jueves, 30 de septiembre de 2021

 

Los Angulo, una familia de comerciantes en Morata (III)

Tras fallecer sin herederos Manuel de Angulo, sus bienes pasaron a propiedad de su viuda, María Sandalia de Acebal.

María Sandalia se casó en segundas nupcias con Luis Usoz y Ríos, destacado intelectual, bibliófilo y editor

Al fallecer Manuel de Angulo y Cano en 1837 su viuda, María Sandalia de Acebal y Arratia, de 39 años de edad, se convirtió en su única heredera y, como tal, propietaria de todos los bienes que su familia política había acumulado en Morata desde que en 1820 su suegro, Ramón de Angulo, adquiriera cerca de ochocientas fanegas en la vega y al año siguiente el molino de Abajo, denominado a partir de entonces molino de Angulo.


No pasaría mucho tiempo desde el fallecimiento de su primer marido para que María Sandalia de Acebal contrajera de nuevo matrimonio. En una fecha indeterminada de 1838 –aunque en algunos textos se afirma que el matrimonio tuvo lugar a finales de 1837- , la viuda de Manuel Angulo y Cano, se casó con Luis Usoz y Ríos*, un intelectual de origen navarro pero nacido en Chuquiraca (Perú) de padres españoles.

María Sandalia, que desde muy joven no había sido ni mucho menos ajena a los ambientes intelectuales y artísticos** en los primeros años de su matrimonio con Manuel Angulo, acrecentó su presencia en estos círculos en los que desenvolvía Luis Usoz, destacado miembro del Ateneo madrileño e introducido en el mundo universitario por sus estudios de hebraísmo y, sobre todo, por su labor como destacado bibliófilo y editor de libros relacionados con los escritores heterodoxos españoles o, también, con la recuperación y publicación romances de ciego o pliegos de cordel, un tipo de literatura popular muy extendido desde décadas anteriores en España.

Con su nuevo matrimonio María Sandalia de Acebal dio un giro radical a su vida. Absolutamente comprometida con los proyectos editoriales e intelectuales de su segundo marido, viajó por Europa, Italia e Inglaterra, sobre todo, en la década de los cuarenta del siglo XIX y, además, no fue ajena, gracias a su sólida posición económica, a la financiación de los proyectos editoriales de Luis Usoz.

Algunos estudiosos de la trayectoria vital de Luis Usoz como Juan Vilar y Mar Vilar, autores de Investigación y memoria. El primer hispanismo británico en la formación y contenidos de la más importante biblioteca española de libros prohibidos. Correspondencia inédita de Luis de Usoz con Benjamin B. Wiffen (1840-1850), describen a María Sandalia Acebal como una mujer de sencillez evangélica desprovista de toda humana ambición, entregada por entero a las obras de caridad, identificada enteramente con las empresas de su marido, del que tampoco tuvo hijos(…).

En cualquier caso, Luis Usoz, tan ajeno y alejado del mundo financiero y comercial en el que se había desenvuelto Manuel Angulo, el primer marido de María Sandalia, se convirtió, vía matrimonial, en titular de un extenso patrimonio tanto en Madrid como, por supuesto, en Morata. Resulta paradójico que Usoz, alejado por decisión propia de cualquier relación con el mundo financiero, apareciera como uno de los mayores propietarios rústicos de la provincia de Madrid y, también, como beneficiario, junto con su mujer, de un cuantioso crédito hipotecario contra los bienes del ¡conde de Altamira! Como vemos, las relaciones económicas entre los condes de Altamira y los Angulo y sus herederos se extendieron durante buena parte del siglo XIX.

Los bienes localizados en el término municipal de Morata que estaban registrados a nombre de Luis Usoz y Ríos, como marido de María Sandalia de Acebal, le convertían, junto con el conde de Sástago, no sólo en el mayor propietario de bienes rústicos en el término de Morata sino, también, en todo el territorio del partido judicial de Chinchón. De la importancia de estos bienes localizados en Morata nos da también idea el hecho de que Luis Usoz, gracias a esos bienes, formaba parte de la lista de los cincuenta mayores propietarios de inmuebles rústicos de la provincia de Madrid:

Lista de los cincuenta mayores contribuyentes por riqueza agrícola (…) que han de ser electores para vocales de la misma Junta [provincial de Agricultura] y su sección de Agricultura:

señor marqués de Valmediano, don Francisco Urquiza, señor marqués de Sotomavor, señor don Antonio Collantes, Don Félix Legrand, señor marques de Alcanices, Señor marqués de Prado Alegre, señor duque de Osuna, don Luis Usoz y Rios… (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 11 de julio de 1855).

Tras fallecer en 1865 Luis Usoz, a la temprana edad de 60 años, María Sandalia de Acebal volvió a aparecer como propietaria de los bienes que había heredado en Morata de su primer marido, Manual Angulo y Cano.

En el año en el que se produjo el fallecimiento de su segundo marido, María Sandalia de Acebal, además de las fincas rústicas adquiridas originariamente por su suegro, Ramón de Angulo, en 1820 y en 1821, y las que compró su propio marido, Manuel Cano también al conde de Altamira, entre ellas la Casa de Corregidores en la calle de la Cruz de Orozco, era titular de otras propiedades añadidas a su patrimonio inmobiliario en Morata. Estas nuevas adquisiciones, según consta en una providencia publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid el 3 de enero de 1865 consistían en una era situada en el entorno de la ermita del Rosario y un molino, de aceite, en la calle Real.

En cualquier caso, parece que el extenso patrimonio que había acumulado María Sandalia del Acebal en Morata, que la convertía como hemos visto en la mayor propietaria del municipio, no significaba, que contara con una residencia fija en el pueblo. En el año 1871, la heredera de los bienes de la familia Angulo reclamó ante las autoridades provinciales por el pago de impuestos de carácter local que había repartido el Ayuntamiento de Morata y que consideraba que no se ajustaba a derecho. Su recurso fue analizado por la Diputación Provincial de Madrid en su sesión del 21 de enero de 1871:

(…) Acto seguido tuvo efecto la vista pública sobre reclamación interpuesta por doña María Sandalia de Acebal contra el Ayuntamiento de Morata de Tajuña, en razón de la mayor cuota de contribución que se la impone a la doña María, fundándose dicho Ayuntamiento en que las tierras de la expresada doña María tienen todo el aprovechamiento de aguas de la fuente pública de dicho pueblo. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 1 de febrero de 1871).

En resoluciones posteriores de la Diputación Provincial, María Sandalia de Acebal vio aceptada su reclamación para que el Ayuntamiento de Morata no la considerara como vecina a la hora de repartir entre el vecindario los impuestos de carácter local:

Morata de Tajuña.-Que se reproduzcan al Ayuntamiento los acuerdos de esta Diputación de 10 de diciembre y 13 de enero último respecto a considerar a Doña María Sandalia de Acebal como vecina para los gastos provinciales y como forastera sin casa abierta para los municipales.

Que se prevenga al Ayuntamiento y Junta de asociados cumplan con lo prevenido en la circular del Ministerio, fecha 31 de Enero último, reformando el repartimiento hecho y abonando a D. Luis Escribar [sic], doña María Sandalia de Acebal y demás vecinos que se encuentran en iguales circunstancias las cantidades que se les han exigido de más, en los términos prevenidos en la disposición cuarta de dicha circular. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 18 de abril de 1871).

María Sandalia de Acebal y Arratia falleció el 7 de marzo de 1879 en Madrid. Al morir sin herederos directos -no tuvo hijos con ninguno de sus dos maridos-, sus bienes, al menos los localizados en Morata, fueron heredados por su hermana menor María Ramona de Acebal y Arratia, casada con el militar asturiano Esteban Muñoz Larrainzar. La viuda de Luis Usoz ya había hecho beneficiaria a su hermana Ramona de una deuda hipotecaria que mantenía con el matrimonio el propio conde de Altamira, Vicente Pío Osorio de Moscoso, según nota publicada en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid:

(…) donación hecha a favor de la doña Ramona por su señora hermana doña María Sandalia del Acebal y Arratia, viuda del Sr. D. Luis de Usoz y Ríos, propietaria, vecina de esta villa, por escritura otorgada en la misma a 15 de Setiembre de 1873 ante el Notario de este Colegio D. Mariano García Sancha, de un crédito hipotecario de 882.739 rs. de capital redimible por 435.000 con el interés del 3 por 100 anual sobre la expresada cantidad total que la correspondía contra el difunto Excmo. Sr. D. Vicente Pió Osorio de Moscoso, marqués de Astorga, conde de Altamira y duque de Montemar (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 20 de noviembre de 1874).

Será una de las dos hijas de este matrimonio entre Esteban Muñoz Larrainzar y Ramona de Acebal, Ramona Muñoz de Acebal y Arratia, la que obtenga finalmente la titularidad de los bienes que su tía María Sandalia poseía en la villa de Morata. Ramona Muñoz de Acebal y Arratia, nacida en Madrid en 1846, había contraído matrimonio en el año 1867 con Diego María Jarava Torre, un político originario de la localidad manchega de La Solana, donde nació en 1834, que fue senador durante tres legislaturas, entre 1891 y 1903 en representación de la provincia de Ciudad Real,y que fue quién reformó el molino de Angulo y quien levantó lo que hoy conocemos como Casa Mac Crohon, tal como veremos la próxima semana, cuando finalicemos esta serie de entregas.



*Luis Usoz y Ríos nació en Chuquiraca, en el virreinato del Perú y actualmente territorio boliviano, el 13 de noviembre de 1805. Estudioso del hebraísmo y muy interesado en los llamados heterodoxos españoles del siglo XVI afines al protestantismo, sus viajes junto a María Sandalia del Acebal por Europa, sobre todo Italia e Inglaterra, desencadenó su desencanto con el catolicismo y su acercamiento al evangelismo e incluso a las doctrinas de los cuáqueros, aunque nunca llegó abrazar esta rama del cristianismo.

Tras su regreso de su largo viaje por Europa, Luis Usoz, apoyado por su mujer, dejó de frecuentar los ambientes intelectuales y universitarios para dedicarse a su propósito de recuperar los textos de los protestantes españoles y recopilar y coleccionar estos textos prohibidos y casi desaparecidos.

Como editor, en proyectos muy limitados en tirada pero muy exigentes en el tratamiento de los textos recuperados y comentados, Luis Usoz se dedicó a su labor de editor de la Colección de reformistas españoles, de la que llegó a editar XX volúmenes, el último en 1865, el año de su fallecimiento.

En paralelo, Usoz se propuso recuperar y coleccionar los textos prohibidos de estos reformistas españoles, labor en la que cooperó su mujer, María Sandalia de Acebal, que, además, financió con sus medios económicos sus proyectos editoriales, muy costosos y poco rentables.

Gracias a esta labor de recopilación y compra de volúmenes en el extranjero, sobre todo en Inglaterra, Luis Usoz atesoró una extensa biblioteca de alrededor de 11.000 volúmenes de estas obras prohibidas y perseguidas, además de una colección extraordinaria de romances de ciego y de cordel, otra de las pasiones del marido de María Sandalia de Acebal.

Antes de fallecer en 1865, Luis Usoz, preocupado por mantener la unidad de su biblioteca se planteó la posibilidad de cederla a una universidad extranjera, sin embargo, dejó la decisión en manos de su mujer. Afortunadamente, María Sandalia, muy identificada con el trabajo de su marido, esperó a que el momento político fuera propicio y en 1873, cuando se proclamó la I República, cedió la colección a la Biblioteca Nacional. Así recogía un periódico de la época la donación de la colección secreta de Luis Usoz a la Biblioteca Nacional:

(…) El gobierno de la República ha visto con la mayor satisfacción el donativo hecho a la Biblioteca Nacional por doña María Sandalia del Acebal y Arratia de la librería que fue de su difunto esposo D. Luis de Usoz y Rio, compuesta de unos 10.000 volúmenes; y a fin de conmemorar este rasgo de generoso desprendimiento ha dispuesto que la expresada librería se conserve en una sala especial que llevará el nombre de Usoz, colocándose en lugar preferente de la misma el retrato de la donante, en el cual se hará constar la patriótica cesión (…). (La Nación, 11 de octubre de 1873). [La disposición de colocar el retrato de María Sandalia en la Biblioteca Nacional nunca se cumplió].

Actualmente, la colección de Luis Usoz se conserva en el denominado Servicio de Reserva Impresa de la Biblioteca Nacional en la que cuenta con un sello único para identificar sus fondos.

Para finalizar con esta semblanza de Luis Usoz, el segundo marido de María Sandalia de Acebal, recogemos la impresión de Marcelino Menéndez Pelayo, autor de la Historia de los heterodoxos españoles, obra en la que le resultó imprescindible la consulta de la colección de Usoz, y muy alejado ideológicamente de éste:

(…) El nombre de Usoz es inseparable de la literatura protestante del siglo XVI, que él recogió, ordenó, salvó del olvido e imprimió de nuevo la más voluminosa colección de materiales para la historia del protestantismo español. Su entendimiento, su actividad, su fortuna, su vida toda, se emplearon y consumieron en esta empresa (…).

Otro intelectual que analizó la figura de Luis Usoz, Pío Baroja, opinaba así del bibliófilo y editor español:

(…) Usoz era un protestante, no sólo en religión, sino de todo lo que creía malo en España y en el mundo, una especie de anarquista místico, un patriota europeizador (…).


**La relación de María Sandalia de Acebal y su familia con el mundo intelectual y artístico en la época de su juventud y madurez se plasmó en el retrato que le pintó José de Madrazo, pintor de cámara, creador de una dinastía de pintores, autor del primer catálogo del Museo del Prado y, además, apasionado coleccionista de arte español y de otras escuelas europeas. En esta última faceta de coleccionista y comprador de obras de arte antiguas, sabemos que José Madrazo adquirió varias obras del palacio morateño de los condes de Altamira en 1821, justo en los años en que los Angulo, Ramón y su hijo Manuel, también aparecieron por Morata para adquirir gran parte de los bienes de los condes de Altamira en la villa.

Retrato de María Sandalia de Acebal Arratia, obra por José Madrazo (1820, colección particular)





Fuentes y bibliografía:

  • Élites ilustradas al servicio de la Monarquía española: las redes de comerciantes vascos y navarros en Madrid, 1700- 1830. Antonio Martínez Borrallo. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografía e Historia. Madrid, 2021.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.

  • Comercio e industria madrileños en la transición del Antiguo régimen al sistema liberal (1788-1833). Mariano caballero Espericueta. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Historia Contemporánea. Madrid, 2006.

  • La sociedad madrileña del siglo XVIII. Martínez Ruiz, Enrique. En Fernández García Antonio (dir.) Historia de Madrid, Complutense. Madrid, 1993.

  • Madrid en la Sociedad del siglo XIX. (Vol1) La Ciudad y su entorno. Madrid, centro de poder político, poder económico y élites sociales. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Consejería de Educación. Madrid, 1986.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.275, D.161-401.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.274, D.22.

  • Archivo Histórico Nacional, Estado, Carlos III, exp. 2215.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.361, D.25-92.

  • Guía Mercantil de España, año 1829. 1ª Parte. Imprenta de I. Sancha. Madrid, 1829.

  • Investigación y memoria. El primer hispanismo británico en la formación y contenidos de la más importante biblioteca española de libros prohibidos. Correspondencia inédita de Luis de Usoz con Benjamin B. Wiffen (1840-1850). Vilar, Juan B., y Vilar, Mar. Editorial MAD. Sevilla, 2010.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña. Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.

  • Morata de Tajuña. Arribas, Juan de Diego. Diputación Provincial de Madrid. Biblioteca de la Provincia de Madrid. Crónica General de Madrid. Tomo duodécimo. Madrid, 1891.

  • Luis de Usoz y Ríos, creador en España de una biblioteca de libros prohibidos. Patrocinio Ríos Sánchez. Revista El Faro, abril de 2011.

  • Historia de los heterodoxos españoles. Menéndez Pelayo, Marcelino. Librería Católica de San José. Madrid, 1881.

  • Periódicos y publicaciones citadas en el texto.









jueves, 23 de septiembre de 2021

 

Los Angulo, una familia de comerciantes en Morata (II)

Manuel de Angulo siguió ampliando, hasta su muerte en 1837, el patrimonio de la familia en Morata

Tras la muerte en 1828 de Ramón de Angulo Guardamino su único hijo, Manuel de Angulo y Cano, se hará cargo de los negocios familiares, tanto los del comercio textil y de lienzos, que desarrollaban en la calle Postas de Madrid, como de los relacionados con los préstamos y otras actividades propias del sector financiero.

Manuel de Angulo, que había nacido en Madrid en 1788, no era un neófito en el ámbito de las finanzas y el comercio de la capital de España cuando sustituyó a su padre al frente de Angulo e hijo, la compañía que agrupaba los negocios familiares y de la que era único heredero.

La fortuna personal de Manuel de Angulo se había incrementado notablemente con la dote que recibieron tanto él como su mujer, María Sandalia de Acebal y Arratia, cuando contrajeron matrimonio en 1816 en Madrid a la edad de 28 y 19 años de edad respectivamente. Según un documento del Archivo Histórico Nacional, firmado el 3 de mayo de 1816 por su propio padre, Ramón de Angulo y la madre de su esposa, Ramona de Arratia, ambos contrayentes recibieron al casarse la cantidad de 6 millones de reales. María Sandalia de Acebal, ya huérfana de padre por entonces, aportó al matrimonio 725.138 reales de dote y su suegro le legó en su testamento los 274.862 reales que completaban 1.000.000 de reales.

María Sandalia -que en las décadas futuras, una vez que falleció su marido sería una persona decisiva en el destino de los bienes y del patrimonio que la familia Angulo Acebal había acumulado en Morata-, había nacido en 1797 en el concejo de Menegarai, perteneciente al municipio de Ayala, en la provincia de Álava. Era hija de Francisco de Acebal Aguirre y de Ramona Arratia Villachica, padres de otros cuatro hijos además de María Sandalia, José, Francisco, Paula y Ramona.

Los Acebal Arratia, formaban parte de la élite comercial y financiera que integraban varias familias que se habían traslado desde décadas anteriores a Madrid procedentes de las provincias vascongadas, en un caso similar al de la familia Angulo aunque estos últimos procedían de Cantabria.

Los hermanos varones de María Sandalia, la joven esposa de Manuel de Angulo, José y Francisco de Acebal y Arratia*, fueron políticos relevantes pero también destacaron en el ámbito financieros y del comercio. En el caso de Francisco de Acebal, además de su pertenencia al Senado en varias legislaturas en representación de su provincia de origen, Álava, destacó por su participación en la creación de Sociedad Española de Seguros y por su trabajo en los primeros años de funcionamiento de la Caja de Ahorros de Madrid, entidad de la que fue presidente en el año 1838. Curiosamente, sería ya avanzado el siglo XX cuando esta entidad financiera, la Caja de Ahorros de Madrid, restaurará la que fue casa familiar de la familia Mac Crohon Jarava en Morata, que se habían convertido, como veremos, en herederos del matrimonio formado por Manuel de Angulo y Cano y María Sandalia de Acebal y Arratia.


Documento que recoge la venta en 1830 de la Casa de Corregidores a Manuel de Angulo (Archivo Histórico de la Nobleza)

Actividad profesional de Manuel de Angulo y nuevas compras en Morata

De la trayectoria empresarial y comercial de Manuel Angulo ya tenemos conocimiento desde antes de producirse la muerte de su padre. En 1819, por ejemplo, además de participar junto a su progenitor en los prósperos negocios familiares, Manuel de Angulo era el orgulloso propietario de una ganadería de bravo que lidiaba sus toros en el coso madrileño. El 19 de julio de 1818, el Diario de Madrid, publicaba la lidia de toros pertenecientes a la ganadería de Manuel de Angulo en una corrida de beneficencia:

El Rey nuestro Señor (que Dios guarde) se ha servido señalar el lunes 20 del corriente mes de julio de 1818, si el tiempo lo permite, para la duodécima y última corrida de toros de esta temporada, que la piedad de S. M. tiene concedidas a los Reales hospitales Generales de esta corte, con el piadoso fin de que sus productos se inviertan en la asistencia y curación de los enfermos de ambos sexos existentes en ellos (…). Los catorce toros serán; cuatro de la vacada de D. Diego Muñoz y Pereyro, vecino de Ciudad Real, con divisa verde: tres de la de D. Hermenegildo Díaz Hidalgo, de la villa de Villarrubia de los Ojos de Guadiana, con celeste: cuatro de la de D. Juan Diaz Hidalgo, de la propia vecindad con azul; y tres de la de D. Manuel de Angulo y Cano, divisa amarilla y blanca (…).

Como comerciante y financiero, al igual que lo fuera su padre, Manuel de Angulo procuró mantener su influencia en el mundo económico madrileño con su pertenencia a entidades como la Junta de Comercio de Madrid, presidida en su momento por Ramón de Angulo y de la que el mismo formó parte como consiliario desde el año 1829.

Pero además de sus negocios en Madrid, Manuel Angulo y Cano no dejó de incrementar su patrimonio de fincas rústicas y urbanas en Morata**, tal como hiciera su padre en 1820 con la compra del Molino de Abajo, de Angulo a partir de entonces, y de cerca de 800 fanegas de fincas de regadío en la vega del Tajuña. Así, en 1830, Manuel Angulo accedió a la propiedad de otro de los bienes urbanos localizados en el casco urbano de Morata que también pertenecía a la casa condal de Altamira, encabezada en aquella fecha por Vicente Isabel Osorio de Moscoso.

La nueva adquisición estaba situada en la calle Cruz de Orozco nº 15 –según numeración de la época-, y era conocida como Casa de Corregidores. Este nombre respondía al destino habitual de esta finca urbana como vivienda de los corregidores o alcaldes mayores de Morata que eran designados, según privilegio señorial adquirido por compra en el siglo XVII, por los propios condes de Altamira.

Tal como se deduce del expediente que recoge todo el proceso de venta de la Casa de Corregidores, iniciado en 1827 y finalizado en 1830, (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.361, D.25-92), en esos años los problemas financieros de la Casa de Altamira, lejos de mejorar, continuaron agravándose por lo que era necesario enajenar muchas de las propiedades, rusticas y urbanas que poseían en todo el territorio nacional.

En el caso de Morata, en esos años el conde de Altamira puso en venta junto a la Casa de Corregidores otra de las fincas emblemáticas de la villa que también le pertenecía: la Huerta de Arias o, como se conocía popularmente, Las Huertarias.

Según el expediente citado, conservado en el Archivo Histórico Nacional, ambas propiedades, La Casa de Corregidores y Las Huertarias, salieron a subasta pública por una cantidad inicial de 39.951 reales y 14.491 reales, respectivamente. Gabriel de Velilla, agrimensor encargado de tasar ambas propiedades, emitió un informe en el que describía así los linderos y la planta baja de la Casa de Corregidores:

(…) adquirida por compra a Doña Josefa Mendieta, sita en la calle de la Cruz de Orozco y linda al Norte con la calle del Ciego, Saliente con casa de Gregorio Robles, Mediodía con la del Jardinero de S. E. y al Poniente, donde tiene la entrada principal en dicha calle; la cual tiene en su fachada 40 pies lineales y todas sus oficinas corrientes: portal empedrado, dos salas con su alcoba cada una, con otras piezas todas a bovedillas y paso doblado, patio empedrados, cueva y sótano con entrada por dicho patio, y pieza que fue lagar, cocina, corral, con puerta falsa a la calle del Ciego, cuadra en él y dos pajares (…).

Antes de que se vendiera finalmente la casa en 1830, por un importe de 37.762 reales y 10 maravedíes, según la escritura firmada el 6 de octubre de ese año, la propiedad fue subastada previamente en varias ocasiones sin resultado alguno, por falta de ofertas de compra, hasta que Manuel de Angulo la adquirió, previo desalojo de José Aparicio, inquilino que en esos años la habitaba, cuando ya el oficio de corregidor había sido extinguido y, por lo tanto, la casa había perdido su antigua función.

En 1827, Manuel de Angulo y Cano fallecía en Madrid a la temprana edad de 49 años. Desaparecido sin herederos ni ascendientes directos, su cuantiosa fortuna, incluidos sus bienes rústicos y urbanos en Morata, pasarían en su totalidad a su viuda, María Sandalia de Acebal y Arratia.

La próxima semana, analizaremos la trayectoria vital de María Sandalia de Acebal desde la muerte de su primer marido en la citada fecha de 1837, su nuevo matrimonio con Luis Usoz, y cómo evolucionó su patrimonio en Morata en las décadas siguientes.




*Francisco de Acebal y Arratia, hermano de María Sandalia de Acebal y, por tanto, cuñado de Manuel de Angulo, fue, además de un importante hombre de negocios y político, el iniciador de la colección de arte que pertenecería años más tarde a la familia Mac Crohon Jarava. Entre las obras que adquirió destacaban varios goyas como Las mozas del cántaro, Maja y Celestina al balcón, San Francisco de Borja atendiendo a un moribundo o Mujer dormida.


**Además de la adquisición del Molino de Abajo [de Angulo], la Huerta aledaña, más de setecientas fanegas en la vega y la Casa de Corregidores, los Angulo, Ramón y su hijo Manuel, añadieron a su patrimonio en Morata, en una fecha que no hemos podido determinar, la finca urbana que en su momento perteneció a los frailes dominicos del convento del Rosario de Madrid (Fundado en 1632 por Octavio Centurión, marqués de Monasterio, y cuya casa madre estaba situada desde el siglo XVII entre las calles San Bernardo y Flor Baja de Madrid).

Esta finca de Morata, donde años después se levantaría la casa familiar de los Mac Crohon Jarava –y que hoy, tras ser utilizada como hospital de sangre en la guerra civil y escuela pública en la posguerra se usa como como Casa de la Cultura-, albergaba, desde el siglo XVII, la casa de labranza de los frailes dominicos en Morata. Desde esta casa, administraban su extensa hacienda de bienes rústicos en la vega y en el llano. El 12 de julio de 1822, el Diario de Madrid publicaba el anuncio de subasta de los bienes de los frailes dominicos en Morata. En ese anuncio se describía así la finca que pasaría a ser propiedad de los Angulo:

(…) Una casa grande en la población de Morata, con muchas habitaciones, cueva, bodega y aceitero con sus tinajas correspondientes para 7.680 arrobas de vino, y 1.870 arrobas de aceite, lagar para laborear vino, cámaras para encerrar granos, vale 372.044 reales, y en renta 6.121 reales. (…).

Reiteramos que, aunque no hemos podido confirmar que la casa de labor de los dominicos en Morata, y el resto de fincas, fueran finalmente adjudicadas en la subasta de 1822, parece lógico que estos bienes fueran enajenados a partir de las leyes de desamortización de las órdenes religiosas que se dictaron desde comienzos del siglo XIX y, con más seguridad, desde el Trienio liberal (1820-1823) hasta la denominada Desamortización de Mendizábal (1836-1837) y los reales decretos emitidos entre 1835 y 1837 sobre extinción de monasterios, conventos, colegios y congregaciones religiosas. En estos años, con los Angulo muy activos en la compra de bienes en Morata, se habría producido esta adquisición que, lamentablemente, no podemos documentar.













Fuentes y bibliografía:

  • Élites ilustradas al servicio de la Monarquía española: las redes de comerciantes vascos y navarros en Madrid, 1700- 1830. Antonio Martínez Borrallo. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografía e Historia. Madrid, 2021.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.

  • Comercio e industria madrileños en la transición del Antiguo régimen al sistema liberal (1788-1833). Mariano Caballero Espericueta. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Historia Contemporánea. Madrid, 2006.

  • La sociedad madrileña del siglo XVIII. Martínez Ruiz, Enrique. En Fernández García Antonio (dir.) Historia de Madrid, Complutense. Madrid, 1993.

  • Madrid en la Sociedad del siglo XIX. (Vol1) La Ciudad y su entorno. Madrid, centro de poder político, poder económico y élites sociales. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Consejería de Educación. Madrid, 1986.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.275, D.161-401.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.274, D.22.

  • Archivo Histórico Nacional, Estado, Carlos III, exp. 2215.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C.361, D.25-92.

  • Guía Mercantil de España, año 1829. 1ª Parte. Imprenta de I. Sancha. Madrid, 1829.

  • Periódicos y publicaciones citadas en el texto.



jueves, 16 de septiembre de 2021

 

Los Angulo, una familia de comerciantes madrileños en Morata (I)

Ramón de Angulo adquirió a los Altamira el Molino de la Huerta en 1821

En las primeras décadas del siglo XIX, pero sobre todo a partir del final de la Guerra de la Independencia, profundos cambios afectaron a la sociedad española. En Morata estos cambios se manifestaron con la llegada a la villa de comerciantes madrileños que aprovecharían la crisis financiera de los condes de Altamira, y posteriormente las desamortizaciones eclesiásticas, para hacerse con un importante patrimonio. Aunque no fue la única, los Angulo, que darían nombre al Molino de la Huerta o de Abajo, adquirido en 1821 Por Ramón de Angulo Guardamino, fue una de esas familias de comerciantes y financieros con gran influencia en Morata y sobre las que trataremos en las próximas entregas del blog.


Ramón de Angulo Guardamino (1756), comprador como veremos del Molino de Angulo y de varias propiedades rústicas y urbanas a partir de 1820, inició la presencia de esta familia en Morata hasta enlazar, ya a finales de siglo XIX, con la familia Mac Crohon Jarava.

Ramón de Angulo pertenecía a una familia originaria del valle vizcaíno de Carranza y asentada desde comienzos del siglo XVIII en la ciudad de Madrid. Heredero directo de su tío materno, Francisco de Guardamino Sainz de Rozas, Ramón continúo la tradición de la familia, dedicada desde su llegada a Madrid a comienzos del siglo XVIII al comercio textil, actividad que luego ampliarían a un incipiente sector financiero y bancario.

Su dedicación al sector textil les permitió formar parte de los denominados Cinco Gremios Mayores, una asociación de empresarios que no solo controlaba el tráfico comercial de Madrid sino que también, gracias a la acumulación de beneficios, ejercieron como prestamistas de particulares y también de la propia Corona española. Antonio Martinez Borrallo, autor de una tesis doctoral sobre las Élites ilustradas al servicio de la Monarquía española: las redes de comerciantes vascos y navarros en Madrid, 1700- 1830, analizó en su investigación la trayectoria comercial y financiera de estas familias de comerciantes, procedentes en su mayoría del País Vasco y Navarra, además de la región de Cantabria. En este trabajo se cita a Ramón de Angulo Guardamino como uno de los directores de la Compañía General de los Cinco Gremios Mayores de Madrid entre 1799 y 1802. En 1808, además de sus establecimientos de venta de lienzos, situados en la céntrica y comercial calle Postas de Madrid, Ramón de Angulo era un importante prestamista introducido en el sector financiero con un capital estimado de 2.000.000 millones de reales.

Tras la invasión francesa, Ramón de Ángulo fue nombrado por el gobierno de José Bonaparte procurador del común en el consistorio madrileño, cargo que desempeñó hasta 1811. Posteriormente, en 1813 fue designado regidor del Ayuntamiento de la capital.

De la capacidad financiera de la familia de Ramón de Angulo da una idea su inclusión entre los impositores del crédito de 20 millones de reales que decretó José I para hacer frente a los gastos del ejército francés en sus campañas en España, según explica Mariano Caballero Espericueta en su trabajo presentado en la Universidad complutense Comercio e industria madrileños en la transición del Antiguo régimen al sistema liberal (1788-1833). Ramón de Angulo, como miembro destacado de los Cinco Gremios Mayores, formaba parte como hemos visto de una élite comercial y financiera con negocios que les reportaba grandes beneficios y excedentes. En el caso de Ramón de Angulo, le permitiría, entre otros bienes, acceder y adquirir el importante patrimonio que llegó a acumular en Morata.

Enrique Martínez Ruiz, citado por Mariano Caballero, afirmaba en La sociedad madrileña del siglo XVIII sobre estas familias madrileñas entre las que se encontraban los Angulo:

(…) Actuaban [los grandes comerciantes madrileños] como prestamistas, descontaban, avalaban y giraban efectos a corto plazo, y comercializaban con monedas de diferentes países, pero además vendían género de lencería, en unos casos, como el de Vercruyse y hermanos, importadores de tales mercaderías de Flandes, o quincalla, en otros, como Galarza y Goicoechea, quienes acudían a diversas ferias… en definitiva, había al menos en un sector, confluencia de dedicaciones al crédito y al comercio, al abrigo del importante mercado de bienes de consumo que era la capital del Reino (...).

Crisis económica de la Casa de Altamira y venta de bienes en Morata

Al finalizar la Guerra de la Independencia varios miembros de la nobleza española se enfrentaron a dificultades económicas que les obligaron a desprenderse de gran parte de su patrimonio. En el trabajo Madrid en la Sociedad del siglo XIX, Ángel Bahamonde Magro, autor del capítulo Crisis de la nobleza de cuna y consolidación burguesa (1840-1880), resalta estas dificultades financieras de varias casas nobiliarias, entre ellas la Casa de Altamira:

(…) se trata de una espiral de deudas generalmente contraídas con banqueros madrileños en íntima relación con los procesos de saneamiento patrimonial. Además el elevado nivel de las cargas censuales actualizadas, heredadas del Antiguo Régimen, sobre todo del siglo XVIII son indicios evidentes del bloqueo patrimonial que sufren las fortunas nobiliarias en la crisis final del Antiguo Régimen (…).

La guerra contra los franceses no fue, sin embargo, la única causa que justificaba el pésimo estado de las cuentas de los condes de Altamira. En 1807, por ejemplo, el entonces jefe de la casa, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso, había hipotecado todas las tierras que poseía en Galicia y Asturias, de donde procedía la familia, por una cantidad de 3.710.000 reales. Andrés Caballero*, otro integrante destacado de los Cinco Gremios de Madrid, fue el prestamista al que acudió Joaquín Osorio de Moscoso para intentar hacer frente a las deudas que arrastraba de décadas anteriores. Por si fuera poco, los ingresos procedentes de los derechos señoriales de los condes de Altamira, también estaban en cuestión en estas fechas de la segunda década del siglo XIX. En muchos lugares y villas, y Morata entre ellas, se había llegado a pleitear por el pago de estos derechos, puestos en cuestión tras la aprobación de la Constitución de 1812, lo que originaba mermas en los ingresos y cuantiosos gastos para intentar defender ante los tribunales su vigencia.

La situación llegó a ser tan acuciante para el conde de Altamira que en 1820 obtuvo permiso real para sacar a la venta una gran parte de sus bienes patrimoniales en Morata -y en otras muchas villas y lugares repartidos por toda España-, vinculados al mayorazgo familiar desde el siglo XVII.



Apuntes contables de la Casa de Altamira de la venta de 796 fanegas de tierra y el molino de la Huerta a Ramón de Angulo (Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C.274,D.22)

Durante varios días, a partir del 14 de julio el Diario de Madrid, publicación oficial en esos años, publicó la relación de fincas que salían a la venta y que se remataron a partir del 29 de agosto de ese mismo año. Cuando finalizó el proceso de enajenación de estas fincas de regadío del conde de Altamira en Morata (el palacio condal, el molino aceitero, el batan de paños y otras propiedades urbanas como las posadas y la mayoría de las fincas de secano no salieron al mercado en esos meses), Ramón de Angulo se convirtió en propietario de 784 fanegas de regadío (Alrededor del 30 por ciento del total de las fincas de riego en Morata), procedentes prácticamente en su totalidad de los bienes heredados por la Casa de Altamira cuando accedió al señorío de Morata tras fallecer sin descendencia directa el III marqués de Leganés, Diego Mexía Felípez de Guzmán y Rojas. Según se reflejó en la escritura de compraventa que se emitió el 31 de octubre de 1820, el comerciante madrileño pagó por esta hacienda 1.542.800 reales de vellón, cantidad bastante inferior a los 2.314.181 reales en que había sido tasada.

Tras estas primeras adquisiciones, la familia Ángulo continúo con su política de compras en el término de Morata aprovechando la oferta de venta del conde de Altamira de otras propiedades. No había pasado ni un año de las primeras adquisiciones cuando Ramón de Angulo añadió el molino harinero y la huerta aledaña a su patrimonio. El 16 de julio de 1821 se escrituraban a su favor ambas propiedades por las que el comerciante y banquero madrileño desembolsó prácticamente un millón de reales, 1.010.000 exactamente, pagando un sobreprecio de 125.000 reales sobre la tasación inicial de ambas fincas.

A partir de esta compra, el conocido como Molino de la Huerta, o Molino de Abajo, junto con la huerta aledaña**, pasó a conocerse como Molino de Angulo para distinguirlo del otro molino existente por entonces en el término de Morata, el Molino de Arriba, que pasó por varios propietarios, entre ellos el obispo de Almería en el siglo XVIII, Claudio Sanz, o el mismo consistorio morateño, propietario de una tercera parte del mismo, y que tras su ruina arquitectónica pasó a conocerse como Molino Hundido.

Tras estas primeras adquisiciones y su llegada a Morata, la familia Angulo no sólo mantuvo su status de grandes propietarios en la vega sino que lo amplió con nuevas operaciones, tanto en el casco urbano como en otras zonas del término municipal. Ramón de Angulo, en los años siguientes a estas compras efectuadas al conde de Altamira***, mantuvo su papel destacado en los ambientes comerciales y financieros de Madrid. En 1827 fue designado prior del denominado Real Consulado de Comercio de Madrid, antecedente inmediato de lo que más adelante sería la Cámara de Comercio.

Este cargo lo ocupará durante un corto espacio de tiempo ya que, al año siguiente, el 26 de febrero de 1828 Ramón de Angulo fallecía en Madrid a los 72 años siendo inhumados sus restos en el cementerio de San Isidro. Su cargo como prior del Real Consulado sería ocupado por Andrés Caballero, muy relacionado con la familia desde hacía varias décadas, mientras que su único hijo, Manuel de Angulo y Cano, se hacía cargo de los negocios familiares y de su patrimonio en la villa de Morata como máximo responsable de la gestión de la compañía Ramón Angulo e hijo, fundada junto con su padre antes de morir éste.



*Andrés Caballero, perteneciente a una familia originaria de Cantabria, falleció en 1812 pero sus sucesores crearon la compañía Viuda de Caballero e hijos, también dedicada a las actividades financieras y poseedora de créditos contra la casa de Altamira. Precisamente, un descendiente de Andrés Caballero, Francisco Caballero y Rozas, marqués de Torneros, llegaría a ser a finales del siglo XIX propietario del palacio de los condes de Altamira en Morata.

 

**El Molino de Abajo junto con la huerta pertenecieron al primer señor de Morata, el marqués de Leganés que lo adquirió pocos años después de comprar el señorío de la villa:

(…) Mas novecientos y cuarenta y un mil cuatrocientos y sesenta maravedíes que costó a su excelencia el molino nuevo, ansí en la compra que hizo de Pedro de Humanes de rueda y media como consta de la escritura otorgada a cuatro de julio de mil y seiscientos y cuarenta por ante el dicho escribano que fueron seis mil y novecientos reales media rueda que compró de Mateo de Tordesillas, vecino de Getafe en dos mil y ochenta y ocho reales, como consta de la escritura otorgada el mes de diciembre del dicho año de cuarenta por ante dichos Izquierdo, escribano de número de Madrid, más otra rueda de doña Antonia de Angulo en cuatrocientos ducados como consta de escritura que otorgó el padre Francisco de Angulo en virtud del poder de la susodicha en veinte y siete de noviembre del año de cuarenta por ante Rodrigo Hidalgo. Más catorce mil trescientos y dos reales que costó de levantar el dicho molino como consta de las cuentas que dio Felipe de Reynaldos, mayordomo de su excelencia que las dichas partida montan los dichos (941.460 anotado en el margen).

La huerta situada junto al molino también se describe en el Catastro de Ensenada:

Clase 2ª. Una tierra plantada de frutales de cincuenta y cuatro fanegas, de buena calidad y riego, con mil y cien árboles de diferentes géneros y doscientos y setenta y cinco nuevos, cuya tierra la circunda el río Tajuña, y tiene una caseta para la recolección de la fruta, distante de esta Villa como doscientos pasos.

 

***Pese a la política de ventas del conde de Altamira, que permitió que la familia Angulo se convirtiera en la mayor propietaria de la villa de Morata, la situación financiera de la Casa Condal no mejoró, sino que más bien fue deteriorándose con el paso de los años. Un informe elaborado en 1823 por sus administradores determinaba que, en ese año, el XII conde de Altamira, Vicente Isabel Osorio de Moscoso, tenía una deuda que ascendía a 77.315.638 reales, superior a su activo de 70.483.370 reales.





Fuentes y bibliografía:

  • Élites ilustradas al servicio de la Monarquía española: las redes de comerciantes vascos y navarros en Madrid, 1700- 1830. Antonio Martínez Borrallo. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid-Facultad de Geografía e Historia. Madrid, 2021.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.

  • Comercio e industria madrileños en la transición del Antiguo régimen al sistema liberal (1788-1833). Mariano caballero Espericueta. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Departamento de Historia Contemporánea. Madrid, 2006.

  • La sociedad madrileña del siglo XVIII. Martínez Ruiz, Enrique. En Fernández García Antonio (dir) Historia de Madrid, Complutense. Madrid, 1993.

  • Madrid en la Sociedad del siglo XIX. (Vol1) La Ciudad y su entorno. Madrid, centro de poder político, poder económico y élites sociales. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Angel Bahamonde. Consejería de Educación. Madrid, 1986.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C.275,D.161-401.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA,C.274,D.22.

  • Periódicos y publicaciones citadas en el texto.




jueves, 9 de septiembre de 2021

 
 

  Morata de Tajuña, en busca del origen y significado de su nombre (Epílogo)

Parajes del término municipal de Morata

La documentación histórica asociada al término de Morata nos ofrece una amplia, descriptiva y hasta curiosa relación de términos toponímicos que han llegado hasta nosotros a partir de escrituras de propiedad, documentación municipal, mapas y cartografía histórica. También, como sucede en los textos utilizados para elaborar esta recopilación, la compleja y completa documentación del Catastro de Ensenada es una buena fuente para averiguar los topónimos morateños.

Esta denominación tradicional de las distintas zonas del término municipal ha servido a los vecinos de Morata, históricamente y ahora mismo, para identificar los parajes donde se localizaban las parcelas rústicas en las que trabajaban y se ganaban la vida y también los caminos que utilizaban para llegar hasta ellas o a los pueblos vecinos.

En esta recopilación, realizada, insistimos, a partir de la documentación del Catastro de Ensenada (1751), podemos observar que no siempre se identifica a un paraje concreto con una denominación única. De hecho, hay casos, como veremos, en que los morateños han utilizado distintos nombres para reconocer una zona o término concreto del municipio: un caso extremo es el de Majadahonda, un paraje que puede aparecer en la documentación con grafías tan distintas como Majadahonda, Majahonda, Majaonda, Majalahonda, La Majada Honda o Maxadaonda. Otro paraje del Llano de Morata, El Mejial, también aparece con denominaciones varias en los legajos del catastro: El Mejial, Megigal, El Mejiar o El Mexigal.

Del estudio de la documentación catastral también se deduce que, para identificar un paraje concreto, a lo largo de los años se impusieron denominaciones que podemos agrupar en varias categorías: plantas, nombres propios, animales, hidrología, etc. Sin perjuicio de que esta relación se podría ampliar con otras categorías, reseñamos algunos nombres de los parajes de Morata de Tajuña clasificados en algunas de estas categorías:

Plantas y árboles:

Parajes cuya denominación se relaciona con plantas, árboles o vegetación de esa zona concreta:

La Moraleda-Las Moreras-Las Moredas-Los Morales, El Cañal, El Sanz, El Saz Gordo, Retama, La Guindalera, Las Alfalfas, La Hinojera, El Taray, Los Álamos Blancos, Las Cepas, El Parronal [Viña joven], El Zarcejo, Haza de las Coles, El Peralazo, Los Perales Espesos, El Sauco, El Pino, El Espino, Cornicabra, La Higueruela, Las Higueras, Las Huertas, La Jara, Los Aulagares, El Busque [sic], Los Centenos, Los Rosales, Miraflores, La Viñaza. El Cardón (La Benita).

Agua y construcciones relacionadas con el riego o el río:

Denominaciones asociadas con el agua y con su uso también conforman un grupo abundante de topónimos asociados a distintas zonas de Morata. En esta categoría incluimos las infraestructuras relacionadas con el río o con el riego en la vega:

Puente Nueva, Puente Grande, Camino de las Puentes, El Molinillo, Presa del Salido, El Vadillo, El Vadillo Empedrado, El Vadillo Grande (Puente Grande), Los Vadillos, La [El] Canal, Las Pocillas-Los Pocillos, La Mina, Los Baños, Las Chorreras, Donde se hunde el Agua [sic], El Torno, El Tornillo, Entre las dos Aguas, Entre los Molinos, La Cana, La Canalera, Los Pocillos, Las Pozas, La Ceña-La Aceña, El Quijero-Quixero, La Isla (Las Cepas), La Retuerta, La Canalera.

Caminos, veredas e hitos geográficos:

Los parajes situados en torno a los caminos y veredas que comunicaban con los pueblos vecinos de la comarca también fue un recurso muy utilizado para identificar las tierras situadas junto a estas vías de comunicación:

Camino del Toledano, Camino o cuesta de Madrid, Camino de Alcalá, Camino o Cuesta de Arganda, Camino o Cuesta de San Martín, Camino de Perales, Camino de Chinchón, Raya de Arganda, Camino de las Puentes, La Veredilla, Carril de los Cuentos, Camino de la Concepción, Casas Altas, Cuesta de la Majada, Cuesta de la Morena, Cuesta de Pedreros, La Cárcava, Barranco de la Cárcava, El Lomo de Valdeza, El Cabezo, El Cabezuelo, Hoya de los Monteros, La Cañada, La Cañada de Castro, La Peña, Valdepeñas, La Torreza (Torre de Eza),Valdeza-Valdeheza, Las Cabezas, Cabeza Chica, Ojo Jarama, Valhondo, Vereda Blanca, El Peñón de la Magdalena Vieja, El Mojonazo, Valpeñosillo-Valdepeñosillo, El Barranquillo, Llano de Arriba, Llano de Abajo, Vega de Enmedio, La Tarayuela-La Atalayuela

Parajes relacionados con la ganadería

La actividad ganadera también dejó en la toponimia morateña algunos parajes, tanto en La Vega como en El Llano del término municipal:

Majadahonda, La Majada, La Majá [sic], La Dehesa, El Coso, El Cercado, Bajo el Cercado, El Cercadillo, El Cortadillo (Camino de Alcalá.

Patronímicos de personas o familias:

También es relativamente frecuente que en la toponimia morateña aparezcan parajes identificados con nombres de personajes o familias que, se supone, poseían propiedades en cada una de estas zonas:

Los Almazanes, Boquilla de Pérez, Cañada de Castro, Cañada de Maripascuala, Tomadero de Don Beltrán, Cueva de Chamorro, Rincón de Hernán Gil, García Álvarez, La Benita, Los Escuderos, Los Rubiales, Los Monteros, Casa de Nevares, Vega de María Ríos, La Gigorra-Xigorra.

Fuentes existentes en El Llano de Morata:

La identificación de los parajes de las tierras de secano de Morata con las fuentes que en el momento histórico de la elaboración del Catastro de Ensenada aún se podían localizar en su término también fue un recurso muy habitual a la hora de elegir nombres para localizar las propiedades de los vecinos de Morata:

Fuente de la Becerra, Fuente de la Venta, Fuente de Majadahonda, Fuente del Campo, Fuente del Valle, Fuente de Valdelahorca, y Fuente Jordana.

Parajes relacionados con nombres de animales:

Parece evidente que la denominación de estos parajes, en su momento, se asoció con animales de la fauna local que podrían encontrarse en los mismos:

El Mochuelero-El Mocholero, El Pico del Águila, Cantarranas, Valdelaperra, La Pajarera, Valdelaosa-Valle de Valdelaosa, Cerro del Caballo, La Becerra, Valdegato.

Parajes ligados a distintas actividades profesionales o artesanas:

Estas denominaciones estarían ligadas a trabajos, industrias o actividades que se habrían realizado en las proximidades de estos parajes:

La Tejera-La Texera Vieja, La Calera-La Calera Vieja, El Herrero, El Molino, Entre los Molinos, Los Hornillos, EL Arenal, El Terrero, El Texado, Los Escuderos, Casa Carretero-Casa del Carretero.



También citaremos algunos términos o parajes que, sin estar incluidos en una categoría resultan curiosos o llamativos. En este caso, no podemos dejar de citar el Cerro de la Cabaña, La Cárcel, Castillo de Eza-El Litigio [Paraje que se disputaron los concejos de Morata y Chinchón], La Gracia [En el límite con el término de Perales que en la documentación, pese a aparecer incluido en Morata, se indica que pertenece al pueblo vecino] y, por último, Valdelahorca, un topónimo que podría estar relacionado con la costumbre medieval de situar la horca de la justicia real en las afueras de las villas y aldeas.



Para concluir, dos curiosidades a resaltar:

  • En la documentación catastral, la zona que hoy conocemos como La Estacá siempre aparece reflejada como La Estacada, denominación que podría hacer referencia a que esa zona estuviera vallada con estacas.

  • Por otra parte, el paraje de Valdegatos, en plural, siempre se reseña como Valdegato, en singular. [Esta denominación también podría hacer referencia a la familia Gato, con propiedades en Morata y en Chinchón].



Relación completa de todos los parajes del termino municipal de Morata (1751)*

Términos en La Vega (Regadío)

Bajo el Cercado

Camino de las Puentes

Cantarranas

Cerro de la Cabaña

Collaspiga (La)

Donde se hunde el Agua

El (La) Canal

El Burrueco

El Busque

El Cañal

El Cercado

El Coso

El Fraile

El Herrero

El Molinillo

El Peralazo

El Piélago

El Quijero-El Quixero

El Salido

El Sauco

El Saz Gordo

El Taray

El Texado

El Tirado

El Tomadero de Don Beltrán

El Tornillo

El Torno

El Vadillo Empedrado

El Zarcejo

Entre las dos Aguas

Entre los Molinos

García Álvarez (Bajo La Canal)

Haza de las Coles

Huerta de la Vega

La Canalera

La Benita (También El Cardón)

La Berciana

La Boquilla de Pérez [El Tirado]

La Callejuela

La Campana

La Cana

La Cárcel

La Ceña-La Aceña

La Estacada

La Esteba. (También Los rincones de La Esteba).

La Guindalera

La Iglesuela

La Isla [Las Cepas]

La Magdalena-Magdalena Vieja

La Mina

La Moraleda-Las Moreras (También El rincón de La Moraleda)

La Pajarera

La Paleta

La Puente Nueva

La Retama

La Rinconada

La Tabla

La Tejera Vieja

La Veredilla

Las Alfalfas

Las Cabrizas

Las Cepas

Las Chorerras

Las Huertas

Las Moredas

Las Pocillas

Las Pozas

Las Tierras Largas

Las Traviesas

Los Álamos Blancos

Los Baños

Los Barcajones

Los Cascajares

Los Cuadros

Los Escuderos

Los Molinos

Los Monteros

Los Morales

Los Perales Espesos

Los Rubiales

Los Vadillos

Matalauva (La)

Rincón de Hernán Gil

Sanchisnal (Sanchiznal)

Vadillo Grande [Puente Grande]

Valdelaosa

Valpeñosillo–Valdepeñosillo

Vega de Enmedio

Vega de María Ríos

El Llano (Secano)

Camino de la Concepción

Camino de Madrid-Cuesta de Madrid

Camino de San Martín-Cuesta de San Martín

Cañada de Maripascuala

Carril de los Cuentos

Casa Altas [Chinchón]

Casa Carretero-Casa del Carretero

Casa de Nevares-Nevares

Castillo de Eza-El Litigio [Paraje que disputaron los concejos de Morata y Chinchón]

Cerro del Caballo

Cornicabra

Cruz de los Nudos

Cuesta de la Majada

Cuesta de la Morena

Cuesta de Pedreros

Cueva de Chamorro

El Arenal

El Barranco de la Cárcava

El Barranquillo

El Cabezo

El Cabezuelo

El Cercadillo

El Cortadillo [Camino de Alcalá]

El Cuadrillo

El Chirrión

El Espino

El Lomo de Valdeza

El Mejial-Megigal-El Mejiar-El Mexigal.

El Mochuelero-Mocholero

El Mojonazo

El Parronal

El Peñón de la Magdalena Vieja

El Pino

El Serranillo

El Tazón

El Terrero

El Toledano (camino de)

El Valle de Valdelaosa

Fuente de la Becerra

Fuente de la Venta

Fuente de Majadahonda

Fuente de Valdelahorca

Fuente del Campo

Fuente del Valle

Fuente Jordana

Garciálvarez [sic]

Hoya de Los Monteros

La Amarguilla [Las Cabezas]

La Becerra

La Cabeza Chica

La Calera Vieja-La Calera

La Cantarera

La Cañada

La Cañada de Castro

La Cárcava

La Celadilla

La Dehesa

La Gigorra-Xigorra

La Gracia [Termino de Perales de Tajuña]

La Higueruela

La Hinojera

La Jara

La Llave

La Majada-La Maja [sic]

La Peña [Llano de Abajo]

La Regatona

La Retuerta

La Solana

La Tarayuela-La Atalayuela-Las Tarayuelas

La Taza

La Torreza

La Vereda

La Viñaza

Las Angosturas-La Angostura

Las Asaduras

Las Cabezas

Las Higueras

Las Horas

Las Particiones

Las Suertes-Las Suertes de Poyales-Las Suertes Altas

Los Almazanes

Los Aulagares

Los Centenos

Los Hornillos

Los Navajos-Los Lavajos

Los Rosales

Llano de Abajo

Llano de Arriba

Majadahonda-Majahonda-Majaonda-Majalahonda-La Majada Honda-Maxadaonda

Miraflores

Ojo Jarama

Pico del Águila

Pidueña

Poyales (Los).

Raya de Arganda

Tejera Vieja

Valdecerracín

Valdegato

Valdelahiguera

Valdelahorca

Valdelaperra

Valdepeñas

Valdeza-Valdeheza

Valhondo

Valhondo (fuente de)

Vega de los Vinos

Vereda Blanca.



Hoja 583 del Instituto Geográfico Catastral (1975)

*Estas denominaciones se han tomado de la documentación del Catastro de Ensenada y pueden variar según otras fuentes correspondientes a diferentes periodos históricos. Como ejemplo, podemos analizar la Hoja 583 del Instituto Geográfico Catastral, editada en 1975, en el que aparecen parajes inexistentes en la documentación del Catastro de Ensenada que nos ha servido como base para la elaboración de esta entrega del blog. Citaremos como ejemplos topónimos como El Treinta, Los Colazos, La Cueva Blanca, Los Pilones, La Boca de la Zorra, Zarza Verde, Balcón de Pilatos, Matagrama o Cueva de la Piconosa (Picunela).



Fuentes y bibliografía:

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio).

  • Sobre la continuación de unidades de organización islámica en la Mancha en la Baja Edad Media: el caso de Moratalaz (Ciudad Real). Clara Almagro Real y Luis Rafael Villegas Díaz. Revista Sharq Al-Andalus, 21 (2014-2016).

  • El árabe Fahs en la toponimia española. Dolores Oliver Pérez. Universidad de Valladolid. Revista Al-qantara. Consejo Superior de Investigaciones Científicas Volumen 18 nº1 (1997).

  • Madrid islámico. El gigante y el cadí. Los primeros madrileños. La Historia recuperada. Daniel Gil Benumeya. Madrid destino cultura, turismo y negocio, S.A. Madrid, 2018.

  • Capere vel populare. Formación y desarrollo de una frontera feudal entre el Duero y el Tajo (siglos XI-XII). Iñaki Martín Viso.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y Respuestas Particulares H 408 y H 410.

  • Hoja 583 (Arganda) del Instituto Geográfico y Catastral. Edición de 1976 con datos de 1972. Madrid, 1976.