viernes, 4 de marzo de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (IV)

En el siglo XVIII se contabilizaban 50 vecinos con lagares y bodegas

La cosecha de vino era de unas 40.000 arrobas anuales

Con una cosecha que anualmente podía superar ampliamente el millón de kilos, tal como veíamos la pasada semana, la elaboración de vino en las bodegas y lagares que se registraban en Morata a mediados del siglo XVII se convirtió en una de las actividades más importantes de la villa. En la entrega de esta semana analizamos el rendimiento económico del viñedo y del vino así como quiénes eran los principales viticultores de Morata en esos años en los que se realizó el Catastro de Ensenada.



En las Respuestas Generales y en otros apartados del catastro, además de especificarse la extensión del término municipal destinada al cultivo del viñedo, aparecen varios datos que nos explican la rentabilidad de este cultivo para los agricultores morateños de la época. Esta rentabilidad está referida a la producción anual de estos cultivos y también a los precios del vino, calculado para evitar oscilaciones anuales por periodos de un quinquenio y como siempre en el catastro, según las apreciaciones de los vecinos que actuaron como peritos.

Como veíamos la pasada semana, la producción de uva, en función de la calidad de las tierras donde estaban plantadas las viñas o, también, si estas eran de secano o regadío, oscilaba entre las doce cargas de ocho arrobas* en las viñas de regadío, las ocho cargas en las tierras de secano de buena calidad, las seis cargas en las de mediana calidad y las cuatro cargas en las viñas de calidad ínfima. Estas producciones, siempre referidas a una superficie de una fanega (de cuatrocientos estadales en secano y de doscientos estadales en regadío), explican mejor que cualquier otra consideración la proliferación de viñas plantadas en tierras de regadío en el término de Morata.

Resultan muy significativas también para entender este fenómeno de las plantaciones de viñas de regadío las cifras que ofrecieron los peritos respecto a la producción en vino de cada uno de los tipos de viñedos existentes en Morata: una fanega de regadío producía, una vez elaborada la cosecha, treinta y nueve arrobas de vino, cifra muy superior a las 24 arrobas de las viñas de buena de calidad, las 18 de las de mediana calidad y las 12 arrobas de las viñas plantadas en tierras de inferior calidad.

Para determinar finalmente la rentabilidad del viñedo había que aplicar a estas producciones de arrobas de vino, según el tipo de viñedo, el precio del vino morateño, calculado, una vez más, por periodos de un quinquenio.

Según los peritos, en Morata se pagaban unos 5 reales y 17 maravedíes por arroba, una cotización muy inferior a los 15 reales por arroba que, por ejemplo, se pagaba por el vino en Alcalá de Henares, e incluso a los 7 reales que, también según los datos del Catastro de Ensenada, se pagaba por el vino de la vecina localidad de Perales de Tajuña. En otras localidades cercanas, como Arganda, la arroba de vino cotizaba a 5 reales y 17 maravedíes, el mismo precio que en Morata, y en Chinchón, según el mismo catastro, a unos escasos 4 reales la arroba. (Insistimos que, en cualquier caso, estas cotizaciones del vino siempre hay que tomarlas con cautela debido a que no siempre se utilizaban las mismas unidades de medida ya fueran de capacidad, peso, superficie o longitud).

Las divergencias en los precios, que se daban entre localidades muy próximas, no impiden determinar que el viñedo era, sin ninguna duda, uno de los cultivos más rentables para los agricultores de Morata en estos años de mediados del siglo XVIII. Son los mismos vecinos que actuaron como peritos del catastro quienes elaboraron una muy significativa relación de las rentabilidades anuales atribuidas a cada cultivo y a cada tipo de calidad de tierra del término de Morata. Esta relación, que encabeza la documentación catastral que recoge las haciendas de cada vecino, y que por lo tanto servía para cuantificar el valor económico de los bienes de cada uno de estos propietarios, aparece en el denominado Registro General de las haciendas y efectos pertenecientes al estado seglar y, literalmente, refleja las siguientes rentabilidades en reales por fanega y año:

Especies Calidades Producto

Viñas de riego Buena, 214

Frutales Buena 200

Sembradura de riego 

 Buena 108

Mediana, 87

Inferior 77, 17

Viñas en secano 

Buena 132

Mediana, 90

Inferior , 66

Sembradura de secano 

Buena, 47, 17

Mediana, 38

Inferior, 28

Olivares de secano 

Buena 36

Mediana, 27

Inferior 18

Estas cantidades, que muestran cómo una viña de regadío tenía una rentabilidad que prácticamente duplicaba a la siembra de cereales en regadío, explican el creciente interés de los labradores de Morata por el cultivo de viñedo y, como ya señalamos, la promoción de la plantación de viñas en la misma vega. De hecho, con una extensión de viñedos muy inferior en regadío, cada año se cosechaban de estas plantaciones de viña en la vega, por término medio, uvas suficientes para elaborar 13.650 arrobas de las 39.450 arrobas de vino que se calculaban como producción total en Morata. A esta labor de transformación y elaboración se dedicaban los lagares y bodegas que se repartían por todo el casco urbano de Morata.

Grandes propietarios y bodegas y lagares de Morata en el siglo XVIII

Que el viñedo y el vino era una actividad económica rentable para la mayoría de los agricultores de Morata se explica por la gran cantidad de recursos destinados a su cultivo y posterior elaboración del vino con la práctica totalidad de la cosecha**. Hay otros detalles que corroboran este auge.

Uno de ellos es la presencia en la villa de los frailes dominicos encargados de explotar la casa de labor que esta congregación religiosa poseía en Morata y a la que dedicaremos una entrega del blog la próxima semana. También certifican el buen momento del viñedo en esos años en Morata los numerosos agricultores de la villa que se decidieron a cultivar sus viñas en terrenos del conde de Altamira mediante el peculiar sistema de firmar contratos censales con los que se comprometían a abonar una cantidad anual –una especie de arrendamiento- por estas tierras de propiedad condal ***.

Finalmente, la aparición de varios propietarios, ajenos a la vecindad en la propia villa, que veían en viñas y bodegas un buen negocio, rentable y accesible, al que acudieron vecinos de Madrid, Arganda o Vicálvaro y que tenían su objetivo final en vender su cosecha en los mercados madrileños son también la confirmación de que la plantación de viñas, su cultivo y transformación en vino era un buen negocio. En este sentido, recordemos que desde el siglo XVI el vino de las localidades próximas a Madrid tenía un floreciente mercado asegurado en la capital en el que se vendían los excedentes de la cosecha.

Un buen ejemplo de estos propietarios de otros lugares y villas próximas a Morata lo encontramos en Pedro Fuertes, un vecino de Madrid que, entre sus bienes, declaraba el viñedo más extenso de todo el término municipal de Morata en esa época:

(…) Un plantío de viña y olivar, uno y otro puesto a su marco, do dicen la Boca de la Zorra, de cincuenta fanegas con once mil cepas y seiscientas y veinte y una olivas nuevas.

Pedro Fuertes, además de este gran viñedo, combinado con olivar, en la Boca de la Zorra, también poseía otras dos grandes parcelas de viña en el paraje de Valdecerracín, que sumaban otras 17.000 cepas. En total, Fuertes cultivaba 17 fanegas de viñas en regadío y 107 fanegas en secano, con unas 39.765 cepas que labraba con tres pares de mulas. Según su propia declaración de bienes, esta hacienda se controlaba desde una edificación levantada también en el paraje de Valdecerracín:

(...) distante un cuarto de legua en el campo, do dicen Valdecerracín, la cual linda por todas partes con viña, corrales y era de la misma hacienda, la que sirve solamente para resguardar y aventar el ganado que va labrar dichas viñas y se ha regulado su alquiler al año en sesenta reales de vellón.

Al margen de este gran propietario, otros vecinos de Morata también destacaban por la extensión de su hacienda dedicada al viñedo, tanto en regadío como en secano. Entre estos aparece Francisco Sánchez Alonso que sumaba unas 29.000 cepas distribuidas por la vega -17 fanegas, la mayoría en El Taray- y en otros parajes de El Llano donde acumulaba 63 fanegas de distintas calidades de tierra.

Pero al margen de estos grandes viticultores, a los que se unían otros labradores y propietarios como el conde de Altamira o el marqués de Espinardo, junto a distintos miembros de la familias Ruiz de Castañeda, Páez, Almazán, Orozco, Jaramillo o María Ignacia Mejías, todos ellos también con viñedos con extensiones superiores a las 30 fanegas, hay que señalar que la totalidad de los 100 labradores que, según las Respuestas Generales, se dedicaban a la agricultura en Morata sumaban sus cosechas, más o menos importantes, al total producido en la villa de Morata que ya cuantificamos en 102.400 arrobas (1.177.804 kilos de uva).

El destino natural de estas cosechas anuales era su transformación en vino en los lagares y bodegas de la villa. Estos lagares, a diferencia de los molinos de aceite, aparecían individualizados en las declaraciones de cada vecino de Morata y eran valorados por los peritos del catastro:

(…) [encargados de] regular el más valor que en las casas en que se hallan bodegas, sótanos con lagares, cubas y tinajas para la recepción y custodia de los vinos y aceites que caben tener por este respecto y el que se le ha de dar a las bodegas que se hallasen separadas de los edificios.

Gracias a esta labor de los peritos hoy conocemos, al detalle, todos los lagares y bodegas que existían a mediados del siglo XVIII en Morata. Además, en la declaración individual de cada propietario aparecía también la capacidad de almacenaje de cada hacienda en las tinajas y cubas en las que se conservaba el vino de sus cosechas.

Según esta relación, recogida en el Registro General de las haciendas y efectos pertenecientes al estado seglar de la pieza sexta de la documentación catastral, estos eran los vecinos y propietarios con lagares y bodegas en Morata, su localización en el casco urbano y su capacidad de almacenamiento:

  • Apolinario Casanova, calle Ancha a San Martín, bodega y lagar con quince tinajas y 920 arrobas de capacidad.

  • Bernardino Páez Fominaya, bodega y lagar en calle Búcares, 19 tinajas de 910 arrobas.

  • Francisco Sánchez Alonso, lagar en calle Búcares, con 24 tinajas de 960 arrobas. Otra casa bodega y lagar de dos vigas en calle Cristo de la Sala, 9 cubas y 8 tinajas con 4.950 arrobas en total.

  • Gabriel de Peces, bodega en calle Cristo de la Sala, 17 tinajas y dos cubas y 880 arrobas de capacidad.

  • Joseph Páez Jaramillo, bodega con 11 tinajas de 600 arrobas, sin especificar calle.

  • Juan Páez Jaramillo, bodega y lagar en calle del Carmen, 2 cubas y 8 tinajas con 1.140 arrobas de capacidad.

  • Juan de Almazán, lagar y bodega en calle Búcares 8 tinajas y 1 cuba con 700 arrobas de capacidad.

  • María Ignacia Mejías, bodega, lagar y cueva en Plaza Mayor, con 3 cubas y 21 tinajas con 2.390 arrobas de capacidad.

  • Miguel Bello Martín, bodega, lagar y cuevas en calle del Carmen con 3 cubas y 8 tinajas con un total de 1.900 arrobas.

  • María Ruiz de Castañeda, bodega, lagar y cueva en calle Real que va al Rosario, lagar y bodega y cuevas con 3 cubas y 16 tinajas y 2.125 arrobas de capacidad.

  • Joseph de Orozco y Manuela Ruiz de Rivero, bodega lagar y cueva en la calle que baja a la iglesia (Cruz de Orozco), 1 cuba y 18 tinajas con 1.570 arrobas de capacidad.

  • Pedro Fuertes, bodega en calle Cristo de la Sala con 4 cubas y 34 tinajas con 5.000 arrobas de capacidad.

  • Cecilia Vico, lagar y cueva en la calle Morería, con 7 tinajas y 90 arrobas de capacidad.

  • Diego de Almazán, lagar en calle Azotea, con 8 tinajas y 400 arrobas de capacidad.

  • Eugenio Blanco, lagar y cueva con 9 tinajas con 35 arrobas de capacidad en calle Real de Arganda.

  • Eugenio Arias, lagar en calle Azotea con 5 tinajas con 250 arrobas de capacidad.

  • Francisco Corpa, lagar y cueva en calle Rea de Arganda con 7 tinajas con 400 arrobas de capacidad.

  • Francisco Serrano, lagar en calle Cruz de Orozco, 7 tinajas con 300 arrobas de capacidad.

  • Isidora González, lagar y cueva en calle que va a la Concepción. (no especifica ni tinajas ni capacidad).

  • Isidro Belinchón, lagar y cueva con 3 tinajas con 150 arrobas de capacidad.

  • Josepha Moral, lagar en calle del Cristo (sin especificar más datos).

  • Josepha Cañamares, lagar con husillo en la calle Real de Arganda y 10 tinajas con capacidad de 452 arrobas.

  • Joseph Roldán, lagar y cueva en la calle que baja a la Real de Arganda, con 11 tinajas y 1 cuba con 700 arrobas de capacidad.

  • Joseph Hurtado, calle de la Concepción, lagar y cueva con 5 tinajas con 198 arrobas de capacidad.

  • Lorenzo Silvestre, lagar y cueva en calle real que sube a Arganda con tres tinajas con 150 arrobas de capacidad.

  • Manuel Valerio, lagar con cinco tinajas y 210 arrobas de capacidad en calle Real que sale a San Martín.

  • Manuel González de Gabriel, lagar y cueva con 11 tinajas con 500 arrobas de capacidad en calle que sale a la cuesta de Madrid.

  • Miguel Salcedo, lagar y cueva en calle Real que sale al Rosario con 11 tinajas con 545 arrobas de capacidad.

  • Manuel González de Luis, lagar y cueva con cubas y 14 tinajas con 528 arrobas de capacidad en la calle del Rosario.

  • María Ruiz de Orive, lagar con viga en calle Real (no especifica número de tinajas).

  • María Hermosa, lagar y cueva en calle del Cristo de la Sala con nueve tinajas con 470 arrobas de capacidad.

  • Manuel de Miguel, lagar y un sótano con 4 tinajas con 200 arrobas de capacidad en calle de Los Búcares.

  • Manuel Sánchez de San Agustín, lagar y cueva en calle Real que sube a la plaza (No especifica tinajas).

  • Santiago Arias, casa en la calle que sube a Arganda, cueva y lagar con 10 tinajas con 400 arrobas de capacidad.

  • Thomás Sánchez Bravo, lagar con 3 tinajas y un tinajón grande con capacidad de 318 arrobas.

  • Theresa Velilla, lagar y cuevas en calle Cruz de Orozco con tinajas -sin especificar número- con capacidad de 230 arrobas.

  • Paula Sánchez, vecina de Madrid, lagar y cueva en calle Azotea sin especificar tinajas ni capacidad.

  • Manuel Montes, lagar en calle de Arganda, sin especificar capacidad.

  • Bernardino Fominaya, lagar y cueva con dos tinajas, sin especificar capacidad.

  • Rosa Fominaya, vecina de Chinchón, lagar y cueva, partición con Bernardino Fominaya, sin especificar capacidad.

  • Pedro Antonio Ruiz de Castañeda, vecino de San Martín de la Vega, lagar con viga, en la calle Real que va a San Martín, con 2 cubas y 9 tinajas con 1.300 arrobas de capacidad.

  • Josepha Ruiz de Castañeda, calle que llaman de La Fuente, lagar sin especificar tinajas.

  • Francisco Monzón, vecino de Vicálvaro, casa frente a las caballerizas del marqués de Espinardo, lagar con 4 tinajas y 190 arrobas de capacidad.

  • Conde de Altamira, lagar en calle que va a la Cruz de Orozco con 17 tinajas que caben 1.300 arrobas.

  • Marqués de Espinardo, un lagar, en la casa palacio de la plazuela de Espinardo, con 1 cuba y 7 tinajas con 600 arrobas de capacidad.

  • Alonso Marchena, lagar en la calle Cruz de Calderón con 4 tinajas con 180 arrobas de capacidad.

  • Antonio Corpa, un lagar en la calle que sube de la plaza a la Fuente con 3 tinajas con 100 arrobas de capacidad.

  • Ana María Moreno, un lagar en calle de las procesiones con 4 tinajas con 200 arrobas de capacidad.

  • Bernardino Páez Fominaya, lagar en la calle Búcares sin especificar más datos.

A esta relación hay que unir las bodegas y lagares que eran propiedad de personas o instituciones pertenecientes al estado eclesiástico y que aparecen registrados en el Registro de bienes del estado eclesiástico:

  • Pedro Marchena, lagar bodega y cueva en la calle Búcares con 14 tinajas con 800 arrobas de capacidad en la calle Búcares.

  • Claudio Sanz de Torres, lagar, dos bodegas y cueva junto a la Fuente (no especifica capacidad de almacenamiento). Otra casa junto a la fuente con lagar (tampoco especifica número de tinajas).

  • Joseph Arias, cura de San Adrián del valle, lagar en la calle que sube a la Cruz de Orozco (No especifica tinajas).

  • Convento de los Dominicos. Bodega con 10 cubas y dos lagares con vigas cada uno, bodega con 10 cubas con 5.000 arrobas y 80 tinajas con 4.000 arrobas (9.000 arrobas en total). Cocedero de vino con 9 tinajas y 900 arrobas de capacidad.

A estas bodegas y lagares donde se almacenaba la mayor parte de la cosecha vinícola, había que sumar el vino que se conservaba en las cuevas que existían en la mayoría de las casas de Morata en esa época. En esas cuevas, y así aparecía en las declaraciones individuales de los vecinos, se contabilizaban también las tinajas para el almacenamiento del vino de consumo familiar.


*Las arrobas de peso se entiende que equivalían a 11,5 kilos, aproximadamente. Para medidas de capacidad, la arroba de vino equivalía a 16, litros, también aproximadamente. En cualquier caso, en la traslación de medidas antiguas a medidas actuales siempre hay que contar con que las distintas unidades aplicadas en cada región, provincia o, incluso, localidad no siempre respondían a la misma equivalencia.


** En determinadas épocas históricas parte de la cosecha de las viñas morateñas, especialmente de la variedad malvar, se transportaba a Madrid donde era muy apreciada para su consumo como uva de mesa.


***La próxima semana analizaremos en el blog el papel de dos destacados representantes de la sociedad estamental del siglo XVIII en relación con el cultivo de viñas y la elaboración de vinos. En primer lugar y especialmente, la actividad agrícola que realizaban en Morata los frailes dominicos del Rosario en esos años de mediados del siglo XVIII. También comentaremos cómo por parte de la nobleza, representada por el conde de Altamira, se apostó por arrendar a censo tierras en la vega para que los arrendatarios las destinaran al cultivo de viñas.



Fuentes y documentación:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.



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