martes, 29 de mayo de 2018

La explotación de piedra caliza en Morata: la cantera de Cornicabra (Epílogo)

Tras la muerte de José Chávarri, en abril de 1929, la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra continuó en manos de la familia Chávarri, a cuyo frente se encontraba su viuda, Dolores Pintor, junto a sus hijos José, Ruperto, Ángel, Juan y Carlos. Estos herederos se agrupaban en la denominada Comunidad de Bienes de R. J. Chávarri. Tras la guerra civil, la cantera de Cornicabra siguió explotándose, aunque en menor medida que en la década comprendida entre 1920 y 1930.


Hasta la guerra civil, la sociedad que explotaba la piedra caliza de la cantera de Cornicabra siguió operando y aprovechando la línea del Ferrocarril del Tajuña para hacer llegar su producción a Madrid, su principal mercado en el sector de la construcción. Sin embargo, frente al auge que experimentó Portland Valderrivas y la empresa Cementos y Canteras de Valhondo, suministradora de la caliza necesaria para la fabricación del cemento en la factoría de Vicálvaro, la evolución de la cantera de los Chávarri no fue tan positiva.
De hecho, la creciente demanda que exigía Portland Valderribas de piedra caliza para su factoría, inaugurada en 1925, provocó la necesidad de nuevos yacimientos aledaños al frente de cantera de Valhondo que se encontraba en explotación en los años treinta del pasado siglo. Para cubrir esta demanda, la empresa acudió al Ayuntamiento de Morata, propietario de los terrenos próximos al paraje de Valhondo, que aprobó la venta de una extensa parcela de terrenos de su propiedad:
El Ayuntamiento Pleno de mi Presidencia, en sesión extraordinaria celebrada el día 23 del actual y convocada a este solo efecto, acordó, por unanimidad, la venta de siete hectáreas 92 áreas y ocho centiáreas de tierra de su exclusiva propiedad, que tiene inscritas en el Registro del partido a su nombre, enclavadas en este término, al sitio de Valhondo Cornicabra, que lindan con los de la Sociedad Portland Valderrivas, en este caso peticionaria, y a los efectos de los artículos 153, caso tercero, en relación con el 157, 219 y 220 del Estatuto Municipal, Reales decretos de 18 de Junio y 25 de Septiembre de 1924, se hace saber al público en general por medio del presente, para que, en el término de diez días improrrogables, los que se crean con derecho puedan formular justas reclamaciones contra la citada venta, las que serán resueltas por el mismo Pleno; caso de no existir ninguna, se hará constar en el expediente de su razón y se formulará la correspondiente escritura.
Morata de Tajuña, 25 de Marzo de 1930. El Alcalde, Antonio de la Torre.
(Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 10 de abril de 1930)
Frente esta pujanza económica y empresarial de Portland Valderribas, la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra ya nunca alcanzó la importancia de los años precedentes, cuando por ejemplo, la familia propietaria construyó su casa de recreo próxima a la cantera e incluso trazó un nuevo camino de acceso que pasó a sustituir al antiguo camino de San Martín. (El Ayuntamiento de Morata aprobó la permuta del camino de la Cuesta de San Martín, que estaba impracticable, por el nuevo que ha construido D.José Chávarri, Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 26 de julio de 1917).
En esos años previos a la guerra civil, además de la empresa de los Chávarri y Portland Valderrivas en Morata existía otra empresa dedicada a la explotación de los yacimientos de piedra caliza del término municipal. Esta empresa, de razón social Lasical, también anunciaba en 1935 su dedicación a las piedras para sillería y mampostería, aunque se dedicaba especialmente a la elaboración de cal en la factoría construida en el entorno de la estación ferroviaria de Morata. La Revista Labor, el 9 de noviembre de 1935, publicaba la publicidad de esta otra empresa morateña:
LASICAL, S. A.
Ladrillos Lasical
Blancos y de varias clases
Cal viva en terrón
Cal apagada en sacos
Piedra caliza tipo Colmenar
Sillería y mampostería
Canteras propias en Morata de Tajuña
Oficina: Pi yMargall 7-Madrid
Conclusión
La guerra civil y la larga postguerra significaron un punto y aparte en la historia de las canteras de Cornicabra. La familia Chávarri vio como el conflicto armado no sólo significó, lógicamente, el parón de la producción de piedra caliza de sus canteras, situadas a escasos centenares de metros del frente. Además, las autoridades aprobaron la expropiación de su finca de recreo, según informaba el diario ABC el 18 de agosto de 1936, tras la decisión en este sentido adoptada por los responsables del Instituto de Reforma Agraria.
Finca de la Fuente La venta, propiedad de la familia Chávarri

Cuando acabó la guerra, el bajón en las obras públicas y privadas por las dificultades económicas del país afectó seriamente a las canteras de caliza. Además, en los primeros meses tras el fin del conflicto, el ferrocarril, la principal vía de salida hacia el mercado madrileño, no estuvo operativo. Según los investigadores, a diferencia de las etapas anteriores de la empresa, cuando en numerosas obras emblemáticas de la capital se emplearon las piedras de sillería y mampostería de Morata, en estos años de postguerra sólo se ha documentado el empleo de la caliza de las canteras de Cornicabra en las obras de construcción del edificio del Ministerio del Aire en el barrio de Moncloa que se llevaron a cabo entre los años 1943 y 1958. Elena Mercedes Pérez Monserrat, que ha investigado a fondo la trayectoria de las canteras de Cornicabra, concluye que:
(…) El apogeo de la caliza de las canteras de Cornicabra destinada al dimensionado de piedra para las construcciones madrileñas, puede situarse aproximadamente entre 1905 y 1925. Más tarde, la utilización de la misma se centró en su beneficio para la obtención de cal destinada a la industria del cemento, siendo muy puntual su empleo como elemento de cantería.
Nos ha sido imposible determinar cuando acabó definitivamente la explotación de la piedra caliza de la cantera de Cornicabra. La última referencia documental que hemos encontrado nos lleva hasta el 7 de enero de 1954. En esa fecha el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid publicó un texto con el anuncio oficial para adjudicar el arriendo del paraje Cornicabra-Valhondo para la explotación de su piedra caliza:
Madrid, 30 de diciembre de 1953.
Hasta los veinte días hábiles del que aparezca el presente anuncio, contado también del siguiente hábil, se admitirán proposiciones para optar al arriendo de la finca propiedad de este Municipio, paraje conocido por «Cornicabra o Valhondo», con un tipo mínimo de trescientas diez mil pesetas.
La duración de este arrendamiento es el de treinta años, dada la naturaleza de los bienes objeto del arrendamiento, cual es la extracción de piedra con destino a construcción o usos industriales.
El pliego de condiciones estará de manifiesto en la Secretaría municipal, desde el día siguiente hábil de aquel en que aparezca este anuncio hasta el día en que se cumplan los veinte hábiles, en las horas de oficina, de nueve a catorce, el que podrá ser examinado por cuantas personas o entidades se hallen interesadas.
La fianza provisional a constituir para tomar parte en la subasta será equivalente al cinco por ciento del precio base de licitación correspondiente al primer decenio del arrendamiento, pudiendo presentarse bajo cualquiera de las formas admitidas por la Ley. (…)
Morata de Tajuña, 26 de diciembre de 1953. El Alcalde.
Desconocemos el resultado de esta propuesta de arriendo. Lo que está claro es que las canteras de Cornicabra dejaron de funcionar muchos años antes de que se cumpliera el plazo de treinta años de arriendo que se fijaba en este anuncio.
Después del cierre, los restos de las canteras de Cornicabra aún permanecen como testigos de lo que fue la explotación de la piedra caliza en Morata. Según aparece en un trabajo publicado en la Revista de Gestión Empresarial y Sustentabilidad (Vol. 2, nº 1. Enero-Diciembre 2016), titulado Potencialidad del Turismo Industrial, del que son autores María Jesús del Río, Evaristo Galeana y José Álvarez, las canteras de Cornicabra –y el Molino de Angulo- fueron incluidas en el Inventario del Patrimonio Industrial de la Comunidad de Madrid IPICAM que consta de 778 elementos en 55 municipios de la región.
El Instituto de Patrimonio Cultural Español define el Patrimonio Industrial como el conjunto de los bienes muebles, inmuebles y sistemas de sociabilidad relacionados con la cultura del trabajo que han sido generados por las actividades de extracción, de transformación, de transporte, de distribución y gestión generadas por el sistema económico surgido de la revolución industrial.
La misma Comunidad de Madrid, con competencias exclusivas en esta materia, define el Patrimonio Industrial como las construcciones o instalaciones representativas de actividades tradicionales o vinculadas a modos de extracción, producción, comercialización o transporte que merezcan ser preservados por su valor industrial, técnico o científico.

Algunos edificios, monumentos y construcciones con piedra caliza de Cornicabra

Puerta del Parterre del Retiro de Madrid

Monumento a los Héroes de la Patria en el Parque del Oeste de Madrid (Desaparecido)

Línea 1 del Metro de Madrid

Antiguo Matadero de Madrid


Fuentes y bibliografía
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356).
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
  • Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.
  • Monserrat, E. M., Peropadre, C, Fort, R. y Varas-Muriel, Mª. J. La caliza de Morata de Tajuña, Comunidad de Madrid: una piedra tradicional de construcción en la capital a comienzos del siglo XX. Boletín Geológico y Minero, nº 128. pp 963-988.
  • Perez Monserrat, Elena Mercedes. Caracterización, deterioro y limpieza de los materiales petreos del antiguo Hospital de Jornaleros de Madrid. Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Petrología y Geoquímica. Madrid, 2015.
  • Puche Riart, O y Mazadiego, L. F. Las canteras históricas de Morata de Tajuña y la cementera Portland Valderribas. Primer Simposio Ibérico sobre Geología, Patrimonio y Sociedad, Tarazona (Aragón) 2000, 13, pp. 109-123.
  • Anuario de los Ferrocarriles Españoles. Editados por Enrique de la Torre. Madrid, 1926-27-28.
  • Potencialidad del Turismo Industrial. Del Rio Rama, María Jesús, Galeana Figueroa, Evaristo y Álvarez García, José. Revista de Gestión Empresarial y Sustentabilidad. Vol. 2, nº 1. Enero-Diciembre 2016.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.


martes, 22 de mayo de 2018

La explotación de piedra caliza en Morata: la cantera de Cornicabra (IV)

El empleo de la caliza de Cornicabra en la construcción del Hospital de Jornaleros de Madrid, entre los años 1906 y 1916, abrió un mercado importante para la cantera morateña propiedad de la familia Chávarri. En Cornicabra se obtenía un material de calidad, accesible y fácil de transportar, gracias a la estación y apeadero promovido por los Chávarrí –al igual que harían años después con el apeadero construido junto a la planta de las Aguas de Carabaña-. En la práctica, la explotación minera vivió sus mejores años hasta la década de los treinta, e incluso hasta antes de la guerra civil, y la caliza morateña se utilizó esos años en obras tan emblemáticas como las primeras líneas del metro madrileño o el matadero de Madrid.





Ya se ha comentado la importancia que para la viabilidad de la cantera de Cornicabra tuvo la construcción del apeadero del mismo nombre en la línea ferroviaria del Ferrocarril del Tajuña. En el trabajo sobre La caliza de Morata de Tajuña, Comunidad de Madrid: una piedra tradicional de construcción en la capital a comienzos del siglo XX, de Elena Mercedes Monserrat y otros autores, se resalta esta circunstancia realizada a partir de la observación de las fotografías publicitarias de la cantera. Estos autores indican que en el folleto publicado en 1907 para la Exposición de Industrias Madrileñas:
(…) puede observarse que la proximidad de los bancos de caliza a la superficie minimizaba la eliminación del estéril, permitiendo además el máximo aprovechamiento del material. En la cantera, donde trabajaba un elevado número de operarios y parte de la caliza se calcinaba en el horno instalado junto al apeadero, la piedra era extraída y dimensionada de forma artesanal, principalmente mediante el empleo del pico. Las piezas de menor tamaño eran trasladadas con carretillas y, para los bloques extraídos en las zonas más elevadas de la cantera, se empleaban unas traviesas de madera que facilitaban su traslado.
También puede atenderse a la enorme ventaja que supuso, para el beneficio de la piedra caliza, la explanación de la zona anexa a las canteras y la construcción del apeadero. Los bloques, sin desbastar, se cargaban directamente en las vagonetas, que se acoplaban al ferrocarril. La operación era facilitada por la existencia de un muro bajo de mampostería, que impedía además el deslizamiento del terreno”.
Los mismos autores indican que el periodo álgido de la explotación de las canteras de Cornicabra se extendió al menos hasta 1925, aunque en años posteriores no faltan referencias al trabajo en la explotación minera. En estos años la caliza morateña se utilizó en las obras de las primeras líneas del Metropolitano de Madrid o en las del nuevo Matadero de la capital.
Aunque ha sido difícil obtener cifras de producción de la cantera de Cornicabra, sí que resultan significativas las cifras totales del tráfico de mercancías del Ferrocarril del Tajuña utilizado por la empresa para transportar su producción a Madrid. Estas estadísticas, que abarcan desde 1903 hasta 1930, muestran como en este último año, cuando las canteras de Cornicabra y Valhondo -además de otras industrias instaladas alrededor de la línea férrea, como las fábricas de yeso, la Papelera de Morata o el Agua de Carabaña- vivían sus mejores años, se registraron las cifras más elevadas en el transporte de mercancías. Este incremento pasó de las 178.496 toneladas de año 1916 a las 200.409 de 19125 y el récord absoluto del año 1930, cuando en los vagones del Ferrocarril del Tajuña se transportaron 337.217 toneladas. (Cifras publicadas en el Anuario de los Ferrocarriles Españoles, de los años 1926-27-28).
De estas cifras totales, un porcentaje correspondía a la producción de la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra. O. Puche y L. F. Mazadiego, en su trabajo Las canteras históricas de Morata de Tajuña y la cementera Portland Valderribas, presentado en el Primer Simposio Ibérico sobre Geología, Patrimonio y Sociedad, Tarazona (Zaragoza) celebrado en el año 2000, indican que, según datos de la Estadística Minera de 1925, la empresa presidida por José de Chávarri, que contaba por entonces con una plantilla de 50 trabajadores, producía 4.600 metros cúbicos de piedra caliza en 1925 (4.800 metros cúbicos en 1924). En esos mismos años, en 1928, la Sociedad de Cementos y Canteras de Valhondo empleaba ya a 100 personas para producir 40.000 metros cúbicos con los que abastecía a la fábrica de cementos que la sociedad Portland Valderribas había levantado en el entonces pueblo de Vicálvaro.
Si la piedra de la cantera de Valhondo, destinada a la producción de cemento, se pagaba en aquél año a 7,50 pesetas el metro cúbico, mucho más elevado era el precio de la caliza de la cantera de Cornicabra, cuyo proceso de extracción y manipulación era, lógicamente, mucho más exigente y especializado. Como ya hemos señalado, en esos años el trabajo en la cantera para obtener los bloques era artesanal, básicamente, con cuñas y picos para extraer los bloques y dar forma a las piedras. En la publicidad de la empresa propietaria de la cantera de Cornicabra se indicaban los precios de los distintos tipos de piedra caliza que ofrecían al mercado madrileño en los años 1926, 1927 y 1928 en comparación con la piedra procedente de la provincia de Alicante y que se publicaron en una publicación especializada de la época(La Construcción Moderna).
Según estos precios, la caliza procedente de Morata era sensiblemente más barata que la de Alicante y, en consecuencia, muy competitiva para los empresarios del sector:

1926
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca caliza de Morata, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 450 pesetas.
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca arenisca de Alicante, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 500 pesetas.
1927
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca caliza de Morata, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 410 pesetas.
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca arenisca de Alicante, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 450 pesetas.
1928
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca caliza de Morata, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 410 pesetas.
  • Metro cúbico de sillería lisa de piedra blanca arenisca de Alicante, con un espesor medio de 42 centímetros, colocada en obra 450 pesetas.
Aparte de la producción de piedra para sillería y mampostería, la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra obtenía otros ingresos adicionales. Parte de estos ingresos provenían de la cal elaborada en el horno construido en las inmediaciones de la cantera y del apeadero del ferrocarril, mientras que otros procedían de la piedra molida que era desechada para sillares y mampostería y que se utilizaba en obras públicas como la construcción de carreteras. De hecho, José de Chávarri, presidente de la empresa, también era contratista de obras y, por ejemplo, en el año 1915 utilizó piedra de su cantera para las obras de mejora de la carretera de Morata a Chinchón que le fueron adjudicadas por la Diputación Provincial de Madrid.

Croquis del apeadero de Cornicabra

Trabajos de carga de un vagón en el apartadero
En cualquier caso, la producción de piedra caliza para sillería y mampostería fue la actividad principal de la empresa que fundara a principios del siglo XX el empresario vizcaíno Ruperto Jacinto de Chávarri. En los periódicos de la época aparecen numerosas referencias a la piedra de la cantera de Cornicabra, empleada entre otras obras, como hemos visto, en el Hospital de Jornaleros o en el Metro o el Matadero de Madrid.
También el Ferrocarril del Tajuña, que tanto influyó en la expansión de la empresa utilizó la caliza de la cantera de Morata en varias obras de la línea ferroviaria. Respecto al Ferrocarril del Tajuña, hay que reseñar que durante los años que estuvo en funcionamiento el apeadero de Cornicabra hemos encontrado un único accidente ferroviario en las instalaciones de la cantera. Según el periódico El Imparcial este accidente se produjo en el año 1929:
En el Hospital de Morata de Tajuña ha quedado acogido el guardafreno de la Compañía de Arganda, Juan García, de veintidós años, vecino de Vicálvaro, que en el apartadero do Cornicabra fue arrollado por un convoy, resultando gravemente herido. (El Imparcial, 27 de diciembre de 1929)
Los escultores de principios de siglo también aprovecharon las cualidades de la piedra de Cornicabra para realizar sus obras. Ya citamos el monumento a los Mártires de la Patria, que se instaló en el Parque del Oeste y que desapareció en los combates de la guerra civil. Otro escultor, José María Palma, también utilizó caliza de Cornicabra para el pedestal de su monumento a Jacinto Benavente (1929). Otro Escultor, de apellido Pola, fue autor del grupo escultórico dedicado al fundador de la empresa por el pueblo de Carabaña:
(…) El busto corona el monumento y es de un gran parecido. Este es de bronce y el resto del pedestal de piedra de cornicabra. La obra es una nueva demostración de las excelentísimas aptitudes del Sr. Pola, quien recibido muchas felicitaciones por su acierto (…). (La Correspondencia de España, 12 de septiembre de 1912 ).
Cuando ya se había producido el fallecimiento del presidente de la sociedad propietaria de la cantera de Cornicabra -José de Chávarrí falleció en Madrid el 6 de abril de 1929.- la familia, encabezada por su viuda, Dolores Pintor, hizo un curioso ofrecimiento al gobierno español, tras la proclamación de la II República en 1931:
EL PALACIO PRESIDENCIAL
La piedra para edificar el palacio del presidente de la República no costaría un céntimo al Erario La campaña iniciada por Heraldo de Madrid con el artículo del ilustre periodista Santiago Vinardell sobre la conveniencia de construir un palacio de nueva planta para el presidente de la República ha encontrado un eco entusiasta en la opinión pública, y cada día llegan a esta Redacción numerosas cartas de particulares con adhesiones fervorosas. Importantes corporaciones nos anuncian el envío de su adhesión inminente supeditada, como es natural, a los acuerdos de sus respectivas Juntas directivas.
Hoy nos complacemos en adelantar la noticia—que ha de ser recibida con general aplauso—del ofrecimiento generoso que una respetable familia de abolengo republicano se dispone a hacer al Gobierno, a fin de que pueda ser un hecho la realización de la iniciativa que tantas felicitaciones les ha valido al Sr. Vinardell y al HERALDO, que la hizo suya desde el primer momento.
Doña Dolores Pintor, viuda de D, José Chávarri, en su nombre y en el de sus hijos, ha encargado al director de Obras Públicas, D, José Salmerón, con cuya familia tiene antigua y estrecha amistad, que ofreciera al Gobierno gratuitamente la cantera Cornicabra, de su propiedad, sita en Morata de Tajuña, con destino a la construcción del palacio residencia del presidente de la República.
La cantera está situada al pie de la línea férrea, con embarcadero, y apeadero. De la misma, piedra,, de gran calidad, se han hecho, entre otras obras, la del Metropolitano, Matadero y puerta del Retiro en el Parterre. (…). (Heraldo de Madrid, 30 de noviembre de 1931)
Es evidente que este ofrecimiento de la familia Chávarri al gobierno nunca llegó a materializarse. El Palacio Nacional nunca se construyó y la caliza de Cornicabra para uso ornamental ya nunca tuvo la misma importancia que alcanzó en las primeras décadas del siglo XX.

Vista aérea de la cantera de Cornicabra y el apeadero del ferrocarril en 1946

Vista aerea de los restos de la cantera de Cornicabra en 2014. 

Fuentes y bibliografía
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356)
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
  • Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.
  • Monserrat, E. M., Peropadre, C, Fort, R. y Varas-Muriel, Mª. J. La caliza de Morata de Tajuña, Comunidad de Madrid: una piedra tradicional de construcción en la capital a comienzos del siglo XX. Boletín Geológico y Minero, nº 128. pp 963-988.
  • Perez Monserrat, Elena Mercedes. Caracterización, deterioro y limpieza de los materiales petreos del antiguo Hospital de Jornaleros de Madrid. Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Petrología y Geoquímica. Madrid, 2015.
  • Puche Riart, O y Mazadiego, L. F. Las canteras históricas de Morata de Tajuña y la cementera Portland Valderribas.. Primer Simposio Ibérico sobre Geología, Patrimonio y Sociedad, Tarazona (Aragón) 2000, 13, pp. 109-123.
  • Anuario de los Ferrocarriles Españoles. Editados por Enrique de la Torre. Madrid, 1926-27-28.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.


martes, 15 de mayo de 2018

La explotación de piedra caliza en Morata: la cantera de Cornicabra (III)

Tras obtener un galardón en la Exposición de Industrias Madrileñas de 1907, en el apartado de Piedras y Tierras Minerales, la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra, propiedad de la familia Chávarri, iba a recibir un importante impulso gracias a que las piedras de cantería y sillería que salían de la explotación hacia Madrid en el Ferrocarril del Tajuña fueron utilizadas en las obras de construcción de uno las obras más emblemáticas de Madrid en esos años de comienzos de siglo: el Hospital de Jornaleros, o de Maudes, levantado en las inmediaciones de Cuatro Caminos.

Cuando en el año 1901 se inauguró el tramo del Ferrocarril del Tajuña que llegaba hasta Morata no pasó inadvertido para los inversores de la capital el potencial de los yacimientos de piedra caliza que se extendían por el norte del término municipal. Ese año de 1901 una comisión llegó desde Madrid para reconocer las posibilidades mineras del paraje de Valhondo, donde, años después se levantarían las instalaciones de las dos empresas de las que ya hablamos en la entrega anterior del blog: La Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra y Cementos y Canteras de Valhondo.
Puede que en esa visita se dieran los primeros pasos para que se construyera el apeadero-estación de Cornicabra. El proyecto de este apeadero es del año 1904, tres años después de la llegada del tren, y el de la casa del guarda y la oficina de trafico de 1905, año en el que entraron en funcionamiento las nuevas instalaciones que, aparte del apeadero propiamente dicho –edificio que aún se conserva, aunque muy deteriorado- contaba con dos ramales ferroviarios, una para cada una de las dos empresas que operaban en el paraje.
La cantera de Cornicabra y el hospital de Jornaleros de Madrid
Las obras de construcción del conocido como Hospital de Jornaleros de Madrid se iniciaron en 1906. Esta obra benéfica fue una iniciativa de Dolores Romero y Arano, viuda de Curiel que encargó el proyecto al arquitecto gallego Antonio Palacios. Este arquitecto, que también fue responsable de la construcción del Palacio de las Comunicaciones –actual sede del ayuntamiento de Madrid-, se caracterizaba en sus obras por la utilización, si era posible, de material autóctono. Elena Mercedes Pérez Monserrat, autora de una tesis sobre los materiales utilizados en la construcción del hospital de Jornaleros de Madrid, opina que la piedra de las canteras de Cornicabra permitió a Antonio Palacios trabajar con un material que le ofrecía la textura que el arquitecto quiso imprimir al inmueble. Así una piedra clara participaría del ambiente agradable, luminoso y saludable que pretendía otorgar al hospital, y su dureza posibilitaría su dimensionado en muy diversos volúmenes e imprimiría la textura deseada.
Todas estas características las ofrecía también, sin duda, la famosa piedra de Colmenar, muy utilizada en la capital en distintos proyectos arquitectónicos, como el propio Palacio de las Comunicaciones. Sin embargo, frente a la caliza de Morata la piedra de Colmenar contaba con una desventaja muy importante: era más cara y su transporte también encarecía el precio ya que no contaba con un apeadero ferroviario a pie de la cantera, posibilidad de la que sí disponía la cantera de Cornicabra propiedad de la familia Chávarri.

Imagen del folleto publicitario de la cantera de Cornicabra (1907)

Esta ventaja fue aprovechada por los propietarios de la cantera que ya en 1907, dos años después de la puesta en funcionamiento del apeadero, no dudaban en destacar en su publicidad la existencia del apeadero ferroviario. En el folleto publicitario presentado con motivo de la Exposición de Industrias Madrileñas de 1907, en el que ya señalamos que la sociedad obtuvo una mención de honor, se incluían en el anverso cuatro fotografías de la cantera de Cornicabra en el paraje de Valhondo en las que se apreciaban los trabajos de cantería y las instalaciones industriales en torno al apeadero del ferrocarril y la propia cantera. En el reverso, dos textos ponían especial énfasis en las características de las canteras y en los precios que ofrecían a los constructores de la capital:
En las laderas del término de Morata, divisorias de los ríos Jarama y Tajuña, se halla el extenso e inagotable macizo de piedra caliza que atraviesa la línea el ferrocarril de Madrid a Colmenar, por el sitio denominado CORNICABRA del que toman nombre estas canteras.
Aunque conocidas y reputadas desde tiempos remotos, impedía o dificultaba su explotación la especial situación en la cual se hallaban y carestía de su extracción y transporte, la que ha sido allanada y resuelta por la actual Sociedad Explotadora construyendo al efecto en Cornicabra, kilómetro 40 de la línea de Ferrocarril del Tajuña, un apartadero-estación con todas las condiciones y servicios necesarios a las exigencias del negocio, en forma tal, que no sólo la piedra de mampostería gruesa y sillería de corrientes dimensiones, sino que también los más grandes bloques se trasladan desde su arranque a los vagones con gran facilidad, escasísimo esfuerzo e insignificante coste, lo cual facilita a esta sociedad poder ceder o vender sus productos a los ventajosos precios que se fijan o señalan en presente tarifa que resultan más bajos y económicos que los que cotizan las procedencias de todas las demás canteras de piedras graníticas, calizas o silíceas, a pesar de su inferioridad en belleza, calidad y resistencia en relación a las de Cornicabra. Lo manifestado nos hace esperar que por estas razones y la mayor solidez de las obras, los arquitectos, contratistas y propietarios remplazarán en cimentaciones los actuales materiales, generalizando el empleo de este y a la vez podrán dar una mayor extensión a la sillería de la fachada.
Como muestra y para poder juzgar los productos de estas canteras, pueden verse además de la instalación en la Exposición de Industrias Madrileñas en el Retiro, las columnas del Monumento a los Mártires de la Patria en el parque del Oeste, hotel del señor duque de Arévalo del Rey, diversas fachadas de casas de reciente construcción en las principales de esa capital y la nueva estación y edificios del Ferrocarril del Tajuña.
El texto publicitario, acertadamente, destaca no sólo el abaratamiento de los costes por la existencia del apeadero sino que también hace una apelación a la belleza, calidad y resistencia de la caliza de Cornicabra, además de citar algunos edificios de Madrid en los que ya se había utilizado la piedra morateña como el ya desaparecido monumento a los Mártires de la Patria, instalado en el parque del Oeste y que sufrió daños irreparables durante la guerra civil.
Para resaltar las ventajas de la cantera, el folleto ofrecía también la relación de precios de los distintos tipos de piedra que se elaboraban en Cornicabra:
Precios de la piedra entregándose en Madrid, Estación del Niño de Jesús, Ferrocarril del Tajuña.
Pesetas Metro3
Sillería desbastada (dimensiones corrientes hasta un metro cúbico)……80,00 m3
Losa desbastada, metro cuadrado……………………………………………10,00
Mampostería para cimentación ……………………………………………….9,00
Mampostería para alzado ……………………………………………………..9,00
Piedra machacada ……………………………………………………………..9,75
Sillería de dimensiones extraordinarias, precio convencional.
Fíjense los prácticos en construcciones que con los precios que se señalan a la piedra, la cimentación, además de su mayor solidez, resulta más económica que con ladrillo u otros materiales.
Sin duda, todas estas características fueron determinantes para la elección de la piedra caliza de Cornicabra por parte de Antonio Palacios. Elena Mercedes Pérez Monserrat, en su tesis ya citada, así lo expresa en una de sus conclusiones,
(…) En el Antiguo Hospital, la utilización de la piedra caliza es tan importante como la construcción en sí, quedando recogidos en su utilización los principales aspectos relacionados con la materialidad pétrea que caracteriza la obra de Antonio Palacios. Esto es, la unificación de la construcción mediante el empleo de una única piedra, la definición de un estilo basado en el proceso constructivo artesanal y en su concepción material, la exposición directa de la piedra, prácticamente como viene de la cantera, sin desbastar ni ornamentar, buscando el sentido de su naturaleza y la expresividad de los paramentos. Entre los factores que influyeron en la selección de la caliza explotada en las canteras de Cornicabra, en el paraje del Valhondo (Morata de Tajuña, Madrid), señalar por un lado que Palacios ya la había utilizado previamente y que por su tonalidad clara desempeñaría un papel fundamental en el ambiente acogedor que quiso otorgar al inmueble. Por otro, más decisivo sin duda, resultaba una piedra económicamente muy competitiva, debido sobre todo a su extracción relativamente sencilla y a que su traslado a la capital mediante el ferrocarril del Tajuña se efectuaba directamente desde la cantera.

Alfonso XIII en la inauguración del Hospital de Jornaleros (24-6-1916)

Tras abastecer las obras del Hospital de Jornaleros, finalizado en el año 1916, la empresa de la familia Chávarri siguió abasteciendo al sector de la construcción de Madrid. Por entonces, el fundador de la empresa, Ruperto Jacinto de Chávarri y Ernaiz, ya había fallecido, el 17 de junio de 1911, y al frente de la Sociedad de Canteras de Cornicabra se encontraba su hijo, José de Chávarri y Batres.


Fuentes y bibliografía
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356)
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
  • Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.
  • Monserrat, E. M., Peropadre, C, Fort, R. y Varas-Muriel, Mª. J. La caliza de Morata de Tajuña, Comunidad de Madrid: una piedra tradicional de construcción en la capital a comienzos del siglo XX. Boletín Geológico y Minero, nº 128. pp 963-988.
  • Perez Monserrat, Elena Mercedes. Caracterización, deterioro y limpieza de los materiales petreos del antiguo Hospital de Jornaleros de Madrid. Tesis doctoral. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Petrología y Geoquímica. Madrid, 2015.
  • Puche Riart, O y Mazadiego, L. F. Las canteras históricas de Morata de Tajuña y la cementera Portland Valderribas. Primer Simposio Ibérico sobre Geología, Patrimonio y Sociedad, Tarazona (Aragón) 2000, 13, pp. 109-123.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.


miércoles, 9 de mayo de 2018

La explotación de piedra caliza en Morata: la cantera de Cornicabra (II)

El 15 de marzo de 1905 una publicación especializada, La Construcción Moderna, publicaba el primer anuncio que hemos localizado sobre la piedra caliza de la cantera de Cornicabra. Significativamente, esa fecha coincide con la puesta en funcionamiento del apeadero de Cornicabra en la línea del Ferrocarril del Tajuña que prestaba servicio tanto a la cantera de su mismo nombre como a la cercana explotación de Valhondo, otra cantera de caliza que utilizó la materia prima para la fabricación de cal y de cemento. La puesta en explotación de estas canteras, y más en concreto de la de Cornicabra, se debió a la iniciativa de la familia Chávarri, personalizada en primer lugar en la persona de Jacinto Ruperto Chávarri y, posteriormente, en su hijo primogénito José de Chávarri y Batres.



Como analizamos en la anterior entrega del blog, la explotación del subsuelo del término municipal de Morata, y particularmente de la riqueza de su piedra caliza, está documentada, al menos, desde el siglo XVII, cuando en torno a la década de 1630 se iniciaron las obras de ampliación de la iglesia parroquial. En esos años, y posteriormente consta la existencia de canteras en Morata, aunque bien es cierto que la mayoría de ellas, situadas al sur del casco urbano se dedicaron a la fabricación de yeso y, eventualmente de cal, lo que no impide que también se explotara la piedra caliza como material de construcción en casas y edificios civiles de Morata.
Aparte de la cantera de piedra azucarada que citamos en el post de la pasada semana, propiedad de los frailes del convento dominico del Rosario y documentada, al menos desde el siglo XVIII en el Catastro de Ensenada, en el siglo XIX, concretamente en 1872 hemos localizado un acuerdo del Ayuntamiento de Morata, por el que acordaba el deslinde de la cantera de piedra del sitio de Majadahonda (Esta cantera, con el paso de los años, pasaría a ser explotada por la empresa Valderribas).
Este acuerdo, publicado en el Boletín Oficial de la Provincia del 9 de agosto de 1872, debe referirse a una explotación de piedra caliza situada, en este caso, al norte de la población y del casco urbano, en el paraje de Majadahonda, muy próximo a los límites con Arganda del Rey y San Martín de la Vega.
Comienzo de la explotación de la cantera de Cornicabra
Como ya hemos señalado es en el año 1905 cuando aparece el primer anuncio en la prensa especializada en el que se publicitan las virtudes de la piedra caliza de la cantera de Cornicabra.
En el texto del anuncio se explican las características y virtudes de la piedra de la cantera morateña:
Piedra caliza. Cantera de Cornicabra. Morata de Tajuña (Madrid).
Especialidad para sillería y cimientos de mampostería u hormigón. La más barata de todas las de su clase. Análisis de esta piedra en el Laboratorio de Ingenieros militares. Estructura compacta, color gris pardo. Densidad específica 2,70. Resistencia a la ruptura por compresión en ejemplares secos, 800 kg. cm2. Pedidos a Don Salvador del Valle.

Publicidad de la cantera de Cornicabra en la prensa especializada de la época

Aparte de esta publicidad, aproximadamente un mes después, el 17 de abril de ese mismo año de 1905 el diario madrileño El Imparcial también hacía referencia a las canteras de Morata y señalaba la competencia que esta nueva explotación de caliza significaba para la piedra de Colmenar, que, al igual que en el caso de Morata, también se aprovechó de la construcción de la línea del Ferrocarril del Tajuña para acercar a la ciudad de Madrid su producción:
(…) se considera un efluvio de vida para el pueblo la comenzada explotación de las canteras por la Compañía del Ferrocarril la cual está haciendo una terrible competencia a la piedra de Colmenar de Oreja, que ya labrada se vende a 125 pesetas la tonelada, o sea, 25 pesetas más que la primera empresa explotadora.
Emplea en la explotación bastantes obreros y transporta enormes cantidades de piedra caliza (…). (El Imparcial, 17 de abril de 1905).
Aunque en esta publicación se indica que es la compañía del Ferrocarril la que explotaba las canteras de piedra caliza de Morata, es evidente que quien promovió la explotación de la caliza morateña en el norte de la población, en el paraje de Cornicabra, fue la familia Chávarri, la misma que por los mismo años explotaba el manantial de Aguas de Carabaña y que, como en el caso de Cornicabra, también promovió la construcción del apeadero de Chávarri para facilitar el transporte ferroviario de las aguas medicinales. Junto a la empresa de la cantera de Cornicabra, en el mismo paraje de Valhondo también comenzó a explotar la caliza de la zona otra empresa que, a la postre, sería el germen de la que con el paso de los años se convertiría en Portland Valderribas. Esta empresa a la que nos referimos se denominaba Cementos y Canteras de Valhondo, una sociedad en la que inicialmente participaba como accionista otro empresario con intereses económicos en Morata, Luis Canalejas, hermano del que fuera presidente del Consejo de Ministros, José Canalejas, y propietario también por aquellos años de comienzos de siglo de la empresa papelera instalada en el antiguo batan de paños de Isla Taray.
Tenemos por lo tanto que, en estos comienzos del siglo XX, en el paraje de Valhondo y aprovechando la línea ferroviaria del Ferrocarril del Tajuña operan dos empresas:
  • La Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra, propiedad de la familia Chávarri y más concretamente de Ruperto Jacinto de Chávarri, promotor del proyecto, casado con Julia Batres y que dirigió la empresa hasta su muerte el 17 de junio de 1911. Ruperto Jacinto de Chávarri, además de promover la explotación de la piedra caliza, también construyó en Morata la finca de recreo familiar denominada Fuente de la Venta, localizada en las proximidades de la cantera de Cornicabra. Esta empresa, aunque también había construido la infraestructura necesaria para la elaboración de cal, parece que solamente se dedicó a la explotación de piedra para sillería y cimentación, en competencia, como ya hemos señalado, con la piedra de Colmenar.
  • Cementos y Canteras de Valhondo, por el contrario, parece que dedicó sus esfuerzos empresariales a la fabricación de cemento y también de cal. En esta empresa, creada con un capital social de 1.500.000 pesetas estaba domiciliada en la calle Goya, número 5 de Madrid, y en su capital participaban entre otros empresarios, aparte del ya citado Luis Canalejas, Alfonso Ramos, Agapito Ortiz, Alejandro Estrada y Antonio Herrera. Según una publicación de 1908, la sociedad se constituyó para:
(…) para explotar las canteras de piedra caliza de construcción y hornos de cal grasa de Valhondo, Morata de Tajuña, y para construir una fábrica de cemento portland artificial en Madrid, junto a las vías de servicio de los ferrocarriles de Madrid, Zaragoza, Alicante y Tajuña. La fábrica se montará con una capacidad inicial de producción de 10.000 toneladas al año, para llegar a la de 30.000, con tres hornos rotativos de la Brennofen-Baüanstalt, de Hamburgo, bajo la dirección de la casa Hemmoor, de la misma ciudad. (El Financiero Hispano-Americano, 6 de marzo de 1908).

En estos primeros años de explotación de las canteras de Valhondo y Cornicabra, y particularmente de esta última, la producción y los productos acabados que salían rumbo a Madrid en los vagones de carga del Ferrocarril del Tajuña consiguieron crearse una imagen de calidad que, de hecho, fue reconocida en la Exposición de Industria Madrileñas del año 1907. Ese año la Sociedad Explotadora de las Canteras de Cornicabra lograba un destacado galardón:
Exposición de Industria Madrileñas
Premios Otorgados
Primera división.- Industrias rurales y Agricultura.
Primer grupo Piedras y tierras Minerales
D. Aurelio Castellanos, de Guadalix. Muestras de sus canteras.
Premio de Mérito.
D. Ruperto J. Chávarri. Productos de sus canteras de Cornicabra. Premio de Honor. (Publicado en el Diario Oficial de Avisos de Madrid del 17 de septiembre de 1907).
En el año siguiente a la obtención de este premio, en 1908, la cantera de Ruperto Jacinto Chávarri en el paraje de Cornicabra abastecería las obras de construcción del Hospital de Jornaleros, un edificio que aún se conserva y del que trataremos en la próxima entrada del blog.


Fuentes y bibliografía
  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356)
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
  • Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.
  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.


miércoles, 2 de mayo de 2018

La explotación de piedra caliza en Morata: la cantera de Cornicabra (I)

A comienzos del siglo XX, con la inauguración del Ferrocarril del Tajuña, las explotaciones de piedra caliza y la producción de yeso y cal en la villa de Morata recibieron un impulso definitivo para ampliar la producción. El mercado de Madrid era mucho más accesible, gracias al nuevo medio de transporte, y las empresas aprovecharon esta circunstancia para mejorar sus instalaciones. Una de estas empresas, la cantera de Cornicabra, propiedad de la familia Chávarri, llegó a contar incluso con un apeadero en la línea ferroviaria para facilitar el transporte de la piedra caliza. Entre otros edificios emblemáticos, estas piedras se emplearon en la construcción del Hospital de Jornaleros –o de Maudes-, en algunas de las naves del antiguo matadero de Madrid o, también, para trazar las primeras líneas del metro madrileño.


Introducción
La explotación de la de piedra caliza en el término municipal de Morata se conoce, al menos desde la Edad Media. La elaboración de yeso, para lo que era necesario cocer la piedra en hornos adecuados, se realizó en pequeñas explotaciones familiares que ya aparecen reflejadas en documentos del siglo XVI cuando en las Relaciones Topográficas de Felipe II se señala, en la respuesta al capítulo 30, se afirmaba que:
(…) los edificios de las casas que se usan en la dicha villa de Morata son de tapias de tierra y yeso y madera y teja, y la tierra y yeso y teja se provee del término de la dicha villa, y la madera de pino se trae de la ribera de Tajo de lo que viene de las sierras de Cuenca.
En otro cuestionario de la misma época, elaborado por el doctor Mejía, también se ofrece una respuesta similar sobre la utilización del yeso en Morata:
A la treinta [pregunta] dijo que las casas y edificios de la dicha villa de Morata son de tapias de tierra y yeso y de madera de pino, y el dicho pino le trae de la sierra y tierra de Cuenca, y los demás materiales del término de la dicha villa de Morata.
En siglos posteriores aparecen nuevas referencias a la explotación de canteras y yesos en Morata por parte de algunos de sus vecinos. Concretamente, en el siglo XVIII y en los legajos del Catastro de Ensenada se indica que el convento de los dominicos del Rosario, una orden religiosa con varias propiedades urbanas y rústicas en Morata, poseía una cantera de cal y otra para la elaboración de yeso. Aunque las referencias documentales no son muy expresas, es de suponer que estas dos explotaciones, al menos la de yeso, se localizaría al sur del término municipal, en los cerros de la margen izquierda del río Tajuña que es donde tradicionalmente se han situado las canteras de donde se extraía la materia prima para la elaboración de yeso.
En el catastro también aparecen reflejados los vecinos de la villa que se dedicaban a la fabricación de yeso en algunas de las explotaciones existentes por entonces. Concretamente, según el censo de vecinos del año 1751, cuatro vecinos de Morata se dedicaban al oficio de yesero, al que se le calculaba un rendimiento diario de seis reales de vellón. De estos cuatro vecinos, tres pertenecían a una extensa familia de apellido Garcés., mientras que el cuarto se apellidaba Campeño.
La importancia de la fabricación de yeso en Morata a partir de la utilización de la piedra caliza existente en su término municipal también se recoge en las ordenanzas municipales que regían la vida diaria de la villa. Estas ordenanzas, redactadas en la segunda mitad del siglo XVIII y que han llegado hasta nosotros en una copia manuscrita conservada en la Biblioteca Nacional de Madrid, incluían un apartado específico dedicado a la fabricación y venta de yeso, lo que indica que esta actividad siempre fue importante en Morata. Es en el punto 42 de las ordenanzas donde se regula esta actividad:
42 Ítem, para [paliar] los graves perjuicios que se originan de que los yeseros midan el yeso en sus casas o en sus canteras con espuertas y no con medidas que para ello deben tener , pues dimana de esto como se ha experimentado salir sólo nueve fanegas en cada cahíz, ordenaron y mandaron que cada yesero tenga una medida de cuatro tablas en cuadro sin suelo y barreteada por una y otra parte, sellada y registrada con la media fanega de la villa que haga la misma cavidad y con ella mida el yeso y no con otra cosa pena de quinientos maravedíes por la primera vez y la agravación, y que de ningún modo mezclen con el yeso calvero ni otro genero de tierra bajo de la misma pena y que en ello se haya de estar a la declaración de maestro o maestros alarifes que lo gastaren quienes han de tener obligación de decir al dueño de la obra si es buena o mala la calidad del yeso o tiene alguna mezcla y no lo así ejecutando además de ser de su cuenta y riesgo el daño o ruina que en la obra se experimentase han de incurrir en la referida pena (…)
Finalmente respecto a la elaboración de yeso con piedra caliza en Morata contamos con un último testimonio documental del siglo XIX. Este documento recoge los gastos de una obra de reparación en la antigua posada de la plaza de Morata, propiedad del conde de Altamira. En estas obras, que se llevaron a cabo en 1846, aparecen los gastos de fabricación del yeso y los jornales que se pagaban por este trabajo:
(…) por hallarse la obra en la parte que cae a la plaza pública donde va a correrse la novillada ha habido necesidad de parar los cuezos [del yeso necesario para la obra].
En relación con los gastos de fabricación del yeso en el documento se indica que los obreros encargados de cocer el yeso cobraban 6 reales diarios, mientras que los que se dedicaban a recoger la leña para el horno tenían asignado un salario de 5 reales diarios.
Además de la elaboración de yeso y cal, la piedra caliza también se ha usado como material de construcción en el edificio más emblemático de Morata: su iglesia parroquial. El edificio que ha llegado hasta nosotros comenzó a construirse en el siglo XVII, coincidiendo con la llegada del marques de Leganés a Morata. El proyecto, muy ambicioso, nunca llegó a concluirse tal y como fue planteado, posiblemente a partir de una construcción anterior realizada también en cantería. En un documento que ya hemos citado, las Relaciones Topográficas de Felipe II, se afirma que:
(…) se han hallado algunas piedra labradas con molduras, y otras escritas con letras góticas, romanas en lenguas latina, y una de ellas está puesta en la torre [de la iglesia] de la dicha villa, (…) y en el edificio bajo de la dicha torre hay otras muchas piedras con señales que han sido trabadas con plomo (…).
En la relación que hizo el licenciado Mejía, en la respuesta 31, también indica que:
El edificio más señalado que en la dicha villa hay es una capilla en la iglesia parroquial de la dicha villa de cantería muy bien labrada de las mejores que hay en el arzobispado de Toledo (…).
Ya en el siglo XIX, Sebastián Miñano reflejó en su obra Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, (Tomo 6) al referirse a los distintos establecimientos industriales y medios económicos de Morata:
(…) Produce trigo, vino, aceite, legumbres, muchos ajos, frutas y hortalizas, y grandes melonares de mucho fruto y gran despacho. Industria: fabrica de aguardiente, 1 batan de paños ordinarios, 3 molinos harineros y en un pequeño bosque hay una cantera de piedra azucarada, que aunque común, es bastante limpia y blanca.
Finalmente, para concluir con las referencias históricas respecto a la utilización de la piedra caliza en Morata, citemos al historiador y maestro local, Juan Diego Arribas. En su libro sobre la Historia de Morata, escribió siglos después de que se redactaran las Relaciones Topográficas, al referirse a la iglesia de Morata y los materiales utilizados en su construcción indicaba que:
Está formada por tres naves, y su construcción es de piedra sacada de uno de los cerros de este término, en el cual se conservan algunas piezas labradas de grandes dimensiones para la continuación de la obra. Cada una de las naves laterales tiene dos magníficos arcos, y es de suponer tendría por lo menos otro si se hubiera terminado la obra.

Iglesia de Morata, hacia 1925, construida con piedra de las canteras del término municipal



Fuentes y bibliografía

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Archivo Histórico Nacional (Baena, C.430, D,345-356)
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada, Libros Maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial. Madrid, 1891.
  • Miñano, Sebastián. Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal. Tomo VI. Imprenta de Periart-Peralta. Madrid, 1827.