La comarca del Bajo Tajuña durante la guerra de Sucesión española (1701-1713)
Una publicación de la época recoge los saqueos en edificios religiosos
También consta el acantonamiento de tropas del archiduque Carlos en Morata y en Chinchón
La guerra de Sucesión, iniciada a raíz de la muerte sin heredero directo de Carlos II, se desarrolló entre 1701 y 1713. En estos años, las tropas de los dos aspirantes al trono español, Felipe de Anjou, el candidato borbónico, y el archiduque Carlos, candidato de los Habsburgo austriacos pasaron en varios momentos por la comarca del bajo Tajuña. Aunque no llegaron a producirse enfrentamientos directos, el conflicto bélico no dejó de generar algunos incidentes de distinta gravedad, especialmente cuando las tropas llegaban a los distintos pueblos de la ribera y trataban de aprovisionarse. Un documento del año 1711 recoge una recopilación de los incidentes que provocaron las tropas del archiduque Carlos en los años 1706 1710 en distintos pueblos de la comarca. Además tratamos también, específicamente, sobre la presencia de las tropas del archiduque en Chinchón y en Morata
Contamos con varios testimonios que recogen distintos episodios ocurridos en la comarca del Bajo Tajuña durante el periodo en el que se desarrolló la guerra de Sucesión. La comarca no fue escenario de batallas decisivas pero sí que sufrió algunas consecuencias negativas para su población mientras tuvo lugar un conflicto histórico que, entre otras consecuencias, significó la desaparición de la dinastía de los Austrias al frente de la monarquía hispana y la llegada de los Borbones al trono.
Nicolás de Jesús Belando recoge en su libro sobre la Historia civil de España, sucessos [sic] de la guerra y tratados de paz desde el año mil setecientos hasta el mil setecientos treinta y tres como en agosto de 1706 el marqués de Minas, uno de los generales más importantes de los partidarios del archiduque Carlos pasó por Morata procedente de tierras de Guadalajara:
(…) marchó por Loranca, protegido de las riberas del río [Tajuña], y después pasó a Chiloeches, y a Morata, convirtiéndosele la tierra tan estéril, que ya no encontraba si no amarguras. El señor archiduque, que en el día 14 de agosto entró en Chinchón, villa situada entre los ríos Tajo y Tajuña, pisando también una tierra en donde mezcladas con flores solo encontraba espinas (…).
Este texto, recoge una versión de la presencia de las tropas del aspirante austriaco y el propio archiduque Carlos en la comarca cuando, por esas mismas fechas, Felipe V también se encontraba por la comarca muy próximo a las tropas del marqués de Minas. Rosa Cal Martínez recoge este dato en su estudio sobre las publicaciones de la Gazeta de Madrid:
(…) Su majestad [Felipe V] que Dios guarde, entró en Alcalá el día 12 a las diez de la mañana, adonde fue cortejado con fidelísimas demostraciones.
El día catorce salió su majestad de Torrejón y llegó a san Martín de la Vega [otras fuentes señalan que el destino de Felipe V fue la villa de Ciempozuelos] quedando el enemigo en Morata, ribera de Tajuña. Con estas cuidadosas marchas, se va disminuyendo el ejercito de los Aliados, pues en estos cinco días, entre prisioneros, muertos y desertores, faltan cerca de 2.000 (…).
De estos días en los que coincidieron en el territorio los dos pretendientes a la corona española existen otros testimonios que cuentan como las tropas del marques de Minas permanecieron en Chinchón, un pueblo favorable al Felipe de Anjou, alrededor de 20 días. Se dice que durante este tiempo el propio archiduque pernoctó en la que se conoce como casa de la Cadena, un edificio situado junto a la plaza Mayor de Chinchón en el que ya se había aposentado meses antes el propio Felipe V. Meses antes de la presencia de las tropas austracistas, que ocasionaron graves daños en la fortaleza, se había retirado la artillería del castillo de los condes de Chinchón que se entregó, posteriormente, al ejercito del Borbón..
Al igual que sucedió en Chinchón, las tropas del archiduque también se acantonaron en Morata en 1710. De la presencia de los partidarios del archiduque en la villa tenemos constancia por un documento que se conserva en el Archivo Histórico Diocesano de Madrid. Jose Juan Pérez Preciado, en su tesis El marques de Leganés y las artes, recoge este episodio de la estancia de tropa favorables al archiduque Carlos en Morata. En el documento que señalamos se analiza cómo los soldados austracistas, al mando de militares aliados ingleses, los generales Carpenter y Bils, sí que saquearon alimentos como trigo y vino, además de ganado durante los 14 días que al parecer permanecieron en Morata. Afortunadamente, durante estos días, las tropas no hicieron ningún daño a las pinturas colgadas en el palacio morateño del III marqués de Leganés, destacado partidario, curiosamente, del archiduque Carlos y que en esa fecha se encontraba preso y exiliado en Paris por decisión de Felipe V.
Entradilla del impreso que recoge los saqueos de las tropas del archiduque Carlos (Fuente: Pares AHN-UNIVERSIDADES,743, N.1)
Saqueos en la comarca de las tropas austracistas
Sobre estos saqueos y las consecuencias para los edificios religiosos de la comarca, trata un documento que se elaboró a instancias del arzobispado de Toledo denominado con el extenso título de Resumen y extracto de los sacrilegios, profanaciones y excesos, en lo sagrado , que por las informaciones auténticas, ejecutadas, de orden de ordinarios eclesiásticos de los obispados de Sigüenza, Cuenca, Osma y arzobispado de Toledo se justifica haberse cometido por los soldados, tropas del Archiduque, en los más de los pueblos donde llegaron en dos ocasiones, que internaron en este reino de Castilla (por su desgracia) en los años de 1706 y 1710. Este documento solo recoge los actos de violencia de las tropas de Felipe V, a la postre vencedor en la guerra de Sucesión. Extractamos del documento los apartados en los que se hace referencia a los pueblos de la comarca en los que casi siempre se reproduce un patrón a la hora de relatar la actuación de las tropas del archiduque: la agresión a los religiosos, el robo de alhajas y el saqueo de los víveres de los pueblos para aprovisionar a los soldados. Estos víveres, quizá en un intento de evitar su robo, estaban depositados, en muchos casos, en los propios edificios religiosos:
(…) Tielmes.
En la villa de Tielmes entró una partida de las dichas tropas mandadas por el general Stanope y se fueron en derechura a la Iglesia, la saquearon, llevándose cuantos granos y alhajas tenían en ella refugiados los vecinos, ejecutando lo mismo en las casas de los eclesiásticos, a quienes ultrajaron de obra y palabra. En la ermita de Nuestra Señora de la Concepción, estuvieron jugando a los naipes, derribaron de el altar a la Santa Imagen y la arrastraron por el suelo, quitándola y llevándose todos sus vestidos, dejándola boca abajo, y al niño Jesús que tenía en sus brazos le quitaron la corona de plata.
Perales de Tajuña.
En la villa de Perales de Tajuña, una gran partida de dichos soldados, rompieron las puertas de la ermita de San Sebastián y robaron algunas alhajas que había en ella, haciéndose pedazos la Cruz de el Altar. De la Iglesia Parroquial de dicha villa se llevaron algunos granos, que los vecinos habían refugiado en ella. Maltrataron mucho a los sacerdotes, dándoles golpes y bofetadas, y en particular al párroco, le dieron de palos, pusieron una pistola a los pechos, y un alfange a la garganta, y los robaron sus casas.
(…) Arganda.
En la villa de Arganda entraron algunos de los dichos soldados, y dos de ellos montados a caballo entraron por una puerta de la Iglesia, y salieron por la otra, otros rompieron un tejado de la ermita de Nuestra Señora de la Natividad, y sus puertas y a una imagen dejaron hecha pedazos en el suelo ny se llevaron algunas alhajas de dicha Ermita.
(…) Ambite.
En la villa de Ambite el año pasado de 1706 diferentes soldados de la tropa del Archiduque, entraron en la Iglesia Parroquial y desnudaron una imagen de Nuestra Señora del Rosario y se llevaron sus vestidos y joyas, que importarían más de cuatrocientos ducados. También se llevaron las Crismeras, tratando vilipendiosamente los Santos oleos; rompieron las puertas del Tabernáculo, y procuraron llevar preso al párroco, el cual escapó a refugiarse al Campo de el Rey nuestro Señor Felipe V Felipe V (que dios guarde) y los dichos soldados le robaron, y quemaron la casa, haciéndole de daño más de tres mil ducados.
En 4 de diciembre de el año pasado pasaron de marcha como tres mil hombres de las dichas tropas, y entraron en la Ermita de Nuestra señora de Villaescusa, y se llevaron un Cáliz y Patena de plata, y la harina y pan; y a un sacerdote le quitaron la ropa y dinero que tenía. El dicho día por la tarde, entraron en la dicha villa de cuatro a cinco mil hombres de las referidas tropas, y se apoderaron de la Iglesia Parroquial, y quisieron ahorcar al sacristán, porque no abría las puertas, y hicieron establo el Templo, y los Altares para sí, y los caballos, guisando en el la comida: entraron una carroza en la capilla mayor, rompieron dos Tabernáculos y se llevaron dos Copones con Sagradas Formas; de la Sacristía, un Ornamento, un Cáliz, y Patena de plata, despojaron las Santas Imágenes de sus vestiduras y los Altares. También se llevaron la cera de el Culto Divino y todo cuanto encontraron, sin dejar rincón que no registrasen. A las mujeres que estaban refugiadas hicieron muchos oprobios y malos tratamientos. Quemaron y saquearon veinte y siete casas y a un vecino de dicha villa le arrastraron desnudo por la Iglesia y ble dieron muchos azotes, diciéndole era espía de Phelipe quinto.
Carabaña.
En la villa de Carabaña estuvieron quince días dichos soldados, rompieron una pared maestra de la Iglesia Parroquial, profanaron las ermitas de el circuito, haciéndolas establos, y habitaciones para ellos y sus caballos, deshicieron y quemaron mucha parte y la madera de ellas, y las Cruces de el Vía Crucis, hicieron pedazos las imágenes que había a cuchilladas y golpes, dándole muchos a un sacerdote, y le quitaron la capa, obligándole a que les sirviese de guía. A otro Clérigo de Menores, le echaron una soga al cuello, llevándole arrastrando más de trescientos pasos de el Lugar atado a la cola de un caballo, y le hubieran muerto a no interponerse otro soldado, pero le desnudaron de todos sus vestidos, después de haberle robado su capa.
(…) Morata.
En la villa de Morata dichos soldados rompieron las puertas de la ermita de Nuestra Señora de la Antigua por el Camarín, y entraron en ella quitaron la Santa Imagen de el Trono y la despojaron de sus vestidos, y a otras imágenes de Cristo y sus Santos dejándolas en el suelo. Se llevaron todos los Ornamentos, y alhajas de la dicha Ermita, y de los Altares.
Igual destrozo hicieron en otras Ermitas del contorno, robando a las Santas Imágenes, las Coronas de plata, joyas y demás adornos, haciendo pedazos sus divinos simulacros.
(…) Villarejo de Salvanés.
En la villa de Villarejo de Salvanés entraron dichos soldados, y con fuerza y violencia registraron todas las casas de los vecinos eclesiásticos, robando de ellas, y tomando lo que querían, maltratando a todos de obra y de palabra. En la Iglesia Parroquial entraron con violencia, y robaron todos los granos y alhajas que allí habían retirado los vecinos. Quebrantaron algunas puertas y cajones donde se guardaban las alhajas de la Iglesia para registrar lo que había. Quebrantaron las puertas de cuatro Ermitas, Extramuros, y cercanas a dicha villa, robaron sus alhajas y Vasos Sagrados, como cáliz y Patena, maltratando las imágenes, haciendo establos dichas ermitas, escarnecieron a una Imagen de talla, arrojándola en el campo, y las Santas Imágenes que en cualquier parte encontraban, las rasgaban haciendo sumo desprecio.
(…) Colmenar de Oreja.
En la Villa de Colmenar de Oreja, entraron dichos soldados y con violencia registraron el convento de religiosos de dicha Villa, y de él robaron todo el trigo, granos y demás cosas que allí tenían refugiados los vecinos, y lo que tenía para sus sustento la Comunidad. Violaron la clausura del Convento de Religiosas, y robaron todo el trigo, y demás cosas que en habían custodiado los vecinos.
Chinchón.
En la Villa de Chinchón, entraron dichos soldados y escalaron algunas paredes del Convento de Religiosas , y le violaron entrando en la clausura, y habiéndole registrado, se volvieron a salir sin ejecutar otra cosa.
(…) Los lugares de este arzobispado donde quitaron y se llevaron todos o los más de los granos de los diezmos son los siguientes: Yebra, Villar del Olmo, Horche, Perales de Tajuña, (…) Ambite, Carabaña, (…) Morata, (…) Villarejo de Salvanés, (…), Colmenar de Oreja, Chinchón.
(…) Todo lo dicho resulta justificado en la manera dicha de las informaciones ejecutadas de orden de los Ordinarios eEclesiásticos, que por ahora quedan en mi poder, de que certifico yo, Don Miguel Rubín de Noriega, escribano de Cámara de Su majestad más antiguo y de Gobierno de el Consejo. Madrid, y agosto diez y seis de mil setecientos once.
Miguel Rubio de Noriega
Fuentes y bibliografía:
Historia civil de España, sucessos [sic] de la guerra y tratados de paz desde el año 1700 hasta el mil setecientos treinta y tres. Belando, Nicolas de Jesús. Imprenta y librería de Manuel Fernández. Madrid, 1740.
La Gazeta de Madrid y la guerra de sucesión. Cal Martínez, Rosa. Cuadernos dieciochistas. Vol 3 (2002). Universidad de Salamanca.
Análisis espacial y constructivo del castillo de Chinchón por el método comparado. Villanueva y Domínguez, Luis de. Actas del Segundo congreso Nacional de Historia de la construcción. Actas del segundo Congreso Nacional de Historia de la construcción. A Coruña, 22-24 de octubre, 1998.
El marqués de Leganés y las artes. Pérez Preciado, José Juan. Tesis doctoral. Universidad Complutense. Facultad de Geografía e Historia. Madrid 2010.
Resumen y extracto de los sacrilegios, profanaciones y excesos, en lo sagrado , que por las informaciones auténticas, ejecutadas, de orden de ordinarios eclesiásticos de los obispados de Sigüenza, Cuenca, Osma y arzobispado de Toledo se justifica haberse cometido por los soldados, tropas del Archiduque, en los más de los pueblos donde llegaron en dos ocasiones, que internaron en este reino de Castilla (por su desgracia) en los años de 1706 y 1710. Blanco Matheo. Impreso en Madrid. 1711.
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