En
las pasadas semanas hemos analizado la bibliografía que José de
Hidalgo Tablada publicó desde 1851 hasta 1890. Son en total 13 obras
a las que habría que añadir el Manual
del cultivo de la dalia
(1852), una publicación que no hemos localizado y que fue publicada
por la editorial de El
Agrónomo, la revista que
desde 1850 dirigiera el que fuera alcalde de Morata.
Además de estas obras
reseñadas, José de Hidalgo Tablada también fue autor de otros
textos relacionados con el sector agrícola, y con sus iniciativas
pedagógicas como la Escuela Agronómica de Nogales (León), o las
propuestas de mejora de las enseñanzas agrícolas en toda España
que planteó en un texto titulado Contestación
al interrogatorio circulado por el Excmo. Ministro de Fomento.
En
1852, junto con Eugenio García Gutiérrez, José de Hidalgo Tablada
creó una Escuela Agronómica en la localidad leonesa de Nogales.
Este centro educativo, aprobado por una Real Orden Publicada en el
Boletín Oficial el 15 de octubre de 1852, ocupó los terrenos de una
antigua abadía desamortizada que había sido adquirida por su socio
en el proyecto.
La
falta de apoyos públicos no facilitó que el centro tuviera una
actividad muy intensa ni duradera (a finales de la década ya no se
tienen noticias de su funcionamiento), pero sí que permitió que
José Hidalgo Tablada, como director, intentara aplicar sus
conocimientos e ideas prácticas en una materia que tanto le
preocupaba: la enseñanza de nuevas técnicas agrícolas como paso
previo e imprescindible para lograr la mejora del sector agropecuario
en España.
Para
dar forma a este proyecto, Hidalgo Tablada publicó un Reglamento del
centro que se editó en 1852. Este texto, denominado Enseñanza
Agrícola, Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales,
se imprimió en la Imprenta de Luis García e incluye en sus páginas
el personal que formaba parte de su claustro de profesores, dirigido
por el propio Hidalgo.
En
la relación de profesores y personal de la escuela, en la que no
faltaba un capellán, aparecen profesores de materias como Física,
Química, Mecánica, Entomología, Arquitectura rural, Botánica,
Montes, Geometría, Agrimensura, Veterinaria y Educación primaria de
los alumnos. Según esta relación del claustro de profesores,
Hidalgo Tablada impartía clases de Agricultura, Economía rural,
Maquinarias agrarias, Contabilidad, Riego y prados, Estadística,
Horticultura, Viticultura y Artes Agrícolas. De muchas de estas
asignaturas, el propio Hidalgo Tablada había publicado ya en estas
fechas alguna obra como la de Contabilidad que se utilizaba como
libro de texto en el centro.
En
la introducción del Reglamento se justifica la creación de la
Escuela por entender que el
desarrollo de nuestra agricultura exige hoy, más que nunca, que las
operaciones del campo se dirijan con las reglas que las ciencias
enseñan.
Tras
justificar la elección de la localidad de Nogales como sede de la
Escuela, por estar situada en una zona intermedia entre el norte
lluvioso y el sur más seco, Hidalgo Tablada explica la existencia de
alumnos de pago y alumnos que aportan su trabajo para financiar unos
estudios que incluían nociones de enseñanza primaria elemental,
enseñanza de agricultura práctica y, por último, un tercer nivel,
de enseñanza agrícola superior de contenido teórico práctico que,
en el momento de publicarse el Reglamento, aún no se impartía. El
centro también ofrecía a los alumnos interesados conocimientos
básicos de los oficios de carretero y herrero, profesiones ambas que
Hidalgo Tablada, activo inventor de maquinarias agrícolas
consideraba indispensables en el mundo rural.
El
director de la Escuela Agronómica defendía la formación práctica
de unos alumnos que, según Hidalgo, serán
los artistas agrícolas que, dispuestos a mandar y ejecutar, no
ignorarán nada de cuanto es necesario saber hacer para hacer
producir al suelo, cualquiera que sean las condiciones en que esté
colocado.
Hidalgo
Tablada incluye en el Reglamento la relación de medios e
instalaciones con que contaba la escuela. Entre estos se encontraban
como elementos más importantes:
- Cuatrocientas fanegas de tierra de riego.
- Cien fanegas de monte alto.
- Diez pares de bueyes de labor.
- Un molino harinero.
- Una biblioteca.
- Talleres de carretero y herrero.
- Modelos de máquinas agrícolas.
- Gabinete de historia natural.
- Varios cientos de cabezas de ganado lanar, vacuno, de cerda,…
La
dureza del plan de estudios y de trabajo del centro se explica con la
distribución del tiempo diario de los alumnos que aparece en el
Reglamento: cinco horas y media de estudio y seis de trabajo y
estudios prácticos, en los meses de invierno. En los meses de
verano, cuatro de estudios teóricos y siete de trabajos prácticos.
En ambos periodos, también se programaba una
hora de policía [limpieza] y alabar a Dios.
Las
labores de limpieza se realizaban también, según este programa, en
las mañanas de los domingos, con lo que los alumnos únicamente
descansaban las tardes de estos domingos o días festivos.
Para
ser admitido en la Escuela en los estudios de primera clase o
instrucción los alumnos debían de tener ocho años cumplidos y
debían aportar como coste de la enseñanza y manutención cuatro
reales diarios.
En
los estudios de segundo nivel de enseñanza de agricultura práctica
los alumnos podían optar por dos tarifas de precios de seis y cuatro
reales diarios que según el Reglamento, en el caso de la más cara,
daba derecho a mejor
asistencia.
En
los criterios de admisión también se fijaban tarifas de dos reales
diarios para alumnos que debían completar su aportación con
trabajos a favor de la escuela y, por último, también se podían
admitir alumnos que pagaban su alimentación y estudios con trabajos
a favor del centro. La Escuela también preveía en su Reglamento la
posibilidad de admitir en régimen externo alumnos de los pueblos de
las cercanías del centro por lo que definía
como una módica retribución.
El
programa formativo de la Escuela en su apartado práctico se dividía
en lo que denominaban trabajos interiores y exteriores:
Trabajos
interiores
- Cuidado de los animales, tanto sanos como enfermos.
- Conservación de los frutos.
- Fabricación de queso y manteca.
- Id, de pan.
- Id. de fécula.
- Id. de vino y aguardiente.
- Máquinas agrarias.
- Observaciones clínicas demostradas por el veterinario; aplicación de los medicamentos.
- Dirección de la explotación en la parte económica y administrativa.
Trabajos
exteriores principales serán:
- Labores, cultivo, siembra y recolección, etc.
- Riegos y prados.
- Horticultura y árboles frutales.
- Conducción del ganado á los pastos, etc.
- Montes.
- Nivelación y agrimensura.
- Cultivo de la vid y olivo.
- Plantas comerciales.
Estos
conocimientos, impartidos en unos estudios que tenían tres años de
duración, permitirían a los alumnos obtener una formación que,
según el director de la Escuela, les habilitaría para aplicarlos en
la práctica según el número de años que permanecieran en el
centro :
(…)
al primer año se puede salir de la escuela con los conocimientos
suficientes para un capataz; al segundo, con los que son necesarios
para dirigir sus propios bienes, mejorarlos, etc., y en caso
necesario encargarse de la administración o mayordomía de los de
algún propietario; al tercero, se encontrarán tal vez, según su
capacidad, en la condición de optar al profesorado de las escuelas
prácticas.
Portadilla del libro con el Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales (1852)
Otras
publicaciones de Hidalgo Tablada
Antes
de publicar el Reglamento de su Escuela Agronómica José de Hidalgo
Tablada también publicó, en 1851, un texto, al que denomino
Proyecto de Enseñanza
Agrícola Militar que
presentó en forma de memoria al Ministro de Comercio, Instrucción y
Obras Públicas. Este texto, impreso en los talleres de la revista El
Agrónomo, dirigida en esa
época por el propio José de Hidalgo Tablada, consistía en una
relación de los distintos sistemas de formación práctica en
materia de agricultura y ganadería que existían en varios países
europeos como Inglaterra, Francia, Alemania, Rusia Bélgica o
Francia. Hidalgo planteaba a las autoridades civiles la posibilidad
de incluir estudios agronómicos en el ámbito militar como medio de
aumentar la productividad en los trabajos agrícolas y ganaderos en
España.
Este
proyecto, tan conectado con los elementos de enseñanza práctica que
Hidalgo Tablada intentaba defender siempre para mejorar del medio de
vida en el ámbito rural, buscaba la creación
de una Escuela Agrícola Militar en la que entrarían como alumnos
los soldados que más se distinguieran por su honradez en los cinco
primeros años de servicio; pasado este tiempo pasarían a la escuela
a residir los tres años restantes, y aprenderían en ella cuanto se
creyera necesario para la ocupación que había de ser después su
porvenir.
Este
proyecto nunca fue aprobado por la Administración pero constituye
una prueba más del permanente esfuerzo de Hidalgo Tablada por
establecer las bases de formación teórico-práctica que mejorasen
los medios de vida en los pueblos y áreas rurales españolas.
Unos
años después, en 1862, José de Hidalgo Tablada insistía en su
propuesta de contar con Escuelas Agrícolas en todo el territorio
nacional. En esta ocasión Hidalgo aprovecha la propuesta que le hace
el Ministerio de Fomento para que participe en una encuesta sobre la
situación de la agricultura española en la década de los sesenta
del siglo XIX.
Por
aquellos años Hidalgo era un destacado redactor de la revista
Agricultura Española,
editada en la ciudad de Sevilla. El texto, que apareció impreso en
una publicación editada por la propia revista e impresa en los
talleres de la misma, constituye un perfecto resumen del ideario de
Hidalgo Tablada respecto a la enseñanza de los estudios relacionados
con la agricultura y la ganadería. En esos años ya había
finalizado su experiencia como su experiencia como director e
impulsor de la Escuela Agronómica de Nogales pero, en esencia, en
sus escritos, como sucedía también con en sus libros, permanecía
ese afán suyo por combinar los estudios teóricos y los
conocimientos procedentes de ensayos científicos con los trabajos y
experiencias prácticas aplicadas en las explotaciones agrícolas y
ganaderas. Además, en su opinión, la
enseñanza de la agricultura no sólo debe fundarse sobre la base de
la instrucción más útil a la producción, sino que también es
necesario que propenda a fijar en el campo a los que la aprendan.
Hidalgo,
en definitiva proponía en este pequeño memorial de 74 páginas toda
una red de escuelas y centros formativos en materia agropecuaria en
España, eso sí, combinando, según su particular modo de pensar, la
enseñanza agrícola estatal con las propuestas privadas, en forma de
granjas escuelas, de la misma manera que él mismo se planteó en su
experiencia en Nogales unos años antes. Estas mismas ideas estarían
siempre presentes en sus proyectos periodísticos, una faceta muy
importante en la vida profesional e intelectual de José de Hidalgo
Tablada, tal como veremos la próxima semana.
Fuentes
y bibliografía:
- Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX. Ossorio y Bernard, Manuel. Imprenta y litografía de J. Palacios. Madrid, 1903.
- Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales. Imprenta de Luis Gracia. Madrid, 1852.
- Contestación al interrogatorio circulado por el Excmo. Ministro de Fomento en Real Orden de 10 de mayo de 1862. Hidalgo Tablada, José de. Imprenta y Litografía de La Agricultura Española. Sevilla, 1862.
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