Si
la voluntad con que hace muchos años me dedico a aconsejaros el
camino más útil para que de una manera progresiva mejoréis la
labranza merece alguna gratitud, estarán satisfechas las
aspiraciones del que desea el desarrollo y prosperidad de la
agricultura nacional, como el más firme apoyo de la independencia y
bienestar de la labranza española.
Con estas palabras, dedicadas a
los labradores españoles,
iniciaba José de Hidalgo Tablada el primer tomo de su Curso
de Economía rural española,
publicado en 1864 por la Imprenta y Librería de la señora vida de e
hijos de D. José Cuesta.
Este
proyecto editorial de José de Hidalgo Tablada, completado con un
segundo tomo publicado al año siguiente, en 1865, por la misma
editorial, forma parte del ambicioso proyecto del autor, empeñado
desde sus primeras publicaciones del año 1849, en mejorar la
formación práctica y teórica de los agricultores y ganaderos
españoles. Este trabajo de Hidalgo Tablada, que por estas fechas ya
había publicado varias obras, se vio recompensado con la elección
de este primer tomo de su Curso
de economía rural española
como libro de texto para los alumnos de la Escuela Superior de
Ingenieros Agrónomos, según la orden publicada en la Gaceta de
Madrid con fecha de 3 de septiembre de 1864.
Como
ya hemos visto en anteriores entregas del blog, la publicación de
tratados sobre la gestión profesional de las explotaciones agrícolas
y ganaderas ya se había iniciado con la aparición entre 1850 y 1852
de su tratado de Economía
y contabilidad rural,
una obra que llegó a las librerías españolas justo después de que
José de Hidalgo Tablada cumpliera con su primer periodo como alcalde
de Morata entre los años 1846 y 1850.
Sin
embargo, esta obra de Hidalgo es mucho más ambiciosa por sus
contenidos y extensión que el Tratado de economía y contabilidad
rural. El propio autor así lo señala en su introducción del primer
tomo cuando afirma:
El
haber dirigido algún tiempo una labor que explota 38 aranzadas de
tierra en la provincia de Cádiz; el haber tenido a nuestro cargo la
estadística territorial de la provincia de Sevilla y de Ciudad Real;
haber dirigido la Escuela Agronómica de Nogales en la provincia de
León; desempeñado la cátedra de Agricultura de la Escuela Especial
de Tudela (Navarra); tener nuestra propiedad en las riberas del
Tajuña, en Morata (Madrid), y las infinitas excursiones que hemos
hecho y datos recogidos en España y el extranjero, donde hemos
estudiado, nos permiten hoy decir algo sobre la economía rural de
nuestra patria.
Hidalgo
Tablada pretendía con este trabajo cubrir el vacio que, en su
opinión, existía en España de este tipo de estudios:
(…)
Nuestra
obra no tenemos la pretensión de que sea perfecta, ni que pueda
satisfacer por completo la necesidad que de un trabajo de este género
se advierte, sólo nos hemos propuesto llenar ese vacío, teniendo
presente que un curso de economía rural no puede comprender ideas
concretas y aplicables a todos los casos, máxime en un país que a
cada momento la tierra demanda un cuidado diferente.
Para
dar contenido a esta pretensión de Hidalgo Tablada, su trabajo se
planteó en dos tomos, como ya se ha señalado, en los que el autor
abordaba, según su propia clasificación, los siguientes asuntos:
- 1ª parte: Reseña histórica de la agricultura, economía y legislación rural de los pueblos antiguos y pobladores de España
- 2ª parte: Economía de la agricultura en España
- 3ª parte: Economía del ganado en España
- 4ª parte: Administración y contabilidad rural
- 5ª parte: Legislación rural vigente en España
- 6ª parte: Economía rural comparada
- 7ª parte: Resumen
Por
motivos que desconocemos, el proyecto inicial de Hidalgo Tablada
sobre la estructura y contenido de su Curso
de economía rural
no llegó a materializarse en su totalidad. Los dos primeros tomos,
con 464 y 624 páginas respectivamente, sólo cubrieron las tres
primeras partes planteadas por el autor. En las últimas páginas del
segundo tomo, el autor anunciaba:
(…)
los dos libros son necesarios y el tercero indispensable; pues el
primero marca la producción de plantas, el segundo el auxilio que el
ganado presta y el que exige del hombre para su multiplicación, y el
tercero con los números indica lo que debe hacer para que las
especulaciones sean más provechosas y de más seguros resultados.
Aunque
ese tercer volumen no llegara a publicarse, Hidalgo Tablada no dejó
de incluir en este trabajo sus habituales referencias a sus
experiencias como agricultor en el término municipal de Morata.
Entre estas citas destacamos, por ejemplo, la que hacía alusión a
los precios de los jornales en Morata en torno a la década de los
años sesenta del siglo XIX:
En
Morata de Tajuña (Madrid) hace diez años valía un jornal 6 rs.,
término medio 50 rs. la fanega de trigo, y 140 rs. la renta de una
aranzada de tierra en término general: esto hacia que una fanega de
trigo valiese 5 jornales y 22, 5 la renta de la tierra; siendo esta
al precio del trigo cinco veces mayor, y este a los jornales cinco
veces también. Hoy los jornales cuestan 8 rs., el trigo vale 50 y la
renta ha subido a 280, resultando que esos valores han subido; los
jornales una cuarta parte, el trigo dos quintos y la tierra el doble;
ahora, seis jornales equivalen a una fanega de trigo; 35 jornales se
necesitan para pagar la renta, y esta equivale a seis fanegas de
trigo.
También
nos informa el autor sobre el precio de las tierras de labor en esos
años:
(…)
Admitido que la tierra y el trabajo crea el capital (856), y que
cuanto mas se produce, el capital es mayor, resulta que cuanto más
actividad tiene la producción y mayor es el trabajo empleado, más
capital exige cada unidad de tierra. Por ejemplo, un propietario de
la campiña de Jerez puede tener por 5.750 rs. una aranzada de tierra
de riego, mientras que el de Morata paga 6.000 y el de Castellón
56.000.
Portadilla del libro Curso de economía rural española (1864)
Cultivos
en Morata
Por
otros libros de José de Hidalgo Tablada ya teníamos constancia de
su afán de experimentar nuevos cultivos y variedades en la vega y en
el llano de Morata. En su Curso
de economía rural española
Hidalgo refleja una vez más estos intentos de explotar todas las
posibilidades agrarias del término de Morata y de los pueblos de la
comarca. Tras señalar que en siglos anteriores loas pueblos del Bajo
Tajuña se dedicaban al cultivo del cáñamo en las tierras de
regadío, el autor incluye en las páginas de su libro el producto de
la siembra de maíz:
(…)
Una hectárea de tierra produce término medio de 50 a 58 hectolitros
de maíz; en terrenos recién roturados y fértiles llega hasta dar
700 por uno, si se cultiva bien. En esa proporción lo hemos obtenido
en las prácticas de la Escuela especial de agricultura de Tudela y
en tierras de nuestra propiedad en Morata de Tajuña, teniendo pies
de 2 metros de altura, con mazorcas de 40 centímetros de largo y no
una sola en cada pie.
Hidalgo
también menciona el cultivo en su explotación de Morata de plantas
forrajeras para el ganado como el sorgo, el mijo, el pipirigallo y
una primera referencia a la remolacha. También cita cita cultivos
como el tabaco e, incluso, sus intentos por explotar el lúpulo para
la elaboración de cerveza:
El
lúpulo se cría en España, en las orillas de los ríos en tal
abundancia, que nosotros en algunos puntos hemos recogido su flor, y
habiéndola remitido a las fabricas de cerveza, nos han dicho era
buena para los usos que esa industria la emplea. Sin embargo que se
cría espontáneamente y que en otros países es motivo de cuidados
esmerados, y de productos de consideración, en España no se aprecia
y viene del extranjero la que se gasta en las fabricas de cerveza,
que no es poca. El lúpulo silvestre es menos aromático que el
cultivado | pero como en nuestro clima, todas las plantas de olor son
mejores que en el Norte, se ve que en las orillas del Ebro, del
Tajuña, Guadalquivir, etc., tiene cualidades útiles.
Por
último resulta interesante la reseña que Hidalgo Tablada hace de la
presencia en Morata y los pueblos próximos a Madrid de jornaleros en
las épocas de recolección:
(…)
En la provincia
de Madrid concurren trabajadores de la Alcarria, de la Mancha y de
Galicia en la época de la siega, que después ejecutan en su país.
La vendimia en la provincia de Madrid, se efectúa con trabajadores
manchegos. En Castilla la Vieja los trabajadores gallegos concurren
en las épocas de recolección. La mayor parte de los trabajadores de
los pueblos situados en montañas y países elevados concurren las
campiñas y llanuras en busca de trabajo, cuando sus tierras no han
terminado de cuajar la semilla de las plantas sembradas.
Fuentes
y bibliografía:
- Curso de economía rural española. Hidalgo Tablada, José de. Tomo primero. Imprenta y librería de la señora viuda e hijos de D. José Cuesta. Madrid, 1864.
- Curso de economía rural española. Hidalgo Tablada, José de. Tomo segundo. Establecimiento tipográfico de Eduardo Cuesta. Madrid, 1865.
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