Al
tratar de las primeras desamortizaciones de los bienes de propios del
Ayuntamiento de Morata ya hablamos de la subasta de la dehesa
carnicera y se apuntó los problemas legales que se generaron con la
primera adjudicación de la finca.
Esta
dehesa era, sin duda, la finca rústica de mayor de valor de las que
pertenecían a los bienes de propios de Morata. Situada al noreste de
la población, la dehesa pertenecía al patrimonio comunal de Morata
desde el siglo XVI. En 1568 Felipe II aprobó la venta de baldíos y
el concejo de Morata acordó la compra de la dehesa carnicera que, en
esos años, tenía una superficie de 200 fanegas o al menos esa es la
superficie que aparece en la documentación correspondiente a las
ventas de baldíos.
En
el siglo XVIII, al elaborarse el Catastro de Ensenada, los
responsables del concejo declaran que entre los bienes de propios se
incluye (…) una
dehesa para pasto del ganado lanar, de mala calidad, como de un
cuarto de legua de larga y medio de ancha, situada al oriente de esta
población y dista de ella un cuarto de legua (…).
Ya
en el siglo XIX, las Ordenanzas de la villa recogen la prohibición
de que los ganados entren a pastar en la dehesa:
(…)
ordenaron que ninguna persona entre a pastar ningún género de
ganado así vacuno como cabrío, ovejuno, porcino, asnal, mular ni
caballar en los pastos destinados de tiempo inmemorial a esta parte
los ganados de las obligaciones de esta villaa como es la dehesa,
pena de cuatro maravedíes por cabeza de ganado ovejuno, porcino o
caprino, y ocho siendo vacuno, asnal, mular ni caballar (…).
Arriendo
de los pastos y el esparto de la dehesa
Estos
documentos de los siglos anteriores a la desamortización constatan
la inclusión de la dehesa carnicera entre los bienes de propios del
Ayuntamiento y como el concejo intentaba rentabilizar este patrimonio
con el arriendo de los pastos a los adjudicatarios del abastecimiento
de carne de la villa. Así sucedió hasta que se liberalizó el
abasto de carne en la villa. A partir de entonces, ya en el siglo
XIX, los pastos se siguieron arrendando a los ganaderos que pujaran
por ellos:
Por
disposición del Excmo. Señor gobernador de esta provincia se saca a
pública subasta en la villa de Morata el aprovechamiento de los
pastos de invierno de la dehesa carnicera perteneciente a sus
propios, que se hallan valorados en la cantidad de 3.000 reales, bajo
el pliego de condiciones que está de manifiesto en la secretaría
del ayuntamiento, en el que se ha señalado para su único remate el
próximo día 19 del mes siguiente de octubre de once a doce de la
mañana en la sala capitular. (…). (Boletín
Oficial de Madrid,
19 de septiembre de 1851).
La
dehesa, además de los pastos, también aportaba al concejo el
importe de la explotación de su esparto que también se subastaba
por parte del Ayuntamiento. En 1857, cuando ya se había iniciado el
proceso de desamortización y se había publicado el anuncio de
subasta de la dehesa, aun se convocaba la subasta para el
aprovechamiento del esparto:
Alcaldía
constitucional de Morata
En
la villa de Morata de Tajuña, a pesar de haberse anunciado dos
remates para la subasta del aprovechamiento del esparto de la mitad
de la dehesa de propios de la misma, no ha habido licitadores, por lo
que se ha señalado el día 27 del actual para la celebración de
nuevo remate en las casas consistoriales (…), advirtiéndose que se
admitirán posturas que cubran las dos terceras partes de la cantidad
de 700 reales, en que ha sido valuado el expresado esparto por el
perito agrónomo.
(Boletín
Oficial de la Provincia de Madrid,
24 de septiembre de 1857).
Edificio en ruinas de la dehesa carnicera (Imagen publicada en Morata de Tajuña, Ayer y Hoy)
Primera
subasta y anulación de la adjudicación
De
hecho, fue en 1856 cuando la dehesa carnicera salió a subasta-por
primera vez-tras la publicación en el Boletín Oficial de Ventas del
anuncio en el que se especificaban las características de la finca:
Una
dehesa en término de Morata, de tercera calidad, la cual contiene
dentro de su perímetro algunos romeros, carrascas, espartos y
pastos, todo de segunda calidad perteneciente a los propios de dicho
Morata; linda al norte con el camino de Valdilecha y viñedo, Oeste,
término de Perales de Tajuña, Poniente con el barranco Colorado y
fuente de Chirola?; tiene de cabida 620 fanegas, que hacen 232,95
hectáreas y 40 centiáreas, no admitiendo dicha dehesa división sin
menoscabo de su valor para el Estado. Ha sido tasada en 12.200
reales, y capitalizada por la renta de 4.200 reales, según los
peritos en 94.300 reales, tipo para la subasta.
Tras
esta primera subasta, la dehesa fue adjudicada a Joaquín Marraci y
Soto, un vecino de Madrid que, en este año, también se adjudicó la
octava parte del molino
harinero de arriba
–el molino hundido- que pertenecía desde la edad media al concejo.
El nuevo propietario de la dehesa realizó mejoras en su propiedad
–construyó la casa cuyas ruinas aún se conservan y nuevas
dependencias para mejorar el rendimiento de la finca- y en 1859
anunció el arriendo de los pastos de invierno al mejor postor:
Se
arriendan los pastos de invierno de la dehesa de Morata de Tajuña,
propia del Sr. Joaquín Marrací y Soto, distante cinco leguas de
esta capital: los que quieran enterarse del pliego de condiciones,
pueden hacerlo todos los días no feriados (…) en la casa de José
Félix Vega, en la villa de Morata, hasta el 27 del actual, pues la
subasta se verificará el domingo 2 del próximo octubre, a las once
de la mañana en dicho pueblo.
(Diario
de Avisos de Madrid,
24 de septiembre de 1859).
Sin
embargo, y a pesar de que Joaquín Marrací realizó importantes
inversiones en la dehesa, lo que confirmaba que a diferencia de otros
compradores de bienes desamortizados no tenía intereses
especulativos con su adquisición, la constatación de que se había
producido un error en la tasación de la finca subastada dio paso a
un proceso revocatorio de la primera subasta que desembocó en su
anulación y a la convocatoria de una nueva subasta, en 1861, que se
anunciaba así:
Una
dehesa de segunda clase y de secano, sita entre El Taray y el Llano
de Arriba, término de Morata de Tajuña, procedente de sus propios,
contiene pastos, carrasca de segunda, romero, tomillo, esparto, 10
álamos blancos, una fuente permanente de aguas potables con un caño
[¿Chirola?], dos manantiales, dos charcas para lavadero con sus
correspondientes piedras en tosco y un horno de cocer cal, esta finca
tiene la servidumbre de dos sendas para el disfrute de las heredades
inmediatas y otra para el disfrute del agua de dicha fuente que
aprovecha el vecindario, su cabida 687 fanegas equivalentes a 232
hectáreas, 15 áreas y 90 centiáreas. Linda N. con viñas y
olivares de particulares, M con viñas y olivares de particulares, L
con el término de la Gracia y P. con el barranco Colorado; ha sido
tasada en 156.000 reales y capitalizada por la renta de 6.780 reales
que la han graduado los peritos, en 152.552 reales, tipo para la
subasta. (NOTA. Dentro del perímetro de esta finca hay una casa
edificada, la cual no se ha incluido en la tasación.
Bibliografía
y fuentes:
- Colección legislativa de España. Sentencias del Consejo de Estado. Año 1863. Sentencia 106. Imprenta del Ministerio de Gracia y Justicia, Madrid.
- Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y H. 410.
- Publicaciones y periódicos citados en el texto.
- Ley de desamortización de Pascual Madoz de 1 de mayo de 1855
- Boletín Oficial de Venta de Bienes Nacionales de la Provincia de Madrid.
- Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.
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