Carrera del Mediodía-Carrera de Poniente (Calle que llaman de la carrera junto a la Cruz de Calderón-Carrera de la Antigua al Rosario)
La carrera del Mediodía, junto con la carrera de Poniente, Oriente y
Norte, fueron las calles y vías urbanas que durante muchos años delimitaron el
casco urbano de Morata. Aún hoy, conservan el mismo nombre, excepto en el caso
de la carrera del Norte que perdió esta denominación desde la construcción de
la estación del ferrocarril a comienzos del siglo XIX. Al menos hasta el pasado siglo, estas calles constituyeron
el límite externo del casco urbano de Morata, -una especie de circunvalación- y
en su entorno se encontraban la mayoría de las eras de pan trillar que durante siglos se utilizaron para las
labores de separar el grano de los cereales de la paja.
La actual carrera del Mediodía ya constituía el límite sur del casco
urbano de Morata a mediados del siglo XVIII. En el Catastro de Ensenada se
registraron en esta calle, conocida en esos años como calle que llaman de la carrera junto a la Cruz de Calderón, diez
viviendas y un solar. Como ya apuntamos en anteriores entregas, en torno a esta
carrera estaría el antiguo humilladero conocido como Cruz de Calderón. Su trazado, con casas únicamente en su fachada
norte, discurría entre la actual calle de la Estrella y la calle Cristo de la
Sala. En esos años, el tramo desde la confluencia con la calle de la Estrella
hasta la salida a la carretera de Perales era conocido como calle de la Texería vieja, (que contaba con cinco
viviendas) nombre que apunta a la existencia en esa zona, en épocas
anteriores al catastro, de algún
tipo de establecimiento en el que se fabricarían las típicas tejas árabes
tradicionales en los viviendas de Morata.
La que hoy conocemos como carrera de Poniente, denominación que ha
conservado al menos desde el siglo
XIX, fue identificada por los redactores del Catastro de Ensenada como carrera de la Antigua al Rosario o calle que sale al Rosario y, en efecto,
esta calle comunicaba la ermita de la patrona de Morata con el entorno de la
antigua ermita del Rosario a la que ya nos referimos en anteriores entregas.
Esta calle sólo contaba en esos años con once viviendas, un pajar y un solar situados en la fachada de
oriente.
En su parte oriental, el casco urbano de Morata estaba delimitado a
mediados del siglo XVIII por la llamada calle
de la Jabonería (Actual calle del Picadero) y la calle de la Jabonería a los Oteros (conocida hoy como calle del
Sol). La referencia a la jabonería
está ligada, lógicamente, a la existencia de un establecimiento donde se
fabricaba jabón y que en esos años, según el propio catastro, ya estaba
arruinado y que era propiedad del conde de Altamira. La que hoy conocemos como
carrera de Oriente, es una zona de Morata que se urbanizó posteriormente a la
redacción del Catastro de Ensenada y que recibió ese nombre posiblemente ya en
el siglo XIX cuando se construyeron las primeras casas en esa zona.
Tampoco la carrera del Norte -nombre que actualmente no existe en el
callejero de Morata y que se corresponde con la zona situada en el entorno dea
la antigua estación del ferrocarril- existía cuando se hizo el Catastro de
Ensenada. Entonces, a mediados del siglo XVIII, los límites al norte del casco
urbano de Morata se situaban en la que entonces se conocía como calle
pública que baja a la Calle Real que llaman de Arganda (calle Real en el tramo que parte de las calles
Panaderos y calle de Poyales hacia la salida de Morata en dirección norte) y en
el entorno de la Plaza del Pozo (en aquellos años conocida como calle junto al Pozo de la Nieve). En esta zona norte de
Morata se situaría en estos años del siglo XVIII, según los registros del
Catastro de Ensenada, un establecimiento en el que se fabricaban tejas y que
habría sustituido a la vieja texería
situada al sur de la población.
Las eras de pan trillar
Con este nombre de eras de pan trillar se denominaban en el Catastro de Ensenada las
propiedades que rodeaban el casco urbano de Morata por todos los puntos
cardinales y que entonces, como ahora, se denominaban carreras. En los registros del siglo XVIII aparecen anotadas hasta
setenta y ocho eras, cinco de ellas empedradas. Su valor fiscal también estaba
regulado en el catastro que fijaba unas rentas anuales de 19 reales para las
eras de tierra y el doble, 38 reales, para las empedradas.
El casco urbano de Morata rodeado de las eras en una foto aérea del año 1946
En la foto de 2014 se aprecia como el crecimiento urbano ha eliminado las antiguas eras
Ya fuera en propiedad o arrendadas, las eras de pan
trillar eran de uso obligado para todos los labradores de Morata. En la época
en que se elaboró el Catastro de Ensenada, pero también en siglos anteriores y
posteriores, el cultivo de cereales, principalmente trigo y cebada –el centeno
y la avena siempre fueron cultivos marginales-, constituía la base fundamental
de la economía de los agricultores junto con la vid y el olivo. Las labores de
la trilla, por lo tanto, ocupaban los días posteriores a la siega del trigo y
la cebada y en ella se ocupaban todas las familias de agricultores hasta que la
mecanización del campo simplificó el trabajo de separar la paja del trigo.
La importancia de estos espacios para la economía de
la villa y de los agricultores fue tal que, hasta bien entrado el pasado siglo,
las eras fueron parte esencial del paisaje de Morata. Hasta las ordenanzas de
la villa recogían la protección de las eras y de las mieses durante las labores
de la trilla, para evitar que entraran los rebaños de ganado:
(…) estando
el pan en las eras u otro cualquier género de semillas no pueda entrar ningún
ganado ovejuno o cabrío ni otro
mayor ni menor en dichas eras so pena que por cada cabeza de ganado mayor pague
un real de día y dos de noche, y de puercos lo mismo, y de cabrío y ovejuno a
cuatro maravedíes por cabeza de día y ocho de noche, el daño que hiciere con la
agravación correspondiente.
La
importancia de las eras para la economía de Morata se reflejaba también en los
precios de alquiler que se fijaron en el Catastro de Ensenada. En las
respuestas generales del catastro se fija el precio de su arrendamiento:
(...) respondieron
que cada era se acostumbra arrendar en una fanega de trigo y si es era
empedrada en dos fanegas.
Este
precio más elevado de las eras empedradas se debía a que en las otras eras era
necesario antes de empezar la trilla realizar una labor de acondicionamiento
con los rodillos de piedra, trabajo que se denominaba poner la era.
Fuentes y
bibliografía:
· Archivo Histórico Provincial de Toledo.
Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales.
Bienes de Eclesiásticos. H 408 y
H. 410.
·
Ordenanzas de la villa de Morata.
(Manuscrito). Biblioteca
Nacional (ms 4.508) 3 de enero de 1803.
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