martes, 27 de noviembre de 2018

Bibliografía morateña: El tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España, de José de Hidalgo Tablada

El autor fue alcalde de Morata en dos periodos en el siglo XIX

Esta semana comenzamos una serie de post en la que trataremos sobre las obras escritas por José de Hidalgo Tablada. Este catedrático de agricultura, del que ya publicamos una reseña biográfica en el blog, es el autor del libro Tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España. Hidalgo Tablada fue alcalde de Morata en dos periodos del siglo XIX y uno de los pioneros de los estudios agrícolas en España.


El sector de la apicultura vive desde hace unos años unos tiempos difíciles. Enfermedades que diezman los colmenares, especies invasoras que atacan a las abejas europeas, fraude y falsificación de mieles importadas que compiten con la producción española son sólo algunos de los problemas que afectan a los apicultores españoles y europeos.
En Morata, aunque no de una forma generalizada, la apicultura también tuvo su presencia y hasta los años sesenta no era difícil observar algunos colmenares en el término municipal de Morata.
Sobre esta actividad, sobre la apicultura, hemos encontrado un pequeño libro, Tratado de las abejas, su multiplicación y productos, escrito a finales del siglo XIX por un autor, José de Hidalgo Tablada -alcalde de Morata en dos periodos del siglo XIX-, al que ya dedicamos algún post en el blog. Este autor, pionero de los estudios sobre agricultura en España –fundó una de las primeras escuelas de Agricultura en León- además de militar fue catedrático y un profundo y apasionado estudioso de la agricultura en nuestro país.
Aunque José de Hidalgo Tablada destaca sobre todo por sus estudios sobre el cultivo de la vid y del olivo, además de la elaboración de vino y aceite, -obras a las que dedicaremos nuevas entregas del blog en próximas semanas-, en este caso vamos a tratar sobre el trabajo que publicó en 1885 sobre las abejas, un libro en el que no faltan referencias, como en casi todas sus obras, a su experiencia como apicultor y agricultor en Morata.
En su obra, el autor comienza defendiendo la actividad apícola y reseñando un recorrido histórico por esta práctica ancestral. Hidalgo Tablada no duda en animar a los agricultores a que dediquen una parte de su tiempo, al menos, a la apicultura:
(…) las abejas rinden grandes productos y dan lugar a una industria lucrativa, que en España más que en ninguna otra nación, debe mirarse como un recurso que a poca costa, con cortos medios y poco trabajo, se presta a auxiliar al labrador, que debe aprovechar todos los medios que le ofrezca el campo para acrecentar las riquezas del país. (…).
En los primeros capítulos de su obra, Hidalgo reitera el buen rendimiento que ofrecen los colmenares para el agricultor en todo el territorio nacional y, por supuesto, en la provincia de Madrid y más concretamente en Morata:
(…) en todas las provincias de España se produce miel y cera, lo que prueba que esa industria es susceptible de rendimientos de consideración y merece se tenga en cuenta como vemos se hace en otras naciones, que ni el clima, ni la configuración del suelo y su flora, ofrecen tantos recursos para su fomento y desarrollo. Tal es nuestra creencia, demostrada por tener desde el año 1844 colmenas y por el estudio que desde esa época venimos haciendo y vamos a exponer, con nuestro deseo de siempre; ser útiles hasta donde alcancen nuestras fuerzas, a nuestros labradores, harto necesitados de medios para cubrir las obligaciones que el estado del país les impone (…).

Primera edición del Tratado de las Abejas, de José de Hidalgo Tablada

Hidalgo Tablada, al comentar los tipos de flores que utilizan las abejas para la elaboración de la miel en España, incluye en su libro una relación de las épocas de floración en la región central de Madrid. Al referirse a estos tipos de flores, Hidalgo Tablada también reseña las localidades en las que se adelanta la floración de las distintas especies que utilizan las abejas para elaborar la miel. Entre estas localidades, en las que la floración se adelanta, según el autor, entre cinco y veinte días, cita las situadas al sur de la provincia y, entre ellas, a Morata y muchos otros pueblos de la comarca del Bajo Tajuña.
Hidalgo Tablada analiza en su obra, entre otros aspectos relacionados con la cría de las abejas un aspecto, según él, funfdamental: la orientación más ventajosa de los colmenares para favorecer la producción de miel, cera y otros productos derivados de la apicultura. En este apartado, el autor explica las ventajas e inconvenientes de localizar las colmenas con una determinada orientación (norte, sur, saliente, poniente) y también en los distintos tipos de terreno según su orografía (llanos o valles):
(…) La exposición al Norte por completo, no es conveniente en ningún caso, ni tampoco la del Oeste, sea cual fuere la región de España; en tales sitios calienta el sol tarde, en particular en la primavera, época de las flores en general, y la que más aprovechan las abejas. En 1846, el conde de Sástago puso un colmenar en una finca cerca del rio Tajuña (en Morata, donde escribimos), y el colmenero, ignorante como la generalidad, lo situó expuesto al Oeste y poco reservado del Norte; el resultado fue como debía preverse; perderse las colmenas, de las que solo queda un enjambre que por sí se situó en la cornisa del tejado de una casa cercana, en exposición Sur Este, en cuyo punto estaba hace pocos años, y aún creemos existe (…).
Por los datos que aporta Hidalgo Tablada, este colmenar al que se refiere debió localizarse en la Huerta de Espinardo ya que el conde de Sástago también ostentaba este título nobiliario.
Con esta experiencia negativa de situar el colmenar sin protegerlo de los vientos del norte, quien fuera alcalde de Morata (Un primer periodo entre 1846-1850 y un segundo mandato entre 1880-1885), sugiere que en la región central, en la que incluye, lógicamente a Morata, la mejor exposición a la que orientar las colmenas es la Sur y Este:
(…) Nosotros, cuando en 1844 pusimos el primer colmenar que aun poseemos, lo situamos en exposición del Este, en terreno inclinado mirando a la vega del rio Tajuña; en esa situación, y sin embargo de haber arbolado en las inmediaciones, hemos observado que el calor del sol que muy pronto pone en movimiento por las mañanas a las abejas, les es perjudicial; pues la temperatura que hay en la colina y mas en el colmenar abrigado del Norte, es dos veces mayor que la del aire ambiente, y se las ve en el aguadero ahogarse, por que el frio las entumece, y en las flores llenas de rocío, estar paradas y sin acción por causa de la diferencia y baja temperatura.(…).
Para corroborar sus opiniones sobre este aspecto de la práctica de la apicultura, Hidalgo Tablada añade de nuevo su propia experiencia como apicultor:
(…) construimos después otro colmenar orientándolo al Sur Este; en cuya posición vemos que se encuentran mejor y que retrasándose el recibir el calor del sol, no madrugan a salir del colmenar, como sucede en el otro caso. Sin embargo, la colina en que está el colmenar, vierte a una cañada combatida por los aires del Oeste, que bajan encallejonados, lo cual hemos advertido ser sumamente perjudicial, para la poca resistencia de las abejas; por lo demás, aun con esta desventaja, vemos que fomentan mas que en el otro sitio, y de aquí el marcar los inconvenientes de uno y otro en la región central en que habitamos. (…).
Para ilustrar el comportamiento y lo que el autor llama costumbres de las abejas, Hidalgo Tablada recurre a un método que utiliza frecuentemente en sus obras de divulgación: la experiencia propia. De ahí, que en su tratado de apicultura refiera el comportamiento de las abejas en una colmena instalada en un granero de su propiedad:
(…) Es una creencia equivocada la que tiene la generalidad, de que las abejas son agresivas: independiente de que está probado por mil hechos, nosotros tenemos el de haber tenido muchos años una colmena en un granero, teniendo la entrada por una ventana y la piquera dentro, y nunca se ha verificado que maltraten á nadie. Cerca de la casa de campo que tenemos, y a distancia de cien metros, tenemos un colmenar que no dista diez metros del camino, y en treinta y un años que hace que pusimos allí las colmenas, aún no ha tenido lugar ningún accidente chico ni grande. Otro colmenar que tenemos en la misma finca, concurren las abejas a una fuente que está en el camino, por mas que a ella van a dar agua al ganado, etc., aun en tantos años nadie ha tenido que quejarse de las abejas por daño recibido. (…).
En todo el trabajo divulgativo de José de Hidalgo Tablada (sus tratados sobre el cultivo de la vid y del olivo y la elaboración del vino y el aceite, sus manuales de riego o del cultivo de frutales y el resto de sus libros sobre la práctica agrícola) siempre se incluye un apartado donde se analiza la rentabilidad económica para el agricultor de los distintos cultivos y actividades agrícolas y ganaderas. Para ello, el autor siempre incluye el precio de los productos, herramientas o jornales necesarios para llevar a la práctica la actividad agrícola que estudia en sus libros. En este caso, como en tantos otros, Hidalgo Tablada compara el precio de una colmena en distintos lugares de España y entre ellos, Morata:
(…) En Andalucía vale una colmena bien poblada de 40 a 50 reales, teniendo el vaso de paja, esparto o albardín. En la región central tiene igual precio, aunque se encuentren sitios en la Alcarria que solo valen 20 reales, y otros, como en las cercanías de Madrid, que cuestan 60 o 70. En 1844, época de que datan las colmenas que nosotros tenemos [en Morata], compramos 12, con las que hemos formado los colmenares que tenemos, y nos costó cada una 40 reales; hoy en la misma localidad, valen de 40 a 50. En la región del Norte, el precio no excede de 60 reales ni baja de 30 en general.
Hidalgo Tablada anima a los agricultores a dedicar una parte de su tiempo a la apicultura:
(…) con poco cuidado, es decir, empleando algunos días del año en la asistencia del colmenar para que las abejas estén cuidadas, se puede conseguir con poco capital, sacar de este un 50 por º/o de producto líquido; producto que no rinde ninguna otra industria agraria.
Sin embargo, y pese a la elevada rentabilidad que Hidalgo Tablada atribuye a la actividad apícola, no por ello dejan de existir unos riesgos que, como en otras ocasiones, el autor explica en base a su propia práctica en una actividad que:
(…) está sujeta a muchas eventualidades independientes del cuidado que se debe tener con las abejas: supuesto ese cuidado con inteligencia, la producción será en razón de esta, a condiciones iguales de clima y plantas que favorezcan la elaboración de miel y cera. Sin embargo, los años secos y que favorecen poco la vegetación, se hacen sentir de tal manera, que el producto de las colmenas queda reducido a nada, si no hay pérdidas, como tuvo lugar el año anterior de 1874, que en muchos pueblos de las inmediaciones de este de Morata de Tajuña, y en él, no se recogieron enjambres, miel, ni cera. (…).




Fuentes y bibliografía:

  • Tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España. Hidalgo Tablada, José. Librería de Cuesta. Madrid, 1875.

martes, 20 de noviembre de 2018

Ignacio Rojo Arias, un morateño testigo y protagonista de la historia (Epílogo)

Durante las últimas semanas hemos analizado la figura de Ignacio Rojo Arias, un político, abogado y periodista morateño que, durante la segunda mitad del siglo XIX, estuvo presente en algunos de los acontecimientos que condicionaron la historia de los años siguientes. Si tuvo un papel destacado en los sucesos previos a la revolución de 1868, La Gloriosa, como miembro de la junta revolucionaria de Madrid, no menos importante fue su labor como diputado en las Cortes Constituyentes por la provincia de Ciudad Real. Esas Cortes dieron paso a la llegada a España, como nuevo monarca en sustitución de los borbones, de Amadeo I, el efímero rey que no logró asentar una nueva dinastía.
En la elección del noble italiano como sustituto de Isabel II fue fundamental el voto particular que Rojo Arias presentó ante la comisión encargada de debatir y aprobar el sistema de elección del rey. La aprobación de la propuesta de Rojo Arias, que contó con el apoyo trasversal de republicanos y ultraconservadores, contrarios a los borbones pero también a otros candidatos como el duque de Montpensier, cuñado de la reina exiliada, le proporcionó el reconocimiento de una parte de la Cámara pero también el rechazo de antiguos compañeros del Partido Progresista y, sobre todo, de algunos de sus viejos colegas del mundo del periodismo, especialmente los del diario liberal La Iberia, en el que había comenzado su carrera periodística en los años previos al sexenio revolucionario.
Encuadrado siempre en las filas de partidos liberal-progresistas, y también radicales, Rojo Arias ocupó siempre el espacio político que hoy denominaríamos centro-izquierda. Desde esta ideología desarrolló una prolongada carrera parlamentaria, en el Senado y en el Congreso de los Diputados, donde siempre se alineó con las posturas más avanzadas que defendían el sufragio universal, la soberanía popular y la separación de poderes. También desde distintos cargos políticos intentó defender sus ideas: fue gobernador civil en Cádiz y en Madrid. Fue en el Gobierno Civil de Madrid donde asistió, en primera fila, al atentado mortal contra el presidente Juan Prim. Su trabajo como gobernador civil en esas fechas fue controvertido por las consecuencias de un magnicidio que, aún hoy, sigue planteando numerosas incógnitas sobre su autoría. Rojo Arias, en su defensa, siempre resaltó que el ataque contra Prim se produjo a los pocos días de su toma de posesión como gobernador y que no había tenido tiempo material de afrontar cambios en la política de orden público.
Sobre su trayectoria política, en una publicación de la época, Los diputados pintados por sus hechos, se remarcaban sus dotes como diputado:
Su conducta en la Asamblea Constituyente es de todos conocida. Progresista por su historia y por sus convicciones, el partido en que siempre ha militado no puede poner en duda su constante adhesión; sin embargo, el señor Rojo Arias, con su envidiable talento, no perdona ocasión, no dispensa un momento para buscar reformas verdaderamente radicales.
La misma publicación añadía:
El gobierno, cuya mayoría es indudablemente progresista, le ha tenido y le tiene muchas veces en oposición: discute con celo incansable, depura todas las cuestiones que van a la Cámara, considera una por una todas sus trascendencias, y es uno de los más decididos campeones que tienen las libertades del país.

Fotografía y autógrafo de Ignacio Rojo Arias

Como hemos resaltado en las últimas semanas, Rojo Arias también dejó huella en su paso por el mundo del periodismo de la época. En esos años de la segunda mitad del siglo XIX, la práctica de un periodismo profundamente combativo y comprometido propiciaba un continuo enfrentamiento ideológico entre las distintas cabeceras, muy numerosas, y la mayoría de ellas medio de expresión de los distintos partidos políticos. Rojo Arias, que se había iniciado en el mundo del periodismo en La Iberia, como ya hemos señalado, no se conformó con escribir artículos y se lanzó a la aventura empresarial de fundar un periódico, La Bandera Nacional, que dirigió durante unos años y que se editó como órgano del Partido Radical. Este proyecto, que le costó un esfuerzo económico y personal que finalmente no pudo mantener, también significó para la figura de Rojo Arias la oportunidad de defender sus ideas a favor de la libertad de expresión. Esta defensa de sus profundas convicciones democráticas le llevaron, en más de una ocasión, ante los tribunales e, incluso, a la cárcel por enfrentarse a poderes como el ejercito, muy influyente en la vida política en esos años..
En su trabajo como hombre de prensa y periodista el político morateño siempre asumió su propia defensa ante los tribunales pues, no en vano, y esta es una de sus facetas más destacadas, Rojo Arias era un prestigioso hombre de leyes. Desde que iniciara su formación en Derecho y Filosofía en la Universidad de Valladolid –ampliada posteriormente en la Universidad madrileña-, el político, abogado y periodista morateño siempre destacó en el ejercicio de su profesión, primero como teniente fiscal en varias ciudades, entre ellas San Martín de Valdeiglesias y Ciudad Real, y posteriormente como abogado penalista con despacho en Madrid. Ya comentamos su intervención en casos muy polémicos en su época, especialmente su trabajo como abogado defensor en el juicio del Crimen de la calle Fuencarral, y también su dilatada trayectoria como defensor en procesos en los que se solicitaba la pena de muerte para sus defendidos. Rojo Arias que siempre se presentó como nacido en Morata de Tajuña también proclamó su compromiso político y personal con su pueblo natal y con el distrito electoral de Chinchón. Defendió gratuitamente a muchos vecinos de la comarca y se presentó reiteradamente a los procesos electorales por el distrito de Chinchón, aunque sin conseguir la representación política del mismo.
Dejemos que sea aquel niño nacido en Morata el 1 de febrero de 1832, nieto por parte de padre de un administrador del conde de Altamira, y por la rama materna de Enrique Arias y María Oliva, ambos naturales y vecinos de Morata, es decir, el mismo Ignacio Rojo Arias quien ponga el colofón a este serie, con sus propias palabras, expresadas en un libro, La Izquierda dinástica, que recogía su ideario político en una serie de artículos periodísticos publicados en la prensa de la época:
(…) Tiempo es de que los partidos políticos estén en nuestro país representados por ideas y no girando alrededor de personas, por mucho que valgan.
Tiempo es de que la política en España sea una noble aspiración, que constituya la ciencia del Gobierno y no sea, ni en los hombres ni en los partidos, un modus vivendi, sin más deseo ni más fin que el poder por el poder.
(…) Y así, y sólo así, será la política lo que debe ser: una altísima función de los partidos, encaminada sólo al bien y al interés de la patria, que prosperará a beneficio de ordenadas y duraderas administraciones (…).



Fuentes y bibliografía:
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).
  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.
  • Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Dieron comienzo el día 11 de febrero de 1869 y terminaron el 2 de enero de 1871. Tomo XV. Índice y resumen. Imprenta de J. A. García, Corredera Baja de S. Pablo, 27. Madrid, 1871.
  • Sumario 306/1870 sobre el atentado contra el general Prim.
  • España trágica. (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42) Pérez Galdós, Benito. Alianza editorial. Madrid, 2009.
  • Las primeras cámaras de la regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos. Sánchez Ortiz Modesto y Berastegui, Fermín. Imprenta de Enrique Rubiños. Madrid, 1886.
  • El periódico liberal La Bandera Española, un concepto nuevo de nacionalismo español. Orella Martínez, José Luis. Aportes: Revista de Historia Contemporánea. Año nº 19.Nº 54. 2004.
  • Diario de Sesiones del Congreso de 4 de mayo de 1869. Citado en “El debate sobre la Libertad de Cultos en las Constituyentes de 1869: ¿Religión o Religiones? González Manso, María Isabel. Instituto Universitario en Ciencias de las Religiones, UCM, Madrid. Madrid, 2016.
  • Pluralismo Masónico en España. Álvarez Lázaro, Pedro.

  • Catálogo de Publicaciones periódicas masónicas (siglo XIX). Díez de los Ríos San Juan, Mª Teresa.
  • La masonería alicantina ante las crisis intermasónicas de 1886-1889 y el nacimiento del Gran Oriente Español. San Pero Ramo, Vicent. Universidad de Valencia.
  • La Izquierda dinástica. Rojo Arias, Ignacio. Imprenta de Juan Iniesta. Madrid, 1882.
  • Figuras y figurones: biografía de los hombres que más figuran actualmente así en la política como en las armas, ciencias, artes, magistratura, alta banca, etc. Segovia, Ángel María. Imprenta de Enrique Jaramillo. Madrid, 1881-82.

martes, 13 de noviembre de 2018

Un morateño testigo y protagonista de la historia (Apéndice III-2ª parte)

Otras participaciones de Rojo Arias como candidato en el distrito de Chinchón

Pese a que en anteriores elecciones no consiguió imponerse a su compañero de partido, y sin embargo rival, Vicente Rodríguez, Rojo Arias no dejaría de intentar obtener un acta de diputado por el distrito de Chinchón. En 1879, ya finalizado el sexenio democrático y en pleno auge de la restauración borbónica, el político morateño optó de nuevo a obtener un acta de diputado por su distrito natal. En los días previos a la celebración de las votaciones, Rojo Arias planteaba en una carta abierta, publicada en el diario El Globo, su línea política:
(…) Fijado ya el día en que han de verificarse las nuevas elecciones de diputados a Cortes, me dirijo a usted, participándole que aspiro a la honra de ser elegido por ese distrito [Chinchón] que, como usted sabe, es el mío natural.
(…) Soy demócrata, contribuí como diputado constituyente a la formación de la Constitución de 1869, y esa Constitución y las leyes orgánicas que la desenvuelven son mi bandera política; aspiro, pues, al triunfo y la aplicación de aquel código, sin exageraciones, siempre perniciosas para el orden en que la verdadera libertad descansa, y sin hipócritas restricciones que son siempre también rudos golpes que, tomando el orden por pretexto, a la libertad se asestan.
Vine a la política activa firmando en el partido progresista y le fui constantemente fiel. En 1868 este partido se fundió con la democracia, cuyos principios más esenciales acepté y he sido desde entonces demócrata firme y sincero, formando contantemente en las filas del partido radical.
Graves y no esperados sucesos aconsejaron a mi partido en febrero de 1873 el tomar otra actitud, y a mi partido seguí y en aquella actitud persevero como persevero en mis ideas que por mi libre elección abracé y que jamás ostenté ni defendí por miras de personal conveniencia.
Si a usted satisface este sencillo programa, bastante para que pueda formarse juicio cabal de lo que haré en las próximas Cortes si a ellas me lleva el voto de los electores de ese distrito, quedaré complacido del todo su siempre afectísimo y seguro servidor.
Ignacio Rojo Arias. (El Globo, 20 de marzo de 1879).
Toda una declaración de intenciones, a la par que un pequeño recordatorio de su trayectoria política, en esta carta publicada días antes de la celebración de las elecciones. Tras la celebración de los comicios Rojo Arias, como anteriores ocasiones, vio otra vez frustrado su intento de obtener acta de diputado por el distrito de Chinchón. En estas elecciones, en las que se había suprimido el sufragio universal (recordemos, sólo para varones), en favor del voto censitario, que sólo permitía votar a quienes alcanzaban un determinado nivel económico que se fijaba por su pago de contribuciones, el candidato conservador Felipe Juez Sarmiento se impuso a Rojo Arias por una amplia diferencia de votos:
Felipe Juez Sarmiento: 1174 votos.
Ignacio Rojo Arias: 448 votos.
(El Siglo Futuro, 24, de abril de 1879).
No se limitaría a estas elecciones de 1879 el empeño de Ignacio Rojo por representar en el Congreso de los Diputados al distrito al que pertenecía Morata, la localidad en la que había nacido. Para los nuevos comicios del año 1881 el político morateño anunció la posibilidad de concurrir a las elecciones a diputado –que finalmente no se materializaría- en una carta que publicó el diario El Globo, un periódico que no dudaba en hacer públicas las ideas de Rojo Arias:
Señor director de El Globo
Mi querido amigo:
Para deshacer de una vez las intrigas electorales que haciendo jugar mi nombre, se comienzan a urdir en el distrito de Chinchón, ruego a usted que se sirva publicar en su estimable periódico la adjunta carta, copia fiel de la que con fecha 31 de marzo dirigía al señor gobernador civil de esta provincia (…).
«Excmo. Señor conde de Xiquena, gobernador civil de Madrid
Madrid 31 de Marzo de 1881.
Mi muy estimado señor: Una obligación moral, que considero ineludible, pone hoy la pluma en mi mano para dirigirme a usted, de quien soy y me declaro adversario político, y cuya amistad personal y cuyo trato tampoco he tenido la honra de cultivar, excitándole a que emplee los medios de la ley y de la autoridad, que ejerce en moralizar la administración municipal de los pueblos correspondientes al distrito de Chinchón, que más de seis años de absoluto nepotismo, han llevado al último extremo de la más desvergonzada arbitrariedad. (…)
(…) Soy natural de uno de los pueblos de aquel distrito -de Morata de Tajuña- y he luchado en él más de una vez, como candidato de oposición para la diputación a Cortes.
Llevo diez y nueve años de ejercicio en mi profesión de abogado del Colegio de Madrid con un concepto muy superior a mis méritos y a mis condiciones, y puedo decir que no hay asunto civil ni criminal de alguna importancia en todo el distrito, en que mis paisanos no soliciten mis servicios profesionales que les presto con tanto gusto como desinterés
Invoco todo esto, señor gobernador, porque debe servir para que usted se forme juicio cabal de la verdad de mis fundados informes; y como necesito que se le forme también muy completo de mi sinceridad y buen deseo, exento de todo interés personal, quiero anticipar una declaración: no sé si la haré como otras veces, en las próximas elecciones de diputados; es posible; es casi seguro. Si lucho, será como candidato de oposición al actual gobierno, en el cual deseo y le agradeceré la imparcialidad, pero de quien ni busco, ni quiero, ni aceptaría un auxilio que había de coartarme luego en el libre ejercicio de aquella alta investidura si lograba alcanzarla, y que jamás ejercería sino con absoluta independencia. (…).
(…) El distrito de Chinchón da un diputado a Cortes y dos diputados provinciales. Ha ejercido el primer cargo, sin interrupción desde la restauración acá, luchando siempre con el carácter de candidato ministerial, el señor Juez Sarmiento; y el de diputados provinciales, con el mismo carácter de ministeriales, los señores Pozo y Calvo, estrechamente unidos entre sí y con el señor Juez Sarmiento, y fielmente asociados para trabajar y obtener su mutua elección (…).
(…) ¿Querrá hacer ostensivas las ventajas de su nueva actitud al señor Juez Sarmiento, o se las reservará para él solo, comprendiendo que los ayuntamientos actuales, obra suya, por el protegidos en sus arbitrariedades y desmanes, y en los cuales estriba su única fuerza, son también su medio único de conservar su puesto en la diputación provincial que por primera vez ocupa por la protección oficial y decidida del diputado a Cortes señor Juez Sarmiento? (…).
(…) Si yo intentara el reseñar pueblo por pueblo y punto por punto todos los excesos, todas las irregularidades, todos los delitos cometidos por todos en la mayor parte de los ayuntamientos del distrito de Chinchón, haría interminable esta carta, que va siendo ya demasiado larga: además que la práctica de todos ellos es uniforme y su conducta igual, excepción hecha de dos o tres localidades en que circunstancias especiales la hacen más grave.
En Villarejo de Salvanés, Belmonte de Tajo, Valdelaguna, Valdilecha, Perales, Brea, Fuentidueña y Valdaracete, pueblos que cito, porque son aquellos de los cuales tengo datos comprobados y ciertos, no hay mas ley que el capricho.
En todos ellos hay establecidos impuestos arbitrarios, cuyo establecimiento y cuyos productos no tienen justificación de ninguna clase en los presupuestos.
Se procede a la subasta de pastos y bienes de propios sin ninguna formalidad de ley y aun contra la ley, como sucede en Belmonte de Tajo, Brea, Valdaracete y Valdelaguna.
Se ha prescindido en el período de la rectificación de listas de exponerlas al público el tiempo que la ley marca, dando ocasión a denuncias como la que ha elevado a la Audiencia del territorio un elector de Fuentidueña.
Se sacan de la Caja de Depósitos fondos procedentes del 80 por 100 de propios con destino a obras públicas que no se ejecutan; y se desobedecen reiteradamente órdenes de este gobierno civil para que esos fondos se vuelvan a la Caja, como sucede, entre otros pueblos, con el de Villarejo.
Los alcaldes, especialmente en este período, hacen que los peatones [carteros] les presenten toda la correspondencia que se reciba; y la guardan aquella que va dirigida a los que consideran sus adversarios, como acaba de acontecer, con complicidad y con escándalo en el pueblo de Valdaracete.
Se tienen secretarios de ayuntamiento menores de edad, que encubran la acción de otros secretarios anteriores que fueron destituidos con intervención de la Guardia civil, y que siguen siendo los árbitros de la administración municipal como sucede en el pueblo de Valdilecha, del cual podrá dar razón e informes el actual jefe de orden público, señor Pérez de Rivera, comandante que ha sido de aquel benemérito cuerpo en esta provincia (…)..
(…) El comprobar su verdad función es de la administración pública, y seguro estoy que usted irá a ella con la imparcialidad propia de su elevado cargo (…).

Primera página del diario El Globo, donde se publicó la carta de Rojo Arias

La carta recoge todo un compendio de presuntas irregularidades administrativas y en el proceso electoral, una situación nada nueva y que se repetía continuamente en el distrito de Chinchón, y en muchos otros del país, con acusaciones mutuas entre los distintos partidos que concurrían a las elecciones. Rojo Arias, en los ya lejanos tiempos del sexenio revolucionario también fue acusado de malas prácticas electorales cuando ejercía como gobernador civil de Madrid en las elecciones de 1871, justo unas semanas después de la muerte en atentado del general Prim.
Finalmente, en ese año de 1881 Ignacio Rojo Arias, abandonando su viejo anhelo de conseguir la representación en el Congreso por el distrito de Chinchón, optó a un escaño en el Senado en representación de la provincia de Madrid pero tampoco consiguió su objetivo.
Debería esperar a 1883 para recuperar su condición de parlamentario gracias a su nombramiento como senador vitalicio. Como tal representante en la Cámara Alta, Rojo Arias planteó algunas preguntas y proposiciones que afectaban al distrito de Chinchón. En la sesión del 30 de abril de 1888 se interesó por el trazado de una línea de ferrocarril que enlazara el ferrocarril de Madrid a Alicante con Villarejo de Salvanés. Esta proposición perseguía que el futuro ferrocarril que uniría Arganda, Morata, Colmenar de Oreja y Villarejo de Salvanés –aunque el tren nunca llegó a este municipio- estuviera conectado con una línea tan importante como la que enlazaba Madrid con Alicante. La proposición literal presentada por Rojo Arias decía así:
Articulo único. Se autoriza al gobierno de S. M. para que, con las mismas condiciones que por la ley de 9 de agosto de 1887 se concedió a D. Francisco Cuéllar y Ballesteros la construcción de un ferrocarril de vía estrecha que partiendo del kilómetro 47 de la línea de Madrid a Alicante termine en Villarejo de Salvanés, convierta la concesión en vía ancha.
Evidentemente la proposición decayó y nunca se materializó este proyecto de Rojo Arias que habría beneficiado a su tierra de nacimiento, una tierra y un pueblo, Morata, al que intentó en repetidas ocasiones representar, desde las filas progresistas, sin llegar a conseguirlo nunca.




Fuentes y bibliografía:
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).
  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.
  • Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Dieron comienzo el día 11 de febrero de 1869 y terminaron el 2 de enero de 1871. Tomo XV. Índice y resumen. Imprenta de J. A. García, Corredera Baja de S. Pablo, 27. Madrid, 1871.
  • Sumario 306/1870 sobre el atentado contra el general Prim.
  • España trágica. (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42) Pérez Galdós, Benito. Alianza editorial. Madrid, 2009.
  • Las primeras cámaras de la regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos. Sánchez Ortiz Modesto y Berastegui, Fermín. Imprenta de Enrique Rubiños. Madrid, 1886.
  • El periódico liberal La Bandera Española, un concepto nuevo de nacionalismo español. Orella Martínez, José Luis. Aportes: Revista de Historia Contemporánea. Año nº 19.Nº 54. 2004.
  • Diario de Sesiones del Congreso de 4 de mayo de 1869. Citado en “El debate sobre la Libertad de Cultos en las Constituyentes de 1869: ¿Religión o Religiones? González Manso, María Isabel. Instituto Universitario en Ciencias de las Religiones, UCM, Madrid. Madrid, 2016.
  • Pluralismo Masónico en España. Álvarez Lázaro, Pedro.
  • Catálogo de Publicaciones periódicas masónicas (siglo XIX). Díez de los Ríos San Juan, Mª Teresa.
  • La masonería alicantina ante las crisis intermasónicas de 1886-1889 y el nacimiento del Gran Oriente Español. San Pero Ramo, Vicent. Universidad de Valencia.


martes, 6 de noviembre de 2018

Un morateño testigo y protagonista de la historia (Apéndice III)

Rojo Arias y el distrito electoral de Chinchón

En una carta, publicada en el periódico El Globo del 29 de abril de 1881, Ignacio Rojo Arias se quejaba de las intrigas electorales que, haciendo jugar mi nombre, se comienzan a urdir en el distrito de Chinchón. La carta, remitida al conde de Xiquena, por entonces gobernador civil de Madrid, fue enviada en vísperas de las elecciones a diputado a Cortes de 1881 y pretendía denunciar el nepotismo y arbitrariedad que caracterizaba la lucha política en el distrito electoral de Chinchón, al que pertenecía Morata. En esas elecciones -como en todas a las que se presentó como candidato en su lugar de nacimiento- Rojo Arias no consiguió el acta de diputado. Sin embargo, durante toda su trayectoria como parlamentario y miembro del Partido Radical y otras formaciones políticas, Rojo Arias nunca dejó de estar presente en la vida política del distrito electoral de Chinchón.



La actividad política de Ignacio Rojo Arias como parlamentario se inició con las Cortes constituyentes de 1869, tras el triunfo de La Gloriosa, y se extendió, con algún intervalo, hasta el mismo año de su muerte en 1893. Primero ejerció como diputado, por la provincia de Ciudad Real (1869) y por el distrito orensano de Celanova (1871) y, posteriormente, como senador electo por Valladolid y vitalicio desde 1883 hasta 1893. Pese a tan prolongada trayectoria como representante popular, Rojo Arias nunca consiguió un acta de diputado por su distrito natal –Chinchón-, al que correspondía un diputado a Cortes y al que pertenecía Morata junto a otros pueblos de la comarca- pese a intentarlo en varias ocasiones.
En el siglo XIX la ley electoral permitía presentarse por más de una circunscripción y Rojo Arias así lo hizo en alguna ocasión, pero nunca consiguió superar a los candidatos conservadores, sempiternos representantes del distrito de Chinchón. En la carta que hemos citado, el político morateño se refiere a Felipe Juez Sarmiento, representante del distrito de Chinchón en el Congreso de los Diputados, del que afirma que ha ejercido el primer cargo [de diputado a Cortes], sin interrupción desde la restauración acá.
En realidad, Felipe Juez Sarmiento, marqués de Cusano, fue representante del distrito incluso desde antes de la revolución de 1868: en 1865 ya ejercía como diputado por el distrito de Chinchón y su trabajo en las Cortes se extendió hasta la legislatura de 1896-1898; es decir, el marques de Cusano fue diputado con Isabel II, con su hijo, Alfonso XII, con la regente María Cristina y con Alfonso XIII. Curiosamente, Rojo Arias nunca coincidió en el Congreso de los Diputados con Juez Sarmiento ya que éste nunca obtuvo acta de diputado durante el periodo conocido como sexenio revolucionario (1868-1874, Amadeo I y I República). En esos años, el representante del distrito, elegido por sufragio universal y no censitario, fue el político Vicente Rodríguez, también de ideología radical.
En anteriores elecciones, en los años previos al movimiento revolucionario que propició la caída de Isabel II, la llegada de Amadeo I y la proclamación de la I República, el Partido Progresista, del que formaba parte Rojo Arias, por entonces centrado en su carrera profesional como abogado y teniente fiscal en la provincia de Ciudad Real y también asiduo colaborador en distintos periódicos, acordó no presentarse a las elecciones. Consideraba el partido de Rojo Arias que no se cumplían las condiciones mínimas democráticas. Esta decisión, que se conocía por entonces con el término de retraimiento, fue secundada en Morata y otros pueblos del distrito de Chinchón. Una serie de seguidores del partido de Rojo Arias hicieron pública una carta en este sentido:
Morata de Tajuña, 4 de octubre de 1863
Los que suscriben, progresistas puros de este pueblo, tienen la honra de manifestar a Vds. que están en todo conformes con la resolución tan digna adoptada por el Comité Central de elecciones [del Partido Progresista] y por lo tanto se abstienen de tomar parte en la próxima lucha electoral, hasta que luzcan mejores días para el progreso (…). Firmabann la carta, Leandro Sánchez Medel, Benito Sánchez Bravo, Nicolás Ruíz, Pedro Sánchez Bravo, Víctor Oliva, Isaac González Castro, Manuel Sánchez Bravo e Isidro Sánchez (El Clamor Publico, 6 de octubre de 1863).
Eran los años previos a la que más tarde se conocería como La Gloriosa y el ambiente político en los pueblos del distrito de Chinchón no fue ajeno a lo que sucedía en el resto del país. En el periodo pre-revolucionario, en varios pueblos del distrito se crearon juntas populares que fueron disueltas cuando se consolidó el triunfo de los progresistas: existe constancia de que estas juntas de apoyo a la revolución se crearon, al menos, en Morata de Tajuña, Chinchón y en Colmenar de Oreja.
Por otra parte, desde que se produjo la salida al exilio de Isabel II, al tiempo que se iniciaba el proceso que culminaría con la elección de Amadeo I como nuevo rey de España, el ambiente político en el distrito se enrareció, como sucedió en el resto del país, y no faltaron los incidentes y enfrentamientos entre los partidarios de las distintas fuerzas políticas. El 11 de enero de 1869, La Correspondencia de España informaba sobre uno de estos enfrentamientos en Morata:
Ayer ha habido un pequeño alboroto en Morata de Tajuña, pueblo de escaso vecindario entre Aranjuez y Chinchón. Parece que algunos hombres iban cantando himnos patrióticos y se opusieron a ellos otros convecinos suyos. De aquí vinieron a las manos, resultando cuatro o cinco heridos, alguno de ellos de gravedad. Por fortuna la reyerta fue breve y la guardia civil de las inmediaciones que acudió al llamamiento del alcalde [Pablo Fominaya Sánchez] no ha tenido necesidad de intervenir en nada, puesto que no ha vuelto a alterarse el orden.
Con ocasión de otro enfrentamiento entre conservadores y progresistas, los periódicos no dejaron de señalar que Rojo Arias era natural de Morata. En un texto que ya hemos reseñado en anteriores entregas, se destaca esta situación:
En una carta de Morata de Tajuña, que tenemos a la vista, pueblo de la provincia de Madrid, se dice que el domingo último se juró allí a D. Amadeo por los voluntarios de la libertad, los cuales, por la tarde, dieron un paseo militar, acompañado de abundantes libaciones, y que al retirarse de la fiesta hubo mueras a los carlistas, y algún que otro desmán.
Parece mentira, añade la carta, que esto haya ocurrido a cinco leguas de Madrid, en el pueblo de donde es natural el gobernador de la provincia, Sr. Rojo Arias, y a los pocos días de haber llamado este al alcalde [Ramón de Soto] del mismo pueblo, con motivo de los hechos a que dieron lugar las elecciones de diputados provinciales.
Algo mas, y por cierto bien grave, dice la carta a que nos vamos refiriendo, que nos abstenemos de insertar en nuestras columnas.
¿No tiene noticia de esos sucesos el Sr. Rojo Arias? (La Esperanza, 18 de febrero de 1871).
La fecha de la noticia coincide con las primeras semanas del reinado de Amadeo I, el monarca que nunca fue aceptado por los partidarios de los Borbones y, mucho menos, por los carlistas. El periódico La Esperanza, el de mayor tirada, con diferencia, de la denominada prensa absolutista, aprovecha los enfrentamientos de Morata para acusar a los progresistas de los incidentes y, de paso, responsabilizar de los mismos a Rojo Arias, que por aquellos días no pasaba por su mejor momento político, tras el atentado que costó la vida a Prim .
En realidad estos incidentes, muy habituales por todo el país desde la salida de Isabel II hacia el exilio, no hacían sino reflejar en las calles el ambiente de enfrentamiento que se vivía en las Cortes. Asuntos capitales como la libertad de cultos o la abolición de las quintas, a los que ya nos hemos referido en entregas anteriores, fueron tratados por el diputado Ignacio Rojo Arias en el Congreso de los Diputados y, curiosamente, sobre estos dos puntos esenciales del programa del Partido Progresista, se enviaron sendas peticiones al parlamento presentadas por el Ayuntamiento de Morata que, en ese año, 1869, estaba dirigido por Pablo Fominaya. Así se refleja en el diario de sesiones:
Pasó a la Comisión de Constitución una exposición del ayuntamiento de Morata solicitando la libertad de cultos, presentada por el Sr. García Ruiz [diputado progresista]. A la de peticiones pasaron las siguientes: Del ayuntamiento de Morata, pidiendo la abolición de las quintas (…) (El Pensamiento Español, 16 de marzo de 1869).
No es difícil pensar que en estas solicitudes del Ayuntamiento de Morata influyera decisivamente el propio Rojo Arias: ambas peticiones formaban parte del programa de los partidos progresistas. Cuando Rojo Arias intervino en el debate de la comisión correspondiente, en el que firmó a favor de la enmienda que reconocía la libertad de cultos, sin más limitaciones que las reglas universales de la moral, afirmó:
(…) Yo que creo que la religión católica no debe ni puede ser arma política, creo también que las religiones influyen grandemente en el estado político de los pueblos; ¿y cómo no si ellas forman las costumbres? (Diario de sesiones del Congreso, 4 de mayo de 1869).
Vicente Rodríguez, el otro candidato progresista
Aparte de la rivalidad con Felipe Juez Sarmiento, tradicional representante del distrito de Chinchón por los partidos conservadores, Rojo Arias también tuvo en un compañero de ideología, Vicente Rodríguez, un duro rival a la hora de competir por un acta de diputado por el distrito de Chinchón. De hecho fue este ex-sargento de carabineros y también representante español en los Santos Lugares, además de integrante de las filas de los radicales progresistas, quien obtuvo el acta de diputado en las elecciones de 1871, frente al candidato conservador Felipe Juez y los candidatos republicano federales. Aunque no hemos localizado los resultados globales de estas elecciones- en las que Rojo Arias logró un escaño por el distrito de Celanova en Orense- en un recuento provisional publicado por La Época, Vicente Rodríguez, obtenía una cómoda ventaja frente a sus rivales:
En Chinchón el ministerial D. Vicente Rodríguez llevaba 622 votos, 215 D. Felipe Juez Sarmiento, unionista, y 155 D. Silvestre Haro, republicano. (La Época, 10 de marzo de 1871).
La elección de Vicente Rodríguez como representante del distrito electoral de Chinchón no estuvo exenta de polémica ni de las habituales sospechas de fraude electoral que salpicaban a diputados de todos los colores e ideologías políticas. En el caso del diputado electo por el distrito de Chinchón estas acusaciones llegaron a la denominada Comisión de Actas del Congreso, encargada por ley de analizar las denuncias por posible fraude electoral y de confirmar los resultados electorales o, por el contrario, obligar a la repetición de las elecciones. Por el grupo conservador, el diputado Orense planteó las dudas sobre el resultado de las elecciones y denunció: (…) En muchos pueblos ha habido una pandilla que se ha apoderado del poder, y caciques que han cambiado de opinión según las épocas.
En su intervención, el diputado Orense acusó a varios grupos de presión, que definió como patriotas, progresistas y también una porción de personas de los partidos opuestos, de prácticas caciquiles que también enumeró en varias localidades del distrito (Olmeda de la Cebolla, Estremera, Carabaña, Fuentidueña, Villamanrique de Tajo, Colmenar de Oreja, Villarejo de Salvanés, Valdaracete).
En su replica, Vicente Rodríguez aseguró que los hechos que mencionaba el diputado Orense ni habían sido denunciados ni constaban en ningún acta electoral. A continuación le pidió que rectificara sus acusaciones:
(…) Espero, pues, del Sr. Orense que rectifique las infundadas imputaciones que ha dirigido al pueblo [distrito] de Chinchón, uno de los más liberales de esta provincia. (…).
Ese mismo día, la votación de los diputados permitió que Vicente Rodríguez viera aprobada definitivamente su acta por el distrito de Chinchón con 160 votos a favor y 60 en contra.
En las siguientes elecciones al Congreso de los Diputados también se barajó la oportunidad de que Rojo Arias compitiera por un acta de diputado por su distrito natal. Antes de que se celebraran las elecciones, varios periódicos planteaban esta posibilidad de que se presentaran dos candidatos, Rojo Arias y Vicente Rodríguez, en las listas del partido en el gobierno por el distrito de Chinchón:
Afirma El Universal que su amigo, Rojo Arias luchará solo en su distrito de Chinchón; y contestándole otro apreciable colega, afirma a su vez que en el dicho distrito disputará el triunfo al exgobernador de Madrid don Vicente Rodríguez. (La Iberia, 31 de julio de 1872)
Por las mismas fechas otro periódico, este de ideología conservadora, El Pensamiento Español, también se apuntaba a esta posibilidad ante lo que definían como división entre los radicales:
En Chinchón se cree probable el triunfo del candidato de oposición [Felipe Juez] si se decide a luchar porque los radicales están muy divididos en partidarios de D. Vicente Rodríguez y apasionados del Sr. Rojo Arias. Este dualismo existe en varios distritos y de algunos sabemos que se han de aprovechar los federales. (El Pensamiento Español, 13 de agosto de 1872).
El enfrentamiento entre los dos candidatos radicales, lógicamente, era también alentado desde los periódicos republicanos federales y El Eco Popular, uno de los periódicos de esta tendencia, así lo manifestaba en un suelto recogido por La Regeneración:
El ex-sargento de carabineros, hoy comisario de los Santos Lugares, Don Vicente Rodríguez, ha sufrido un desaire terrible de sus antiguos electores del distrito de Chinchón, los cuales han proclamado candidato para las próximas elecciones al protector de la Beneficencia señor Rojo Arias.(La Regeneración. 13 de agosto de 1872).
La elección de Ignacio Rojo Arias como candidato progresista por el distrito de Chinchón, frente a Vicente Rodríguez, se publicó en la prensa en las semanas previas a las elecciones. El diario progresista La Prensa publicó una carta de un denominado comité radical de Chinchón que reprodujo, a su vez, el diario La Nación:
Muy estimado señor nuestro: Rindiendo tributo a la verdad y en rectificación de los que otra cosa afirman, nos cumple declarar y rogamos a usted que lo haga público, que el candidato radical proclamado por unanimidad por este comité, único en todo el distrito, es el Sr. D. Ignacio Rojo Arias, en cuyas manos y por acuerdo de nuestros demás compañeros hemos dejado certificación del acta qua lo acredita.
'^Quedan de usted con la mayor consideración sus atentos correligionarios y S. S. Q, B. S. M. El presidente del comité radical, Bernardo de Toledo.
El secretario, Fermín Herreros. Chinchón, 12 de agosto de 1872. (La Nación, 14 de agosto de 1872).
La decisión de este comité radical del distrito no pasó desapercibida para La Iberia. Como era habitual desde que el periódico liberal rompiera con su antiguo colaborador, el periódico de Sagasta no perdió la oportunidad de menospreciar a Rojo Arias:
Un llamado Comité radical de Chinchón ha proclamado candidato a la diputación a Cortes por el mencionado distrito, al popularísimo Rojo Arias. Gana de diputado tiene el llamado Comité radical de Chinchón. (La Iberia, 15 de agosto de 1872).
El mismo periódico ya había publicado meses antes de las elecciones, en la misma línea que otros diarios, que Rojo Arias tenía previsto presentarse por el distrito de Lillo, en la provincia de Toledo, aunque hubo de renunciar por la negativa de los electores:
(…) el pueblo de las zanahorias, vulgarmente llamado Lillo, no lo quiere [a Rojo Arias] por su candidato, y el señor Rojo, con una modestia, con una abnegación digna de mejor suerte, ha renunciado a ser diputado por aquel distrito. (La Iberia, 1 de abril de 1872).
Finalmente, la división en las filas radicales propició que a las elecciones en el distrito de Chinchón se presentaran dos candidatos por este partido: Rojo Arias y Vicente Rodríguez. Pese a esta división, Vicente Rodríguez renovó su acta por Chinchón*. Sin embargo, su elección ya había suscitado criticas incluso desde antes de la celebración de las votaciones. El periódico La Igualdad, de tendencia republicana, así lo planteaba en las semanas previas a las elecciones:
Mal cuadran los ofrecimientos del presidente del Gobierno a los electores del Centro con lo que está pasando en el distrito de Chinchón. Empleados de la comisaría de los Santos Lugares [entidad que presidía Rodríguez], incluso D. Vicente Rodríguez, están en el distrito; en Carabaña, Fuentidueña, Arganda. Morata, Colmenar, Chinchón, Villar del Olmo y algún otro pueblo se han dado empleos y ascensos, recayendo en sujetos de familias influyentes en las localidades, de opiniones las más encontradas y de méritos desconocidos. Públicamente se habla de ofrecimientos a los pueblos y de exigencias de estos en resoluciones de expedientes (…). (La Igualdad, 23 de agosto de 1872).
Como en anteriores elecciones las dudas y las acusaciones sobre prácticas caciquiles volvían a surgir en el distrito que volvió a dar la mayoría a Vicente Rodríguez.


Relación de bajas en el censo electoral de Morata y Chinchón publicada en La Gaceta de Madrid


*Resultado de las elecciones celebradas en agosto-septiembre de 1872 en el distrito de Chinchón:
  • Vicente Rodríguez, Radical, 2.667 votos
  • Haro, Republicano Federal, 737 votos.
  • Rojo Arias, Radical, 511 votos.
En el distrito de Chinchón no se presentaron en esas elecciones candidatos por los partidos conservadores y carlistas.


Fuentes y bibliografía:
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (2).
  • Archivo del Senado. Leg. 389. Nº 4 (3).

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Editorial Castalia. Madrid, 1977.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.
  • Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes. Dieron comienzo el día 11 de febrero de 1869 y terminaron el 2 de enero de 1871. Tomo XV. Índice y resumen. Imprenta de J. A. García, Corredera Baja de S. Pablo, 27. Madrid, 1871.
  • Sumario 306/1870 sobre el atentado contra el general Prim.
  • España trágica. (Episodios Nacionales, quinta serie, número 42) Pérez Galdós, Benito. Alianza editorial. Madrid, 2009.
  • Las primeras cámaras de la regencia. Datos electorales, estadísticos y biográficos. Sánchez Ortiz Modesto y Berastegui, Fermín. Imprenta de Enrique Rubiños. Madrid, 1886.
  • El periódico liberal La Bandera Española, un concepto nuevo de nacionalismo español. Orella Martínez, José Luis. Aportes: Revista de Historia Contemporánea. Año nº 19.Nº 54. 2004.
  • Diario de Sesiones del Congreso de 4 de mayo de 1869. Citado en “El debate sobre la Libertad de Cultos en las Constituyentes de 1869: ¿Religión o Religiones? González Manso, María Isabel. Instituto Universitario en Ciencias de las Religiones, UCM, Madrid. Madrid, 2016.
  • Pluralismo Masónico en España. Álvarez Lázaro, Pedro.
  • Catálogo de Publicaciones periódicas masónicas (siglo XIX). Díez de los Ríos San Juan, Mª Teresa.
  • La masonería alicantina ante las crisis intermasónicas de 1886-1889 y el nacimiento del Gran Oriente Español. San Pero Ramo, Vicent. Universidad de Valencia.