viernes, 27 de mayo de 2022

Morata, tierra de viñas y de vino (Epílogo)

A partir de la década de los setenta del pasado siglo el cultivo del viñedo acentuó su declive

Las nuevas alternativas laborales y el fomento del arranque de cepas por parte de la administración favoreció su práctica desaparición


Pasar de contar con más de 1.500 hectáreas cultivadas a convertirse en un cultivo prácticamente testimonial. En pocas palabras, esta sería la frase que resume la evolución del viñedo en Morata desde finales del siglo XIX hasta la actualidad. En poco más de cien años, las viñas han dejado de ser parte del paisaje morateño, ese mismo espacio que ocuparon durante siglos. En el epílogo de esta serie buscamos el porqué del declive de un sector económico pujante y de la práctica desaparición de un cultivo, la vid, y de una industria, la elaboración de vino, que daba trabajo y ocupaba en Morata a cientos de familias.


Resulta complicado resumir en unas líneas cómo, cuando y porqué se inició el proceso económico, y también social, que a la postre acabó casi en su totalidad con el cultivo de la vid y con la industria de la elaboración de vino en Morata. Una visión reducida del problema, de las causas del abandono de viñas y del cierre de las bodegas, apuntaría a los años sesenta-setenta del pasado siglo, cuando al declive generalizado del sector agrícola en España, paralelo a la industrialización acelerada del país, se unió, en el caso concreto de Morata la aparición de nuevas opciones laborales en el propio municipio y en localidades cercanas.  
Sin embargo, esta realidad de un nuevo modelo social en el que la industria y la ciudad se imponen casi sin resistencia al mundo agrícola y rural que había caracterizado a la sociedad española desde hacía siglos, tal vez no sea suficiente para explicar por qué el viñedo prácticamente desapareció, mientras que otros cultivos, con más o menos problemas, con muchas dificultades y cada día con más obstáculos que superar, aún se mantienen en el término municipal de Morata. Por otra parte, no debemos dejar de lado que la crisis del cultivo de la vid, que afectó con distinta intensidad a todo el país, se manifestó con mayor crudeza, si cabe, en una provincia como la de Madrid en la que la pujanza de la capital no siempre resulto beneficiosa para el agro provincial.
Disminución del viñedo en Madrid: de la filoxera al arranque de cepas
Para intentar comprender cuándo se inició el proceso de declive del viñedo en Madrid, y por lo tanto en Morata y en la comarca del Bajo Tajuña, acudiremos a una fecha, el 1914, que puede parecer lejana pero que, a la postre, puede considerarse el comienzo de un proceso en el que, inevitablemente, cada año, cada década, disminuían las hectáreas de viña en la provincia.
En ese año de 1914 la plaga de la filoxera, que arrasó el viñedo nacional, se mostró especialmente cruenta en la provincia madrileña y, por lo tanto, en Morata. Baste apuntar que si en ese año de 1914 se cultivaban en Madrid 60.000 hectáreas de viñedo solo fueron necesarios algo más de 20 años para que en 1935 se contabilizaran prácticamente la mitad de superficie de viñas, exactamente 33.448.
En Morata, como en tantos pueblos de la provincia, los agricultores afectados por la filoxera intentaban afrontar el futuro de los viñedos en el término municipal con iniciativas avaladas por la Diputación Provincial:
El  sábado por la noche, en el salón del teatro de Morata de Tajuña, se celebró con asistencia del presidente de la Comisión Gestora de la Diputación Provincial, sr. Salazar Alonso, una de las conferencias del ciclo organizado, que corrió a cargo del ingeniero jefe del Servicio Agronómico Provincial, don Luis García de los Salmones (…) El señor García de los Salmones explicó el plan de los servicios que la Diputación se propone desarrollar, y se extendió en consideraciones acerca de la importancia de la vid en la provincia. Dio normas para defender esta riqueza de los ataques de la filoxera y recomendó la formación de los sindicatos vinícolas (…). (Crisol, diario de la República, 23 de noviembre de 1931).
Unos años después, en 1934, aún se estaba lejos de superar los problemas del viñedo y de la elaboración de vino en la provincia. El diario El Sol publicaba una nota sobre la necesidad de los vitivinicultores de obtener créditos y ayudas para superar la crisis aún no resuelta provocada por la plaga de la filoxera:
En los días pasados el diputado de Acción Popular por la provincia de Madrid, acompañado de varios representantes de los centros vinícolas de Chinchón, Arganda, Morata de Tajuña, San Martín de Valdeiglesias, Cadalso de los Vidrios y Cenicientos al ministro de Agricultura al ministro de agricultura, con el objeto de pedirle se arbitre forma de conceder a los vitivinicultores préstamos para la recolección de la uva en condiciones análogas a las que se conceden a los labradores para la recolección de cereales. (El Sol, 2 de agosto de 1934).
Con el sector en problemas, tal como se refleja en el texto anterior, la guerra civil no dejó de empeorar la situación de crisis que, el caso de la provincia de Madrid, supuso una nueva disminución de la superficie de viñedo hasta las 30.652 hectáreas.
Política de arranque de viñedos
No hay que realizar un gran esfuerzo de memoria para trasladarnos al momento en que desde las instituciones europeas se promocionó, se alentó y casi se obligó a reducir drásticamente, a nivel nacional,  regional y local la superficie de cultivo de viñas en todo el territorio español. Sin embargo, aunque este es el momento más  crítico para el sector, no dejó de ser una etapa más de un proceso que se había iniciado en los años 50 y que, eso sí que es cierto, culminó con toda su crudeza tras la entrada en el entonces denominado Mercado Común.
Aunque no vamos a recoger una relación exhaustiva de la legislación relacionada con el sector vitivinícola tras la guerra civil, sí que resulta interesante conocer que, por ejemplo, en 1952, ya se daba curso a iniciativas legislativas que trataban de poner orden en el sector y limitar y controlar las nuevas plantaciones de viñedo. Recordemos que veníamos de unos años de una profunda crisis provocada por la filoxera, y la reducción del cultivo de viñedo, pero aún así, las autoridades no dejaban de controlar las nuevas plantaciones en base a una legislación de 1933, el Estatuto del Vino, promulgado en el periodo republicano, que buscaba controlar el sector:
(…) Las plantaciones de viñedo realizadas sin autorización expresa de las Jefaturas Agronómicas serán sancionadas, después de incoado el oportuno expediente, con multas de 5.000 pesetas por hectárea de plantación ilegal, como mínimo, en el caso de terrenos dé secano, y 10.000 pesetas por hectárea, también como mínimo, los de regadío (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 16 de julio de 1952).
Para hacer cumplir este reglamento e impedir la plantación de viñas sin permiso, la orden hacía responsable a los alcaldes de vigilar e impedir la plantación de nuevos viñedos y contemplaba también el arranque de las cepas que no contaran con la autorización preceptiva.
Esta legislación específica, que buscaba controlar la plantación de nuevos viñedos en España, continúo muy presente durante los años siguientes con varias disposiciones legales que impedían o limitaban el aumento de la superficie de viñas en el territorio nacional. Por citar algunas de estas iniciativas legislativas, reproducimos una disposición del Ministerio de Agricultura que, a través de la Delegación Provincial de Madrid, fijaba los criterios sobre las plantaciones de viñedos para vinificación y uva de mesa en la provincia:
(…) Reposición de viñedo: queda totalmente prohibida en esta provincia.
Según esta normativa, que únicamente permitía a los agricultores reponer un cinco por ciento de las cepas sanas de cada parcela, los alcaldes ya no eran los responsables de hacerla cumplir:
(…) Las fuerzas de la Guardia Civil de servicio en el campo y los servicios de guardería de las Hermandades deberán reclamar de los agricultores que efectúen plantación de viñedo o reposición de marras la oportuna autorización (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 13 de febrero de 1971).
Toda esta legislación, que se promulga en gran parte en unos años en que se estaba produciendo el trasvase del campo a la ciudad (también en Morata y la comarca) no dejó de influir en la crisis del sector, especialmente cuando, a partir de los años ochenta del pasado siglo, no sólo se trataba ya de limitar las nuevas plantaciones de viñedo sino también de promover y alentar el arranque de cepas
En un artículo publicado en la revista Cisneros, editada por la Diputación Provincial de Madrid, firmado por el periodista Vidal Maté, se analizaba un informe del SENPA (Servicio Nacional de Productos Agrarios) que trataba sobre los excedentes existentes en el sector, la prohibición de nuevas plantaciones, el control de las viñas de regadío y la política de arranque de viñedos. Sobre el viñedo en la provincia de Madrid, Vidal Maté señalaba:
(…) En la región, [de Madrid] por ejemplo, se ha pasado de las 36.000 hectáreas de 1976 a solamente las 30.000 de la actualidad. (Revista Cisneros, julio de 1982).
El fantasma del arranque de viñedos ya estaba presente en esas fechas entre quienes trataban los problemas del sector vitivinícola e incluso se cuantificaba en 6.000 pesetas por hectárea la prima por la eliminación de cepas.
Un artículo en el que se trataba sobre el Plan de restructuración del sector del viñedo y bonificación del arranque de viñas, firmado también por Vidal Maté y Manuel Carlón, titulado Prima por arranque y publicado en enero de 1986 en la veterana revista Agricultura, publicada por el Ministerio de Agricultura, nos permite conocer cómo se planteaban estas medidas y su implantación en las distintas comunidades autónomas.
En el texto se indicaba que las autoridades europeas se habían fijado unas metas muy ambiciosas para la reconversión del sector que incluían el arranque de nada menos que 200.000 hectáreas de viñedos en solo dos campañas:
(…) Aunque nosotros hablaremos de “reconversión” esto es, pasar de un cultivo –en este caso la viña- a otro, el Reglamento específico comunitario para España solo designa “abandono definitivo” y, después de todos estos años de precios institucionales de castigo, para desincentivar el cultivo, existen agricultores, y especialmente muchos propietarios con otra actividad principal, hartos de pasar malos tragos todos estos años (…).
El declive del viñedo en Morata
La mismas causas que provocaron la disminución del cultivo del viñedo en la provincia de Madrid son aplicables, algunas de ellas acentuadas por diversos motivos, en el caso de Morata. Como sucedió en la provincia, Morata sufrió en todo su crudeza la plaga de la filoxera y, años después, la presencia del frente de guerra y sus consecuencias negativas en varias zonas del término municipal dedicada al viñedo.  Tras la guerra, tal vez fue en los años 60, y posteriores, cuando el viñedo afrontó los peores años, aquellos que prácticamente significaron su desaparición.
Y es que si en el resto del país el traspaso de población activa del campo a la industria fue muy importante, en el caso de Morata este proceso se vio acrecentado por dos situaciones particulares muy concretas: la construcción de la cementera de El Alto, que atrajo a parte de la población más joven, y el incremento exponencial del polígono de Arganda, otro polo de atracción para la mano de obra de Morata en la década de los setenta y siguientes.
En ambos casos, estas nuevas oportunidades laborales para los morateños, que en otro contexto económico podrían haber continuado con el trabajo en el campo y en el sector vitivinícola coincidieron en el tiempo con esas políticas especificas sobre el viñedo a las que nos referimos anteriormente: prohibición de nuevas plantaciones, primas de arranque…, etc.   
En un estudio sobre la situación del campo en Morata, Diagnóstico participativo sobre la potencialidad de los recursos agrarios y sociales como elementos dinamizadores de procesos de desarrollo local sustentable en Morata de Tajuña, realizado por Daniel López García, se hace hincapié en las causas del declive de la agricultura en Morata, en general, y en particular del viñedo:
(…) desde los 60 la construcción de la cementera de El Alto comenzó a absorber gran cantidad de mano de obra local. En los años 70 se produce un nuevo quiebro en la actividad agraria al comenzar el desarrollo industrial de la vecina Arganda, que hace que gran parte de los campesinos emigren o abandonen la actividad agraria, lo cual hace que los cultivos con mayores requerimientos de mano de obra se vayan abandonando, al igual que ocurre en el resto de la comarca (…).
En la práctica, esta situación provocó, según datos que aparecen en el trabajo anteriormente citado, que la superficie dedicada al cultivo del viñedo disminuyera drásticamente según datos contrastados de 1987 y 2005:
(…) [existen] algunas bodegas artesanales para la elaboración de vino (aún en 1987 encontramos unas 200 hectáreas cultivadas de viñedo en el pueblo). (…) La superficie de viñedo ocupaba en 2005 unas 43 Ha aunque parece ser que la mitad corresponde a explotaciones cuyas tierras están situadas en el término municipal de Chinchón (…).
Si hacemos caso a estas cifras, solo es necesario retrotraernos a los años de finales del siglo XIX, antes de la aparición de la filoxera y cuando las políticas ministeriales favorecían al sector vitivinícola. La comparación, se explica por sí sola: 1.500 hectáreas a finales del siglo XIX frente a 43 hectáreas, y no todas en el término municipal de Morata, a comienzos del siglo XXI; 30 cosecheros bodegueros en 1880 frente a 2 en la actualidad.
Por otra parte, no deja de ser paradójico, y hasta desconcertante, si hacemos la comparación  del viñedo en Morata hoy, en 2022, frente al otro cultivo emblemático del secano morateño: el olivar. Mientras que las viñas apenas son visibles en El Llano, no menos 1.600 hectáreas de olivar (año 2004), según el estudio de Daniel  López García, aún aparecen por todo el contorno morateño y en todos los parajes de su término. Y por otro lado, otra extraña paradoja: mientras hace décadas que Morata siente la ausencia de almazaras, pese al potencial de su olivar, que transformen sus cosechas de aceituna, por el contrario, en el municipio existen dos bodegas, y las dos con éxito, a distintos niveles, que elaboran y comercializan vino de Morata*. Hay olivares pero no almazaras; hay bodegas pero casi no hay viñas.
Para explicar esta situación, al menos la que se refiere a esa destacada e importante superficie dedicada al olivo, tendremos que acudir a las peculiaridades de ambos cultivos: el olivar, menos exigente en cuanto a mano de obra y a cuidados que la viña ha ocupado el lugar que un día ocupara el viñedo. En algunos casos, esta sustitución se ha producido literalmente, ya que, recordemos, la práctica de combinar cepas y olivas en las mismas parcelas estaba muy extendida en Morata. Cuando se fomentó el arranque de cepas, las olivas permanecieron en el secano morateño,  todo ello a pesar de que, en determinados momentos, desde la administración también se primó su arranque. Sin embargo y con todos los problemas del sector, que no son pocos, ahí siguen aún los olivares mientras que las cepas prácticamente desaparecieron.
Antes de terminar este epilogo de la serie sobre el viñedo sería bueno completar esta visión con una referencia, siquiera breve y en sus aspectos más importantes, sobre la situación actual del viñedo en la Comunidad de Madrid. Si echamos la vista atrás, el desplome del cultivo de viñas en los pueblos del entorno de Morata también ha sido muy importante y, aunque es cierto que en la mayoría de ellos (Arganda, Valdelaguna, Colmenar de Oreja, Villarejo o Chinchón) aún cuentan con más superficies dedicadas al viñedo que en Morata  y en la mayoría de ellas con cooperativas vinícolas, en ningún caso este cultivo alcanza actualmente en ninguno de ellos la importancia que siempre tuvo en pasados periodos históricos. Los datos no engañan y si en 1914 la provincia de Madrid contabilizaba 60.000 hectáreas de viñas  actualmente no pasan de 12.000 las hectáreas dedicadas a este cultivo, 8.528 de ellas, aproximadamente, integradas en el año 2010 la Denominación de Origen Vinos de Madrid **.


Botellas de vino de las dos bodegas existentes en Morata: Licinia Wines y Pincelada




* Hay que recordar que cuando llegaron los años de crisis para el viñedo en los ochenta del pasado siglo, en Morata aún se mantenían dos bodegas que compraban y transformaban en vino la mayor parte de la cosecha anual de uvas: la bodega de los herederos de José María de las Heras, situada en la actual avenida de la Constitución, que distribuía sus vinos a granel y, además, la bodega Sánchez López, localizada en el callejón de la Cruz de Orozco, que aparte de la venta a granel también comercializaba parte de su producción con vinos embotellados. También hay que recordar que existían todavía algunos pequeños bodegueros (Juan José Oliva, Timoteo Ramiro, …) que elaboraban sus vinos en las bodegas familiares.

** La denominación de Origen Vinos de Madrid se creó en el año 1990 y agrupa a 3.038 agricultores y 45 bodegas. Cuenta con cuatro subzonas o regiones: Arganda, Navalcarnero, San Martin de Valdeiglesias y El Molar. Para elaborar sus vinos están permitidas las siguientes variedades de uva: tempranillo, garnacha, merlot, cabernet sauvignon, syrath, en uva tinta,  y malvar, airén, albillo, viura, parellada, torrontés ymoscatel de grano menudo, en uva blanca.
La subzona de Arganda, como históricamente ha sucedido en la provincia de Madrid, es la más extensa de la D. O. y en ella se integran 30 municipios, entre ellos la totalidad de los que en su momento se agrupaban en la comarca del antiguo partido judicial de Chinchón.  En estos municipios se contabilizan 28 bodegas que elaboran el 60% de la producción anual de la D. O. a partir de las uvas de sus 4.190 hectáreas que conforman la subzona.
Licinia Wines, la bodega localizada en Morata, elabora los vinos Licinia (tinto) y Muss (blanco y rosado), además de otras elaboraciones como la sangría. Según la web de la bodega, en la elaboración de la marca  Licinia se emplean las variedades tempranillo, cabernet saigvignon, syrah y merlot y cuentan con 28 hectáreas de viñedo ecológico. Para la marca Muss se emplean las variedades tempranillo, cabernet sauvignon y syrah.
Los vinos Pincelada, elaborados también en Morata, no están integrados en la D. O. Según la web el fogónverde.net, se trata de una empresa familiar dedicada a la agricultura ecológica (también elaboran aceite). Contamos –se indica en la web- con viñedos de tempranillo plantados en espaldera de los que elaboramos vinos jóvenes y crianzas también blancos de airén, procedentes de viñas plantadas hace sesenta años…



Fuentes y bibliografía:
    • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.
    • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.
    • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.
    • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.
    • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.
    • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid.  Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.
    • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).
    • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.
    • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.
    • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.
    • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.
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    • El patrimonio de los regulares madrileños  en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.
    • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.
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    • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.
    • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.
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    • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.
    • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1870.
    • Tratado de fabricación de vinos en España y en el extranjero. Hidalgo Tablada, José. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1871.
    • Tratado de vinificación y descripción de algunos instrumentos que sirven para perfeccionar este arte, el modo de usarlos y sus ventajas. Hidalgo Tablada, José de. Establecimiento tipográfico de Andrés Peña. Madrid, 1850.
    • Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento. Tomo V. Madrid, 1877.
    • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
    • Estudio sobra la Exposición vinícola nacional de 1877. Imprenta y fundación de Manuel Tello, impresor de Cámara de S. M. Madrid, 1878.
    • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y cia. Madrid 1877.
    • Expansión vinícola y atraso agrario. La viticultura española durante la gran depresión (1870-19009). Carnero y Arbat, Teresa. Servicio de publicaciones agrarias. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1980.
    • Memoria presentada por el Consejo de Administración de la Sociedad Alcoholera del Tajuña a la Junta de Accionistas celebrada el día 30 de septiembre de 1912. Imprenta de Bernardo Rodríguez. Madrid, 1912.
    • Las subsistencias de Madrid. Melgosa Olaechea, Miguel. Imprenta Municipal. Madrid, 1912.
    • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de cereales, olivos, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañabate, Fernando. Establecimiento tipográfico de Minuesa de los Ríos. Madrid, 1881.
    • Libro llamado menosprecio de corte y alabanza de Aldea. Guevara, Antonio de. C. de las Reales Academias de la Historia y Sevillana de Buenas Letras. Bilbao, 1893.
    • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y medidas convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta Sucesores de Rivadeneira. Madrid, 1876.
    • Novísima guía de labradores, jardineros y arboristas, o tratado práctico de agricultura y economía rural. Tomo 1. García Sanz, José. Librería de Don Leocadio López. 2ª edición. Madrid, 1855.
    • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de la señora viuda e hijos de Don José Cuesta. Madrid, 1870.
    • Denominación de Origen Vino de Madrid. Web consultada el 22 de mayo de 2022.
    • Licinia Wines. Web consultada el 19 de mayo de 2022.
    • Vinos Pincelada. Web consultada el 19 de mayo de 2022.
    • Diagnóstico participativo sobre la potencialidad de los recursos agrarios y sociales como elementos dinamizadores de procesos de de desarrollo local sustentable en Morata de Tajuña (Madrid). Doctorado y Máster en Agroecología, Sociología y Desarrollo rural sostenible. Universidad internacional de Andalucía, Universidad de Córdoba. Daniel López García, Daniel. Madrid, 2007.
    • Periódicos y revistas citados en el texto.




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