jueves, 29 de junio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (VII)

El morateño Ignacio Rojo Arias, candidato por el Partido Radical en 1872

Vicente Rodríguez, también radical, logró conservar su acta de diputado

El año 1872 resulto ser un año muy complejo para la política española. El país, que tenía varios frentes abiertos -guerra en Cuba, tercera guerra carlista, crisis institucional por la división del Partido Progresista- asistió a dos elecciones para diputados a Cortes en el escaso periodo de 4 meses. Desde las elecciones de 1871, el político liberal progresista Vicente Rodríguez representaba en las Cortes al distrito. Desde esta posición, habría de afrontar dos convocatorias electorales de 1872, la del 2 de julio y la del 24 de agosto. En estas últimas se enfrentaría a su compañero del Partido Radical Ignacio Rojo Arias, natural de Morata de Tajuña.



Desde el mes de diciembre de 1870, cuando el asesinato del general Prim produjo un terremoto en la vida política española, la situación no hizo sino empeorar en los meses siguientes. La esperanza de que la llegada al trono de Amadeo I de Saboya significara el inicio de un periodo de estabilidad no dejó de ser un espejismo.

Desde la derecha del espectro político, el carlismo muy radical en la defensa de su candidato en el Congreso con sus diputados electos, no por ello dejó de lado la opción violenta protagonizada por las partidas de guerrilleros, especialmente activas en el norte y noroeste del territorio nacional. Justo en el lado contrario, los partidarios de la república, federal o unionista, no dejaban de intentar avanzar en su oposición a la monarquía representada por Amadeo I de Saboya. Para completar este panorama de crisis permanente, en Cuba los insurgentes indígenas y los grupos criollos luchaban por la independencia de la isla en medio de un proceso conocido como guerra de los diez años.

División del movimiento liberal progresista

El Partido Progresista había protagonizado y liderado el movimiento político que acabó con la monarquía de Isabel II gracias a la Revolución de septiembre de 1868. Tras el triunfo de La Gloriosa, el partido de Sagasta y de Ruiz Zorrilla consiguió mantener la monarquía como sistema de gobierno con su apuesta por Amadeo I de Saboya. Sin embargo, esta situación hegemónica no iba a resultar inamovible: frente a un Sagasta más conservador, la figura de Ruiz Zorrilla con ideas más avanzadas, en las que no faltaba algún guiño al republicanismo, emergió como contrapeso de poder en la formación liberal progresista. A consecuencia de estas diferencias, el antiguo Partido Progresista vio como en su seno surgían dos nuevas formaciones: el Partido Constitucional, de Sagasta, y el Partido Radical, de Ruiz Zorrilla. Esta división en el partido dominante de la política española no tardó en tener sus consecuencias en el distrito electoral de Chinchón. Vicente Rodríguez, el diputado que había conseguido repetidamente representar a los pueblos del distrito desde 1869 anunciaba, por sorpresa, su retirada de la vida política. Lo anunciaba así en una carta publicada en El Imparcial:

A los electores del distrito de Chinchón

Convocadas nuevas Cortes para el día 2 del próximo abril, me creo en el deber de dirigirme a vosotros, ya para manifestaros mi gratitud por la honra que me dispensasteis nombrándome diputado en la última elección, ya también por los ofrecimientos que me hacéis muchos de vosotros de apoyar mi nombre en las próximas elecciones.

No dudo que con la benevolencia de todos los que me ofrecéis vuestros votos podría confiar en el triunfo de mi candidatura, porque ni soy nuevo en esta clase de luchas electorales, ni los obstáculos de la reacción de hoy son para poner espanto en mi ánimo, aunque sean más sensibles a mi corazón que en anteriores ocasiones en que la causa liberal no luchaba contra falsos amigos, sino contra enemigos francos y descubiertos. (…) Mi espíritu desfallece ante tan bastarda lucha, y apañada mi alma al ver a la cabeza del ejército a mis amigos más queridos, a mis compañeros de infortunio que hoy han vuelto la espalda al partido progresista, a quien deben cuanto son, produciendo en su seno la lamentable excisión que dio por resultado la caída del ministerio presidido por mi ilustre amigo el Sr. Ruiz Zorrilla, que tan favorable acogida tenia en el país, he resuelto, después de serias meditaciones, retirarme a la vida privada a lamentar los males que presiento para nuestra patria y la nueva dinastía, después del pavoroso problema planteado el 21 de enero último (…). (El Imparcial, 16 de febrero de 1872).

Hacia referencia Vicente Rodríguez a la votación perdida en el Congreso por el presidente Sagasta que provocó la convocatoria de nuevas elecciones para el día 2 de abril de 1872. Ante esta nueva convocatoria, Ruiz Zorrilla no dudó en pedir a Vicente Rodríguez que reconsiderara su decisión de abandonar la política y volviera a presentarse por el distrito de Chinchón en representación del Partido Radical. En una carta publicada en la prensa, se manifestaba así el líder de los radicales españoles:

(…) Los hombres políticos no se pertenecen a sí mismos, son esclavos de la idea que profesan; y por esta consideración, don Vicente Rodríguez, cualesquiera que sean las razones que le asistan, cederá ante la voluntad soberana del distrito [de Chinchón] si por medio de las urnas le significa que debe volver a representarle en el Congreso, tan dignamente como lo ha hecho en la legislatura anterior (…). (La Iberia, 24 de marzo de 1872).

Las dos predicciones de Ruiz Zorrilla se cumplieron. Vicente Rodríguez volvió a la lucha electoral y logró una nueva victoria en el distrito de Chinchón. El 2 de abril Vicente Rodríguez se imponía claramente al candidato ministerial y del partido de Sagasta, Felipe Juez Sarmiento, un político de largo recorrido que ya había representado al distrito en la Diputación Provincial de Madrid. Sin embargo, en esta ocasión, Juez Sarmiento con sus 908 votos no pudo hacer frente a los 2.803 de Vicente Rodriguez. La Igualdad, diario de tendencia republicana, se felicitaba del triunfo del diputado radical en el distrito de Chinchón:

(…) El triunfo de la oposición en los distritos de la provincia de Madrid ha sido, en general tan brillante y completo como el obtenido en la capital. En el distrito de Chinchón, particularmente, la derrota de los ministeriales ha sido tan completa como la de su jefe Sagasta en el distrito del Hospicio.

Colmenar, Belmonte, Arganda, Villarejo, Chinchón, Perales, Morata, Brea, Carabaña, Valdaracete y los pueblos todos del distrito han rivalizado entusiasmo; y, a pesar da la Guardia civil que los ha invadido y del lujo de fuerza y arbitrariedad desplegado (...). Bien por los que con tanto entusiasmo han luchado y con tanta mayoría han vencido. (La Igualdad, 7 de abril de 1872).


Ignacio Rojo Arias, político morateño. En 1872 no logró el acta de diputado por el distrito de Chinchón (Fuente: www.senado.es-
Los Diputados pintados por sus hechos. Madrid, R. Labajos y Cia.

Rojo Arias, nacido en Morata, se presenta por el distrito de Chinchón.

La contundente victoria de Vicente Rodriguez en las elecciones de abril resultaría un tanto efímera. En el escaso espacio de tiempo transcurrido entre los meses de abril y de agosto el país asistiría a una nueva convocatoria electoral. En mayo, el general Serrano había accedido a la presidencia del Gobierno en sustitución de Sagasta y solo unos días después, el 13 de junio, Ruiz Zorrilla, presidente del partido en el que militaba Vicente Rodriguez, sustituía al veterano militar. La política española no daba tregua y el nuevo jefe de Gobierno convocaba elecciones para el día 24 de agosto.

Como en elecciones anteriores, varios políticos planteaban su candidatura por el distrito de Chinchón a pesar de que algunas formaciones políticas no se presentaron a las elecciones*. Algunos, ya muy conocidos por el electorado volvían a intentarlo, otros lo hacían por primera vez. Este era el caso de Ignacio Rojo Arias, un veterano y destacado político -además de miembro de la logia masónica Gran Oriente Español que llegaría a presidir- que ya había representado a Ciudad Real tras las elecciones de 1869 y que también había resultado elegido diputado en representación del distrito de la localidad gallega de Celanova en las elecciones de marzo de 1871.

Rojo Arias, hijo y nieto de dos antiguos administradores del conde de Altamira, había nacido en Morata en 1831 y tenía una amplia experiencia como diputado. Rojo era un hombre forjado en los sucesos de La Gloriosa que formó parte de la Junta Revolucionaria de Madrid. Abogado de profesión, antes de dedicarse plenamente a la política ejerció la carrera de fiscal. Tras el triunfo de la revolución de septiembre fue gobernador civil en Cádiz y en Madrid. Como gobernador de la provincia madrileña fue el encargado de investigar el atentado que costó la vida a Prim.

Muy ligado desde sus inicios en la política a la figura de Sagasta, Rojo Arias destacó en el Congreso por su oratoria y, sobre todo, por su intervención decisiva, defendiendo una enmienda particular, en los debates que sirvieron para elegir a Amadeo I de Saboya como nuevo monarca español. Cuando optó por presentarse a las elecciones de agosto de 1872 por su distrito natal Rojo Arias, como el resto de los políticos ligados al liberalismo progresista, estaba inmerso en el debate ideológico que había dividido al antiguo Partido Progresista en dos nuevas formaciones, lideradas como hemos visto por el propio Práxedes Mateo Sagasta, como presidente del Partido Constitucional, y Manuel Ruiz Zorrilla, presidente del Partido Radical.

Rojo Arias había optado por el partido de Zorrilla lo que planteaba un problema de gran calado ya que Vicente Rodríguez, el diputado electo por el distrito de Chinchón en abril, representaba también a este incipiente partido. La Iberia, el periódico favorable a Sagasta con el que había colaborado y trabajado Ignacio Rojo Arias, tanto en su faceta de periodista como en su labor como destacado abogado especializado en la defensa de la libertad de prensa, no desaprovechaba la ocasión para cuestionar la candidatura por su distrito natal del político morateño:

(…) Afirma “El Universal” que su amigo Rojo Arias luchará solo en “su” distrito de Chinchón; y contestándole otro apreciable colega, afirma a su vez que en el dicho distrito disputará al triunfo al ex-gobernador de Madrid don Vicente Rodríguez. Y con lo dicho se demuestra la armonía, la buena fe y el tacto de codos que reinan entre los radicales. (La Iberia, 31 de julio de 1872).

El diario liberal, reiteró las críticas a los radicales y a la doble candidatura por el distrito de Chinchón, en los días previos a las elecciones y volvía a la carga el 8 de agosto:

(…) todos habíamos olvidado ya, porque las sandeces no encuentran abrigo mucho tiempo en la memoria de las gentes formales, la ridícula carta que el bueno del señor Ruiz [Zorrilla] dirigió en sus tiempos de coalicionista a los electores del distrito de Chinchón recomendándoles la candidatura de Don Vicente Rodríguez. (La Iberia, 8 de agosto de 1872).

La división del voto radical era visto por otras formaciones políticas como la oportunidad de conseguir el acta por el distrito de Chinchón. Este era el caso de los republicanos, representados por Silvestre Haro. Sin embargo, la amenaza de perder un diputado en un distrito que tradicionalmente, desde el triunfo de la revolución de septiembre había optado por los candidatos liberal-progresistas -cierto que con fuertes críticas por la denuncia de irregularidades electorales-,

no impidió que se llegara a la jornada electoral con la presentación de los dos candidatos radicales. Por un lado, el Comité Radical del partido de Ruiz Zorrilla defendía la candidatura de Rojo Arias en el distrito de Chinchón:

(…) Muy estimado señor nuestro: Rindiendo tributo a la verdad y en rectificación de los que otra cosa afirman, nos cumple declarar y rogamos a usted que lo haga público, que el candidato radical proclamado por unanimidad por este comité, único en todo el distrito, es el Sr. D. Ignacio Rojo Arias, en cuyas manos y por acuerdo de nuestros demás compañeros hemos dejado certificación del acta qua lo acredita.

(…) El presidente del comité radical, Bernardo de Togedo. El secretario, Fermín Herreros. (La Nación, 14 de agosto de 1872).

Frente a esta declaración de la dirección del Partido Radical, sus simpatizantes en el distrito de Chinchón mostraban una opinión muy distinta:

Una Comisión del partido radical de Chinchón, compuesta de los Sres. D. Aureliano Serrano, D. Jacinto de La Peña, D. Genaro M. de Vidales, D. Federico Ortiz de Zarate y D. Valerio Villalobos, nos dirige un comunicado manifestándonos haberse verificado en la referida villa una reunión pública de los electores del partido, acordando:

Primero: que apoyarán y votarán la candidatura de Don Vicente Rodríguez, y,

Segundo: reprobar la conducta del comité, que según los comunicantes no representa la mayoría del partido, por no haberse inspirado al hacer la designación de candidato en el espíritu de los radicales del distrito. (El Imparcial, 22 de agosto de 1872).

El enfrentamiento de la dirección del Partido Radical con lo que podíamos definir como sus bases electorales en el distrito de Chinchón se saldó con la presentación de los dos candidatos, una decisión que se diría arriesgada y que, paradójicamente, rompía con la tradición de que las elites partidistas impusieran sus candidatos cuneros en detrimento de los políticos locales, ya que en esta ocasión Rojo Arias no parecía contar con el apoyo de los electores de su comarca de nacimiento.

Antes de que se celebraran las elecciones no podían faltar tampoco las ya tradicionales denuncias de irregularidades en la campaña electoral. En esta ocasión, desde los periódicos de la izquierda se denunciaban prácticas ya habituales antes de la jornada electoral: la promesa de cargos y empleos a los votantes y de obras y ofrecimientos a los pueblos por parte de algún candidato:

(…) Mal cuadran los ofrecimientos del presidente del Gobierno a los electores del Centro con lo que está pasando en el distrito de Chinchón. Empleados de la comisaría de los Santos Lugares, incluso D. Vicente Rodríguez, están en el distrito; en Carabaña, Fuentidueña, Arganda. Morata, Colmenar, Chinchón, Villar del Olmo y algún otro pueblo se han dado empleos y ascensos, recayendo en sujetos de familias influyentes en las localidades, de opiniones las más encontradas y de méritos desconocidos. Públicamente se habla de ofrecimientos a los pueblos y de exigencias de estos en resoluciones de expedientes, etc., etc. (La Igualdad, 23 de agosto de 1872).

Como en tantas otras ocasiones, estas denuncias no pasaron de alguna repercusión en la prensa y lo cierto es que Vicente Rodríguez, protagonista de las supuestas ofertas a votantes y pueblos, logró renovar su acta electoral. Según el escrutinio de votos, Rodríguez logró 2.667 votos, frente a los 511 votos del morateño Ignacio Rojo Arias y los 737 votos de Silvestre Haro, el candidato republicano federal.

Curiosamente, el diputado cunero que solo unos meses antes había anunciado su intención de abandonar la política lograba su reelección por el distrito de Chinchón por cuarta vez consecutiva. Rojo Arias, por el contrario, no lograba el escaño por su distrito de nacimiento pero, gracias a la ley electoral de la época que permitía optar por varios distritos, consiguió un escaño en el Senado en representación de la provincia de Valladolid. El republicano Silvestre Haro, aunque no logró acercarse al triunfador, logró un segundo puesto como anticipo de futuros éxitos en las elecciones que estaban por llegar.


*Durante el siglo XIX no fue infrecuente que ante una convocatoria de elecciones algunos partidos de la oposición pusieran en practica el denominado retraimiento electoral, una opción consistente en no presentarse a los comicios como modo de denunciar lo que consideraban falta de legitimidad del partido convocante. Esta situación fue puesta en práctica por partidos liberales antes de la revolución de septiembre de 1868. Posteriormente, partidos tan distintos como los republicanos en sus distintas facciones, carlistas, conservadores o liberales también practicaron este retraimiento que en las elecciones del 24 de agosto de 1872 facilitó el aplastante triunfo del Partido Radical de Ruiz Zorrilla con 274 escaños. El Partido Republicano Democrático Federal, con 78 escaños, logró la segunda posición. El resto de partidos -carlistas, conservadores monárquicos, constitucionalistas y republicanos unitarios-, ausentes en muchos distritos no pasaron en conjunto de cuarenta escaños.


Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Pérez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.

viernes, 23 de junio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (VI)

El candidato ministerial, Vicente Rodríguez, logró el acta de diputado en 1871

Se denunciaron irregularidades en las votaciones por parte de la oposición

Desde 1868, con la Revolución de Septiembre, hasta 1874, con el pronunciamiento de Martínez Campos y el fin de I República, España asistió a unos años frenéticos. Fueron tiempos de continuos cambios que, paradojas de la política, finalizaron en el punto de partida: el regreso de la dinastía de los Borbones al trono de España. Seis años que tuvieron su reflejo en el Congreso de los Diputados: hasta siete procesos legislativos se sucedieron entre febrero de 1869 y enero de 1874. En las primeras elecciones celebradas tras el periodo constituyente, en marzo de 1871, el clima político estaba muy enrarecido. El general Prim había sido asesinado apenas unas semanas atrás y el nuevo monarca, Amadeo I iniciaba un reinado que se anunciaba problemático, como así fue. El distrito de Chinchón, que recuperaba su único diputado, vivió estas elecciones entre las protestas de la oposición al gobierno del Partido Progresista y la denuncia de irregularidades en favor del candidato del presidente del Gobierno y finalmente ganador de los comicios, Vicente Rodríguez.



Como veíamos la pasada semana el triunfo de la Revolución de Septiembre, o Gloriosa, significó la implantación en todo el país del sufragio universal -limitado a los varones mayores de 25 años- en las primeras elecciones celebradas tras la salida del país de Isabel II. En esas primeras elecciones las candidaturas liberal progresistas resultaron vencedoras en el distrito, con dos diputados adscritos a la ideología liberal, Cándido Ortiz y Casado y Vicente Rodríguez Martínez, y un tercer representante, Manuel de Llano y Persi, perteneciente al Partido Republicano Progresista.

Estos diputados representaron al distrito hasta el 2 de enero de 1871. En esa fecha, pocos días después de producirse el atentado que costaría la vida al presidente Prim, justo en el momento en que llegaba a España el nuevo monarca elegido por las Cortes Constituyentes, el presidente de Congreso, Manuel Ruiz Zorrilla ponía fin a legislatura que había elegido a Amadeo I de Saboya en sustitición de Isabel II y de la dinastía borbónica. 

Amadeo I, en 1871 cuando se celebraron las primeras elecciones tras el periodo constituyente

Ambiente preelectoral enrarecido 

Las primeras semanas del año 1871 estuvieron inevitablemente marcadas por los acontecimientos que costaron la vida a Juan Prim, jefe de Gobierno y decidido partidario del nuevo monarca, que falleció días después del atentado que sufrió, a la salida del Congreso, en la calle del Turco. Republicanos, conservadores y carlistas solamente estaban de acuerdo en algo: su posición en contra de Amadeo I. Este ambiente no dejó de trasladarse a todo el país. En Morata, por ejemplo, por una carta publicada en el diario conservador La Esperanza, sabemos del enfrentamiento de los ministeriales -partidarios del gobierno- con el resto de fuerzas políticas y de una denuncia sobre una supuesta conspiración:

Morata, 30 de enero.

Sr. Director de LA ESPERANZA.

Habiendo sabido por carta del republicano Tomás Oliva, dirigida al Sr. Director de El Pueblo, e inserta en este periódico en su número 2.431, que el alcalde popular de este pueblo [Ramón de Soto] ofició días pasados a los señores alcalde y juez de primera instancia de Chinchón, dándoles cuenta de una vasta conspiración fraguada por los realistas de Morata, federales de Chinchón y otros puntos, el partido realista de este pueblo se cree en el imprescindible deber de protestar enérgicamente contra la imputación injustificada inferida por el indicado alcalde a dicho partido, retando y requiriendo al dicho señor alcalde de Morata a que pruebe las aserciones que se ha permitido hacer en las comunicaciones que ha dirigido á los señores arriba expresados. De otro modo, tendremos derecho a considerarle como un impostor.

Francisco Salcedo Ruiz. Tiburcio Ramírez. Antonio García Gutiérrez. Germán de Cuevas.

Por otra parte, un mes antes de las elecciones a Cortes también se celebraron elecciones para diputados provinciales. En estas elecciones también se puso de manifiesto el enfrentamiento entre las distintas ideologías y las habituales denuncias sobre irregularidades electorales protagonizadas en favor de los candidatos ministeriales:, tal como denunciaba el periodo absolutista La Regeneración:

En la sección de Perales de Tajuña, que comprende los pueblos de Arganda, Perales, Tielmes, Morata y Carabaña ha obtenido el candidato de oposición, Don Ricardo Cubels 1.099 votos y el de nuestro “moral y liberalísimo” gobierno 1.142, pero es el caso que en Morata, por causa de gráficas insinuaciones de un cierto “mitho” y de los llamados voluntarios de la libertad no pudieron usar de su precioso derecho más de 300 electores que iban a hacerlo a favor de aquel. En Carabaña la operación fue más pacífica, aunque de resultado más seguro, pues de 411 electores comprendidos en las listas, aparecen 405 como habiendo emitido su voto, entre los cuales había en el acto muchos ausentes, algunos muertos y los recalcitrantes en mayor número, que nunca faltan. En Tielmes hubo también algo parecido. Todo ello explica las dificultades para publicar el resultado del escrutinio. (La Regeneración, 11 de febrero de 1871).

La noticia no deja de reflejar el clima político crispado que también se denunciaba en La Igualdad, periódico absolutamente opuesto a La Regeneración y en el que se denunciaban también irregularidades:

(…) Estos días de elecciones han sido fecundos en ilegalidades. En muchos puntos los amigos del Gobierno se han despachado a su gusto. Tenemos noticias de Morata de Tajuña que confirman lo que llevamos dicho. Allí se ha apelado a todos los medios. El desorden se ha elevado a norma de conducta. Y no es sólo esto. Según de los documentos oficiales se deduce, en los pueblos de Carabaña y Tielmes han votado casi todos los electores; pero se ha tenido buen cuidado de suprimir de las actas de los referidos pueblos, con grave infracción de la ley, las listas de los electores que han depositado en las urnas sus sufragios. Así no es maravilla que el candidato que en algunos pueblos obtenía una votación numerosa, y que la hubiera obtenido también en Morata si no se hubiera acudido a medios reprobables, no haya tenido ni un sólo voto en los pueblos de Carabaña y Tielmes. La falta de esos documentos invalida, a nuestro juicio, la elección. Exíjase la responsabilidad a los culpables. El acto de una elección es harto sagrado. Tiempo es ya de que la ley sea por todos respetada. (La Igualdad, 12 de febrero de 1871).

Triunfo de la candidatura ministerial

La semana anterior a las elecciones al Congreso continuaban las criticas a la campaña del candidato ministerial, perteneciente al Partido Progresista de Sagasta. En este caso se trataba de denunciar el abuso del candidato Vicente Rodríguez por acudir al distrito a inaugurar distintas obras en algunos pueblos justo en los días previos a la votación:

(…) La Iberia [diario afín al gobierno] afirma que ningún empleado ha salido para los distritos electorales a trabajar o influir en favor de los candidatos del Gobierno. Y puesto que La Iberia lo dice, claro es que el público, siempre injusto con los periódicos ministeriales, habrá de tener por cierto lo contrario.

Nosotros no estamos en vena de réplicas y contradicciones; que tratándose de un diario ministerial son de todo punto innecesarias. Lo único que diremos por hoy es que el comisario de los Santos Lugares, don Vicente Rodríguez, salió anteayer a recorrer los pueblos del distrito de Chinchón, por donde se presenta candidato ministerial.

Pero no vayan nuestros lectores a creer que va a conquistar votos, ni a negociar su candidatura, provisto de una buena parte de influencia moral prestada por Sagasta o por los porristas rurales; nada de eso.

Va únicamente a inaugurar las obras de composición o reedificación de la iglesia de Estremera y la limpia del caz o cauce de riego de la vega de Colmenar, en cumplimiento de una promesa hecha hace tiempo en vísperas de otras elecciones, que había dado inocentemente al olvido hasta ahora.

Como los progresistas son muy dados a inauguraciones, por lo que estas se prestan a comilonas, jolgorios patrióticos y cuchipandas, temen algunos que la inauguración de la iglesia de Estremera naufrague en cauce de la vega de Colmenar tan luego como pasen las elecciones; porque ya se sabe poco más o menos lo que vienen a ser las promesas electorales de los candidatos cuneros.

conserve la comisaría, aunque tuviera que ahogarse en el caz de la vega con todo a sus escasos electores (…). (La Igualdad, 2 de marzo de 1871).

En medio de estas críticas, las elecciones a diputados del Congreso se celebraron con el resultado previsto: el candidato ministerial, Vicente Rodríguez, quien ya fuera elegido para las Cortes en 1869 por el distrito de Alcalá de Henares-Chinchón, renovó su escaño, en esta ocasión en representación del distrito único de Chinchón. En las elecciones, Vicente Rodríguez se había enfrentado, en primer lugar, al candidato conservador Felipe Juez Sarmiento, un político con intereses y propiedades en Chinchón y que, en elecciones posteriores sería repetidamente elegido diputado por el distrito. El tercer candidato, Silvestre Haro, representaba a los republicanos.

Finalmente, el resultado de las elecciones del 8 de marzo otorgó una amplia victoria a Vicente Rodríguez con 3.718 votos sobre un total de 5.874 votantes.

Este resultado tan abultado, como en otras ocasiones, no dejó de provocar las habituales denuncias sobre irregularidades tanto por parte de los periódicos conservadores, La Época, como en los diarios republicanos, La Igualdad:

(...) Por falta de seguridad personal, han tenido a última hora que retraerse da la lucha electoral nuestros amigos del distrito de Chinchón, donde era candidato el consecuente unionista D. Felipe Juez Sarmiento, que ha representado anteriormente ese distrito en el Congreso, y hubiera triunfado ahora también sin las coacciones de los agentes y amigos del gobierno, como se comprende observando que solo en la capital del distrito, único punto en que sus amigos han luchado, obtuvo 500 votos el primer día, derrotando completamente al candidato republicano y al ministerial D. Vicente Rodríguez; pero la maza de Fraga de la influencia oficial cayó luego sobre los electores, y el ex-carabinero del arete [Vicente Rodríguez] hubo de triunfar. (La Época, 13 de marzo de 1871).

(…) Perfectamente enterados de cuanto se relaciona con las elecciones de Chinchón, podemos agregar hoy las amenazas tiros, etc. etc, de que ya se han ocupado la mayor parte de los periódicos, ofrecimientos (que no se han cumplido) de empleos, de credenciales, de roturación de dehesas, de anulación de alguna vendida.

Los montes han estado a merced de los leñadores, concediéndoles esta libertad a cambio de sus sufragios; el alcalde de la Olmeda de Cebolla, digno imitador del de Vélez Málaga, remitió el acta al primer día de elección con 102 votos a favor del candidato ministerial, sin dejar uno ni por galantería al candidato republicano; en Morata de Tajuña, además de promover disturbios con insultos, cencerradas y conspiraciones supuestas por el ilustrado y liberal alcalde del distrito, patriota desde la Gloriosa, se despidió de un colegio al candidato de oposición, a pesar da haber acreditado ser vecino de la circunscripción referida, presentando su cédula y la papeleta de derecho electoral.

Sin duda alguna estorbaba su presencia a los tingladistas monárquicos, y sin pararse en consideraciones le hicieron abandonar el local.

Todos estos manejos, todos estos abusos se han llevado a efecto sólo para favorecer la candidatura del antiguo carabinero y hoy semí-obispo D. Vicente Rodríguez, cuya candidatura combatió con probabilidad de triunfo nuestro querido amigo y correligionario político Silvestre Haro, que cuenta con las simpatías de la mayor parte de los vecinos de la circunscripción.

El Gobierno deba recompensar con alguna encomienda a los señores alcaldes del distrito por sus trabajos legales en provecho del obispo improvisado. (La Igualdad, 19 de marzo de 1871).

Las referencias al candidato triunfador, Vicente Rodriguez, como semi-obispo no son sino una crítica más al diputado electo por el distrito que, previamente a las elecciones, ocupaba el cargo de comisario estatal en los Santos Lugares. La incompatibilidad que pudiera llevar asociado este cargo fue motivo de impugnación cuando se reunió la Comisión de Actas para adjudicar definitivamente el puesto de diputado a Rodríguez Martínez. No obstante, pese a las propuestas en contra, Vicente Rodriguez vio como se aprobaba su acta por lo que se convirtió en diputado de pleno derecho en representación del distrito de Chinchón.


Fuentes y bibliografía:

Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

Publicaciones y periódicos citados en el texto.







jueves, 15 de junio de 2023

 

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (V)

En 1869 el distrito de Chinchón, junto con Alcalá de Henares, optó por las opciones progresistas

En junio se denunció la falsificación pueblos del distrito de firmas en favor de la candidatura del duque de Montpensier a la monarquía

Entre el 18 y el 28 de septiembre de 1868 se desarrollaron los acontecimientos políticos que significaron un antes y un después en la política y en el parlamentarismo español. Ya desde comienzos de ese mismo mes, destacados militares como el almirante Topete y los generales Prim y Serrano, junto con políticos de entorno progresista como el general Juan Prim o Manuel Ruiz Zorrilla, participaron en los preparativos de una ola revolucionaria que se extendió, desde Andalucía, al resto del país. En la mayoría de las ciudades se formaron Juntas Revolucionarias y el avance de las fuerzas progresistas se confirmó en la batalla de Alcolea. La Revolución de Septiembre, había triunfado. Isabel II abandonaba España rumbo a Francia y el 8 de octubre se formaba el gobierno provisional que se haría cargo del país hasta la convocatoria de elecciones y el inicio de un periodo constituyente. Con la revolución, el distrito de Chinchón, como el resto del país, veía cómo se implantaba, por primera vez, el sufragio universal entre los varones mayores de 25 años.


 

Aunque este periodo, que pasaría a la historia como La Gloriosa, no es ni mucho menos el objeto de este blog no podemos dejar de recordar que, gracias a este movimiento revolucionario, España pasó a formar parte, por primera vez, de los países que reconocían el sufragio universal. Cierto es que este sufragio solo le era reconocido a los varones en pleno uso de sus derechos y mayores de 25 años. Aún pasarían más de sesenta años, con la II República, para que las mujeres también vieran reconocido su derecho al voto.

No fue necesario que pasara mucho tiempo para que se convocaran las elecciones que dieran paso a un periodo constituyente. Para ello fue necesario contar con una nueva ley electoral que, en este caso, sí que tuvo sus consecuencias en el distrito electoral de Chinchón. El 9 de diciembre de 1868 se emitió el decreto reconociendo el sufragio universal no sólo para la elección de diputados al Congreso, sino también para elegir sus representantes en las diputaciones provinciales y en los ayuntamientos. Resulta sintomático que este decreto se resaltara que el sufragio universal serviría para que el ciudadano pudiera ocuparse de los asuntos de su patria, de que se vayan formando costumbres políticas que aseguren al pueblo en el prudente uso de sus derechos y se habitúen a ejercitarlos sin el temor ni el desdén que le inspiraba la esterilidad a que reducían todos sus actos los gobiernos que no se apoyaban en él sino para paliar sus desmanes (…).

En el texto también se hacía referencia a otras novedades como la de realizar el acto de votar siempre en el domicilio electoral del votante y, según se afirmaba textualmente, sin las dificultades y los compromisos locales que en el antiguo sistema cohibían su libre voluntad (…). Difícil no asociar esta frase con las continuas denuncias sobre irregularidades electorales, o más llanamente pucherazos, que habían caracterizado las elecciones anteriores, lo que no evita reconocer que estas prácticas antidemocráticas, como veremos, no fueron erradicadas ni mucho menos de la política española con la nuevas legislación electoral.

Quedaba por último delimitar cuál sería el ámbito de las circunscripciones electorales: o la elección de un único diputado por distrito, que adjudicaba un representante al partido judicial de Chinchón, o la circunscripción provincial. Ambas se habían experimentado en años anteriores, pero en la elección de los diputados del nuevo periodo constituyente se determinó acudir a un sistema mixto que agrupó en un único distrito a las comarcas o partidos judiciales de Alcalá de Henares y Chinchón.

Diputados progresistas en las Cortes Constituyentes

Con la nueva legislación electoral que reconocía el sufragio universal a los varones mayores de 25 años, y ya sin las limitaciones que imponía el voto censitario, se convocaron elecciones para las Cortes Constituyentes a celebrar el 15 de enero de 1869. Los nuevos diputados tenían por delante, entre otros retos, la tarea ingente de encontrar una nuevo rey, o reina, en sustitución de Isabel II, puesto que en principio, en la voluntad del movimiento revolucionario que había dado lugar a La Gloriosa, no se preveía la implantación del régimen republicano, lo que no implicaba que no hubiera un amplio sector de la sociedad que luchaba abiertamente por esta opción política.

Los votantes que acudieron a votar en las poblaciones del antiguo distrito electoral de Chinchón, ahora agrupados en un único distrito con Alcalá de Henares, vieron, como primera novedad importante, a diferencia de votaciones anteriores, que no debían abandonar su localidad para ejercer su derecho a voto.

Por otra parte, la implantación del sufragio universal provocó un aumento exponencial del censo electoral. El distrito electoral de Alcalá de Henares-Chinchón, que en las convocatorias electorales previas a la revolución de septiembre difícilmente superaba los 2.400 electores – exactamente 2.402 en 1867- veía como el número de votantes crecía exponencialmente: en las elecciones de enero de 1869 el censo electoral ascendió a 45.910 electores.

Con estas importantes novedades, la jornada electoral depararía también cambios muy reseñables en el sentido del voto de los electores de las comarcas de Alcalá y Chinchón. A diferencia de la mayoría de las elecciones previas, en las que triunfaba el voto conservador, en 1869 se dio la circunstancia de que los tres diputados electos, Inocente Ortiz y Casado, Manuel de Llano y Persi y Vicente Rodríguez Martínez, formaban parte de la mayoría liberal progresista e incluso republicana que, igualmente, se impuso en el resto del país.

El primero de ellos, Inocente Ortiz y Casado consiguió el apoyo de 12.457 electores de los 35.598 que ejercieron su derecho a voto. Con su elección, Ortiz y Casado rompía, por primera vez, con la tradición de que los diputados electos por la comarca fueran ajenos a la misma. En su caso, Inocente había nacido en 1823 en la localidad de Estremera. Periodista de profesión y de ideología monárquico liberal, militó en su juventud en el Partido Progresista. Participó en el movimiento insurgente de 1847 y tras la ruptura en dos facciones de su partido se inclinó por el grupo liderado por Sagasta y el director del diario La Iberia*, Pedro Calvo Asensio. Por su trabajo como editor fue condenado en varias ocasiones con severas penas de cárcel. Había participado también, junto al general Prim, en el levantamiento de Villarejo de Salvanés, lo que le obligó a exiliarse a Portugal y, posteriormente en Francia. Formó parte del levantamiento del cuartel de San Gil contra el gobierno de O´Donnell lo que le valió una condena a muerte a garrote vil de la que se libró gracias a su fuga de nuevo a territorio francés, del que regresó para ser elegido miembro y secretario de la Junta Revolucionaria de Madrid tras el triunfo de La Gloriosa. Con los años, y tras la restauración borbónica, Ortiz y Casado moderaría sus ideas políticas en el Partido Liberal. En la legislatura de 1881 fue elegido diputado de nuevo por el distrito de Alcalá de Henares en representación del partido de Sagasta.

Inocente Ortiz, natural de Estremera y diputado por el distrito de Alcalá de Henares-Chinchón tras las elecciones de 1869 (Fuente: Real Academia de la Historia)

 

Vicente Rodríguez Martínez, el segundo diputado electo por el distrito Alcalá de Henares-Chinchón, también había desarrollado una prolífica carrera política en las filas de los partidos progresistas. Su candidatura obtuvo el apoyo de 15.135 electores. Vicente Rodríguez no era nuevo en el Congreso. Previamente había conseguido acta de diputado en dos ocasiones, en la legislatura iniciada en abril de 1854, en la que fue diputado por Madrid, y en 1858 cuando repitió como diputado por el distrito madrileño de Las Vistillas. Con posterioridad a su elección por el distrito Alcalá de Henares-Chinchón, consiguió, como veremos, representar a Chinchón, ya como distrito único, en las elecciones de marzo de 1871, y abril y agosto de 1872.

Manuel de Llano y Persi, miembro del Partido Republicano Progresista fue el tercer diputado electo por el distrito Alcalá de Henares-Chinchón. Natural de la localidad toledana de Torrijos Manuel de Llano y Persi, también como Ortiz y Casado, era de profesión periodista. Al igual que el diputado originario de Estremera, Llano Persi participó en los sucesos revolucionarios de 1848 lo que le obligó a huir del país y viajar por Francia, Alemania e Inglaterra. De vuelta a España, participó en la creación del periódico de La iberia, sin duda el periódico más representativo durante décadas de las ideas liberales en España y en el que también trabajó activamente el mismo Ortíz y Casado.

De nuevo implicado en actividades revolucionarias contra el gobierno de O´Donnell se vio obligado a exiliarse de nuevo fuera de España. Regresó con el triunfo de la Revolución de Septiembre y, candidato por el distrito de Alcalá de Henares-Chinchón, obtuvo el acta de diputado con el apoyo de 13.581 votantes.

En los años siguientes renovó en varias ocasiones su acta de diputado, aunque ya no en representación de Chinchón o Alcalá de Henares. En agosto de 1871 y en abril y agosto de 1872, fue elegido diputado por el distrito de Getafe, y en abril de 1903 por el distrito de Madrid. Sus ideas políticas siempre oscilaron entre el liberalismo más avanzado y las propuestas más progresistas, lo que que le llevó, en los últimos años de su vida política a presidir el Partido Republicano Progresista por el que había sido elegido diputado en 1869.

Los pueblos del distrito de Chinchón en el periodo constituyente 1869-1871

La legislatura que se inició el 15 de enero de 1869, cuando se eligieron a los diputados que iban a representar al distrito Alcalá-Chinchón, tenía entre sus objetivos principales la elección de un nuevo jefe de Estado que encabezara la monarquía parlamentaria y que sustituyera a Isabel II, exiliada en Francia. Tras aprobarse la Constitución, el 1 de junio de 1869, la elección del nuevo monarca pasaba a convertirse en tarea fundamental**.

En el proceso de elegir a los diputados del distrito no existe constancia de que se produjeran irregularidades. Sin embargo, resulta curioso comprobar como en las fechas posteriores sí que aparecieron prácticas no muy democráticas. , Así se recoge en el Diario de Sesiones del Congreso, cuando se debatió cómo los pueblos del distrito de Chinchón -en el mismo Chinchón, Villarejo, Morata, Arganda- se habían supuestamente recogido firmas, que se demostraron falsas, para presentarlas en el Congreso en favor de la candidatura al trono del duque de Montpensier. Antonio de Orleans, el cuñado de la reina exiliada, estaba casado con la infanta Maria Luisa Fernanda, y su candidatura representaba a una monarquía de tipo conservador muy alejada de las ideas mayoritarias del país expresadas en las elecciones.

Si seguimos lo publicado en el Diario de Sesiones del Congreso, de fecha 18 de junio de 1870, y en el que se debatió sobre cómo se intentó manipular la postura de los pueblos del distrito veremos que la nueva situación política no había puesto punto y final a los intentos de fraude político, en este caso con la falsificación de unas firmas.

En el debate participaron varios diputados, entre ellos Vicente Rodríguez, representante del distrito, que cuestionaron la autenticidad de las supuestas firmas recogidas en favor del duque de Montpensier. Vicente Rodríguez, al comienzo de su exposición, pidió que se mostraran las firmas puestas en cuestión, procedentes de (…) Chinchón y otros pueblos de esta provincia. A esta petición se unió Francisco García López, diputado por Huesca y, como tantos otros parlamentarios de esa legislatura, periodista y abogado de profesión, así como miembro de la Junta revolucionaria durante las jornadas de la Revolución de Septiembre. De tendencia republicana, el diputado oscense denunció la falsedad de las supuestas adhesiones de los pueblos del distrito de Chinchón a la candidatura de Montpensier:

(…) El señor presidente del comité republicano de Chinchón ha venido también a buscarme y a decirme, qua no solo él, sino todos los individuos del comité republicano de aquella villa, aparecen firmando las exposiciones. He sabido, Sr. Presidente, la manera escandalosa y criminal con que se han recogido esas firmas, y cómo se han falsificado (…).

En otro momento del debate, Vicente Rodríguez también insistió en cuestionar las firmas y las peticiones puestas en cuestión:

(…) me han invitado a hacerla dos comisiones de amigos míos de los pueblos de Chinchón y Collado Villalba (…) Inmediatamente, acompañado de mis amigos los Sres Ortiz Casado y Rojo Arias, [el primero también diputado por el distrito, y el segundo, natural de Morata de Tajuña y diputado por Ciudad Real] pasamos a Secretaria; y habiendo examinado las exposiciones que se referían a los pueblos de Chinchón y Collado Villalba, manifestaron los comisionados de dichos pueblos que las firmas de Ias exposiciones eran apócrifas (…). Por este relato se convencerá el Congreso de que este es un asunto grave; porque haciendo mal uso del derecho de petición se ha sorprendido al Congreso con exposiciones falsas, como lo son las dos que tengo en la mano, y como creo que lo son también las de Morata, Navalcarnero, Arganda, Villarejo y demás pueblos (...).

En La Igualdad, periódico de ideas decididamente republicanas, se hacia también una dura crítica de estas prácticas antidemocráticas y de la falsedad de las firmas supuestamente recogidas en los pueblos del distrito de Chinchón en favor del duque de Montpensier:

(…) Hasta ahora no se había presenciado en España el escándalo de presentar a las Cortes exposiciones falsas, con miles de firmas apócrifas; era preciso, para que esto sucediese, que hubiera un príncipe extranjero loco de ambición por ocupar el trono (…). (La Igualdad, 20 de junio de 1870).

Este incidente de los falsos apoyos de los pueblos del distrito de Chinchón a la candidatura al trono de Antonio de Orleans, duque de Montpensier, contrasta con la situación real que meses después se produjo en el mismo Congreso de los Diputados. En diciembre, una vez que las Cortes habían aprobado la candidatura de Amadeo de Saboya como nuevo rey de España, Vicente Rodríguez, en representación de varios pueblos del distrito presentó varias exposiciones, en esta caso auténticas, en favor del nuevo monarca:

(…) Se acordó unir al expediente respectivo doce exposiciones, de los ayuntamientos, juez municipal y vecinos de los pueblos de Brea, Nuevo Baztán, Aravaca; ayuntamiento de Villaviciosa de Odón; vecinos de Valdaracete; juez municipal, comandante de voluntarios y vecinos de Fuentidueña de Tajo; juez municipal y vecinos de Perales de Tajuña, Aravaca; vecinos de Chinchón, San Martín de Valdeiglesias, Los Santos de la Humosa, y ayuntamiento, juez de paz, voluntarios de la libertad y vecinos de Carabaña, felicitando a las Cortes soberanas y al gobierno de S. A. por haber elegido rey de España al duque de Aosta; cuyas instancias han sido entregadas por el Sr. Rodríguez (D. Vicente). (La Nación, 17 de diciembre de 1870).

Tras esta elección, la política nacional se vería sacudida por el terremoto político provocado por atentado que costó la muerte al jefe de gobierno, el general Prim. Este asesinato, ocurrido cuando el nuevo rey se dirigía vía marítima a España para acceder al trono -atentado que no se ha esclarecido más de ciento cincuenta años después y en el uno de los implicados pudo ser ¡el duque de Montpensier!-, marcó el confuso clima político que rodeó a las elecciones convocadas para iniciar un nuevo periodo legislativo. En estas elecciones, previstas para el 3 de marzo de 1871, los pueblos del partido judicial de Chinchón recuperaban la elección de un único diputado en representación de todo el distrito.

 

 

*El diario liberal La Iberia (1854-1898) fue durante décadas el mas influyente de esta ideología. Fundado poco antes de la Vicalvarada por Pedro Calvo Asensio, La Iberia encabezó desde el ámbito periodístico la oposición a Isabel II. En este diario se practicó un periodismo de calidad, especialmente combativo en defensa de su ideario liberal-progresista en los años previos a la Revolución de Septiembre, lo que le valió convertirse en el periódico con mayor tirada de España, solo superado por La Correspondencia de España. Resulta curioso que en ese periódico coincidieran Inocente Ortiz y Casado y Manuel de Llano y Perci, ambos diputados por el distrito. Pero la coincidencia es aún mayor si recordamos que en este periódico también trabajó durante muchos años el diputado nacional y periodista Ignacio Rojo Arias, nacido en Morata de Tajuña en 1831. En su condición de abogado, Rojo Arias también participó brillantemente en la defensa ante los tribunales de sus colegas periodistas de La Iberia.

 

**La elección de Amadeo I de Saboya como nuevo rey de España significó el triunfo de la candidatura defendida por Sagasta y el general Prim, entre otros políticos liberales y progresistas. El duque de Aosta se impuso a candidaturas tan variopintas como la Antonio de Orleans, duque de Montpensier; Alfonso el hijo primogénito de la reina exiliada, que con el paso de los años y la restauración borbónica reinaría con el nombre de Alfonso XII; el general Espartero, o la propia hermana de la reina exiliada, María Luisa Fernanda. También se planteó la instauración de una república federal y una república unitaria. En la tramitación de la ley que serviría para votar al nuevo monarca tuvo una participación muy destacada Ignacio Rojo Arias, el político morateño perteneciente al partido de Sagasta y elegido diputado en esa legislatura por Ciudad Real.



Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos.info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.