Avenida de la Constitución (Camino Real a San Martín, calle del Rosario, calle que va de Nuestra Señora del Rosario a la Plaza, plazuela de Don Gregorio, calle de la Carnicería, avenida de José Antonio)
Históricamente en esta calle se localizaron mesones, colegios, el juzgado, la casa de labranza de los dominicos y la ermita del Rosario
La vía urbana que
actualmente conocemos como avenida de la Constitución -denominación con que se
la conoce desde el año 1996- ha tenido a lo largo de la historia numerosos
nombres, incluso en determinados periodos su trazado actual, desde la plaza
Mayor hasta la salida del municipio, tenía denominaciones diferentes según los
distintos tramos de la calle. Por su carácter céntrico en el entramado urbano
de Morata, en esta vía, que desde siempre fue la salida natural de Morata hacia
Madrid y San Martín de la Vega, se localizaron diversos servicios públicos (Colegios,
carnicerías públicas, local para los serenos y el control de abastos
municipales, toriles de la plaza de toros provisional, los juzgados, una
ermita…).
Las primeras referencias
históricas de esta avenida las encontramos en el Catastro de Ensenada. Por esa
época, mediados del siglo XVIII, los registros catastrales recogen varios
apuntes con referencia a esta calle de la villa aunque, según veamos los
distintos documentos que conforman el catastro de Morata, sus redactores
asignan a esta calle denominaciones diferentes.
Así, en el tramo que va
desde la plaza Mayor hasta el edificio Mac Crohon –donde en esos años se
localizaba la casa de labranza de los frailes dominicos-, la calle se
denominaba, indistintamente camino Real a
San Martín o calle que va de la Real
de Arganda a la Fuente. Esta última denominación, que hace referencia a la
actual calle Real (obviando que la calle partía y parte realmente de la plaza
Mayor), tal vez nos está indicando que en esos años, en torno a 1751, ya
existía la fuente y abrevadero que hasta los años setenta del siglo pasado se
localizaba junto al edificio Mac Crohon. Este tramo concreto, también se
conoció en distintos momentos históricos como calle de la Carnicería, en
referencia a que allí se situó el local del concejo destinado al abasto de la
carne.
La zona situada justo enfrente
del edificio Mac Crohon, se identificó hasta los años de la guerra civil como plazuela de Don Gregorio, denominación
para la que no hemos encontrado documentación en la que se base este nombre.
Por último, la denominación del tramo que va desde el cruce con las actuales
calles del Espejo y Manuel Mac Crohon hasta la salida de Morata siempre estuvo
relacionado con la existencia de una ermita dedicada a la virgen del Rosario,
de ahí la identificación de esta parte de la calle con esta advocación mariana
(En el siglo XVIII aparecía en el catastro con el nombre de calle que va de Nuestra Señora del Rosario a
la plaza y posteriormente el nombre se simplificó como calle Rosario, denominación que actualmente recibe una de las
calles perpendiculares que desembocan en la avenida de la Constitución).
En el centro de la imagen, la avenida de la Constitucion en el año 1961
Edificios
y servicios públicos
Los edificios situados en el
comienzo del trazado de la actual avenida de la Constitución siempre han estado
bajo el control del ayuntamiento, cuya fachada norte configura el inicio de la
calle. Este lateral del ayuntamiento con fachada al camino Real que va San Martín, según el Catastro de Ensenada, tenía
una longitud de 14 varas, unos 12 metros. Justo enfrente de esta fachada del
edificio del consistorio, se localizaron hasta los años setenta del pasado
siglo -momento en el que fueron enajenadas y salieron del patrimonio
municipal- distintas edificaciones
de propiedad pública que a lo largo de la historia se utilizaron para servicios
municipales (Hospital de pobres, carnicería pública, cuarto de los serenos y de
medida de los abastos públicos e, incluso, toriles de la plaza de toros
portátil).
Hospital
de Pobres. Este edificio, que originariamente fue el hospital de Pobres o de Vallejo*,
que ocupaba hasta los años setenta del pasado siglo el espacio de los antiguos
toriles, la taberna La Taurina, una
peluquería y una vivienda –también albergó durante algunos años el cuartel de
la guardia civil-, y que fue uno de los rincones más emblemáticos de la plaza Mayor
hasta su demolición, cumplió la labor de asistir a los pobres pasajeros hasta
que la desamortización de Mendizábal en el primer tercio del siglo XIX forzó el
cambio de titularidad.
Hasta la desamortización,
estas instituciones de beneficencia se adscribían a la iglesia –de hecho su patrimonio
aparecía en el catastro como bienes eclesiásticos-. A partir de entonces pasó a
patrimonio municipal, tal vez debido a que el ayuntamiento adquirió su
propiedad al no existir postores particulares que acudieran a las subastas con
las que se enajenaron los bienes de propiedad eclesiástica.
La primera referencia
documental a este edificio aparece en las relaciones topográficas que ordenó
elaborar Felipe II -1580- en todas las villas y ciudades del reino. En la
correspondiente a Morata, en la respuesta al capítulo treinta y nueve, los
redactores indican que:
En
la dicha villa hay un hospital, adonde con mucha caridad se reciben los pobres
viandantes, así los sanos como los enfermos, curándoles y dándoles lo
necesario.
Pese a denominación como
hospital, estas instituciones de origen medieval no pasaban de ser un lugar en
el que encontraban refugio y una modesta ración de comida los pobres viandantes
–pasajeros- que llegaban a Morata y a otras villas luchando contra su pobreza.
Para poder realizar esta labor
asistencial, el hospital de pobres o de
Vallejo disponía de un magro patrimonio de fincas rústicas, recogido en el
catastro, con cuyas rentas se financiaban los gastos de la institución:
Tierras propias del Hospital
que llaman el Antiguo de la Plaza para los pobres pasajeros
Tierras de riego de buena
calidad
5 fanegas en los parajes de El
Coso, El Burrueco y La Callejuela.
Tierras de secano de mediana
calidad
1 ½ en Las Cabrizas.
Las tierras las tiene
arrendadas Francisco de Corpa que paga anualmente 156 reales.
Censos a favor
Francisco de Recas y Pedro
Niñolero, 6 reales y12 maravedíes.
Manuela de Cuevas, vecina de
Carabaña, 6 reales y 12 maravedíes.
Herederos de Joseph Ruiz Bravo
6 reales y 6 maravedíes.
Jacinto Ortiz, 6 reales y 6
maravedíes.
Joseph Hurtado, 6 reales y 6
maravedíes.
Theresa Lebrero, 4 ½ reales.
Antonio de Corpa, 18 reales.
Marqués de Espinardo, 17 reales
y 22 maravedíes.
Antonio de Corpa, 11 reales
Francisco de Peces ,24 reales y
medio.
Francisco Perogordo, 26 reales
y medio.
Antonio Benavides, 10 reales y
10 maravedíes.
Herederos de Robustiano El
Rubio, 6 reales y 6 maravedíes.
Cargas en contra
Tiene de pensión esta hacienda
cada año 96 reales de derechos de patrono, mayordomo y hospitalero.
Si a los poco más de trescientos reales de ingresos anuales se le
restan los gastos del hospitalero, nos podemos hacer una idea de los escasos
recursos de los que disponían estas instituciones que trataban de solventar la
miseria que asolaba a muchos españoles.
Rodeada por el edificio de
lo que fuera históricamente el hospital de pasajeros también existió una
dependencia de propiedad municipal cuya propiedad se recoge en el Catastro de
Ensenada:
Habitación
del Ayuntamiento (...). Y que también tiene
como propio esta villa las casas de Ayuntamiento, Matadero y Carnicería, lo que
no le produce utilidad alguna por ser para sus respectivos ministerios. Y así como tres ducados que valdrá en
alquiler una [habitación] que tiene inmediata al Hospital.
Este registro del catastro,
corresponde a una pequeña dependencia, de 11,28 m2 de superficie y
de una sola planta, que hasta su venta en los años setenta del pasado siglo,
fue propiedad municipal y utilizada como cuarto de los serenos y, en otros periodos
históricos, como carnicería del Concejo (de ahí la denominación que en
determinados años recibió este tramo como calle
de la Carnicería).
Mesón. En la época en que se elaboró
el Catastro de Ensenada, en el comienzo de la actual avenida de la Constitución
y lindero con la parte oriental del edificio del ayuntamiento se localizó uno
de los dos mesones con los que contaba Morata en esa época. Al igual que el
situado en la plaza Mayor –la antigua posada que funcionó hasta los años
sesenta del pasado siglo- este establecimiento pertenecía al patrimonio del
conde de Altamira y ocupaba, ya siendo propiedad del Ayuntamiento, el espacio
que en los años sesenta cumplió la función de Escuela de Niñas, sala de recreo
juvenil y, hasta su reciente traslado al edificio Mac Crohon, sede de los
juzgados, el registro civil y el archivo municipal. En el catastro se referían
a este mesón como de un edificio en mal estado y con escaso rendimiento:
Que Joseph
Berenjeno en su oficio de mesonero ganará [en el mesón de la plaza] en cada un año mil y cien reales y Joseph
Carrascosa en la misma profesión no se le puede considerar utilidad alguna por
ser el mesón que tiene [situado en la
actual avenida de la Constitución y entonces Camino Real a San Martín]
incomodo para las gentes, estar desacreditado y arrendado en más precio de lo
que produce.
Casa de
labranza de los Dominicos del Rosario. En este blog ya hemos hecho
referencia en alguna entrada a este edificio propiedad de esta orden religiosa
que lo mantuvo en su patrimonio hasta que se produjeron las desamortizaciones
religiosas que tuvieron lugar en las primeras décadas del siglo XIX. La
edificación original aparece perfectamente descrita en el catastro:
Casa
Primeramente
una casa en la población de esta villa que tiene de fachada sesenta y seis
varas y de fondo sesenta y cuatro, su habitación consiste en bajo y entresuelo
con diferentes oficinas, dos lagares con dos vigas cada uno, una almazara de
aceite con diez y siete tinajas de caber mil setecientas arrobas, bodega con
diez cubas, su caber cinco mil arrobas, cueva con ochenta tinajas de caber
cuatro mil arrobas, y un cocedero de vino con nueve tinajas su cabida
novecientas arrobas.
Linda
mediodía con calle que va a al camino de san Martín y norte casa de Don Julián
Correa, vecino de Madrid, y se ha regulado su alquiler en cada un año en dos
mil y seiscientos reales de vellón.
Tanto la casa de labranza como las
dependencias anejas (bodegas, lagares, cuadras…) fueron adquiridas en torno a
los años 30 del siglo XIX por la familia Mac-Crohon para construir, entre los
años 1881 y 1882, su casa solariega. Jesús Antonio de la Torre Briceño, en su
libro sobre la Historia de la villa de
Morata de Tajuña, cuenta que la obra de construcción del edificio
corresponde a un proyecto del arquitecto José Urioste y Velada, autor también
de las reformas que se realizaron por la misma época en el molino de la Huerta
de Angulo.
Utilizado como residencia familiar
durante décadas, el edificio fue habitado por la familia Mac-Crohon hasta el
inicio de la guerra civil. Durante los años de la contienda, sus instalaciones
fueron utilizadas como hospital de sangre para el cuidado de los heridos en el
cercano frente del Jarama.
Tras la guerra civil el edificio
central, que ya no fue ocupado por la familia propietaria, fue reconvertido en
escuelas públicas –que funcionaron hasta finales de los años sesenta del pasado
siglo- y posteriormente adquirido por CajaMadrid que lo utilizó como Centro
Cultural de su Obra Social. Actualmente también funciona como Casa de Cultura
gestionado por el Ayuntamiento, además de servir de sede al registro civil y
al Juzgado Municipal.
Ermita del
Rosario
Ya se ha apuntado que en la época en
que se elaboró el Catastro de Ensenada el tramo de la avenida de la
Constitución que se iniciaba en el cruce con la calle Espejo y Manuel
Mac-Crohon se denominaba calle que
va de Nuestra Señora del Rosario a la Plaza. Este nombre tenía relación
con la existencia de una pequeña ermita dedicada a la advocación de la virgen
del Rosario. En esos años de mediados del siglo XVIII todas las salidas desde
Morata a las villas vecinas contaban con una ermita, dedicadas a alguna
advocación mariana. En el caso de la ermita del Rosario, ya desaparecida y que
daba nombre a esta vía urbana, se trataba de una pequeña construcción, situada
en lo que ahora es una pequeña zona ajardinada, que nos describe Juan Diego
Arribas en su trabajo sobre la historia de Morata de Tajuña:
Al O. un poco más arriba del
santuario anterior [ermita de la virgen de la Antigua], hay una reducida ermita, destinada al culto de Nuestra Señora del
Rosario. Ni en el edificio, ni en lo que dentro encierra, puede decirse hay
nada de notable. Su fundación data de remota fecha, a juzgar por el aspecto que
presentan sus muros.
El culto a la virgen del Rosario en Morata en la época de elaboración del
catastro también se manifestaba en la existencia en la parroquia de una capilla
con una imagen de esta virgen que contaba entre sus bienes una treinta y cinco
fanegas de tierra en la vega así como distintos censos a su favor que sumaban
más de cuatrocientos reales con los que se pagaban las misas y aniversarios que
se oficiaban por parte del capellán adscrito a la misma.
La ermita, según Torre Briceño, se demolió en 1945, debido a su estado
ruinoso, y el solar y su entorno se ajardinó además de colocarse una fuente.
En las proximidades de la ermita se
localizaron también varias eras y alguna cueva, que existieron hasta los años
sesenta del pasado siglo, así como el ejido concejil o agostadero, una zona
acotada y cercada que en aquellos años se utilizaba como lugar de pasto para el
ganado. El ejido se situaba al sur de la ermita y ocupaba el espacio hasta el camino del Toledano (Actual carretera a
Chinchón):
*Según un relato transmitido
oralmente, el doctor Vallejo –médico del emperador Carlos I- decidió levantar
este hospital de pobres pasajeros en Morata (al menos existe otro con el mismo
nombre documentado en la vecina villa de Chinchón), debido a que sufrió el
secuestro de uno de sus hijos. En previsión de que se convirtiera en uno de los
miles de pobres que deambulaban por el territorio nacional, destinó parte de
sus bienes a la creación de hospitales
que dieran amparo y cobijo a estos desheredados.
Fuentes y bibliografía:
·
Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de
Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
·
Historia de lavilla de Morata de Tajuña. Torre
Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña. Madrid, 1999.
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