Calle de la Majada
Lugar donde se recoge de noche
el ganado y se albergan los
pastores. Así define el
diccionario de la lengua española la palabra majada que da nombre a esta calle de Morata. Al menos desde el
siglo XIX ya existía este nombre en el callejero que hace referencia a la existencia de corrales y vías
pecuarias en ese entorno del término municipal situado al oriente de la villa.
El nombre de esta calle está relacionado con la presencia de corrales
para el ganado en este entorno urbano de Morata. Como sucede con la calle
Colmenares –ambas parten de la calle Morería- en el pasado la calle Majada
constituía el límite del casco urbano de Morata, aparte de la zona conocida
como cuevas del Calvario.
En el primer callejero de Morata no se hace referencia a esta calle,
aunque ya existían algunas viviendas con fachada a la calle Morería. En
cualquier caso, esta denominación está ligada a la existencia de corrales para
el ganado en esta zona. En el catastro de Ensenada se hace referencia a varios
de estos corrales localizados en las proximidades de la calle de la Majada.
Concretamente, en este catastro se registran corrales a nombre de vecinos como
Francisco y Jacinto Ortiz, Mathías de la Cueva, Francisco Villalba y Joseph
Orozco. Este último vecino es propietario de dos corrales:
Dos corrales que están a la salida del lugar que cabrán
una fanega, el uno linda Norte casa de Mathías de la Cueva, Mediodía palomar
arruinado, Oriente calle que sube desde el Hospital y Poniente corrales de las
casa de dicho Mathías, y el otro linda Norte era de herederos de Josepha
Pantoja, Mediodía el Mazacote, Oriente el carril que baja por medio de las eras
a la vega y Poniente corrales de dicho Hospital.
En el catastro también a aparece registrada la propiedad de Juan
Pedraza, identificado como uno de los pastores que en el siglo XVIII ejercían
esta profesión en Morata:
(...) una
casa en la población de esta villa en la calle que sube a la plazuela de las
Cocheras, linda al Oriente con dicha calle, al Poniente corral de la casa de
Manuel de Montes, tiene de frente doce
y ocho varas de fondo, consiste su habitación en bajo con diferentes
oficinas, cueva, pajar y dos corrales, regulado su alquiler anual en noventa y
nueve reales.
Como se
ve, la referencia a la existencia de corrales en las proximidades de la actual
calle de la Majada son muy abundantes en el la época de redacción del catastro
y, aunque en éste también se citan otros corrales en otras zonas del término
municipal de Morata, parece que, al igual que sucedía con los colmenares que
dieron nombre otra calle paralela, era aquí donde se concentraba la mayoría de
estas construcciones destinadas al ganado.
Por otra
parte, la calle de la Majada también era una de las salidas hacía la dehesa
carnicera de Morata, por aquella época propiedad del concejo y que se
desamortizó en el siglo XIX, cuando ya pasó a ser propiedad privada. Hasta los
años sesenta, la dehesa contó con varios corrales y abrevaderos para el ganado
ovino que pastaba en esta extensa finca del término municipal de Morata.
En el centro de la imagen, calle de la Majada (Imagen aérea, 2014)
La actividad ganadera en Morata
Como ya
se ha apuntado, el Catastro de Ensenada recoge la existencia de corrales para
el ganado en esta zona y también el nombre de los vecinos dedicados a este
oficio. Curiosamente, entre los vecinos que se dedican al pastoreo a tiempo
completo –en el catastro aparecen otros vecinos que también son propietarios de
ganado ovino- la mayoría pertenecen a dos familias: los Pedraza y los
Santillana: Juan Pedraza, Phelipe Pedraza, Joseph Santillana, Gastar
Santillana, Juan Trigo y Joseph Moreno (casado con una tal Ana Pedraza), eran
los seis morateños con el oficio de pastor. Estos seis pastores significaban un
número muy reducido de vecinos dedicados a este oficio frente a los 100
labradores y 140 jornaleros –todos ellos dedicados a la agricultura- que se
registran en el catastro. Este escaso número de ganaderos de ovino o pastores
se justifica en el escaso valor de los pastos del término municipal de Morata:
(...) hay diferentes cerros que se llaman concejiles
infructíferos y de mala calidad sólo sirven para el común aprovechamiento del
corto numero de ganado lanar que tienen los vecinos, además de ser paso o
cañada de los ganados trashumantes.
De hecho,
los redactores del catastro apuntan en los legajos conservados la escasa
importancia de la ganadería en la economía de Morata:
(...) a este término no viene ganado alguno de fuera al
esquileo y que en el pueblo hay varios vecinos que tienen algunas cabezas de
ganado lanar como son carneros, primales y ovejas que llegaran como hasta dos
mil cabezas (...)
En
concreto, según los registro individuales de los vecinos que poseían ganado
ovino o caprino, Morata contaba con una cabaña ganadera de 1220 ovejas, 125 borregos,
45 carneros y 65 cabras, una cabaña muy reducida en comparación con otras
localidades vecinas.
Entre los
propietarios de estas cabezas –aparte de los pastores de profesión- figuran
vecinos como el presbítero de la parroquia de Morata, Pedro Marchena (305
cabezas, entre ovejas, carneros, borregos y cabras), Miguel Monzón (200
cabezas), Gabriel de Pezes (166 cabezas) y Pablo Fominaya 140 cabezas).
La poca
importancia del sector ganadero en la economía de la Morata ha sido una
constante a la largo de la historia. El escaso valor de los pastos del término
municipal ha impedido que la
ganadería se consolidara como una actividad económica atractiva para los
habitantes de Morata. Aunque, curiosamente, en el siglo XVIII llegara a
celebrarse en Morata una de las dos asambleas anuales que organizaba el Honrado
Concejo de la Mesta, la agricultura no solo prevaleció históricamente en la economía morateña
frente a la ganadería, sino que también impuso su influencia frente al sector
ganadero. En este blog ya hemos tratado los pleitos legales que enfrentaron a
labradores y ganaderos desde el lejano siglo XV. A consecuencias de estos
pleitos, las ordenanzas de la villa aprobadas en 1734 y transcritas por el
escribano de Morata Ramón García Nieto en 1803 (Biblioteca Nacional Manuscrito
4508), delimitaban y acotaban estrechamente los derechos de los pastores a la
hora de aprovechar los montes y los pastos vecinales así como los periodos en
los que les estaba permitido aprovechar para sus ganados los rastrojos de la vega
y de las viñas y olivares del término municipal.
Fuentes y bibliografía:
· Archivo Histórico Provincial de
Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas
generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.
· Biblioteca Nacional (Ms 4508.)
· Morata de Tajuña según el Catastro
de Ensenada (1751). Miranzo Sánchez-Bravo, Agustín. Bubok, Edic. del autor.
Morata de Tajuña, 2010.
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