La
mayoría de los trabajos editoriales de José de Hidalgo Tablada
obtuvieron una buena acogida entre el público lector y, sobre todo,
entre los profesionales de la agricultura y la ganadería. Casi todas
sus obras alcanzaron, en vida del autor, una segunda y hasta una
tercera edición. Así sucedió también con el libro que reseñamos
hoy, su Tratado
de administración y contabilidad rural, arreglada a las condiciones
de la labranza española,
una obra que apareció inicialmente en la editorial de la revista El
Agrónomo en 1851 y que fue reeditada, ya en 1875, por la Librería
de Cuesta, la editorial que reeditó casi toda la producción
bibliográfica de Hidalgo Tablada.
La
creación de la Escuela Agronómica de Nogales, el proyecto formativo
y pedagógico que José de Hidalgo Tablada llevó adelante en la
provincia de León, necesitaba de manuales y libros de referencia
para la formación de sus alumnos. Esta necesidad, con un panorama
bibliográfico muy reducido y anticuado en las materias y asignaturas
que formaban parte del programa formativo de la escuela, fue la que
propició la publicación de algunas de las obras de José de Hidalgo
Tablada.
Es
el caso del Tratado
de administración y contabilidad rural, arreglada a las condiciones
de la labranza española, un
trabajo que Hidalgo Tablada publicó inicialmente en 1851 a expensas
de la editorial El Agrónomo, propiedad del propio autor que editaba
una revista con el mismo nombre. Sendas asignaturas con el mismo
enunciado del libro, Administración
rural y
Contabilidad rural
aparecían reseñadas en el programa y reglamento de la Escuela
Agronómica de Nogales y, en los dos casos, ambas asignaturas
figuraban a cargo del propio José de Hidalgo Tablada, profesor y
director del centro educativo.
Esta
primera edición del Tratado
de administración y contabilidad rural
era menos extenso que la segunda edición editada casi veinticinco
años después por iniciativa del propio autor. La reedición de la
obra original ocupaba dos volúmenes. El primer volumen contaba con
328 páginas y el segundo; en el segundo, y ahí estaba la novedad
con respecto a la primera edición, el autor incluía a modo de
ejemplo para los alumnos de la escuela, la contabilidad del libro
mayor de una explotación agrícola de la provincia de Sevilla.
Hidalgo
Tablada justificaba la edición de su trabajo en la introducción a
su segunda edición con una cita de un texto incluido en la primera
edición del libro:
No
es suficiente al labrador la habilidad de hacer producir su hacienda
con inteligencia y laboriosidad; es necesario que el orden y la
economía reinen en todos los detalles de la explotación, y que
tenga un medio por el que pueda conocer el resultado de todas y de
cada una de las operaciones que emprenda; para ello es de imperiosa
necesidad que establezca un método que demuestre con sencillez y le
dé relación de sus negocios, teniendo siempre presente que, más
vale pecar por tener algún detall de más, que encontrarse sin el
más insignificante cuando consulte sus escritos: el medio cierto y
seguro es una administración y contabilidad bien organizada.
Las
palabras del autor buscan concienciar a los lectores sobre la
necesidad de profesionalizar las explotaciones agrícolas en España,
Consciente de las carencias formativas de los empresarios y
trabajadores del campo en España, Hidalgo Tablada defendía la
necesidad de realizar un esfuerzo pedagógico que sentara las bases
para mejorar la productividad de la agricultura y la ganadería
española no sólo con la mejora de los cultivos sino, también, con
la adopción de nuevos métodos de producción y de gestión
empresarial. Este esfuerzo por mejorar las bases teóricas y
prácticas del sector primario en España fue la principal
preocupación del autor, como muestra su amplia bibliografía
especializada que hemos analizado desde hace varias semanas. Hidalgo
Tablada insiste en denunciar las carencias formativas de los que
denomina clase
agricultora:
La
administración y contabilidad rural no se practica entre nuestra
clase agricultora cual debiera; no creemos ofenderla si decimos que
no le dan la importancia que merece. (…) Ven
nuestros lectores que hace años venimos encareciendo la importancia
de que la clase labradora fije su atención en lo que importa á su
industria, la administración y contabilidad rural.
¿Y
cómo no hacerlo así? Independiente de que está reconocido y
recomendado como un principio económico, que
toda industria debe organizarse bajo la base de una buena
administración
que
todo lo intervenga, y de una contabilidad que los datos para saber
los resultados; nosotros
hemos visto, no una vez sola, que sin embargo de los buenos deseos y
de sacrificios pecuniarios hechos por los propietarios que pueden
pagar sueldos crecidos; ni su administración respondía a lo que
debe y puede ser, ni la contabilidad ofrecía en su conjunto, ni en
los detalles, los datos que son precisos, para darse cuenta de los
productos verdaderos de una explotación agrícola.
Este
trabajo de Hidalgo Tablada, aunque pudiera parecer destinado a loas
grandes explotaciones agrícolas, también quiere ayudar a las
pequeñas haciendas. El autor, recordémoslo, vivió gran parte de su
vida en Morata, donde compartió preocupaciones con los pequeños
agricultores más modestos:
Tratando
en general de los casos de una gran explotación en todos sus ramos,
nuestro libro tiene la ventaja de ser aplicable a las más pequeñas
en todas las esferas. Creemos que este libro viene en auxilio de una
necesidad sentida para vencer algunas dificultades que se presentan
al que hace producir al suelo agrario. Si lo conseguimos, si somos
útiles una vez mas á la clase labradora, á la que nos honramos
pertenecer, ese será el principal premio a que aspiramos.
Portadilla del Tratado de administración y contabilidad rural (1875)
Contenidos
de la obra
La
primera parte del primer tomo de la obra de Hidalgo Tablada está
dedicada a lo que el autor denomina administración rural. En sus
seis capítulos analiza aspectos como los conocimientos necesarios de
los administradores agrícolas y los elementos para organizar las
explotaciones, sean estas del tamaño que sean. Tablada también
estudia las necesidades de maquinaria y ganado de labor de las
explotaciones, la gestión y contabilidad de los almacenes, el
control de las cosechas y la administración de los pagos a los
trabajadores. Todas estas materias tratadas en la primera parte del
libro las aplica Hidalgo Tablada tanto a las explotaciones agrícolas
como a las dedicadas a la ganadería.
En
la segunda parte de su trabajo el autor trata todos los asuntos
relacionados con la contabilidad y la gestión de las cuentas y
economía de las explotaciones agrarias con ejemplos prácticos de
estas materias destinados tanto a los empresarios y propietarios
agrarios como a los alumnos de su escuela Agronómica.
En
las páginas del libro de Hidalgo Tablada no faltan, como ya hemos
dicho, los ejemplos prácticos de las materias que trata la obra.
Citaremos, como es habitual en estas reseñas, las referencias del
autor a su experiencia en Morata, en comparación con la región
andaluza (Jerez) y en este caso en relación con el trabajo y el
jornal de los trabajadores del campo en las tareas de la siega.
Tablada compara salarios y afirma que la situación es bastante
mejor en la región central, tanto para los propietarios como para
los jornaleros:
(…)
Haciendo justicia, puede decirse que un hombre en la región central,
hace en menos tiempo 35 por 100 más de trabajo que otro igual en
Andalucía; pues mejor alimentado, sus fuerzas físicas resisten mas
y se emplean con mas vigor, y mas en los días largos y trabajos
fuertes de cavas, siega, etc.
La
aranzada de trigo no se siega en el sitio en que escribimos (Morata
de Tajuña, a seis leguas de Madrid) a menos de 50 rs., y además hay
que dar vino a discreción, aceite, vinagre, aguardiente y leña para
guisar, que todo vale lo menos otros 10 rs., y hacen 60 por aranzada.
En la campiña de Jerez, en siegas de grandes propiedades, se paga 30
rs. Por siega de una aranzada y se da solamente aceite y vinagre,
pues el pan lo pagan los segadores; este ejemplo prueba lo barato que
es relativamente el trabajo en puntos bien diferentes; pero la siega
que se hace en los cortijos de Andalucía es muy mala; queda en la
tierra parte.de la cosecha, que bajo el pretexto que luego la
aprovecha el ganado, se tolera un mal que pocos tienen cuidado de
apreciar para evitarlo; y si vieran cómo se hace la siega en sitios
mejor administrada la labranza, les parecería caro los 30 rs. y
baratos los 60, porque con aquellos quedan en los rastrojos lo menos
dos fanegas de trigo por aranzada, y esto vale mas de la diferencia
Fuentes
y bibliografía:
Tratado
de administración y contabilidad rural, arreglada alas condiciones
de la labranza española. Segunda edición. Tomos 1 y 2. Hidalgo
Tablada, José de. Librería de Cuesta. Madrid, 1875.
Enseñanza
agrícola. Reglamento de la Escuela Agronómica de Nogales. Provincia
de León. Imprenta de Luis García. Madrid, 1852.
No hay comentarios:
Publicar un comentario