martes, 26 de febrero de 2019

Bibliografía morateña: Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales, de José de Hidalgo Tablada

En las pasadas semanas hemos analizado la bibliografía que José de Hidalgo Tablada publicó desde 1851 hasta 1890. Son en total 13 obras a las que habría que añadir el Manual del cultivo de la dalia (1852), una publicación que no hemos localizado y que fue publicada por la editorial de El Agrónomo, la revista que desde 1850 dirigiera el que fuera alcalde de Morata. Además de estas obras reseñadas, José de Hidalgo Tablada también fue autor de otros textos relacionados con el sector agrícola, y con sus iniciativas pedagógicas como la Escuela Agronómica de Nogales (León), o las propuestas de mejora de las enseñanzas agrícolas en toda España que planteó en un texto titulado Contestación al interrogatorio circulado por el Excmo. Ministro de Fomento.


En 1852, junto con Eugenio García Gutiérrez, José de Hidalgo Tablada creó una Escuela Agronómica en la localidad leonesa de Nogales. Este centro educativo, aprobado por una Real Orden Publicada en el Boletín Oficial el 15 de octubre de 1852, ocupó los terrenos de una antigua abadía desamortizada que había sido adquirida por su socio en el proyecto.
La falta de apoyos públicos no facilitó que el centro tuviera una actividad muy intensa ni duradera (a finales de la década ya no se tienen noticias de su funcionamiento), pero sí que permitió que José Hidalgo Tablada, como director, intentara aplicar sus conocimientos e ideas prácticas en una materia que tanto le preocupaba: la enseñanza de nuevas técnicas agrícolas como paso previo e imprescindible para lograr la mejora del sector agropecuario en España.
Para dar forma a este proyecto, Hidalgo Tablada publicó un Reglamento del centro que se editó en 1852. Este texto, denominado Enseñanza Agrícola, Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales, se imprimió en la Imprenta de Luis García e incluye en sus páginas el personal que formaba parte de su claustro de profesores, dirigido por el propio Hidalgo.
En la relación de profesores y personal de la escuela, en la que no faltaba un capellán, aparecen profesores de materias como Física, Química, Mecánica, Entomología, Arquitectura rural, Botánica, Montes, Geometría, Agrimensura, Veterinaria y Educación primaria de los alumnos. Según esta relación del claustro de profesores, Hidalgo Tablada impartía clases de Agricultura, Economía rural, Maquinarias agrarias, Contabilidad, Riego y prados, Estadística, Horticultura, Viticultura y Artes Agrícolas. De muchas de estas asignaturas, el propio Hidalgo Tablada había publicado ya en estas fechas alguna obra como la de Contabilidad que se utilizaba como libro de texto en el centro.
En la introducción del Reglamento se justifica la creación de la Escuela por entender que el desarrollo de nuestra agricultura exige hoy, más que nunca, que las operaciones del campo se dirijan con las reglas que las ciencias enseñan.
Tras justificar la elección de la localidad de Nogales como sede de la Escuela, por estar situada en una zona intermedia entre el norte lluvioso y el sur más seco, Hidalgo Tablada explica la existencia de alumnos de pago y alumnos que aportan su trabajo para financiar unos estudios que incluían nociones de enseñanza primaria elemental, enseñanza de agricultura práctica y, por último, un tercer nivel, de enseñanza agrícola superior de contenido teórico práctico que, en el momento de publicarse el Reglamento, aún no se impartía. El centro también ofrecía a los alumnos interesados conocimientos básicos de los oficios de carretero y herrero, profesiones ambas que Hidalgo Tablada, activo inventor de maquinarias agrícolas consideraba indispensables en el mundo rural.
El director de la Escuela Agronómica defendía la formación práctica de unos alumnos que, según Hidalgo, serán los artistas agrícolas que, dispuestos a mandar y ejecutar, no ignorarán nada de cuanto es necesario saber hacer para hacer producir al suelo, cualquiera que sean las condiciones en que esté colocado.
Hidalgo Tablada incluye en el Reglamento la relación de medios e instalaciones con que contaba la escuela. Entre estos se encontraban como elementos más importantes:
  • Cuatrocientas fanegas de tierra de riego.
  • Cien fanegas de monte alto.
  • Diez pares de bueyes de labor.
  • Un molino harinero.
  • Una biblioteca.
  • Talleres de carretero y herrero.
  • Modelos de máquinas agrícolas.
  • Gabinete de historia natural.
  • Varios cientos de cabezas de ganado lanar, vacuno, de cerda,…
La dureza del plan de estudios y de trabajo del centro se explica con la distribución del tiempo diario de los alumnos que aparece en el Reglamento: cinco horas y media de estudio y seis de trabajo y estudios prácticos, en los meses de invierno. En los meses de verano, cuatro de estudios teóricos y siete de trabajos prácticos. En ambos periodos, también se programaba una hora de policía [limpieza] y alabar a Dios.
Las labores de limpieza se realizaban también, según este programa, en las mañanas de los domingos, con lo que los alumnos únicamente descansaban las tardes de estos domingos o días festivos.
Para ser admitido en la Escuela en los estudios de primera clase o instrucción los alumnos debían de tener ocho años cumplidos y debían aportar como coste de la enseñanza y manutención cuatro reales diarios.
En los estudios de segundo nivel de enseñanza de agricultura práctica los alumnos podían optar por dos tarifas de precios de seis y cuatro reales diarios que según el Reglamento, en el caso de la más cara, daba derecho a mejor asistencia.
En los criterios de admisión también se fijaban tarifas de dos reales diarios para alumnos que debían completar su aportación con trabajos a favor de la escuela y, por último, también se podían admitir alumnos que pagaban su alimentación y estudios con trabajos a favor del centro. La Escuela también preveía en su Reglamento la posibilidad de admitir en régimen externo alumnos de los pueblos de las cercanías del centro por lo que definía como una módica retribución.
El programa formativo de la Escuela en su apartado práctico se dividía en lo que denominaban trabajos interiores y exteriores:
Trabajos interiores
  • Cuidado de los animales, tanto sanos como enfermos.
  • Conservación de los frutos.
  • Fabricación de queso y manteca.
  • Id, de pan.
  • Id. de fécula.
  • Id. de vino y aguardiente.
  • Máquinas agrarias.
  • Observaciones clínicas demostradas por el veterinario; aplicación de los medicamentos.
  • Dirección de la explotación en la parte económica y administrativa.
Trabajos exteriores principales serán:
  • Labores, cultivo, siembra y recolección, etc.
  • Riegos y prados.
  • Horticultura y árboles frutales.
  • Conducción del ganado á los pastos, etc.
  • Montes.
  • Nivelación y agrimensura.
  • Cultivo de la vid y olivo.
  • Plantas comerciales.
Estos conocimientos, impartidos en unos estudios que tenían tres años de duración, permitirían a los alumnos obtener una formación que, según el director de la Escuela, les habilitaría para aplicarlos en la práctica según el número de años que permanecieran en el centro :
(…) al primer año se puede salir de la escuela con los conocimientos suficientes para un capataz; al segundo, con los que son necesarios para dirigir sus propios bienes, mejorarlos, etc., y en caso necesario encargarse de la administración o mayordomía de los de algún propietario; al tercero, se encontrarán tal vez, según su capacidad, en la condición de optar al profesorado de las escuelas prácticas.

Portadilla del libro con el Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales (1852)

Otras publicaciones de Hidalgo Tablada
Antes de publicar el Reglamento de su Escuela Agronómica José de Hidalgo Tablada también publicó, en 1851, un texto, al que denomino Proyecto de Enseñanza Agrícola Militar que presentó en forma de memoria al Ministro de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Este texto, impreso en los talleres de la revista El Agrónomo, dirigida en esa época por el propio José de Hidalgo Tablada, consistía en una relación de los distintos sistemas de formación práctica en materia de agricultura y ganadería que existían en varios países europeos como Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia Bélgica o Francia. Hidalgo planteaba a las autoridades civiles la posibilidad de incluir estudios agronómicos en el ámbito militar como medio de aumentar la productividad en los trabajos agrícolas y ganaderos en España.
Este proyecto, tan conectado con los elementos de enseñanza práctica que Hidalgo Tablada intentaba defender siempre para mejorar del medio de vida en el ámbito rural, buscaba la creación de una Escuela Agrícola Militar en la que entrarían como alumnos los soldados que más se distinguieran por su honradez en los cinco primeros años de servicio; pasado este tiempo pasarían a la escuela a residir los tres años restantes, y aprenderían en ella cuanto se creyera necesario para la ocupación que había de ser después su porvenir.
Este proyecto nunca fue aprobado por la Administración pero constituye una prueba más del permanente esfuerzo de Hidalgo Tablada por establecer las bases de formación teórico-práctica que mejorasen los medios de vida en los pueblos y áreas rurales españolas.
Unos años después, en 1862, José de Hidalgo Tablada insistía en su propuesta de contar con Escuelas Agrícolas en todo el territorio nacional. En esta ocasión Hidalgo aprovecha la propuesta que le hace el Ministerio de Fomento para que participe en una encuesta sobre la situación de la agricultura española en la década de los sesenta del siglo XIX.
Por aquellos años Hidalgo era un destacado redactor de la revista Agricultura Española, editada en la ciudad de Sevilla. El texto, que apareció impreso en una publicación editada por la propia revista e impresa en los talleres de la misma, constituye un perfecto resumen del ideario de Hidalgo Tablada respecto a la enseñanza de los estudios relacionados con la agricultura y la ganadería. En esos años ya había finalizado su experiencia como su experiencia como director e impulsor de la Escuela Agronómica de Nogales pero, en esencia, en sus escritos, como sucedía también con en sus libros, permanecía ese afán suyo por combinar los estudios teóricos y los conocimientos procedentes de ensayos científicos con los trabajos y experiencias prácticas aplicadas en las explotaciones agrícolas y ganaderas. Además, en su opinión, la enseñanza de la agricultura no sólo debe fundarse sobre la base de la instrucción más útil a la producción, sino que también es necesario que propenda a fijar en el campo a los que la aprendan.
Hidalgo, en definitiva proponía en este pequeño memorial de 74 páginas toda una red de escuelas y centros formativos en materia agropecuaria en España, eso sí, combinando, según su particular modo de pensar, la enseñanza agrícola estatal con las propuestas privadas, en forma de granjas escuelas, de la misma manera que él mismo se planteó en su experiencia en Nogales unos años antes. Estas mismas ideas estarían siempre presentes en sus proyectos periodísticos, una faceta muy importante en la vida profesional e intelectual de José de Hidalgo Tablada, tal como veremos la próxima semana.


Fuentes y bibliografía:
  • Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX. Ossorio y Bernard, Manuel. Imprenta y litografía de J. Palacios. Madrid, 1903.
  • Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales. Imprenta de Luis Gracia. Madrid, 1852.
  • Contestación al interrogatorio circulado por el Excmo. Ministro de Fomento en Real Orden de 10 de mayo de 1862. Hidalgo Tablada, José de. Imprenta y Litografía de La Agricultura Española. Sevilla, 1862.


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