Los
carpetanos, habitantes de la región central de la península
ibérica, no asistieron impasibles a la llegada a su territorio de
las legiones romanas. Sin embargo, pasados los primeros conflictos
armados, la región fue poco a poco romanizada alrededor del siglo II
a. C., lo que dio lugar a la construcción en el entorno de Morata de
distintas villaes,
localizadas en la vega del Tajuña, cerca de las calzadas romanas que
discurrían en las proximidades del término municipal. Esta
presencia de Roma se materializó en los restos arqueológicos de
edificios, de los que existe constancia documental, al menos, desde
el siglo XVI y en las inscripciones latinas halladas en lápidas
romanas que analizaremos en las próximas semanas.
La
Carpetania ocupó la región central de la península ibérica en un
territorio articulado en torno a la cuenca del río Tajo y sus
principales afluentes, entre ellos el Jarama, el Henares y el Tajuña.
Sus tierras ocupaban parte de lo que hoy son las provincias de
Toledo, Guadalajara, Cuenca y la práctica totalidad de la comunidad
autónoma de Madrid. Antes de la llegada de los ejércitos romanos,
las tribus carpetanas hubieron de hacer frente a los cartagineses.
No es casual que estas invasiones de sus territorios fueran el origen
de la aparición en las tierras carpetanas de poblados amurallados y
situados en lugares estratégicos que permitieran una defensa más
fácil.
Tras
las guerras púnicas y la expulsión de los cartagineses los
carpetanos, cuyo territorio ocupaba las fronteras entre las
provincias hispanas, la ulterior y la citerior, hicieron frente a
los ejércitos romanos en las cercanías de Toletum (Toledo) y
Auebura (Talavera de la Reina), según nos cuenta el historiador
romano Tito Livio que también relata la llegada del ejercito mandado
por Fulvio Flaco que establece su campamento en Aebura y logra la
conquista de Contrebia (Huete).
La
Carpetania, por su situación geográfica, paso a convertirse en
tierra de frontera entre las dos provincias romanas y en el
territorio que comunicaba el valle del Ebro con las tierras del sur
de la península. Este carácter de tierra de paso sería también
determinante para que por el entorno de la vega del Tajuña
discurrieran varias calzadas que comunicaban algunas de las ciudades
romanas más importantes de la península Ibérica.
Una
vez pacificada, hacia el siglo II a. C, se iniciaría el proceso de
romanización de la Carpetania, una tierra que, en contraste con
otros territorios vecinos, era una región muy fértil y apropiada
para el cultivo de cereales, vid y olivos. Estas buenas condiciones
para la agricultura serían aprovechadas por los habitantes de la
antigua Carpetania para abastecer a Toletum y Complutum, las dos
ciudades que prosperaron en este momento histórico y que se
comunicaban entre si por las calzadas romanas que discurrían cerca
de Morata.
Territorio ocupado por la Carpetania
Referencias
documentales a la civilización romana en Morata
Las
primeras referencias a la presencia de la civilización romana en el
entorno de Morata aparecen en las respuestas que los responsables de
la villa ofrecieron al rey Felipe II cuando éste ordenó elaborar
las llamadas Relaciones
Topográficas en el último
tercio del siglo XVI.
En
la escueta respuesta que Juan Ramírez Ladrón de Ocariz y Bautista
Sánchez Paz dieron el 6 de diciembre de 1579 al capítulo 31 de las
Relaciones Topográficas afirmaron que (…) desde
la dicha villa de Morata, hacia el poniente hay rastro de haber
habido muchos edificios en trecho de tres mil varas medidas, porque
labrando las tierras se han hallado y descubierto cimientos de
piedra, teja y ladrillo y algunas monedas antiguas, de las cuales se
han ido las letras.
Afortunadamente,
en una nueva redacción del cuestionario real, en esta ocasión
realizada por el doctor Mejía, cura de la iglesia parroquial de
Morata, las respuestas, transcritas en un documento que lleva fecha
de 18 de agosto de 1580, son mucho más concretas y permiten
identificar documentalmente los restos arqueológicos procedentes de
los años de dominación romana en Morata y en el entorno de la vega
del Tajuña. En el apartado correspondiente al capítulo 1 del
cuestionario, el doctor Mejía afirma que (…)
media legua de la vega abajo, que es la poniente, en un despoblado
que se llaman Heza, término de la villa de Chinchón, hay tras
ruinas y señales de otro castillo casi de la misma amanera, y toda
la tierra intermedia el valle abajo, a la falda de los montes que
están hacia septentrión está todo lleno de cimientos y de cascotes
de tejas, y se han hallado algunas piedras labradas con molduras, y
otras escritas con letras góticas, romanas en lengua latina, y una
de ellas está puesta en la torre de la dicha villa, en la cual está
puesta una D romana en la parte alta, y luego escrito un verso que
dice Licinia, y lo demás no se puede leer, y en el edificio bajo de
la dicha torre hay otras muchas piedras con señales que han sido
trabadas con plomo, por lo cual y según la fama que hay la dicha
piedra que dice “Licinia” parece haber sido juntamente con todas
las otras de algún enterramiento de gentil o edificio, y que aquel
nombre de Licinia debía de ser el nombre de la dicha ciudad, la cual
a sus dioses por la dicha D significados le ofrecían o dedicaban el
dicho edificio.
Las
referencias al periodo histórico de la dominación romana se
completan con la respuesta al capítulo 31 del cuestionario en la
que, nuevamente, el doctor Mejía se muestra mucho más explícito
que los redactores de las primeras relaciones:
Capítulo
31: (…) y en cuanto a los rastros de los edificios antiguos de la
dicha villa, epitafios, letreros y antiguallas de ella se remite a lo
que tiene dicho en el primero capítulo y demás de lo allí
contenido, dice que vio habrá treinta años que un vecino de la
dicha villa descubriendo en cimiento sacó unas letras escritas con
letras góticas que decía et MINICIUS HEREDES, y se han hallado
algunas monedas en el término de la dicha villa, una de Mario y
otras de Julio César y de Constantino Magno y de otros emperadores,
de bronce y de plata y de oro.
En
ambas respuestas el cura párroco hace referencia a los restos de
edificaciones y monedas y también a las inscripciones de sendas
lápidas* que certifican la presencia en Morata y sus proximidades de
familias de origen romano.
Juan
de Diego Arribas, en su historia de Morata, publicada en 1891 en la
Crónica e la Provincia de Madrid, también hace una pequeña
referencia a restos arqueológicos de origen romano:
(…)
Las sepulturas y restos romanos hallados hace muy pocos años junto á
las tapias del cementerio y en algunas eras contiguas al pueblo, dan
pruebas evidentes de que este pueblo fue habitado durante la
dominación romana, y por eso es de suponer no vayan muy descaminados
los que afirman que es de fundación antiquísima.
Finalmente,
un autor del siglo XIX, Juan Agustín Cean Bermúdez, también recoge
la existencia de estos restos de origen romano en un texto que,
claramente, está documentado en las respuestas que en el siglo XVI
ofreció el doctor Mejía a las Relaciones Topográficas:
Morata,
villa de Castilla la Nueva en la provincia de Toledo, partido de
Ocaña. Conserva restos de haber sido pueblo antiguo de los
carpetanos. Años pasados, estando arando allí cerca unos labradores
descubrieron cimientos de edificios romanos, pedazos de ladrillos
grandes y de tejas de varias formas, y varias monedas de emperadores.
En el despoblado que llaman Heza, y está en su término, existen las
ruinas de un castillo acia [sic] poniente, camino de Chinchón; y
torciendo al norte, piedras labradas con molduras, y algunas
inscripciones muy mal tratadas [sic], en las que solamente se puede
leer Licinia, nombre de mujer, que aquellos naturales creen haber
sido el nombre antiguo de la villa.
Publicación de 1832 que hace referencia a los restos romanos localizados en Morata
Todas
estas referencias a la presencia de la civilización romana en Morata
y su entorno se verán confirmadas cuando en el siglo XX y XXI se
realicen las prospecciones arqueológicas que sacarán a la luz
yacimientos romanos en el entorno del paraje de Valdeheza,
consistentes en los restos de una villae,
próxima a las calzadas romanas que comunicaban Toletum (Toledo) con
Complutum (Alcala de Henares) pasando por el cruce de caminos que en
ese periodo histórico era la vecina villa de Titulcia
*Estas inscripciones latinas serán
objeto de un post en próximas entregas del blog.
Fuentes
y bibliografía
- El inicio de la romanización en la región madrileña: nuevas perspectivas para la investigación. Azcárraga Cámara, Sandra. Revista Zona Arqueológica (Número 17). 1er simposio sobre los carpetanos, arqueología e historia de un pueblo de la Edad de Hierro. Alcalá de Henares, 2014.
- Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
- Morata de Tajuña. Crónica de la provincia de Madrid. Arribas, Juan Diego. Imprenta de la Diputación Provincial-Madrid, 1891.
- Sumario de las Antigüedades romanas que hay en España, en especial las pertenecientes a las Bellas Artes. Cean Bermúdez, Juan Agustín. Imprenta de D. Miguel de Burgos. Madrid, 1832.
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