miércoles, 26 de abril de 2017

La desamortización en Morata (X)


Desamortización de los bienes de propios del ayuntamiento de Morata (años 1860-1861)


Tras la venta en 1856 de las primeras fincas rústicas propiedad del ayuntamiento de Morata, la desamortización de los bienes de propios continúo en los años siguientes con el anuncio de nuevas tierras que salían a subasta. Entre los años 1860 y 1861 se publicaron nuevas convocatorias de subastas en los boletines oficiales de ventas.
En estos dos años, las fincas subastadas eran de distinta tipología, desde tierras de labor de secano hasta cerros de tercera categoría en los que se especifica la existencia de esparto, romero u otras hierbas aromáticas:
Desamortización de bienes de propios de Morata, año 1860
Relación de las fincas de propios sacadas a subasta en ese año. Todas ellas, excepto la primera, se adjudicaron y remataron en 1861. (En negrita el precio de remate y el adjudicatario):
  • Una tierra en la vereda de La Maja, que lleva en arrendamiento Guillermo Galeote, de una fanega y un celemín. Tasada en 140 reales y 157,50 céntimos el tipo para la subasta. Adjudicada al arrendatario Guillermo Galeote en 157 reales.
  • Un terreno en el Barranco del Infierno, su cabida 10 fanegas, tasado en 400 reales y 450 reales el tipo para la subasta. Adjudicado en 231 reales a Máximo García Carralero.
  • Un cerro al sitio del Artesón de 10 fanegas, tasado en 400 reales y 450 reales el tipo para la subasta. Adjudicado en 231 reales a Máximo García Carralero.
  • Un terreno en el Cerro de la Cañada de medio pan, su cabida 5 fanegas. Tasada en 200 reales y 225 reales el tipo para la subasta. Adjudicado a Máximo García Carralero en 141 reales.
  • Unos cerros al sitio de El Fraile de Morata, su cabida 200 fanegas, tasado en 8.000 reales y 9.000 reales el tipo para la subasta. Adjudicado en 4.601 reales a Máximo García Carralero.
  • Unos cerros en el sitio de Valdepeñosillo, de 200 fanegas, tasado en 8.000 reales y 9.000 reales el tipo para la subasta. Adjudicado en 4.601 reales a Máximo García Carralero.
  • Unas laderas de cerros, al sitio Ladera de la Peña del Agua, de 18 fanegas, tasada en 720 reales y 810 reales el tipo para la subasta. Adjudicada a Máximo García Carralero en 461 reales.
  • Un cerro sito en Valdelaosa, de 18 fanegas, tasado en 720 reales y 810 reales el tipo para la subasta. Adjudicado a Máximo García Carralero en 461 reales.
  • Un cerro sito en el Mojón del Pedernal, de 5 fanegas, tasado en 200 reales y 225 reales el tipo para la subasta. Adjudicado a Máximo García Carralero en 141 reales.
  • Un cerro en Valdelaperra, de 5 fanegas, tasado en 200 reales y 225 reales el tipo para la subasta. Adjudicado a Máximo García Carralero en 141 reales.
  • Unos cerros de tercera clase en Miraflores, conteniendo pastos, esparto y tomillo, su cabida 50 fanegas, tasado en 2.000 reales y 2.250 reales el tipo para la subasta. Adjudicados a Máximo García Carralero en 1.134 reales.
  • Unos cerros en los corrales de Gregoria Serrano, de 18 fanegas, tasados en 720 reales y 810 reales el tipo para la subasta. Adjudicados a Máximo García Carralero en 461 reales.
Como se aprecia en esta relación del año 1860, fue Máximo García Carralero quien acaparó la mayor parte de las ventas de bienes del común pertenecientes a Morata. En total adquirió 539 fanegas, eso sí, la mayoría con la categoría de cerros, todos ellos situados en el entorno de el Fraile y la carretera de Valdelaguna. Solo un vecino de Morata, Gregorio Galeote, se hizo con la subasta de la tierra que tenía arrendada, de poco más de una fanega de extensión.
En la imagen, los cerros del paraje de El Fraile de Morata, desamortizados en 1860-61

Desamortización de bienes de propios de Morata, año 1861

Relación de las fincas de propios sacadas a subasta en ese año. Todas ellas se adjudicaron y remataron en 1862. (En negrita el precio de remate y el adjudicatario):

  • Una tierra de secano en Valdelahorca, la lleva en renta Manuel Corpa, de 1 fanega y 5 celemines. Tasada en 100 reales y 112 reales con 50 céntimos el tipo para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Una tierra de secano en La Cantarera, la lleva en renta Pablo Navarro, de 1 fanega y 4 celemines, tasada en 100 reales y 112 reales con 50 céntimos el tipo para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Una tierra de secano, en el camino de La Jara, la lleva en renta Valentín González, su cabida 3 fanegas y 2 celemines, tasada en 200 reales y 225 reales el tipo para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 100 reales.
  • Una tierra de secano en La Cañada, la lleva en renta Eugenia Guzmán, de 4 fanegas, tasada en 400 reales y 450 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 200 reales
  • Una tierra de secano en el Pico del Águila, la lleva en renta Juan Roldán, su cabida 3 fanegas, tasada en 250 reales y 270 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 140 reales.
  • Otra tierra de secano en el Pico del Águila, la lleva en renta Francisco Roldán, de 1 fanega y 6 celemines, tasada en 100 reales y 112 reales con 50 céntimos el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Una tierra de secano, con cepas y olivos, en la vereda de Valdegatos, de 1 fanega y 5 celemines, tasada en 200 reales y 225 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Otra tierra de secano en el Camino de La Jara, la lleva en renta Manuel Corpa, su cabida 2 fanegas y 10 celemines, tasada en 200 reales y 225 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Una tierra de secano en el Pasillo de la Reina, la lleva en renta Tomas Huerta, su cabida 1 fanega y 5 celemines, tasada en 100 reales y 112 reales con 50 céntimos el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Una tierra de secano en la Cuesta la Morena, la lleva en renta Juan Martín, su cabida una fanega y 5 celemines, tasada en 120 reales y 135 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Una tierra de labor al sitio de Cornicabra, la lleva en renta Bárbara Ortiz, su cabida 2 fanegas y 6 celemines, tasada en 160 reales y 180 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Una tierra de labor y secano en la Cañada de Castro, la lleva en renta Dionisio Galeote, su cabida 1 fanega y 2 celemines, tasada en 80 reales y 90 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 60 reales.
  • Una tierra de labor y secano en Poyales, la lleva en renta Juan Valllecillos, de 1 fanega y siete celemines, tasada en 120 reales y 135 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Una tierra de labor y secano en Valdelahorca, que lleva en renta Manuel Muñoz, su cabida 2 fanegas, tasada en 140 reales y 157 reales con 50 céntimos su tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Una tierra en el Corral de la Melitona, la lleva en renta Tiburcio González, su cabida 5 fanegas y 6 celemines, tasada en 220 reales y 247 reales con 50 céntimos el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 116 reales.
  • Una tierra de secano en Valdelahorca, que lleva en renta Luis Moreno, su cabida una fanega y un celemín, tasada en 100 reales y 112 reales con 50 céntimos el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 66 reales.
  • Una tierra de secano en el Llano de Arriba, la lleva en renta Ramón González, su cabida 2 fanegas y 5 celemines, tasada en 200 reales y 225 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 100 reales.
  • Una tierra de secano en Cornicabra, que llevan en renta los herederos de Bárbara Ortiz, su cabida 2 fanegas y un celemín, tasada en 140 reales y 157 reales con 50 céntimos el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
  • Otra tierra de secano en las Casas Altas, que lleva en renta un vecino, su cabida 2 fanegas 6 celemines, tasada en 160 reales y 180 reales el tipo de salida para la subasta. Adjudicada a Manuel de la Riva en 90 reales.
Todas las fincas que salieron a subasta en el año 1861 y adjudicadas en 1862 fueron adquiridas por un mismo comprador, Manuel de la Riva, y en ningún caso, aunque todas ellas estaban arrendadas por vecinos de Morata, fueron adjudicadas a estos agricultores. En total, Manuel de la Riva adquirió 42 fanegas y 3 celemines correspondientes a tierras de secano situadas en distintos parajes del térmio de Morata.

*En este año de 1861 se adjudico definitivamente la dehesa carnicera. El proceso de desamortización de esta finca perteneciente a los propios de Morata se analizará en próximas entregas del blog.

Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.
  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.
  • Ley de desamortización de Pascual Madoz de 1 de mayo de 1855
  • Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales de la Provincia de Madrid.

miércoles, 19 de abril de 2017

La desamortización en Morata (IX)


Desamortización de los bienes de propios del ayuntamiento de Morata (año 1856)

Hasta 1855 los distintos procesos desamortizadores que se iniciaron en el siglo XVIII afectaron, casi en exclusiva, a los bienes pertenecientes a la iglesia. Al menos en Morata así fue, tal como hemos analizado en anteriores entregas del blog. Sin embargo, la aplicación de la conocida como Ley Madoz, tantas veces citada en relación con la enajenación del patrimonio de la Iglesia, sí que afectó directamente a una gran parte de los bienes patrimoniales del ayuntamiento de Morata: los denominados bienes de propios y del común. Recordemos que en su artículo 1 esta la ley Madoz declaraba en venta, entre otros, los bienes adscritos a los propios y comunes de los pueblos (Apartado 6 artículo 1).
Jurídicamente, estos bienes de propios son aquellos inmuebles propiedad del concejo que pueden ser arrendados para obtener unas rentas en beneficio de los vecinos. Cuando estos bienes de propiedad concejil podían ser utilizados o aprovechados por los vecinos (por ejemplo, el derecho de uso de los pastos o las leñas de unos montes vecinales) a estos bienes se los denominaba del común.
La titularidad de estos bienes a favor de los concejos procedía, habitualmente, del medievo o, también, de siglos posteriores. En el caso de Morata, por ejemplo, está documentado que la dehesa carnicera perteneció al patrimonio municipal, desde el siglo XVI, en torno a los años 70 de ese siglo, cuando fue adquirida por el concejo en las perpetuaciones de tierras que aprobó Felipe II.
Aunque la documentación sobre estos bienes de propios y del común en Morata no es muy abundante, podemos partir de la declaración que los responsables del concejo de Morata hicieron cuando se redactó el Catastro de Ensenada. Son estas autoridades municipales las que apuntan, en torno a esa fecha de 1751, qué bienes de carácter rústico eran propiedad del concejo que representaban:
(...) le pertenecen unos cerros con sus faldas que llaman la dehesa que tendrá como setecientas fanegas en faldas y tierras de muy mala calidad (...). Para el resto de los bienes de propios los declarantes señalan la existencia de unos cerros calvos infructíferos que compondrán como una cuarta parte a corta diferencia de su recinto.
En otro apartado de su declaración los representantes de la villa de Morata declararon la existencia de:
(...) diferentes cerros, que se llaman concejiles, infructíferos y de mala calidad [que] sólo sirven para el común aprovechamiento del corto numero de ganado lanar que tienen los vecinos, además de ser paso o cañada de los ganados trashumantes.
Por último, en este censo de los bienes de propiedad municipal hay una referencia a un pedazo de agostadero de este término que regularmente se arrienda en ciento y ochenta reales cada año. Este agostadero, o ejido, era un terreno que sabemos, por otras referencias del catastro, estaba situado en las proximidades de la ermita de la virgen de la Antigua. En la documentación catastral también se le denomina cercado y su función era servir como lugar de pasto y recogida de ganados para el abasto municipal.
En la documentación catastral no se especifica claramente la extensión de estos terrenos comunales y si bien en algunos registros se apunta a una superficie en torno a las 700 fanegas, al analizar el proceso de venta y enajenación de los mismos a partir de la Ley Madoz, veremos que los bienes de propios superaban ampliamente esta cifra. De cualquier forma, lo que sí queda claro en la documentación es que, a diferencia de los bienes desamortizados que fueron en su momento propiedad de la Iglesia –consistentes en tierras de labor tanto de secano como de regadío de buena calidad-, en el caso de los bienes de propios se trataba, en la mayor parte de los casos, de terrenos de secano marginales, de escasa calidad –excepto para el pasto de los ganados- y situados la mayor parte de ellos al sur del termino municipal, con la excepción de la dehesa carnicera, localizada como sabemos al noreste de Morata.
Pascual Madoz, autor de la ley que permitió desamortizar los bienes de propios de los ayuntamientos

Proceso de enajenación y venta de los bienes de propios y del común de Morata
La documentación básica para analizar la desamortización de los bienes de propios del ayuntamiento de Morata se encuentra en el Boletín Oficial de Ventas de Bienes Nacionales de la Provincia de Madrid. En esta publicación, que se editó en todas las provincias mientras se llevó acabo todo el proceso desamortizador, se recogen los anuncios de subastas y los remates de los bienes desamortizados que pertenecieron al concejo de la villa.
Según estos boletines oficiales, entre 1856 y 1867 fueron subastadas 1.319 fanegas pertenecientes a los propios de Morata, cantidad muy superior a las 700 que se documentaban en el Catastro de Ensenada cien años antes. Sí que es cierto que, en casi todos los casos, estos bienes de propiedad municipal se corresponden con unos cerros de escaso valor agrícola, (la mayor parte de ellos estaban situados en el paraje de El Fraile y alrededores, como veremos) y que sólo la dehesa carnicera* (por su extensión y la existencia de manantiales) y unos olivares y una viña, situados al sur de la misma, junto a unas tierras de labor en el paraje de La Amarguilla escapaban a esta consideración de tierras de mala calidad y con un uso casi exclusivo para el pasto y el aprovechamiento del esparto.
Desde la fecha de promulgación de la Ley Madoz, que amparaba las ventas de estas tierras de patrimonio municipal, no fue necesario esperar mucho para que estos bienes de propios salieran a subasta en los años siguientes. Este es el relato cronológico de la subasta, adjudicación y venta de los bienes de propios del Ayuntamiento de Morata:
Año 1856
En octubre de 1856, cuando sólo había pasado poco más de un año de la promulgación de la ley Madoz, se publicaron los primeros anuncios de subastas pertenecientes a los propios de Morata en el Boletín Oficial de Ventas de la provincia de Madrid:
  • Una dehesa* en el término de Morata, de tercera calidad, la cual tiene en su perímetro algunos romeros, carrascas, espartos y pastos, todo de segunda categoría, pertenecientes a los propios del dicho Morata, linda al Norte con el camino de Valdilecha y viñedo, O. término de Perales de Tajuña, P. con el barranco Colorado y fuente de ¿?, tiene de cabida 620 fanegas, que hacen 25.295 áreas y 40 centiáreas, no admitiendo dicha dehesa división (…). Ha sido tasada en 12.200 reales y capitalizada por la renta de 4.200 reales, según los peritos en 94.300 reales, tipo para la subasta. (Transcripción literal del anuncio de la subasta)
  • Una tierra de tercera calidad, término de Morata de Tajuña, perteneciente a los propios de dicho pueblo con 59 olivos de tercera edad, denominada tierra en la falda de la dehesa, de caber 2 fanegas que hacen 62 áreas y 40 centiáreas. Tasada en 2.522 reales y capitalizada por la renta en 130 reales, según los peritos en 3.450 reales para la subasta.
  • Otra tierra en Morata con 34 olivos, de 4 fanegas. Tasada en 2.120 reales y capitalizada en 2.475 reales para la subasta.
  • Una viña en Morata con 500 cepas y 10 olivos de caber 2 fanegas. Tasada en 2.100 reales que es el tipo para la subasta.
  • Una tierra en Morata con 61 olivos, de caber 3 fanegas. Tasada en 2.057 reales y 2.700 reales el tipo para la subasta.
  • Otra tierra en Morata que tiene de cabida 2 fanegas y 6 celemines y 46 olivos. Tasada en 2.200 reales y en 2.880 reales el tipo para la subasta.
  • Una tierra de cuatro fanegas con 56 olivos. Tasada en 2.516 reales y en 2.812 reales con 50 céntimos el tipo para la subasta.
  • Otra tierra de caber 2 fanegas. Tasada en 2.022 reales y 2.250 reales el tipo para la subasta.
Las siete últimas fincas limitaban todas ellas al norte con la dehesa carnicera y al sur con el entonces denominado camino, hoy carretera, de Perales. No hemos podido documentar, excepto en el caso de la dehesa carnicera, el precio de venta de las mismas ni el adjudicatario o adjudicatarios de cada una de las fincas.

*El proceso de venta de la dehesa carnicera y los problemas jurídicos que se plantearon con su enajenación serán analizados en próximas entradas del blog.


Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.
  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.
  • Ley de desamortización de Pascual Madoz de 1 de mayo de 1855
  • Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales de la Provincia de Madrid.

miércoles, 12 de abril de 2017

La desamortización en Morata (VIII)


Desamortización de los Hospitales de Beneficencia de Morata

Los hospitales de beneficencia, u hospitales de pobres, jurídicamente estaban adscritos a la Iglesia. De hecho, en la documentación existente sobre estas instituciones de caridad, sus bienes aparecían en los documentos del estado eclesiástico. Ya es sabido que en Morata existían dos de estos hospitales: el de transeúntes pasajeros y el de pobres de la villa. El primero, también conocido como hospital del doctor Vallejo, fue fundado en 1579 y estaba localizado en una de las esquinas de la plaza Mayor; el segundo, también conocido como hospital de Antonio López, fundado en 1671, tenía sus dependencias en la calle del Ciego, a espaldas del palacio del conde de Altamira.
Según la documentación del siglo XVIII, la más fiable de las existentes, el patrimonio de estas instituciones de Morata, con cuyas rentas podían hacer frente a su función benéfica, era el siguiente:
Hospital de pasajeros o transeúntes del doctor Vallejo:
Tierras de riego de buena calidad: 5 fanegas en los parajes de El Coso, El Burrueco y La Callejuela.
Tierras de secano de mediana calidad: 1 ½ en Las Cabrizas.
Por el arrendamiento de estos bienes Francisco Corpa, vecino de Morata en el año 1751, pagaba 156 reales al año.
Además, el hospital, tenía como ingresos fijos 148 reales anuales, procedentes de censos a su favor, y 300 reales que aportaba el concejo para pagar al médico que asistía a los pobres transeúntes.
Hospital de pobres de la villa o de Antonio López:
Tierras de riego de buena calidad: 7 fanegas y 7 celemines en los parajes de Cerro de la Cabaña, El Coso, Los Escuderos y La Canal.
Tierras de riego de mediana calidad: 16 fanegas y media en los parajes de Tierras Largas, Cardón, La Celadilla, El Herrero, Sanchisnal y Collaspiga.
Olivares de mediana calidad: 4 fanegas con 80 olivas en El Mojonazo.
Las tierras las labraban en renta Pedro Marchena presbítero de la parroquia de Morata, que pagaba 275 reales por 11 fanegas; Francisco Ruiz, que pagaba 325 reales por 6 fanegas y 8 celemines y 2 fanegas con 40 olivas, y Francisco Oliva, que pagaba 250 reales por 7 ½ fanegas de tierra de labor y 2 fanegas de olivar con 40 olivas.
Por censos a su favor, el hospital de Antonio López ingresaba anualmente alrededor de 541 reales. El concejo también aportaba los gastos de la atención médica.
Naturalmente, para completar tan escasos medios, los dos hospitales también recibían limosnas y donaciones de los vecinos que podían ser en metálico o en especie.
Al fondo de la imagen, el Hospital del doctor Vallejo
En la documentación del Catastro de Ensenada aparece, por ejemplo, que una vecina de la villa, María Ignacia Mejía, propietaria de una casa en la plaza Mayor de Morata, tenía como carga de su hacienda mantener una cama en el Hospital de la plaza de esta villa, [hospital de Vallejo] cuya carga es anual.
Por otra parte, en la villa de Morata también fueron desamortizados en la misma época bienes patrimoniales de carácter rústico pertenecientes al hospital de Vallejo y al hospital de la Misericordia, ambos de la villa de Chinchón.
Este patrimonio de las instituciones de caridad se vio afectado por las leyes de desamortización en varios periodos históricos, aunque la que amparó finalmente la venta de sus bienes en Morata fue la ley Madoz de 1855:
I. Se declaran en estado de venta, con arreglo a las prescripciones de la presente Ley, y sin perjuicio de las cargas y servidumbres a que legítimamente estén sujetos, todos los predios rústicos y urbanos, censos y foros pertenecientes:
Al Estado, al clero, a las Órdenes Militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan de Jerusalén, a Cofradías, Obras pías, Santuarios, al secuestro del ex-Infante Don Carlos, a los propios y comunes de los pueblos, a la beneficencia, a la instrucción pública. Y a cualesquiera otros pertenecientes a manos muertas, ya estén o no mandados vender por leyes anteriores.
Entre los bienes que se podían enajenar de acuerdo con esta ley estaban excluidos, según el artículo 2, párrafo 2º:
Los edificios que ocupan hoy los establecimientos de beneficencia e instrucción.
Así pues, al amparo de esta ley, los hospitales de beneficencia de Morata vieron como algunas de sus fuentes de ingresos, las que provenían del arrendamiento de sus propiedades inmobiliarias y los censos a su favor, debían ser desamortizados, aunque conservarán eso sí, los edificios en los que asistían a los pobres de la villa y a los pobres transeúntes.
A partir de esta normativa legal, el patrimonio de fincas rusticas de los dos hospitales de Morata fue enajenados. Desconocemos quienes fueron los compradores de estas tierras de labor pero sí que consta que las fincas fueron vendidas y que los ingresos de estas ventas fueron destinados a la inscripción de deuda pública a nombre de ambos establecimientos.
En efecto, la ley Madoz obligaba en su artículo 20 a que (…) el producto íntegro de la venta de los bienes de beneficencia y de instrucción pública, si las corporaciones competentes no hubieren solicitado y obtenido otra inversión, se destinará a comprar títulos de la Deuda consolidada al 3 por 100 para convertirlos en inscripciones intransferibles a favor de los referidos establecimientos (…).
En aplicación de este artículo, el Diario Oficial de Avisos de Madrid publicaba el 28 de marzo de 1867 la inscripción de títulos de esta deuda intransferible al 3 por ciento por un importe de 10.308 reales correspondiente al producto de la venta de los bienes del Hospital de Vallejo (de pobres transeúntes).
Unas semanas después, el 20 de abril de 1867, el mismo diario oficial publicaba otra orden del departamento de ventas civiles por la que inscribía a favor de los dos hospitales de Morata deuda transferible al 3 por ciento por un importe de 6.521,40 reales, procedentes de la enajenación de bienes del hospital de Antonio López; y 2.645, 45 reales del hospital de Pobres (hospital de Vallejo).
Resulta obvio decir que los intereses de estos títulos de la deuda pública, el 3 por ciento de un capital de alrededor de 19.500 reales -menos de 600 reales al año de intereses-, difícilmente podían cubrir a partir de entonces –sin otras aportaciones- los gastos de estos establecimientos de beneficencia que, al menos desde el siglo XVI, habían asistido a las familias pobres de Morata y a los pobres transeúntes. Su funcionamiento, sin embargo, está documentado en años muy posteriores a la desamortización de sus bienes y en el libro de Juan Diego Arribas Morata de Tajuña, crónica de la provincia de Madrid se hace mención al funcionamiento de ambos establecimientos benéficos:
(…) Así es que para socorrer á los pobres imposibilitados o enfermos de la localidad cuenta este Ayuntamiento con un hospital, legado de D. Antonio López en 1670, en el cual hay ocho camas de hierro (algunas sin estrenar),y en el que se asiste con el esmero y cuidado que necesitan tan desgraciados seres.
No contentos los morateños con ejercer la caridad entre sus convecinos y deseosos de que ésta alcance á los demás desgraciados, tienen también otro hospital (titulado de Vallejo, por ser éste quien legó su casa, á principios del siglo XVI) para tan sublime objeto; hospital que sirve de albergue a los pobres transeúntes, en donde encuentran refugio seguro contra las inclemencias del tiempo.
La asistencia facultativa para 150 familias pobres está encomendada a dos activos é inteligentes Médicos, los cuales cobran por tan señalado servicio 750 pesetas anuales cada uno, y los medicamentos que las mencionadas familias pobres necesitan, se suministran en la farmacia de esta villa, la cual se paga por recetas é importa unas 950 pesetas anuales próximamente (…).

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Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.
  • Textos legales de las desamortizaciones eclesiásticas españolas y con ellas relacionados F. Javier Campos y Fernández de Sevilla. OSA. Estudios Superiores del Escorial.
  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid-Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.

miércoles, 5 de abril de 2017

La desamortización en Morata (VII)


Desamortización de los bienes de los jesuitas

La desamortización y venta de los bienes adscritos al convento de los dominicos, al convento de Santo Tomás, al cabildo parroquial y a la fábrica de la iglesia, que hemos analizado en post anteriores, afectaron a las entidades religiosas y de la Iglesia que acumulaban un patrimonio más importante en Morata, especialmente en el caso de los frailes del Rosario.
Como ya se apuntó, el estado eclesiástico poseía cuando se iniciaron las desamortizaciones alrededor del 10 por ciento de las tierras de labor, tanto de secano como de regadío, que se cultivaban en Morata (223 hectáreas del total de 2.226 hectáreas cultivables del término municipal). A estas cifras había que sumar las propiedades urbanas y los censos a su favor, también afectados por el proceso desamortizador, e incluso los diezmos, que también fueron suprimidos en este periodo histórico.
Aunque resulta difícil acceder a toda la documentación de las desamortizaciones que afectaron al estado eclesiástico con bienes en Morata en su conjunto, sí que es posible analizar cómo se enajenaron algunos de los bienes de otras entidades e instituciones religiosas radicadas en la villa.
Por orden cronológico, aunque no por la importancia de su patrimonio, fue la orden de los jesuitas la primera afectada por la desamortización en Morata. A mediados del siglo XVIII, antes de que se aprobara el decreto de expulsión y confiscación de sus bienes, los jesuitas eran titulares, a través del Colegio Imperial, de un mediano patrimonio de fincas rústicas, especialmente olivares. Según la documentación catastral de 1751 los bienes de los jesuitas en Morata sumaban 3 fanegas de secano en Los Aulagares y 63 fanegas de olivares de distinta calidad y en varios parajes del término municipal (Fuente del Valle, Los Rosales, Camino de Alcalá, El Pino, La Cantarera…), con un total de 1.436 olivas. La gestión y labranza de estas fincas rústicas dependía de la casa de labor que la orden poseía en Arganda para controlar el patrimonio del Colegio Imperial en la comarca, que reunía en pueblos del partido de Alcalá como el mismo Arganda, Morata, Paracuellos, Campo Real y otros municipios alrededor de 1.397 fanegas de tierra de labor. Esta casa de los jesuitas en Arganda disponía de lagares y molinos de aceite para explotar sus bienes.
El decreto de expulsión y supresión de la Compañía de Jesús (1767) significó que el patrimonio de los jesuitas en Morata pasara a depender de las llamadas temporalidades, una entidad encargada de administrar y también vender los ingentes bienes de la orden religiosa no sólo en España sino también en América. En el caso de los olivares de Morata serían las temporalidades las encargadas de enajenar este patrimonio, del que no se tiene noticia documental cuando en 1815 Fernando VII decidió permitir el regreso de los jesuitas y la devolución de los bienes que se les habían incautado. En cualquier caso, en el supuesto de que las fincas rústicas no se hubieran enajenado antes de la vuelta de la Compañía de Jesús, las leyes desamortizadoras de los años siguientes habrían significado la venta de las mismas.
Colegio Imperial de Madrid, propietario de varios olivares desamortizados en Morata
Desamortización de los bienes de obras pías
Por otra parte, las llamadas obras pías, denominación que engloba una serie de instituciones y figuras jurídicas de la Iglesia (cofradías, memorias, patronatos religiosos…) también se vieron afectadas por los primeros decretos y leyes desamortizadoras. El 19 de septiembre de 1798, Carlos IV emitía un Real Decreto que afectaba directamente a estas instituciones:
Continuando en procurar por todos los medios posibles el bien de mis amados vasallos en medio de las urgencias presentes de la Corona (…):
He resuelto, después de un maduro examen, se enajenen todos los bienes raíces pertenecientes a hospitales, hospicios, casas de misericordia, de reclusión y de expósitos, cofradías, memorias, obras pías y patronatos de legos, poniéndose los productos de estas ventas, así como los capitales de censos que se redimiesen pertenecientes a estos establecimientos y fundaciones, en mi Real Caja de amortización bajo el interés anual de tres por ciento (…).
La aplicación de este decreto fue el inicio de la desamortización de estas instituciones que, en el caso de Morata, eran muy numerosas, aunque también es cierto que, en el caso de algunas de ellas, con un patrimonio muy reducido.
Hemos localizado algún anuncio en boletines oficiales donde se hace referencia a distintos remates de las subastas que afectaron a los bienes de estos establecimientos píos. A pesar de que no nos consta a qué instituciones concretas afectaron estas subastas, citaremos los que se publicaron en distintas fechas del año 1806: el 22 de julio, el 4 de agosto, el 3 y el 15 de octubre. En el anuncio que se público el 15 de octubre se incluía el remate de algunos bienes de estas instituciones:
Se halla hecha postura en 12.223 rs. 18 mrs. y 2 tercios de otro a pagar en metálico, a cuatro tierras propias de las memorias que poseen los señores cura y beneficiados de la Parroquia de Santiago el Real, de esta Corte, y se anunciaron en el diario de 14 de septiembre, sitas en término de la villa de Morata, tasadas en 18.185 reales y 11 mrs. Quien quisiere mejorarla comparezca a ejecutarlo ante el Sr. D. Torcuato Antonio Collado (…  y señalado su remate para el día 13 del presente mes de octubre (…). (Diario de Madrid, 15 de octubre de 1806).
En efecto, la parroquia de Santiago poseía en Morata cuatro fincas –tres de regadío y una de secano, en los parajes de El Torno, la Vega de Enmedio, las Tierras Largas y Valdepeñosillo, que sumaban 6 fanegas y dos celemines y que serían las afectadas por la subasta de la que se informaba en el boletín oficial.
La vigencia del decreto de Carlos IV se mantuvo en el tiempo y, al año siguiente, el Diario de Madrid publicaba otro anuncio de subasta de bienes pertenecientes a obras pías con propiedades en Morata:
 (…) está señalado por el Comisionado real el día 25, desde la citada hora de las diez de la mañana hasta la una de su tarde, en dicha sala de Ayuntamiento, para el primer remate y el de cuarta de diferentes finas de establecimientos píos, consistentes en términos de la ciudad de Alcalá de Henares, villas de Bayona de Tajuña, Valdemoro, Ambite, Morata (…). (Diario de Madrid, 17 de junio de 1807).
Después de estas fechas de comienzos del siglo XIX, la desamortización de los bienes de instituciones eclesiásticas continúo en un proceso extraordinariamente largo en el tiempo (las últimas enajenaciones que se han podido documentar llegan al menos hasta el año 1856) que sufrió parones o impulsos en función del momento político que vivía España. A modo de ejemplo, podemos citar varias subastas que afectaron a las obras pías y bienes adscritos también a distintos conventos de órdenes religiosas con bienes patrimoniales en Morata (en negrita, las instituciones afectadas):
·       (…) Asimismo se venden de 800 a 1.000 pies de olivo en el término de Morata, y 17 fanegas y media de tierra de excelente calidad en el de Leganés todo propio del convento de Atocha. La persona o personas que quisieren comprar todas o algunas de las expresadas fincas, podrán tratar de ajuste con el P. procurador del dicho convento. (Diario de Madrid, 19 de mayo de 1815)
·      Monjas Franciscas de Alcalá de Henares. En 1836 salen a subasta dos pedazos de tierra en cañamar con tres fanegas, tasadas en 5.650 reales y que llevaba en arrendamiento Estanislao Salcedo. Se adjudicaron en 6.000 reales en 1837 aunque en la documentación no consta el comprador. Esta congregación religiosa también era propietaria de cinco parcelas en la vega, situadas en los parajes de Valdelaosa y Las Peñas, con una extensión total de 6 fanegas y 9 celemines que se tasaron en 7.700 reales, aunque no consta ni el adjudicatario ni el precio final de la subasta.
·      Anuncio de los bienes a subastar el día 19 de mayo, entre los que se incluía un olivar en el término de Morata, con 52 olivos, perteneciente a las monjas dominicas de Santa Catalina de Siena de Alcalá de Henares y tasado en 1.900 reales de vellón. (Boletín Oficial de la provincia de Cáceres, 12 de mayo de 1837). El olivar estaba arrendado al vecino de Morata Pedro Conde y fue adjudicado a Joaquín Vasconi en 2.000 reales.
·      Ventas de Bienes Nacionales. Relación de las fincas nacionales que han sido rematadas, con expresión de su procedencia y valor en tasación. Agustinos Recoletos en Arganda, una hacienda que se compone de casa con sus oficinas correspondientes 61.045 cepas vivas y 8.659 marras, 944 olivos y 134 fanegas y 3 celemines de tierra en el término de dicha villa y la de Morata, tasadas en 152.371 reales y rematadas en 482.000 reales. (Boletín Oficial de Segovia, 20 de marzo de 1838). (Este convento con casa de labor en Arganda poseía en el año 1751 en Morata los siguientes bienes: 16 fanegas de olivares, en la Fuente del Valle, Raya de Arganda y La Calera, que sumaban 472 olivas. Además, la hacienda tenía una carga de 19 misas rezadas y un sermón el viernes santo).
·      Fincas rústicas que en término de la villa de Morata pertenecieron a la iglesia de Corpa. Cuatro fanegas y media de regadío, (en los parajes de El Cardón, Los Baños, Las Huertas, Las Cepas y el reguerón de La Campana) que salieron a subasta por un importe de 12.390 reales y que se adjudicaron en  14.132 reales a más de 3.000 reales por fanega un precio más elevado que el que se alcanzó en otras subastas. No consta comprador  o compradores.
La última subasta de bienes de instituciones religiosas en Morata que hemos localizado tuvo lugar en 1858, ya al amparo de la ley Madoz. Eran los últimos coletazos de un proceso que se inicio con la venta de los bienes de los jesuitas en el siglo XVIII y que finalizó bien avanzado el siglo XIX. Se trataba de una única finca de labor, perteneciente a la capellanía que fundó José Rodríguez:
Por disposición de la administración principal de propiedades y derechos del Estado en esta provincia, salen a pública subasta las fincas rústicas siguientes:
Tierra en término de Morata, procedente de la capellanía de José Rodríguez, tipo 70 reales anuales. Las subastas tendrán efecto el día 20 del corriente, ante los señores alcaldes, procurador síndico y escribano de los respectivos pueblos donde radican las fincas, y los pliegos de condiciones se hallarán en la subalterna de Chinchón, sita en Villarejo de Salvanés. Madrid, 7 de junio de 1858. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 10 de junio de 1858).
Desamortización de censos y abolición de los diezmos
Al margen de las enajenaciones de bienes rústicos pertenecientes a establecimientos eclesiásticos, las leyes desamortizadoras del siglo XIX también afectaron a los censos (créditos) que pertenecían a estas instituciones. En el caso de Morata, en 1751 se registraron varios censos, la mayor parte de ellos al 3 por ciento de interés, que anualmente rentaban a sus beneficiarios 3.814 reales. Hemos encontrado distintos anuncios de subastas de estos créditos que, como en el caso de los bienes inmuebles en manos de las instituciones religiosas, salieron al mercado en sucesivos años:
·      Enajenación de bienes eclesiásticos a que se refiere el último concordato, articulo 35, censos en poder de instituciones religiosas que se rematan en Morata de las monjas de Santa Clara de Colmenar de Oreja, un censo contra herederos de Juan de Cuevas de 4.400 reales de principal y 132 reales de intereses. Otro censo del mismo importe e intereses a nombre de José Robledo. (Diario de Avisos de Madrid, diciembre de 1851).
·      (…) se sacan a la venta un censo contra Ángel Martín Sotomayor, de las monjas de Santa Clara de Chinchón, por un importe de 4.000 reales de principal y 100 de intereses sobre fincas en el término de Morata. (Boletín Oficial de Madrid, 9 de mayo de 1854).
·      (…) Enajenación de bienes eclesiásticos a que se refiere el último concordato, articulo 35, censos en poder de instituciones religiosas sobre un censo del conde de Altamira y sus posesiones por un importe de 52.040 reales y unos intereses de 1.561 reales de vellón. Uno de estos censos pertenecían a las monjas de Santa Clara de Colmenar sobre bienes del conde en Morata. (Boletín Oficial de Madrid, 10 de mayo de 1854).


Fuentes y bibliografía:
·       Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.
·       Textos legales de las desamortizaciones eclesiásticas españolas y con ellas relacionados F. Javier Campos y Fernández de Sevilla. OSA. Estudios Superiores del Escorial.
·       Publicaciones y periódicos citados en el texto.