Como
vimos la pasada semana, en la anterior entrega del blog, a la hora de
construir las viviendas-cueva en la comarca del Bajo Tajuña se
desarrollaron distintos tipos constructivos que no hacían sino
adaptarse a las condiciones del terreno. Al margen de esta variada
tipología, la construcción de una vivienda-cueva respondía siempre
a unos parámetros que perseguían las mejores condiciones de
habitabilidad para sus moradores quienes, en la mayoría de los
casos, eran quienes se encargaban de su construcción.
A
la hora de afrontar la construcción de una vivienda-cueva era
fundamental, para quienes se ocupaban de este trabajo, aprovechar
las condiciones del terreno y que los futuros habitantes encontraran
unas estancias lo más acogedoras posible para su vida cotidiana.
Para quienes han estudiado las características y los elementos que
definen estas peculiares construcciones a mayoría de ellas se
caracterizan por contar con un único cuerpo al que se accede por la
fachada que se abre a la calle donde se sitúa la vivienda cueva.
En
el trabajo que sobre las características arquitectónicas del
Municipio de Morata editó la Consejería de Obras Públicas de la
Comunidad de Madrid, Arquitectura
y desarrollo urbano (Tomo XII), sus
autores al examinar las características de las cuevas del municipio
señalan desde las fachadas de las viviendas-cueva se va configurando
la estructura de la construcción:
(…)
[La fachada]
se adapta
formalmente a la configuración del terreno, adquiriendo mayor altura
en el eje central –donde se sitúa la puerta- a modo de frontón
coronado con pequeño alero de teja cerámica curva. La puerta
propiamente dicha –adintelada pero enmarcada, muchas veces, en un
arco de medio punto de mayores dimensiones –puede estar flanqueada
por dos contrafuertes, de sección variable, y protegida por un
cobijo ejecutado también en teja. Por detrás de esta fachada de
fábrica de mampostería revestida se encuentra la cubierta natural
del terreno, sobre la que se levanta el único elemento que marca, en
la pradera natural, la existencia de una vivienda: la chimenea,
elemento de ventilación y también de iluminación de las crujías
interiores de la cueva. Estas chimeneas se revisten y encalan
siempre, coronándose con remates rústicos elaborados con tejas
cerámicas u otros elementos metálicos.
(…).
Precisamente,
la chimenea constituye un elemento fundamental de la vivienda-cueva
en tanto que a su función original de salida de humos del hogar se
añade, además, la de servir como sistema de ventilación de las
estancias interiores de estas construcciones que, como es evidente,
carecen de otros huecos hacia el exterior al margen de la propia
puerta de estancia y alguna ventana que se pueda abrir sobre la
fachada delantera de la vivienda-cueva.
Sobre
estos elementos tan característicos de las viviendas-cueva, la
fachada y la chimenea,dos autoras que también han analizado estas
construcciones trogloditas, Mª Dolores Sandoval y Luisa Bartolomé,
señalan en su trabajo Viviendas
trogloditas de la provincia de Madrid. Estudio de las cuevas vivienda
en la ribera del Tajuña:
(…) La chimenea es uno de los
elementos fundamentales de las viviendas-cueva con unas dimensiones
de 0,50 m de lado por 1,50 de alto. Su función, evidente es la de
favorecer la salida de humos del hogar interior y, por supuesto
también de iluminación.
Al referirse a las fachadas, estas
autoras también hacen notar la presencia del tejadillo que protege
la entrada de la cueva.
Al
margen de la entrada situada en la fachada y la chimenea,
exteriormente las viviendas cueva también se caracterizan por la
cubierta superior que forma parte de su estructura. Esta cubierta, que
protege el interior de la vivienda de las inclemencias del tiempo,
requiere una labor de mantenimiento de su cubierta vegetal para que
no se descompacte el terreno y para que la humedad no penetre en las
estancias habitables.
Desde
la estructura exterior, que determina y dibuja el típico paisaje
propio de los barrios donde se levantan las cuevas, el interior
obedece a un modelo que se estructura a partir de la primera estancia
de la vivienda-cueva que, a modo de vestíbulo o patio, da acceso a
las distintas estancias. Es en esta primera habitación, donde se
construye el hogar y la cocina así como el área
de estar, diferenciado de
las habitaciones o dormitorios que, dependiendo de la amplitud de la
vivienda-cueva, pueden alcanzar las tres o cuatro estancias o incluso
más, en función del tamaño original y las posibles ampliaciones
añadidas con el paso del tiempo en función de las necesidades
familiares de los sus moradores.
En
la tan citada obra sobre el urbanismo del municipio de Morata se hace
referencia también a los muros que sujetan la construcción y las
estructura de la cueva:
(…)
Los muros son de
considerable grosor, especialmente los exteriores, aunque los
interiores también ofrecen espesores de 60 a 100 cm. Los techos
interiores son abovedados, evitando los fuertes empujes del terreno
(espesores de 1,5 metros), los huecos de paso –siguiendo las
bóvedas de caños de los techos- se rematan con arcos de medio punto
que facilitan el encuentro con las techumbres abovedadas (…).
En
un trabajo realizado por los profesores Gil Crespo, Barbero Barrera y
Maldonado Ramos, de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de
la Universidad Politécnica de Madrid, también se refieren al
proceso constructivo de las viviendas-cueva y cómo estas
construcciones se estructuraban a partir de la primera estancia:
(…)
La excavación arrancaba con
el desmonte del frente de la vivienda así como la apertura de la
primera estancia, el zaguán, a partir del cual, en etapas sucesivas
que permitieran la aireación y endurecimiento de la excavación, se
van horadando el resto de estancias. El programa y el desarrollo de
las viviendas variaban según las necesidades del habitante y de las
condiciones del entorno como el agrupamiento de cuevas o la
profundidad del estrato
(…).
Fachada de vivienda cueva en Morata (Autor desconocido)
Estos
mismos autores también reseñan en su trabajo el proceso de inicio
de la excavación de la cueva y el papel del maestro cuevero como
especialista en su construcción:
(…)
La excavación arrancaba con
el desmonte del frente de la vivienda así como la apertura de la
primera estancia, el zaguán, a partir del cual, en etapas sucesivas
que permitieran la aireación y endurecimiento de la excavación, se
van horadando el resto de estancias. El programa y el desarrollo de
las viviendas variaban según las necesidades del habitante y de las
condiciones del entorno como el agrupamiento de cuevas o la
profundidad del estrato. (…) A pesar de que se trate de casos de
autoconstrucción, como se ha indicado, el propietario contaba con la
ayuda de un maestro de pico o cuevero, especializado en este trabajo.
En este sentido, el conocimiento del terreno era esencial para
garantizar la estabilidad y durabilidad de la construcción (…).
Para
mejorar la habitabilidad y comodidad de las distintas estancias,
estas eran convenientemente encaladas y el suelo, aunque irregular y
en la mayoría de las ocasiones en pendiente, al menos en las
primeras estancias, se sometía a un proceso de apisonamiento que
facilitaba su conservación y las labores de limpieza diaria.
Fuentes
y bibliografía:
- Arquitectura y desarrollo urbano. Tomo XII. Comunidad de Madrid. Zona Sur. Dirección General de Arquitectura y Vivienda. Consejería de Obras Públicas, urbanismo y transporte. Madrid, 2004.
- Viviendas trogloditas de la provincia de Madrid. Estudio de las cuevas vivienda en la ribera del Tajuña. Sandoval León, M. Dolores y Bartolomé Tejedor, Luisa. En Arqueología, Paleontología y Etnografía. Serie de la Consejería de Cultura. Comunidad de Madrid. Madrid, 1991.
- Catalogación geográfica y análisis paisajístico de los conjuntos de casas cueva del Sureste madrileño. Gil Crespo, I. J., Barbero Barrera, M.M., Maldonado Ramos, L. I Congreso Internacional sobre Investigación en Construcción y Tecnología Arquitectónicas. Universidad Politécnica de Madrid. Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid. Madrid, 2014.
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