 1852.
El Agrónomo, pese a contar con el prestigio de Hidalgo como director y principal redactor de sus textos no consiguió afianzarse como revista de referencia para el sector agrícola español. Y eso que desde poco después de su aparición la revista contó con el apoyo de las administraciones públicas que recomendaron su adquisición tanto a las diputaciones como a los ayuntamientos. El 27 de mayo de 1851 el Boletín Oficial de la provincia de Madrid publicaba un texto en este sentido del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas:
(…) en vista de los laudables esfuerzos con que procura el periódico titulado el Agrónomo, de don José de Hidalgo Tablada, difundir los conocimientos más importantes para la agricultura, y promover sus mejoras, siendo además apreciable la colección de láminas litografiadas que publica en negro y con colores, se ha dignado disponer se recomiende (…) que excite el celo de la Diputación provincial, Junta de
Agricultura y ayuntamientos, a fin de que se suscriban al citado periódico; en la inteligencia de que con esta fecha se da conocimiento de esta orden al ministerio de
la Gobernación para que por el mismo pueda disponerse el abono del importe de la suscripción como partida voluntaria en los presupuestos y cuentas de las Diputaciones y ayuntamientos que quieran verificarla.

La España Agrícola, revista que dirigió Hidalgo Tablada entre  los años 1862 y 1865

La España Agrícola
Tras el cierre de El Agrónomo y la finalización de su proyecto educativo de la Escuela Agronómica de Nogales Hidalgo Tablada, siguió al frente de su explotación agrícola en el término municipal de Morata pero sin descuidar su faceta de escritor y periodista agronómico. Tampoco fue desdeñable, en los primeros años de la década de los sesenta del siglo XIX, su papel como personaje muy influyente en el sector agrario, sobre todo a partir de la creación Asociación General de Labradores y de la Comisión Central y Depósito de Máquinas Agrícolas y Abonos Fosfatados. Esta asociación de nombre tan extenso –y de la que trataremos cuando analicemos más en profundidad la influencia de José de Hidalgo Tablada en el agro español fue fundada por el propio Hidalgo y tuvo como órgano de expresión oficial una publicación dirigida por él mismo, La España Agrícola.
Según Yanet Acosta, autora de una memoria académica sobre la información agraria en España, la revista apareció con periodicidad mensual el 1 de agosto de 1862 pero a partir del número 8 pasó a editarse cada quince días. Con 32 páginas, tipográficamente la revista ofrecía una calidad no muy habitual en esos años entre las publicaciones periódicas españolas y destacaba por sus grabados y litografías que reproducían máquinas y herramientas destinadas al sector.
La revista, que se imprimía en los talleres de Imprenta de la Señora Viuda e Hijos de D. José Cuesta, tenía su sede en la calle de La Bola número 6, en Madrid, dirección que pertenecía al propio Hidalgo, por aquellos años empadronado en Madrid y que también aparecía como el domicilio de la Asociación de la Comisión Central de la Asociación General de Labradores.
Uno de los objetivos de la revista era informar a los agricultores sobre todos los adelantos que se producían en la nueva maquinaria y herramientas, tanto en España como en el resto de los países europeos. Además de informar sobre estos avances, la difusión de la revista entre los agricultores y ganaderos se vio favorecida, como ya sucediera con El Agrónomo, por el apoyo de distintas administraciones provinciales y locales: la Diputación de Toledo obligó a suscribirse a los ayuntamientos de la provincia y otras diputaciones, como las de Alicante, Albacete, Córdoba, Ciudad-Real, Cuenca, Zaragoza, Valencia, Valladolid, Castellón y Pontevedra, recomendaran su suscripción a los responsables municipales.
Hidalgo Tablada, para promocionar la difusión y venta de la revista recurrió también a métodos hoy muy habituales pero por entonces muy avanzados para la época: aplicaba descuentos en la compra de máquinas y herramientas a los subscriptores de La España Agrícola y les regalaba también los libros que editaba la revista. Como ejemplo de esta práctica empresarial, Hidalgo Tablada ofrecía a los suscriptores un arado, cuyo precio afirmaba que ascendía a 40 reales, por 85 reales.
Según la publicidad emitida por la propia publicación antes de su llegada al mercado la suscripción por un año a La España Agrícola tenía un coste de 60 reales y 35 si la suscripción se hacía por seis meses. A los suscriptores que también lo fueran de La Agricultura Española, publicación editada en Sevilla en la que colaboraba como redactor José de Hidalgo Tablada, se les aplicaba también un descuento y sólo debían abonar 45 reales por año.
La España Agrícola contaba con las siguientes secciones: Agricultura, Agricultura provincial, Anales de la Agricultura Española, Artes Agrícolas, Ganadería, Mercados Nacionales e Internacionales y Anuncios. No obstante, fueron las informaciones sobre las nuevas máquinas agrícolas y las pruebas que se realizaban con ellas para comprobar su funcionamiento y efectividad en el campo las que más representaron las ideas de José de Hidalgo Tablada. Empeñado en defenderlas, Hidalgo intentó, con escaso éxito, crear una entidad crediticia para los agricultores, lo que le valió el enfrentamiento con la revista Fomento de España, perteneciente a una sociedad dedicada precisamente al sector del crédito.
La España Agrícola se mantuvo en el mercado hasta el 31 de diciembre de 1865 y, aunque no fue la última experiencia periodística de José de Hidalgo Tablada, sí que representó, sin ninguna duda, su proyecto más ambicioso.
Otras experiencias periodísticas de José de Hidalgo Tablada
Antes, y después, de poner en el mercado La España Agrícola José de Hidalgo Tablada fue una firma habitual en las publicaciones periódicas especializadas en la información agrícola y ganadera. En la década de los cincuenta colaboró como redactor en El Cultivador, una publicación de Barcelona subtitulada Periódico de agricultura, horticultura, jardinería y economía rural. Ya hemos visto que, como redactor, colaboró también en la revista editada en Sevilla La Agricultura Española y en la Revista Mensual de Agricultura, una publicación editada en Madrid dirigida por Augusto de Burgos. Esporádicamente también publico colaboraciones con distintos periódicos de toda España: en 1878, por ejemplo, el diario liberal La Lucha, de Girona, publicó una serie de artículos de Hidalgo Tablada sobre una de sus especialidades, las enfermedades del olivo.
Su última experiencia como director de una revista de información especializada en agricultura fue la edición, a partir de 1878, de la revista quincenal Los vinos y los aceites. Aunque la revista mereció algunos galardones importantes en distintas exposiciones, como la Exposición Aragonesa de 1885, hemos encontrado muy pocas referencias a este proyecto de Hidalgo que se mantuvo en el mercado hasta 1894, un año después de la muerte de su fundador.
Editada por la empresa habitual que imprimía los libros de José de Hidalgo Tablada, la librería Cuesta, el contenido de esta revista obedece, por su título, al interés del director por el cultivo de la vid y el olivar y por la elaboración del vino y el aceite. Hemos encontrado, por ejemplo, un extenso artículo, Conservación del vino con la aplicación de los polvos de Martín Pagís, que apareció originariamente en Los vinos y los aceites y que se reprodujo en el Semanario de las Familias, una de las revistas más populares de la época (1882).
Cuando puso en marcha esta revista, Hidalgo Tablada estaba ya plenamente asentado en Morata (ocuparía de nuevo la alcaldía entre 1880 y 1885 y anteriormente desempeñó el cargo de juez municipal) y dedicado también directamente a la explotación de su patrimonio familiar, como veremos en una próxima entrega del blog.



Fuentes y bibliografía:

  • Diccionario de Bibliografía Agronómica y de toda clase de escritos relacionados con la agricultura. Antón Ramírez, Braulio. Imprenta y Estereotipia de M. Rivadeneira. Madrid, 1865.
  • La Información agraria en España: desde sus orígenes hasta la agenda 2000. Acosta Meneses, Yanet. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias de la información. Departamento de Historia de la Comunicación. Madrid, 2008.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.