viernes, 28 de julio de 2023

La elección de diputados a Cortes en el distrito de Chinchón 1846-1923 (XI)

En 1910, Raboso Castellanos, político liberal, consiguió su primer triunfo en la comarca

El diputado consiguió el acta pese a las denuncias del Partido Conservador

La llegada del siglo XX no trajo ningún cambio significativo a la política española. El sistema del turnismo, creado por conservadores y liberales para repartirse el poder, siguió tan arraigado como cuando lo instauraron Sagasta y Cánovas del Castillo. Nuevos líderes, como Maura o Canalejas, controlaban ahora los partidos mayoritarios pero nada cambiaba y se favorecían las mismas prácticas. En el distrito de Chinchón, liberales y conservadores reproducían un sistema que les beneficiaba y que impedía la elección de políticos ajenos a los grandes partidos. En 1910, un político manchego de origen humilde, Juan de Dios Raboso Castellanos, lograba su primer triunfo en el distrito en medio de las sospechas de practicas caciquiles.



En la primera década del siglo tres políticos ajenos al distrito acapararon el triunfo en las elecciones convocadas para elegir los diputados del Congreso. En 1903, con un triunfo holgado del Partido Conservador encabezado por Francisco Silvela en todo el país, en el distrito de Chinchón venció un candidato del partido del Gobierno y, por primera vez, procedente de la carrera militar. Pedro Martínez Calvo, nacido en la localidad murciana de Totana, ya había concurrido a las elecciones por el distrito de Chinchón en 1898 cuando venció claramente el liberal Inocente del Pozo, natural de Carabaña y por tanto oriundo del distrito.

En su segundo intento por conseguir el acta por Chinchón Martínez Calvo no tuvo problemas en alcanzar el apoyo de casi la mitad del censo, 10.117 electores, y con 4.558 votos se impuso en unas votaciones celebradas el 30 de abril de 1903 en las que también participó el candidato republicano Díaz Valero.

La legislatura en la que fue elegido por primera vez por el distrito de Chinchón, Pedro Martínez Calvo finalizó con la crisis de 1905 cuando se convocaron nuevas elecciones para el Congreso de los Diputados, esta vez con triunfo del Partido Liberal de Eugenio Montero Ríos. Acorde con esta victoria liberal, en el distrito de Chinchón también se impuso el candidato del partido ministerial representado en esta ocasión por otro político sin ningún tipo de relación con los pueblos a los que aspiraba representar. Francisco Martínez Fresneda, un profesional del Derecho y oficial letrado del Consejo de Estado que se enfrentó al candidato independiente Julio Freire y Sánchez y también a Carlos Díaz Valero, el candidato republicano incansable en sus intentos de lograr la representación en el Congreso de los Diputados del distrito de Chinchón.

En las elecciones convocadas para 10 de septiembre de 1905 Martínez Fresneda consiguió imponerse a los otros dos candidatos al lograr el apoyo de 4.177 electores, de los 10.424 que integraban el censo electoral, entre los que 7.343 hicieron uso de su derecho a votar. Como ya sucediera en tantas otras elecciones, el acta del diputado del distrito de Chinchón fue fue también objeto de impugnación por parte de la oposición representada por el diputado Antonio Maura. En esta ocasión el partido en la oposición consideraba que Martinez Fresneda, debido a su condición de letrado del Consejo de Estado, incurría en uno de los supuestos de incompatibilidad que marcaba la ley.

En la sesión plenaria del Congreso celebrada el 20 de octubre, según publica el diario El Imparcial, Antonio Maura se mostró contrario a aprobar el acta de Martínez Fresneda, que había sido declarada apta por la Comisión, por considerar que incurría en un caso claro de incompatibilidad. Maura comparó la situación del diputado electo por Chinchón con la de otros parlamentarios que habían visto como se impugnaba su elección pero no consiguió que el pleno revocara la elección de Martínez Fresneda y el diputado fue ratificado por noventa votos a favor y cuarenta y uno en contra.

El trabajo de Francisco Martínez Fresneda como representante del distrito de Chinchón resultó efímero ya que la legislatura sólo se extendió por un periodo de dos años. Convocadas de nuevo elecciones para el día 21 de abril de 1907, de nuevo el turnismo permitió que un diputado conservador y ya conocido en el distrito, el militar Pedro Martínez Calvo, consiguiera de nuevo el acta de diputado por Chinchón. Frente a su candidatura por el Partido Conservador, Julio Freire y Sánchez, independiente, y Carlos Díaz Valero, republicano, optaban, de nuevo sin éxito, por obtener el acta de diputado por el distrito. En esta ocasión Martínez Calvo resultó reelegido por una amplia mayoría y con los votos de 6.906 electores, de un total de 7.201 votantes y un censo de 10.497 electores.

Raboso Castellanos obtiene por primera vez el acta por el distrito de Chinchón

En las elecciones de 1910, un año en el que España vivía la resaca de los sucesos de la denominada Semana Trágica de Barcelona, se produce la irrupción como candidato en el distrito de Chinchón de un político que podría personificar en su figura el desprestigio que sufría la política en esos años de comienzos del siglo XX. Hablamos de Juan de Dios Raboso Castellanos, buen ejemplo de alguien que consigue hacer de la política una profesión muy rentable a partir de unos orígenes humildes que no le impidieron ascender y progresar en el Partido Liberal, y eso a pesar de que tampoco contaba con una formación de partida que le facilitara su trayectoria.

En su primera aparición en el distrito electoral de Chinchón Juan de Dios Raboso Castellanos se enfrentó nada menos que a Luis Ibarra y Céspedes. Su rival y candidato conservador contaba con todas las bazas para conseguir el escaño en el Congreso por un distrito que, en ninguna manera, le resultaba ajeno: su padre, Manuel Ibarra y Cruz, ya logró vencer y representar al distrito de Chinchón en las elecciones de 1881 y 1886. Por si fuera poco, Ibarra y Céspedes también era sobrino de Valentín Céspedes y Céspedes, hermano de su madre y también diputado electo por el distrito en los comicios de 1899 y 1901. Con estos antecedentes, no resulta extraño que la victoria de Raboso Castellanos en las elecciones del 8 de mayo de 1910 fuera tan bien recibida en un periódico republicano como El País donde se calificaba a su rival, Luis Ibarra, como el cacique conservador.

Pero de ninguna manera esta victoria de Raboso fue fácil y, como era habitual en el distrito, tampoco estuvo exenta de polémica. Lo cierto es que la contienda electoral -ganada a nivel nacional con holgura por el político liberal José Canalejas- fue una de las más reñidas en el distrito electoral de Chinchón en unos comicios en el que el censo electoral fue el más elevado de toda su historia. Nada menos que 10.847 electores formaban parte de un censo que, además, acudió masivamente a las urnas donde votaron 9.135 electores.

Según publicaba El Correo Español, Juan de Dios Raboso consiguió 4.870 frente a los 4.164 votos logrados por su rival Luis Ibarra (El Correo Español, 12 de mayo de 1910).

Con una ventaja muy ajustada, cierto, pero el candidato liberal conseguía así su primer triunfo en un distrito con el que no tenía más relación que algunas propiedades en el municipio de Chinchón. Como veremos en próximas entregas, no sería ni mucho menos la única ocasión en que Raboso Castellanos lograse la representación del distrito de Chinchón en el Congreso de los Diputados, un logro personal que, por su modesto origen, resultaba difícil predecir.

Juan de Dios Raboso Castellanos había nacido en la localidad manchega de Alcazar de San Juan. Hijo de un molinero, Raboso ejerció este oficio en sus primeros años antes de pasar a convertirse en ferroviario como factor de la estación de su localidad natal. Se cuenta que cuando partió hacia Madrid desde Alcazar aseguró que no pararía hasta ser concejal de la capital de España. No defraudó estas expectativas Juan de Dios Raboso pues no sólo consiguió ser concejal del Ayuntamiento de Madrid sino que llegó a teniente de alcalde además de diputado provincial. Y, por supuesto, diputado en el Congreso hasta en seis legislaturas.

Tan fructífera carrera política, desarrollada a lo largo de dos décadas tanto en el distrito de Chinchón como en el de Priego (Córdoba), nos muestran a un político ambicioso, muy bien relacionado con los dirigentes de su partido y siempre dispuesto a demostrar sus influencias en los distritos a los que representaba. Apodado por sus comienzos laborales como Juanito el ferroviario, Raboso pudo desarrollar su carrera sumándose, según conviniera, a la corriente de José Canalejas, a la del conde Romanones o a la de Niceto Alcalá Zamora. Esté, en sus Memorias, dedica unas líneas a Raboso Castellanos en las que dibuja su trayectoria en el Partido Liberal y sus rasgos más significativos:

Persona muy original en medio de su oscuridad modesta. De origen muy humilde, antiguo factor de estación, cuado ya hubo adelantado bastante en la vida, suplía con un gran sentido su total falta de cultura, detenida en las primeras letras. Bajo, grueso, panzón, nacido en el riñón mismo de La Mancha. Me había seguido en 1913 y como alegara que con ello comprometía su inseguro distrito de Chinchón, le indemnicé con dos actas con Priego, muy a disgusto de mis amigos, hasta que en 1918 pudo recobrar la anterior a la suya.


 Alcalá Zamora lider del Partido Liberal en el que militó Raboso Casatellanos

Denuncia de irregularidades en la elección de Raboso Castellanos

La primera elección de Juan de Dios Rabosos Castellanos como diputado por el distrito de Chinchón provocó, por enésima vez, las denuncias por prácticas irregulares en los momentos previos a la celebración de las elecciones. En este caso, el candidato perdedor, Luis Ibarra y Céspedes, denunció ante el Tribunal Supremo, tal como exigía una reforma de la Ley Electoral, todo el proceso y solicitó la revisión del expediente de la elección. Ante esta solicitud, el informe del Tribunal Supremo no encontró motivos de anulación e informó en el siguiente sentido:

(…) Resulta del acta de escrutinio general que en ella no se consignó protesta ni reclamación alguna. (…) Teniendo en cuenta que los documentos presentados por D. Luis Ibarra y de Céspedes no constituyen pruebas que merezcan ser atendidas y estudiadas, el Tribunal ha acordado devolver este expediente electoral al Congreso sin calificación de ninguna clase y como completamente limpio y exento de reclamación. Madrid 3 de Mayo de 1910.

Tras emitirse este informe, sus conclusiones se leyeron en la sesión del Congreso de los Diputados celebrada el 20 de junio de 1910. Según se recoge en el Diario de Sesiones de esa fecha, el diputado conservador Montes Jovellar asumió la defensa de la propuesta contraria a probar el acta de Juan de Dios Raboso y manifestó ante el pleno las supuestas irregularidades que se registraron en los días previos a la celebración de las elecciones. Entre otras consideraciones, Montes Jovellar manifestó:

(…) Es ésta una de aquellas elecciones en que se pone de manifiesto que de nada sirven las garantías que da la nueva ley cuando las autoridades, tanto locales como provinciales, se convierten en agentes electorales de uno de los candidatos, y ponen al servicio de uno de ellos todos los medios y todas la atribuciones que su cargo les da. (...) En estas condiciones es imposible ir a la lucha.

En cada paso que se da en el examen de la preparación de esta elección y en el desarrollo de la misma, se ve más claro hasta dónde llegaron las influencias ministeriales, y, sobre todo, las del gobernador civil, para dar el triunfo a uno de los candidatos que luchaban en el distrito de Chinchón. Empezó el gobernador civil por las consabidas llamadas a los alcaldes, que todos los días tenían que venir a Madrid (…).

A continuación de estas llamadas, y demostrando el gobernador civil a los pueblos que del terreno de las amenazas pasaba al de los hechos, conforme les había anunciado, si no se prestaban a lo que exigía, comenzó el envío de delegados, siempre para investigar la administración que había en los pueblos, y los envió, entre otros, a Brea, Valdilecha, Fuentidueña, Villamanrique de Tajo y Valdaracete, e inmediatamente fue suspendido el Ayuntamiento de Brea (…).

Se enviaron el día de la elección a los pueblos más delegados que pueblos tiene el distrito, y en algunos de ellos, los delegados, haciéndose acompañar de la guardia civil, arengaban a las masas contra el candidato conservador, favoreciendo así al otro, y dando ejemplo de la imparcialidad con que debían ir allí para mantener únicamente el orden, y con sus predicaciones lo que hacían era fomentar al desorden.

Creyó, además, el señor gobernador civil que era necesario ocupar militarmente el distrito, y la víspera de la elección salió un tren de Madrid lleno de guardia civil, mandada por jefes y oficiales, que se fue repartiendo por los pueblos del distrito.

(...) Para dar idea del uso que se hizo de la guardia civil, basta decir que por orden del delegado del gobernador, en el pueblo de Colmenar, se rodeó la casa en que estaba uno de los candidatos conservadores, y no se dejó en todo el día entrar ni salir a nadie en dicha casa.

(…) En Morata de Tajuña fue nombrado delegado del gobernador el propio alcalde;

éste creyó que por ser alcalde y delegado debía ser el director de la lucha electoral, y cuando se abre el colegio y va a penetrar en él el notario se encuentra éste con que el delegado ha permanecido dentro del colegio durante la constitución de la Mesa, dando las instrucciones oportunas. Entra el notario en el colegio, y en lugar de ser el presidente de la Mesa

el que le exigiera la justificación de su personalidad, es el propio delegado quien se la exige.

Allí no hubo alteración del orden público, no hubo indicios siquiera de que pudiera producirse,

y, sin embargo, el delegado del gobernador permanece constantemente dentro del colegio y presencia el escrutinio. Se hace el escrutinio, y faltando a lo que preceptúa terminantemente la ley Electoral, no son leídas las papeletas por el presidente, sino por uno de los interventores; se consigna la protesta, se levanta acta notarial, y en lugar de ser el presidente, los interventores y los adjuntos, los que contesten a las protestas, como es usual y corriente, el delegado no deja hablar al presidente, ni a los interventores, ni a los adjuntos; él por su propia cuenta contesta a todas las manifestaciones que se hacen y a todas las protestas que se consignan. Esto queda de-

mostrado con el acta notarial que obra en el expediente.

No sigo, porque los hechos enunciados son más que suficientes para demostrar la imparcialidad, legalidad y buena fe con que por parte de los elementos oficiales se ha presenciado la lucha electoral en el distrito de Chinchón.

Tras la intervención de Montes Jovellar, intervino en defensa de la limpieza de las elecciones el diputado liberal Alcalá Zamora:

(…) En realidad, pudiera cumplir la fácil y sencilla misión que me ha confiado el Sr. Raboso con solicitar vuestra atención sobre este dictamen del Tribunal Supremo, en cuyos resultandos se afirma que el acta no contiene protestas ni reclamaciones, en cuyos fundamentos se consigna que las alegaciones del Sr. Ibarra y Céspedes no constituyen pruebas que merezcan ser atendidas, y en cuyas conclusiones se hace constar que devuelve el acta al Congreso sin calificación de ninguna clase, como completamente limpia y exenta de reclamaciones. Ante un dictamen tan absoluto y terminante en sus pronunciamientos y en sus fundamentos, huelga todo comentario, que por extenso que fuera valdría menos que esa concisión rotunda (…).

A continuación, el futuro presidente de la II República rebatió los argumentos del diputado conservador:

(…) Hay una suspensión única, la del Ayuntamiento de Brea, sistema que, si fue de la iniciativa del Sr. Raboso, dio tan malos resultados, que lo abandonó, e hizo bien, porque el pueblo de Brea es uno de los pocos en que el señor Ibarra ha ganado la elección, viéndose por esto que el intento, si existió, no respondió al fin que S. S. le atribuye.

¡La delegación en el pueblo de Morata de Tajuña! Cualquiera que hubiese oído hablar de tal delegado creería que se había mandado a un electorero profesional, lanzado desde Madrid al distrito de Chinchón, y este delegado no necesitaba que se le confiriese tal delegación para estar investido de autoridad. Su nombramiento, si lo hubo, fue un pleonasmo administrativo (…).

El alegato de Alcalá Zamora en defensa de su compañero Raboso Castellanos finalizó con lo que definía como historia caciquil del distrito de Chinchón:

(…) me va a permitir S.S. que le diga una cosa y es que no la haga arrancar del 1º de enero de este año, ni de octubre anterior, cuando el Partido Liberal vino al poder. La historia caciquil del pueblo de Chinchón, como todas las historias, se remonta más y en este caso pudiese ser no mala base el cómputo de arrancar de veinticinco años de dominación seguida, sumando la influencia de la fortuna personal y la posesión de todos los organismos oficiales de ese distrito de ambiente tan propicio que, siendo rural, permite que se desarrolle el cacicato y estando a las puertas de Madrid, hace que la actuación de todos los organismos administrativos, llegue intensa, rápida, sin perder en la transmisión su energía ni su eficacia (...).

Tras esta intervención, la Cámara aprobó el informe a favor del acta de Juan de Dios Raboso Castellanos. Fue su primer triunfo en el distrito, pero no sería la última ocasión que se cuestionara la limpieza de su elección.


Fuentes y bibliografía:

  • Madrid en la sociedad del siglo XIX. Vo.l 1. Consejería de Educación. Edición a cargo de Luis E. Otero Carvajal y Ángel Bahamonde. Secretaria General Técnica. Servicio de Publicaciones. Madrid, 1986.

  • Congreso de los Diputados. Diario de sesiones. Serie Histórica. www.congreso.es.

  • Oratoria y periodismo en la España del siglo XIX. Seoane, María Cruz. Fundación Juan March-Editorial Castalia. Madrid, 1977

  • El sistema electoral de la Constitución de 1845. Ull Pont, Eugenio. Revista de Derecho Político, nº 39. 1994., pp. 107-157. Departamento de Derecho Constitucional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.

  • O´Donnell. Perez Galdós Benito. Biblioteca digital abierta.Textos .info. 2018.

  • La revolución de julio. Pérez Galdós, Benito. Biblioteca Virtual Universal. 2003.

  • Memorias de hombre de acción: El sabor de la venganza. Baroja, Pío. Rafael Caro Baggio. Madrid, 1921.

  • Memorias de un ministro de Alfonso XIII (1877-1930. Alcalá Zamora, Niceto.La Esfera de los Libros. Madrid, 2013.

  • Hombres, lugares y cosas de La Mancha. Apuntes para un estudio médico-topográfico de la comarca. Fascículo 1. Mazuecos, Rafael. Fundación Mazuecos. Alcazar de San Juan. Junio 1951.






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