viernes, 27 de mayo de 2022

Morata, tierra de viñas y de vino (Epílogo)

A partir de la década de los setenta del pasado siglo el cultivo del viñedo acentuó su declive

Las nuevas alternativas laborales y el fomento del arranque de cepas por parte de la administración favoreció su práctica desaparición


Pasar de contar con más de 1.500 hectáreas cultivadas a convertirse en un cultivo prácticamente testimonial. En pocas palabras, esta sería la frase que resume la evolución del viñedo en Morata desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. En poco más de cien años, las viñas han dejado de ser parte del paisaje morateño, ese mismo espacio que ocuparon durante siglos. En el epílogo de esta serie buscamos el porqué del declive de un sector económico pujante y de la práctica desaparición de un cultivo, la vid, y de una industria, la elaboración de vino, que daba trabajo y ocupaba en Morata a cientos de familias.


Resulta complicado resumir en unas líneas cómo, cuando y porqué se inició el proceso económico, y también social, que a la postre acabó casi en su totalidad con el cultivo de la vid y con la industria de la elaboración de vino en Morata. Una visión reducida del problema, de las causas del abandono de viñas y del cierre de las bodegas, apuntaría a los años sesenta-setenta del pasado siglo, cuando al declive generalizado del sector agrícola en España, paralelo a la industrialización acelerada del país, se unió, en el caso concreto de Morata la aparición de nuevas opciones laborales en el propio municipio y en localidades cercanas.  
Sin embargo, esta realidad de un nuevo modelo social en el que la industria y la ciudad se imponen casi sin resistencia al mundo agrícola y rural que había caracterizado a la sociedad española desde hacía siglos, tal vez no sea suficiente para explicar por qué el viñedo prácticamente desapareció, mientras que otros cultivos, con más o menos problemas, con muchas dificultades y cada día con más obstáculos que superar, aún se mantienen en el término municipal de Morata. Por otra parte, no debemos dejar de lado que la crisis del cultivo de la vid, que afectó con distinta intensidad a todo el país, se manifestó con mayor crudeza, si cabe, en una provincia como la de Madrid en la que la pujanza de la capital no siempre resulto beneficiosa para el agro provincial.
Disminución del viñedo en Madrid: de la filoxera al arranque de cepas
Para intentar comprender cuándo se inició el proceso de declive del viñedo en Madrid, y por lo tanto en Morata y en la comarca del Bajo Tajuña, acudiremos a una fecha, el 1914, que puede parecer lejana pero que, a la postre, puede considerarse el comienzo de un proceso en el que, inevitablemente, cada año, cada década, disminuían las hectáreas de viña en la provincia.
En ese año de 1914 la plaga de la filoxera, que arrasó el viñedo nacional, se mostró especialmente cruenta en la provincia madrileña y, por lo tanto, en Morata. Baste apuntar que si en ese año de 1914 se cultivaban en Madrid 60.000 hectáreas de viñedo solo fueron necesarios algo más de 20 años para que en 1935 se contabilizaran prácticamente la mitad de superficie de viñas, exactamente 33.448.
En Morata, como en tantos pueblos de la provincia, los agricultores afectados por la filoxera intentaban afrontar el futuro de los viñedos en el término municipal con iniciativas avaladas por la Diputación Provincial:
El  sábado por la noche, en el salón del teatro de Morata de Tajuña, se celebró con asistencia del presidente de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial, sr. Salazar Alonso, una de las conferencias del ciclo organizado, que corrió a cargo del ingeniero jefe del Servicio Agronómico Provincial, don Luis García de los Salmones (…) El señor García de los Salmones explicó el plan de los servicios que la Diputación se propone desarrollar, y se extendió en consideraciones acerca de la importancia de la vid en la provincia. Dio normas para defender esta riqueza de los ataques de la filoxera y recomendó la formación de los sindicatos vinícolas (…). (Crisol, diario de la República, 23 de noviembre de 1931).
Unos años después, en 1934, aún se estaba lejos de superar los problemas del viñedo y de la elaboración de vino en la provincia. El diario El Sol publicaba una nota sobre la necesidad de los vitivinicultores de obtener créditos y ayudas para superar la crisis aún no resuelta provocada por la plaga de la filoxera:
En los días pasados el diputado de Acción Popular por la provincia de Madrid, acompañado de varios representantes de los centros vinícolas de Chinchón, Arganda, Morata de Tajuña, San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios y Cenicientos al ministro de Agricultura al ministro de agricultura, con el objeto de pedirle se arbitre forma de conceder a los vitivinicultores préstamos para la recolección de la uva en condiciones análogas a las que se conceden a los labradores para la recolección de cereales. (El Sol, 2 de agosto de 1934).
Con el sector en problemas, tal como se refleja en el texto anterior, la guerra civil no dejó de empeorar la situación de crisis que, el caso de la provincia de Madrid, supuso una nueva disminución de la superficie de viñedo hasta las 30.652 hectáreas.
Política de arranque de viñedos
No hay que realizar un gran esfuerzo de memoria para trasladarnos al momento en que desde las instituciones europeas se promocionó, se alentó y casi se obligó a reducir drásticamente, a nivel nacional,  regional y local la superficie de cultivo de viñas en todo el territorio español. Sin embargo, aunque este es el momento más  crítico para el sector, no dejó de ser una etapa más de un proceso que se había iniciado en los años 50 y que, eso sí que es cierto, culminó con toda su crudeza tras la entrada en el entonces denominado Mercado Común.
Aunque no vamos a recoger una relación exhaustiva de la legislación relacionada con el sector vitivinícola tras la guerra civil, sí que resulta interesante conocer que, por ejemplo, en 1952, ya se daba curso a iniciativas legislativas que trataban de poner orden en el sector y limitar y controlar las nuevas plantaciones de viñedo. Recordemos que veníamos de unos años de una profunda crisis provocada por la filoxera, y la reducción del cultivo de viñedo, pero aún así, las autoridades no dejaban de controlar las nuevas plantaciones en base a una legislación de 1933, el Estatuto del Vino, promulgado en el periodo republicano, que buscaba controlar el sector:
(…) Las plantaciones de viñedo realizadas sin autorización expresa de las Jefaturas Agronómicas serán sancionadas, después de incoado el oportuno expediente, con multas de 5.000 pesetas por hectárea de plantación ilegal, como mínimo, en el caso de terrenos dé secano, y 10.000 pesetas por hectárea, también como mínimo, los de regadío (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 16 de julio de 1952).
Para hacer cumplir este reglamento e impedir la plantación de viñas sin permiso, la orden hacía responsable a los alcaldes de vigilar e impedir la plantación de nuevos viñedos y contemplaba también el arranque de las cepas que no contaran con la autorización preceptiva.
Esta legislación específica, que buscaba controlar la plantación de nuevos viñedos en España, continúo muy presente durante los años siguientes con varias disposiciones legales que impedían o limitaban el aumento de la superficie de viñas en el territorio nacional. Por citar algunas de estas iniciativas legislativas, reproducimos una disposición del Ministerio de Agricultura que, a través de la Delegación Provincial de Madrid, fijaba los criterios sobre las plantaciones de viñedos para vinificación y uva de mesa en la provincia:
(…) Reposición de viñedo: queda totalmente prohibida en esta provincia.
Según esta normativa, que únicamente permitía a los agricultores reponer un cinco por ciento de las cepas sanas de cada parcela, los alcaldes ya no eran los responsables de hacerla cumplir:
(…) Las fuerzas de la Guardia Civil de servicio en el campo y los servicios de guardería de las Hermandades deberán reclamar de los agricultores que efectúen plantación de viñedo o reposición de marras la oportuna autorización (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 13 de febrero de 1971).
Toda esta legislación, que se promulga en gran parte en unos años en que se estaba produciendo el trasvase del campo a la ciudad (también en Morata y la comarca) no dejó de influir en la crisis del sector, especialmente cuando, a partir de los años ochenta del pasado siglo, no sólo se trataba ya de limitar las nuevas plantaciones de viñedo sino también de promover y alentar el arranque de cepas
En un artículo publicado en la revista Cisneros, editada por la Diputación Provincial de Madrid, firmado por el periodista Vidal Maté, se analizaba un informe del SENPA (Servicio Nacional de Productos Agrarios) que trataba sobre los excedentes existentes en el sector, la prohibición de nuevas plantaciones, el control de las viñas de regadío y la política de arranque de viñedos. Sobre el viñedo en la provincia de Madrid, Vidal Maté señalaba:
(…) En la región, [de Madrid] por ejemplo, se ha pasado de las 36.000 hectáreas de 1976 a solamente las 30.000 de la actualidad. (Revista Cisneros, julio de 1982).
El fantasma del arranque de viñedos ya estaba presente en esas fechas entre quienes trataban los problemas del sector vitivinícola e incluso se cuantificaba en 6.000 pesetas por hectárea la prima por la eliminación de cepas.
Un artículo en el que se trataba sobre el Plan de restructuración del sector del viñedo y bonificación del arranque de viñas, firmado también por Vidal Maté y Manuel Carlón, titulado Prima por arranque y publicado en enero de 1986 en la veterana revista Agricultura, publicada por el Ministerio de Agricultura, nos permite conocer cómo se planteaban estas medidas y su implantación en las distintas comunidades autónomas.
En el texto se indicaba que las autoridades europeas se habían fijado unas metas muy ambiciosas para la reconversión del sector que incluían el arranque de nada menos que 200.000 hectáreas de viñedos en solo dos campañas:
(…) Aunque nosotros hablaremos de “reconversión” esto es, pasar de un cultivo –en este caso la viña- a otro, el Reglamento específico comunitario para España solo designa “abandono definitivo” y, después de todos estos años de precios institucionales de castigo, para desincentivar el cultivo, existen agricultores, y especialmente muchos propietarios con otra actividad principal, hartos de pasar malos tragos todos estos años (…).
El declive del viñedo en Morata
La mismas causas que provocaron la disminución del cultivo del viñedo en la provincia de Madrid son aplicables, algunas de ellas acentuadas por diversos motivos, en el caso de Morata. Como sucedió en la provincia, Morata sufrió en todo su crudeza la plaga de la filoxera y, años después, la presencia del frente de guerra y sus consecuencias negativas en varias zonas del término municipal dedicada al viñedo.  Tras la guerra, tal vez fue en los años 60, y posteriores, cuando el viñedo afrontó los peores años, aquellos que prácticamente significaron su desaparición.
Y es que si en el resto del país el traspaso de población activa del campo a la industria fue muy importante, en el caso de Morata este proceso se vio acrecentado por dos situaciones particulares muy concretas: la construcción de la cementera de El Alto, que atrajo a parte de la población más joven, y el incremento exponencial del polígono de Arganda, otro polo de atracción para la mano de obra de Morata en la década de los setenta y siguientes.
En ambos casos, estas nuevas oportunidades laborales para los morateños, que en otro contexto económico podrían haber continuado con el trabajo en el campo y en el sector vitivinícola coincidieron en el tiempo con esas políticas especificas sobre el viñedo a las que nos referimos anteriormente: prohibición de nuevas plantaciones, primas de arranque…, etc.   
En un estudio sobre la situación del campo en Morata, Diagnóstico participativo sobre la potencialidad de los recursos agrarios y sociales como elementos dinamizadores de procesos de desarrollo local sustentable en Morata de Tajuña, realizado por Daniel López García, se hace hincapié en las causas del declive de la agricultura en Morata, en general, y en particular del viñedo:
(…) desde los 60 la construcción de la cementera de El Alto comenzó a absorber gran cantidad de mano de obra local. En los años 70 se produce un nuevo quiebro en la actividad agraria al comenzar el desarrollo industrial de la vecina Arganda, que hace que gran parte de los campesinos emigren o abandonen la actividad agraria, lo cual hace que los cultivos con mayores requerimientos de mano de obra se vayan abandonando, al igual que ocurre en el resto de la comarca (…).
En la práctica, esta situación provocó, según datos que aparecen en el trabajo anteriormente citado, que la superficie dedicada al cultivo del viñedo disminuyera drásticamente según datos contrastados de 1987 y 2005:
(…) [existen] algunas bodegas artesanales para la elaboración de vino (aún en 1987 encontramos unas 200 hectáreas cultivadas de viñedo en el pueblo). (…) La superficie de viñedo ocupaba en 2005 unas 43 Ha aunque parece ser que la mitad corresponde a explotaciones cuyas tierras están situadas en el término municipal de Chinchón (…).
Si hacemos caso a estas cifras, solo es necesario retrotraernos a los años de finales del siglo XIX, antes de la aparición de la filoxera y cuando las políticas ministeriales favorecían al sector vitivinícola. La comparación, se explica por sí sola: 1.500 hectáreas a finales del siglo XIX frente a 43 hectáreas, y no todas en el término municipal de Morata, a comienzos del siglo XXI; 30 cosecheros bodegueros en 1880 frente a 2 en la actualidad.
Por otra parte, no deja de ser paradójico, y hasta desconcertante, si hacemos la comparación  del viñedo en Morata hoy, en 2022, frente al otro cultivo emblemático del secano morateño: el olivar. Mientras que las viñas apenas son visibles en El Llano, no menos 1.600 hectáreas de olivar (año 2004), según el estudio de Daniel  López García, aún aparecen por todo el contorno morateño y en todos los parajes de su término. Y por otro lado, otra extraña paradoja: mientras hace décadas que Morata siente la ausencia de almazaras, pese al potencial de su olivar, que transformen sus cosechas de aceituna, por el contrario, en el municipio existen dos bodegas, y las dos con éxito, a distintos niveles, que elaboran y comercializan vino de Morata*. Hay olivares pero no almazaras; hay bodegas pero casi no hay viñas.
Para explicar esta situación, al menos la que se refiere a esa destacada e importante superficie dedicada al olivo, tendremos que acudir a las peculiaridades de ambos cultivos: el olivar, menos exigente en cuanto a mano de obra y a cuidados que la viña ha ocupado el lugar que un día ocupara el viñedo. En algunos casos, esta sustitución se ha producido literalmente, ya que, recordemos, la práctica de combinar cepas y olivas en las mismas parcelas estaba muy extendida en Morata. Cuando se fomentó el arranque de cepas, las olivas permanecieron en el secano morateño,  todo ello a pesar de que, en determinados momentos, desde la administración también se primó su arranque. Sin embargo y con todos los problemas del sector, que no son pocos, ahí siguen aún los olivares mientras que las cepas prácticamente desaparecieron.
Antes de terminar este epilogo de la serie sobre el viñedo sería bueno completar esta visión con una referencia, siquiera breve y en sus aspectos más importantes, sobre la situación actual del viñedo en la Comunidad de Madrid. Si echamos la vista atrás, el desplome del cultivo de viñas en los pueblos del entorno de Morata también ha sido muy importante y, aunque es cierto que en la mayoría de ellos (Arganda, Valdelaguna, Colmenar de Oreja, Villarejo o Chinchón) aún cuentan con más superficies dedicadas al viñedo que en Morata  y en la mayoría de ellas con cooperativas vinícolas, en ningún caso este cultivo alcanza actualmente en ninguno de ellos la importancia que siempre tuvo en pasados periodos históricos. Los datos no engañan y si en 1914 la provincia de Madrid contabilizaba 60.000 hectáreas de viñas  actualmente no pasan de 12.000 las hectáreas dedicadas a este cultivo, 8.528 de ellas, aproximadamente, integradas en el año 2010 la Denominación de Origen Vinos de Madrid **.


Botellas de vino de las dos bodegas existentes en Morata: Licinia Wines y Pincelada




* Hay que recordar que cuando llegaron los años de crisis para el viñedo en los ochenta del pasado siglo, en Morata aún se mantenían dos bodegas que compraban y transformaban en vino la mayor parte de la cosecha anual de uvas: la bodega de los herederos de José María de las Heras, situada en la actual avenida de la Constitución, que distribuía sus vinos a granel y, además, la bodega Sánchez López, localizada en el callejón de la Cruz de Orozco, que aparte de la venta a granel también comercializaba parte de su producción con vinos embotellados. También hay que recordar que existían todavía algunos pequeños bodegueros (Juan José Oliva, Timoteo Ramiro, …) que elaboraban sus vinos en las bodegas familiares.

** La denominación de Origen Vinos de Madrid se creó en el año 1990 y agrupa a 3.038 agricultores y 45 bodegas. Cuenta con cuatro subzonas o regiones: Arganda, Navalcarnero, San Martin de Valdeiglesias y El Molar. Para elaborar sus vinos están permitidas las siguientes variedades de uva: tempranillo, garnacha, merlot, cabernet sauvignon, syrath, en uva tinta,  y malvar, airén, albillo, viura, parellada, torrontés ymoscatel de grano menudo, en uva blanca.
La subzona de Arganda, como históricamente ha sucedido en la provincia de Madrid, es la más extensa de la D. O. y en ella se integran 30 municipios, entre ellos la totalidad de los que en su momento se agrupaban en la comarca del antiguo partido judicial de Chinchón.  En estos municipios se contabilizan 28 bodegas que elaboran el 60% de la producción anual de la D. O. a partir de las uvas de sus 4.190 hectáreas que conforman la subzona.
Licinia Wines, la bodega localizada en Morata, elabora los vinos Licinia (tinto) y Muss (blanco y rosado), además de otras elaboraciones como la sangría. Según la web de la bodega, en la elaboración de la marca  Licinia se emplean las variedades tempranillo, cabernet saigvignon, syrah y merlot y cuentan con 28 hectáreas de viñedo ecológico. Para la marca Muss se emplean las variedades tempranillo, cabernet sauvignon y syrah.
Los vinos Pincelada, elaborados también en Morata, no están integrados en la D. O. Según la web el fogónverde.net, se trata de una empresa familiar dedicada a la agricultura ecológica (también elaboran aceite). Contamos –se indica en la web- con viñedos de tempranillo plantados en espaldera de los que elaboramos vinos jóvenes y crianzas también blancos de airén, procedentes de viñas plantadas hace sesenta años…



Fuentes y bibliografía:
    • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.
    • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.
    • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.
    • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.
    • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.
    • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid.  Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.
    • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).
    • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.
    • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.
    • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.
    • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.
    • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.
    • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.
    • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.
    • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.
    • El patrimonio de los regulares madrileños  en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.
    • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.
    • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada. Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.
    • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.
    • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.
    • Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1876.
    • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.
    • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1870.
    • Tratado de fabricación de vinos en España y en el extranjero. Hidalgo Tablada, José. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1871.
    • Tratado de vinificación y descripción de algunos instrumentos que sirven para perfeccionar este arte, el modo de usarlos y sus ventajas. Hidalgo Tablada, José de. Establecimiento tipográfico de Andrés Peña. Madrid, 1850.
    • Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento. Tomo V. Madrid, 1877.
    • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
    • Estudio sobra la Exposición vinícola nacional de 1877. Imprenta y fundación de Manuel Tello, impresor de Cámara de S. M. Madrid, 1878.
    • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y cia. Madrid 1877.
    • Expansión vinícola y atraso agrario. La viticultura española durante la gran depresión (1870-19009). Carnero y Arbat, Teresa. Servicio de publicaciones agrarias. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1980.
    • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912.
    • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.
    • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de cereales, olivos, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañabate, Fernando. Establecimiento tipográfico de Minuesa de los Ríos. Madrid, 1881.
    • Libro llamado menosprecio de corte y alabanza de Aldea. Guevara, Antonio de. C. de las Reales Academias de la Historia y Sevillana de Buenas Letras. Bilbao, 1893.
    • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y medidas convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta Sucesores de Rivadeneira. Madrid, 1876.
    • Novísima guía de labradores, jardineros y arboristas, o tratado práctico de agricultura y economía rural. Tomo 1. García Sanz, José. Librería de Don Leocadio López. 2ª edición. Madrid, 1855.
    • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de la señora viuda e hijos de Don José Cuesta. Madrid, 1870.
    • Denominación de Origen Vino de Madrid. Web consultada el 22 de mayo de 2022.
    • Licinia Wines. Web consultada el 19 de mayo de 2022.
    • Vinos Pincelada. Web consultada el 19 de mayo de 2022.
    • Diagnóstico participativo sobre la potencialidad de los recursos agrarios y sociales como elementos dinamizadores de procesos de de desarrollo local sustentable en Morata de Tajuña (Madrid). Doctorado y Máster en Agroecología, Sociología y Desarrollo rural sostenible. Universidad internacional de Andalucía, Universidad de Córdoba. Daniel López García, Daniel. Madrid, 2007.
    • Periódicos y revistas citados en el texto.




jueves, 19 de mayo de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (XIV)

Las uvas colgadas tenían gran aceptación en los mercados madrileños en los meses de invierno

Conservar las uvas cosechadas entre septiembre y octubre en los pueblos de la comarca del Tajuña fue una costumbre a la que acudieron los cosecheros para disponer de fruta en los meses de invierno. Además de las manzanas y peras de invierno –peras de Roma, verdedoncella,…-, conservadas en las cámaras y altillos de las casas, y de los melones reservados hasta su consumo en los meses más fríos, en muchos hogares de Morata era frecuente ver los racimos de uva colgados de cuerdas en los portales y otras dependencias domésticas. Aparte del autoconsumo, estas uvas también eran enviadas a los mercados madrileños, donde eran muy apreciadas, para su consumo como fruta.


Desde tiempo inmemorial los campesinos, acostumbrados a aprovechar al máximo sus cosechas y todos los recursos que tenían a su alcance, aprendieron métodos de conservación para los productos que cultivaban. Antonio de Guevara, en su célebre obra Menosprecio de corte y alabanza de Aldea, ya afirmaba en el siglo XVI que (…) es privilegio de aldea, que el que tuviere algunas viñas, goce muy a su contento de ellas, lo cual parece ser verdad, en que toman muy gran recreación, en verlas plantar, verlas vinar, verlas descubrir, verlas cubrir, verlas cercar, verlas vardar, verlas regar, verlas estercolar, verlas podar, verlas sarmentar: y sobre todo en verlas vendimiar. El que mora en la aldea toma también muy gran gusto (…) en colgar uvas para el invierno, (…). Los que moran fuera del aldea, no tienen manojos que guardar, ni cepas que quemar ni uvas que colgar, ni vino que beber, ni aun arrope que gustar: y si algo de esto quiere tener, a peso de oro lo han de comprar (…).

No resulta extraño que en un pueblo como Morata, en el que en el año 1881 se cultivaban unas 1.560 hectáreas de viñedos, tal como ya hemos visto en anteriores entregas del blog, la costumbre de colgar las uvas para conservarlas de cara al invierno estuviera muy extendida, al menos, desde el siglo XIX, cuando ya existe documentación que confirma esta práctica de los agricultores morateños. (Contestación al interrogatorio sobre cultivo de cereales, olivos, vid y agrios e industrias derivadas, de Fernando Ortiz Cañabate).

La producción de estas viñas en 1881 resultaba una de las más abultadas de la provincia de Madrid, junto con las de los pueblos vecinos de Chinchón, Arganda y Colmenar de Oreja. Eduardo Abela en su libro Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y medidas convenientes para su desarrollo, aseguraba que esta producción tenía un valor por término medio de nueve pesetas los cien kilogramos de uva destinados ya a verdeo o a la producción de vino. Esta respuesta indica que no era ni mucho menos extraño que parte de la producción, de la cosecha anual de uva, se destinara tanto al verdeo, en los meses de septiembre y octubre, como a su venta en los meses invernales, después de ser conservada en las casas hasta su consumo.

Naturalmente, el mayor porcentaje de la cosecha anual se dedicaba a la elaboración de vino pero los agricultores, con buen criterio, también destinaban una parte de esta producción a uva de mesa, un producto que tenía una excelente acogida en el que entonces era el mercado central de Madrid, situado en la plaza de la Cebada, al que llegaban los carros desde Morata y otros pueblos de la comarca.

Para conservar estas uvas destinadas al consumo de los habitantes de la capital y también, cómo no, de los propios morateños, aparte del socorrido sistema de colgarlas de las vigas de madera con las que se acondicionaban las bovedillas de los techos de las casas, se utilizaban otros sistemas alternativos. José García Sanz, en su Novísima guía de labradores, jardineros y arboristas explicaba alguno de estos métodos de conservación:

(…) Las uvas, colocadas en filas superpuestas y separadas entre sí por capas de turba o césped, han pasado el invierno en un cuarto inhabitado y expuesto al frío.

Cuando después de varios meses se abrió la caja que las encerraba, dice se encontraron en perfecto estado de conservación, y tenían doble tamaño que cuando fueron colocadas allí.

La película hallábase fresca y sin ninguna arruga, y su gusto era agradabilísimo, según los miembros de la Sociedad de Horticultura que las probaron. El procedimiento, por lo fácil y económico, puede ser ensayado por cualquiera (…). (Novísima guía de labradores, jardineros y arboristas, o tratado práctico de agricultura y economía rural. Tomo 1).

Las uvas para colgar tipo malvasía –o malvar- y vigeriego

Según algunos de los especialistas en el cultivo de la vid, las variedades más adecuadas para consumir de verdeo y para conservar en las casas hasta la llegada del invierno eran las conocidas como malvar, o malvasía, vigeriegos y albillo, todas ellas de uva blanca. Se trataba, siempre, de buscar variedades que aportaran dulzor y que, en la medida de lo posible, tuvieran un hollejo más fino que las variedades más rústicas.

Uno de los especialistas en el cultivo del viñedo y la elaboración de vino, José Hidalgo Tablada, como tantas veces hemos visto en el blog uno de los mejores expertos y teóricos agrícolas del siglo XIX, definía así dos de las variedades de uva más utilizadas por los agricultores morateños para destinarlas al verdeo y al mercado de invierno de Madrid para su venta como fruta:

Malvasía

Esta variedad muy estimada en uva en el mercado de Madrid, adonde se lleva desde principios de septiembre hasta enero del año siguiente de la cosecha, hace veinte años no se conocía apenas en los pueblos del distrito de Chinchón. Nosotros fuimos de los primeros que plantamos una viña en 1845 y tuvimos tal acierto en la elección del terreno, que la uva que produce es la más estimada en esta localidad (Morata) hasta el punto de venderse cuatro y más reales por arroba más caro que la de su misma clase llevado de aquí (…).

En Colmenar de Oreja se hace un gran negocio con la uva malvasía, que aquí conocemos con el nombre de malvar. Se cuelgan para llevar a Madrid en otoño de treinta a cuarenta mil cargas de ocho a 10 arrobas [cada] una (…).

Uvas redondas, superficie igual, duras al partir pero agradables al mascar, dulces sin ser empalagosa, color de cera si se cortan cuando principia a madurar en primeros de septiembre, doradas según pasa el tiempo en la cepa, en la que resisten hasta muy tarde.

Vigeriegos.

Así como en los trajes varían las modas, en los alimentos suele suceder que se hagan algunas alteraciones, y de ser así, resulta que hará veinte años que la uva vigeriega, o gordal como se llamaba en Morata, tenía tal aceptación en Madrid para fruta, que en tres fanegas de tierra de las de aquí, que representan una y media aranzada, hemos sacado algunos años antes de 1850, tres o cuatro mil reales, y en este tiempo había en este término una viña que solo tenía ochocientos puestos de vid, que era unas dos aranzadas, la cual hubo año que se vendía el fruto en la cepa en catorce mil reales. (Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo, de José Hidalgo Tablada).

Las uvas de Morata y comarca en la prensa de Madrid

Ya a mediados del siglo XIX en el diario El Observador del 11 de junio de 1852 aparecían referencias a las uvas de la comarca y no sólo la destinada a los lagares y a la elaboración de vino, lo que indica que en Madrid se apreciaban estas uvas en las épocas en las que la fruta fresca escaseaba o no llegaba a los mercados de la capital. La que se reservaba para su venta como uva de mesa también merecía la atención de la prensa madrileña:

De Colmenar de Oreja nos escriben con fecha 1." del corriente que ya se ha concluido la vendimia en este pueblo, la cual ha durado casi todo el mes, gozándose de un buen temporal durante la recolección. El fruto ha sido mas abundante que en los años anteriores (…) y en los pueblos inmediatos porque en todos ellos, como Chinchón, Morata, Arganda y Villarrubia se ha cogido bastante, presumiéndose que aquí solo se fabricarán más de 250.000 arrobas de vino, el cual tiene muy buena salida para Madrid, pues todo el que habla de la última cosecha se vendió hasta el precio de 18 reales arroba. Se ha colgado también bastante uva a fin de despacharla en Madrid por Navidad o más adelante; pero regularmente se conservará poca para entonces, porque habiendo llovido algunos días antes de cogerla, se podrirá la mayor (…).

La calidad de las uvas de Morata y pueblos vecinos –especialmente en los años en que la meteorología había sido benigna y no había llovido antes de la vendimia, lo que garantizaba la calidad y la mejor conservación de las uvas en las casas-, no escapaba como vemos al interés de los lectores de los periódicos madrileños. Así se afirmaba en la crónica agrícola aparecida en El País del día 20 de octubre de 1901, cuando ya funcionaba el Ferrocarril del Tajuña en Morata:

(…) Extrañaba que pueblos tan importantes [Morata, Chinchón y Colmenar de Oreja] que con sus vinos nutren de siempre el mercado de Madrid, carecieran de ferrocarril, y que llegado el siglo XX no se viera a la locomotora surcar sus feraces campiñas productoras de renombrados aguardientes y de exquisitas uvas de cuelga, saboreadas en las mesas madrileñas durante los meses de invierno (…).

Como vemos en esta gacetilla, las uvas de Morata y de la comarca del partido judicial de Chinchón, donde esta práctica estaba muy extendida, las uvas de cuelga eran muy apreciadas y tenían su mercado y venta garantizada en los meses invernales. Estas uvas significaban, además, la posibilidad de generar ingresos, por modestos que fueran, en meses en que no abundaban otros productos agrícolas con los que aliviar las economías de las familias. Su aprovechamiento en verde y colgadas, por otra parte, venía a completar el ciclo económico generado por los viñedos del término municipal de Morata y de las localidades vecinas: se explotaba la uva para la elaboración de vino, la casca y hollejos para fabricar aguardientes y alcohol y la uva fresca para verdeo y su posterior consumo en los meses de invierno.

Este aprovechamiento de la viña y sus productos, que incluía también la utilización de los sarmientos secos y las cepas viejas como combustible, continuó hasta que a partir de la década de los setenta del siglo XX el cultivo fue perdiendo interés económico para los agricultores morateños y reduciéndose poco a poco su extensión en el término municipal. Sobre este asunto trataremos la próxima semana, será en el epílogo con el que finalizaremos esta serie sobre el viñedo y el vino en Morata.


Fuentes y bibliografía:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.

  • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.

  • El patrimonio de los regulares madrileños en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada. Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.

  • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.

  • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.

  • Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1876.

  • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.

  • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1870.

  • Tratado de fabricación de vinos en España y en el extranjero. Hidalgo Tablada, José. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1871.

  • Tratado de vinificación y descripción de algunos instrumentos que sirven para perfeccionar este arte, el modo de usarlos y sus ventajas. Hidalgo Tablada, José de. Establecimiento tipográfico de Andrés Peña. Madrid, 1850.

  • Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento. Tomo V. Madrid, 1877.

  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.

  • Estudio sobra la Exposición vinícola nacional de 1877. Imprenta y fundación de Manuel Tello, impresor de Cámara de S. M. Madrid, 1878.

  • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y cia. Madrid 1877.

  • Expansión vinícola y atraso agrario. La viticultura española durante la gran depresión (1870-19009). Carnero y Arbat, Teresa. Servicio de publicaciones agrarias. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1980.

  • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912.

  • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.

  • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de cereales, olivos, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañabate, Fernando. Establecimiento tipográfico de Minuesa de los Ríos. Madrid, 1881.

  • Libro llamado menosprecio de corte y alabanza de Aldea. Guevara, Antonio de. C. de las Reales Academias de la Historia y Sevillana de Buenas Letras. Bilbao, 1893.

  • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y medidas convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta Sucesores de Rivadeneira. Madrid, 1876.

  • Novísima guía de labradores, jardineros y arboristas, o tratado práctico de agricultura y economía rural. Tomo 1. García Sanz, José. Librería de Don Leocadio López. 2ª edición. Madrid, 1855.

  • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de la señora viuda e hijos de Don José Cuesta. Madrid, 1870.

  • Periódicos y revistas citados en el texto.




jueves, 12 de mayo de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (XIII)

Sociedad Alcoholera del Tajuña, un proyecto de industrialización a comienzos del siglo XX

El periodo de transición entre el siglo XIX y el siglo XX fueron años de esperanza y de propuestas de futuro para el sector agrícola en los pueblos de la ribera baja del Tajuña. La llegada del ferrocarril, el floreciente cultivo de la remolacha azucarera y un sorprendente y novedoso movimiento asociativo, que se extendió por casi todos los pueblos de la comarca, trajeron aires nuevos a una agricultura que, por entonces, se consideraba vital para el futuro de sus vecinos. La creación de industrias transformadoras asociadas al pujante sector vitivinícola -las sociedades alcoholeras que surgieron en Chinchón, Tielmes, Perales de Tajuña, Colmenar de Oreja, Villarejo de Salvanés y también en Morata- fueron un buen ejemplo de este resurgir del campo que se vivió en los años en torno al cambio de siglo y que significaron, también, un efímero intento de industrialización en el municipio de Morata.



En el año 1889 se creaba en Morata la Asociación de Agricultores, sin duda el punto de partida que permitiría, con el paso de los años, asumir otros proyectos como la Caja Rural y de Ahorros de Morata –traumáticamente fallida- y la Sociedad Alcoholera del Tajuña cuya trayectoria vamos analizar.

La creación de esta empresa de espíritu cooperativo, aunque formal y jurídicamente se tratase de una sociedad anónima, no fue la primera iniciativa apadrinada por la Asociación de Agricultores. Desde su creación y antes del cambio de siglo, la Asociación fue una entidad clave a la hora de impulsar, y financiar en la medida de sus posibilidades, distintas iniciativas en Morata como, por ejemplo, la llegada del ferrocarril:

(…) Desde la fecha en que se fundó la Asociación, a más de pagar 90.000 pesetas para enjugar los déficits municipales (…) gastó lo siguiente: 120.000 pesetas en arreglo de calles y caminos y construcción de un matadero, 22.000 pesetas en proveer de agua potable al vecindario, 153.000 pesetas en subvencionar la construcción del Ferrocarril del Tajuña (…). (La Acción, 26 de octubre de 1916).

El mismo espíritu que empujó a promover estos proyectos, financiados con los ingresos procedentes de los impuestos de consumos que gestionaba la propia Asociación, fue el que propició la creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña constituida en el año 1908. La publicación Madrid Científico informaba en su número 592 sobre su fundación:

Alcoholera del Tajuña. Bajo este título y con un capital de 25.000 pesetas se ha constituido en Morata de Tajuña una Sociedad anónima, cuyo objeto es facilitar a los cosecheros de vinos de la Villa de Morata el medio de utilizar los residuos de la vinificación, obteniendo, a más de los productos destilados, los tártaros en bruto*, granilla**, etc., cuidando en primer término, al verificar las operaciones, de marchar en un todo de acuerdo con las disposiciones legales que rigen para la percepción del impuesto especial que grava el alcohol. (Madrid Científico, nº 592, año 1908).

No es casualidad que en torno a estas fechas se constituyeran en la mayoría de los pueblos vecinos sociedades similares, más o menos potentes en función de la importancia del sector vinícola de cada localidad. Frente al tamaño de la Alcoholera de Chinchón, sin duda la más importante de las creadas en esos años, otros municipios más pequeños también se sumaron a esta práctica de intentar rentabilizar el sector vinícola. Perales de Tajuña, por ejemplo, también creó en 1909 su propia sociedad alcoholera:

Unión Alcoholera de Perales de Tajuña. D. Ildefonso Cediel Carrasco, D. Martín García Alarcón, D. Ignacio López Motos, D. Jesús Bucero Cediel y D. Faustino García Alarcón, han constituido una Sociedad anónima con domicilio en Perales de Tajuña, para dedicarse a la fabricación de alcoholes utilizando los residuos de la vinificación y obteniendo a más de los productos destilados, los tártaros en bruto, granilla, etc., sometiéndose a la vigente ley de Alcoholes. El capital es de 20.000 pesetas, representado por 400 acciones de 500 pesetas. (Madrid Científico, nº 636, año 1909).

En los años precedentes a creación de la Sociedad Alcoholera del Tajuña el sector de la viticultura ocupaba cientos de hectáreas en el secano y en la vega de Morata. Paralelamente, este cultivo de la vid generaba, como hemos visto en semanas precedentes, toda una industria asociada a la transformación de la uva en vino.

A esta producción de vinos de distintas calidades había que sumar la producción de aguardientes, a partir de los distintos residuos de la producción del vino. En 1912 una publicación del ayuntamiento madrileño, Las subsistencias de Madrid, detallaba los productores de aguardiente en Morata. Entre estos productores ya se encontraba la propia Sociedad Alcoholera del Tajuña:

Fábricas de aguardientes compuestos y licores [En Morata de Tajuña].

D. Ambrosio Casado, D. Elías Cuevas, D. Eusebio Ruiz, D. Antonio de la Torre, D. Mariano de la Torre, D. Fructuoso Velasco y Sociedad Alcoholera, en Morata de Tajuña. (Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912).

La elaboración de aguardientes que hasta entonces se realizaba con el denominado alambique antiguo, se modificó y modernizó gracias al trabajo de la Sociedad Alcoholera del Tajuña. Por la publicación de la memoria correspondiente al año 1912, conocemos algunas de las iniciativas novedosas que se implantaron en Morata gracias a La Alcoholera, denominación con que terminó conociéndose popularmente a la sociedad y que, como se señala en la publicación citada, no se limitó, a la elaboración de alcoholes y otros subproductos derivados de la elaboración del vino. Destaca en este aspecto el trabajo realizado en la que se denominaba bodega experimental:

(…) Acordado en el ejercicio anterior proceder a la implantación de una bodega en la que, apartándonos de la forma rutinaria y empírica con que se elaboran los vinos en esta comarca, nos permitiera adoptar los procedimientos modernos y científicos empleados en otras regiones más adelantadas, deseando llegar al fin apetecido con la calma necesaria, sin incurrir en precipitaciones que malograran nuestros buenos deseos, fabricamos en la campaña anterior, por vía de ensayo, 10.600 litros de vino (660 arrobas, próximamente), bajo la dirección de un señor ingeniero agrónomo. Existente tenemos en nuestro depósito esa cantidad de vino, y satisfechos estamos de su calidad, pues cuantas personas peritas lo han degustado coinciden en considerarlo como un excelente tipo de vino de mesa, que estará en condiciones de lanzarle al mercado al llegar a su segundo año de encube.

En el presente año nos proponemos elaborar de 75.000 a 80.000 litros de vino en las mismas condiciones en que lo hicimos el año anterior, para lo cual pondremos en circulación el número de acciones que sea estrictamente necesario de las 2.000 que estamos autorizados a emitir y tenemos ya en cartera (…).

Este apartado de la memoria del año 1912, cuyo texto completo también analizaremos, indica que La Alcoholera, ciertamente, se propuso no solo mejorar el rendimiento económico de los subproductos resultantes de la elaboración del vino, sino también mejorar la elaboración del mismo vino con la utilización de las técnicas más novedosas y, sobre todo, con la colaboración de enólogos profesionales.

En la elaboración del aguardiente, la Sociedad Alcoholera del Tajuña también apostó por la innovación y por la utilización de los elementos más modernos del mercado. Su apuesta por los aguardientes era firme después de que, en el año 1909, hubieran inscrito en el Registro de Marcas de Madrid una marca para aguardientes anisados (Industria e invenciones, nº 18. 1 de mayo de 1909). Para conseguir este objetivo, en la memoria anual se indicaba:

(…) En el interregno de la primera y segunda campaña hemos montado dos calderines para hacer la destilación a vapor en vez de a fuego directo, utilizando la antigua destrozadora como generador. Los resultados han sido excelentes, tanto por la calidad del producto obtenido, como por la economía en tiempo y combustible (...).

Memoria económica de La Alcoholera

La memoria económica que la Alcoholera del Tajuña editó en 1912, además de reflejar el balance económico de ese año, sirve también para conocer qué objetivos se planteaba la sociedad desde que fuera creada a finales de 1907. Como ya señalamos, el cultivo de la vid en Morata y en toda la comarca de la cuenca baja del Tajuña era el más importante, por entonces, en la provincia de Madrid. Rentabilizar este cultivo, con unas 1.500 hectáreas de viñedo en el término municipal, era el objetivo principal de la Sociedad Alcoholera del Tajuña.

Para hacernos una idea de lo que significaba este sector y la producción anual de uva y su transformación en vino y aguardiente cada año, contamos con los datos, totales, de la campaña de 1911. Este año, según publicó el periódico El Progreso Agrícola y Pecuario, en Morata se elaboraron alrededor de 150.000 arrobas*** de vino. Previamente, las distintas bodegas existentes en Morata habían pagado la uva a un precio que osciló entre 30 y 40 reales los cien kilos. En la misma información, el periódico añadía:

(…) La Alcoholera está recogiendo las cascas blancas y tendrá una buena campaña con las muchas que recoja, pues está llenando depósitos fuera del local destinado para ello.

En el año que ha terminado han vendido tanto alcohol para esta y pueblos limítrofes, que asciende de 16 a 18.000 duros lo que han sacado de dicho género. Precios: Vino, 20 reales al por mayor y 22 por arrobas (…). (El Progreso Agrícola y Pecuario, 31 de octubre de 1911).

La Sociedad Alcoholera del Tajuña, como todas las entidades mercantiles, estaba obligada a presentar sus cuentas anuales a la asamblea. En 1912 la entidad editó la memoria anual que se presentó, en septiembre de ese año, ante la asamblea de accionistas. En la publicación se recogían las cuentas hasta el 31 de julio de ese año.

Al margen del balance anual, la memoria resulta muy interesante a la hora de conocer los porqués de la creación de la sociedad:

(…) Las primeras eran las dificultades, mejor dicho, la imposibilidad en que aisladamente nos encontrábamos de poder cumplir y vivir holgadamente dentro del régimen que la ley especial de la Renta de Alcoholes nos creaba. Los segundos, tratar de cumplir la ley buscando el medio de utilizar los residuos de nuestras bodegas, y obtener el alcohol necesario para el encabezamiento de nuestros vinos a precio más económico del que pudiera ofrecernos el mercado, sin que al hacerlo resultara perjudicado el interés a que legítimamente tenía derecho el pequeño capital que aportáramos para dar vida y personalidad a la Sociedad mercantil que creábamos (…).

El encabezado de vinos que se cita en la memoria es una técnica que consistía, y consiste, pues se sigue practicando en determinadas zonas y países, en el añadido de alcohol al mosto para aumentar su graduación y, al mismo tiempo, favorecer la estabilidad de los vinos obtenidos.

La elaboración de ese alcohol, con métodos modernos, a partir de la reutilización de la casca -hollejos de la uva-, era el principal objetivo por tanto de la Alcoholera del Tajuña. Además, al ofrecer el alcohol a un precio más barato a sus accionistas, estos obtenían un beneficio añadido a su inversión. En ese año se pagó un dividendo de 3,50 pesetas por acción, equivalentes a un interés del 7 por ciento.

Junto a estos objetivos reseñados en la memoria, la sociedad también perseguía, como ya apuntamos, mejorar las técnicas de elaboración del vino para aumentar su calidad. Los socios, evidentemente, seguían elaborando su propio vino pero, al mismo tiempo, podían aprovecharse de los conocimientos y las nuevas técnicas que se seguían en la que denominaban bodega experimental****, dedicada a elaborar vinos de calidad.

Evolución de la sociedad

En 1916 el periódico La Acción publicaba una información sobre la sociedad y su trayectoria empresarial:

(…) Prospera bien pronto la Sociedad Alcoholera, que se fundó con la modestia de un capital de 25.000 pesetas, y entonces se extiende la obra a la fundación de una bodega experimental que aplique las modernas prácticas enológicas, obtenga vinos selectos y los lleve directamente al consumidor madrileño, perfectamente presentados y en condiciones de calidad y economía que pronto consigue un ganar el mercado, dejando una saneada ganancia a los productores y suprimiendo inútiles intermediarios (…). (La Acción, 26 de octubre de 1916).

Frente a estas noticias positivas, la plaga de la filoxera, de la que tratamos en semanas anteriores, la inestabilidad en el sector de la elaboración de alcoholes y su mercado, junto a la aparición de nuevas leyes que afectaban al mismo, provocó incertidumbre entre las sociedades alcoholeras creadas en la comarca del partido judicial de Chinchón en los años previos. En el año 1916, las asociaciones y representantes de los vitivinicultores se reunieron en Chinchón para afrontar y preparar una respuesta común frente a la nueva legislación. Se acordó solicitar que se desistiese de continuar con un proyecto que, en opinión de los asistentes a la reunión (…) de aprobarse en la forma en que el señor ministro ha presentado originaría la ruina de los vitivinicultores de esta región, a cambio del enriquecimiento de las otras regiones (…).

A la reunión acudieron, además de los representantes de Chinchón, productores de Colmenar de Oreja, Perales de Tajuña, Tielmes, Belmonte de Tajo, Valdelaguna, Villarejo de Salvanés y Arganda del Rey. En representación de Morata asistieron a la reunión Fructuoso Martínez de Velasco y Enrique García Gutiérrez. (La Acción, 26 de octubre de 1916).

En los años siguientes, durante los primeros años de la década de los veinte del pasado siglo, la actividad de la Sociedad Alcoholera del Tajuña parece que continuó sin mayores problemas, si atendemos al rastro documental que dejó en los periódicos de la época en los que se anunciaban sus asambleas anuales. Sin embargo, ya en 1927, la convocatoria de una asamblea extraordinaria firmada por el gerente de la sociedad, Gregorio González, apunta a posibles problemas: en el anuncio publicado en el Boletín Oficial de la Provincia de Madrid se indica que se va a tratar de la reforma de Estatutos, y solicitar de dicha Junta la venta, en todo o en parte, de muebles e inmuebles propiedad de esta Sociedad. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 8 de diciembre de 1927).

Tres años después, otra convocatoria extraordinaria de junta general confirma esta percepción al anunciar que, en la misma, se iba a tratar la venta de la bodega experimental, el proyecto que tantas expectativas había creado en el momento de su constitución. (Boletín Oficial de la Provincia, 8 de septiembre de 1830).

La última convocatoria de junta general documentada fue la correspondiente al año 1934:

Alcoholera del Tajuña [S. A]. (Morata)

Esta Sociedad convoca a Junta general ordinaria a los señores accionistas de la misma, el día veintitrés de noviembre, a las tres de la tarde, en su oficina, para dar lectura a la Memoria, aprobación de cuentas si procede y renovación del Consejo de Administración*****.

Morata de Tajuña, 22 de octubre de 1934. El Gerente, Gregorio González. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 23 de octubre de 1934).

Lamentablemente, no hemos conseguido más información ni más datos sobre los últimos años de este proyecto empresarial y asociativo morateño. El principal edificio propiedad de la Sociedad Alcoholera del Tajuña, situado en el camino del Molino Hundido y junto al Vivero, se mantuvo en pie hasta hace unos años después de que, tras la guerra civil, sus instalaciones se dedicaran, tras la compra efectuada por la familia Castejón, a la elaboración de productos vegetales, sobre todo tomate en conserva, y posteriormente a un almacén de ajos propiedad de Agustín Calderón.

Ya tras la guerra civil, como veremos la próxima semana, el viñedo en Morata y la elaboración de vino sufrió, esa es la palabra, profundas modificaciones, fruto de decisiones políticas tomadas a miles de kilómetros que, lamentablemente, acabaron, con un sector que, desde hace unos años, intenta recuperarse, al menos en parte, con el trabajo de las nuevas bodegas surgidas en el municipio.



En el círculo, toma aérea del antiguo edificio de La Alcoholera (www.madrid.org/nomecalles)

*El tártaro es un subproducto que aparece en la elaboración del vino que también se conoce como cremor tártaro. Una vez purificado se convierte en un polvo blanco que se utiliza en la industria alimentaria

**La granilla de la uva además de para la producción de orujo, es utilizada también en la elaboración de aceite e incluso en alimentación animal y como componente de sustrato para cultivos.

***Arroba: Medida de capacidad equivalente a 16 litros.

****La denominada bodega experimental podría estar localizada en el callejón de la Cruz de Orozco. En el año 1916, el pleno del Ayuntamiento de Morata acordó entregar setenta metros de adoquín a la Sociedad Alcoholera para que los colocara, a su cuenta, en el callejón de la Cruz de Orozco. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 7 de diciembre de 1916).

*****El Consejo de Administración estaba integrado en 1912 por Manuel Sánchez Salcedo, Fructuoso Martínez de Velasco, Antonio de la Torre, Fabián Casado y Enrique García Gutiérrez



Fuentes y bibliografía:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.

  • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.

  • El patrimonio de los regulares madrileños en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

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  • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.

  • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.

  • Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1876.

  • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.

  • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1870.

  • Tratado de fabricación de vinos en España y en el extranjero. Hidalgo Tablada, José. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1871.

  • Tratado de vinificación y descripción de algunos instrumentos que sirven para perfeccionar este arte, el modo de usarlos y sus ventajas. Hidalgo Tablada, José de. Establecimiento tipográfico de Andrés Peña. Madrid, 1850.

  • Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento. Tomo V. Madrid, 1877.

  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.

  • Estudio sobra la Exposición vinícola nacional de 1877. Imprenta y fundación de Manuel Tello, impresor de Cámara de S. M. Madrid, 1878.

  • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y cia. Madrid 1877.

  • Expansión vinícola y atraso agrario. La viticultura española durante la gran depresión (1870-19009). Carnero y Arbat, Teresa. Servicio de publicaciones agrarias. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1980.

  • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912.

  • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.

  • Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.