jueves, 30 de noviembre de 2023

Los Arias Dávila, una familia de la nobleza con intereses en Morata (II)

Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, pleiteó por sus propiedades en Morata con la familia Guevara
Al frente de la diócesis segoviana impulsó el Sinodal de Aguilafuente, primer libro impreso en España

A la muerte de Diego Arias Dávila, el fundador del linaje, sus herederos, Pedro, Juan e Isabel Arias Dávila, se repartieron el extenso patrimonio acumulado por su progenitor a partir de su cargo de contador junto al rey Juan II y su hijo Enrique IV. Estos bienes se localizaban entre otros lugares, en la ciudad de Segovia, así como villas y aldeas de su comunidad, y también en Madrid y en Toledo. El testamento, como veíamos la pasada semana, también incluía los bienes acumulados por Diego Arias Dávila en el entorno de las villas de Chinchón y Morata, en las entonces aldeas de Eza y Villaverde y en los parajes de Monasterio y Casasola. Es precisamente en Morata donde se situaban los bienes rústicos y urbanos que se deberían haber adjudicado a la tercera y última mujer de Diego Arias Dávila, Maria Palomeque. Pese a este deseo del testador, lo cierto es que estas propiedades en Morata pasaron al patrimonio de su segundo hijo, Juan, ya por entonces obispo de Segovia*, mientras que el primogénito Pedro Arias Dávila, El Valiente, heredó en la comarca los bienes que formaban parte del mayorazgo familiar en el entorno de Casasola.


Aunque el fundador del linaje Arias Dávila había expresado claramente su voluntad a la hora de testar de que sus hijos y resto de herederos -fundamentalmente su última mujer, María Palomeque- se repartieran el patrimonio acumulado, a su muerte se planteó un pleito entre sus hijos y herederos para determinar cómo se producía este reparto de bienes. Cómo ya vimos, a la muerte de Diego Arias Dávila, su última mujer, María Palomeque, recibió dinero del resto de herederos en lugar de distintas propiedades situadas en Morata como era deseo de su difunto marido. 

Sobre el resto de bienes surgieron también discrepancias que llevaron a los herederos a plantear un pleito -situación que se repetiría en varias ocasiones a lo largo de la historia en la familia de los Are¡ias Dávila- para determinar cómo se llevaba a la práctica el reparto de los bienes.

Según el texto del testamento, a Pedro Arias Davila, El Valiente, como hijo primogénito, se le adjudicaba el mayorazgo familiar, en el que se incluían distintas propiedades en el término de Casasola, mientras que a sus hermanos Juan e Isabel se les asignaba el resto del patrimonio en una proporción de dos partes de tres para el obispo de Segovia y la tercera parte restante a su hermana Isabel. 

En el texto de la sentencia de partición de la herencia, fechado el 23 de enero de 1473 -recordemos que el fallecimiento de Diego Arias se había producido en 1466-, aparece reflejado cómo Juan Arias Dávila, al margen de los bienes localizados entre otros lugares en distintos barrios de la ciudad de Segovia, como la casa familiar, y en las villas de Aldehuela del Codonal, Roda, Boltoya, Probalejos, Arévalo, Olmedo, Valladolid, Calabazas, Matapozuelos, recibió como herencia paterna inmuebles en Morata y en las villas y aldeas de Chinchón, Monasterio y Eza y Villaverde y en Bayona.

Pleitos por los bienes situados en Morata y contra el señoir del castillo de Casasola

Tras la muerte de Diego Arias Dávila y el reparto de su herencia entre sus herederos, los bienes incluidos en el patrimonio familiar localizados en los términos de Chinchón y Morata, por entonces villas de la Comunidad de la ciudad de Segovia, así como también los situados en las aldeas de Eza, Villaverde y los parajes de Casasola y Monasterio quedaron por tanto en manos de los dos hijos varones, Pedro y Juan Arias Dávila. Así permanecerían debido a las mandas testamentarias futuras que adjudicaron a los varones estos territorios situados en torno a la cuenca baja del Tajuña. 

Así sucedió, por ejemplo con los bienes adjudicados al entonces obispo de Segovia. En su testamento, dictado en la ciudad de Roma el año de 1497, Juan Arias Dávila instituyó como universal heredero, aparte de las habituales mandas que se adjudicaban a otros familiares y personas, a su sobrino e hijo primogénito de su hermano mayor:

(…) instituyo, hordeno [sic] y solemnemente nombro por su universal, cierto e verdadero heredero en todos los otros sus bienes raíces (…) en cualesquier lugares (…) a saber a Pedro Arias Dávila, su sobrino fijo [sic] del de buena memoria Pedro Arias de Ávila, su hermano carnal (…). En otro apartado de su testamento, el obispo de Segovia ordenó que sus bienes raíces únicamente pudieran ser heredados por los hijos mayores legítimos de sus sucesores para así mantener y, en su caso, aumentar, el patrimonio familiar.

Estas propiedades, en el caso de los localizadas en Chinchón y en Morata, no dejaron de ser objeto, por uno u otro motivo, de pleitos judiciales en los que se dirimió la propiedad de los mismos entre los Arias Dávila y otras familias de la pequeña nobleza de la zona.

El primogénito Pedro Arias Dávila que, recordemos, había heredado el mayorazgo familiar e, incluido en el mismo, distintos bienes raíces en el entorno de Casasola. Pedro Arias se enfrentó en varios pleitos con Juan de Contreras, hijo de un regidor de la ciudad de Segovia, Juan González de Contreras, y dueño del castillo de Casasola**, la fortaleza roqueda que domina el curso del Tajuña poco antes de su desembocadura en el Jarama. Existe constancia de estos pleitos en el Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, por la disputa en la división de bienes y heredades en Casasola en el año 1480. 

Ese mismo año de 1480, cuando el obispo de Segovia Juan Arias Dávila se encontraba en la cúspide de su carrera eclesiástica, también pleiteó por los terrenos que había heredado de su padre en la villa de Morata con otra familia de la pequeña nobleza asentada en Morata, los Guevara, poseedores del señorío de la villa desde varias décadas atrás. Al plantearse ante la Real Chancillería de Valladolid el proceso judicial, las obligaciones del cargo al frente de la diócesis segoviana obligaron a Juan Arias Dávila a delegar en Diego Arias, su sobrino e hijo de su hermano, las actuaciones necesarias ante el tribunal vallisoletano. En este pleito sobre la heredad de Morata estaban implicados frente al obispo de Segovia el propio arzobispado de Toledo, como autoridad eclesiástica en la comarca, Maria Valdés y su hijo Carlos de Guevara***. 

Debido a que el pleito entre los Guevara y los Arias Dávila por los bienes situados en Morata se extendió durante varios años ante el tribunal de la Real Chancillería de Valladolid, estas tierras fueron arrendadas y su rendimiento administrado por Fernando de Gamarra en tanto no se produjera una sentencia definitiva sobre el litigio.

Finalmente, en 1488 la Real Chancillería falló contra los intereses de Juan Arias Dávila en favor de los Guevara y se emitió una ejecutoria para que los bienes en litigio pasaran a ser propiedad de estos. La tardanza en emitir una sentencia en el pleito, iniciado 8 años antes, provocó que uno de los demandantes, Carlos Guevara, ya hubiera fallecido y que fuera su hermano y heredero, Beltrán de Guevara quien se beneficiara del fallo a favor de su familia. 


Sinodal de Aguilafuente (1472) primer libro impreso en España

*Juan Arias Dávila, nacido en la ciudad de Segovia de 1436, fue el tercer hijo del matrimonio formado por Diego Arias Dávila y su segunda mujer, Elvira González. Siguiendo una tradición no escrita entre los miembros de la nobleza, mientras su hermano y primogénito Pedro Arias Dávila fue destinado a seguir el linaje familiar como heredero del mayorazgo, Juan siguió la carrera eclesiástica en la que consiguió alcanzar el cargo de obispo de Segovia por entonces, mediados del siglo XV, uno de los más poderosos de la Corona de Castilla. Recibió formación religiosa en Salamanca, donde se graduó en derecho canónico. En 1455 con menos de veinte años, fue nombrado capellán de Enrique IV y tres años después consiguió el oficio de protonotario. Su cercanía al rey Enrique IV y, por qué no, la influencia de su padre, fue fundamental en una carrera eclesiástica que en 1461 se consolidó al ser designado administrador de la diócesis de Segovia. La sede segoviana, vacante por la muerte del obispo titular, Fernando López, fue adjudicada definitivamente a Juan Arias Dávila en 1466 el mismo año que falleció su padre. A partir de ahí y de su nombramiento como miembro del Consejo y la Audiencia Real, Juan Arias Dávila desarrolló su actividad como promotor de proyectos culturales como la creación de un estudio de Gramática, Lógica y Filosofía Moral en la ciudad de Segovia, y también su labor pastoral con la recuperación de San Frutos como patrón de la diócesis.

En el ámbito político el obispo de Segovia, como el resto de su familia, se alineó con el bando de Enrique IV en el enfrentamiento del rey con su hermanastro Alfonso. Con los años, Juan Arias Dávila, y su hermano, pasarían a apoyar a Alfonso. Tras la muerte de Alfonso intentaron recuperar el favor de Enrique IV y, por último, se inclinaron por el bando triunfador de la futura reina Isabel de Castilla.

En el terreno eclesial, Juan Arias Dávila destacó por su talante reformista, expresado a partir de los distintos sínodos organizados en la diócesis. Tras la celebración de uno de estos sínodos en la villa de Aguilafuente, Juan Arias Dávila entró en la historia de la imprenta española al ordenar la publicación de las actas del sínodo celebrado en 1472. Este texto, el Sinodal de Aguilafuente, conservado en la catedral segoviana, está considerado como el primer libro editado en España. Sua edición fue obra de Juan Parix, un impresor de origen alemán instalado en Segovia.

Integrado de pleno en la corte de los reyes católicos, Juan Arias Dávila participó en el proyecto de mejora de la Chancillería de Valladolid y de la Universidad de Salamanca. En 1478 realizó su primer viaje a Roma como miembro principal de la asamblea del clero castellano. Ya en 1486 el obispo segoviano hubo de hacer frente a la instrucción de un proceso inquisitorial contra su familia y el mismo. Las antiguas acusaciones de judaísmo volvieron a reaparecer y a cuestionar las creencias cristianas de la familia. Durante más de cuatro años, Juan Arias Dávila debió enfrentarse a decenas de testigos y a los inquisidores, primero desde su diócesis segoviana y, a partir de 1890, desde la propia ciudad de Roma a la que se trasladó para utilizar sus influencias y prestigio ante el papa y la curia vaticana y defenderse así del Santo Oficio. Tras esta labor en favor de su fe cristiana, consiguió ser absuelto del delito de herejía, tanto el como los miembros de su familia, aunque esta decisión no tenía validez en la territorio castellabo donde la Inquisición defendía su independencia frente a la influencia del Vaticano. Falleció en 1497 y fue enterrado en Roma hasta su traslado en 1499 a su sepultura definitiva en la catedral segoviana.


**El castillo de Casasola en el año 1480, cuando se plantearon los pleitos entre las dos familias segovianas de los Contreras y los Arias Dávila, aún pertenecía a los Contreras, que lo habían levantado pese a la oposición de los vecinos de Chinchón. Con el tiempo, como veremos en próximas semanas y en una de tantas paradojas de la historia, el castillo pasaría a ser propiedad de los Arias Dávila.


***Carlos Guevara, que iniciara en 1480 el pleito contra Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, era hijo de Maria Valdés Pecha y Guzmán y de Beltrán Vélez de Guevara y Ayala, de quienes heredó el señorío de la villa de Morata. A su vez, María Valdés había heredado sus bienes en Morata de sus padres, Íñigo López de Valdés y Juana de Guzmán. Su padre, poseía bienes inmuebles en Morata y también en los parajes de Monasterio, Villaverde y Casasola. Como se ha comentado, al fallecimiento de Carlos Guevara le sucedió en el señorío de Morata su hermano Beltran de Guevara, casado con Elvira de Rojas. Esta familia aparecerá en documentos relacionados con Morata como las Relaciones Topográficas redactadas durante el reinado de Felipe II. Los Guevara también estaban relacionados con el escritor Antonio de Guevara, (1480-1545), religioso y autor renacentista de, entre otros títulos, las Epístolas familiares, una obra en la que el autor recuerda refiriéndose a su linaje:

(…) mi abuelo se llamó don Beltrán de Guevara, y mi padre también se llamaba don Beltrán de Guevara (…) en Morata, los cuales todos son valerosos en sus personas, aunque pobres en estados y rentas. 


Fuentes y bibliografía:

  • Documentación Trastámara en el Archivo Municipal de Chinchón. Ávila Seoane, Nicolas. Paseo documental por el Madrid de antaño. Universidad Complutense de Madrid.

  • Linaje y transición histórica: los Arias Dávila entre el medievo y la modernidad. Contreras Jiménez, María Eugenia. Memoria para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Geografía e Historia. Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2018.

  • Escrituras de partición de los bienes de Diego Arias Ávila, contador mayor del rey y de su Consejo Real, hecha entre sus hijos Juan Arias Ávila, [obispo de Segovia], y su hermana Isabel Arias, ésta última con autorización de su marido, Gómez González de la Hoz, regidor de Segovia. Archivo Histórico de la Nobleza, OSUNA, C.97, D.6-8

  • La premiere versión castillane du testament de Don Juan Arias Davila, eveque de Segovie. Le Flem, Jean Paul. Estudios segovianos. Centro de Estudios sobre Lope de Vega. Real Academia dse Historia y Arte de San Quirce. Vol 22, nº64. Segovia, 1970.

  • Ejecutoria del pleito litigado por Juan de Contreras con Pedro Arias Dávila, vecino de Segovia, sobre la división de ciertos bienes y heredades - Archivo de la Real Chancillería de Valladolid, REGISTRO DE EJECUTORIAS, CAJA 9, 16.

  • Licencia y consentimiento dado por Juan Arias Dávila, obispo de Segovia, a diego Aris Dávila para que pueda nombrar jueces árbitros en los pleitos y cuestiones con el arzobispado de Toledo, María Valdés y Carlos de Guevara, su hijo sobre la heredad de Morata. Turégano, 9 de enero de 1480. Archivo de los condes de Puñonrostro. 94-15. (Este documento se mostró en la exposición El sinodal de Aguilafuente y la primera imprenta española celebrada en la localidad segoviana de Aguilafuente en el año 2017). 

  • Poder a Francisco de Gamarra para arrendar la heredad de Morata en pleito. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148312, 86.

  • Ordenando a Juan Arias de Avila, 'cuyo es Torrejón de Velasco', acuda a Fernando de Gamarra, contino, con los frutos y rentas de la heredad de Morata sobre la que tiene pleito con D. María de Valdés y D. Carlos, su hijo. Archivo General de Simancas, RGS. LEG, 148304, 16.

  • [Orden] Para que se guarde y ejecute a favor de D. Beltrán de Guevara, hermano y heredero de Carlos de Guevara, muerto en el real de Málaga, una carta ejecutoria sobre la heredad de Morata y sus rentas. - Archivo General de Simancas, RGS, LEG, 148801, 96.


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