jueves, 21 de diciembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (Epílogo)

A finales del siglo XVI el castillo de Casasola, según la tradición, fue escenario de reuniones de los partidarios de la proclamación de Alfonso XII como rey de España

Con la venta al marqués de Leganés de la mayor parte de sus propiedades en Morata, la familia de los Arias Dávila perdió presencia en la villa. En esa fecha de 1633, como veíamos la pasada semana, el conde de Puñonrostro, Arias Gonzalo Dávila, acordó con Policena Espínola la venta de unas 450 fanegas en la vega, una parte de la propiedad del molino de El Taray y una parcela donde se levantaría el palacio de los marqueses de Leganés frente a la iglesia de Morata. Como epílogo de esta serie sobre los Arias Dávila tratamos sobre un episodio, entre la realidad y la leyenda, que pudo tener lugar en el castillo de Casasola, la fortaleza que levantara en el siglo XV Juan de Contreras El Viejo y que, desde 1523, pertenecía a los condes de Puñonrostro. Se tr5ata de la reunión de políticos y militares favorables a la designación de Alfonso XII como rey de España.


Desde que en 1523 Juan Arias Dávila adquiriera por compra a la familia Contreras la propiedad del castillo de Casasola, esta fortaleza que domina desde las alturas la vega del Tajuña fue el símbolo del poder y la influencia de esta familia segoviana en la comarca. Con el paso del tiempo, como vimos en el caso de Morata, donde la mayor parte de sus extensas propiedades se vendieron al I marqués de Leganés, el patrimonio de los Arias Davila, por distintos motivos, se fue reduciendo también en lo que hoy es el término de Chinchón.

En el entorno del castillo de Casasola los Arias Dávila también se desprendieron de parte de sus bienes rústicos pero la fortaleza, hasta bien entrado el siglo XIX, perteneció a la familia. Los profundos cambios en la sociedad española habían afectado a esas alturas del siglo XIX a las familias de la nobleza que habían perdido la influencia y el poder que llegaron a disfrutar en sus lugares de señorío. 

Si en Morata los condes de Altamira, sucesores de los marqueses de Leganés en el señorío de la villa, habían vendido hacia 1870 prácticamente todas sus propiedades y solo conservaban como bien más emblemático su viejo palacio condal, en el caso de los condes de Puñonrostro Francisco Arias Dávila Matheu Carondelet , XIII conde de Puñonrostro, también conservaba la propiedad del castillo de Casasola, la fortaleza que, al parecer, fue de alguna manera protagonista de un episodio relacionado con Alfonso XII y con la restauración en España de la dinastía borbónica.

Carta del conde de Puñonrostro a Isabel II, exiliada en Paris (Fuente: Real Academia de la Historia)

Conspiraciones para favorecer la vuelta al trono de los Borbones

Con la revolución de septiembre de 1869, La Gloriosa, Isabel II y sus descendientes fueron desalojados del trono y dejaron de encabezar la monarquía española. En unos años convulsos, España vivió el acceso al trono de un nuevo monarca, Amadeo I de Saboya, y la proclamación de la I República. En medio de este periodo convulso, los partidarios de Isabel II, apartada en su exilio francés, no dejaron de trabajar, dirían unos, -o conspirar, dirían otros-, para lograr que, en última instancia, su primogénito y heredero, el príncipe Alfonso, futuro Alfonso XII, recuperara para la familia Borbón la corona española. 

Entre los políticos y militares más activos en este movimiento favorable a los Borbones se encontraba Francisco Arias Dávila Matheu, un viejo militar nacido en 1812 en Cádiz y quizá uno de los más activos defensores de la causa borbónica desde que la revolución de 1869 apartara a Isabel II del trono. El XIII conde de Puñonrostro, había participado activamente en las guerra carlistas, naturalmente en el bando isabelino, lo que le valió ser nombrado para distintos cargos en palacio en el entorno de la reina: caballero montero y ballestero mayor, mayordomo mayor y jefe de administración de la casa real y gentilhombre de cámara y apoderado de Isabel II. A partir de ahí en paralelo a su carrera militar, en la que alcanzó el grado de teniente general, inició también una carrera política que le llevó a ser designado senador y alcalde de Madrid. 

Con esta trayectoria vital y tras permanecer exiliado en París, a su vuelta Francisco Arias Davila destacó por su negativa a apoyar el nuevo monarca, Amadeo I. También por su más que probable participación en los movimientos más o menos clandestinos en apoyo del príncipe Alfonso. En estas conspiraciones favorables a la causa borbónica es donde cobra protagonismo el castillo de Casasola: según algunas fuentes la vieja fortaleza, aún propiedad de los Arias Dávila, fue el escenario de reuniones de militares y políticos que trabajaban para que el hijo de Isabel II recuperara el trono de España.

Estas reuniones, de las que existen escasas noticias, y siempre a posteriori, de producirse debieron tener lugar entre septiembre de 1869, La Gloriosa, y el 29 de diciembre de 1874, cuando el pronunciamiento del general Martínez Campos puso fin a la I República. Naturalmente, en este periodo y dado el carácter secreto de las conspiraciones a favor de la dinastía de los Borbones nada se supo de estos encuentros. Hay que remitirse a 1878, casi cuatro después de que Alfonso XII fuese reconocido como rey de España, para encontrar una referencia a las reuniones del castillo de Casasola. Concretamente es el periódico La Época, diario caracterizado por su apoyo zl nuevo rey y durante muchos años referencia del moderantismo y conservadurismo en España el que publicó el texto originalmente insertado en el periódico El Cronista y Las Provincias:

(…) Se había dicho que los moderados históricos no celebrarían su anunciada reunión hasta la vuelta del Sr. Moyano, y sin embargo, la reunión se ha verificado, con extraño aparato por cierto, y con inusitadas precauciones, que la rodean de apariencias misteriosas y novelescas. 

A siete leguas de Madrid posee el señor conde de Puñonrostro un escabroso monte, en cuya superficie no puede aventurarse el que, desconociendo el terreno, le atraviese sin guía, sin temor de caer en alguna sima o depresión del terreno, ocultas por la maleza. En uno de los límites de esta heredad, sobre un gigantesco tajo, se desmorona un antiguo castillo que, por las grietas de sus muros, deja ver las injurias del tiempo en su interior. Por el lado del monte da acceso a este castillo en ruinas un mezquino puente de madera, que suple al levadizo de otros tiempos, cuyos restos entierra el foso medio cegado. Al Mediodía da el castillo de Casasola, que tal es su nombre, sobre una magnífica vega surcada por el Tajuña, entre festones de exuberante viñedo. 

En este castillo, apartado de toda vida de comunicación, no sé si en la habitación del guarda, hecha en el patio con los escombros de la muralla, si en el palomar levantado sobre un torreón o si en la magnífica cisterna abierta a pico y a cuyo fondo se desciende por una suave rampa, se han reunido varios prohombres del moderantismo histórico, presididos por el señor conde de Puñonrostro, que también lo es de Casasola, en los primeros días de este mes. No puedo fijar el número, porque a unos he oido que no pasaba de doce o catorce, y a otros he oído hasta precisar la cifra de veintidós. Lo indudable es, que ahí se han reunido los prohombres susodichos, entre los cuales, según mis noticias, dominaba el elemento militar; pudiera citar nombres propios que se me han dicho, pero por si incurro en error, me abstengo de hacerlo. ¿Para qué tanto misterio y tantas precauciones? El tiempo lo aclarará. ¿Qué interés pueden tener los moderados históricos para huir del Sr. Moyano y buscar en el término de Chinchón un vetusto castillo en que reunirse? También el tiempo lo aclarará. Convengamos entre tanto, en que el lugar de la reunión esta muy en carácter, dado el espíritu del partido. (La Época, 29 de septiembre de 1878).

El 30 de septiembre de 1878, un día después de que la información sobre la reunión en el castillo de Casasola se publicara en La Época, en El Constitucional Español, diario fundado por Práxedes Mateo Sagasta como líder del Partido Liberal Fusionista, se reiteraba la información publicada que atribuía al conde de Puñonrostro el papel de anfitrión en su castillo de los moderados afines a Alfonso XII. Tras reproducir la información sobre la reunión, en El Constitucional Españoldaban poca credibilidad a su contenido y señalaban:

¿Es esto el prólogo o el epílogo de una historia? 

¿A que no nos contestan los periódicos moderados? A los moderados les ha dado por el género romántico .

El Mundo Político, otro periódico del ámbito conservador-moderado también se refería el 1 de octubre de 1878 al texto original sobre la reunión del castillo de Casasola, calificándola como novela. Incluso, a partir de estas reacciones periodísticas, no faltaron las interpretaciones que atribuyeron al ministro Francisco Romero Robledo, ministro de la Gobernación, como el inductor de la información sobre presunta reunión en el castillo de los cvondes de Puñonrostroi. Según esta idea, Romero Robledo, como líder del Partido Conservador, habría difundido la existencia de la reunión como parte interesada en el enfrentamiento con otro partido alfonsino, el Partido Moderado liderado por Claudio Moyano. En El Mundo Político, periódico autodefinido como católico, monárquico y dinástico se defendía esta idea en un artículo publicado el 1 de octubre de 1878:

(…) De modo que sin temor de levantar falsos testimonios podemos decir que la novela de El Cronista y la carta de Las Provincias están escritas sobre una misma mesa; y conocidos, como lo son, los patronos del diario ministerial [El Cronista], no aventuramos mucho al suponer que también se ha inventado aquella indigna farsa por una sola persona que odia y teme á los hombres del partido moderado histórico. 

(…) Y si el objeto es otro, si lo que El Cronista y el corresponsal de las Provincias tienen encargo de preparar es que existan divisiones en el seno de la Junta directiva de nuestro partido [Moderado], les aconsejamos que desistan de su empeño: la union de los moderados hoy es más perfecta que nunca; su organización es completa, y las aspiraciones de todos sus miembros son unas mismas (...).

Desde el otro lado del espectro político, La Iberia periódico liberal radical, también se sumaba a cuestionar el encuentro propiciado por el conde de Puñonrostro:

(…) Los diarios históricos son los que pueden manifestarnos si debe decirse todo lo que pasó en la reunion citada. ¿Lo dirán?. Como quiera que ya se demostró que la tal reunión fue un sueño y estamos cansados de decirlo, nada tenemos que añadir. Sin embargo, sepan nuestros colegas que, sin necesidad de reuniones, cada histórico juzga con toda la severidad que se merece al Gobierno del Sr. Cánovas, y que solos o reunidos, los moderados son y serán enemigos incondicionales de la conciliación. Nos parece que habíamos en castellano. (La Iberia, 8 de octubre de 1878).

Naturalmente, y para defender la veracidad de su información, El Cronista confirmaba la reunión de los moderados en el castillo de Casasola y publicaba el siguiente suelto:

(…) Tiene verdadera gracia que El Mundo nos pregunte que para qué se reunieron sus amigos los moderados en el Castillo de Casasola. Nosotros nos limitamos a levantar una punta del velo, porque no podíamos ni debíamos hacer otra cosa. A la prensa moderada corresponde decir lo demás, si es que puede decirse (…). (El Cronista, 8 de octubre de 1878).

Lo que si es cierto, y existe abundante documentación sobre ello, es que el XIII conde de Puñonrostro mantuvo una constante relación con Isabel II durante el exilio de la reina en París. La Real Academia de la Historia conserva no menos de 23 cartas cruzadas entre Francisco Arias Dávila y la madre de Alfonso XII. En esta correspondencia, el conde de Puñonrostro no deja de expresar su lealtad a la reina exiliada y su trabajo en favor de su hijo Alfonso, primogénito y pretendiente al trono de España, algo de lo que se habría tratado en la reunión del castillo de Casasola que, mientras es negada por algunos periódicos, es confirmada por otros. 

En años posteriores, otros autores y en otras publicaciones se publicaron referencias a esta reunión. Simón Viñas y Rey, autor del libro correspondiente a Chinchón en la Biblioteca de la Provincia de Madrid, cuando se refería al castillo de Casasola afirmaba:

(…) en la casa o castillo de esta posesión se trató por elevados personajes de la proclamación del rey D. Alfonso XII, y por casualidad, no fueron sorprendidos por el Gobierno de aquella época.

En otra publicación del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid también se hace eco la reunión en favor de Alfonso XII: 

(…) De acuerdo con una tradición recogida por el propio Viñas ya en 1890 y repetida por Cantó Téllez en 1928 también serviría [el castillo de Casasola como discretísimo escenario para una reunión en la que se trató por elevados personajes de la proclamación del rey Don Alfonso XII” en septiembre de 1874. 



Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2018.

  • Escrituras de partición de los bienes de Diego Arias Ávila, contador mayor del rey y de su Consejo Real, hecha entre sus hijos Juan Arias Ávila, [obispo de Segovia], y su hermana Isabel Arias, ésta última con autorización de su marido, Gómez González de la Hoz, regidor de Segovia. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.97, D.6-8

  • La premiere versión castillane du testament de Don Juan Arias Davila, eveque de Segovie. Le Flem, Jean Paul. Estudios segovianos. Centro de Estudios sobre Lope de Vega. Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Vol 22, nº64. Segovia, 1970.

  • Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Contreras con Pedro Arias Dávila, vecino de Segovia, sobre la división de ciertos bienes y heredades - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 9, 16.

  • Licencia y consentimiento dado por Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, a diego Aris Dávila para que pueda nombrar jueces árbitros en los pleitos y cuestiones con el arzobispado de Toledo, María Valdés y Carlos de Guevara, su hijo sobre la heredad de Morata. Turégano, 9 de enero de 1480. Archivo de los condes de Puñonrostro. 94-15. (Este documento se mostró en la exposición El sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española celebrada en la localidad segoviana de Aguilafuente en el año 2017). 

  • Poder a Francisco de Gamarra para arrendar la heredad de Morata en pleito. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148312, 86.

  • Ordenando a Juan Arias de Avila, 'cuyo es Torrejón de Velasco', acuda a Fernando de Gamarra, contino, con los frutos y rentas de la heredad de Morata sobre la que tiene pleito con D. María de Valdés y D. Carlos, su hijo. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148304, 16.

  • [Orden] Para que se guarde y ejecute a favor de D. Beltrán de Guevara, hermano y heredero de Carlos de Guevara, muerto en el real de Málaga, una carta ejecutoria sobre la heredad de Morata y sus rentas. - Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148801, 96.

  • Archivo General de Simancas, Patronato Real. Leg. 1, fol. 105, D,III 237.

  • Secuestro de los bienes de Vasco de Contreras, prisionero en la Corte. Archivo General de Simancas. RGS , LEG 147911,58. 

  • Devolución a Vasco de Contreras de bienes tomados mientras estuvo preso Archivo General de Simancas. RGS LE,148004, 110.

  • Desembargo de bienes de Vasco de Contreras. Archivo General de Simancas. RGS LEG 148003, 430. 

  • Los Contreras y el castillo de Casasola. Marqués de Lozoya. Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Nº 42. Año XI-Tercer trimestre. Madrid, 1963.

  • Realistas y comuneros en Madrid en los años 1520 y 1521. Introducción al estudio de su perfil sociopolítico. Diago Hernando, Máximo. Tomo XLV del Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Instituto de Historia del CSIC. Madrid, 2005.

  • Archivo General de Simancas. Patronato Real. Leg 1. Fol 105, D,III 237). 

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos, Universidad Autónoma de Madrid.Congreso Internacional Felipe II, Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada-Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín. Bubok. Madrid, 2011.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. T.6179, f. 241r-302r.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.

  • Archivo Histórico Nacional (Sección Nobleza.) BAENA, C.361, D.93-108.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, tomo 5993, fol 525 r-556 v.

  • Arroyo Martín, Francisco. Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Universidad Carlos III-Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte. Getafe, 2012.

  • Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles, Fernando Alonso (F) Caja 571, 1.

  • Chinchón. Viñas Rey, Simón. Biblioteca de la Provincia de Madrid. Crónica General de sus pueblos. Tomo VIII. Diputación Provincial de Madrid. Madrid, 1890.

  • Chinchón. Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid.

  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.

 

jueves, 14 de diciembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (IV)

En 1633 el conde de Puñonrostro vendió al I marqués de Leganés, por 14 millones de maravedíes, la mayor parte de su patrimonio en Morata
Entre estas propiedades se incluían 450 fanegas de tierra, una amplia parcela en la que se levantó el palacio de los Leganés y una parte del molino de El Taray

La concesión por parte de Carlos I del condado de Puñonrostro a los Arias Dávila significa un antes y un después en la historia de esta familia de origen segoviano asentada en la comarca del Bajo Tajuña desde mediados del siglo XV. Veíamos la pasada semana como en 1523, el mismo año en el que se le concede a Juan Arias Dávila el título de I conde de Puñonrostro, la familia se hace con la propiedad del castillo de Casasola con lo que acrecienta su presencia en la comarca, especialmente en lo que hoy es el término de Chinchón pero también en la villa de Morata. Este patrimonio de los Arias Dávila en Morata cambió de manos en 1633 cuando Arias Gonzalo Dávila vendió al I marqués de Leganés, señor de la villa desde ese año, más de 450 fanegas de tierra en la vega además de fincas urbanas y parte del molino de El Taray


A partir de la concesión del condado de Puñonrostro sabemos que los Arias Dávila acrecientan su presencia en la comarca y conocemos también que, en algunos casos, este poder e influencia de la familia segoviana chocó contra los intereses de las villas y vecinos del entorno del castillo de Casasola, tal como vimos al tratar sobre el pleito que enfrentó, en la última década del siglo XVI, a los concejos de Morata, Chinchón y Villaconejos con el conde de Puñonrostro, Pedro Arias Dávila, por el cobro de portazgos a los vecinos de estas villas a su paso por Torrejón de Velasco, lugar de señorío de los Arias Dávila.

En estos años, la presencia de la familia segoviana en Morata se materializaba en la propiedad de varias fincas rústicas y también propiedades urbanas que, tal como vimos en las primeras entregas de esta serie, correspondieron a Juan Arias Dávila, el obispo de Segovia que heredó los bienes que poseía en Morata el fundador del linaje, Diego Arias Dávila, cuando éste falleció en el año 1466. Estas propiedades localizadas en Morata y adjudicadas a Juan Arias Dávila permanecieron durante décadas en la familia y más concretamente, en los primogénitos que ostentaban el mayorazgo familiar. El obispo de Segovia así lo dispuso en su testamento y así fue como estas propiedades en Morata, que no eran escasas, llegaron en manos de los Arias Dávila hasta el primer tercio del siglo XVII, cuando la llegada a Morata del I marqués de Leganés, como poseedor y titular del señorío de la villa, significó un cambio profundo en la titularidad de este patrimonio propiedad, por entonces, de Gonzalo Arias Dávila Leyva, nacido en 1598 y V conde de Puñonrostro.


Fábrica de El Taray, donde en el siglo XVII se situaba el molino propiedad del conde de Puñonrostro

Venta de tierras, casas y otras propiedades al marqués de Leganés

Desde que en 1633 Diego Mexía Felípez de Guzmán adquiere por compra a sus vecinos el señorío de Morata una de sus prioridades fue adquirir las propiedades rústicas y urbanas que acrecentaran su presencia en la villa y certificaran su influencia en la misma. En este objetivo de convertirse en el mayor propietario resultó fundamental su mujer, Policena Espínola, encargada de gestionar, ante la ausencia obligada del marqués por sus obligaciones militares y políticas al servicio de la Corona, las compras a distintos propietarios. Entre estos propietarios ocupaba un lugar destacado el conde de Puñonrostro.

Resulta muy significativo que, en este proyecto de adquirir propiedades en su nueva villa de señorío, el marqués de Leganés, por medio como decimos de su mujer Policena, se fijara el objetivo adquirir no solo bienes rústicos sino también propiedades urbanas de distinto tipo. En todas estas adquisiciones aparecen propiedades pertenecientes al conde de Puñonrostro, empezando por las casas y solares que sirvieron para localizar y construir el palacio de los marqueses de Leganés en una amplia manzana delimitada por las calles Cruz de Orozco, Ciego, Picadero y plaza de la Iglesia.

Además de adquirir la parcela propiedad de los Arias Dávila -y otros pequeños propietarios- que le permitió al marqués de Leganés levantar sus palacio y los amplios jardines y huertas que se incluían en la propiedad, en la fachada oriental del palacio aparecía otra finca, Las Huertarias* que también perteneció históricamente a los condes de Puñonrostro y que, con el paso del tiempo también sería adquirida por el conde de Altamira, sucesores en el señorío de la villa de los marqueses de Leganés. 

Otros de los bienes situados en Morata pertenecientes, en parte, a los Arias Dávila que pasó a ser propiedad del marqués de Leganés fue el molino de El Taray, posteriormente reconvertido en batán. La adquisición de molinos por parte de la nobleza constituía una práctica muy habitual, tanto por los ingresos que proporcionaba su arrendamiento o explotación directa, como el control social que proporcionaba a sus propietarios. En el caso del molino de El Taray, los Arias Dávila, también propietarios de otros molinos** en la comarca, compartían su propiedad con otras familias acomodadas de la villa: Juan Cepeda, vecino de Segovia, Luis Vélez y Francisco Carrión -como maridos de dos hermanas originarias de Santa Cruz de la Zarza- y el propio conde de Puñonrostro. 

Otra parte importante de los bienes adquiridos por el I marqués de Leganés al entonces conde de Puñonrostro, Arias Gonzalo Dávila, estaba integrada por un extenso lote de tierras de regadío. En el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (AHPM T.6179, f. 241r-302r), aparece una extensa relación de las fincas adquiridas al conde de Puñonrostro por Policena Espínola, en nombre de su marido el marqués de Leganés, por entonces gobernador de Milan y por lo tanto ausente del territorio nacional. Este documento, que incluye algunas de las fincas que ya hemos citado y sobre las que los Leganés edificarían su palacio, sumaban 170 propiedades, entre urbanas y rústicas. 

En el caso de las fincas de regadío, el conde de Puñonrostro vendió al marqués de Leganés nada menos que 450 fanegas de tierra, muchas de ellas -alrededor de 65 fanegas en 15 parcelas- situadas en el entorno del paraje de El Taray junto al molino cuya parte también propiedad de los Arias Dávila también fue vendida como hemos visto al nuevo señor de Morata . Para poder ejecutar estas ventas el conde de Puñonrostro, titular del mayorazgo fundado por sus antepasados, debió contar con el preceptivo permiso real. 

Para hacernos una idea de la importancia del patrimonio acumulado por los condes de Puñonrostro en Morata, desde que Diego Arias Dávila llegara a la comarca a mediados del siglo XV, hay que resaltar que el importe de las ventas al marqués de Leganés en ese año de 1633 ascendió a la nada despreciable cantidad de 14.816.780 maravedíes. Hay que recordar que por la compra del señorío de Morata Diego Mexía Felípez de Guzmán pagó 23.370 ducados, equivalentes a 8.763.750 maravedíes (1 ducado equivalía a 375 maravedíes), una cantidad notablemente inferior que la que se pagó a Arias Gonzalo Dávila. 

Para justificar estas ventas que significaban, en la práctica, la enajenación de casi su patrimonio en Morata, Arias Gonzalo Dávila consideraba, según el documento de venta conservado en el Archivo Histórico de Protocolos de Madrid al que nos hemos referido, que no era justo [para Morata y los morateños] tenerlos sujetos a diferente señor, en referencia a la llegada a la villa del nuevo poseedor del señorío.

Otros bienes del conde de Puñonrostro en Morata tras las ventas al marqués de Leganés

A falta de un inventario completo de las propiedades de los Arias Dávila en Morata, parece que con las ventas del año 1633 al marqués de Leganés el patrimonio del conde de Puñonrostro en Morata pasó a ser prácticamente testimonial y muy alejado de la importancia que llegó a tener en los siglos XV y XVI. Sabemos, por documentos de la época, que con posterioridad a las ventas al marqués de Leganés el conde de Puñonrostro aún mantuvo algunas propiedades en la villa pero, a esas alturas del siglo XVII su influencia en Morata nada tenía que ver con tiempos pasados, cuando los Puñonrostro llegaron hasta a ser prestamistas de la villa. (A finales del siglo XVI el conde de Puñonrostro realizó un préstamo al Concejo morateño para que adquiriera carne. Este préstamo, censo, según la documentación del Catastro de Ensenada aún no había sido amortizado a mediados del siglo XVIII).

Precisamente gracias a esta documentación del Catastro de Ensenada sabemos que en 1751 las propiedades en Morata de Francisco Javier Arias Dávila Centurión, IX conde de Puñonrostro, se limitaban a una única finca rústica situada en el paraje de las Tierras Largas, según la declaración que el apoderado del conde en Chinchón realizó ante los redactores del catastro:

(…) Relación que doy yo, Don Juan Carrasco, vecino de esta Muy Noble y Muy Leal Villa de Chinchón a nombre del excelentísimo señor conde de Puñonrostro […] de los bienes raíces que tiene S. E. en término de la Villa de Morata, como su mayordomo de rentas y apoderado, y son las siguientes:

Una tierra en dicho término y vega del río Tajuña, en las Tierras Largas, de mil estadales en riego para pan llevar y no esquilmos, linda por el oriente con la cacera que viene de Morata que la riega, al sur con tierra del excelentísimo señor conde de Altamira, que labra Manuel Polanco, vecino de dicha Villa, al poniente con el caz de Porras, al norte con tierra de Francisco Freile que labra Manuel Buitrago, ambos vecinos de esta Villa, es de segunda calidad.

Y en la forma dicha hago esta declaración, la que juro ser cierta y no tener S E más bienes que dicha tierra según los informes de los renteros que la labran con otras del término de esta Villa, y son Diego Montero y Francisco Díaz, […], lo firmo Chinchón y julio ocho de mil setecientos cincuenta y uno. (Relación de haciendas de forasteros en la villa de Morata).



*Según un documento conservado en el archivo de la Casa de Altamira la finca denominada Las Huertarias -Huerta de Arias-, originalmente integrada en el patrimonio de los condes de Puñonrostro pasó por varios propietarios antes de ser adquiridas por los Altamira. En 1762 Las Huertarias pertenecía a Miguel Bello Marín, escribano de número y del Concejo de Morata a propuesta del propio conde de Altamira que, como señor de la villa, tenía reconocido este privilegio. En el documento citado se indica: 

(…) Miguel Bello Martín escribano del número y Ayuntamiento de Morata hizo y otorgó a favor del Señor Marqués de Leganés [conde de Altamira] de una tierra cercada que llaman la Huerta de Arias, extramuros de Morata, que lleva en sembradura tres fanegas y media, poco más o menos, libre y por precio de 1.100 reales.

Hecha en Morata a 4 de marzo de 1762 ante el vendedor Miguel Bello Martín, escribano.

Nota. Esta tierra la tomó el vendedor a censo reservativo de las monjas de Chinchón por el principal de 1.100 reales y 33 reales de réditos anuales el cual redimió el dicho vendedor.

Previamente a ser propiedad del escribano del Ayuntamiento, Las Huertarias habían pertenecido, como se ve, al convento de las monjas agustinas de Chinchón a quienes, probablemente, les habría sido donado por los Arias Dávila. Esta finca, que llegó a contar con una noria para el riego, junto con otra propiedad de los Leganés, la denominada Jabonería, se localizaba en la que hoy se denomina calle Picadero, en recuerdo de las instalaciones para albergar caballerías y carruajes propiedad de los Altamira. 

**Los Arias Dávila desde su llegada a la comarca a mediados del siglo XV controlaron varios molinos, entre ellos el molino de El Taray del que les pertenecía una parte vendida al marqués de Leganés. Estos molinos no dejaban de ser un símbolo del poder señorial. Según recoge Jose Luis Hernanz Elvira en su trabajo Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II Juan Arias Dávila, primogénito de Gonzalo Arias Dávila, acusó a su padre y titular del mayorazgo, de descuidar el cuidado y mantenimiento de estos molinos situados en el entorno de las vegas del Tajuña y el Jarama. También existe constancia documental de un pleito entre Juan Arias Dávila, García González, de Morata y Guzmán de Herrera, de Alcalá de Henares, por el aprovechamiento de un molino de titularidad compartida entre los tres litigantes.



Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2018.

  • Escrituras de partición de los bienes de Diego Arias Ávila, contador mayor del rey y de su Consejo Real, hecha entre sus hijos Juan Arias Ávila, [obispo de Segovia], y su hermana Isabel Arias, ésta última con autorización de su marido, Gómez González de la Hoz, regidor de Segovia. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.97, D.6-8

  • La premiere versión castillane du testament de Don Juan Arias Davila, eveque de Segovie. Le Flem, Jean Paul. Estudios segovianos. Centro de Estudios sobre Lope de Vega. Real Academia de Historia y Arte de San Quirce. Vol 22, nº64. Segovia, 1970.

  • Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Contreras con Pedro Arias Dávila, vecino de Segovia, sobre la división de ciertos bienes y heredades - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 9, 16.

  • Licencia y consentimiento dado por Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, a diego Aris Dávila para que pueda nombrar jueces árbitros en los pleitos y cuestiones con el arzobispado de Toledo, María Valdés y Carlos de Guevara, su hijo sobre la heredad de Morata. Turégano, 9 de enero de 1480. Archivo de los condes de Puñonrostro. 94-15. (Este documento se mostró en la exposición El sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española celebrada en la localidad segoviana de Aguilafuente en el año 2017). 

  • Poder a Francisco de Gamarra para arrendar la heredad de Morata en pleito. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148312, 86.

  • Ordenando a Juan Arias de Avila, 'cuyo es Torrejón de Velasco', acuda a Fernando de Gamarra, contino, con los frutos y rentas de la heredad de Morata sobre la que tiene pleito con D. María de Valdés y D. Carlos, su hijo. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148304, 16.

  • [Orden] Para que se guarde y ejecute a favor de D. Beltrán de Guevara, hermano y heredero de Carlos de Guevara, muerto en el real de Málaga, una carta ejecutoria sobre la heredad de Morata y sus rentas. - Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148801, 96.

  • Archivo General de Simancas, Patronato Real. Leg. 1, fol. 105, D,III 237.

  • Secuestro de los bienes de Vasco de Contreras, prisionero en la Corte. Archivo General de Simancas. RGS , LEG 147911,58. 

  • Devolución a Vasco de Contreras de bienes tomados mientras estuvo preso Archivo General de Simancas. RGS LE,148004, 110.

  • Desembargo de bienes de Vasco de Contreras. Archivo General de Simancas. RGS LEG 148003, 430. 

  • Los Contreras y el castillo de Casasola. Marqués de Lozoya. Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Nº 42. Año XI-Tercer trimestre. Madrid, 1963.

  • Realistas y comuneros en Madrid en los años 1520 y 1521. Introducción al estudio de su perfil sociopolítico. Diago Hernando, Máximo. Tomo XLV del Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Instituto de Historia del CSIC. Madrid, 2005.

  • Archivo General de Simancas. Patronato Real. Leg 1. Fol 105, D,III 237). 

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos, Universidad Autónoma de Madrid.Congreso Internacional Felipe II, Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada-Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín. Bubok. Madrid, 2011.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. T.6179, f. 241r-302r.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.

  • Archivo Histórico Nacional (Sección Nobleza.) BAENA, C.361, D.93-108.

  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, tomo 5993, fol 525 r-556 v.

  • Arroyo Martín, Francisco. Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Universidad Carlos III-Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte. Getafe, 2012.

  • Real Audiencia y Chancillería de Valladolid. Pleitos civiles, Fernando Alonso (F) Caja 571, 1.



 

jueves, 7 de diciembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (III)

Durante la Guerra de las Comunidades vecinos de Morata se enfrentaron a juan Arias Dávila
En 1523 se concedió a la familia el título del condado de Puñonrostro y la familia adquirió el castillo de Casasola 

La familia Arias Dávila, asentada en el Bajo Tajuña desde mediados del siglo XV, vio como la Guerra de las Comunidades, iniciada en la segunda década del siglo XVI, sirvió para que el linaje iniciado por Diego Arias Dávila acrecentase su poder y su influencia en la comarca. Juan Arias Dávila, alineado en las filas del emperador Carlos I, a la postre vencedor del conflicto frente a las ciudades castellanas y los comuneros, consiguió para él mismo y para sus sucesores que se le otorgase el condado de Puñonrostro. Durante la Guerra de las Comunidades, Juan Arias Dávila se enfrentó a los vecinos y concejos de la comarca, favorables a los comuneros. En esos mismos años, en 1523, el flamante conde de Puñonrostro consiguió la propiedad definitiva del castillo de Casasola, la fortaleza levantada junto a las orillas del Tajuña por los Contreras, también originarios de Segovia y rivales tradicionales de los Arias Dávila en la comarca.


Este enfrentamiento entre los Contreras y los Arias Dávila que en 1523 se materializó en el cambio de propiedad del castillo de Casasola, ya se había hecho patente desde el siglo XV cuando ambas familias, procedentes de la ciudad de Segovia, eligieron bando en el conflicto por la sucesión de Enrique IV. Este conflicto tuvo sus consecuencias, más o menos directas, en la comarca.

Los Contreras, con Vasco de Contreras al frente, optaron por Juana la Beltraneja en el conflicto dinástico frente a la futura reina Isabel I de Castilla. Los Arias Dávila, por el contrario, siempre muy cuidadosos de sus alianzas, oscilaron en sus apoyos entre los los bandos enfrentados pero finalmente se decantaron por Isabel. Vasco de Contreras, hijo y sucesor de Juan de Contreras, el constructor del castillo de Casasola, no dudó en estos años en asaltar el castillo de Perales, propiedad del arzobispado toledano, sede ocupada en esos años por Alonso Carrillo, partidario de Isabel. 

Esta toma de partido por el bando perdedor acarreó a los Contreras duras represalias por parte de la ya reina Isabel I de Castilla. Aparte del ingreso en la cárcel de Corte del propio Vasco de Contreras, se decretó el embargo de los cuantiosos bienes familiares, entre ellos los localizados en el entorno del castillo de Casasola. Como añadido, en una de esas jugadas caprichosas del destino, la reina decidió que como administrador de estos bienes de los Contreras se nombrase a Pedro Arias Dávila. De nuevo, el acierto en la elección de bando tuvo su recompensa y el heredero del linaje Arias Dávila controló el patrimonio de los Contreras hasta que en 1480 la reina levantó el castigo y devolvió a Vasco de Contreras sus bienes.


Ejecución de los comuneros. (Antonio Gisbert, 1860).

La guerra de las Comunidades en la comarca y los Arias Davila

Un nuevo conflicto desencadenado en 1520 en la Corona de Castilla determinó, otra vez para bien, el futuro de los Arias Dávila. En este caso fue la denominada guerra de las Comunidades la que significó un nuevo hito para la familia de origen segoviano asentada en la comarca del Bajo Tajuña. Cuando las ciudades se levantaron frente al emperador Carlos I, la nobleza titulada, como en tantas otras ocasiones, tomó partido. Juan Arias Dávila, nieto del Diego Arias Dávila, una vez más, acertó a la hora de elegir bando y se decantó por la causa imperial frente a los comuneros de las ciudades castellanas, con su consiguiente recompensa al final del conflicto.

Pero antes de que Carlos I premiase la lealtad de Juan Arias Dávila y familia, diversos acontecimientos relacionados con la Guerra de las Comunidades*, se vivieron en la comarca con protagonismo para el futuro conde de Puñonrostro. Y es que durante el desarrollo del conflicto los concejos de la comarca no permanecieron ajenos al enfrentamiento y, en su mayoría, se decantaron por las ideas comuneras, lo que no dejó de acarrear sus consecuencias cuando finalizaron las hostilidades. 

En uno de los incidentes acaecidos durante la guerra de las Comunidades, Pedro Arias Dávila, hermano menor del titular del mayorazgo, se encontraba en medio de una misión en favor de Carlos I en Madrid cuando se vio obligado a huir acosado por los comuneros durante su estancia en el monasterio de San Jerónimo. Según relata Máximo Diago Hernando, en su trabajo sobre los Realistas y comuneros en Madrid en 1520 y 1521, Pedro Arias Dávila, que también tenía previsto entrevistarse con el capitán general de las tropas realistas en la meseta sur, se vio forzado a huir con dirección a la villa de Ocaña. Juan Negrete y Gregorio del Castillo, dirigentes comuneros madrileños, dieron la orden de perseguir a Pedro Arias Dávila. 

Esta orden de los líderes comuneros llegó hasta las villas de Morata y de Arganda donde algunos vecinos, favorables a los comuneros, se apoderaron de cuatro mulas y un caballo del séquito de Arias Dávila. Además, morateños y argandeños lograron detener a los criados que acompañaban a Pedro Arias Dávila, pero no así a éste. Finalmente, los dirigentes comuneros desplazados a Arganda y Morata desde Madrid se hicieron cargo de los animales requisados y de los criados detenidos.

Con el triunfo de Carlos I se impuso su política ante las ideas reformistas de los comuneros. La comarca del Bajo Tajuña y sus concejos, por influencia del arzobispo Acuña, se había decantado por los comuneros. El administrador del arzobispado, Francisco de Mendoza, así lo había manifestado en un documento conservado en el Archivo General de Simancas al manifestar todos los pueblos del arzobispado están en comunidad (Archivo General de Simancas. Patronato Real. LEG1. Fol 105, D,III 237). Los condes de Chinchón, al contrario que los pueblos de la comarca, apoyaron a Carlos I y fueron indemnizados por los concejos** por los daños ocurridos en sus bienes.

Los Arias Dávila también obtuvieron su recompensa por su apoyo al emperador y rey de España. El 24 de abril de 1523 Juan Arias Dávila, titular del mayorazgo, era recompensado por su papel en la Guerra de las Comunidades con la concesión del condado de Puñonrostro. Ese mismo año, María de Contreras, la nieta de Juan de Contreras El Viejo, constructor del castillo de Casasola, vendía a Juan Arias Dávila, ya I conde de Puñonrostro, el castillo de Casasola, fortaleza que permanecería en la familia hasta el siglo XIX. 

A partir de entonces, este castillo se convertiría en el epicentro del poder de este linaje de la nobleza y los Arias Dávila se asentaban definitivamente en la comarca donde tenían importantes intereses económicos. Según un estudio realizado por José Luis Hernanz Elvira (Equipo Madrid de Estudios Históricos de la Universidad Autónoma de Madrid), los ingresos generados al conde de Puñonrostro en 1597 por sus posesiones en el entorno de Casasola/Chinchón ascendía a 2.490.505 maravedíes. La próxima semana analizaremos cómo algunos de estos bienes localizados en Morata pasaron a pertenecer al marques de Leganés cuando Diego Mexía Felípez de Guzmán adquirió el señorío de la villa y construyó su palacio. 



* Este incidente que reseñamos en el que morateños y argandeños asaltaron a los criados de Pedro Arias Dávila y se hicieron con sus mulas además de detenerlos no fue el único ocurrido en la comarca durante la Guerra de las Comunidades. El castillo de Chinchón propiedad de Fernando Cabrera y Bobadilla, conde de Chinchón y también aliado en el bando de Carlos I durante la Guerra de las Comunidades, sufrió importantes daños durante el conflicto. Los segovianos aún no habían olvidado que la villa de Chinchón había sido segregada de su Ciudad para crear el condado y se vengaron ocasionando distintos destrozos en la fortaleza.

** Acabado el enfrentamiento y fallecido el primer conde de Chinchón, sus herederos reclamaron la correspondiente indemnización por los daños ocasionados en la fortaleza de su propiedad. Tras un largo pleito planteado ante la Real Chancillería de Valladolid los pueblos de la comarca fueron condenados a abonar a los titulares del condado de Chinchón la cantidad de 9.818.441 maravedíes. Desconocemos si Morata fue obligada a indemnizar a los Cabrera, titulares del condado, por los hechos sucedidos durante la Guerra de las Comunidades, pero Chinchón, por ejemplo, debió indemnizarles con 500.000 maravedíes , Colmenar de Oreja con 185.000 maravedíes y San Martín de la Vega con 189.000 maravedíes.

Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2018.

  • Escrituras de partición de los bienes de Diego Arias Ávila, contador mayor del rey y de su Consejo Real, hecha entre sus hijos Juan Arias Ávila, [obispo de Segovia], y su hermana Isabel Arias, ésta última con autorización de su marido, Gómez González de la Hoz, regidor de Segovia. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.97, D.6-8

  • La premiere versión castillane du testament de Don Juan Arias Davila, eveque de Segovie. Le Flem, Jean Paul. Estudios segovianos. Centro de Estudios sobre Lope de Vega. Real Academia dse Historia y Arte de San Quirce. Vol 22, nº64. Segovia, 1970.

  • Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Contreras con Pedro Arias Dávila, vecino de Segovia, sobre la división de ciertos bienes y heredades - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 9, 16.

  • Licencia y consentimiento dado por Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, a diego Aris Dávila para que pueda nombrar jueces árbitros en los pleitos y cuestiones con el arzobispado de Toledo, María Valdés y Carlos de Guevara, su hijo sobre la heredad de Morata. Turégano, 9 de enero de 1480. Archivo de los condes de Puñonrostro. 94-15. (Este documento se mostró en la exposición El sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española celebrada en la localidad segoviana de Aguilafuente en el año 2017). 

  • Poder a Francisco de Gamarra para arrendar la heredad de Morata en pleito. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148312, 86.

  • Ordenando a Juan Arias de Avila, 'cuyo es Torrejón de Velasco', acuda a Fernando de Gamarra, contino, con los frutos y rentas de la heredad de Morata sobre la que tiene pleito con D. María de Valdés y D. Carlos, su hijo. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148304, 16.

  • [Orden] Para que se guarde y ejecute a favor de D. Beltrán de Guevara, hermano y heredero de Carlos de Guevara, muerto en el real de Málaga, una carta ejecutoria sobre la heredad de Morata y sus rentas. - Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148801, 96.

  • Archivo General de Simancas, Patronato Real. Leg 1, fol. 105, D,III 237.

  • Secuestro de los bienes de Vasco de Contreras, prisionero en la Corte. Archivo General de Simancas. RGS , LEG 147911,58. 

  • Devolución a Vasco de Contreras de bienes tomados mientras estuvo preso Archivo General de Simancas. RGS LE,148004, 110.

  • Desembargo de bienes de Vasco de Contreras. Archivo General de Simancas. RGS LEG 148003, 430. 

  • Los Contreras y el castillo de Casasola. Marqués de Lozoya. Boletín de la Asociación Española de Amigos de los Castillos. Nº 42. Año XI-Tercer trimestre. Madrid, 1963.

  • Realistas y comuneros en Madrid en los años 1520 y 1521. Introducción al estudio de su perfil sociopolítico. Diago Hernando, Máximo. Tomo XLV del Anales del Instituto de Estudios Madrileños, Instituto de Historia del CSIC. Madrid, 2005.

  • Archivo General de Simancas. Patronato Real. LEG1. Fol 105, D,III 237). 

  • Contribución al estudio de las economías nobiliarias en Castilla: los condados de Puñonrostro y Barajas durante el reinado de Felipe II. Hernanz Elvira, José Luis. Equipo Madrid de Estudios Históricos, Universidad Autónoma de Madrid.Congreso Internacional Felipe II, Europa dividida, la monarquía católica de Felipe II. Madrid, 1998.



jueves, 30 de noviembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (II)

Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, pleiteó por sus propiedades en Morata con la familia Guevara
Al frente de la diócesis segoviana impulsó el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España

A la muerte de Diego Arias Dávila, el fundador del linaje, sus herederos, Pedro, Juan e Isabel Arias Dávila, se repartieron el extenso patrimonio acumulado por su progenitor a partir de su cargo de contador junto al rey Juan II y su hijo Enrique IV. Estos bienes se localizaban entre otros lugares, en la ciudad de Segovia, así como villas y aldeas de su comunidad, y también en Madrid y en Toledo. El testamento, como veíamos la pasada semana, también incluía los bienes acumulados por Diego Arias Dávila en el entorno de las villas de Chinchón y Morata, en las entonces aldeas de Eza y Villaverde y en los parajes de Monasterio y Casasola. Es precisamente en Morata donde se situaban los bienes rústicos y urbanos que se deberían haber adjudicado a la tercera y última mujer de Diego Arias Dávila, Maria Palomeque. Pese a este deseo del testador, lo cierto es que estas propiedades en Morata pasaron al patrimonio de su segundo hijo, Juan, ya por entonces obispo de Segovia*, mientras que el primogénito Pedro Arias Dávila, El Valiente, heredó en la comarca los bienes que formaban parte del mayorazgo familiar en el entorno de Casasola.


Aunque el fundador del linaje Arias Dávila había expresado claramente su voluntad a la hora de testar de que sus hijos y resto de herederos -fundamentalmente su última mujer, María Palomeque- se repartieran el patrimonio acumulado, a su muerte se planteó un pleito entre sus hijos y herederos para determinar cómo se producía este reparto de bienes. Cómo ya vimos, a la muerte de Diego Arias Dávila, su última mujer, María Palomeque, recibió dinero del resto de herederos en lugar de distintas propiedades situadas en Morata como era deseo de su difunto marido. 

Sobre el resto de bienes surgieron también discrepancias que llevaron a los herederos a plantear un pleito -situación que se repetiría en varias ocasiones a lo largo de la historia en la familia de los Are¡ias Dávila- para determinar cómo se llevaba a la práctica el reparto de los bienes.

Según el texto del testamento, a Pedro Arias Davila, El Valiente, como hijo primogénito, se le adjudicaba el mayorazgo familiar, en el que se incluían distintas propiedades en el término de Casasola, mientras que a sus hermanos Juan e Isabel se les asignaba el resto del patrimonio en una proporción de dos partes de tres para el obispo de Segovia y la tercera parte restante a su hermana Isabel. 

En el texto de la sentencia de partición de la herencia, fechado el 23 de enero de 1473 -recordemos que el fallecimiento de Diego Arias se había producido en 1466-, aparece reflejado cómo Juan Arias Dávila, al margen de los bienes localizados entre otros lugares en distintos barrios de la ciudad de Segovia, como la casa familiar, y en las villas de Aldehuela del Codonal, Roda, Boltoya, Probalejos, Arévalo, Olmedo, Valladolid, Calabazas, Matapozuelos, recibió como herencia paterna inmuebles en Morata y en las villas y aldeas de Chinchón, Monasterio y Eza y Villaverde y en Bayona.

Pleitos por los bienes situados en Morata y contra el señoir del castillo de Casasola

Tras la muerte de Diego Arias Dávila y el reparto de su herencia entre sus herederos, los bienes incluidos en el patrimonio familiar localizados en los términos de Chinchón y Morata, por entonces villas de la Comunidad de la ciudad de Segovia, así como también los situados en las aldeas de Eza, Villaverde y los parajes de Casasola y Monasterio quedaron por tanto en manos de los dos hijos varones, Pedro y Juan Arias Dávila. Así permanecerían debido a las mandas testamentarias futuras que adjudicaron a los varones estos territorios situados en torno a la cuenca baja del Tajuña. 

Así sucedió, por ejemplo con los bienes adjudicados al entonces obispo de Segovia. En su testamento, dictado en la ciudad de Roma el año de 1497, Juan Arias Dávila instituyó como universal heredero, aparte de las habituales mandas que se adjudicaban a otros familiares y personas, a su sobrino e hijo primogénito de su hermano mayor:

(…) instituyo, hordeno [sic] y solemnemente nombro por su universal, cierto e verdadero heredero en todos los otros sus bienes raíces (…) en cualesquier lugares (…) a saber a Pedro Arias Dávila, su sobrino fijo [sic] del de buena memoria Pedro Arias de Ávila, su hermano carnal (…). En otro apartado de su testamento, el obispo de Segovia ordenó que sus bienes raíces únicamente pudieran ser heredados por los hijos mayores legítimos de sus sucesores para así mantener y, en su caso, aumentar, el patrimonio familiar.

Estas propiedades, en el caso de los localizadas en Chinchón y en Morata, no dejaron de ser objeto, por uno u otro motivo, de pleitos judiciales en los que se dirimió la propiedad de los mismos entre los Arias Dávila y otras familias de la pequeña nobleza de la zona.

El primogénito Pedro Arias Dávila que, recordemos, había heredado el mayorazgo familiar e, incluido en el mismo, distintos bienes raíces en el entorno de Casasola. Pedro Arias se enfrentó en varios pleitos con Juan de Contreras, hijo de un regidor de la ciudad de Segovia, Juan González de Contreras, y dueño del castillo de Casasola**, la fortaleza roqueda que domina el curso del Tajuña poco antes de su desembocadura en el Jarama. Existe constancia de estos pleitos en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, por la disputa en la división de bienes y heredades en Casasola en el año 1480. 

Ese mismo año de 1480, cuando el obispo de Segovia Juan Arias Dávila se encontraba en la cúspide de su carrera eclesiástica, también pleiteó por los terrenos que había heredado de su padre en la villa de Morata con otra familia de la pequeña nobleza asentada en Morata, los Guevara, poseedores del señorío de la villa desde varias décadas atrás. Al plantearse ante la Real Chancillería de Valladolid el proceso judicial, las obligaciones del cargo al frente de la diócesis segoviana obligaron a Juan Arias Dávila a delegar en Diego Arias, su sobrino e hijo de su hermano, las actuaciones necesarias ante el tribunal vallisoletano. En este pleito sobre la heredad de Morata estaban implicados frente al obispo de Segovia el propio arzobispado de Toledo, como autoridad eclesiástica en la comarca, Maria Valdés y su hijo Carlos de Guevara***. 

Debido a que el pleito entre los Guevara y los Arias Dávila por los bienes situados en Morata se extendió durante varios años ante el tribunal de la Real Chancillería de Valladolid, estas tierras fueron arrendadas y su rendimiento administrado por Fernando de Gamarra en tanto no se produjera una sentencia definitiva sobre el litigio.

Finalmente, en 1488 la Real Chancillería falló contra los intereses de Juan Arias Dávila en favor de los Guevara y se emitió una ejecutoria para que los bienes en litigio pasaran a ser propiedad de estos. La tardanza en emitir una sentencia en el pleito, iniciado 8 años antes, provocó que uno de los demandantes, Carlos Guevara, ya hubiera fallecido y que fuera su hermano y heredero, Beltrán de Guevara quien se beneficiara del fallo a favor de su familia. 


Sinodal de Aguilafuente (1472) primer libro impreso en España

*Juan Arias Dávila, nacido en la ciudad de Segovia de 1436, fue el tercer hijo del matrimonio formado por Diego Arias Dávila y su segunda mujer, Elvira González. Siguiendo una tradición no escrita entre los miembros de la nobleza, mientras su hermano y primogénito Pedro Arias Dávila fue destinado a seguir el linaje familiar como heredero del mayorazgo, Juan siguió la carrera eclesiástica en la que consiguió alcanzar el cargo de obispo de Segovia por entonces, mediados del siglo XV, uno de los más poderosos de la Corona de Castilla. Recibió formación religiosa en Salamanca, donde se graduó en derecho canónico. En 1455 con menos de veinte años, fue nombrado capellán de Enrique IV y tres años después consiguió el oficio de protonotario. Su cercanía al rey Enrique IV y, por qué no, la influencia de su padre, fue fundamental en una carrera eclesiástica que en 1461 se consolidó al ser designado administrador de la diócesis de Segovia. La sede segoviana, vacante por la muerte del obispo titular, Fernando López, fue adjudicada definitivamente a Juan Arias Dávila en 1466 el mismo año que falleció su padre. A partir de ahí y de su nombramiento como miembro del Consejo y la Audiencia Real, Juan Arias Dávila desarrolló su actividad como promotor de proyectos culturales como la creación de un estudio de Gramática, Lógica y Filosofía Moral en la ciudad de Segovia, y también su labor pastoral con la recuperación de San Frutos como patrón de la diócesis.

En el ámbito político el obispo de Segovia, como el resto de su familia, se alineó con el bando de Enrique IV en el enfrentamiento del rey con su hermanastro Alfonso. Con los años, Juan Arias Dávila, y su hermano, pasarían a apoyar a Alfonso. Tras la muerte de Alfonso intentaron recuperar el favor de Enrique IV y, por último, se inclinaron por el bando triunfador de la futura reina Isabel de Castilla.

En el terreno eclesial, Juan Arias Dávila destacó por su talante reformista, expresado a partir de los distintos sínodos organizados en la diócesis. Tras la celebración de uno de estos sínodos en la villa de Aguilafuente, Juan Arias Dávila entró en la historia de la imprenta española al ordenar la publicación de las actas del sínodo celebrado en 1472. Este texto, el Sinodal de Aguilafuente, conservado en la catedral segoviana, está considerado como el primer libro editado en España. Sua edición fue obra de Juan Parix, un impresor de origen alemán instalado en Segovia.

Integrado de pleno en la corte de los reyes católicos, Juan Arias Dávila participó en el proyecto de mejora de la Chancillería de Valladolid y de la Universidad de Salamanca. En 1478 realizó su primer viaje a Roma como miembro principal de la asamblea del clero castellano. Ya en 1486 el obispo segoviano hubo de hacer frente a la instrucción de un proceso inquisitorial contra su familia y el mismo. Las antiguas acusaciones de judaísmo volvieron a reaparecer y a cuestionar las creencias cristianas de la familia. Durante más de cuatro años, Juan Arias Dávila debió enfrentarse a decenas de testigos y a los inquisidores, primero desde su diócesis segoviana y, a partir de 1890, desde la propia ciudad de Roma a la que se trasladó para utilizar sus influencias y prestigio ante el papa y la curia vaticana y defenderse así del Santo Oficio. Tras esta labor en favor de su fe cristiana, consiguió ser absuelto del delito de herejía, tanto el como los miembros de su familia, aunque esta decisión no tenía validez en la territorio castellabo donde la Inquisición defendía su independencia frente a la influencia del Vaticano. Falleció en 1497 y fue enterrado en Roma hasta su traslado en 1499 a su sepultura definitiva en la catedral segoviana.


**El castillo de Casasola en el año 1480, cuando se plantearon los pleitos entre las dos familias segovianas de los Contreras y los Arias Dávila, aún pertenecía a los Contreras, que lo habían levantado pese a la oposición de los vecinos de Chinchón. Con el tiempo, como veremos en próximas semanas y en una de tantas paradojas de la historia, el castillo pasaría a ser propiedad de los Arias Dávila.


***Carlos Guevara, que iniciara en 1480 el pleito contra Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, era hijo de Maria Valdés Pecha y Guzmán y de Beltrán Vélez de Guevara y Ayala, de quienes heredó el señorío de la villa de Morata. A su vez, María Valdés había heredado sus bienes en Morata de sus padres, Íñigo López de Valdés y Juana de Guzmán. Su padre, poseía bienes inmuebles en Morata y también en los parajes de Monasterio, Villaverde y Casasola. Como se ha comentado, al fallecimiento de Carlos Guevara le sucedió en el señorío de Morata su hermano Beltran de Guevara, casado con Elvira de Rojas. Esta familia aparecerá en documentos relacionados con Morata como las Relaciones Topográficas redactadas durante el reinado de Felipe II. Los Guevara también estaban relacionados con el escritor Antonio de Guevara, (1480-1545), religioso y autor renacentista de, entre otros títulos, las Epístolas familiares, una obra en la que el autor recuerda refiriéndose a su linaje:

(…) mi abuelo se llamó don Beltrán de Guevara, y mi padre también se llamaba don Beltrán de Guevara (…) en Morata, los cuales todos son valerosos en sus personas, aunque pobres en estados y rentas. 


Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2018.

  • Escrituras de partición de los bienes de Diego Arias Ávila, contador mayor del rey y de su Consejo Real, hecha entre sus hijos Juan Arias Ávila, [obispo de Segovia], y su hermana Isabel Arias, ésta última con autorización de su marido, Gómez González de la Hoz, regidor de Segovia. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.97, D.6-8

  • La premiere versión castillane du testament de Don Juan Arias Davila, eveque de Segovie. Le Flem, Jean Paul. Estudios segovianos. Centro de Estudios sobre Lope de Vega. Real Academia dse Historia y Arte de San Quirce. Vol 22, nº64. Segovia, 1970.

  • Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Contreras con Pedro Arias Dávila, vecino de Segovia, sobre la división de ciertos bienes y heredades - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 9, 16.

  • Licencia y consentimiento dado por Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, a diego Aris Dávila para que pueda nombrar jueces árbitros en los pleitos y cuestiones con el arzobispado de Toledo, María Valdés y Carlos de Guevara, su hijo sobre la heredad de Morata. Turégano, 9 de enero de 1480. Archivo de los condes de Puñonrostro. 94-15. (Este documento se mostró en la exposición El sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española celebrada en la localidad segoviana de Aguilafuente en el año 2017). 

  • Poder a Francisco de Gamarra para arrendar la heredad de Morata en pleito. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148312, 86.

  • Ordenando a Juan Arias de Avila, 'cuyo es Torrejón de Velasco', acuda a Fernando de Gamarra, contino, con los frutos y rentas de la heredad de Morata sobre la que tiene pleito con D. María de Valdés y D. Carlos, su hijo. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148304, 16.

  • [Orden] Para que se guarde y ejecute a favor de D. Beltrán de Guevara, hermano y heredero de Carlos de Guevara, muerto en el real de Málaga, una carta ejecutoria sobre la heredad de Morata y sus rentas. - Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148801, 96.


jueves, 23 de noviembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (I)

Pese a sus orígenes judíos, la familia logró privilegios en la corte de los reyes castellanos 

El creador del linaje, Diego Arias Dávila, regidor de Segovia adquirió propiedades en Morata y toda la comarca

Hace unas semanas tratábamos en el blog la ejecutoria de la Real Chancillería de Valladolid que protegió el derecho al libre paso de los vecinos de Morata, junto a los de Chinchón y Villaconejos, por Torrejón de Velasco, villa de señorío del conde de Puñonrostro. La sentencia, promulgada a finales del siglo XVI, corrobora la presencia en la comarca de la familia Arias Dávila, poseedores del condado de Puñonrostro y señores de Casasola, la fortaleza que dominaba la vega del Tajuña. Aunque el castillo, construido por Juan de Contreras y símbolo de su influencia social se levantaba en lo que hoy es término de Chinchón, no por ello los Arias Dávila dejaron de poseer intereses en Morata, villa en la que fueron propietarios de bienes rústicos y urbanos. En algunos momentos aparecen como prestamistas de dinero al propio Concejo o como vendedores de extensos lotes de tierras y de casas cuando se produjo la llegada a Morata de los marqueses de Leganés como nuevos señores de la villa. 


Mucho antes de que los Arias Dávila vendieran a los marqueses de Leganés, ya en el siglo XVII, algunos de sus bienes en la villa de Morata existe constancia de la presencia de esta familia de orígenes segovianos no sólo en Morata sino en otras muchas villas del entorno y, sobre todo, en lo que hoy es el término municipal de Chinchón donde fueron propietarios del castillo de Casasola que mandara construir, antes de ser adquirido por el conde de Puñonrostro, Juan de Contreras.

El primer miembro de la familia que cuenta con propiedades en Morata, y también es responsable de su influencia en la comarca durante varios siglos, es quien, a todos los efectos, se considera fundador del linaje de los Arias Dávila, Diego Arias Dávila (1400-1466).

Nacido en la ciudad de Avila, aunque con antepasados procedentes de tierras cántabras en el norte de la península, Diego Arias Dávila logró, sin que lo impidiera su origen humilde -se dice que su ascenso comenzó a partir de la venta de especias como comerciante ambulante-, convertirse en contador mayor de Hacienda y contador Mayor de cuentas con el rey Juan II y con su hijo y sucesor Enrique IV de Castilla. 

Que un miembro de una familia judía, convertido al cristianismo en su infancia, con lo que eso significaba en la primera mitad del siglo XV, llegara a tan altos cargos en la corte castellana, donde también ejerció como consejero real, se explica a partir de su ambición y de su habilidad a la hora de relacionarse con miembros de la nobleza de su época, Alvaro de Luna y el conde de Cifuentes entre otros. En su ascenso social y económico también influyó su nombramiento para cargos como el de regidor de la por entonces poderosa ciudad de Segovia, un punto de partida para enriquecerse y ampliar su influencia en las altas esferas de la administración local y de la propia corte. 

Quizá fue cargo municipal de regidor en el Concejo de la ciudad castellana el que facilitó la llegada y la presencia de Diego Arias Dávila y su familia a lo que hoy es término municipal de Chinchón y a otras villas como Ciempozuelos, Villaconejos y, por supuesto Morata. Esta villas, localizadas al sur de la sierra, a mediados del siglo XV pertenecían a la denominada Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia, un territorio por entonces fronterizo con otros señoríos como el Arzobispado de Toledo o la Comunidad de la Ciudad de Alcalá de Henares. 

En los años en que Diego Arias Dávila ya ejerce como regidor de la ciudad de Segovia y cuando ya ha tomado la decisión de crear su mayorazgo para perpetuar su linaje familiar, su nombre aparece reflejado en documentos que tratan sobre la administración y el pago de impuestos en los sexmos segovianos de los que por entonces formaban parte Morata, Chinchón y el resto de villas que ya hemos citado. Así, por ejemplo, en 1462 un documento firmado como testigo por Diego Arias, y que reproducimos según se transcribe, literalmente, en un trabajo de Nicolas Ávila Seoane sobre laDocumentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón, recoge una carta de poder para el cobro del impuesto de las alcabalas en estos municipios reiteradamente citados:

(…) Sepan quantos esta carta de poder vieren cómmo yo Gonçalo Rodrigues del Río, veçino en la muy noble e leal çibdad de Segovia, arrendador e rrecabdador mayor del rrey nuestro sennor de las alcavalas e terçias de la dicha çibdad de Segovia e su tierra este presente anno de la fecha desta carta, otorgo e conosco que do e otorgo todo mi poder conplido, libre e llenero, bastante, segund que lo yo he e segund que meior e más conplidamente lo puedo e devo dar e otorgar de derecho, a vos Diego de Rueda, veçino en la dicha çibdad, e al que vuestro poder ovier, espeçialmente para que por mí e en mi nonbre vos e el quel dicho vuestro poder ovier podades demandar, rrecabdar, rrecebir e aver e cobrar todos e qualesquier maravedís que a mí son devidos del terçio primero de las alcavalas de los lugares que son en los sexmos de Valdeloçoya e de Casarruvios del Monte e de Valdermoro e Morata, e de los lugares de Çienposuelos e Sant Martín de la Vega syn la dicha Casarruvios e Valdemoro e Morata, los quales lugares que son en los dichos sexmos e en cada uno dellos con la dicha Çienposuelos e Sant Martín de la Vega son en tierra de la dicha çibdad de Segovia (...). 

(…) Que fue fecha e otorgada en la dicha çibdad de Segovia a catorse días del mes de iunio anno del nasçimiento del Nuestro Sennor Ihesuchristo de mill e quatroçientos e sesenta e dos annos. 

Testigos que fueron presentes e vieron firmar su nonbre al dicho Gonçalo Rodrigues: Diego de Ávila e Diego Gutierres de Córdova e Iuan de Sant Estevan, veçinos en la dicha çibdad (…).


Torreón de Los Arias Dávila en Segovia: (Fuente: acuarela de Valentín Cardedera y Solano, 1850)

Creación del mayorazgo con posesiones en Morata, Chinchón y otras villas y lugares de la comarca

La mejor prueba del ascenso social del antiguo vendedor de especias y practicante de la religión judía fue la creación, en 1457, del mayorazgo familiar que contó con la obligada y preceptiva licencia real. En ese año Diego Arias servía como contador mayor de Enrique IV, procurador en Cortes y regidor del concejo no sólo de Segovia sino también de Toledo y Madrid. La institución del mayorazgo como entidad jurídica destinada a prolongar el linaje familiar nos permite constatar cómo entre los bienes destinados al primogénito heredero ya se encontraban numerosas propiedades localizadas entre otros lugares en la propia ciudad de Segovia y, como ya hemos citado, en las villas Chinchón, Morata, Ciempozuelos o Villaconejos, integradas por entonces en alguno de los sexmos en que se organizaba administrativa y geográficamente la citada Comunidad de la Ciudad de Segovia. 

En qué momento estas bienes inmuebles situados en Morata y otras villas vecinas pasaron a formar parte del patrimonio del fundador del linaje de los Arias Dávila es algo que desconocemos, pero lo cierto es que al morir Diego en el año 1466 ahí aparecen estas propiedades entre otras muchas que pasaron a su primogénito, las que formaban parte del mayorazgo, y al resto de sus herederos aquellas que no se incluían en dicho mayorazgo.

Cuando Diego Arias Dávila decide fundar su mayorazgo ya se encontraba casado, en segundas nupcias, con Elvira Gonzalez madre de sus dos hijos, el primogénito y heredero del mayorazgo Pedro Arias Dávila, El Valiente; Juan Arias Dávila, futuro obispo de Segovia, y de su única hija Isabel Arias Dávila. Antes de este matrimonio, Diego Arias estuvo casado por un corto periodo de tiempo con Juana Rodriguez, fallecida a temprana edad, del que no se conoce descendencia. Hubo un tercer enlace de Diego Arias Dávila con María Palomeque, la viuda que sobrevivió a su marido cuando este murió en 1466.

Gracias al trabajo de María Eugenia Contreras Jiménez Linaje y transición histórica: Los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad, conocemos algunos aspectos clave del reparto de los bienes existentes a la muerte de Diego Arias Dávila. Estos bienes estaban integrados por los incluidos en el mayorazgo, adjudicado al primogénito Pedro Arias Dávila, y otros libres que se adjudicarían a Juan e Isabel Arias Dávila, sus hijos, y a otros herederos, entre ellos su tercera mujer María Palomeque.

En el testamento de Diego Arias Dávila aparece, en efecto, su viuda Maria Palomeque como beneficiaria del mismo por una cantidad que se cuantifica en el documento notarial en 400.000 maravedíes. Según se desprende del contenido del testamento, este dinero debía de abonarse en metálico o en bienes pertenecientes al testador situados en Morata, Bayona, Eça [Eza], Villaverde, y Monasterio.*. Sobre estos 400.000 maravedíes, Diego Arias Ávila incluye las siguientes instrucciones en sus últimas voluntades:

(…) las cuales dichas quatroçientas mill mrs. mando que le sea pagadas en esta guisa, que le den todas las casas e olivares e vinnas e tierras e todos los otros bienes rayses que yo tengo en Chinchon, syn Casasola y su termino, por quanto es del mayoradgo, la qual no es mi voluntad que le sea dada. E otros que le sean dadas en el dicho pago las heredades e bienes rayses que yo tengo en Morata e en Eça e Villaverde e en Monesterio e en Vayona e en sus términos (...). 

Gracias a este apartado del testamento tenemos constancia de que los Arias Dávila eran poseedores de bienes en Morata y que, además, el territorio en torno a Casasola y su término no podía entrar en el pago a la viuda de su herencia por formar parte del mayorazgo adjudicado al primogénito y que, por tanto, era parte indivisible del mismo. Para que el deseo del testador fuera respetado por sus hijos y herederos. Diego Arias Dávila ordenó que en la partición y ejecución del testamento participasen dos personas que garantizasen que se cumpliera su contenido y voluntad:

(…) e que le sean dado todo el presçio que lo apresçiaren doss buenas personas, la una que sea tomada por parte de la dicha donna Maria y la otra por parte de mis herederos sobre juramento que sobre ello fagan que es lo que oy dia vale todo e que por el presçio que ellos juraren que vale, le sea dado, e sy non llegare a las dichas quatroçientas mill mrs., que lo que faltare le sea luego dado por mis herederos en dineros contados e le sea dexado todo lo que consygo traxo a mi compañia que ella tenia e lo que yo después le dy graçioso. E que todo lo al que resçibio para tener por mi en guarda, segund esta por el mi ynventario por donde lo resçibio, que lo de e entregue a los dichos mis herederos para ellos e que se aya por contenta con las dichas quatroçientas mill mrs. asy de ganançias como de otras qualesquier cosas aunque por derecho nin por conçiencia yo non le so obligado a cosa alguna de ello, que otra ves lo juro a Dios que non entiendo que le soy en cargo en mis bienes de çincuenta mill mrs. nin dende arriba (…).

Sin embargo, pese a que el testador deseaba Bayona y las antiuguas aldeas de Monasterio, Villaverde y Eça, parece que la mayoría de estos fueron adjudicados a Juan Arias Dávila, el segundo hijo varón de Diego y futuro obispo de Segovia, por lo que, para cumplir lo mandado en el testamento en relación con María Palomeque fue necesario que los hijos de Diego Arias Dávila compensaran a la viuda con una cantidad en metálico que permitiera cumplir la voluntad del testador. 

Esta partición de la herencia de Diego Arias Dávila a la muerte de este**, y la adjudicación a su hijo Juan de las propiedades localizadas en Morata fue la que determinó que, durante varios siglos, como veremos en próximas entregas del blog, los familiares de quien fuera obispo de Segovia siguiera siendo propietarios de estos bienes que, según está documentado, permanecieron en la familia, al menos, hasta el siglo XVII. Al mismo tiempo, la creación del mayorazgo y la inclusión entre sus bienes del término de Casasola, también posibilitó que esta propiedad, incluido décadas después el castillo, permaneciera en manos de los condes de Puñonrostro durante varios siglos.


*Las aldeas de Eça [Eza], Villaverde y Monasterio, situadas en la vega junto al cauce del Tajuña y a las lagunas naturales que afloraban entre las riberas del río y los cortados yesiferos próximos al mismo, estuvieron pobladas hasta el siglo XVI. Estos enclaves se localizaban en torno al paraje de Casasola. Cuando se produjo el fallecimiento de Diego Arias Dávila en 1466 la fortaleza de Casasola pertenecía a quien ordenó su construcción, Juan de Contreras, otro miembro de la nobleza menor que no dudo en levantar el castillo pese a la oposición de los vecinos de la cercana villa de Chinchón que lo denunciaron ante lo rey Enrique IV. Con el tiempo, en el siglo XVI, el castillo pasó a la familia Arias Dávila, cuando ya había obtenido el condado de Puñonrostro por decisión de Carlos I.

**Como veremos la próxima semana, el reparto de los bienes legados por Diego Arias Dávila a sus hijos fuera del mayorazgo adjudicado al primogénito, dio lugar a un pleito entre sus herederos.


Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de historia Medieval. Madrid, 2018.