jueves, 5 de mayo de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (XII)

La plaga de la filoxera llegó a la comarca en 1914 y obligó a sustituir prácticamente todas las cepas del término municipal

El crecimiento sostenido que vivía el sector vitivinícola de Morata, y de la comarca del partido judicial de Chinchón, a finales del siglo XIX se vio bruscamente cortado por la propagación generalizada de la filoxera en los primeros años del siglo XX. La llegada de la plaga afectó a las más de 23.000 hectáreas de viñedo en la comarca, obligo a su renovación total y provocó una crisis de precios y de producción de no se solventó hasta la década de los 30.


La plaga de la filoxera llegó a la comarca integrada por los municipios pertenecientes al partido judicial de Chinchón en 1914. Unos años antes, el catedrático de Agricultura José de Hidalgo Tablada, pronosticaba en mayo de 1880 el descenso de la cosecha de uva y en la producción de vino de ese año. Este pronóstico, aparecido en la Revista de los vinos y aceites, no hacía sino confirmar, por parte de un profundo conocedor del campo, las expectativas pesimistas de un sector que, a esas alturas, ya había sido afectado por la plaga de la filoxera en varias comarcas del territorio español.

Decía José de Hidalgo Tablada en ese número de la revista especializada en agricultura en la que escribía habitualmente:

(…) nosotros quisiéramos equivocarnos, pero presumimos que en el año 1880 las cosechas de vino (…) serán, en general medianas, aunque por condiciones especiales de localidad, en algunas ocurra lo contrario (…). (Los Vinos y los Aceites, 30 de mayo de 1880).

Hidalgo Tablada, que a su condición de catedrático de Agricultura unía también la de propietario, cultivador de vid y cosechero de vino en Morata, compartía temor con todas las autoridades relacionadas con el sector agrícola español. Es cierto que, pese a las falsas alarmas que se habían levantado años antes sobre la aparición de la filoxera en el partido judicial de Chinchón, aún quedaban varios años para que la plaga llegara con toda su fuerza a la provincia de Madrid y a la comarca del Bajo Tajuña, pero ya se hacía patente la necesidad de generar una normativa legal suficiente para prevenirla o, en caso extremo, atajar sus consecuencias.

Aunque sería prolijo detenernos en toda esta legislación antifiloxera, sí que citaremos la que se promulgó en junio de 1878 por parte del Ministerio de Fomento que rápidamente fue aplicada por la Diputación de Madrid como responsable de las medidas sobre agricultura en el territorio de la provincia. El proyecto de Ley del Ministerio de Fomento aprobaba, en su artículo 1, la creación de una Comisión central de defensa contra la filoxera, en la que estaba prevista la participación de expertos en la lucha contra la plaga y lo que denominaba representantes de la propiedad vinícola.

Por debajo de la Comisión central también se aprobó la creación de comisiones provinciales, en la que participarían también expertos en el problema creado por la plaga así como representantes de los mayores contribuyentes. Estas comisiones provinciales serían las encargadas de llevar a la práctica las medidas adoptadas en la legislación nacional.

En consonancia con este artículo 2º de la ley nacional, la comisión provincial de Madrid publicó en el Boletín Oficial de la Provincia del 30 de septiembre de 1878 la transposición de esta normativa a la provincia. Entre los puntos que se aprobaban se encontraban medidas encaminadas a prevenir el tráfico de variedades de vides infectadas por el insecto de la filoxera:

(…) Autorizan al Gobierno para que de acuerdo con la Comisión central, pueda prohibir en la medida y por el tiempo que las circunstancias aconsejen la introducción en el territorio de España y sus islas adyacentes de sarmientos, barbados y púas de todos los residuos de la vid, como los troncos, raíces, hojas, tutores y cuanto haya servido para el cultivo de este arbusto, aunque se importare como leña o combustible, así cómo todo género de árboles, arbustos y cualesquiera otras plantas vivas, sea cual fuere su procedencia.(…).

La preocupación por la posibilidad de que se extendiera la plaga a partir de variedades genéticas infectadas se manifestaba también en el artículo 5º de la ley nacional:

(…) Previniendo que en el caso de presentarse la filoxera en cualquier punto del territorio español, queda desde aquel momento prohibida la exportación a las demás comarcas de las cepas, sarmientos y demás objetos comprendidos en el párrafo primero del art. 4.°, procedentes de viñas infestadas (…).

La implicación de las autoridades locales en la lucha contra la filoxera afectaba también, como es lógico, a los alcaldes a los que se hacían responsables del control de las nuevas plantaciones:

(…) Para plantar viñas en España y en sus islas adyacentes deberá preceder aviso escrito o verbal al alcalde respectivo, acompañando certificación de que los sarmientos o barbados no proceden de país extranjero, ni de comarca infestada por la filoxera dentro del territorio español. No será necesario este requisito, cuando los sarmientos o barbados procedan de las mismas tierras del plantador y éstas no se hallen infestadas.

En las secretarías de los ayuntamientos se llevará un libro registro de la plantación de vides, y en él se anotará el lugar de la plantación, número y procedencia de las cepas, si no fueran de la misma finca del interesado, y nombre del dueño, aparcero o arrendatario (…).

La ley ministerial se completaba con medidas como la obligación de comunicar a las autoridades locales, comarcales y provinciales cualquier posible presencia de la filoxera y la obligación de proceder al arranque e incineración de las cepas infectadas. Estas últimas medidas –el arranque e incineración de las cepas afectadas por la plaga- estuvieron presentes en toda la legislación que se generó en los años siguientes y seguía la lógica que imponía la lucha contra las infecciones. Sin embargo, el temor de muchos propietarios a perder sus plantaciones, sin indemnización alguna, provocó que no siempre se actuara con celeridad y a tiempo para eliminar el insecto de la filoxera.

Por otra parte, estas medidas eran apoyadas por el sector vinícola, aunque desde algunos medios se señalaban también a las posibles importaciones de plantas de jardines y fincas de recreo como posibles focos de infección:

(…) En medio de las incertidumbres que envuelven a este asunto, las medidas por el ministerio de Fomento, como las disposiciones del proyecto de ley presentado a las Cortes, garantizan en lo posible contra la invasión de la plaga; pero mucho tiene que estudiar y que observar todavía la Comisión Central Española de la filoxera, antes de decidirse a hacer aplicación de los recursos que pudiéramos llamar heroicos, como es el de las zonas de incomunicación. El cuidado de los viticultores puede hacer mucho para evitar la propagación del temido mal, fijándose detenidamente en el estado de los viñedos y apresurándose a sacrificar algunas cepas que noten sospechosas, siendo preferible este pequeño sacrificio a mayores y más para los viticultores, abrigamos la confianza de que todos, con el mismo celo, cuidarán solícitamente del particular, más por el beneficio propio que por el temor a las penas propuesta en la ley. Más temibles nos parecen los caprichos de las importaciones en los jardines y fincas de recreo, que no el proceder ordinario y corriente de la gran mayoría de los viticultores (…). (La Correspondencia de España, 18 de agosto de 1878).

En los años siguientes la Comisión Provincial de Madrid continuó alentando a los alcaldes en su lucha contra la filoxera con medidas como el control de los sarmientos en las nuevas plantaciones. El gobernador civil de Madrid, conde de Heredia Spínola, así se lo pedía a los alcaldes:

(…) Con arreglo a las prescripciones emanadas de la Dirección general de Agricultura, y siendo la estación actual la más a propósito para reemplazar las vides enfermas, es de necesidad que en un breve plazo remita Vd. a la Comisión de defensa de esta provincia varios sarmientos útiles para plantaciones de cada una de ese término; y al propio tiempo, aunque separadamente, remitirá Vd. también ejemplares de las raíces correspondientes a todas aquellas cepas que hayan sido arrancadas por enfermas. (…). (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 30 de enero de 1880).

La administración central, junto a las instituciones provinciales e incluso locales, continuaron generando en los años siguientes un ordenamiento legal dirigido a prevenir y erradicar la filoxera, bien es cierto que con escaso éxito. En 1885 y 1899, por ejemplo, se promulgó esta nueva normativa, en muchos casos adaptación de medidas ya tomadas en el pasado para intentar salvaguardar a la viticultura española. Un sector, el vitivinícola que a pesar de la propagación de la plaga, o precisamente por la misma extensión de la filoxera por todo el territorio nacional, había crecido exponencialmente tal como expresamos en el caso del partido judicial de Chinchón la pasada semana. Esta paradoja no pasó desapercibida y algunos periódicos se hicieron eco de los problemas que generaba:

(…) Cuando la filoxera destruyó los ricos viñedos franceses, comenzó en España el cultivo de la vid en proporciones enormes; parecía, según, se extendió en poco tiempo, que no había suficiente terreno para ella: un tratado de comercio muy beneficioso aseguraba el mercado; mostos y vino hechos de todas calidades iban a Francia y de allí vinieron fabulosos ingresos metálicos. La codicia, la santa codicia, principal móvil de tantos progresos, lo fue también de los positivos adelantos aquí realizados en materia de viticultura; ella impulsó asimismo las malas artes de la falsificación tradicional, que siempre tiene numerosos adeptos y habilísimos operadores; pues aunque parezca mentira en la clásica tierra del vino, donde lo da la vid en grandísima y no igualada abundancia, hay fábricas de vino artificial (…). (El Imparcial, 28 de octubre de 1901).


Ciclo vital de la filoxera, según un grabado de la época

La plaga en la comarca del Bajo Tajuña

La irrupción de la filoxera en la región central de la península no se generalizó hasta el año 1914 cuando se habían cumplido ya más de treinta años de aparición de los primeros brotes en Málaga y Gerona. El carácter exógeno de la plaga, procedente en su origen del continente americano y posteriormente del territorio francés, explica que la región central fuera la última en padecer una infección que no por hacerse esperar fue menos virulenta con los viñedos de la provincia de Madrid y de la comarca del partido judicial de Chinchón. Aunque las referencias a la filoxera no son muy abundantes en los periódicos y documentos de la época, no faltan referencias puntuales a la misma y a otras enfermedades de la vid como el mildiu, una infección oportunista que atacaba a las cepas debilitadas por la propia filoxera. Así sucedió, por ejemplo, en 1915, según publicaba El Globo:

(…) El ministro de Fomento facilitó hoy las siguientes noticias:

Que en vista del desarrollo que adquiere en los viñedos la enfermedad del mildiu, especialmente en la provincia de Madrid, ha ordenado a los ingenieros agrónomos que giren una visita a los pueblos de Arganda, Chinchón y Morata al fin de proponer los medios de atajar esta enfermedad de la vid. (El Globo, 31 de julio de 1915).

En 1921 la filoxera no sólo había generado la crisis del sector de la vid y de la elaboración de vino en la comarca sino que, también como efecto perjudicial añadido, había afectado a la incipiente industria alcoholera de algunos municipios. En efecto, en torno a este año de 1921 la plaga provocó indirectamente el cierre de las alcoholeras que se localizaban en Colmenar de Oreja y Perales de Tajuña, y el declive de otras como la de Morata, justo después de unos años en que estas industrias permitieron mejorar y acrecentar el valor añadido del cultivo de la vid y aprovechar todos su potencial con la fabricación de alcohol e incluso licores que alcanzaron una merecida fama, tal como sucedió, sobre todo, en el caso de la cabecera comarcal de Chinchón.

Al margen del declive de las alcoholeras, la elaboración de vino, y su precio, tendente a la baja, fue otra de las consecuencias negativas de una plaga que, tal como demostró la experiencia en el resto del país, sólo se logró erradicar cuando se eliminó la mayoría de las variedades autóctonas de vid. En el caso de nuestra comarca, los documentos de la década de los años veinte del pasado siglo nos ofrecen un panorama ciertamente preocupante para agricultores y cosecheros. En 1923, por ejemplo, una publicación oficial dibujaba un panorama bastante desolador en el sector:

(…) Aun mermada mucho la cosecha que se presentaba por las heladas y pedriscos, y no digamos por las epidemias, porque en nuestra provincia constituye un verdadero desastre la invasión, cada día más creciente, de la filoxera, es lo cierto que los precios de los vinos están en baja y tenemos noticias de La Mancha de grandes existencias de este caldo en sus bodegas sin conseguir darle salida. No hay exportación de este producto y el mercado nacional es muy insuficiente para atender a las ofertas. Los precios son Arganda, 4´50 arroba; Chinchón, 3, Tarancón, 3´50; Valdepeñas, 4 y 4´50 (…). (Boletín Oficial de la Cámara Agraria de Guadalajara, julio de 1923).

Aunque la publicación se editaba en Guadalajara, la proximidad de esta provincia con la madrileña, y la inclusión de los precios del vino en Arganda y Chinchón, convierte en plenamente válida esta referencia para Madrid y la comarca del partido judicial de Chinchón.

Unos años después, en 1928, la situación no había mejorado según el Boletín Agrícola de Guadalajara:

(…) El verano tan seco ha perjudicado a la viña que ya traía poco fruto; la filoxera va concluyendo la poca vid que quedaba, y como nuestros viticultores no se deciden en grande a plantar la cepa americana, la riqueza vitícola está perdida en la provincia. El vino ha variado poco en sus precios; en Arganda a 5 pesetas la arroba de 16 litros; en Chinchón, a 4´50; en Manzanares, a 4 (…). (Boletín Agrícola y Pecuario, Guadalajara, julio y agosto de 1928). Para hacernos una idea de la bajada de precios, diremos que en 1880, en pleno auge del sector por la aparición de la filoxera en Francia, el vino se vendía en Arganda y Morata de Tajuña a 17 reales (4,25 pesetas) la arroba de 16 litros. En términos monetarios el precio era prácticamente el mismo pero, con la inflación, de más de cuarenta años, la rentabilidad de los precios del siglo XX era sensiblemente inferior a los de la década de los ochenta del siglo XIX. (Fuente: Diario El Popular, 23 de octubre de 1880).

En cualquier caso, la práctica desaparición de las vides autóctonas obligó a los agricultores de la comarca a realizar un esfuerzo económico muy importante a la hora afrontar el trabajo de sustitución de variedades de vid, en el que resultó fundamental la existencia de viveros que proporcionaran los portainjertos de vid americana a los agricultores de la comarca. Estos viveros especializados se instalaron en varios municipios como Morata y Arganda. Con su labor, y el trabajo de los agricultores, se consiguió renovar el sector vitivinícola y asegurar su continuidad en las siguientes décadas.

La renovación de las plantaciones de vid en el partido judicial de Chinchón

Hace ahora unos cien años los agricultores de la comarca del Bajo Tajuña hubieron de afrontar la sustitución de alrededor de 23.000 hectáreas* de cultivos de vid afectados por la destructora plaga de la filoxera. La situación fue especialmente dura y difícil de afrontar en municipios como Arganda del Rey (4.688 hectáreas), Chinchón (4.217 ha.), Colmenar de Oreja (3.201 ha) y Morata (1.560 ha.) donde la viticultura, y la elaboración de vinos y aguardientes con la cosecha anual de uva, constituía un elevado porcentaje de la economía generada por su sector primario.

Para afrontar este proceso de reposición de variedades de vid inmunes a la filoxera fue inevitable acudir a portainjertos de vid americana. Curiosamente, como ya se señaló al abordar el origen de la plaga de la filoxera en Europa (generada por la importación sin control, a partir de mediados del siglo XIX, de variedades americanas inmunes al insecto que portaban y que sí atacaban a las variedades europeas) para recuperar las plantaciones de vid era necesario utilizar vides americanas que, posteriormente, una vez inmunes a la filoxera, se injertaban con variedades europeas. Naturalmente, la necesidad de proporcionar estas vides americanas generó todo un nuevo mercado de empresas que facilitaban estas plantas, aunque pronto las autoridades comprendieron que también era necesario que las administraciones participaran en este proceso de eliminación de vides infectadas y la sustitución y plantación de las nuevas variedades.

Esta implicación de las administraciones en la solución del problema generado por la filoxera, que en el caso de la provincia de Madrid correspondió fundamentalmente a la Diputación Provincial, favoreció la toma de medidas como la participación en congresos y reuniones de expertos en el tratamiento de la plaga. Fue el caso del Congreso Internacional de la Viña y el Vino, organizado en 1929 con motivo de la celebración en Barcelona de la Exposición Universal. La comisión organizadora, con la colaboración del gobernador civil de Madrid, solicitó a varios ayuntamientos de la provincia su participación y colaboración en el congreso aportando información:

(…) sobre aspectos como clase de vinos que producían en sus términos, clases de vides del país que producen sus vinos, clases de uva para venta en verde, clases de tierra más generales del término, indicación de las clases las clases de vinos y productos derivados que podría enviar cada pueblo a la exposición, nombre de los cosecheros a quienes se podrán solicitar muestras de vinos y temas que plantean para tratar y estudiar en el Congreso Internacional de la Viña y el Vino. (Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 1 de marzo de 1929).

En la orden se detallaban los municipios con producción de vid y vinos que estaban obligados a remitir el cuestionario del Gobierno Civil de Madrid. Entre los correspondientes al partido judicial de Chinchón se encontraban el propio Chinchón, Colmenar de Oreja, Carabaña, Morata de Tajuña y Villarejo de Salvanés.

Creación de viveros y conferencias agrícolas

Para favorecer la renovación del viñedo en los pueblos de la provincia de Madrid la Diputación Provincial promovió la organización de las llamadas conferencias agrícolas para formar a los agricultores en la práctica de las nuevas plantaciones y en los métodos de utilizar los injertos apropiados. En el Boletín Oficial de la Provincia se anunciaban estas medidas y las conferencias prácticas sobre la plantación e injertos de las vides americanas. La Diputación, que había establecido viveros donde se multiplicaban los tipos de vides americanas que se estaban plantando para luchar contra la filoxera, atendía así la demanda de los pueblos que habían solicitado las conferencias, sobre todo aquellos que tenían las extensiones de viñedo más importantes.

Las conferencias trataban sobre temas como la plantación de la vid americana en las diferentes clases de tierras de la provincia y ejecución del injerto de esta clase de vid con las propias de cada comarca.

Además de las conferencias, que se impartirían con contenidos teóricos y prácticos, la Diputación también anunciaba la convocatoria de concursos de injertadores, para promover la ejecución de estos trabajos en las mejores condiciones de acierto. El boletín anunciaba las fechas de las conferencias en los distintos pueblos del partido judicial de Chinchón:

Arganda, febrero, día 4, sábado, a las nueve de la noche.

Villaconejos, febrero, día 12, domingo, a las once de la mañana.

Chinchón, febrero, día 12, domingo, a las tres de la tarde.

Aranjuez, febrero, día 12, domingo, a las nueve de la noche.

Valdelaguna, febrero, día 13, lunes, a las nueve de la mañana.

Villarejo de Salvanés, febrero, día 13, lunes, a las tres de la tarde.

Colmenar de Oreja, febrero, día 13, lunes, a las nueve de la noche.

Morata de Tajuña, febrero, día 14, martes, a las siete de la tarde.

(Boletín Oficial de la Provincia de Madrid, 1 de febrero de 1933).

 

Para proporcionar la materia prima necesaria para renovar las vides de la provincia resultó fundamental la creación de viveros especializados en el cultivo y producción de las variedades más idóneas para ser injertadas. Estos viveros se financiaron con una curiosa fórmula consistente en utilizar los ingresos procedentes del impuesto que se cobraba a los madrileños cuando renovaban sus cedulas personales, el antecedente de los DNI actuales.

En el mes de septiembre de 1933, en una nota informativa, la corporación provincial señalaba como una de las principales preocupaciones de su Servicio Agronómico Provincial la reconstrucción de los viñedos destruidos por la filoxera. Se han instalado también viveros de reproducción y venta en Navalcarnero, Arganda y Morata, de los que suministran plantas experimentadas, aconsejando las variedades que para cada zona de la provincia son más aptas o convenientes. (La Voz, 15 de septiembre de 1933).

Estos viveros de Arganda del Rey y Navalcarnero continuaron su trabajo de apoyo a los agricultores en los años siguientes, aunque el de Morata ya no prestaba servicio en 1935.

La adopción de estas medidas de apoyo al sector vinícola y, por supuesto, el esfuerzo de todos los agricultores de la provincia de Madrid y, más en concreto, de los que cultivaban la vid en los municipios del partido judicial de Chinchón, hizo posible la progresiva recuperación del sector aunque, según publicaciones posteriores, la recuperación total aún tardaría en llegar:

(…) En casi todos los municipios comarcales [de la comarca de Las Vegas] el viñedo no se recupera de los efectos de la filoxera hasta los años 50 del siglo XX. En esta década la proliferación de bodegas cooperativas fue un aliciente para que se repoblasen de cepas bastantes hectáreas que, tras la filoxera, se habían destinado durante dos o tres décadas a cereales o a olivar (…). (Geografía agraria de la comarca Las Vegas, Utanda Moreno, Luisa. Editorial Doce Calles. Aranjuez, 1996).


*Estas cifras fueron aportadas por los distintos municipios y hechas públicas en una publicación titulada Contestación oficial sobre el cultivo de cereales olivo, vid y agrios e industrias derivadas (1881).


Fuentes y documentación:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.

  • Relaciones Iglesia-estado en Campomanes. Ferrer Benimeli, José Antonio, coordinador. Dictamen de los monjes granjeros. Domínguez Ortiz, Antonio. (pág. 163-180). Fundación Universitaria española. Madrid, 2002.

  • El patrimonio de los regulares madrileños en los siglos XVII y XVIII. Caro López Ceferino. Hispania Sacra, vol. 50, núm. 102. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid, 1998.

  • Archivo Histórico de la Nobleza, BAENA, C-222, D.67-74.

  • Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada. Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.

  • Ordenanzas municipales y gremiales de España en la documentación del Archivo Histórico Nacional. Cadiñamos Bardeci, Inocencio. En Cuadernos de Historia del Derecho. Ediciones complutenses. Madrid, 2017.

  • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508.

  • Memoria sobre el estado de la Agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz de Andino, Eduardo. Imprenta, Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau. Sucesores de Rivadeneyra. Madrid, 1876.

  • Contestación al interrogatorio sobre cultivo de olivo, vid y agrios e industrias derivadas. Ortiz Cañavate, Fernando. Establecimiento tipográfico de M. Minuesa. Madrid, 1881.

  • Tratado del cultivo de la vid y modo de mejorarlo. Hidalgo Tablada, José de. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1870.

  • Tratado de fabricación de vinos en España y en el extranjero. Hidalgo Tablada, José. Librería de los señores viuda e hijos de don José Cuesta. Madrid, 1871.

  • Tratado de vinificación y descripción de algunos instrumentos que sirven para perfeccionar este arte, el modo de usarlos y sus ventajas. Hidalgo Tablada, José de. Establecimiento tipográfico de Andrés Peña. Madrid, 1850.

  • Gaceta Agrícola del Ministerio de Fomento. Tomo V. Madrid, 1877.

  • Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.

  • Estudio sobra la Exposición vinícola nacional de 1877. Imprenta y fundación de Manuel Tello, impresor de Cámara de S. M. Madrid, 1878.

  • Exposición Nacional Vinícola de 1877. Catálogo general. Imprenta, estereotipia y galvanoplastia de Aribau y cia. Madrid 1877.

  • Expansión vinícola y atraso agrario. La viticultura española durante la gran depresión (1870-19009). Carnero y Arbat, Teresa. Servicio de publicaciones agrarias. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1980.

  • Publicaciones y periódicos citados en el texto.



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