jueves, 6 de noviembre de 2025

La villa de Morata según el censo electoral de 1890

A finales del siglo XIX más de dos tercios de la población de Morata estaba relacionada con la agricultura

En el censo también aparecía el callejero urbano

A finales del siglo pasado la ley vigente obligaba a publicar periódicamente el censo electoral de cada municipio. Era el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid donde aparecían estos datos referidos a Morata y el resto de municipios, incluida la capital. Además de garantizar el normal desarrollo de las elecciones, lo que no siempre ocurría, el censo* ofrecía también unos datos muy precisos y útiles a la hora de analizar la realidad social de la villa. Gracias a este censo, por ejemplo, podemos conocer en detalle cómo era el mercado de trabajo en Morata en esos años y también que más de dos terceras partes de los morateños inscritos en este censo electoral estaba relacionado, directa o indirectamente, con el sector primario o agrícola. 


Muchos de los datos que aparecían en estos censos, elaborados a raíz de la Ley de 26 de junio de 1890 que regulaba todos los aspectos relacionados con los procesos electorales, hoy se consideran datos protegidos. Sin embargo, a finales del siglo XIX, la legislación obligaba a incluir en estos censos no solo el nombre y el domicilio de los electores sino que también aparecían otros más personales como la edad, la profesión y si sabían leer y escribir**. 

Al amparo de esta ley y solo unos días mas tarde de su aparición en la Gaceta de Madrid -el periódico oficial de esos años-, el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid del 29 de octubre de ese mismo año de 1890 publicaba un suplemento que recogía en un tomo los censos electorales de la provincia. De acuerdo con la ley, esta publicación también debía difundirse obligatoriamente en los tablones municipales para permitir, en su caso, hacer las alegaciones o rectificaciones correspondientes. 

La provincia de Madrid, por entonces, contaba con 194 municipios -el censo de la capital se publicó en un suplemento específico-, algunos de ellos ya desaparecidos actualmente. En la ley se especificaba que los pueblos con más de quinientos electores debían contar con dos secciones diferenciadas, mientras que aquellos que no superaran esta cifra se agruparían en una sola sección. Morata, con 763 electores censados, era uno de los 20 pueblos que contaban con dos secciones; el resto, 174 municipios, tenían una única sección.

Callejero de la villa en 1890

Entre la información que figura en el censo de 1890 aparece una relación con la denominación de las calles que integraban cada una de las dos secciones del censo electoral de Morata. La primera sección, que contaba con 371 electores censados, incluía las siguientes calles (Entre paréntesis su denominación actual):

Plaza de la Constitución (Mayor), calle Alta de la Libertad (Real), calle Baja de la Libertad (Domingo Rodelgo), callejón del Molino, calle de la Marina (Mac-Crohon), plazuela de Don Gregorio (Constitución), calle de Carnecería [sic] (Constitución), Rosario (Constitución), Baja de la Azotea, Alta de la Azotea, Espejo, Fábrica (Juan Carlos I), callejón de la Fábrica, calle del Pozo, Poyales, callejón del Estanco (Real), calle del Toril, plazuela del Espinardo, calle de la Iglesia (números 8 al 57), Carmen, Huertos (prolongación calle del Carmen), Cristo, carrera del Mediodía (números 1 al 13), Poniente, Norte (núm. 8 sólo), Cuevas del Rosario (Av. Constitución), ídem de Poyales, ídem de la Cuesta de Arganda. Extramuros: Ventorro de Majadahonda, Casa de Camineros, Parador de Valdelahorca (Actual Parador de Frascuelo, denominado a mediados del siglo XIX de Los Malvares), Casa de la Fuente de la Venta, Casa de los Barranquillos, Casa de la Antigua. 

La mención a las cuevas hacen referencia a las casascueva*** situadas en esas calles de las que recibían el nombre. En cuanto a Extramuros se refiere a las construcciones por entonces habitadas y situadas fuera del casco urbano. El denominado Ventorro de Majadahonda, también conocido como Ventorro del Resolí, y la Casa de Camineros, en el cruce de la carretera de San Martín de la Vega, son edificaciones actualmente desaparecidas

En la segunda sección se censaron 392 electores que residían en las siguientes calles:

Calle de Panaderos, Prim, Morería, Callejones de los Colmenares y de la Majada, calle de la Escuela, plazuela de Don Santiago, calle del Picadero, Cuevas, Cruz de Orozco, callejón de la Cruz de Orozco, calle del Ciego, Dos Hermanas, plazuela de Palacio (Iglesia), calle de la Iglesia (números 1 al 7), Soledad, Luna, Sol, Humilladero (La Estrella y, anteriormente 28 de marzo), Carrera de Oriente, Carrera del Mediodía (números 14 al 25), Carrera del Norte {números 1 al 5), Cuevas de la Cuesta del Campo, Cuevas del Mazacote, Cuevas del Calvario, Extramuros: Molino de Arriba (Molino Hundido), Fábrica de Papel (Residencia Isla Taray), Ventorro del Corneta, Casa de la Dehesa, Casa del Bosque. 

En este caso, la referencia a las cuevas trata sobre las situadas al este del casco urbano. De las construcciones situadas extramuros que se citan, aún se conserva la residencia Isla Taray (antiguo batán, fábrica de papel y de borra). El resto de edificaciones o han desparecido o se encuentran en ruinas: el molino de Arriba ya no existe, tampoco un desconocidoVentorro del Corneta, ni la Casa de la Dehesa ni la antigua vivienda del guarda del Bosque (Esta edificación sí que estuvo ocupada cuando el bosque aún pertenecía a los condes de Altamira). 

Callejero urbano de Morata según el censo electoral de 1890 (Fuente: Boletín Oficial de la provincia de Madrid)

Profesiones, oficios y comercios de los morateños a finales del siglo XIX

Quizá uno de los datos más interesantes del censo electoral de 1890, como ya se ha señalado, es la inclusión de la profesión, ocupación u oficio de los morateños que aparecen en dicho censo. La consulta del mismo nos confirma que, con mucha diferencia, la profesión más numerosa es la de jornalero. Nada menos que 426 morateños aparecen en el censo con la profesión de jornaleros, aprox. el 55,8 por ciento del total. En unos años en que únicamente la entonces fábrica de papel y las pequeñas yeserías y canteras integraban el parque industrial de Morata, hay que suponer que la mayor parte de estos jornaleros se dedicaban al sector primario, es decir, al trabajo agrícola y, eventualmente, también al trabajo en almazaras y lagares durante los periodos de recolección de olivares y viñas y la elaboración de aceite y vino.

En consonancia con la cifra de morateños calificados en el censo como jornaleros y su dedicación de la mayoría de ellos durante la mayor parte del año a la agricultura -lo que no impediría que se ocuparan en otros trabajos ocasionales-, la siguiente profesión más numerosa reflejada en el censo electoral es la de labrador. Un total de 143 morateños, 18,7 por ciento del total, declaran la profesión de labrador, tradicionalmente el oficio más numeroso en la villa de Morata según se constata desde que existen registros fiables, en el siglo XVIII, y hasta bien entrada la década de los setenta del pasado siglo. 

En la relación de electores de Morata aparece una calificación que, aunque no se especifica en el documento, podría referirse a los mayores contribuyentes de la villa por su patrimonio inmobiliario. Se trata de la profesión de propietarios,se entiende que de bienes rústicos en su mayoría, que agrupa a 9 vecinos de Morata. Por último, el sector primario se completa con los morateños agrupados bajo el epígrafe de pastores en el que aparecen registrados 11 vecinos. 

Con un sector industrial prácticamente inexistente, como ya se ha señalado, los morateños dedicados a los distintos oficios y al comercio, completan, junto con los escasos funcionarios públicos y profesionales cualificados, el resto de puestos de trabajo que conformaban el mercado laboral en Morata en esos años de finales del siglo XIX.

Muchos de estos oficios y profesiones estaban directamente relacionados con el sector primario y con el trabajo en el campo. 2 molineros, 1 guarnicionero, 3 carreteros, 4 herreros y 1 trajinero, junto con los 2 esquiladores, eran oficios asociados con la agricultura como también lo estaban los 3 veterinarios que residían y ejercían en Morata. También los 4 guardas de campo, el guarda de monte y el guarda de la dehesa estaban relacionados con un sector agrícola que condicionaba absolutamente toda la economía de Morata.

Al ámbito del comercio también estaban adscritos un número relativamente importante de vecinos de Morata. En total eran 39 los que tenían un comercio abierto al público, un 5 por ciento aprox. del total de los vecinos incluidos en el censo electoral. En este sector del comercio aparecían incluidos 12 tenderos, 9 panaderos, 7 zapateros, 2 sastres, 3 tablejeros (carniceros), 1 confitero, 3 comerciantes (sin especificar), 1 estanquero y 1 farmacéutico. También con establecimiento abierto en Morata aparecen reflejados en el censo 5 taberneros, 3 barberos, 1 hojalatero y 2 boteros. 

Otros oficios que también aparecen en el censo son aquellos relacionados, más o menos directamente, con la construcción, con 6 albañiles, 7 carpinteros, 2 yeseros, 1 tejero y 1 forjador que suman 17 vecinos. En el censo también figuran hasta 7 vecinos, con sus respectivas profesiones, domiciliados en la fábrica de papel****, entre ellos 1 jardinero, 1 herrero, 2 jornaleros, 1 carpintero, 1 portero y 1 cochero.

El resto de oficios y profesiones que se recogen en el censo corresponden a profesionales de distintos sectores y empleados municipales, de la diputación provincial y hasta del propio Estado. Entres estos profesionales liberales aparecen 4 médicos*****, 1 abogado, 1 administrador de fincas y 1 notario. Como empleados municipales también figuran 2 serenos, 1 portero del ayuntamiento, 1 secretario municipal, 1 cobrador de contribución y 2 maestros. En este apartado de empleados municipales también podrían incluirse los guardas de campo y de monte que ya citamos entre los oficios y profesiones relacionados con el sector primario o agrícola. Finalmente, en el censo también figuran empleados y trabajadores pertenecientes a otras administraciones públicas o a la propia Iglesia, como 4 camineros, 1 cartero, 1 cura ecónomo y 1 sacristán.



*El censo electoral que hemos utilizado para analizar, entre otros aspectos, cómo era el mercado laboral de Morata a finales del siglo XIX, sólo trata sobre aquellos vecinos con 25 o más años de edad. Recordemos que la ley electoral vigente sólo reconocía el derecho a voto a los varones mayores de 25 años, con lo que quedaban excluidas todas las mujeres y el resto de varones que no hubieran cumplido la edad requerida. Por otra parte, recordemos también que el censo total de habitantes de Morata en 1890, (según el padrón vigente de 1887, ya que estos padrones se elaboraban cada diez años), ascendía a 3.025 habitantes (1.553, varones y 1.492 hembras). 



**Según los datos del censo electoral de 1890, el 48,6 por ciento de los vecinos incluidos en el mismo (todos ellos mayores de 25 años como marcaba la ley) no sabían leer ni escribir, según su propia declaración. Concretamente, 371 vecinos manifestaban esta circunstancia de un censo total de 763 electores. 



***En el padrón de 1887, al que ya hemos hecho referencia, se recogían, por primera vez, el tipo y el número de edificaciones de cada municipio. Según dicho padrón en ese año se contabilizaban 141 barracas, cuevas o chozas en el núcleo urbano de Morata. 



****En 1890 la fábrica de papel de Nuestra Señora del Rosario pertenecía a la familia Martínez de Velasco, encabezada por Fructuoso Martínez de Velasco. En esos años la fábrica, que había sufrido en 1878 un espectacular incendio que arruinó sus instalaciones, ya había sido reconstruida por sus propietarios. Como ya sucedía desde antes del incendio, la factoría era una de las principales abastecedoras del, por entonces, boyante y floreciente negocio de la prensa escrita. Entre los grandes periódicos que se surtían del papel que se elaboraba en Morata se encontraba el diario El Imparcial.



*****A finales del siglo XIX buena parte de la atención médica estaba cubierta por profesionales que recibían sus emolumentos directamente de los pacientes o, en el caso de los que atendían a la población más modesta, de los ayuntamientos con los que ajustaban un sueldo anual, que no les impedía ejercer la medicina privada. Era habitual encontrar en la prensa de la época ofertas de empleo de los ayuntamientos a los médicos para que se encargaran de la asistencia a las familias pobres. El 16 de diciembre de 1889, por ejemplo, el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid publicaba el siguiente anuncio:
En la villa de Morata de Tajuña del partido de Chinchón, provincia de Madrid, su población 840 vecinos, se halla vacante, por renuncia del que la obtenía, una plaza de médico cirujano titular de la misma, dotada con 750 pesetas anuales, pagadas de fondos municipales por trimestres vencidos, con la obligación de asistir a las familias pobres que clasifique de tales el Ayuntamiento, sin exceder del número de 200 (…) quedando en libertad de celebrar contratos particulares con las familias no pobres para prestar la asistencia correspondiente a su profesión. Morata de Tajuña, 16 de diciembre de 1889. El alcalde, Domingo Rodelgo.


Fuentes y bibliografía:

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.