miércoles, 5 de octubre de 2016

Las calles de Morata y su denominación en el callejero (IV) Plazuela de Las Cocheras del Señor (Actual plazuela de Don Santiago)


Hasta el siglo XVIII las cocheras del conde Altamira dieron nombre a esta plazuela

Don Santiago, su denominación actual, puede hacer referencia a un miembro de la familia Arias Dávila (Condado de Puñonrostro)


La plazuela de Don Santiago no siempre tuvo esta denominación en el callejero municipal. Antes de ser identificada con este nombre fue conocida como plazuela de Las Cocheras, una forma de relacionar este espacio urbano de Morata con la localización en su entorno de una propiedad del conde de Altamira, aneja al palacio, en la que se guardaban los carruajes de la familia. Pero ¿quién era D. Santiago, la persona que actualmente da nombre a la plazuela y qué relación tenía con Morata?



La primera referencia documental de esta plaza procede de la época histórica en que la plazuela estaba situada en el borde del casco urbano de Morata hacia el este. Según el Catastro de Ensenada, a la misma se accedía, desde su lado occidental, por la calle donde estaba situado el hospital de pobres de la villa –calle que va desde la Cruz de Orozco al hospital, actualmente calle del Ciego-, y desde el lado norte por la que entonces se conocía como calle que sube de la plazuela de las Cocheras del Señor a la Concepción, actual calle Morería. La fachada sur de la plazuela estaba ocupada por dependencias propiedad del conde de Altamira y la calle Jabonería –actual calle de Picadero- que, como en el caso de las cocheras, hacía referencia a las instalaciones propiedad del conde de Altamira en las que durante unos años se fabricó jabón pero que, ya por esos años, estaban arruinadas y que  fueron sustituidas por el picadero que actualmente da nombre a la calle. Por la fachada este, donde se construyó la clínica municipal, la plazuela estaba abierta en esa época del siglo XVIII al campo y a la zona donde ya entonces existían cuevas habitadas.
El Catastro de Ensenada, en 1751 sólo recoge la existencia de dos casas en esta plazuela, aparte de las dependencias que se han citado del conde de Altamira:
Otra [casa] de Ventura Ruiz Castañeda, regulado su alquiler en ciento diez reales.
Otra [casa] de Don Francisco Monzón, su alquiler ciento ochenta y ocho reales, es vecino de Vicálvaro.
Sobre las propiedades del conde de Altamira en esta zona de la villa el catastro recoge la siguiente anotación:
[Se ha] aumentado en la casa Palacio un cuarto nuevo que se ha fabricado en las Cocheras de dicho Palacio. Así mismo, en la que llaman la Jabonería, que estaba arruinada, ha  fabricado unas cocheras con sus cuadras, cuyo aumento lo regula Pedro López, maestro de obras, en setecientos reales de arrendamiento. Y por lo que toca a reparos de dicho Palacio y Cocheras, lo regula en ciento y veinte reales en cada un año.
Estas cocheras, aledañas ala plazuela de Don Santiago, permanecieron en el patrimonio de la casa de Altamira hasta  finales de siglo XIX cuando fueron subastadas como el resto del palacio condal. En 1872 se publicó un primer anuncio de subasta:
(…) casa conocida con el nombre de Las Cocheras, situada en la plazuela de Don Santiago, de la mencionada villa, la cual se compone de planta baja y cámaras altas, con varias habitaciones, cuadras y dos pajares. Su extensión superficial es de 6.054 pies[465 metros2,13 pies un metro cuadrado] cuadrados de terreno. Se halla tasada en 14.714 pesetas, y capitalizada en 20.400 reales, la que se saca a subasta con una rebaja de una tercera parte.
Al quedar desierta esta primera subasta, se convocó de nuevo en fechas posteriores (junio de 1889), cuando finalmente las cocheras y el resto del palacio fueron vendidos:
En virtud de de providencia del Sr. Juez de primera instancia del distrito norte de esta Corte, dictada en autos ejecutivos que se siguen en el mismo juzgado a instancia del Excmo. Sr. D. Francisco Caballero y Rozas, marqués de Torneros, y otros contra el Excmo. Señor conde de Altamira, sobre abono de pesetas procedentes de pensiones atrasadas de censos, se sacan a la venta en pública y doble subasta que simultáneamente tendrá lugar en este juzgado y en el de igual clase de Chinchón, las fincas siguientes:
Primer lote.- Una casa-palacio situada en la villa de Morata de Tajuña, plazuela de Palacio, núm. 2, con vuelta a la calle de la Cruz de Orozco y calle del Picadero tasada en 50.167 pesetas
Segundo lote.- Otra casa situada en Las Cocheras en dicha villa, plazuela de Santiago, núm. 2, con vuelta a la calle del Picadero, tasada en 9.405 pesetas.
Estas ventas se adjudicaron a distintos compradores, entre ellos el propio marqués de Torneros, que liquidó con esta adquisición la deuda que mantenía con él la casa de Altamira. El marqués de Torneros, que en su momento fue alcalde de Madrid, parceló toda la superficie del palacio para vender las partes resultantes a distintos vecinos de Morata, lo que  permitió reurbanizar  toda la zona y la apertura de la que desde entonces se conoce como calle Centro y que actualmente une la plaza de la Iglesia con la plazuela de Don Santiago, denominación que como se ve en el documento del anuncio de la subasta ya aparecía en el siglo XIX. 



 La plazuela de Don Santiago en dos épocas distintas, en el año 1961 y en el año 2014
¿Quién era D. Santiago?
Esta denominación en el callejero nos plantea un problema al no incluir el apellido de la persona a quien se le dedicó la plazuela. Aunque no deja de ser una conjetura, no es aventurado deducir que D. Santiago tal vez esté relacionado con un linaje que desde el lejano siglo XV tenía una estrecha relación con la villa de Morata: la familia Arias Dávila, la misma que ostentaba el condado del Puñonrostro y que levantó en ese mismo siglo XV el castillo de Casasola, ya en término de Chinchón.
Existen varios indicios que nos llevan a apuntalar esta hipótesis. La familia Arias Dávila, de origen segoviano, contaba con un extenso patrimonio en la comarca, no sólo en Chinchón, como ya se ha apuntado, sino también, entre otros, en los municipios de Ciempozuelos y Torrejón de Velasco. Los Arias Dávila también tenían propiedades en Morata desde 1476. En esta fecha, Diego Arias Dávila, nieto del primer conde de Puñonrostro, añadió al mayorazgo sus posesiones en Morata, consistentes en varios bienes rústicos y urbanos que permanecieron en el patrimonio familiar hasta 1633. En esta fecha, la marquesa de Leganés, en representación de su marido que por entonces ejercía como gobernador en Milán, concertó con Arias Gonzalo Dávila la adquisición de un lote de bienes que incluía 170 propiedades, entre rústicas y urbanas, con una extensión de unas 450 fanegas y un valor de 14.816.780 maravedíes. El vendedor, conde de Puñonrostro, consideraba que no era justo [para Morata] tenerlos sujetos a diferente señor, [en 1633 El marqués de Leganés ya había adquirido el señorío de Morata] y esto permitió a Diego Mesía Felípez de Guzmán incrementar sus posesiones en la villa y adquirir el suelo urbano en el que levantaría su palacio y sus cocheras. (AHPM T.6179, f. 241r-302r).
A pesar de la venta de todas sus propiedades, la presencia de la familia Arias Dávila en Morata permaneció, de alguna manera, en la memoria de la villa: el amplio espacio urbano situado al sur de la plazuela de Don Santiago, con fachada a la calle Picadero, a pesar de pertenecer tras la venta al marqués de Leganés siempre se conoció en Morata como Las Huertarias, [apócope de Huertas de Arias] en referencia a sus antiguos propietarios.
Esta presencia de la familia Arias Dávila en Morata aún se mantuvo, indirectamente, durante varias decenas de años. Por el Catastro de Ensenada sabemos que todavía a mediados del siglo XVIII se mantenía vivo un censo –un crédito-a favor de un tal Santiago Arias y que había sido suscrito por el concejo de Morata en 1590:
(..., otro [censo] a Santiago Arias vecino de ella con el rédito de ciento y quince reales y diez y siete más de reales en cada año impuesto con facultad, la que manifestó dicho Arias y consta por ella y en escritura que se otorgó en el año de mil quinientos y noventa por trescientos y cincuenta ducados de principal que entregó a esta villa para abastecerse de carnes (…).
Que este censo aún no hubiera sido amortizado aún habiendo transcurrido más de 150 años nos sugiere, aparte de las estrecheces económicas del concejo de Morata, que la familia Arias Dávila todavía tenía intereses en el municipio en estos años. Además, en el propio catastro, aparecen reflejados numerosos vecinos con el apellido Arias: Esteban, Eugenio, Francisco Joseph y, de nuevo, un Santiago Arias aparecen con este apellido. No resultaría extraño que alguno de estos posibles descendientes de los Arias Dávila fuera el beneficiario de los intereses de los censos y que también fuera, en definitiva, quien, finalmente, diera nombre a la plazuela de Don Santiago.

Fuentes y bibliografía:
·      Vera Yagüe, Carlos Manuel. Poblamiento, señorialización y conflictos en Madrid y su Tierra en la Baja Edad Media. Tesis doctoral. Universidad Autónoma de Madrid, Departamento de Historia Medieval. Madrid, 2004.
·      Arroyo Martín, Francisco. Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés. Universidad Carlos III-Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte. Getafe, 2012.
·      Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. T.6179, f. 241r-302r.
·      Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.

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