martes, 12 de junio de 2018

La Tajera, el embalse que regula las aguas del Tajuña (II)

Según vimos la pasada semana, la propuesta de levantar una presa que regulara el curso del Tajuña aguas arriba de Ambite aún tardaría mucho en llevarse a cabo. Hasta que finalmente se levantó la presa, en el término municipal de El Sotillo, y se pusiera en funcionamiento en 1993, la regulación del Tajuña fue una reivindicación que periódicamente surgía en las tierras alcarreñas y madrileñas que atraviesa el ríodesde su nacimiento entre Clarés y Maranchón y su desembocadura en Titulcia..

Como vimos la pasada semana, coincidiendo con el final de siglo el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos planteaba la construcción de una presa en el término de Ambite para aumentar los riegos en las vegas de Perales, Morata, Chinchón y Titulcia. Esta iniciativa, de la que lógicamente también se habrían beneficiado las vegas y los vecinos de Orusco, Carabaña y Tielmes, contemplaba un embalse de 4.000.000 de metros cúbicos (4 hectómetros), nunca llegó a superar la fase de la propuesta del Cuerpo de Ingenieros pero, al menos, puso sobre la mesa la necesidad de regular las aguas del Tajuña, un río que periódicamente, como también vimos la pasada semana, se desbordaba y provocaba la pérdida de cosechas.
Pasarían varios años hasta que la construcción de un embalse en la ribera del Tajuña se plasmara en algún documento oficial. La obra, sin embargo, si que formaba parte de las reivindicaciones históricas de las provincias de Guadalajara y Madrid. En 1923, una publicación de contenido económico, El Financiero, planteaba en su número de mayo las carencias en infraestructuras para el regadío de la provincia de Guadalajara:
(…) el regadío se encuentra poco intensificado; no poseemos mas canal que el del Henares, y sólo un pantano en construcción, pero existen zonas que, de emprender una verdadera política agraria, serían en pocos años emporios de riqueza; tal sucede en la cuenca del río Tajuña, y muy especialmente en el término de Cifuentes (…).
La propuesta de mejorar el regadío en el entorno de la localidad de Cifuentes, muy cercana al lugar donde setenta años después se levantaría la presa de La Tajera, no fue la única de los años 20 del pasado siglo. Otra publicación editada en Guadalajara, La Palanca, se hacía eco de la intención de la dictadura encabezada por Primo de Rivera de actuar en el curso del río Tajuña:
(…) Pronto comenzarán los estudios y trabajos de organización para confederar a todos los interesados de los términos de la Cuenca del Tajuña, y una vez constituida esta nueva agrupación o Sindicato de regantes, solicitar el auxilio y aprobación del Estado, que se ha de conseguir, pues el gobierno protege todas estas obras hidráulicas que benefician a las regiones y redundan en la prosperidad y engrandecimiento de la patria. (La Palanca, Guadalajara 31 de julio de 1929).
Los habitantes que vivían en los pueblos ribereños del Tajuña aún verían publicadas varias propuestas más sobre futuras e hipotéticas iniciativas de obras hidráulicas en el río antes de la guerra civil. Una de ellas, que contaba con el aval del Ministerio de Obras Públicas de la época, incluía la mejora de los regadíos en la cuenca del Tajuña en un plan que tampoco se llevó a cabo. En el texto de este plan, publicado por el semanario La Industria Nacional, aparecían las obras proyectadas en todas las cuencas españolas con carácter urgente. En la denominada División del Tajo, los proyectos ministeriales señalaban:
(…) 4.° Reconocimiento de la cuenca del Tajuña, vertiente del Guadarrama y demás afluentes, estudiando la regulación y. aprovechamiento de sus aguas en la mejora de riegos existentes y nuevos canales o acequias en la región de Torrelaguna.
El texto finalizaba con una nota en la que indicaba que estos proyectos se someterían a distintos estudios agronómicos que serán acometidos inmediatamente para ofrecer base de estimación y orden de preferencia en estos trabajos. Ofrecerán también elemento para la debida determinación de las características esenciales de las principales obras. (La Industria Nacional, 31 de julio de 1932). Tampoco estos proyectos pasaron del papel y de las buenas intenciones a la práctica, bien por falta de presupuesto o por la falta de iniciativa política de las distintas administraciones.

Superficies de riego del río Tajuña en la provincia de Madrid a comienzos del siglo XX

La regulación del río Tajuña tras la guerra civil
La guerra civil significó la paralización de todos estos proyectos hidráulicos que, lógicamente, aunque seguían siendo necesarios par la cuenca del Tajuña y para el desarrollo de su economía difícilmente podían llevarse a cabo. Incluso al finalizar la guerra, ya en la década de los cuarenta del pasado siglo, los agricultores y vecinos de los pueblos alcarreños y ribereños mantenían viva la reivindicación de mejorar los regadíos de los pueblos aledaños al Tajuña y regular su curso para evitar las temidas avenidas pero la economía nacional tenía otras prioridades en un país arrasado por la contienda.
No obstante, en agosto del año 1946, el Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara ya se refería al pantano en el Tajuña como una de las obras incluidas en el plan de Cuenca del Rio Tajo. Casi un año después, en febrero de 1947, la misma publicación se refería también a un proyecto de obra de derivación de aguas del río Tajuña, solicitado por una industria de Brihuega, que no afectaba directamente –según se señalaba literalmente- a ninguna obra de sus planes, si bien estaba en estudio el pantano de la Tajera, aguas arriba de esta toma, por lo que puede ocurrir que en alguna época el río no lleve el caudal suficiente para derivar las que se solicitan (…). En este texto aparece por primera vez, de todos los documentos que hemos encontrado, la denominación de pantano de La Tajera, para nombrar al embalse que debía de regular las aguas del Tajuña.
Aparte de estos textos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de Guadalajara, en la entonces provincia de Madrid también aparecían regularmente informaciones en cuyo contenido se reflejaba el problema de la falta de regulación del cauce del Tajuña. El 3 de mayo de 1953, el periódico ABC publicaba una información titulada La escasez de agua para riego en la vega del Tajuña, que trataba sobre este problema:
El delegado provincial de sindicatos ha recibido a los alcaldes y jefes de las Hermandades de Labradores de los pueblos de Chinchón, Morata de Tajuña, Perales, Tielmes, Carabaña, Orusco, Ambite y Titulcia, todos enclavados en la vega del Tajuña, quienes expusieron el grave problema de carácter social y económico que planteó a los regantes la escasez de agua en el río durante los meses de verano, por lo que se solicita que no se otorguen concesiones a los pueblos situados aguas arriba, mientras no se reconozcan y activen los derechos legales de la comunidad.
La Comisión fue recibida también por el gobernador civil, a quien también le fue expuesto el problema.
En este caso, los pueblos madrileños ribereños del Tajuña planteaban su preocupación por la posibilidad de que las aguas del río fueran destinadas a nuevos regadíos en tierras alcarreñas, tras los periódicos problemas de sequía que padecían las vegas de las localidades que aparecían en la noticia publicada por el diario madrileño.
Sin embargo, tanto los pueblos de Guadalajara como los de Madrid aún tardarían en ver cumplido su propósito. En la década de los sesenta del pasado, en pleno desarrollismo del régimen el embalse de La Tajera aparecía regularmente como un proyecto inminente. En estos años, en la provincia de Guadalajara y, particularmente en la cabecera del Tajo, era un territorio donde se planteaban obras emblemáticas para el régimen: la primer central nuclear española y el avance del futuro y polémico trasvase Tajo-Segura. Es en este contexto histórico, económico y social donde vuelven a aparecer noticias sobre el pantano de La Tajera. En 1966 es de nuevo el diario ABC el que incluye la noticia de la futura construcción de la presa y el pantano en el cauce del Tajuña:
Nuevo embalse en el partido de Cifuentes (Guadalajara).
Guadalajara, 30. Un nuevo embalse, cuyos trabajos de sondeo ya han comenzado, será construido en la provincia de Guadalajara.
Se trata del embalse de La Tajera, en la cabecera del río Tajuña, en término de El Sotillo, partido de Cifuentes. El nuevo embalse embalsará 60 millones de metros cúbicos y permitirá regular el caudal del río, eliminando el riesgo de futuras avenidas y aumentando el sistema de regadíos de su cuenca. (ABC, 1 de diciembre de 1966)
En un semanario de Guadalajara, Nueva Alcarria, también reflejaban en sus páginas la noticia de los trabajos de sondeo del nuevo pantano. Uno de sus redactores, aparte de destacar el impacto que supondría para el regadío en la provincia el embalse de La Tajera también veía otro aspecto positivo en la construcción de la presa:
Este embalse de El Sotillo dará una nueva fisonomía a una parte de la provincia, la de la meseta alcareña que la necesitaba mucho. El milagro del agua puede servir para incrementar los regadíos, y al mismo tiempo, para ofrecer a la gran corriente circulatoria que cruza en ambas direcciones por una de las carreteras de mayor tránsito de España, una serie de alicientes naútico-deportivos de primera categoría.
Dentro de unos años, si el pantano se convierte en una gozosa realidad, toda esa zona estará llena de hoteles y de campings, con lo que la provincia de Guadalajara se convertirá en la zona turístico-residencial más importante del centro de España. (Nueva Alcarria, 3 de diciembre de 1966).

La Nueva Alcarria publica en portada la construcción de la presa de la Tajera

El impacto turístico de la construcción de la presa y el embalsamiento de las aguas del río en El Sotillo que destacaba el periodista de Nueva Alcarria era un intento de asimilar estas obras en el Tajuña a las que se hicieron en la cabecera del Tajo con los embalses de Buendía, Valdepeñas y Bolarque, una zona que se promocionó como el Mar de Madrid. La promoción turística era un intento de aminorar el impacto social que significó la futura construcción del embalse en el entorno de El Sotillo, Torrecuadrada y el Val de San García, cuyas vegas serían anegadas por las aguas represadas, y que ya desde los años 50, sufrían un preocupante proceso de despoblación que se acentuó cuando, en los primeros años sesenta, se produjeron los primeros expedientes de expropiación de terrenos para la construcción del embalse.


Fuentes y bibliografía

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
  • Estudio de las inundaciones históricas del río Amarguillo. Potenciano de las Heras, Ángela. Memoria presentada para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Geodinámica. Madrid, 2004.
  • Avance de un Plan General de Pantanos y Canales de Riego, redactado por el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Año de 1899. Imprenta y fundación democrática de los Hijos de J. A. García. Madrid, 1899.
  • Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España, Tomo XXVIII Tomo VIII. Segunda Serie (1906). Madrid, Tipografía de la viuda de M. Tello. Madrid, 1906.
  • Periódicos y publicaciones citadas en el texto.

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