El 21 de julio de 1901 se inauguró el tramo del ferrocarril entre Arganda-Morata
Los periódicos más importantes de la época recogieron la noticia de la llegada del ferrocarril
En 1901, finalmente, los vecinos de Morata vieron cumplido su deseo de
que el pueblo contara con un nuevo
medio de transporte, el ferrocarril. Pese a todas las dificultades que se han descrito en los
capítulos anteriores, el tren llegó a la villa el domingo 21 de julio de 1901. La empresa concesionaria del ferrocarril había conseguido salvar los problemas
económicos que habían acompañado al proyecto desde sus inicios, varios años
antes, y consiguió llevar el tren a Morata. Las dificultades llegaron incluso hasta
el día anterior a la inauguración del trayecto y un accidente en el viaje de
pruebas, podría haber empañado este acontecimiento. Según publicó La Época el 24 de julio, el día 20, fecha
previa a la inauguración, uno de los ingenieros de la compañía que comprobaba
el estado de las vías entre Arganda y Morata sufrió una aparatosa caída:
Al pasar el tren por una de las
atarjeas de la vía se detuvo, y el ingeniero jefe bajó del coche para comprobar
algunos detalles. Al atravesar la alcantarilla resbaló el Sr. Delchevalerie y
cayó desde una altura de cinco metros, produciéndose una conmoción y fuertes
contusiones en la espalda. Por fortuna las consecuencias de la caída no han
sido tan graves como pudo temerse en un primer momento, y el Sr. Delchevalerie
se encuentra en estado relativamente satisfactorio.
Este accidente no impidió que, al día siguiente, la compañía promotora
del Ferrocarril del Tajuña, deseosa de que la nueva línea se diera a conocer
entre los madrileños y los futuros usuarios no ahorrara en medios a la hora de
promocionar la inauguración. Los periódicos y revistas más importantes de la
época fueron invitados al viaje inaugural y al día siguiente en toda la prensa escrita apareció la
noticia. Veamos una selección resumida de estos reportajes:
La inauguración del tramo
Morata-Arganda en la prensa
Heraldo de Madrid, 22 de julio de 1901
De Madrid a Morata-Inauguración
de un trayecto
Tras las tapias del frondoso
Retiro se ocultaba, así como avergonzada, ente el caudal de polvo que levantan
los carruajes, una estación pequeña y (…) arranque de una modestísima vía
férrea que no tenía nada que envidiar a la del tranvía del vapor de Vallecas.
Hoy la decoración ha cambiado.
Una sociedad poderosa ha empezado a imprimir vigoroso impulso a la moribunda
línea, para transformarla en importante y vasto venero de riqueza, en arteria
robusta de la red general de ferrocarriles españoles. Todo allí ha sufrido
modificación al hacerse cargo de la línea la Sociedad belga de Caminos de Hierro.
Los coches son nuevos y cómodos,
hallándose dotados de timbres eléctricos para caso de alarma. El primitivo
material fijo, convenientemente sustituido o remozado, ofrece más garantías de
solidez que antes, y en general observase en toda la línea un ambiente de vida
y entusiasmo que denuncia prosperidades innegables.
La expedición organizada para
inaugurar el trayecto de Arganda a Morata de Tajuña, salió de Madrid a las diez
de la mañana. Era numerosa y muy grata, lo suficiente para contrarrestar con
sus atractivos las amarguras de un sol despiadado, que nos persiguió hasta el
señorial palacio del marqués de Torneros, punto de Morata, encantador y fresco,
en donde se había de solemnizar bucólicamente el acontecimiento del día.
En Arganda, el pueblo entero
nos recibió con grandes demostraciones de júbilo, aguantando allí a pie firme y
asándose materialmente, la ceremonia religiosa que celebró el señor obispo de
Sión para bendecir la cabeza del nuevo proyecto. Calcúlese lo que pasaría en
Morata, radiante de gozo, por verse beneficiada con los progresos de un
ferrocarril con que soñaban hace muchos años.
La estación, el trayecto de
ésta al pueblo, los balcones, la iglesia, todo estaba cuajado de gentes con los
trajes domingueros, alegres como las banderas que tremolaban en las paredes y
arcos de follaje. A los gritos de entusiasmo del pueblo, (…) los sones de la
banda, el vuelo de las campanas, el chasquido de los cohetes que surcaban el
espacio, ahogando el lejano pitar de la locomotora que quedaba en la estación
haciendo maniobras. En el templo se entonó un solemne Tedeum y poco después, en
el legendario patio del palacio de Morata, que habitó a temporadas Carlos IV,
bajo un hermoso emparrado que apenas si permitía el acceso del sol, la Casa
Lhardy sirvió uno de sus espléndidos banquetes. (…) Una hora después se
organizaba el regreso a Madrid y llegábamos aquí a las nueve, recordando el
cantar:
Morata de Tajuña
Con sus arroyos
Se crían sus mujeres
Como pimpollos
R. E.
El Ferrocarril del Tajuña (Foto de Narciso Pérez Zubizarreta, 1902)
El Globo, 21 de julio de 1901
De Madrid a Morata-Nuevo
Ferrocarril
La vía ferroviaria de Madrid a
Arganda cuenta desde ayer con un trozo más ya en explotación. El nuevo trayecto
es de 17 kilómetros, que sumados a los 28 con que cuenta el anterior, suman 45
como total de los que actualmente están en explotación.
El nuevo trozo inaugurado ayer
es el que comprende desde Arganda, punto donde terminaba antes la línea, y el
importante pueblo de Morata de Tajuña. La línea nueva está trazada en perfil
atrevido y recorre la parte más bonita de aquella comarca. El material móvil es
nuevo y cómodo, siendo sus coches como casi todos los adoptados por las líneas
de vía estrecha, tales como el del Cantábrico y de San Sebastián a Zarauz. Están
dotados de suficientes comodidades y lo que es más importante, de timbres de
alarma que, poniendo en comunicación a todos los coches que forman el tren con
el furgón del conductor, permiten en un momento dado, detener la marcha y
acudir en auxilio del viajero, si es que esto fuese lo que le obligó a hacer
uso del timbre.
(…) Como desde aquel punto [Arganda] es donde empieza la nueva
línea, el Consejo de la Compañía había acordado que allí fuese bendecida la
máquina que por vez primera iba a recorrer oficialmente la nueva vía.(…) Puesto
de nuevo en marcha el tren inaugural, tras recorrer el trazado nuevo, llegó al
pueblo de Morata, término por ahora de la línea. Al son de la Marcha real hizo
su entrada en aquella estación y al compás de las exclamaciones de los
numerosos vecinos de Morata, que sentíanse alegres y regocijados con la nueva fuente de vida y progreso con que
desde ahora cuentan.
(…) En elocuentes palabras,
pronunciadas en francés, [el presidente de la compañía] brindó por su patria, a
la que desde lejos dedicaba un recuerdo, y por España, en la que al presente se
halla, y a la que ya ama, como si en ella fuese nacido, saludando al progreso
que en ella se manifestaba cada día más creciente, y en la cual empleará todos
sus conocimientos técnicos, así como los medios que la compañía belga por él
representada posee. (…) Cerca de las siete era cuando los expedicionarios
emprendieron el camino de regreso a Madrid (…).
El Liberal, 22 de julio de 1901
Madrid-Arganda-Morata
(…) Íbamos a inaugurar el trozo
de ferrocarril de Arganda a Morata de Tajuña, que la Sociedad Belga de Caminos
de Hierro y otros negocios industriales en España abrirá al servicio público en
los primeros días del próximo agosto.
Entre arcos de follaje,
aclamaciones de júbilo, disparo de cohetes y general algazara, el obispo de Sión
bendijo en la estación de Arganda la cabeza de la nueva vía; volvimos a subir a
nuestros departamentos, y poco después, atravesando la hermosa vega de pletóricos olivares y bien
cultivadas viñas sin tropiezo alguno; sin que se confirmaran los temores más o
menos oficiales entrábamos en el andén de Morata entre el clamoreo de hombres,
mujeres y niños, que desde los vagones de balastro, desde los techos de los
coches de vía muerta y desde los cerros inmediatos daba rienda suelta a su
entusiasmo, al ver convertida en realidad su constante ensueño, su anhelado
ferrocarril.
(…) Morata es un pueblo muy
rico; sus vinos compiten admirablemente con los de Arganda, y sus vecinos son
gente instruida; los maestros ¡cobran! Hasta la maestra superior es de las más
superiores de la provincia. Más de cien comensales sentáronse alrededor de las
mesas, y la comida se sirvió amenizada por la música del pueblo; el bello sexo
estaba numerosa y escogidamente representado.
(…) Los jefes de las estaciones
de Madrid, Arganda y Morata, Sres. Padilla, Sola y Peña, respectivamente, el
factor Sr. Capa y el monitor de la Compañía, Sr. Arjona, realizaron
inteligentemente sus respectivos servicios.
A las seis, la engalanada
máquina lanzó al aire su silbido estridente, y entre nuevos vítores y clamores
abandonó el tren la simpática Morata, y yo me arrellané en el cómodo vagón.
Seguramente convencido de que ya no aparecerían por la ventanilla la carabina y
el tricornio del guardia civil invitándome a desenterrar la carcomida chocolatera del desvencijado convoy
de antaño…
Eduardo Rosón
La Correspondencia de España, 22 de julio de 1901
El nuevo ferrocarril de Morata
a Arganda
(…) El obispo de Sión bendijo
la máquina Tajuña que ha sido la que ha hecho todo el recorrido indicado (…). A
la una de la tarde llegamos a Morata. Puede decirse que estaba todo el pueblo
en la estación.]
La comitiva se dirigió a la
iglesia. (…) En la iglesia admiramos una Concepción de Goya [¿?], que está en
el fondo del altar mayor. En la plaza del pueblo se había colocado una fuente
de vino en la que apagaban su sed los mozos del pueblo (…).
La Época, 22 de julio de 1901
Inauguración de un ferrocarril
De Madrid a Morata de Tajuña
Salida de Madrid-Atravesando el
Sahara-La Azucarera de Madrid-Llegada a Arganda-Bendición Episcopal-En
Morata-El palacio de Altamira-El banquete-Regreso.
La línea del ferrocarril de
Madrid a Arganda estaba no hace mucho tiempo en estado de gran abandono, hasta
que las quejas del público y de la Prensa lograron que el gobierno diera por
caducada la concesión en vista de las deficiencias del servicio.
No existía cuadro de marchas y
el material era tan defectuoso que se cuenta que un día los viajeros tuvieron
que apearse del tren y empujarle para que pudiera subir una cuesta. Hay que
advertir que esto lo contaba un andaluz.
Caducada la concesión hace tres
meses se encargó del servicio previa adjudicación la sociedad Belga de Caminos
de Hierro, que tiene otros importantes negocios industriales en España.
Con actividad digna de elogio,
la nueva sociedad construyó y adquirió en España y en Bélgica un material ferroviario
nuevo y de moderna construcción y dio gran impulso al ramal que habrá de
enlazar a Arganda con Morata de Tajuña, cuya inauguración oficial se verificó
ayer con asistencia del Consejo de Administración de la citada Compañía, de
varios diputados provinciales, ingenieros y representantes de la prensa
madrileña.
A las diez de la mañana, hora
señalada para partir, ya se encontraban en la estación del Niño Jesús, situada
detrás del hospital del mismo nombre, los invitados a la inauguración, que eran
recibidos por el alto personal de la Sociedad belga, compuesto del presidente,
el senador belga Mr. Victir Fris; del administrador, Mr. Franck, y de los Sres.
Beckman y Rivadeneyra, administrador y consejero, respectivamente.
(…) A las diez y media, el tren
compuesto de dos coches de primera, dos de segunda, y dos de tercera, adornados
con banderas españolas y belgas, se puso en marcha. El calor a aquella hora de la mañana era tan grande dentro del tren,
que a duras penas podían soportarlo los expedicionarios. Uno de los viajeros,
que llevaba un termómetro de bolsillo, pudo comprobar que la temperatura que se
disfrutaba dentro de los coches era de 41 grados.
Desde la estación de Madrid
hasta el apeadero de Montarco no se ve en el camino ni un árbol, ni una rama.
Diríase, al contemplar aquella extensión de tierra pelada, que se cruzaba el
Sahara.
Pasada la estación de Fortuna
la vegetación es frondosa, debido a la proximidad del río Henares, que cerca de
Vicálvaro se une con el Manzanares. Corpulentos pinos y chopos bordean el
camino desde antes del magnífico puente de hierro, que se encuentra cerca de la
Azucarera Madrileña, hasta la misma estación de Arganda.
La Azucarera Madrileña, de la
que es principal accionista el exministro de Hacienda Sr. Navarro Reverter, es
un edificio magnífico, en el cual tienen ocupación centenares de obreros.
Actualmente se trabaja en el cultivo de la remolacha, que a principios de
invierno se convertirá en azúcar.
A la una se emprendió la marcha
por la nueva línea que enlaza Arganda con Morata de Tajuña.
Para que las pruebas oficiales
fueran reglamentarias, los ingenieros de la división del Gobierno cargaron
5.000 kilogramos de peso en el furgón de equipajes, con objeto de comprobar la
fuerza de arrastre de la máquina. Cuarenta minutos tarda el tren en recorrer el
trayecto que separa los dos pueblos.
El camino es muy bonito,
viéndose a derecha e izquierda grandes extensiones de viñedos y olivares,
principal riqueza de aquella comarca.
Cerca de la una y media llegó
el tren a la estación de Morata de Tajuña. Los vecinos del pueblo, al ver
aparecer la máquina, prorrumpieron en manifestaciones de entusiasmo. Se
lanzaron cohetes, las campanas de la iglesia fueron echadas a vuelo y la música
del pueblo interpreto, aunque no de modo muy perfecto, la Marcha Real. (…) Al
llegar frente al Ayuntamiento, una comisión de alcaldes de los pueblos del
distrito saludó a los expedicionarios.
(…) Tiene la iglesia de Morata
una joya de inestimable mérito que fue admirada y celebrada por todos. Es un
cuadro de Goya [¿?], que representa a la Virgen, teniendo en brazos al Niño
Jesús.
(…) Morata de Tajuña es un
pueblo muy bonito. Tiene 3.025 habitantes y se encuentra situado a la derecha
del río Tajuña, entre los términos de Arganda y Chinchón. Uno de los edificios
más notables es el hospital, fundado por Don Antonio López en 1670. En la plaza
de la Constitución existe un bonito teatro, de moderna construcción, y la Casa
Ayuntamiento, recientemente terminada.
El nuevo ferrocarril tiene gran
importancia para toda aquella comarca, y la empresa está construyendo varios
ramales, que unirán los pueblos de Chinchón y Colmenar de Oreja con las líneas
de Calatayud y Valencia (…).
E. M.
El Imparcial, 22 de julio de 1901
La Sociedad Belga de Líneas de
Ferrocarriles y Empresas industriales en España, dueña hoy de la vía férrea de
Madrid a Arganda, ha abierto a la explotación el primer trozo de los que se
propone construir para poner a Madrid, por lo pronto, en comunicación con zonas
tan importantes de producción agrícola, como Chinchón y Colmenar de Oreja.
Al adquirir la línea, la
compañía compradora emprendió su continuación y anteayer domingo inauguró un
nuevo trayecto que une a Arganda, punto donde ha tenido su término durante
algunos años, con Morata de Tajuña, pueblo importante y rico, y sobre todo,
dicho sea en justicia a sus vecinos y munícipes, toda vez que tiene al
corriente sus obligaciones en enseñanza.
De sobra conocida esta grata
tierra de los alrededores de Madrid, no hay que hablar al lector de los
encantos del paisaje hasta muy cerca de Arganda. Interminables cárcavas de cal
y yeso cortadas por estrechos valles que amarillean en rastrojo o esperando el
golpe de la hoz las cañas del mísero centeno, la vista descansa de tan
desesperante impresión de monotonía al entrar en la nueva sección.
El tren avanza a partir de
Arganda entre viñedos, cuyo intenso verdor quiebra el más pálido de los olivos,
hasta la misma entrada de Morata de Tajuña.
(…) Los coches, incluso los de
tercera, son amplios y cómodos, y todos están dotados del timbre de alarma para
detener la marcha del convoy en caso necesario (…).
Al entrar el tren en la
estación de Morata fue recibido a los acordes de la Marcha real y a los gritos
de júbilo del vecindario, que veían realizados sus anhelos. Poco después,
precedida de la banda municipal, a la que seguían la (…) de la parroquia, el clero y los invitados, cerrando la
marcha el numeroso popular, dirigiose abigarrado cortejo a la iglesia de la
villa, donde se cantó un Te Deum, terminado el cual, los expedicionarios de
ambos sexos, las autoridades locales y los morateños de distinción fueron
obsequiados por la empresa con un espléndido banquete, admirablemente servido
por Lhardy en el amplísimo patio del antiguo palacio de Altamira, hoy del
marqués de Torneros, sombreado por el denso ramaje de una parra peculiar.
No bajarían de ciento veinte
los comensales. (…).
La Última Moda, 4 de agosto de 1901
El ferrocarril de Madrid a
Arganda ha prolongado su explotación hasta Morata de Tajuña, dando vida a una
fértil región que desmiente la creencia de que en las cercanías de Madrid todo
es árido e ingrato a la vista.
La inauguración del nuevo
ferrocarril constituyó una fiesta muy hermosa que fue presenciada por no pocas
ilustres señoras, que asistieron al banquete que en Morata dio la Compañía
belga, rompiendo con buen acuerdo la costumbre de que a estos actos no concurra
el bello sexo.
El vecindario saludó a los
viajeros del primer tren que llegó al pueblo término del nuevo ramal, con
grandes muestras de entusiasmo.
Lo que es de desear es que el
ferrocarril continúe hasta Chinchón y Colmenar de Oreja, beneficiando los
intereses de estos pueblos tan importantes por su producción agrícola.
Revista Ilustrada de Banca,
Ferrocarriles, Industria y Seguros, 10 de agosto de 1901
Nada tan satisfactorio para
nosotros como presenciar un acto cualquiera que revele un progreso en nuestro
pueblo, y así explicado queda con cuánto placer recibimos la atenta invitación
con que para asistir a la inauguración del primer trozo de la prolongación del
ferrocarril Madrid a Arganda, que comprende el trayecto desde esta última
estación a la de Morata de Tajuña, tuvo la amabilidad de honrarnos D. Fernando
López de Rivadeneyra, administrador delegado de la Societe d´Etudes de Chemins
de Fer e d´Enterprises Industrielles et comerciales en Espagne y consejero
presidente de la Compañía de este ferrocarril.
Y ya que de un negocio de esta
sociedad hemos de ocuparnos, bueno es que consignemos que, aunque domiciliada
en Bruselas, no es tan belga como parecer puede por el título, pues debe su
vida a la iniciativa del sr. Rivadeneyra, primer fundador de la misma en la
capital de Bélgica, quien ha luchado con incansable afán por su desarrollo,
consiguiendo interesar en ella a tantos capitales españoles, que bajo este
aspecto es más de nuestra patria que extranjera, y si algo faltara para
aumentar el carácter español de la empresa el ilustre director de este
ferrocarril, D. Gustavo Cacho Saavedra, español es de la buena cepa, que ha
dedicado como aquel su inteligencia y sus esfuerzos a que fuera un hecho la
construcción de este ferrocarril, empleándose en tan patriótico objeto, no solo
capitales sino trabajo españoles, por lo que uno y otro se han hecho acreedores
a la gratitud general y recibieron en el acto que a narrar pasamos como simples
espectadores, gran número de felicitaciones entusiastas, justamente merecidas,
pero que en nuestra opinión, si bien les fueron sumamente agradables, no tanto
como el solemne acto que se iba a celebrar, al que asistían en representación
propia y como invitados importantes personalidades (…).
(…) Los coches puestos a
disposición de los expedicionarios, construidos en Zaragoza, con todos los
últimos adelantos, presentan un bello aspecto, además de ser sumamente cómodos,
que superan a los mejores de otras más pretenciosas compañías.
El tren, vistosamente
engalanado, partió rápido, despedido en la estación del Niño Jesús por multitud
de aclamaciones, y en menos de una hora nos transportó hasta Arganda, en cuyo
trayecto pudimos observar que la empresa ha hecho grandes mejoras en la línea,
y en aquella estación, a la que el pueblo en masa había acudido a recibir al
huésped mensajero de la prosperidad futura de aquella comarca pobre en fuerza
de rica, por cuanto le falta el principal elemento para la exportación de sus
productos, fue indescriptible el entusiasmo.
(…) y entre atronadores gritos,
frenéticos aplausos y disparo de innumerables cohetes, partió el tren inaugural
hasta Morata, adonde felizmente llegamos, oyendo a alguien que no tenemos el
gusto de conocer nominalmente, que dijo:
-A pesar de los temores más o
menos oficiales, hemos llegado, y ni se ha hundido el firmamento ni han
temblado las esferas.
Y lo que en Morata vimos es
indescriptible: los cerros, la vía, las avenidas todas de la estación
engalanadas con profuso follaje, estaban invadidas por muchedumbre inmensa que
mezclaba sus gritos de delirante entusiasmo al estampido de los cohetes que,
cual si creyeran estrecho el campo abierto, querían llevar a los aires la explosión
del entusiasmo que aquel pueblo sentía al ver realizado el más halagador de los
sueños, la más bella de las esperanzas: la de tener un ferrocarril que
exportara los productos que allí están menospreciados por falta de salida y les
proporcionará otros que por la dificultad de los transportes les resultaban
caros y forzosamente por este motivo escaseaban.
(…) Y terminado el festejo a
las seis de la tarde, emprendimos el regresos henchida el alma de satisfacción
por haber presenciado un paso avante por la senda del progreso, que ha de
reportar beneficios incalculables a aquella comarca pletórica de riqueza, que
hasta hoy se encontraba en la nada envidiable situación del que posee grandes
capitales y no tiene en qué emplearlos para no resultar improductivos (…).
Una jornada histórica para
Morata
En todas estas informaciones aparecidas en la prensa madrileña se
destaca por parte de todos los redactores la importancia que para la economía
de la comarca significaba la llegada del tren a Morata y la mejora que el nuevo
trazado había traído a toda la línea. El ambiente que se trasmite desde las
crónicas periodísticas, con la participación de la banda de música, la
celebración religiosa, la colocación de arcos y disparo de cohetes, es el mismo
que se repetirá años más tarde cuando, sucesivamente, el tren llegue a
Chinchón y Colmenar, y en el ramal que partía desde la estación de Tajuña, en las
inauguraciones de los tramos hasta Perales, Tielmes, Carabaña y Orusco. En
estos primeros años de la compañía, aún se pensaba que la línea tendría
continuación hasta Aragón e incluso hasta Valencia y qué mejor forma de
celebrarlo que con la organización de unos actos en los que no faltó el
banquete ofrecido por Lardhy en el Palacio de Altamira -a 60 pesetas el
cubierto- y la instalación de una fuente de vino en la plaza.
Muchos de los periodistas hicieron también referencia al mal estado de
las vías y el material móvil del trayecto Madrid-Arganda hasta la inauguración
y el cambio observado en los nuevos vagones y locomotoras tras la inyección
económica que se produjo tras la entrada de la sociedad belga. En este sentido
la inauguración del tramo hasta Morata –y el siguiente año de los tramos hasta
Chinchón y Colmenar de Oreja- significó una mejora en el material de la línea.
Según el Anuario de Ferrocarriles
Españoles, publicado en 1904 pero con datos de 1903, de las tres locomotoras que
prestaban servicio en la línea Madrid-Arganda hasta 1901 se había pasado a las
doce locomotoras con las que contaba el trazado ampliado; de un total de 58
vagones en la línea hasta Arganda a los 144 en el trazado que llegaba hasta
Colmenar (1 de lujo, 3 de primera clase, 2 de segunda clase y 14 de tercera
clase, más los destinados a mercancías). Lógicamente, los ingresos también
crecieron tras la ampliación y mejora de la línea ferroviaria: si en 1901 la
línea hasta Arganda sumó 197.969 pesetas de ingresos, en 1903 los ingresos
totales de la compañía del Ferrocarril del Tajuña alcanzaron la cantidad de
463.976 pesetas, con un incremento superior al 100% en el transcurso de dos
años.
Bibliografía
Anuario de Ferrocarriles. Año 1898, 1901 y 1902 y 1904. Enrique de
la Torre. Imprenta Central de los Ferrocarriles. Madrid.
Periódicos citados en el texto.
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