martes, 20 de agosto de 2019

Sociedad Alcoholera del Tajuña, un proyecto de industrialización a comienzos del siglo XX (I)

El periodo de transición entre el siglo XIX y el siglo XX fueron años de esperanza y de propuestas de futuro para el sector agrícola en los pueblos de la ribera baja del Tajuña. La llegada del ferrocarril, el floreciente cultivo de la remolacha azucarera y un sorprendente y novedoso movimiento asociativo, que se extendió por casi todos los pueblos de la comarca, trajeron aires nuevos a una agricultura que, por entonces, se consideraba vital para el futuro de sus vecinos. La creación de industrias transformadoras asociadas al pujante sector vitivinícola -las sociedades alcoholeras que surgieron en Chinchón, Tielmes, Perales de Tajuña, Colmenar de Oreja, Villarejo de Salvanés y también en Morata- fueron un buen ejemplo de este resurgir del campo que se vivió en los años en torno al cambio de siglo y también un efímero intento de industrialización en el municipio de Morata.




En el año 1889 se creaba en Morata la Asociación de Agricultores, sin duda el punto de partida que permitiría, con el paso de los años, asumir otros proyectos como la Caja Rural y de Ahorros de Morata –traumáticamente fallida- y la Sociedad Alcoholera del Tajuña cuya trayectoria vamos analizar estas semanas en el blog.
La creación de esta empresa de espíritu cooperativo, aunque formal y jurídicamente se tratase de una sociedad anónima, no fue la primera iniciativa apadrinada por la Asociación de Agricultores. Desde su creación y antes del cambio de siglo, la Asociación de Agricultores fue una entidad clave a la hora de impulsar, y financiar en la medida de sus posibilidades, distintas iniciativas en Morata:
(…) Desde la fecha en que se fundó la Asociación, a más de pagar 90.000 pesetas para enjugar los déficits municipales (…) gastó lo siguiente: 120.000 pesetas en arreglo de calles y caminos y construcción de un matadero, 22.000 pesetas en proveer de agua potable al vecindario, 153.000 pesetas en subvencionar la construcción del Ferrocarril del Tajuña (…). (La Acción, 26 de octubre de 1916).
El mismo espíritu que empujó a promover estos proyectos, financiados con los ingresos procedentes de los impuestos de consumos que gestionaba la propia Asociación, fue el que propició la creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña constituida en el año 1908. La publicación Madrid Científico informaba en su número 592 sobre su fundación:
Alcoholera del Tajuña. Bajo este título y con un capital de 25.000 pesetas se ha constituido en Morata de Tajuña una Sociedad anónima, cuyo objeto es facilitar a los cosecheros de vinos de la Villa de Morata el medio de utilizar los residuos de la vinificación, obteniendo, a más de los productos destilados, los tártaros en bruto*, granilla**, etc., cuidando en primer término, al verificar las operaciones, de marchar en un todo de acuerdo con las disposiciones legales que rigen para la percepción del impuesto especial que grava el alcohol. (Madrid Científico, nº 592, año 1908)
La Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros añadía a la información de la creación de la nueva sociedad el dato del nombramiento de administrador gerente, único cargo retribuido, a quien compete la gestión de los intereses sociales, bajo la alta inspección del Consejo de Administración de esta entidad. (Revista Ilustrada de Banca, Ferrocarriles, Industria y Seguros, 25 de mayo de 1908)
No es casualidad que en torno a estas fechas se constituyeran en la mayoría de los pueblos vecinos sociedades similares, más o menos potentes en función de la importancia del sector vinícola de cada localidad que era el que abastecía de la materia prima a estas novedosas iniciativas empresariales. Frente al tamaño de la Alcoholera de Chinchón, sin duda la más importante de las creadas en esos años, otros municipios más pequeños también se sumaron a esta práctica de intentar rentabilizar el sector vinícola. Perales de Tajuña, por ejemplo, también creó en 1909 su propia sociedad alcoholera:
Unión Alcoholera de Perales de Tajuña. D. Ildefonso Cediel Carrasco, D. Martín García Alarcón, D. Ignacio López Motos, D. Jesús Bucero Cediel y D. Faustino García Alarcón, han constituido una Sociedad anónima con domicilio en Perales de Tajuña, para dedicarse á la fabricación de alcoholes utilizando los residuos de la vinificación y obteniendo a más de los productos destilados, los tártaros en bruto, granilla, etc., sometiéndose a la vigente ley de Alcoholes. El capital es de 20.000 pesetas, representado por 400 acciones de 500 pesetas. (Madrid Científico, nº 636, año 1909).
En los años precedentes a creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña el sector de la viticultura ocupaba cientos de hectáreas en el secano y en la vega de Morata. Paralelamente, este cultivo de la vid generaba la industria asociada de la transformación de la uva en vino. Hoy pueden sorprender los datos pero, por ejemplo, en el año 1880, el Anuario Bailly-Bailliere recogía la existencia en Morata de los siguientes cosecheros de vino:
Ambrosio Casado, Estanislao Casado Robles, Tomás Casado Robles, Tomas Corpa Díaz, Germán Cuevas, Dionisio Díaz Sánchez, Francisco Estévez Rodríguez, Antonio García Gutiérrez, Manuel García Gutiérrez, Gerónimo Gómez de San Martín, Sergio González, Lucas González Castro, José de Hidalgo Tablada, Felipe Latorre, Víctor Oliva Sánchez, Félix Pérez Ramírez, Eustaquio Pinto, Zoilo Prieto, Domingo Rodelgo, Juan Rodelgo, Alejandro Salcedo, Francisco Ruiz, Mateo Sánchez Bravo, Paulino Sánchez Lara, Leandro Sánchez Medel, Isidro Sánchez Ruiz, Dimas Sánchez Salcedo, Francisco Sánchez Soria, Gregorio Sánchez de las Peñas, Alejandro Serrano de las Heras, Felipe Torre Moreno. (Anuario Almanaque del Comercio, de la Industria, de la Magistratura y de la Administración. Bailly-Bailliere. Madrid, 1880).
Unos años más tarde, en 1908, justo el año de la constitución de la Sociedad Alcoholera del Tajuña, otra publicación empresarial, el Anuario Riera, publicaba también los datos de los cosecheros de vino, puntualizando que sólo citaba a los más importantes:
Alejandro Casado, Ángel Casado, Ambrosio Casado, Estanislao Casado, Eugenio Casado, Elías Cuevas, Germán Cuevas, Pedro González, Fructuoso Martínez, Cipriano Oliva, Domingo Rodelgo, Josefa Salcedo, Manuel Sánchez, Valentín Serrano, Antonio Torre, Mariano Torre. (Anuario Riera, general y exclusivo de España. Riera Solanich, Eduardo. 1908. Tomo II).
A esta producción de vinos de distinta calidad había que sumar la producción de aguardientes, a partir de los distintos residuos de la producción del vino. En 1912 una publicación del ayuntamiento madrileño, Las subsistencias de Madrid, ciudad que era el destino final de toda esta producción asociada al cultivo de la vid, detallaba los productores de aguardiente en Morata. Entre estos productores ya se encontraba la propia Sociedad Alcoholera del Tajuña:
Fábricas de aguardientes compuestos y licores [En Morata de Tajuña].
D. Ambrosio Casado, D. Elías Cuevas, D. Eusebio Ruiz, D. Antonio de la Torre, D. Mariano de la Torre, D. Fructuoso Velasco y Sociedad Alcoholera, en Morata de Tajuña. (Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912).
Esta publicación, que recogía en sus páginas las poblaciones de las que procedían los productos con los que se alimentaba la ciudad de Madrid, también explicitaba el método de producción de la mayor parte de los aguardientes que llegaban a la capital española:
(…) Salvo también Arganda, las demás poblaciones que abajo se citan transforman el producto a fuego en alambique antiguo (…).
Naturalmente, la elaboración de aguardientes con el denominado alambique antiguo, se modificó y modernizó gracias al trabajo de la Sociedad Alcoholera del Tajuña. Por la publicación de la memoria correspondiente al año 1912, conocemos algunas de las iniciativas novedosas que se implantaron en Morata gracias a La Alcoholera, denominación con que terminó conociéndose a la sociedad y que, como se señala en la publicación citada, no se limitaron, a la elaboración de alcoholes y otros subproductos derivados de la elaboración del vino. Destaca en este aspecto el trabajo realizado en la que se denominaba bodega experimental:
(…) Acordado en el ejercicio anterior proceder a la implantación de una bodega en la que, apartándonos de la forma rutinaria y empírica con que se elaboran los vinos en esta comarca, nos permitiera adoptar los procedimientos modernos y científicos empleados en otras regiones más adelantadas, deseando llegar al fin apetecido con la calma necesaria, sin incurrir en precipitaciones que malograran nuestros buenos deseos, fabricamos en la campaña anterior, por vía de ensayo, 10.600 litros de vino (660 arrobas, próximamente), bajo la dirección de un señor ingeniero agrónomo. Existente tenemos en nuestro depósito esa cantidad de vino, y satisfechos estamos de su calidad, pues cuantas personas peritas lo han degustado coinciden en considerarlo como un excelente tipo de vino de mesa, que estará en condiciones de lanzarle al mercado al llegar a su segundo año de encube.
En el presente año nos proponemos elaborar de 75.000 a 80.000 litros de vino en las mismas condiciones en que lo hicimos el año anterior, para lo cual pondremos en circulación el número de acciones que sea estrictamente necesario de las 2.000 que estamos autorizados a emitir y tenemos ya en cartera.
En Consejo ordinario celebrado en 27 de agosto próximo pasado se acordó proponeros repartir un dividendo activo de pesetas 3,50 por acción, equivalente al 7 por 100 de su valor nominal, que los señores socios podrán hacer efectivo a partir del 1º de noviembre próximo, previa presentación del título para su estampillado (…).
Este apartado de la memoria del año 1912, cuyo texto completo analizaremos la próxima semana, indica que La Alcoholera, ciertamente, se propuso no solo mejorar el rendimiento económico de los subproductos resultantes de la elaboración del vino, sino también mejorar la elaboración del mismo vino con la utilización de las técnicas más novedosas y, sobre todo, con la colaboración de enólogos profesionales.
En la elaboración del aguardiente la Sociedad Alcoholera del Tajuña también apostó por la innovación y por la utilización de los elementos más modernos del mercado. Su apuesta por los aguardientes era firme después de que, en el año 1909, hubieran inscrito en el Registro de Marcas de Madrid una marca para aguardientes anisados (Industria e invenciones, nº 18. 1 de mayo de 1909). Para conseguir este objetivo, en la memoria anual se indicaba:
(…) En el interregno de la primera y segunda campaña hemos montado dos calderines para hacer la destilación a vapor en vez de a fuego directo, utilizando la antigua destrozadora como generador. Los resultados han sido excelentes, tanto por la calidad del producto obtenido, como por la economía en tiempo y combustible. Esta reforma nos ha originado un gasto de 1.300 pesetas.

Rodeado por un círculo, antiguo edificio de la Sociedad Alcoholera del Tajuña (c.1960)



*El tártaro es un subproducto que aparece en la elaboración del vino que también se conoce como cremor tártaro. Una vez purificado se convierte en un polvo blanco que se utiliza en la industria alimentaria
**La granilla de la uva además de para la producción de orujo, es utilizado también en la elaboración de aceite e incluso en alimentación animal y como componente de sustrato para cultivo.

Fuentes y bibliografía:
  • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912
  • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.
  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.


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