viernes, 28 de julio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (XI)

En 1910, Raboso Castellanos, político liberal, consiguió su primer triunfo en la comarca

El diputado consiguió el acta pese a las denuncias del Partido Conservador

La llegada del siglo XX no trajo ningún cambio significativo a la política española. El sistema del turnismo, creado por conservadores y liberales para repartirse el poder, siguió tan arraigado como cuando lo instauraron Sagasta y Cánovas del Castillo. Nuevos líderes, como Maura o Canalejas, controlaban ahora los partidos mayoritarios pero nada cambiaba y se favorecían las mismas prácticas. En el distrito de Chinchón, liberales y conservadores reproducían un sistema que les beneficiaba y que impedía la elección de políticos ajenos a los grandes partidos. En 1910, un político manchego de origen humilde, Juan de Dios Raboso Castellanos, lograba su primer triunfo en el distrito en medio de las sospechas de practicas caciquiles.



En la primera década del siglo tres políticos ajenos al distrito acapararon el triunfo en las elecciones convocadas para elegir los diputados del Congreso. En 1903, con un triunfo holgado del Partido Conservador encabezado por Francisco Silvela en todo el país, en el distrito de Chinchón venció un candidato del partido del Gobierno y, por primera vez, procedente de la carrera militar. Pedro Martínez Calvo, nacido en la localidad murciana de Totana, ya había concurrido a las elecciones por el distrito de Chinchón en 1898 cuando venció claramente el liberal Inocente del Pozo, natural de Carabaña y por tanto oriundo del distrito.

En su segundo intento por conseguir el acta por Chinchón Martínez Calvo no tuvo problemas en alcanzar el apoyo de casi la mitad del censo, 10.117 electores, y con 4.558 votos se impuso en unas votaciones celebradas el 30 de abril de 1903 en las que también participó el candidato republicano Díaz Valero.

La legislatura en la que fue elegido por primera vez por el distrito de Chinchón, Pedro Martínez Calvo finalizó con la crisis de 1905 cuando se convocaron nuevas elecciones para el Congreso de los Diputados, esta vez con triunfo del Partido Liberal de Eugenio Montero Ríos. Acorde con esta victoria liberal, en el distrito de Chinchón también se impuso el candidato del partido ministerial representado en esta ocasión por otro político sin ningún tipo de relación con los pueblos a los que aspiraba representar. Francisco Martínez Fresneda, un profesional del Derecho y oficial letrado del Consejo de Estado que se enfrentó al candidato independiente Julio Freire y Sánchez y también a Carlos Díaz Valero, el candidato republicano incansable en sus intentos de lograr la representación en el Congreso de los Diputados del distrito de Chinchón.

En las elecciones convocadas para 10 de septiembre de 1905 Martínez Fresneda consiguió imponerse a los otros dos candidatos al lograr el apoyo de 4.177 electores, de los 10.424 que integraban el censo electoral, entre los que 7.343 hicieron uso de su derecho a votar. Como ya sucediera en tantas otras elecciones, el acta del diputado del distrito de Chinchón fue fue también objeto de impugnación por parte de la oposición representada por el diputado Antonio Maura. En esta ocasión el partido en la oposición consideraba que Martinez Fresneda, debido a su condición de letrado del Consejo de Estado, incurría en uno de los supuestos de incompatibilidad que marcaba la ley.

En la sesión plenaria del Congreso celebrada el 20 de octubre, según publica el diario El Imparcial, Antonio Maura se mostró contrario a aprobar el acta de Martínez Fresneda, que había sido declarada apta por la Comisión, por considerar que incurría en un caso claro de incompatibilidad. Maura comparó la situación del diputado electo por Chinchón con la de otros parlamentarios que habían visto como se impugnaba su elección pero no consiguió que el pleno revocara la elección de Martínez Fresneda y el diputado fue ratificado por noventa votos a favor y cuarenta y uno en contra.

El trabajo de Francisco Martínez Fresneda como representante del distrito de Chinchón resultó efímero ya que la legislatura sólo se extendió por un periodo de dos años. Convocadas de nuevo elecciones para el día 21 de abril de 1907, de nuevo el turnismo permitió que un diputado conservador y ya conocido en el distrito, el militar Pedro Martínez Calvo, consiguiera de nuevo el acta de diputado por Chinchón. Frente a su candidatura por el Partido Conservador, Julio Freire y Sánchez, independiente, y Carlos Díaz Valero, republicano, optaban, de nuevo sin éxito, por obtener el acta de diputado por el distrito. En esta ocasión Martínez Calvo resultó reelegido por una amplia mayoría y con los votos de 6.906 electores, de un total de 7.201 votantes y un censo de 10.497 electores.

Raboso Castellanos obtiene por primera vez el acta por el distrito de Chinchón

En las elecciones de 1910, un año en el que España vivía la resaca de los sucesos de la denominada Semana Trágica de Barcelona, se produce la irrupción como candidato en el distrito de Chinchón de un político que podría personificar en su figura el desprestigio que sufría la política en esos años de comienzos del siglo XX. Hablamos de Juan de Dios Raboso Castellanos, buen ejemplo de alguien que consigue hacer de la política una profesión muy rentable a partir de unos orígenes humildes que no le impidieron ascender y progresar en el Partido Liberal, y eso a pesar de que tampoco contaba con una formación de partida que le facilitara su trayectoria.

En su primera aparición en el distrito electoral de Chinchón Juan de Dios Raboso Castellanos se enfrentó nada menos que a Luis Ibarra y Céspedes. Su rival y candidato conservador contaba con todas las bazas para conseguir el escaño en el Congreso por un distrito que, en ninguna manera, le resultaba ajeno: su padre, Manuel Ibarra y Cruz, ya logró vencer y representar al distrito de Chinchón en las elecciones de 1881 y 1886. Por si fuera poco, Ibarra y Céspedes también era sobrino de Valentín Céspedes y Céspedes, hermano de su madre y también diputado electo por el distrito en los comicios de 1899 y 1901. Con estos antecedentes, no resulta extraño que la victoria de Raboso Castellanos en las elecciones del 8 de mayo de 1910 fuera tan bien recibida en un periódico republicano como El País donde se calificaba a su rival, Luis Ibarra, como el cacique conservador.

Pero de ninguna manera esta victoria de Raboso fue fácil y, como era habitual en el distrito, tampoco estuvo exenta de polémica. Lo cierto es que la contienda electoral -ganada a nivel nacional con holgura por el político liberal José Canalejas- fue una de las más reñidas en el distrito electoral de Chinchón en unos comicios en el que el censo electoral fue el más elevado de toda su historia. Nada menos que 10.847 electores formaban parte de un censo que, además, acudió masivamente a las urnas donde votaron 9.135 electores.

Según publicaba El Correo Español, Juan de Dios Raboso consiguió 4.870 frente a los 4.164 votos logrados por su rival Luis Ibarra (El Correo Español, 12 de mayo de 1910).

Con una ventaja muy ajustada, cierto, pero el candidato liberal conseguía así su primer triunfo en un distrito con el que no tenía más relación que algunas propiedades en el municipio de Chinchón. Como veremos en próximas entregas, no sería ni mucho menos la única ocasión en que Raboso Castellanos lograse la representación del distrito de Chinchón en el Congreso de los Diputados, un logro personal que, por su modesto origen, resultaba difícil predecir.

Juan de Dios Raboso Castellanos había nacido en la localidad manchega de Alcazar de San Juan. Hijo de un molinero, Raboso ejerció este oficio en sus primeros años antes de pasar a convertirse en ferroviario como factor de la estación de su localidad natal. Se cuenta que cuando partió hacia Madrid desde Alcazar aseguró que no pararía hasta ser concejal de la capital de España. No defraudó estas expectativas Juan de Dios Raboso pues no sólo consiguió ser concejal del Ayuntamiento de Madrid sino que llegó a teniente de alcalde además de diputado provincial. Y, por supuesto, diputado en el Congreso hasta en seis legislaturas.

Tan fructífera carrera política, desarrollada a lo largo de dos décadas tanto en el distrito de Chinchón como en el de Priego (Córdoba), nos muestran a un político ambicioso, muy bien relacionado con los dirigentes de su partido y siempre dispuesto a demostrar sus influencias en los distritos a los que representaba. Apodado por sus comienzos laborales como Juanito el ferroviario, Raboso pudo desarrollar su carrera sumándose, según conviniera, a la corriente de José Canalejas, a la del conde Romanones o a la de Niceto Alcalá Zamora. Esté, en sus Memorias, dedica unas líneas a Raboso Castellanos en las que dibuja su trayectoria en el Partido Liberal y sus rasgos más significativos:

Persona muy original en medio de su oscuridad modesta. De origen muy humilde, antiguo factor de estación, cuado ya hubo adelantado bastante en la vida, suplía con un gran sentido su total falta de cultura, detenida en las primeras letras. Bajo, grueso, panzón, nacido en el riñón mismo de La Mancha. Me había seguido en 1913 y como alegara que con ello comprometía su inseguro distrito de Chinchón, le indemnicé con dos actas con Priego, muy a disgusto de mis amigos, hasta que en 1918 pudo recobrar la anterior a la suya.


 Alcalá Zamora lider del Partido Liberal en el que militó Raboso Casatellanos

Denuncia de irregularidades en la elección de Raboso Castellanos

La primera elección de Juan de Dios Rabosos Castellanos como diputado por el distrito de Chinchón provocó, por enésima vez, las denuncias por prácticas irregulares en los momentos previos a la celebración de las elecciones. En este caso, el candidato perdedor, Luis Ibarra y Céspedes, denunció ante el Tribunal Supremo, tal como exigía una reforma de la Ley Electoral, todo el proceso y solicitó la revisión del expediente de la elección. Ante esta solicitud, el informe del Tribunal Supremo no encontró motivos de anulación e informó en el siguiente sentido:

(…) Resulta del acta de escrutinio general que en ella no se consignó protesta ni reclamación alguna. (…) Teniendo en cuenta que los documentos presentados por D. Luis Ibarra y de Céspedes no constituyen pruebas que merezcan ser atendidas y estudiadas, el Tribunal ha acordado devolver este expediente electoral al Congreso sin calificación de ninguna clase y como completamente limpio y exento de reclamación. Madrid 3 de Mayo de 1910.

Tras emitirse este informe, sus conclusiones se leyeron en la sesión del Congreso de los Diputados celebrada el 20 de junio de 1910. Según se recoge en el Diario de Sesiones de esa fecha, el diputado conservador Montes Jovellar asumió la defensa de la propuesta contraria a probar el acta de Juan de Dios Raboso y manifestó ante el pleno las supuestas irregularidades que se registraron en los días previos a la celebración de las elecciones. Entre otras consideraciones, Montes Jovellar manifestó:

(…) Es ésta una de aquellas elecciones en que se pone de manifiesto que de nada sirven las garantías que da la nueva ley cuando las autoridades, tanto locales como provinciales, se convierten en agentes electorales de uno de los candidatos, y ponen al servicio de uno de ellos todos los medios y todas la atribuciones que su cargo les da. (...) En estas condiciones es imposible ir a la lucha.

En cada paso que se da en el examen de la preparación de esta elección y en el desarrollo de la misma, se ve más claro hasta dónde llegaron las influencias ministeriales, y, sobre todo, las del gobernador civil, para dar el triunfo a uno de los candidatos que luchaban en el distrito de Chinchón. Empezó el gobernador civil por las consabidas llamadas a los alcaldes, que todos los días tenían que venir a Madrid (…).

A continuación de estas llamadas, y demostrando el gobernador civil a los pueblos que del terreno de las amenazas pasaba al de los hechos, conforme les había anunciado, si no se prestaban a lo que exigía, comenzó el envío de delegados, siempre para investigar la administración que había en los pueblos, y los envió, entre otros, a Brea, Valdilecha, Fuentidueña, Villamanrique de Tajo y Valdaracete, e inmediatamente fue suspendido el Ayuntamiento de Brea (…).

Se enviaron el día de la elección a los pueblos más delegados que pueblos tiene el distrito, y en algunos de ellos, los delegados, haciéndose acompañar de la guardia civil, arengaban a las masas contra el candidato conservador, favoreciendo así al otro, y dando ejemplo de la imparcialidad con que debían ir allí para mantener únicamente el orden, y con sus predicaciones lo que hacían era fomentar al desorden.

Creyó, además, el señor gobernador civil que era necesario ocupar militarmente el distrito, y la víspera de la elección salió un tren de Madrid lleno de guardia civil, mandada por jefes y oficiales, que se fue repartiendo por los pueblos del distrito.

(...) Para dar idea del uso que se hizo de la guardia civil, basta decir que por orden del delegado del gobernador, en el pueblo de Colmenar, se rodeó la casa en que estaba uno de los candidatos conservadores, y no se dejó en todo el día entrar ni salir a nadie en dicha casa.

(…) En Morata de Tajuña fue nombrado delegado del gobernador el propio alcalde;

éste creyó que por ser alcalde y delegado debía ser el director de la lucha electoral, y cuando se abre el colegio y va a penetrar en él el notario se encuentra éste con que el delegado ha permanecido dentro del colegio durante la constitución de la Mesa, dando las instrucciones oportunas. Entra el notario en el colegio, y en lugar de ser el presidente de la Mesa

el que le exigiera la justificación de su personalidad, es el propio delegado quien se la exige.

Allí no hubo alteración del orden público, no hubo indicios siquiera de que pudiera producirse,

y, sin embargo, el delegado del gobernador permanece constantemente dentro del colegio y presencia el escrutinio. Se hace el escrutinio, y faltando a lo que preceptúa terminantemente la ley Electoral, no son leídas las papeletas por el presidente, sino por uno de los interventores; se consigna la protesta, se levanta acta notarial, y en lugar de ser el presidente, los interventores y los adjuntos, los que contesten a las protestas, como es usual y corriente, el delegado no deja hablar al presidente, ni a los interventores, ni a los adjuntos; él por su propia cuenta contesta a todas las manifestaciones que se hacen y a todas las protestas que se consignan. Esto queda de-

mostrado con el acta notarial que obra en el expediente.

No sigo, porque los hechos enunciados son más que suficientes para demostrar la imparcialidad, legalidad y buena fe con que por parte de los elementos oficiales se ha presenciado la lucha electoral en el distrito de Chinchón.

Tras la intervención de Montes Jovellar, intervino en defensa de la limpieza de las elecciones el diputado liberal Alcalá Zamora:

(…) En realidad, pudiera cumplir la fácil y sencilla misión que me ha confiado el Sr. Raboso con solicitar vuestra atención sobre este dictamen del Tribunal Supremo, en cuyos resultandos se afirma que el acta no contiene protestas ni reclamaciones, en cuyos fundamentos se consigna que las alegaciones del Sr. Ibarra y Céspedes no constituyen pruebas que merezcan ser atendidas, y en cuyas conclusiones se hace constar que devuelve el acta al Congreso sin calificación de ninguna clase, como completamente limpia y exenta de reclamaciones. Ante un dictamen tan absoluto y terminante en sus pronunciamientos y en sus fundamentos, huelga todo comentario, que por extenso que fuera valdría menos que esa concisión rotunda (…).

A continuación, el futuro presidente de la II República rebatió los argumentos del diputado conservador:

(…) Hay una suspensión única, la del Ayuntamiento de Brea, sistema que, si fue de la iniciativa del Sr. Raboso, dio tan malos resultados, que lo abandonó, e hizo bien, porque el pueblo de Brea es uno de los pocos en que el señor Ibarra ha ganado la elección, viéndose por esto que el intento, si existió, no respondió al fin que S. S. le atribuye.

¡La delegación en el pueblo de Morata de Tajuña! Cualquiera que hubiese oído hablar de tal delegado creería que se había mandado a un electorero profesional, lanzado desde Madrid al distrito de Chinchón, y este delegado no necesitaba que se le confiriese tal delegación para estar investido de autoridad. Su nombramiento, si lo hubo, fue un pleonasmo administrativo (…).

El alegato de Alcalá Zamora en defensa de su compañero Raboso Castellanos finalizó con lo que definía como historia caciquil del distrito de Chinchón:

(…) me va a permitir S.S. que le diga una cosa y es que no la haga arrancar del 1º de enero de este año, ni de octubre anterior, cuando el Partido Liberal vino al poder. La historia caciquil del pueblo de Chinchón, como todas las historias, se remonta más y en este caso pudiese ser no mala base el cómputo de arrancar de veinticinco años de dominación seguida, sumando la influencia de la fortuna personal y la posesión de todos los organismos oficiales de ese distrito de ambiente tan propicio que, siendo rural, permite que se desarrolle el cacicato y estando a las puertas de Madrid, hace que la actuación de todos los organismos administrativos, llegue intensa, rápida, sin perder en la transmisión su energía ni su eficacia (...).

Tras esta intervención, la Cámara aprobó el informe a favor del acta de Juan de Dios Raboso Castellanos. Fue su primer triunfo en el distrito, pero no sería la última ocasión que se cuestionara la limpieza de su elección.


Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Memorias de un ministro de Alfonso XIII (1877-1930. Alcalá Zamora, Niceto.La Esfera de los Libros. Madrid, 2013.

  • Hombres, lugares y cosas de La Mancha. Apuntes para un estudio médico-topográfico de la comarca. Fascículo 1. Mazuecos, Rafael. Fundación Mazuecos. Alcazar de San Juan. Junio 1951.






jueves, 20 de julio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (X)

En las últimas décadas del siglo XIX, liberales y conservadores acapararon el triunfo electoral

Rojo Arias, el político morateño, denunció en repetidas ocasiones el turnismo en el distrito

A partir la restauración borbónica y con la implantación del sistema del turnismo, en el distrito electoral de Chinchón se reprodujo, fielmente, la alternancia en la elección de diputados pertenecientes a los dos partidos hegemónicos liderados por Antonio Cánovas del Castillo y Práxedes Mateo Sagasta. Es cierto que en algunas de estas elecciones también participaron candidatos de partidos republicanos pero el sistema, diseñado para el triunfo de los partidos mayoritarios, liberales y conservadores, nunca dio opción a otras formaciones.


En las dos décadas transcurridas entre 1881 y 1901 se convocaron nueve elecciones al Congreso de los Diputados. El distrito de Chinchón, como en el resto del país, siempre se decantó por los candidatos pertenecientes al Partido Liberal Conservador, de Antonio Cánovas del Castillo, o bien a los representantes del Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta. Así sucedió tanto con el sufragio censitario -hasta las elecciones de 1886- como cuando se recuperó el sufragio universal masculino a partir de las elecciones de 1891.

Las sospechas de fraude electoral continuaba siendo una mancha en un sistema electoral condicionado por el acuerdo entre los dos grandes partidos. Unos meses antes de las elecciones de agosto de 1881, un experimentado político y buen conocedor de la realidad política del distrito, el morateño Ignacio Rojo Arias, denunciaba públicamente las irregularidades que, en su opinión, ensuciaban la limpieza de las elecciones y la actividad en los ayuntamientos de la comarca. En una carta abierta dirigida al gobernador de la provincia de Madrid exponía sus quejas antes, incluso, de convocarse las elecciones:

(…) Soy natural de uno de los pueblos de aquel distrito,—de Morata de Tajuña,—y he luchado en él mas de una vez, como candidato de oposición para la diputación a Cortes.

Llevo diez y nueve años de ejercicio en mi profesión de abogado del colegio de Madrid con un concepto muy superior a mis méritos y a mis condiciones, y puedo decir que no hay asunto civil ni criminal de alguna importancia en todo el distrito, en que mis paisanos no soliciten mis servicios profesionales que les presto con tanto gusto como desinterés, invoco todo esto, señor gobernador, porque debe servir para que usted se forme juicio cabal de la verdad de mis fundados informes; y como necesito que se le forme también muy completo de mi sinceridad y buen deseo, exento de todo interés personal, quiero anticipar una declaración: no sé si lucharé como otras veces, en las próximas elecciones de diputados; es posible; es casi seguro. Si lucho, será como candidato de oposición al actual gobierno, en el cual deseo y le agradeceré la imparcialidad, pero de quien ni busco, ni quiero, ni aceptaría un auxilio que había de coartarme luego en el libre ejercicio de aquella alta investidura si lograba alcanzarla, y que jamás ejercería sino con absoluta independencia.

(…) El distrito de Chinchón da un diputado a Cortes y dos diputados provinciales.

Ha ejercido el primer cargo,—sin interrupción desde la restauración acá,—luchando siempre con el carácter de candidato ministerial, el señor Juez Sarmiento; y el de diputado provinciales, con el mismo carácter de ministeriales, los señores Pozo y Calvo (…).

La administración ha sido enteramente suya durante aquel largo periodo, y hoy pretenden que continué siéndolo por la intervención y la influencia de aquellos dos diputados provinciales, los cuales y especialmente el señor Pozo, el más ligado al señor Juez Sarmiento y el que más confianza ha inspirado y más mercedes personales ha recibido de los gobiernos del señor Cánovas, se declara hoy el mas ardiente constitucional.

(…) Si yo intentara el reseñar pueblo por pueblo y punto por punto todos los excesos, todas las irregularidades, todos los delitos cometidos por todos la mayor parte de los ayuntamientos del distrito de Chinchón, haría interminable esta carta, que va siendo ya demasiado larga: además que la práctica de todos ellos es uniforme y su conducta igual, excepción hecha de dos o tres localidades en que circunstancias especiales la hacen mas grave.

En Villarejo de Salvanés, Belmonte de Tajo, Valdelaguna, Valdilecha, Perales, Brea, Fuentidueña y Valdaracete, pueblos únicos que cito, porque son aquellos de los cuales tengo datos comprobados y ciertos, no hay más ley que el capricho.

En todos ellos hay establecidos impuestos arbitrarios, cuyo establecimiento y cuyos productos no tienen justificación de ninguna clase en los presupuestos.

Se procede a la subasta de pastos y bienes de propios sin ninguna formalidad de ley y aun contra ley, como sucede en Belmonte de Tajo, Brea, Valdaracete y Valdelaguna.

Se ha prescindido en el período de la rectificación de listas de exponerlas al público el tiempo que la ley marca, dando ocasión a denuncias como la que ha elevado a la Audiencia del territorio un elector de Fuentidueña.

(…) Triste es el cuadro trazado, pero exacto y fiel. Denunciados quedan los hechos, y no en verdad por denuncia anónima, en la presente carta.

El comprobar su verdad, el justificarla, función es de la administración pública, y seguro estoy que usted irá a ella con la imparcialidad propia de un elevado cargo.

Ignacio Rojo Arias.(El Globo, 29 de abril de 1881).

Pese a estas advertencias y tras la celebración de las elecciones de 1881, la situación continuó prácticamente igual. Felipe Juez Sarmiento, que había representado al distrito en las dos primeras elecciones convocadas tras la restauración borbónica, cedió su escaño en el Congreso a otro compañero de partido, Manuel Ibarra y Cruz, natural de Alcalá de Henares, que no tuvo ningún problema para conseguir prácticamente el 100 por cien de los votos en las elecciones convocadas para el día 21 de agosto. En concreto, Manuel Ibarra, marqués del mismo nombre, consiguió 1.903 votos de los 1.924 votos escrutados. Con estos resultados se confirmaba el absoluto desprestigio de un sistema electoral viciado en origen. 

Manuel Ibarra y Cruz, marqués de Ibarra, diputado por Chinchón en 1881 y en 1886. (Fuente: Wikipedia)
 

Tras la elección del marqués de Ibarra, su proclamación como candidato por el distrito estuvo precedida de una situación legal que se repetía constantemente, la impugnación del acta debido a supuestas irregularidades, según se debatió en la sesión del Congreso del 15 de octubre de 1881:

Dictamen relativo al acta de Chinchón, por el cual es electo diputado el Sr. D. Manuel Ibarra y Cruz.

El señor conde de Sallent impugna el dictamen de la comisión, fundándose en que, no siendo el señor Ibarra natural, vecino ni siquiera conocido en el distrito de Chinchón, ni teniendo allí simpatías alguna, ha sido preciso apelar a toda clase de medios ilegales para conseguir su elección.

Habla de prisiones, de colisiones habidas entra electores, de abusos cometidos por los interventores y de coacciones por parte de las autoridades, y termina rogando al Congreso que desapruebe el dictamen de la comisión.

El Sr. Ibarra diputado electo, niega la exactitud de los hechos denunciados por el señor conde de Sallent, y asegura que tiene el orador familia, amigos y bienes en el distrito, y como prueba de que su elección se deba a las simpatías de que goza en el distrito, cita el hecho de que el Sr. Juez Sarmiento, candidato de oposición, obtuvo mayoría en Colmenar de Oreja, y Villarejo de Salvanés. (…) Sin más debate fue aprobado el mismo dictamen, siendo proclamado diputado el Sr. D. Manuel Ibarra. (La Discusión, 16 de octubre de 1881).

Pese a estos incidentes menores, y como si fuera una estrategia perfectamente planeada, tanto el diputado originario de Alcalá de Henares, Manuel Ibarra, como Felipe Juez Sarmiento, natural de Chinchón, consiguieron ganar las elecciones en la siguiente década alternándose en la representación del distrito:

  • En 1884, Felipe Juez, conseguía el escaño con 1.173 votos de los 1.507 emitidos en las elecciones del 27 de abril.

  • En 1886, Manuel Ibarra sustituía de nuevo a su colega de partido y volvía al congreso en representación del distrito tras obtener 919 votos de un total de 1.546 votos depositados en las urnas en los comicios convocados para el 4 de abril.

  • En 1891, la alternancia entre ambos diputados volvió a favorecer a Felipe Juez Sarmiento. En esta ocasión con una importante novedad, la reforma de la ley electoral y la recuperación del sufragio universal masculino. Sin embargo, pese al aumento considerable del censo electoral, el diputado natural de Chinchón logró una cómoda mayoría en las elecciones convocadas para el 1 de febrero. Con un censo electoral de 9.772 votantes, acudieron a votar 6.977 electores, de los que 3.976 dieron su voto a Felipe Juez.

Esta sucesión de triunfos reiterados de los representantes del Partido Liberal Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, con la alternancia de los liberales representados por Manuel Ibarra, se explica muy bien si atendemos a una información publicada en la prensa. En octubre de 1882, La Época publicaba el siguiente texto:

Hace dos días han venido a Madrid, convocados por el diputado Sr. Ibarra, y para celebrar con éste y con el gobernador civil de la provincia una entrevista, los alcaldes del distrito electoral de Chinchón y Alcalá de Henares.

La convocatoria parece que tenía por objeto indicar a dichos funcionarios los nombres de los candidatos que con carácter ministerial se presentarían por el distrito en las elecciones próximas, y con tal motivo recomendar su apoyo,

¿Cuál no seria el asombro de los convocados, cuando al oír los nombres de los nueve candidatos ministeriales que se presentan para cuatro vacantes, se encontraron con que no se conocía en el distrito a la mayor parte de lo nombrados?

Algún alcalde más resuelto que los otros, hizo notar esa extraña circunstancia, indicando la conveniencia de que los candidatos que hubieran de designarse, sobre ser del distrito, fueran hombres a quienes aquel debiera favores y desvelos. (La Época, 18 de octubre de 1882).

La información es algo más extensa, pero sorprende, sobre todo la alusión dirigida a los alcaldes de recomendar el apoyo a los candidatos con carácter ministerial. La Época, periódico conservador, protestaba por unas prácticas del candidato liberal que se reproducían, fielmente, cuando gobernaban los conservadores. Por su parte, los alcaldes tampoco se abstuvieron de recomendar candidatos a quienes el distrito debiera favores y desvelos.

Toda una declaración de intenciones por parte del gobernador y de los mismos alcaldes en un contexto político que favorecía situaciones como la que se denunciaba en el periódico El Siglo Futuro, en un artículo titulado Más bocetos electorales:

(…) Según nos dicen en carta que hemos recibido, el caciquismo electoral pone en juego todas sus influencias para remover al cabo e individuos del puesto de la Guardia civil de Morata de Tajuña, de esta provincia.

Parece que es preciso complacer los deseos y favorecer los intereses de los cuarenta o cincuenta sujetos que figuran anotados en el registro de sospechosos del anunciado puesto a cambio de unos cuantos votos.

Cuarenta o cincuenta sujetos anotados en el registro da sospechosos de una demarcación reducida, son un grano de anís.

Y demuestran la paternal solicitud del gobierno al querer relevar al cabo e individuos de la Guardia civil del puesto de Morata de Tajuña.

Que deben tener el alma en un hilo.

Temiendo ser el mejor día pasto de sospechosos. (El Siglo Futuro, 23 de marzo de 1886).

Triunfo liberal de un candidato natural del distrito

Los reiterados triunfos de los candidatos conservadores en el distrito de Chinchón fueron interrumpidos en 1893 cuando el liberal Inocente del Pozo Egozque, natural del municipio de Carabaña, lograba la victoria porel partido de Sagasta. En las elecciones convocadas para el día 5 de marzo, este abogado y propietario, que ya había representado al distrito en la Diputación Provincial de Madrid, consiguió el acta tras lograr el apoyo de 3.107 electores. En esa convocatoria, el censo electoral del distrito de Chinchón ascendía a 9.999 lectores.

La elección de del Pozo Egozque, cumplía por otra parte, con algunas circunstancias comunes a los diputados electos del distrito de Chinchón: la profesión compartida de abogados -además de que también eran propietarios inmobiliarios en poblaciones de la circunscripción- y el hecho de que todos ellos había representado al distrito en la Diputación Provincial que se convertía así en una especie de vivero de futuros diputados en el Congreso.

Inocente del Pozo, repetiría como diputado del distrito de Chinchón en las elecciones de 1898 pero anteriormente, en las de 1896, el diputado conservador Felipe Juez Sarmiento conseguía, por última vez, el acta de diputado por su distrito de nacimiento. En las elecciones convocadas para el 1 de febrero Juez Sarmiento lograba 3.976 votos, suficientes para renovar, por quinta ocasión, la elección por su distrito de nacimiento en unos comicios en los que el censo electoral ascendía a 9.972 electores de los que 6.977 ejercieron su derecho a voto.

Después de la última elección de Juez Sarmiento como diputado por el distrito de Chinchón, cambió nuevamente el turno e Inocente del Pozo Egozque, del Partido Liberal, volvió a imponerse en las elecciones de 1898. Del Pozo apenas consiguió el 40 por ciento de apoyos en el distrito, 4.124 votos, en un censo electoral de 10.025 electores de los que 7.776 ejercieron su derecho al voto. Sería su última comparecencia como candidato al Congreso antes de fallecer el 27 de febrero de 1903.

Las últimas elecciones del siglo XIX y las primeras del siglo XX tuvieron un único protagonista en el distrito de Chinchón. Valentín Céspedes y Céspedes, nacido en Madrid en 1866 ya había tenido varias experiencias como diputado del Congreso por distintos distritos de la ciudad de Madrid. En 1893, 1896 y 1898, Céspedes consiguió el acta de diputado antes de que la dirección del partido Liberal Conservador le designara como candidato por Chinchón. En su primera comparecencia en el distrito, en las elecciones convocadas para el 16 de abril de 1899, Céspedes consiguió 3.997 votos, una cifra relativamente elevada, teniendo en cuenta que no era originario del distrito, como había sucedido con los anteriores diputados electos -Juez Sarmiento y del Pozo Egozque-. El censo electoral superaba por primera vez la barrera de los 10.000 electores, concretamente 10.117 votantes de los que 7.071 acudieron a las urnas.

Valentín Céspedes que, en una muestra más de la endogamia propia de la política española, era cuñado de otro diputado por el distrito, el marqués de Ibarra, electo en los años 1881 y 1886, no tuvo ninguna dificultad para renovar su acta en 1901, cuando 3.749 electores le otorgaron su apoyo en unas elecciones convocadas para el día 19 de mayo y en la que participaron 7.335 votantes de un censo total de 10.216 electores. Valentín Céspedes, que estaba emparentado por vía matrimonial con la familia Mac -Crohon, -estaba casado con Milagros Mac Crohon Acedo Rico- después de representar al distrito de Chinchón aún completó una extensa carrera política como diputado por Madrid en 1903 y senador por las provincias de León y Madrid hasta el año 1923.

Otros candidatos a la elección por el distrito de Chinchón

La alternancia de los candidatos liberales y conservadores por el distrito de Chinchón no evitó que en la mayoría de los comicios los políticos turnistas se enfrentaran a otros candidatos de distintas ideologías. Entre ellos destaca, sobre todo, el abogado y escritor Carlos Díaz Valero, reiterado candidato republicano que, pese a la evidente desventaja con la que partía en todas las elecciones, no cejó en su empeño de representar las ideas republicanas en unas localidades en las que resultaba particularmente complicado.

En 1893, la candidatura de Díaz Valero con vistas a las elecciones del año siguiente ya trabajaba en algunas localidades del distrito donde el abogado madrileño se desplazó para dar a conocer su programa:

Nuestro querido compañero y reputado jurisconsulto D. Carlos Díaz Valero, presenta su

candidatura á Diputado a Cortes por el distrito de Chinchón, donde cuenta con numerosas

simpatías.

Con el fin de inaugurar los trabajos de propaganda, ha visitado hace pocos días las

secciones de Arganda y Morata, y en este último punto celebró una magna reunión en los

amplios salones del domicilio de su elector, D. Germán Sánchez, asistiendo a aquélla gran

número de electores y de señoras.

El Sr. Díaz Valero, con tal motivo, pronunció un elocuente discurso, que fue aplaudido

con entusiasmo por todos los circunstantes.

Se da por segura la elección del joven candidato, si, como es de esperar, se practica la sinceridad prometida por todos los partidos. (La España Artística, 11 de febrero de 1893).

Díaz Valero repetiría su candidatura en varias ocasiones, en 1899, por ejemplo, pero el absoluto control que ejercían los partidos turnistas en un distrito rural como el de Chinchón otorgaban pocas posibilidades a un candidato republicano que, no obstante, volvería a intentarlo con el nuevo siglo.


Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.





jueves, 13 de julio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (IX)

En las elecciones de 1876 se inicia el denominado turnismo con la victoria de Felipe Juez Sarmiento

En 1879 se enfrentaron Juez Sarmiento y Rojo Arias, naturales de Chinchón y Morata, por el acta del distrito

El 29 de diciembre de 1874 el levantamiento del general Martínez Campos puso punto final al denominado sexenio democrático. En esa fecha acababa también la primera experiencia republicana en España y comienza la denominada Restauración. Pasados seis años de la caída de Isabel II, la dinastía borbónica volvía a reinar. Al mismo tiempo que Alfonso XII recuperaba el trono, se iniciaba el denominado turnismo, un sistema que permitió que los partidos de Sagasta y Cánovas del Castillo, liberal y conservador, se alternaran en el poder hasta la dictadura de Primo de Rivera. Ideado como la mejor alternativa para dar estabilidad a los sucesivos gobiernos, el turnismo no sólo no pudo acabar con las irregularidades electorales sino que, en muchos casos, las alentó.

La nueva situación política también respetó el sistema de distritos electorales que asignaba a los municipios del partido judicial de Chinchón un diputado que les representaba en el Congreso de los Diputados. Hasta la llegada del turnismo y durante el sexenio democrático, el distrito optó por elegir diputados situados a la izquierda del Partido Liberal o incluso en las últimas elecciones antes del regreso de la dinastía borbónica por un representante del Partido Republicano Federal. Esta tendencia favorable a partidos situados a la izquierda -cierto que en algunos casos favorecidos por el retraimiento del resto de partidos- se modificó radicalmente y el distrito de Chinchón, a partir de entonces, se decantó siempre por alguno de los candidatos liberales o conservadores.

Hasta llegar a esas primeras elecciones que acabarían con el pasado republicano España vivió unos meses de incertidumbre. La experiencia republicana había concluido pero la nueva situación política no tenía su reflejo en el Congreso de los Diputados. En esos meses, por ejemplo, se produjeron situaciones como la que vivió el alcalde de Valdilecha, localidad próxima al partido judicial de Chinchón. El alcalde fue detenido por orden del gobernador civil de Madrid y luego se encontraba desaparecido sin que las autoridades dieran cuenta a su familia de su paradero. El político radical de origen morateño Ignacio Rojo Arias, se interesó por la situación del alcalde a petición de su familia. En su condición de abogado se presentó en el Gobierno Civil donde no le dejaron visitar al detenido, según se contaba en un artículo publicado en El Liberal titulado Un secuestro electoral:

(…) Estos hechos han motivado una solicitud del señor Rojo Arias al gobernador de esta provincia en demanda del paradero del señor Almarán y de la autoridad a cuya disposición se encuentra para tranquilizar a su alarmada familia y disipar las dudas que puedan existir acerca de su seguridad personal.

Ha sido necesario que el señor Rojo Arias nos asegurase la exactitud de estos hechos para que los diésemos crédito, porque en realidad constituyen, no un abuso electoral sino un secuestro.

Nosotros esperamos qua alguien nos diga la causa de estas violencias cometidas con el señor Almarán, porque aunque hayamos visto muchas veces hasta que punto aprieta la máquina electoral, no podemos comprender que por derrotar a un candidato de oposición se extreman de tal suerte los medios oficiales. (El Liberal, 12 de octubre de 1875).

En medio de este ambiente fueron convocadas las elecciones a Cortes. Eran las primeras elecciones convocadas tras la caída de la I República y, contra todo pronóstico, se mantuvo el sufragio universal masculino para los mayores de 25 años. Las elecciones se programaron para celebrarse entre el 20 y el 24 de enero de 1876. Organizadas por el ministro Romero Robledo, no hubo margen para la sorpresa. Los conservadores de Cánovas del Castillo obtuvieron un triunfo aplastante, 333 diputados, frente al Partido Liberal con 27 escaños. Otos partidos minoritarios -moderados, radicales, independientes y otros- se repartieron los 31 escaños restantes.

El resultado electoral en el distrito de Chinchón no dejó de responder a la tendencia del resto del país: una alta abstención y un triunfo aplastante de Felipe Juez Sarmiento, candidato del Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo. Felipe Juez consiguió 5.042 votos, prácticamente el 90 por ciento de los 5.689 electores que se acercaron a las urnas.

El nuevo representante por el distrito de Chinchón era ya a estas alturas de su trayectoria un político veterano -también fue diputado provincial por el distrito de Chinchón- cuando consiguió su escaño en las elecciones de 1876. Anteriormente, en 1865, ya había alcanzado la condición de diputado a Cortes por el distrito de Alcalá de Henares y, posteriormente, como veremos, volvió a conseguir su escaño por el distrito de Chinchón en repetidas ocasiones.

Felipe Juez Sarmiento, marqués de Cusano, era natural de Chinchón y abogado de profesión. Desde el 6 de febrero de 1858, cuando se incorporó al Colegio de Abogados de Madrid, ejerció como letrado tanto en juicios particulares como en representación de su localidad natal, a la que defendió en un contencioso contra la Hacienda Pública para evitar la desamortización de montes comunales de Chinchón. En el momento de su elección en enero de 1876 ejercía como fiscal general de la Deuda Pública.

Cánovas del Castillo y Sagasta, políticos protagonistas del turnismo (Fuente: Revista El Loro).

Vuelve el voto censitario y enfrentamiento electoral entre Juez Sarmiento y Rojo Arias

La celebración de las elecciones de 1876 con el sufragio universal propio del sexenio democrático no dejó de ser una concesión de los conservadores a los liberales de Sagasta. Sin embargo, Cánovas del Castillo no ocultaba su predilección por la recuperación del voto censitario. Con su cómoda mayoría parlamentaria, consiguió una reforma de la ley electoral el 28 de diciembre de 1878 que suponía la abolición del sufragio universal masculino y la vuelta del voto basado en la capacidad económica de los electores*. Previamente, las Cortes habían aprobado la nueva Constitución de 1876, promulgada en junio de ese año, un texto corto de 89 artículos que fue elaborado por una comisión de notables y que prácticamente se aprobó sin debate en el Congreso de los Diputados gracias a la mayoría conservadora de Cánovas.

Con la nueva Constitución, que reconocía el principio de soberanía compartida entre el rey y las Cortes, fueron convocadas nuevas elecciones al Congreso de los Diputados. Las sospechas de manipulación, tan habituales, volvían a hacerse patentes según recogía la prensa de la época. Meses antes de la nueva convocatoria electoral, La Época reproducía una noticia de otro diario, El Imparcial, sobre los movimientos previos a las votaciones:

(...) Un elector del distrito de Chinchón ha dicho en el El Imparcial que es cierto, ciertísimo cuanto ha referido a propósito de la reunión electoral celebrada en la cabeza del distrito, en la cual se redactaron las condiciones impuestas al futuro candidato; pero añade que, si bien es verdad que el diputado saliente se negó a aceptarlas por juzgar inconveniente tal procedimiento, después la variado de opinión, y escribe á los pueblos solicitando sus votos después de manifestar que acepta el mandato de la reunión de Chinchón. (La Época, 4 de septiembre de 1878).

Días antes de las elecciones, las denuncias de compra de votos también aparecían en la prensa de la oposición al gobierno conservador:

(…) A los distritos de Navalcarnero y Chinchón, oíd:

(…) Si algún sujeto de Colmenar de Oreja, correspondiente al segundo [distrito], os pide que votéis un candidato dispuesto a contribuir a que ciertos miles de duros que son del Tesoro Público continúen en manos de él, del de Colmenar, negadle vuestros votos. Y acordaos de la jura en Santa Gadea. ¿Estamos?» Sí, sentados, como se debe esperar en estos tiempos. (La Iberia, 30 de marzo de 1879).

En este ambiente enrarecido se produjo una circunstancia inédita hasta entonces en la historia del distrito electoral de Chinchón: el enfrentamiento por el escaño de dos políticos naturales de la comarca. Felipe Juez Sarmiento, natural de Chinchón y diputado electo por el Partido Conservador en las anteriores elecciones se iba a enfrentar a Ignacio Rojo Arias, natural de Morata, que intentaba de nuevo obtener el acta electoral por su distrito de nacimiento, en esta ocasión en representación del Partido Progresista Democrático de Cristino Martos, que en la terminología política de la época se autodefinían como demócratas posibilistas.

Previamente a la confirmación de su candidatura, Rojo Arias había trabajado intensamente para evitar que su partido pusiera en práctica el retraimiento electoral del que eran partidarios algunos miembros de la formación. En esta ocasión, el abogado y político morateño, partidario en otras ocasiones de abstenerse de acudir a la lucha electoral, defendió acudir a las urnas. En una carta abierta publicada en El Globo el 20 de marzo de 1879, anunciaba su ideario y su compromiso con una democracia avanzada a la que defendería en el Congreso si resultaba elegido:

Fijado ya el día en que han de verificarse las nuevas elecciones a diputados Cortes, me dirijo a usted participándole que aspiro a la honra de ser elegido por este distrito que, como usted sabe, es el mío natural.

Si la confusión que por desgracia reina en el seno de los partidos políticos de nuestro país podría disculpar una nueva profesión de fe, creo que mi consecuencia probada, a la que he sacrificado cuando la ocasión lo ha exigido hasta mis afectos más íntimos, me excusa de molestar a usted repitiéndole antecedentes que ya conoce.

Soy demócrata, contribuí como diputado constituyente a la formación de la Constitución de 1869, y esa Constitución y las leyes orgánicas que la desenvuelven son mi bandera política; aspiro pues al triunfo y a la aplicación de aquel código; sin exageraciones siempre perniciosas para el orden en que la verdadera libertad descansa, y sin hipócritas restricciones que son siempre también rudos golpes que, tomado el orden por pretexto, a la libertad se asestan.

Vine a la política activa formando el antiguo partido progresista y le fui constantemente fiel.

En 1868 este partido se fundió con la democracia, cuyo principio fundamental acepté y he sido desde entonces demócrata firme y sincero, formando constantemente en las filas del partido radical.

Graves y no esperados sucesos aconsejaron a mi partido en febrero de 1873 el tomar otra actitud, y a mi partido seguí y en aquella actitud persevero como persevero en mis ideas, que por mi libre lección abracé, y que jamás ostente ni defendí por miras de personal conveniencia.

Si a usted satisface este sencillo programa, bastante para que pueda formarse juicio cabal de lo que haré en las Cortes si a ellas me lleva el voto de los electores de este distrito, quedará complacido del todo su siempre afectísimo y seguro servidor. Ignacio Rojo Arias.

Pese a estas intenciones previas y a su demostrada trayectoria favorable a una democracia basada en el sufragio universal y la soberanía popular Ignacio Rojo no consiguió su objetivo. Las nuevas reglas electorales, con la recuperación del voto censitario, no favorecían al político morateño (en Morata, su pueblo natal, sólo 142 vecinos tenían derecho a voto) y su rival contaba con el apoyo de las instituciones públicas en su condición de candidato del gobierno.

Celebradas las elecciones, Felipe Juez Sarmiento, candidato ministerial, no tuvo ningún problema para renovar su acta de diputado. De los 1.906 votantes, 1.336 dieron su voto al candidato del Partido Conservador. Frente a la candidatura oficial, Ignacio Rojo Arias, el político morateño que volvía a intentar representar a su distrito de nacimiento, no pasó de los 406 votos para su Partido Demócrata Progresista. El resultado del distrito de Chinchón no dejaba de ser un reflejo exacto de las votaciones en el resto de España donde el partido de Cánovas del Castillo lograba una cómoda mayoría de 293 escaños frente a los 43 del Partido Constitucional de Práxedes Mateo Sagasta, mientras que los 43 escaños restantes se repartieron entre los independientes y el Partido Progresista Democrático, los conocidos como demócratas posibilistas.

Tras la derrota de Rojo Arias y en fechas posteriores se rumoreó la posibilidad de que fuera nombrado senador por la provincia de Madrid. En El Globo se desmintió esta posibilidad:

No es verdad que el señor Rojo Arias luche para ser senador por esta provincia, si bien es cierto que con esta decisión contraria a los deseos de los muchos amigos políticos, no solo de su distrito de Chinchón, sino de otros más que a esta provincia corresponden, en que es personalmente conocido y que a ello le instigaban y le instigan.

Con el tiempo, Rojo Arias si que conseguiría un escaño vitalicio por el Senado. Hasta entonces, sin abandonar la vida política, se dedicó a su profesión de abogado, donde siempre destacó como brillante criminalista. Prueba de esta buena práctica de la abogacía era recogida por el Diario Oficial de Avisos que recordaba que, en el periodo de un año, Rojo Arias había conseguido la absolución para tres condenados en primera instancia a la pena de muerte.


*El Boletín Oficial de la Provincia de Madrid publicaba el 14 de enero de 1879 la lista de vecinos varones del municipio de Morata de Tajuña que, de acuerdo con las modificaciones de la ley electoral tenían derecho a participar en las elecciones al Congreso de los Diputados previstas para ese año de 1879.

En la misma publicación se indicaban los municipios que formaban parte del distrito de Chinchón: Arganda, Carabaña, Tielmes, Colmenar de Oreja, Chinchón, Ambite, Orusco , Perales de Tajuña, Valdelaguna, Valdaracete, Estremera, Villarejo de Salvanés, Valdilecha, Villamanrrique de Tajo, Villaconejos y Morata.

La relación de vecinos de Morata con derecho a voto publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid era la siguiente:

Antonio García Gutiérrez

Alejandro Serrano de las Heras

Alejandro Salcedo y Salcedo

Apolinar Jiménez Casado

Ángel Sánchez Bravo

Ambrosio Casado Robles

Apolonio Galeote Bustos

Ángel González y González

Ángel Jiménez Casado

Antonio Humanes Sánchez

Antonio Medel Sánchez

Alejandro Barriopedro Poveda

Alfonso de la Torre Gómez

Benito Sánchez Bravo

Benigno Díaz Sánchez

Blas Fominaya Conde

Basilio González Sánchez

Benito Clemente Lázaro

Cipriano de la Cueva de la Torre

Casto Serrano Corpa

Ciriaco Fominaya Salcedo

Claudio Vázquez Ragel

Cipriano Roldán Navarro

Domingo Rodelgo Fernández

Domingo Jiménez Casado

Domingo Baró Pavía

Dionisio Díaz Sánchez

Domingo López Santillana

Estanislao Casado Robles

Eustaquio Pinto y Pinto

Eusebio Serrano Corpa

Francisco Salcedo Ruiz

Francisco Sánchez

Soria Fernández

Felipe de la Torre Moreno

Facundo Salcedo Toscán

Francisco Estévez Rodríguez

Francisco Díaz Mesonero

Francisco Tejero Fominaya

Félix Pérez Ramírez

Francisco Serrano Casado

Fernando González y González

Faustino Durán Fomínchar

Francisco Salcedo Sánchez

Félix Huerta Martínez

Felipe Bustos Villalva

Felipe Sánchez Martínez

Germán de Cuevas García

Galo Salcedo y Muñoz

Guillermo Fominaya Salcedo

Gregorio Martínez Nieto

Gregorio Sánchez de las Peñas

Gregorio Corpa Parra

Gregorio Fominaya García Nieto

Ignacio Fuentes Navarro

Ignacio Fernández Cebrián

Isidro Jiménez Contreras

Gerónimo González y González

Julián Sánchez Fominaya

José de Hidalgo Tablada

José Corpa Díaz

Juan Rodelgo Martínez

José Medel Sánchez

José Sánchez Martínez

José Villalva Bermejo

Juan Serrano Corpa

José Yangües Bermejo

Juan Jiménez Cañas

José López Sacristán

José López Muñoz

Juan Corpa Rodelgo

Juan García Nieto Fominaya

Julián Ortiz Jiménez

Juan Vallecillos Sánchez

José Ortiz Jiménez

Julián López Sánchez (mayor)

Julián Martínez Díaz

Juan Vera Román

José Vara del Pozo

Joaquín Mora Segovia

Leandro Sánchez Medel

Lucas González Castro

Leandro Oliva Villalva

Lucas Serrano Gómez

Manuel Sánchez Leira Herrera

Manuel Sánchez Bravo Fominaya

Miguel de las Heras Martínez

Modesto Sánchez Oliva

Mateo Sánchez Bravo Fominaya

Manuel Corpa Rodelgo

Melchor Sánchez Bravo Fominaya

Martin Serrano Casado

Manuel Muñoz Sánchez

Manuel Cantarero Mesonero

Manuel Díaz y Díaz

Mateo Fominaya García Nieto

Manuel de Torres Bermejo

Melitón Villalva Cantarero

Modesto Anguita Pérez

Narciso Sánchez Soria Fernández

Pablo Fominaya Bucero

Paulino Sánchez Lara

Prudencio Sánchez Bravo Oliva

Pedro Humanes Sánchez

Pablo Salcedo Díaz

Pedro Corpa Parra

Pablo Gil Roma

Pablo Fominaya García Nieto

Pedro González y González

Regino Sánchez Bravo Oliva

Ramón Ordoñez Ortiz

Rufino García Nieto

Román Martínez Carrasco

Ramón Maxipica Mesonero

Romualdo Galeote Bustos

Ramón Oliva Villalva

Romualdo Hernández Rodelgo.

Saturnino Serrano de las Heras

Saturnino de las Heras Martínez

Simón Rodelgo de la Torre

Santos de Santos Palacios

Severiano Sánchez Pineda

Sínforiano Sánchez Madorra

Santiago Villa Mendoza

Saturnino de la Torre Díaz

Tomás Corpa Díaz

Tomás Casado Robles

Tomás Sánchez y Sánchez

Tomás Villalva Moreno

Tiburcio Ramírez Salado

Tomás Díaz y Rubio

Víctor Oliva Sánchez

Valentín González Sánchez

Víctor Salcedo García

Ventura Medel García

Valentín Serrano de las Heras

Victorio Pinto Niñolero

Ventura Fominaya García Nieto

Manuel García Gutiérrez

José Gadea Olmos

Manuel Ruiz Sánchez

Marcelo Martín de Vidales

 

 

Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.