Calle Toril y calle del Ciego (Calle general Moscardó)
Estas dos vías del callejero de Morata recuperaron su denominación tradicional
en los años noventa del pasado siglo. Tras la guerra civil, cuando muchas
calles de Morata cambiaron de nombre, recibió el de calle general Moscardó. El nombre actual de calle Toril recuerda la
instalación en el primer tramo de la calle que parte de la plaza Mayor de los
chiqueros de la plaza de toros de talanqueras. La calle del Ciego puede hacer
referencia a que en la época en que se realizó el Catastro de Ensenada vivía en
dicha calle un vecino ciego, aunque en esa época también recibió el nombre de calle que va de la Cruz de Orozco al
Hospital.
La denominación de la calle Toril esta claramente relacionada con la
celebración de festejos taurinos en la plaza Mayor de Morata. Jesús Antonio de
la Torre Briceño ya recogió en su Historia
de la villa de Morata de Tajuña un documento en el que se refleja el
contrato de compra de tres toros para la función del Corpus del año 1632:
En la villa de Morata a veinte
y dos días del mes de mayo de mil y seiscientos y treinta años parecieron
presentes de la una parte Pedro Salado el Mayor y Pedro Sánchez Bravo vecinos
de esta villa y mayordomos del cabildo del Santísimo Sacramento de ella y de la
otra parte Alonso Macías vecino de la villa de Torrejón de Velasco y residente
en esta de Morata y dijeron que por cuanto para celebrar la fiesta del día del
Corpus tienen tratado con el dicho Alonso Macías de que ha de traer y traerá a esta
dicha villa para el viernes o el sábado después del jueves del Corpus de este
presente año de seiscientos y treinta una fiesta de tres toros de muerte para cualquiera de los dichos dos días
con condición de que tres días antes se le haya de avisar para cual día ha de
ser (…). (AHPM nº 30055).
Según este documento, era la Hermandad del Santísimo Sacramento la
encargada de financiar estos festejos populares con los ingresos procedentes
del arrendamiento de sus bienes patrimoniales. De hecho, en la relación de
estos bienes que aparece en el Catastro de Ensenada, que también incluían
diversos censos a su favor, esta hermandad señalaba que debía hacerse cargo de:
(…) diferentes gastos de funciones, provisiones y descubiertos
que se hacen y que tiene que suplir la Hermandad.
Estas funciones, entre las
que se encontraban lógicamente las de carácter religioso, también incluían los
festejos populares programados para celebrar el Corpus Cristi, entre ellos la
suelta de toros. Parece lógico pensar que en esos años los toriles estuvieran
instalados en este primer tramo de la calle que partía de la plaza Mayor,
puesto que el edificio de propiedad municipal que se utilizó como toril hasta
los años setenta del pasado siglo en aquella época se utilizaba como albergue
de pasajeros transeúntes.
En cualquier caso, la calle del Toril en aquellos años del siglo XVII
y siguientes, no contaba con muchas vecinos: la fachada norte correspondía a la
casa de la familia Ruiz de Castañeda, con entrada por la calle Real a Arganda,
y en la fachada sur únicamente se registraba una vivienda perteneciente a un
tal Gabriel Paris situada en la esquina con la plazuela de Espinardo, mientras
que el resto de la calle correspondía a la vivienda propiedad de María Ignacia
Mexía, con entrada por la plaza Mayor y al palacio del marqués de Espinardo,
con entrada por la plazuela del mismo nombre.
La calle Toril acababa por tanto, como sucede actualmente, en la
plazuela de Espinardo y, a partir de ahí comenzaba la que en época del Catastro
de Ensenada se conoció como calle del Ciego, aunque también en los registro
catastrales aparece denominada como calle
de va de la Cruz de Orozco al Hospital y que finalizaba en su confluencia
con la plazuela de las cocheras del señor,
denominada ahora plazuela de Don Santiago.
En el centro de la imagen, del año 2014, calles del Toril y del Ciego
La primera de estas denominaciones, calle del Ciego, puede hacer referencia a un vecino invidente de
Morata, Thomás Sánchez Bravo, que en los papeles del catastro aparecía
registrado como impedido y que tenía una casa en dicha calle. Sin embargo, la
denominación más habitual de esta calle en esa época fue la de calle de va de la Cruz de Orozco al Hospital.
Además de las viviendas de seis vecinos de Morata, todas ellas en la fachada
norte en este calle se localizaba el hospital al que hace referencia esta
denominación, situado en la fachada sur de la calle, adosado al palacio del
marques de Leganés, posteriormente del conde de Altamira.
Por el Catastro de Ensenada sabemos que el hospital de Antonio López
también se conocía como hospital de
pobres de la villa. En esos años de mediados del siglo XVIII este hospital cubría
las necesidades más primarias de los vecinos pobres de Morata. Para atender a
estos vecinos estos hospitales estaban dotados de un patrimonio inmobiliario
con el que financiaban su labor de beneficencia. Este patrimonio, normalmente,
era aportado por los fundadores de estas instituciones, en el caso del de
Morata, por Antonio López
Conocemos el valor de este patrimonio en el año 1751, incluido entre
los bienes de eclesiásticos, ya que estas instituciones de carácter benéfico
estaban adscritas a la iglesia:
Tierras y censos propios del
hospital que fundó Antonio López en esta villa
Tierras de riego de buena
calidad
7 fanegas y 7 celemines en los
parajes de Cerro de la Cabaña, El Coso, Los Escuderos y La Canal.
Tierras de riego de mediana
calidad
16 fanegas y media en los
parajes de Tierras Largas, Cardón, La Celadilla, El Herrero, Sanchisnal y
Collaspiga.
Olivares de mediana calidad
4 fanegas con 80 olivas en El
Mojonazo.
Estas tierras las labran a
renta Pedro Marchena que paga 275 reales por 11 fanegas
Francisco Ruiz que paga 325
reales por 6 fanegas y 8 celemines y 2 fanegas con cuarenta olivas.
Francisco Oliva paga por 7
½ fanegas y 2 fanegas de olivar
con cuarenta olivas 250 reales.
En esta relación se aprecia que los ingresos por el arrendamiento de
los bienes inmuebles eran unos escasos 850 reales. A esta cantidad, ciertamente
reducida, había que añadir los intereses de los censos o préstamos que figuraban a nombre del hospital. Estos
intereses ascendían a unos 520 reales anuales lo que obligaba al Concejo a
realizar una aportación anual que también se recogía en los registros del
catastro:
(...) cuatro
mil y cuatrocientos reales de vellón que tiene de salario consignado en cada un
año como médico titular de esta villa de Morata por el trabajo de asistir a los
enfermos de esta.
Más tiene trescientos reales de vellón con corta
diferencia en cada un año por asistir a algunos enfermos forasteros que vienen
a esta villa como de algunos vecinos de los lugares circundantes a ella.
Como
institución ligada a la iglesia, el hospital de pobres era administrado por el
presbítero Diego Ruiz de Orive. Su función era encargarse de gestionar los
ingresos que hemos mencionado, completados también con las limosnas y donativos
en especie que hacían los vecinos de la villa, y proveer de una mínima
asistencia sanitaria que, en muchos casos, no pasaba de cobijar a los enfermos
en unas precarias instalaciones que no iban más allá de de los jergones de
paja.
El
hospital de pobres de Morata, junto con el de pasajeros, mantuvo su función
benéfica hasta la desamortización de Madoz del siglo XIX. Según la ley de 1851
estas instituciones benéficas debían desamortizarse junto con los bienes de
propios y del común propiedad de los ayuntamientos. En el caso de los
hospitales de Morata así se hizo, según se comprueba por una noticia aparecida
el 20 de abril de 1867 en el Diario de
Avisos de Madrid, según la cuál se había realizado una inscripción de deuda pública al 3 por ciento de
interés, a nombre del ayuntamiento de Morata, por la venta de bienes de la
beneficencia, entre ellos el hospital de pobres de la villa, por importe de
2.645,45 reales de vellón.
Pese a
estas ventas, lo cierto es que años después Juan Diego Arribas, en 1891, seguía
haciendo referencia a estos hospitales al tratar de la situación médica de la
villa de Morata a finales del siglo XIX:
Así es que para socorrer á los pobres imposibilitados
o enfermos de la localidad cuenta este Ayuntamiento con un hospital, legado de
D. Antonio López en 1670, en el cual hay ocho camas de hierro (algunas sin
estrenar) , y en el que se asiste con el esmero y cuidado que necesitan tan
desgraciados seres. No contentos los morateños con ejercer la caridad entre sus
convecinos, y deseosos de que ésta alcance a los demás desgraciados, tienen
también otro hospital (titulado de Vallejo, por ser éste quien legó su casa, á
principios del siglo XVI) para tan sublime objeto; hospital que sirve de
albergue á los pobres transeúntes, en donde encuentran refugio seguro contra
las inclemencias del tiempo. La asistencia facultativa para 150 familias pobres
está encomendada a dos activos e inteligentes médicos, los cuales cobran por
tan señalado servicio 750 pesetas anuales cada uno, y los medicamentos que las
mencionadas familias pobres necesitan, se suministran en la farmacia de esta
villa, la cual se paga por recetas é importa unas 950 pesetas anuales
próximamente.
En años
posteriores, en las antiguas dependencias del hospital de pobres estuvo
instalado durante unos años el cuartel de la Guardia Civil.
Fuentes y
bibliografía:
· Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de
Madrid. Arribas, Juan Diego-Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
· Archivo Histórico Provincial de Toledo.
Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales.
Bienes de Eclesiásticos. H 408 y
H. 410.
· Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre
Briceño, Jesús Antonio-Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
· Periódicos citados en el texto
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