Hace
unas semanas publicábamos en el blog el proceso de desamortización
de bienes de propiedad municipal que se produjo a lo largo de todo el
siglo XIX. Unos años después, en 1889, sucedía justo lo contrario:
la compra por parte del Ayuntamiento de El
Bosque, propiedad del conde
de Altamira y anteriormente del marquesado de Leganés, permitió
incorporar este paraje al patrimonio común de los vecinos de Morata
en el que aún permanece.
El
primer registro documental del que disponemos y que recoge la
inclusión de El Bosque
en el patrimonio de la casa de Altamira en Morata aparece en los
legajos del Catastro de Ensenada, elaborados a mediados del siglo
XVIII. Sin embargo, esta propiedad debía de pertenecer desde muchos
años antes a los propietarios del Señorío de Morata: los marqueses
de Leganés, antecesores de la casa de Altamira, fueron quienes
construyeron el palacio señorial a mediados del siglo XVII y se sabe
que el abastecimiento de agua, para las fuentes ornamentales y la
huerta, procedía de los manantiales existentes en El
Bosque:
(…)
según cálculo aproximado
la cabida del jardín [del palacio] es de dos fanegas y seis
celemines. (...) el patio o corral con una fuente pequeña
inutilizada, dos cuartitos pequeños, puerta al jardín y otra que
sale a la calle Cruz de Orozco, con dos puertas que salen a calle
Picadero y tiene doce higueras, diez y siete granados, dos laureles,
dos olivones sevillanos y una noguera, hay también tres fuentes
inutilizadas de piedra de mármol, un
depósito de aguas que vienen desde el Bosque y un estanque grande en
el que se depositan dichas aguas para el riego
(...). (Apunte de la
inscripción el Registro de la Propiedad del año 1866).
Además
del disfrute de las aguas de los numerosos manantiales de este paraje
morateño, previamente canalizadas hasta el palacio, los marqueses de
Leganés y, más tarde, los condes de Altamira aprovecharon para más
usos esta finca situada en el límite del casco urbano. No sólo
explotaron sus recursos agrícolas sino que también le dieron un uso
de recreo como finca de caza y esparcimiento de la familia. Hay
documentos, como veremos, que así lo constatan y que demuestran que,
al margen de su rendimiento económico y de abastecimiento de aguas
para el palacio, la práctica de la caza -tan arraigada en las
familias de los nobles en esos años- también sería un motivo más
para incluir El Bosque
entre los bienes de los titulares del señorío.
Como
se ha señalado, ya en el Catastro de Ensenada se incluye esta
propiedad a la que se define como un
Bosque acotado, propio del señor de esta villa, que se compone de
una porción de olivos, algo de alamedas y lo demás son espartales y
algunas encinas. En las
Respuestas Generales del catastro también se especifica su
superficie: Doscientas
fanegas que tendrá el Bosque del señor de esta villa (…) que
ocupa de tierra de ínfima y que su situación es entre cerros y
peñascos excepto un poco que hace de cañada que serán como diez
fanegas de buena calidad.
Mapa del término de Morata (año1809) en el que se identifica el Bosque de Olivos
Al
tratarse de fanegas de secano –de 400 estadales o 3.756 metros
cuadrados-, las doscientas fanegas equivaldrían a una superficie
total, aproximada, de 75 hectáreas. En esta superficie, aparte de
esos cerros y peñascos de
ínfima calidad también se
incluían otros cultivos más productivos y rentables para la Casa de
Altamira:
(...)
en la parada de El Bosque se dejaron de incluir diferentes alamedas
que se hallan en las arroyadas de dicho Bosque que ocupan como siete
fanegas de tierra. Y así mismo se hallan en dicho Bosque en
diferentes pedazos chicos y grandes de tierra diferentes olivares que
ocuparán sesenta fanegas de tierra y mil novecientas y una olivas de
mediana calidad.
La
inclusión de estas alamedas y olivares en el perímetro acotado de
El Bosque
dotaban a esta propiedad de los titulares del señorío de Morata de
la posibilidad de explotar estos cultivos de su finca más extensa de
las muchas que poseían en el término municipal. En esos años, los
palos
de las alamedas, de álamo negro, se utilizaban como materiales de
construcción y para la elaboración de arados. Las siete fanegas que
se contabilizaban rendían económicamente (...)
de diez en diez años treinta palos y que la común estimación
[valor] de cada uno es ocho reales (...).
Mayor
rendimiento obtenían los marqueses de Leganés y los condes de
Altamira del cultivo de las sesenta hectáreas de olivares que se
localizaban en distintas parcelas de El
Bosque. La existencia de
estos olivares, tan próximos al casco urbano, tal vez decidió a sus
propietarios a levantar un molino de aceite en la misma finca para
molturar la cosecha. De este molino de aceite, existente constancia,
al menos, desde 1751 y fue construido, por tanto, cuando el señorío
de Morata pertenecía a los marqueses de Leganés, también tenemos
noticias por el catastro:
(...)
un molino aceitero propio de el señor de esta villa, inmediato a las
tapias de ella como se sube para el Bosque, con su viga, piedra,
trojes, balsa, almacenes y demás pertrechos, todo corriente,
regulada su utilidad anual en seiscientos reales.
Este
molino aceitero, cuyo tamaño y valoración era muy similar al del
resto de los existentes por aquellos años en Morata –a excepción
del que era propiedad de los frailes dominicos, con unas rentas
anuales valoradas en 1.100 reales-, tenía la peculiaridad de ser el
único situado al norte de la población, al contrario que los demás,
localizados todos al sur, y siguió funcionado hasta comienzos del
siglo XX, como veremos.
Fuentes
y bibliografía:
- Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.
- Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio-Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
- Morata de Tajuña, según el Catastro de Ensenada-Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín-Bubok, 2011.
- Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza-BAENA, C.222, D-41-42.
- Archivo Histórico Nacional-Sección Nobleza-BAENA, C-354, D-453-464.
- Publicaciones y periódicos citados en el texto.
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