martes, 27 de agosto de 2019

Sociedad Alcoholera del Tajuña, un proyecto de industrialización a comienzos del siglo XX (y II)

La memoria económica que la Alcoholera del Tajuña editó en 1912, además de reflejar el balance económico de ese año, sirve también para conocer qué objetivos se planteaba la sociedad desde que fuera creada a finales de 1907. Como ya avanzamos la pasada semana, el cultivo de la vid en Morata y en toda la comarca de la cuenca baja del Tajuña era el más importante, por entonces, en la provincia de Madrid. Rentabilizar este cultivo era el objetivo principal de la Sociedad Alcoholera del Tajuña.


Una publicación de finales del siglo XIX, Contestación al interrogatorio sobre cultivos de cereales, olivos, vid, agrios e industrias derivadas, de Antonio Ortiz, resaltaba la importancia del cultivo de la vid en la comarca que formaban los pueblos del partido judicial de Chinchón:
(…) En efecto, como puede verse, el partido de más importancia respecto a dicho cultivo es el de Chinchón, donde se encuentran los renombrados pueblos de Arganda, Chinchón, Morata, Colmenar de Oreja y otros, que, como de todos es sabido, se dedican especialmente a la fabricación del vino, que goza de justa fama y que casi en su totalidad se consume en esta capital. En dicho partido se obtiene también gran cantidad de aguardiente, de buena calidad y que lleva el nombre de Chinchón, sea cualquiera el punto de donde proceda (…).
Como se resalta en el párrafo anterior, el partido judicial de Chinchón destacaba por su el cultivo de la vid, la elaboración de vino y, también, de aguardiente. Morata, según los datos recogidos en la publicación citada, dedicaba prácticamente un tercio de su término municipal al cultivo de la vid, tanto en secano como en regadío: unas 1.560 hectáreas.
Para hacernos una idea de lo que significaba esta producción de uva en la elaboración de vino y aguardiente cada año, contamos con los datos, totales, de la campaña de 1911. Este año, según publicó el periódico El Progreso Agrícola y Pecuario, en Morata se elaboraron alrededor de 150.000 arrobas* de vino. Previamente, las distintas bodegas existentes en Morata habían pagado la uva a un precio que osciló entre 30 y 40 reales los cien kilos. En la misma información, el periódico añadía:
(…) La Alcoholera está recogiendo las cascas blancas y tendrá una buena campaña con las muchas que recoja, pues está llenando depósitos fuera del local destinado para ello.
En el año que ha terminado han vendido tanto alcohol para esta y pueblos limítrofes, que asciende de 16 a 18 000 duros lo que han sacado de dicho género. Precios: Vino, 20 reales al por mayor y 22 por arrobas (…). (El Progreso Agrícola y Pecuario, 31 de octubre de 1911).

Portada de la memoria del año 1912 de la Sociedad Alcoholera del Tajuña (BNE)

Balance de la campaña de 1912
La Sociedad Alcoholera del Tajuña, como todas las entidades mercantiles, estaba obligada a presentar sus cuentas anuales a la asamblea. En las cuentas correspondientes a 1912 la entidad editó la memoria anual que se presentó, en septiembre de ese año, ante la asamblea de accionistas y que recogía las cuentas hasta el 31 de julio de ese año.
Al margen del balance anual, la memoria resulta muy interesante a la hora de conocer los proyectos de la Alcoholera del Tajuña. La Sociedad, creada en 1908 -aunque formalmente se constituyo en diciembre de 1907- nació con unas circunstancias y unos objetivos que se reflejan en el preámbulo de la memoria anual:
(…) Las primeras eran las dificultades, mejor dicho, la imposibilidad en que aisladamente nos encontrábamos de poder cumplir y vivir holgadamente dentro del régimen que la ley especial de la Renta de Alcoholes nos creaba. Los segundos, tratar de cumplir la ley buscando el medio de utilizar los residuos de nuestras bodegas, y obtener el alcohol necesario para el encabezamiento de nuestros vinos a precio más económico del que pudiera ofrecernos el mercado, sin que al hacerlo resultara perjudicado el interés a que legítimamente tenía derecho el pequeño capital que aportáramos para dar vida y personalidad a la Sociedad mercantil que creábamos (…).
El encabezado de vinos que se cita en la memoria es una técnica que consistía en el añadido de alcohol al mosto para aumentar su graduación y, al mismo tiempo, favorecer la estabilidad de los vinos obtenidos.
La elaboración de ese alcohol, con métodos modernos, a partir de la reutilización de la casca -hollejos de la uva-, era el principal objetivo por tanto de la Alcoholera del Tajuña. Además, al ofrecer el alcohol a un precio más barato a sus accionistas, estos obtenían un beneficio añadido a su inversión. En ese año se pagó un dividendo de 3,50 pesetas por acción, equivalentes a un interés del 7 por ciento:
(…) cuanto alcohol hemos suministrado a los asociados para el encabezamiento de sus vinos, se les ha cargado en sus cuentas a 112,50 pesetas el hectolitro, mientras que cuanto hemos necesitado adquirir de igual graduación y limpieza de otras procedencias para nuestra fábrica de aguardientes compuestos, lo hemos pagado a precios que han fluctuado entre 117,50 a 127,50 el hectolitro. A pesar de esto, que, considerado exclusivamente desde el punto de vista mercantil pudiera calificarse de despilfarro, las utilidades obtenidas nos permitirán repartir un buen dividendo y amortizar una pequeña parte del capital que representan nuestros inmuebles y aparatos (…).
Junto a estos objetivos reseñados en la memoria, la sociedad también perseguía, como apuntamos en la primera entrega, mejorar las técnicas de elaboración del vino para aumentar su calidad. Los socios, evidentemente, seguían elaborando su propio vino pero, al mismo tiempo, podían aprovecharse de los conocimientos y las nuevas técnicas que se seguían en la que denominaban bodega experimental**, dedicada a elaborar vinos de calidad. Para el segundo año de funcionamiento de esta bodega, las previsiones eran las siguientes:
(…) En el presente año nos proponemos elaborar de 75.000 a 80.000 litros de vino en las mismas condiciones en que lo hicimos el año anterior, para lo cual pondremos en circulación el número de acciones que sea estrictamente necesario de las 2.000 que estamos autorizados a emitir y tenemos ya en cartera (…).
En las cuentas que presentó el miembro del Consejo*** Fructuoso Martínez de Velasco, referidas al 31 de julio de 1912, destacaba la existencia de un activo que ascendía a 60.191 pesetas (24.875 pesetas en edificios; utensilios, 10.435 pesetas; bodega experimental, 4.873 pesetas…) y un beneficio del ejercicio que ascendía a 5.173 pesetas.
En el balance anual también se recogían las cantidades producidas en el año natural por parte de la sociedad: 17.826 kilos de tártaro, 48.487 litros de anisado, 15.856 litros de alcohol y 199 fanegas de granilla. Por el total de esta producción se habían facturado 96.382 pesetas.
La memoria anual también incluía para información de los accionistas los gastos de personal (8.247 pesetas) y, sobre todo, un dato muy esperanzador de cara al futuro, la evolución de los ingresos por ventas desde la creación de la Alcoholera del Tajuña. En este apartado, se había pasado de las 28.392 pesetas del ejercicio 1908-09 a las 92.941 del ejercicio 1911-12. Este dato, en opinión de los miembros del Consejo, confirmaba la escala ascendente en el desarrollo de nuestro negocio.
Evolución de la Sociedad
En 1916 el periódico La Acción publicaba una información sobre la sociedad y su trayectoria empresarial desde su fundación:
(…) Prospera bien pronto la Sociedad Alcoholera, que se fundó con la modestia de un capital de 25.000 pesetas, y entonces se extiende la obra a la fundación de una bodega experimental que aplique las modernas prácticas enológicas, obtenga vinos selectos y los lleve directamente al consumidor madrileño, perfectamente presentados y en condiciones de calidad y economía que pronto consigue un ganar el mercado, dejando una saneada ganancia a los productores y suprimiendo inútiles intermediarios (…). (La Acción, 26 de octubre de 1916).
Frente a estas noticias positivas, la inestabilidad en el sector de la elaboración de alcoholes, junto a la aparición de nuevas leyes que afectaban al mismo, provocó incertidumbre entre las sociedades alcoholeras creadas en la comarca del partido judicial de Chinchón en los años previos. En el año 1916, las asociaciones y representantes de los vitivinicultores se reunieron en Chinchón para afrontar y preparar una respuesta común frente a la nueva legislación. Se acordó solicitar que se desistiese de continuar con un proyecto que, en opinión de los asistentes a la reunión (…) de aprobarse en la forma en que el señor ministro ha presentado originaría la ruina de los vitivinicultores de esta región, a cambio del enriquecimiento de las otras regiones (…).
A la reunión acudieron, además de los representantes de Chinchón, productores de Colmenar de Oreja, Perales de Tajuña, Tielmes, Belmonte de Tajo, Valdelaguna, Villarejo de Salvanés y Arganda del Rey. En representación de Morata asistieron a la reunión Fructuoso Martínez de Velasco y Enrique García Gutiérrez. (La Acción, 26 de octubre de 1916).
En los años siguientes, durante los primeros años de la década de los veinte del pasado siglo, la actividad de la Sociedad Alcoholera del Tajuña parece que continuó sin mayores problemas, si atendemos al rastro documental que dejó en los periódicos de la época en los que se anunciaban sus asambleas anuales. Sin embargo, ya en 1927, la convocatoria de una asamblea extraordinaria firmada por el gerente de la sociedad, Gregorio González, apunta a posibles problemas: en el anuncio publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid se indica que se va a tratar de la reforma de Estatutos, y solicitar de dicha Junta la venta, en todo o en parte, de muebles e inmuebles propiedad de esta Sociedad. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 8 de diciembre de 1927)
Tres años después, otra convocatoria extraordinaria de junta general confirma esta percepción al anunciar que, en la misma, se iba a tratar la venta de la bodega experimental, el proyecto que tantas expectativas había creado en el momento de su constitución. (Boletín Oficial de la Provincia, 8 de septiembre de 1830).
La última convocatoria de junta general documentada fue la correspondiente al año 1934:
Alcoholera del Tajuña [S. A]. (Morata)
Esta Sociedad convoca a Junta general ordinaria a los señores accionistas de la misma, el día veintitrés de noviembre, a las tres de la tarde, en su oficina, para dar lectura a la Memoria, aprobación de cuentas si procede y renovación del Consejo de Administración.
Morata de Tajuña, 22 de octubre de 1934. El Gerente, Gregorio González. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 23 de octubre de 1934).
Lamentablemente, no hemos conseguido más información ni más datos sobre los últimos años de este proyecto empresarial morateño. El principal edificio propiedad de la Sociedad Alcoholera del Tajuña, situado en el camino del Molino Hundido y junto al Vivero, se mantuvo en pie hasta hace unos años después de que, tras la guerra civil, sus instalaciones se dedicaran, tras la compra efectuada por la familia Castejón, a la elaboración de productos vegetales, sobre todo tomate en conserva.
Como epílogo a esta pequeña historia de la Sociedad Alcoholera del Tajuña, una mirada atrás, cuando este proyecto era visto como una buena opción para mejorar el sector agrícola y el medio rural:
(…) Solo por medio de la asociación pueden los agricultores en pequeña escala defender su negocio y llevar a él los progresos de las modernas prácticas agronómicas.
La asociación ofrece la posibilidad de adquirir y aplicar máquinas y sistemas que economizan tiempo, abonos que aumentan la producción, dinero sin condiciones usurarias; permite comprar en buenas condiciones y vender con garantías de no sufrir engaño, en fin, la asociación reúne fuerzas aisladas que conjuntamente son capaces de una eficaz defensa de sagrados intereses que muy frecuentemente se atropellan (…) José Aragón. (La Correspondencia de España, 3 de diciembre de 1914).



*Arroba: Medida de capacidad equivalente a 16 litros.
**La denominada bodega experimental podría estar localizada en el callejón de la Cruz de Orozco. En el año 1916, el pleno del Ayuntamiento de Morata acordó entregar setenta metros de adoquín a la Sociedad Alcoholera para que los colocara, a su cuenta, en el callejón de la Cruz de Orozco. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 7 de diciembre de 1916).
***El Consejo de Administración estaba integrado en 1912 por Manuel Sánchez Salcedo, Fructuoso Martínez de Velasco, Antonio de la Torre, Fabián Casado y Enrique García Gutiérrez





Fuentes y bibliografía:
  • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912
  • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.
  • Contestación al interrogatorio sobre cultivos de cereales, olivos, vid, agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.


martes, 20 de agosto de 2019

Sociedad Alcoholera del Tajuña, un proyecto de industrialización a comienzos del siglo XX (I)

El periodo de transición entre el siglo XIX y el siglo XX fueron años de esperanza y de propuestas de futuro para el sector agrícola en los pueblos de la ribera baja del Tajuña. La llegada del ferrocarril, el floreciente cultivo de la remolacha azucarera y un sorprendente y novedoso movimiento asociativo, que se extendió por casi todos los pueblos de la comarca, trajeron aires nuevos a una agricultura que, por entonces, se consideraba vital para el futuro de sus vecinos. La creación de industrias transformadoras asociadas al pujante sector vitivinícola -las sociedades alcoholeras que surgieron en Chinchón, Tielmes, Perales de Tajuña, Colmenar de Oreja, Villarejo de Salvanés y también en Morata- fueron un buen ejemplo de este resurgir del campo que se vivió en los años en torno al cambio de siglo y también un efímero intento de industrialización en el municipio de Morata.




En el año 1889 se creaba en Morata la Asociación de Agricultores, sin duda el punto de partida que permitiría, con el paso de los años, asumir otros proyectos como la Caja Rural y de Ahorros de Morata –traumáticamente fallida- y la Sociedad Alcoholera del Tajuña cuya trayectoria vamos analizar estas semanas en el blog.
La creación de esta empresa de espíritu cooperativo, aunque formal y jurídicamente se tratase de una sociedad anónima, no fue la primera iniciativa apadrinada por la Asociación de Agricultores. Desde su creación y antes del cambio de siglo, la Asociación de Agricultores fue una entidad clave a la hora de impulsar, y financiar en la medida de sus posibilidades, distintas iniciativas en Morata:
(…) Desde la fecha en que se fundó la Asociación, a más de pagar 90.000 pesetas para enjugar los déficits municipales (…) gastó lo siguiente: 120.000 pesetas en arreglo de calles y caminos y construcción de un matadero, 22.000 pesetas en proveer de agua potable al vecindario, 153.000 pesetas en subvencionar la construcción del Ferrocarril del Tajuña (…). (La Acción, 26 de octubre de 1916).
El mismo espíritu que empujó a promover estos proyectos, financiados con los ingresos procedentes de los impuestos de consumos que gestionaba la propia Asociación, fue el que propició la creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña constituida en el año 1908. La publicación Madrid Científico informaba en su número 592 sobre su fundación:
Alcoholera del Tajuña. Bajo este título y con un capital de 25.000 pesetas se ha constituido en Morata de Tajuña una Sociedad anónima, cuyo objeto es facilitar a los cosecheros de vinos de la Villa de Morata el medio de utilizar los residuos de la vinificación, obteniendo, a más de los productos destilados, los tártaros en bruto*, granilla**, etc., cuidando en primer término, al verificar las operaciones, de marchar en un todo de acuerdo con las disposiciones legales que rigen para la percepción del impuesto especial que grava el alcohol. (Madrid Científico, nº 592, año 1908)
La Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros añadía a la información de la creación de la nueva sociedad el dato del nombramiento de administrador gerente, único cargo retribuido, a quien compete la gestión de los intereses sociales, bajo la alta inspección del Consejo de Administración de esta entidad. (Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros, 25 de mayo de 1908)
No es casualidad que en torno a estas fechas se constituyeran en la mayoría de los pueblos vecinos sociedades similares, más o menos potentes en función de la importancia del sector vinícola de cada localidad que era el que abastecía de la materia prima a estas novedosas iniciativas empresariales. Frente al tamaño de la Alcoholera de Chinchón, sin duda la más importante de las creadas en esos años, otros municipios más pequeños también se sumaron a esta práctica de intentar rentabilizar el sector vinícola. Perales de Tajuña, por ejemplo, también creó en 1909 su propia sociedad alcoholera:
Unión Alcoholera de Perales de Tajuña. D. Ildefonso Cediel Carrasco, D. Martín García Alarcón, D. Ignacio López Motos, D. Jesús Bucero Cediel y D. Faustino García Alarcón, han constituido una Sociedad anónima con domicilio en Perales de Tajuña, para dedicarse á la fabricación de alcoholes utilizando los residuos de la vinificación y obteniendo a más de los productos destilados, los tártaros en bruto, granilla, etc., sometiéndose a la vigente ley de Alcoholes. El capital es de 20.000 pesetas, representado por 400 acciones de 500 pesetas. (Madrid Científico, nº 636, año 1909).
En los años precedentes a creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña el sector de la viticultura ocupaba cientos de hectáreas en el secano y en la vega de Morata. Paralelamente, este cultivo de la vid generaba la industria asociada de la transformación de la uva en vino. Hoy pueden sorprender los datos pero, por ejemplo, en el año 1880, el Anuario Bailly-Bailliere recogía la existencia en Morata de los siguientes cosecheros de vino:
Ambrosio Casado, Estanislao Casado Robles, Tomás Casado Robles, Tomas Corpa Díaz, Germán Cuevas, Dionisio Díaz Sánchez, Francisco Estévez Rodríguez, Antonio García Gutiérrez, Manuel García Gutiérrez, Gerónimo Gómez de San Martín, Sergio González, Lucas González Castro, José de Hidalgo Tablada, Felipe Latorre, Víctor Oliva Sánchez, Félix Pérez Ramírez, Eustaquio Pinto, Zoilo Prieto, Domingo Rodelgo, Juan Rodelgo, Alejandro Salcedo, Francisco Ruiz, Mateo Sánchez Bravo, Paulino Sánchez Lara, Leandro Sánchez Medel, Isidro Sánchez Ruiz, Dimas Sánchez Salcedo, Francisco Sánchez Soria, Gregorio Sánchez de las Peñas, Alejandro Serrano de las Heras, Felipe Torre Moreno. (Anuario Almanaque del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración. Bailly-Bailliere. Madrid, 1880).
Unos años más tarde, en 1908, justo el año de la constitución de la Sociedad Alcoholera del Tajuña, otra publicación empresarial, el Anuario Riera, publicaba también los datos de los cosecheros de vino, puntualizando que sólo citaba a los más importantes:
Alejandro Casado, Ángel Casado, Ambrosio Casado, Estanislao Casado, Eugenio Casado, Elías Cuevas, Germán Cuevas, Pedro González, Fructuoso Martínez, Cipriano Oliva, Domingo Rodelgo, Josefa Salcedo, Manuel Sánchez, Valentín Serrano, Antonio Torre, Mariano Torre. (Anuario Riera, general y exclusivo de España. Riera Solanich, Eduardo. 1908. Tomo II).
A esta producción de vinos de distinta calidad había que sumar la producción de aguardientes, a partir de los distintos residuos de la producción del vino. En 1912 una publicación del ayuntamiento madrileño, Las subsistencias de Madrid, ciudad que era el destino final de toda esta producción asociada al cultivo de la vid, detallaba los productores de aguardiente en Morata. Entre estos productores ya se encontraba la propia Sociedad Alcoholera del Tajuña:
Fábricas de aguardientes compuestos y licores [En Morata de Tajuña].
D. Ambrosio Casado, D. Elías Cuevas, D. Eusebio Ruiz, D. Antonio de la Torre, D. Mariano de la Torre, D. Fructuoso Velasco y Sociedad Alcoholera, en Morata de Tajuña. (Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912).
Esta publicación, que recogía en sus páginas las poblaciones de las que procedían los productos con los que se alimentaba la ciudad de Madrid, también explicitaba el método de producción de la mayor parte de los aguardientes que llegaban a la capital española:
(…) Salvo también Arganda, las demás poblaciones que abajo se citan transforman el producto a fuego en alambique antiguo (…).
Naturalmente, la elaboración de aguardientes con el denominado alambique antiguo, se modificó y modernizó gracias al trabajo de la Sociedad Alcoholera del Tajuña. Por la publicación de la memoria correspondiente al año 1912, conocemos algunas de las iniciativas novedosas que se implantaron en Morata gracias a La Alcoholera, denominación con que terminó conociéndose a la sociedad y que, como se señala en la publicación citada, no se limitaron, a la elaboración de alcoholes y otros subproductos derivados de la elaboración del vino. Destaca en este aspecto el trabajo realizado en la que se denominaba bodega experimental:
(…) Acordado en el ejercicio anterior proceder a la implantación de una bodega en la que, apartándonos de la forma rutinaria y empírica con que se elaboran los vinos en esta comarca, nos permitiera adoptar los procedimientos modernos y científicos empleados en otras regiones más adelantadas, deseando llegar al fin apetecido con la calma necesaria, sin incurrir en precipitaciones que malograran nuestros buenos deseos, fabricamos en la campaña anterior, por vía de ensayo, 10.600 litros de vino (660 arrobas, próximamente), bajo la dirección de un señor ingeniero agrónomo. Existente tenemos en nuestro depósito esa cantidad de vino, y satisfechos estamos de su calidad, pues cuantas personas peritas lo han degustado coinciden en considerarlo como un excelente tipo de vino de mesa, que estará en condiciones de lanzarle al mercado al llegar a su segundo año de encube.
En el presente año nos proponemos elaborar de 75.000 a 80.000 litros de vino en las mismas condiciones en que lo hicimos el año anterior, para lo cual pondremos en circulación el número de acciones que sea estrictamente necesario de las 2.000 que estamos autorizados a emitir y tenemos ya en cartera.
En Consejo ordinario celebrado en 27 de agosto próximo pasado se acordó proponeros repartir un dividendo activo de pesetas 3,50 por acción, equivalente al 7 por 100 de su valor nominal, que los señores socios podrán hacer efectivo a partir del 1º de noviembre próximo, previa presentación del título para su estampillado (…).
Este apartado de la memoria del año 1912, cuyo texto completo analizaremos la próxima semana, indica que La Alcoholera, ciertamente, se propuso no solo mejorar el rendimiento económico de los subproductos resultantes de la elaboración del vino, sino también mejorar la elaboración del mismo vino con la utilización de las técnicas más novedosas y, sobre todo, con la colaboración de enólogos profesionales.
En la elaboración del aguardiente la Sociedad Alcoholera del Tajuña también apostó por la innovación y por la utilización de los elementos más modernos del mercado. Su apuesta por los aguardientes era firme después de que, en el año 1909, hubieran inscrito en el Registro de Marcas de Madrid una marca para aguardientes anisados (Industria e invenciones, nº 18. 1 de mayo de 1909). Para conseguir este objetivo, en la memoria anual se indicaba:
(…) En el interregno de la primera y segunda campaña hemos montado dos calderines para hacer la destilación a vapor en vez de a fuego directo, utilizando la antigua destrozadora como generador. Los resultados han sido excelentes, tanto por la calidad del producto obtenido, como por la economía en tiempo y combustible. Esta reforma nos ha originado un gasto de 1.300 pesetas.

Rodeado por un círculo, antiguo edificio de la Sociedad Alcoholera del Tajuña (c.1960)



*El tártaro es un subproducto que aparece en la elaboración del vino que también se conoce como cremor tártaro. Una vez purificado se convierte en un polvo blanco que se utiliza en la industria alimentaria
**La granilla de la uva además de para la producción de orujo, es utilizado también en la elaboración de aceite e incluso en alimentación animal y como componente de sustrato para cultivo.

Fuentes y bibliografía:
  • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912
  • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.


martes, 13 de agosto de 2019

Toledo reclama los caudales veraniegos del Tajo y del Tajuña

El concejo toledano solicitó en el siglo XVI a Felipe II el cierre de caces en las vegas de Colmenar de Oreja, Chinchón y Morata

Las polémicas y enfrentamientos por el uso del agua no dejan de ser un asunto recurrente a lo largo de la historia. Hoy todos estamos al tanto de los debates que generan los trasvases, pero la lucha por el agua ha sido una constante a lo largo de la historia. Precisamente, las aguas del río Tajo, y del Tajuña, fueron objeto de una protesta de la ciudad de Toledo cuando, a finales del siglo XVI (1584), plantearon sus reivindicaciones ante el rey, y el cierre de sus caces, por lo que consideraban un aprovechamiento excesivo del caudal de ambos ríos por parte de los vecinos de Colmenar de Oreja, de Chinchón y de Morata.




En agosto de 1584 Hernán Suarez Franco y Baltasar de Toledo presentaban, junto al licenciado Juan de Roja, un documento en el que se quejaban del bajo nivel del caudal de río Tajo en el verano de 1584. El origen de este descenso en el nivel del río era debido a los riegos que realizaban los vecinos de Colmenar de Oreja con las aguas de la Real Acequia del Tajo*:
(…) decimos que es así que de pocos días a esta parte el río Tajo que pasa por la dicha ciudad viene tan agotado y falto de agua que ningunas aceñas ni molinos de la ribera del dicho río pueden moler, ni los batanes pueden beneficiar los paños, ni se pueden regar las huertas y heredades que, con las azudes? que hay en el dicho río, se acostumbran regar, lo cual es en notable daño, destrucción y pérdida de la dicha ciudad en tal manera que, sobreviniendo a la esterilidad el no haber molinos, ha de ser causa de que en la dicha ciudad y en los pueblos que están más abajo, en la dicha ribera, se padezca notable hambre, como ya se siente, porque con ningunos arroyos se puede moler (…).
El origen del escaso caudal del río Tajo a su paso por Toledo no sólo se debía, en opinión del regidor –concejal- y jurado del concejo de Toledo, al riego en la vega de Colmenar. Según Hernán Suárez y Baltasar de Toledo, las personas enviadas expresamente por la ciudad aguas arriba para averiguar la causa del bajo nivel del Tajo también había que achacarlo a los riegos que se realizaban en la vega de Tajuña tanto en el término de Morata como en el de Chinchón:
(…)Y por la villa de Morata se saca del río Tajuña otro brazo donde se riegan otras vegas de más de legua y media de largo**. Y más abajo de el mismo río Tajuña se saca otro brazo de más de ocho pies*** de ancho y de dos pies de alto de agua con que se riegan otras muchas vegas cerca de la villa de Chinchón, toda la cual agua si no se quitara venía al dicho río Tajo, de que procede la falta referida (…).
Las quejas de la ciudad de Toledo se basaban en que no se respetaba el contenido de las ordenanzas que regían el uso de las aguas del canal de la Real Acequia del Tajo, o de Colmenar, que limitaban el riego a determinadas fechas y que excluían, expresamente, las fechas centrales del estío:
(…) la condición de el dicho riego se limitó a cierto tiempo para que solo se pudiese sacar agua desde principio del mes de octubre hasta quince días del mes de junio, porque, como de allí adelante era la más urgente necesidad para las moliendas, no se permitió que se sacase agua desde los dichos quince de junio hasta primero de octubre, como el vuestro secretario Juan de Ibarra de ello hará fe (…).
Petición del cierre de los caces
En efecto, Hernán Suárez, Baltasar de Toledo, junto con el letrado Juan de Rojas, se habían dirigido al guipuzcoano Juan de Ibarra, un experimentado miembro de la burocracia real de la monarquía española que, en el momento de la presentación de la queja del concejo toledano, ejercía como secretario de la Junta Real de Obras y Bosques. Esta institución la había creado Carlos I y tenía competencia en las distintas residencias y sitios reales de los monarcas españoles. El problema de escasez de agua que plantearon los regidores de Toledo se supone que afectaba tanto al alcázar**** de Toledo como al Palacio del Real Sitio de Aranjuez, ambos propiedad de la corona y en muchas épocas del año, residencia real.
En su escrito dirigido a Felipe II, a través de su secretario Juan de Ibarra, los toledanos fijaban en cien mil ducados -una cantidad muy elevada en la época- las perdidas provocadas por los riegos realizados por los vecinos de Colmenar de Oreja, Chinchón y Morata en sus vegas respectivas.
Para solucionar y evitar que continuara la escasez de caudales en el Tajo solicitaban el cierre de los caces denunciados por medio de una autoridad, una persona con una de justicia, convenientemente nombrada por Felipe II:
(…) Pido y suplico a Vuestra Alteza nos mande nombrar una persona con vara de justicia y comisión de Vuestra Alteza que, a costa de los susodichos, vaya a las dichas partes a cerrar y cierre los dichos caces, en tal manera que toda el agua se recoja al dicho río conforme a la intención del dicho asiento, protestando como protestamos en su lugar y tiempo [sobrescrito: pedir los daños] que de haber contravenido al dicho asiento [tachado: que] han venido a la dicha ciudad, y pedimos justicia (…).
Realmente desconocemos cual fue el resultado de esta petición del la ciudad de Toledo a Felipe II. Hay que tener en cuenta que, en esos años en torno a 1584, Toledo era prácticamente la cuarta ciudad de España por número de población pero, también es cierto, que hacía ya más de veinte años que había dejado de ser una de las sedes de la corte de la monarquía de los Austrias, desde el mismo momento que Felipe II había determinado que Madrid se convirtiera en capital permanente de su reino.
En el caso de las vegas de Morata y Chinchón que, a diferencia de la de Colmenar de Oreja, no utilizaba para el riego una infraestructura como la Real Acequia del Tajo, cuyo uso estaba convenientemente reglado, parece muy difícil que se lograra restringir los riegos a sus vecinos con las aguas de un río que, aunque afluente del Jarama y del Tajo, no formaba parte del sistema de riegos creado por la monarquía españolas tras la construcción de las reales acequias.
Además, documentalmente nos consta que los agricultores de Morata por esos años estaban volcados en el cáñamo*****, un cultivo que exigía mucha agua precisamente en ese periodo crítico de los meses de junio, julio y agosto, por lo que parece difícil que Toledo encontrara algún resquicio legal para limitar el uso del agua en una villa que, además, hacia pocos años que había obtenido la condición de villa real, circunstancia jurídica que le beneficiaba ante un posible pleito con los toledanos.

Documento dirigido a Felipe II por la ciudad de Toledo en 1584 reclamando el cierre de caces en el Tajo y en el Tajuña (S.45168. AMT/1-3.03//DC-113)



Texto completo del documento dirigido a Felipe II por el concejo de la ciudad de Toledo:

Muy poderoso señor:
Sobre el riego de los ríos Tajo y Tajuña
Hernán Suarez Franco y Baltasar de Toledo, regidor y jurado de la ciudad de Toledo, decimos que es así que de pocos días a esta parte el río Tajo que pasa por la dicha ciudad viene tan agotado y falto de agua que ningunas aceñas ni molinos de la ribera del dicho río pueden moler, ni los batanes pueden beneficiar los paños, ni se pueden regar las huertas y heredades que, con las azudes? que hay en el dicho río, se acostumbran regar, lo cual es en notable daño, destrucción y pérdida de la dicha ciudad en tal manera que, sobreviniendo a la esterilidad el no haber molinos, ha de ser causa de que en la dicha ciudad y en los pueblos que están más abajo, en la dicha ribera, se padezca notable hambre, como ya se siente, porque con ningunos arroyos se puede moler. Y queriendo la dicha ciudad entender la causa de esta sequedad envió personas por la ribera del dicho río, y halló que por la villa de Colmenar de Oreja se saca un brazo del dicho río Tajo, que tiene de ancho más de diez pies y de alto más de dos pies de agua, con que riegan ciertas vegas de más de dos leguas de largo. Y por la villa de Morata se saca del río Tajuña otro brazo donde se riegan otras vegas de más de legua y media de largo. Y más abajo de el mismo río Tajuña se saca otro brazo de más de ocho pies de ancho y de dos pies de alto de agua con que se riegan otras muchas vegas cerca de la villa de Chinchón, toda la cual agua si no se quitara venía al dicho río Tajo, de que procede la falta referida. Lo cual no se pudo ni debió hacer porque en los asientos que con Vuestra Alteza tomaron los vecinos de la villa de Colmenar y otras partes sobre los arrendamientos de las dehesas, pretendieron sacar condición para las poder regar con el agua de los dichos ríos. Y entendiéndose por la dicha ciudad como había de resultar en su daño y perjuicio, lo contradijo a la dicha razón, por donde la condición de el dicho riego se limitó a cierto tiempo para que solo se pudiese sacar agua desde principio del mes de octubre hasta quince días del mes de junio, porque, como de allí adelante era la más urgente necesidad para las moliendas, no se permitió que se sacase agua desde los dichos quince de junio hasta primero de octubre, como el vuestro secretario Juan de Ibarra de ello hará fe. Y porque, contraviniendo los vecinos de Colmenar y demás personas a la condición del dicho asiento fuera del dicho tiempo, han abierto los dichos caces y de presente los tienen abiertos y los han tenido desde quince de junio hasta ahora. Y de esto la ciudad de Toledo y vecinos particulares y los demás pueblos que están en la dicha ribera han recibido más de cien mil ducados de daño y pérdida y recibirán otros mayores si con brevedad no se remedia. Pido y suplico a Vuestra Alteza nos mande nombrar una persona con vara de justicia y comisión de Vuestra Alteza que, a costa de los susodichos, vaya a las dichas partes a cerrar y cierre los dichos caces, en tal manera que toda el agua se recoja al dicho río conforme a la intención del dicho asiento, protestando como protestamos en su lugar y tiempo [sobrescrito: pedir los daños] que de haber contravenido al dicho asiento [tachado: que] han venido a la dicha ciudad, y pedimos justicia y para ello, etcétera.
Otrosí, atento que la dicha ciudad tiene necesidad de un traslado del dicho asiento por lo que le toca cerca de los dichos riegos, pido y suplico a Vuestra Alteza mande al dicho secretario nos dé un traslado de él en pública forma, y pido según de uso.
Fernán Suárez Franco (rúbrica). El licenciado Juan de Rojas (rúbrica). Baltasar de Toledo (rúbrica)
(Para facilitar la lectura del documento, localizado en la web municipal de la ciudad de Toledo, www.toledo.es, donde también se ofrece la transcripción literal del mismo, hemos optado por adaptar el texto a un lenguaje actual)

*La Real Acequia del Tajo (o de Colmenar, de unas 2.500 hectáreas de extensión) fue un proyecto de los monarcas de la casa de Austria que comenzó a proyectarse en el reinado de Carlos I, en torno a 1530. Las obras comenzaron en 1567, dirigidas por el italiano Juan Francisco Sitoni. En 1571, el celebre ingeniero Juanelo Turriano participó en la culminación de las obras del canal y en la solución de los problemas que se habían planteado por los frecuentes corrimientos de tierra.
**La legua y media de largo (8.358 metros aprox.) a que se refieren los representantes del concejo de Toledo debe abarcar no sólo la vega de Morata sino también la de Perales.
***Respecto al brazo de ocho pies (222,4 cm. aprox. de ancho) y dos pies (55,6 cm. aprox.) de alto debe referirse a uno de los caces, con esas medidas, que permite regar parte la vega de Chinchón.
****El Alcázar era una residencia real que, desde 1569, se abastecía de agua gracias al denominado Artificio de Juanelo Turriano, un ingenio hidráulico que permitía salvar los noventa metros de desnivel entre el cauce del Tajo y la ciudad de Toledo. Posteriormente se construyó un segundo artificio, costeado por la propia ciudad, que servía para abastecer, desde el año 1581, a los vecinos de Toledo.
*****Curiosamente la ciudad de Toledo recogía en sus ordenanzas de 1562 las bondades del cáñamo criado en la vega de Morata: (…) Otrosí ordenan y mandan, que ninguna persona pueda asedar cáñamo para los zapateros de esta ciudad, ni de fuera de ella, si no fuere de madre pura, y tal cual convenga para asedarlo. Y que sea de jugo, y delgado, y que no sea brozno ni áspero. Y que el dicho cáñamo sea de ribera de Tajuña, de Morata, o Perales, Arganda, o Utiel o Chinchón, o Carabaña, o de otras semejantes a estas, de aguas dulces. Y que no sea de cáñamo de huerta ni secano. So pena que el que lo contrario hiciere, pierda el cáñamo que así asedare, y seiscientos maravedíes de pena, repartidos como dicho es. (Ordenanzas aprobadas el 23 febrero de 1562)


Fuentes y bibliografía:
  • Fondo del Ayuntamiento de Toledo. ES.45168. AMT/1-3.03//DC-113.
  • Guerrero Mayllo, Ana. Estilo de vida de un burócrata del siglo XVI: D. Juan de Ibarra y Mallea. Revista Espacio, tiempo y forma. Serie IV, Historia Moderna. Universidad Nacional a Distancia. Madrid, 1991.
  • Ordenanzas para el buen régimen y gobierno de la muy noble, muy leal e imperial ciudad de Toledo. Imprenta de José de Cea. Toledo, 1858.


martes, 6 de agosto de 2019

Un viaje histórico por viejas carreteras (VIII)

Obras en el camino vecinal de Morata a Perales de Tajuña (1875-1877)
No solo las comunicaciones por carretera con Madrid han influido en las condiciones de vida de los morateños, tal como hemos visto en pasadas semanas. La mejora de los caminos y carreteras a los pueblos vecinos también han sido motivo de preocupación en siglos pasados. Así ocurrió en torno a la década de los años setenta del siglo XIX con el proyecto de mejora y adecuación del camino vecinal desde Morata a Perales de Tajuña.



Tradicionalmente, la comunicación entre Morata y Perales de Tajuña se ha realizado siempre por caminos y veredas paralelas al río Tajuña. En el siglo XVI, Hernando de Colón, hijo del descubridor de América, citaba en su Descripción y Cosmografía de España el camino que unía ambas villas:
(…) y hasta Perales [desde Morata] hay una legua llana ribera arriba de Taxuña que queda siempre el río a la mano derecha y es de panes.
Este camino no sólo servía a los morateños para dirigirse a Perales. Hernando de Colón apuntaba que era utilizado también para dirigirse a los pueblos situados aguas arriba en la ribera del Tajuña y a Villarejo de Salvanés:
Morata hasta Carabaña hay tres leguas y van por Perales, una legua; y por Tielmes, media legua; y hasta Ambite hay cuatro leguas y media y van por Perales, una legua; y por Tielmes, media legua; y por Carabaña, legua y media; y por Orusco hasta el Villarejo hay dos leguas; y van por Perales, una legua (…).
En las Relaciones topográficas de los pueblos de España, redactadas en la segunda mitad del siglo XVI, se describe también el camino derecho que comunicaba Morata con Perales:
(…) respondieron que el primero pueblo que hay yendo de esta villa hacia donde el sol sale camino derecho es la villa de Perales de Tajuña, que está una legua pequeña de la dicha villa de Morata (…).
Además de estas citas históricas sobre el camino de Morata a Perales, en la documentación antigua del siglo XVII aparecen otras referencias a las vías de comunicación entre los dos pueblos identificándolos como caminos alto y bajo que van a Perales. De estos dos caminos, situados a ambas orillas del río Tajuña, el que se identifica en varios documentos –sobre todo en escrituras de compraventa de tierras de los siglos XVII y XVIII- como camino principal o camino real a Perales es el que discurría, básicamente, por el mismo trazado que la carretera actual. Este camino –la carretera M 302-, es el que se utilizó mayoritariamente por ser el más directo entre ambos pueblos. En el siglo XIX se definió su trazado actual gracias a un proyecto aprobado y financiado, en parte, por la Diputación Provincial de Madrid.

En el centro de la imagen trazado de la carretera a Perales (Vista aérea año 1991)

Camino vecinal desde Morata a Perales de Tajuña
En el mes de julio de 1876, la sección de Fomento de la Diputación Provincial de Madrid daba el visto bueno al proyecto del camino vecinal entre Morata y Perales de Tajuña que, un año antes, en mayo 1875, había sido declarado de utilidad pública:
(…) la Exma. Diputación Provincial ha acordado se contraten las indicadas obras por medio de subasta pública, que tendrá lugar en esta corte el día 3 de agosto próximo venidero. (…) Servirá de tipo para la subasta los precios fijados para cada clase de obra en .los presupuestos formado; y que ascienden en total a 93.542 pesetas 35 céntimos en que han sido apreciadas aquellas, debiendo versar la rebaja o beneficio que trate de hacerse sobre el tanto por ciento. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 4 de julio de 1876).
Según las reseñas de los plenos municipales del Ayuntamiento de Morata celebrados a partir de la aprobación del proyecto, el consistorio morateño había aceptado hacerse cargo del 20 por ciento del importe total de las obras que se iría abonando según se certificaba la finalización de los distintos tramos.
La subasta, tal como se fijaba en el anuncio de la Diputación Provincial, se celebró el 3 de agosto de 1876 y las obras fueron adjudicadas al contratista José Tolmos. A esta subasta pública, celebrada en la sede de la Diputación, asistieron como comisionados del Ayuntamiento de Morata el concejal y segundo teniente de alcalde Pedro Corpa Parra y el vecino Alejandro Salcedo Salcedo. En estos meses del verano de 1876 también se aprobó en el pleno municipal la emisión de obligaciones para financiar la parte de las obras que correspondían al municipio de Morata. En el pleno del 26 de julio se acordaron las bases generales y el reglamento para la emisión de las obligaciones para recaudar los fondos destinados a la construcción del camino y en otro pleno municipal, celebrado el 23 de septiembre se fijaron las bases de la subasta de estas obligaciones que se fijó para el 3 de octubre por un importe de 100.000 reales de vellón.
Una vez conseguidos los fondos municipales destinados a financiar las obras, el pleno municipal también nombró a una comisión, encabezada por el alcalde Víctor Oliva, e integrada también por el teniente de alcalde Benigno Díaz y el concejal Tomas Corpa Díaz que se encargó de acompañar a los técnicos de la Diputación Provincial en el replanteo del camino a Perales y de nombrar a Alejandro Salcedo como perito práctico encargado de la tasación de los terrenos que se tenían que ocupar para su construcción.
Las actas de replanteo del camino fueron aprobadas por la sección de Fomento de la Diputación Provincial en noviembre de 1876 y las obras comenzaron en enero del año siguiente, justo desde la calle del Carmen* por la parte correspondiente al término municipal de Morata. Previamente, el Ayuntamiento había cumplido con el trámite de citar a los propietarios afectados por las expropiaciones y acordado también mejorar el camino que en las inmediaciones del río Tajuña serviría a los vecinos de los pueblos de Morata y Perales de Tajuña como vía de comunicación provisional:
Se acordó la recomposición del camino bajo de la Fábrica que como provisional debe utilizarse mientras se halla en construcción el camino vecinal desde esta villa a la de Perales de Tajuña, satisfaciéndose el gasto que ocasione con cargo a los fondos destinados para el referido camino vecinal, y comisionándose para dicha recomposición al concejal D. Blas Fominaya Conde. (Sesión del pleno municipal del Ayuntamiento de Morata del 2 de marzo de 1877)
Unas semanas después, el 22 de marzo, también se acordó acondicionar un trazado provisional en el término municipal de Perales:
A virtud de comunicación del Sr. Alcalde de Perales de Tajuña, se dio comisión al concejal D. Francisco Sánchez Soria y al perito práctico D. Alejandro Salcedo y Salcedo para concurrir con los comisionados del expresado pueblo al señalamiento dentro de aquel término de un camino provisional mientras se halla en construcción el vecinal de esta a aquella villa. (Sesión del pleno municipal del Ayuntamiento de Morata del 22 de marzo de 1877)
Iniciadas las obras, el consistorio morateño comenzó a abonar periódicamente el 20 por ciento que le correspondía del importe de las certificaciones que realizaban los técnicos de la Diputación Provincial. En marzo de 1877 se abonaron 2.560 pesetas con 60 céntimos. El pleno municipal iría aprobando, sucesivamente, el pago de estas certificaciones a medida que las obras avanzaban hasta completar el 20 por ciento del total de 92.542 pesetas y 35 céntimos en que se había adjudicado el proyecto, aunque hubo que afrontar, como sobrecostes, el pago de algunos imprevistos que encarecieron las obras.
El Ayuntamiento de Morata también debía de hacerse cargo de las indemnizaciones a los propietarios afectados por las obras del camino vecinal, tanto su propio término municipal como en el de Perales de Tajuña. El pago de estas indemnizaciones no dejó de ser un problema mientras avanzaban los trabajos. El pleno municipal nombró de nuevo a Alejandro Salcedo y a Timoteo de Torres Sánchez como peritos integrantes de una comisión en la que también participaba el alcalde, Víctor Oliva y que estaba encargada de orillar dificultades para el pago de indemnizaciones de terrenos que se ocupan con el camino vecinal que se construye desde esta a aquella villa. (Pleno del Ayuntamiento de Morata de Tajuña del 14 de abril de 1877)
Además de las discrepancias en la valoración de las expropiaciones a que obligaba el trazado del camino, más ancho que el que hasta entonces había servido para comunicar Morata con Perales, algunos propietarios afectados también solicitaron ser indemnizados debido a una arroyada provocada por una tormenta que afectó, a consecuencia de las obras. Así sucedió con algunas fincas particulares como la viña propiedad del vecino de Perales Isidro Sánchez o las fincas de otros vecinos de esta misma villa tal como denunció en su nombre Aniceto García.
Según avanzaban las obras hacía el término de Perales las reclamaciones siguieron planteándose y los responsables del proyecto debieron de atender, entre otras, la reparación del reguerón de El Congosto para evitar que las aguas de su cauce vertieran en el nuevo camino. Las infraestructuras de riego también fueron afectadas en el término de Morata, en el paraje de El Taray, donde varios propietarios solicitaron que se adecuara un reguerón, afectado por las obras, para permitir así el riego de sus fincas.
Cuando las obras llegaron al casco urbano de Perales de Tajuña, a mediados del mes de julio de 1877, por parte del Ayuntamiento de Morata se recurrió al alcalde de Perales para que requiriera a Nicanor, Felipe y Pedro Martínez, vecinos de este municipio, que aceptaran la tasación de un corral de su propiedad expropiado para dar continuidad al proyecto viario.
Aún antes de que finalizaran definitivamente las obras hubo de aprobarse un presupuesto adicional que se destinó, sobre todo, a sufragar los daños provocados por una tormenta que se desencadenó el 6 de septiembre de 1877 y también a abonar las indemnizaciones a Julián Redondo y Jerónimo Mesonero, vecinos de Perales, afectados por las obras.
Por fin, en diciembre de 1877 el pleno del Ayuntamiento de Morata aprobó la recepción provisional de las obras. Para este acto administrativo, el pleno nombró a una comisión de la que formaron parte el cura párroco, Félix Pérez; el juez de Morata, Manuel García Gutiérrez; el alcalde, Paulino Sánchez (que había sustituido meses antes a Víctor Oliva); el segundo teniente de alcalde, Dionisio Díaz, y como mayores contribuyentes Víctor Oliva Sánchez, Eustaquio Pinto y José de Hidalgo Tablada.
La comisión acordó manifestar su conformidad con las modificaciones del proyecto y con las últimas certificaciones de una obra que fue recepcionada definitivamente por la comisión de Fomento de la Diputación Provincial el 21 de febrero de 1879. El Ayuntamiento de Morata, por su parte, liquidó el último pago que le correspondía, 313 pesetas, en junio del año 1881, más de dos años después de que el nuevo camino mejorara notablemente las comunicaciones entre los dos pueblos vecinos.




* El Ayuntamiento de Morata acordó en pleno sacar a subasta cuatro árboles blancos arrancados en la calle de El Carmen con motivo de la construcción del camino vecinal hasta Perales de Tajuña. El camino, posteriormente carretera, partía desde la plaza Mayor y continuaba por la citada calle de El Carmen, calle de la Iglesia y calle de la Soledad .


Fuentes y bibliografía:

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.
  • Transcripción del texto de “Descripción y cosmografía de Españ”a- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908. (Pág 100-01).
  • Extracto de las sesiones celebradas por el Ayuntamiento de Morata y por la Junta Municipal en los meses de julio, agosto y septiembre de 1876. Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 12 de octubre de 1876.
  • Extracto de las sesiones celebradas por el Ayuntamiento de Morata y por la Junta Municipal de asociados en los meses de enero, febrero y marzo de 1877. Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 15 de mayo de 1877.
  • Extracto de las sesiones celebradas por el Ayuntamiento de Morata y por la Junta Municipal en los meses de abril, mayo y junio de 1877. Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 18 de julio de 1877.
  • Extracto de las sesiones celebradas por el Ayuntamiento constitucional de la villa de Morata de Tajuña en los meses de julio, agosto y septiembre de 1877. Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 23 de noviembre de 1877.
  • Extracto de las sesiones verificadas por el Ayuntamiento de Morata en los meses de octubre, noviembre y diciembre de 1877. Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 1 de febrero de 1878.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.