viernes, 18 de marzo de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (VI)

La Casa de Altamira favoreció la plantación de viñas de riego mediante el sistema de ceder tierras a censo a los vecinos

Estas viñas se localizaban sobre todo en los parajes de El Taray y Tierras Largas


Cuando a mediados del siglo XVIII se elaboró el Catastro de Ensenada, el conde de Altamira era, sin duda, el mayor propietario y contribuyente de la villa. Sus propiedades, tanto en secano como en regadío, se localizaban en todos los parajes del término de Morata. Pese a este gran patrimonio, la influencia directa de los Altamira en el sector vitivinícola de Morata siempre fue mínima aunque, paradójicamente, esta forma de administrar sus bienes contribuyó a que las viñas de regadío se extendieran por la vega ya que cedieron a censo varias de sus propiedades a distintos vecinos de Morata. Los marqueses de Espinardo, también miembros de la nobleza, aunque acudieron en parte a este sistema de censos, también explotaron directamente algunas de las viñas que poseían en Morata.


Cuando los encargados del catastro finalizaron su trabajo de recogida de datos, la documentación generada constató que la Casa de Altamira era la mayor propietaria de fincas rústicas y urbanas en Morata. Con este patrimonio que, en el caso de la vega, por ejemplo, le permitía controlar el 32 por ciento del total de las tierras de regadío, (792 fanegas), y al que había que añadir una presencia similar en el secano, sería normal que la presencia de los poseedores del señorío de Morata en el sector del cultivo de viñas y de la elaboración de vino fuera determinante. Curiosamente, no era así.

Si, tal como vimos cuando analizamos el sector olivarero de Morata, los condes de Altamira a través de sus administradores en Morata, Luis Fominaya en esos años, siempre explotaron directamente sus olivares y transformaron sus cosechas en aceite, no ocurrió así con los viñedos. De hecho, si se analiza la relación de bienes rústicos de la Casa de Altamira catastrados a mediados del siglo XVIII en Morata no aparece ni en secano ni en regadío ni una sola viña de su propiedad. Y es aún más extraña esta falta de viñas en el patrimonio condal si tenemos en cuenta que entre sus bienes el conde de Altamira declaró la propiedad de una casa, la conocida como Casa de Administradores, con varias instalaciones -lagar, bodega, cocedero- que se podrían haber dedicado a la elaboración de vino:

Una casa propia de S E que está destinada para que viva el administrador que tiene de frontis 24 varas y tres cuartas y de fondo cuarenta y nueve, (…) con un cocedero de vino, su cueva, que tiene dicha cueva y cocedero diez y siete tenajas [sic] que caben mil y trescientas @, y tiene su lagar con viga, su patio y corraliza (…).

La presencia de este lagar entre los bienes en Morata de la Casa de Altamira bien podría corresponder a periodos históricos anteriores en los que sí que se habrían explotado viñedos de su patrimonio, pero en la época que nos ocupa, mediados del siglo XVIII, los administradores encontraron un sistema que, indirectamente, sí que habría generado beneficios para los condes de Altamira en el sector vitícola: el arriendo a censo* de varias fincas de regadío para que se plantaran de viñas.

En concreto, por la documentación catastral, hoy conocemos cómo varios vecinos de Morata optaron por acudir a firmar estos censos sobre distintas propiedades rústicas de la casa de Altamira. Los censos, que en teoría se extendían en el tiempo aunque podían ser redimidos, permitían a estos vecinos planificar el cultivo de sus viñedos, asegurando que podrían explotarlos por varios años, eso sí, a cambio de unos pagos garantizados a quienes les cedían las tierras.

En consecuencia, partir de estos contratos censitarios, quienes acordaron firmarlos procedieron a plantar de viñas en estas fincas que, también por los documentos del catastro, sabemos que se localizaban, sobre todo, en los parajes del Taray, Valdelaosa y Tierras Largas**.

Hay constancia documental de, al menos, 26 tierras*** situadas en los parajes citados, que fueron plantadas de viña por quienes firmaron los censos sobre estas propiedades. Los condes de Altamira, a su vez, se aseguraban unos ingresos anuales por estas fincas, sin necesidad de explotarlas directamente, mientras que los vecinos también buscaban, aparte de la seguridad de que estarían en sus manos durante varios años, la elevada productividad de unas tierras que, plantadas de viña, aseguraban rentabilidades en torno a los 214 reales por fanega y año, muy superiores a cualquier otro cultivo según los cálculos de los encargados del catastro.

Hemos localizado a varios de estos vecinos de Morata, y algunos de Perales, Madrid o Chinchón, que firmaron censos con los condes de Altamira:

  • Manuel Salcedo, un censo de mil cuatrocientos cincuenta reales de principal a favor del conde de Altamira con cuarenta y tres reales y medio al año de rédito.

  • Francisco Anguita y su mujer pagan 235 reales y 5 maravedíes por dos viñas en El Taray y Llano de Arriba.

  • Pedro Sánchez Bravo y Juana Conde, su mujer, pagan 148 reales y seis maravedíes por dos viñas en dichos sitios. [El Taray].

  • Javier Valerio paga 9 reales y 4 maravedíes por una viña de 287 cepas y una tierra.

  • Pablo Ruiz Orive y su mujer pagan 116 reales y 14 maravedíes por dos viñas al sitio de El Taray.

  • Manuel Ribera, un censo reservativo de trescientos reales de vellón de principal, con nueve de réditos al año, a favor del conde de Altamira y contra la viña del Taray, cuyas cargas quedan comprobadas por relación de las partes.

  • Manuel de Miguel, un censo reservativo, de principal de tres mil trescientos reales de vellón, con noventa y nueve de réditos al año, a favor del conde de Altamira y contra la viña de riego y secano que llaman El Taray.

  • Theresa Velilla: así mismo un censo reservativo impuesto sobre la viña de El Taray que se pagan cuarenta y un reales y veinte maravedíes de vellón al conde de Altamira.

  • Juan de Almazán: un censo reservativo a favor del conde de Altamira de ciento y veinte y siete reales y dos maravedíes cada un año y sobre las dos viñas de riego.

  • María Hermosa: así mismo un censo reservativo impuesto sobre la viña que llaman El Taray a favor del conde de Altamira de treinta reales de vellón en cada año. Cuyas cargas van comprobadas por la relación de las partes.

  • Diego Almazán: un censo contra la viña de secano que está en La Cárcava que la propiedad es del conde de Altamira, a quien le paga de rédito de diez y seis reales y medio anuales.

  • Pedro Fuertes: tiene de carga esta hacienda de un censo sobre la viña de El Taray de cincuenta y un reales de réditos anuales a favor del excelentísimo señor conde de Altamira.

  • Manuel Almazán: primeramente un censo que tiene contra la viña en las Tierras Largas a favor del conde de Altamira y paga cada año treinta y cuatro reales y treinta y un maravedíes de vellón. Otro contra la viña del Taray y a favor del dicho conde de Altamira y se pagan de réditos cada año once reales y ocho maravedíes de vellón. Otro contra la viña de La Cárcava a favor del conde de Altamira y paga tres reales de rédito al año.

  • Francisco Sánchez Alonso: otro reservativo a favor de dicho conde de Altamira a quien se paga de rédito anualmente ciento setenta y nueve reales, impuesto sobre la viña de riego que está en El Taray, que la propiedad es de dicho Altamira.

  • Francisco Oliva: contra la viña de riego donde dicen Las Cabrizas un censo a favor del conde de Altamira, su principal ocho mil novecientos y cuatro reales, su rédito anual doscientos y treinta y un reales.

  • Miguel de Salcedo: otro contra la viña de riego que llaman El Taray y la viña de secano donde dicen el Llano de Arriba a favor de Altamira a quien paga anualmente doscientos y treinta y siete reales. Y es censo reservativo.

  • Manuel de Salcedo: un censo de mil cuatrocientos cincuenta reales de principal a favor del conde de Altamira con cuarenta y tres reales y medio al año de rédito

  • Gabriel Medel: cuyas viñas donde llaman La Cárcava, la una de dos fanegas de sembradura y la otra de diez y ocho celemines, están gravadas con el principal de mil cuatrocientos reales de censo reservativo, que renta cuarenta y tres y medio de réditos en cada un año a favor del conde de Altamira

  • Francisca Sánchez Bravo: una tierra donde llaman La Celadilla, que la tengo a censo reservativo, con el principal de quinientos reales de vellón, de caber dos fanegas de sembradura con cuatrocientas cepas.

  • Gregoria Ruiz de Orive: una viña donde llaman Las Cabrizas de dos fanegas y media de sembradura con ochocientas cepas.

  • María Roldán: otro contra la viña de riego que llaman El Taray y la viña de secano donde dicen el Llano de Arriba a favor de Altamira a quien paga anualmente doscientos y treinta y siete reales. Y es censo reservativo.

  • Joseph Hermosa, vecino de Perales: tiene de censo esta viña y a favor del conde de Altamira y paga de réditos anuales ciento noventa y cuatro reales de vellón.

Gracias a estas declaraciones de los vecinos podemos determinar que el interés anual de los censos ascendía al 3 por ciento, de tal manera que, por ejemplo, una tierra valorada en mil reales pagaría anualmente reales a la casa de Altamira. Por otra parte, en base a esta valoración de las fincas, si el censatario quería redimir el censo debía abonar al conde de Altamira, en una sola vez, la cantidad en que estaba valorado el principal de dicho censo.


Documento que recoge el censo firmado por Pedro Fuertes con el conde de Altamira

Viñas de los marqueses de Espinardo en Morata

A diferencia de los condes de Altamira, los marqueses de Espinardo, sí que explotaron directamente al menos parte de los viñedos de su propiedad en el término de Morata. Aunque el patrimonio de los Espinardo en Morata era, en estos años de mediados del siglo XVIII, más reducido que el de los condes de Altamira no por ello dejaban de ser propietarios de una amplia hacienda tanto en secano como en regadío (378 fanegas de regadío, el 15 por ciento del total, aprox.) y con propiedades tan emblemáticas como la Huerta de los Hoyos.

En la declaración catastral de sus bienes incluían, su palacio de la plazuela de Espinardo, dotado con instalaciones que les permitían elaborar vino:

Una casa palacio en la plazuela de Espinardo con cuarenta y seis varas de frente y cuarenta y siete de fondo, que linda a M calle que va a la Iglesia y al N la de la Fragua vieja, su habitación en bajo y principal con lagar y sótano, una cuba y una tinaja que caben seiscientas arrobas (…).

Además, entre los bienes rústicos también aparecían varias viñas, tanto de riego como de secano, que explotaban directamente. Destacaban sus viñas de riego, cuatro en total, que sumaban 27 fanegas localizadas en las Tierras Largas y El Taray con alrededor de 8.000 cepas. Además, había que sumar a los bienes de los marqueses de Espinardo tres fanegas y media de viñas de secano que sumaban unas 1.300 cepas.

Los marqueses de Espinardo, aparte de explotar directamente estas viñas de secano y regadío a través de sus administradores en Morata –en estos años Francisco Sánchez Alonso-, también acudieron al sistema de ceder a censo algunas de sus propiedades para que varios vecinos de Morata, según la información catastral consultada, plantaran en estas fincas, tanto de secano como de regadío, viñedos:

  • Francisco Sánchez Alonso: otro [censo] reservativo a favor del marqués de Espinardo, su rédito anual ciento y ocho reales, impuesto sobre la viña que está en dicho sitio [El Taray] de caber tres fanegas de tierra que la propiedad de esta viña es de dicho Espinardo.

  • Pedro Fuertes: otro censo contra la viña de La Ceña y a favor del marques de Espinardo de trescientos y veinte y cuatro de réditos anuales.

  • Joseph Sánchez de San Agustín: un censo reservativo impuesto a favor del marqués de Espinardo sobre la viña de riego donde llaman Taray, que se pagan de réditos al año cuarenta y cinco reales de vellón.

  • Joseph Roldán: treinta y cuatro reales y medio de vellón de réditos anuales que se pagan al marqués de Espinardo por las dos viñas donde llaman La Cárcava de censo reservativo.

  • Eugenio Arias: un censo reservativo contra la viña de Valpeñosillo, su principal mil novecientos y cincuenta reales, con cincuenta y ocho reales y medio a favor del marques de Espinardo, que tiene la propiedad de ella.

  • Francisco Pezes: cuya viña está gravada con el principal de un censo reservativo a favor del marqués de Espinardo que es de mil y seiscientos reales con cuarenta y siete de réditos en cada un año.

  • Diego Almazán: otro contra la viña de riego que está en Las Cabrizas y paga de rédito cada año cuarenta y cinco reales y treinta maravedíes al marqués de Espinardo.

  • Manuel Castillo, vecino de Chinchón: Tiene de censo esta dicha viña [en el Fraile] y a favor del marqués de Espinardo de cuatro reales y medio de réditos anuales

  • Joseph García, vecino de Chinchón: Tiene de carga esta viña [en el Fraile] y a favor del Marqués de Espinardo cuatro reales y medio de réditos anuales.

  • Tomás Castillo, vecino de Chinchón: Una viña en El Fraile de una fanega y tres celemines con quinientas cepas.

Con el paso de los años, estos censos fueron amortizados, en el caso de los que pertenecían a los condes de Altamira, en los años en que se desprendieron de la mayor parte de su patrimonio en Morata debido a la situación económica de la Casa. Posteriormente, más avanzado el siglo XIX, aquellos que afectaban a propiedades de los marqueses de Espinardo.

En cualquier caso hay que reiterar que este modo de administrar sus bienes en Morata por parte de los Altamira, y en menor medida los Espinardo, condicionó y propició la proliferación de viñas de regadío en la vega, sobre todo en parajes que ya hemos mencionado como El Taray o Tierras Largas.



* Los censos reservativos consistían en la cesión del dominio útil de una propiedad inmueble del censualista, el conde de Altamira o el marqués de Espinardo en este caso, a cambio del derecho a recibir, por parte del censatario, una pensión anual en reconocimiento de dicha cesión. Para redimir estos censos, el censatario debería entregar al censualista en un solo pago el capital fijado en el censo.

** Hasta los años sesenta del pasado siglo, en El Taray, Valdelaosa y en las Tierras Largas aún se labraban varias viñas de regadío. Tal como se ha comentado, estas viñas tenían una producción anual de uvas bastante elevada, muy superior a las de secano, pero de inferior calidad a la hora de elaborar vino,por lo que su precio también era menor. Aún así, su productividad favorecía su proliferación durante décadas en la vega de Morata.

*** Las fincas que fueron cedidas a censo por parte de los condes de Altamira procedían, en el caso de las que se localizaban en los parajes de Valdelaosa y El Taray, de varias compras que había realizado el marqués de Leganés, primer poseedor del señorío de Morata, entre 1634 y 1652. En estos años, Diego Messía de Guzmán adquirió estas tierras de regadío, que sumaban unas 87 fanegas, a distintos propietarios entre los que se encontraba el conde de Puñonrostro. Años más tarde estas fincas, ya en poder de los Altamira, serían dedicadas, en parte, a plantar las viñas a las que hacemos referencia en el texto.



Fuentes y documentación:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.

  • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.

  • El patrimonio de los regulares madrileños en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada.Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.

  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.




























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