Según
vimos la pasada semana, la propuesta de levantar una presa que
regulara el curso del Tajuña aguas arriba de Ambite aún tardaría
mucho en llevarse a cabo. Hasta que finalmente se levantó la presa,
en el término municipal de El Sotillo, y se pusiera en
funcionamiento en 1993, la regulación del Tajuña fue una
reivindicación que periódicamente surgía en las tierras alcarreñas
y madrileñas que atraviesa el ríodesde su nacimiento entre Clarés
y Maranchón y su desembocadura en Titulcia..
Como
vimos la pasada semana, coincidiendo con el final de siglo el Cuerpo
de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos planteaba la construcción
de una presa en el término de Ambite para aumentar los riegos en las
vegas de Perales, Morata, Chinchón y Titulcia. Esta iniciativa, de
la que lógicamente también se habrían beneficiado las vegas y los
vecinos de Orusco, Carabaña y Tielmes, contemplaba un embalse de
4.000.000 de metros cúbicos (4 hectómetros), nunca llegó a superar
la fase de la propuesta del Cuerpo de Ingenieros pero, al menos, puso
sobre la mesa la necesidad de regular las aguas del Tajuña, un río
que periódicamente, como también vimos la pasada semana, se
desbordaba y provocaba la pérdida de cosechas.
Pasarían
varios años hasta que la construcción de un embalse en la ribera
del Tajuña se plasmara en algún documento oficial. La obra, sin
embargo, si que formaba parte de las reivindicaciones históricas de
las provincias de Guadalajara y Madrid. En 1923, una publicación de
contenido económico, El
Financiero, planteaba en su
número de mayo las carencias en infraestructuras para el regadío de
la provincia de Guadalajara:
(…)
el regadío se encuentra poco intensificado; no poseemos mas canal
que el del Henares, y sólo un pantano en construcción, pero existen
zonas que, de emprender una verdadera política agraria, serían en
pocos años emporios de riqueza; tal sucede en la cuenca del río
Tajuña, y muy especialmente en el término de Cifuentes (…).
La
propuesta de mejorar el regadío en el entorno de la localidad de
Cifuentes, muy cercana al lugar donde setenta años después se
levantaría la presa de La Tajera, no fue la única de los años 20
del pasado siglo. Otra publicación editada en Guadalajara, La
Palanca, se hacía eco de
la intención de la dictadura encabezada por Primo de Rivera de
actuar en el curso del río Tajuña:
(…)
Pronto comenzarán los estudios y trabajos de organización para
confederar a todos los interesados de los términos de la Cuenca del
Tajuña, y una vez constituida esta nueva agrupación o Sindicato de
regantes, solicitar el auxilio y aprobación del Estado, que se ha de
conseguir, pues el gobierno protege todas estas obras hidráulicas
que benefician a las regiones y redundan en la prosperidad y
engrandecimiento de la patria. (La Palanca, Guadalajara
31 de julio de 1929).
Los
habitantes que vivían en los pueblos ribereños del Tajuña aún
verían publicadas varias propuestas más sobre futuras e
hipotéticas iniciativas de obras hidráulicas en el río antes de la
guerra civil. Una de ellas, que contaba con el aval del Ministerio de
Obras Públicas de la época, incluía la mejora de los regadíos en
la cuenca del Tajuña en un plan que tampoco se llevó a cabo. En el
texto de este plan, publicado por el semanario La
Industria Nacional, aparecían
las obras proyectadas en todas las cuencas españolas con
carácter urgente. En la
denominada División del Tajo, los proyectos ministeriales señalaban:
(…)
4.° Reconocimiento de la cuenca del Tajuña, vertiente del
Guadarrama y demás afluentes, estudiando la regulación y.
aprovechamiento de sus aguas en la mejora de riegos existentes y
nuevos canales o acequias en la región de Torrelaguna.
El
texto finalizaba con una nota en la que indicaba que estos proyectos
se someterían a distintos estudios agronómicos que serán
acometidos
inmediatamente para
ofrecer base
de estimación y orden de preferencia
en estos trabajos.
Ofrecerán también
elemento para la debida determinación
de las características
esenciales de
las principales obras. (La
Industria Nacional, 31 de
julio de 1932). Tampoco estos proyectos pasaron del papel y de las
buenas intenciones a la práctica, bien por falta de presupuesto o
por la falta de iniciativa política de las distintas
administraciones.
Superficies de riego del río Tajuña en la provincia de Madrid a comienzos del siglo XX
La
regulación del río Tajuña tras la guerra civil
La
guerra civil significó la paralización de todos estos proyectos
hidráulicos que, lógicamente, aunque seguían siendo necesarios par
la cuenca del Tajuña y para el desarrollo de su economía
difícilmente podían llevarse a cabo. Incluso al finalizar la
guerra, ya en la década de los cuarenta del pasado siglo, los
agricultores y vecinos de los pueblos alcarreños y ribereños
mantenían viva la reivindicación de mejorar los regadíos de los
pueblos aledaños al Tajuña y regular su curso para evitar las
temidas avenidas pero la economía nacional tenía otras prioridades
en un país arrasado por la contienda.
No
obstante, en agosto del año 1946, el Boletín
Oficial de la Provincia de Guadalajara ya se refería al pantano en
el Tajuña como una de las obras incluidas en el plan de Cuenca del
Rio Tajo. Casi un año después, en febrero de 1947, la misma
publicación se refería también a un proyecto de obra de derivación
de aguas del río Tajuña, solicitado por una industria de Brihuega,
que no afectaba directamente
–según se señalaba
literalmente- a ninguna obra
de sus planes, si bien estaba en estudio el pantano de la Tajera,
aguas arriba de esta toma, por lo que puede ocurrir que en alguna
época el río no lleve el caudal suficiente para derivar las que se
solicitan (…). En este
texto aparece por primera vez, de todos los documentos que hemos
encontrado, la denominación de pantano
de La Tajera, para nombrar
al embalse que debía de regular las aguas del Tajuña.
Aparte
de estos textos publicados en el Boletín Oficial de la Provincia de
Guadalajara, en la entonces provincia de Madrid también aparecían
regularmente informaciones en cuyo contenido se reflejaba el problema
de la falta de regulación del cauce del Tajuña. El 3 de mayo de
1953, el periódico ABC publicaba una información titulada La
escasez de agua para riego en la vega del Tajuña,
que trataba sobre este problema:
El
delegado provincial de sindicatos ha recibido a los alcaldes y jefes
de las Hermandades de Labradores de los pueblos de Chinchón, Morata
de Tajuña, Perales, Tielmes, Carabaña, Orusco, Ambite y Titulcia,
todos enclavados en la vega del Tajuña, quienes expusieron el grave
problema de carácter social y económico que planteó a los regantes
la escasez de agua en el río durante los meses de verano, por lo que
se solicita que no se otorguen concesiones a los pueblos situados
aguas arriba, mientras no se reconozcan y activen los derechos
legales de la comunidad.
La
Comisión fue recibida también por el gobernador civil, a quien
también le fue expuesto el problema.
En
este caso, los pueblos madrileños ribereños del Tajuña planteaban
su preocupación por la posibilidad de que las aguas del río fueran
destinadas a nuevos regadíos en tierras alcarreñas, tras los
periódicos problemas de sequía que padecían las vegas de las
localidades que aparecían en la noticia publicada por el diario
madrileño.
Sin
embargo, tanto los pueblos de Guadalajara como los de Madrid aún
tardarían en ver cumplido su propósito. En la década de los
sesenta del pasado, en pleno desarrollismo del régimen el embalse de
La Tajera aparecía regularmente como un proyecto inminente. En estos
años, en la provincia de Guadalajara y, particularmente en la
cabecera del Tajo, era un territorio donde se planteaban obras
emblemáticas para el régimen: la primer central nuclear española y
el avance del futuro y polémico trasvase Tajo-Segura. Es en este
contexto histórico, económico y social donde vuelven a aparecer
noticias sobre el pantano de La Tajera. En 1966 es de nuevo el diario
ABC el que incluye la noticia de la futura construcción de la presa
y el pantano en el cauce del Tajuña:
Nuevo
embalse en el partido de Cifuentes (Guadalajara).
Guadalajara,
30. Un nuevo embalse, cuyos trabajos de sondeo ya han comenzado, será
construido en la provincia de Guadalajara.
Se
trata del embalse de La Tajera, en la cabecera del río Tajuña, en
término de El Sotillo, partido de Cifuentes. El nuevo embalse
embalsará 60 millones de metros cúbicos y permitirá regular el
caudal del río, eliminando el riesgo de futuras avenidas y
aumentando el sistema de regadíos de su cuenca.
(ABC,
1 de diciembre de 1966)
En
un semanario de Guadalajara, Nueva
Alcarria, también
reflejaban en sus páginas la noticia de los trabajos de sondeo del
nuevo pantano. Uno de sus redactores, aparte de destacar el impacto
que supondría para el regadío en la provincia el embalse de La
Tajera también veía otro aspecto positivo en la construcción de la
presa:
Este
embalse de El Sotillo dará una nueva fisonomía a una parte de la
provincia, la de la meseta alcareña que la necesitaba mucho. El
milagro del agua puede servir para incrementar los regadíos, y al
mismo tiempo, para ofrecer a la gran corriente circulatoria que cruza
en ambas direcciones por una de las carreteras de mayor tránsito de
España, una serie de alicientes naútico-deportivos de primera
categoría.
Dentro
de unos años, si el pantano se convierte en una gozosa realidad,
toda esa zona estará llena de hoteles y de campings, con lo que la
provincia de Guadalajara se convertirá en la zona
turístico-residencial más importante del centro de España.
(Nueva Alcarria,
3 de diciembre de 1966).
La Nueva Alcarria publica en portada la construcción de la presa de la Tajera
El
impacto turístico de la construcción de la presa y el embalsamiento
de las aguas del río en El Sotillo que destacaba el periodista de
Nueva Alcarria era un intento de asimilar estas obras en el Tajuña a
las que se hicieron en la cabecera del Tajo con los embalses de
Buendía, Valdepeñas y Bolarque, una zona que se promocionó como el
Mar de Madrid. La
promoción turística era un intento de aminorar el impacto social
que significó la futura construcción del embalse en el entorno de
El Sotillo, Torrecuadrada y el Val de San García, cuyas vegas serían
anegadas por las aguas represadas, y que ya desde los años 50,
sufrían un preocupante proceso de despoblación que se acentuó
cuando, en los primeros años sesenta, se produjeron los primeros
expedientes de expropiación de terrenos para la construcción del
embalse.
Fuentes
y bibliografía
- Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.
- Estudio de las inundaciones históricas del río Amarguillo. Potenciano de las Heras, Ángela. Memoria presentada para optar al grado de doctor. Universidad Complutense de Madrid. Facultad de Ciencias Geológicas. Departamento de Geodinámica. Madrid, 2004.
- Avance de un Plan General de Pantanos y Canales de Riego, redactado por el Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos. Año de 1899. Imprenta y fundación democrática de los Hijos de J. A. García. Madrid, 1899.
- Boletín de la Comisión del Mapa Geológico de España, Tomo XXVIII Tomo VIII. Segunda Serie (1906). Madrid, Tipografía de la viuda de M. Tello. Madrid, 1906.
- Periódicos y publicaciones citadas en el texto.
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