miércoles, 12 de junio de 2019

Los bienes artísticos en el primer inventario de los marqueses de Leganés (1637-1642)

La muerte en 1637 de Policena Spínola, primera mujer de Diego Mexía Felípez de Guzmán, obligó a elaborar un inventario de los bienes pertenecientes a ambos esposos. En semanas pasadas hemos analizado especialmente aquellos inmuebles (tierras de regadío y de secano, molinos, etc) que les pertenecían en la villa de Morata. Además del patrimonio inmobiliario y derechos económicos, en ambos inventarios destacan por su importancia las pinturas que, ya en 1642, integraban la colección que, protegida por el mayorazgo creado por el I marqués, pertenecería a los señores de Morata hasta el siglo XIX. Muchas de estas pinturas, como ya hemos tratado en alguna ocasión en el blog, colgaron de las paredes del palacio de los marqueses de Leganés en Morata, al menos hasta el siglo XIX cuando la mayoría de los bienes y las pinturas de la Casa de Altamira, heredera del marquesado de Leganés, fueron enajenados debido a la ruina económica de la familia.


Tanto en el inventario del marqués de Leganés como en el de su primera mujer, Policena Spínola, figuran una importante relación de bienes artísticos en forma de joyas, tapices y, sobre todo, pinturas. En el caso del inventario del marques de Leganés, tras reseñar los bienes inmuebles, censos y juros a su favor, que analizamos en las últimas entregas del blog, se incluye un apartado identificado genéricamente como plata, aunque en realidad incluye también varias joyas con piedras preciosas:
(…) Más un brasero grande con su badila de plata y otra de cobre con armas forasteras, pesó doscientos y sesenta y cuatro marcos que a la ley montan diez y siete mil ochocientos y diez reales que valen seiscientos y cinco mil y quinientos maravedíes.
Más dos lámparas de plata, pesan diez y ocho marcos y dos onzas, que a la ley montan mil y ciento y ochenta y seis reales que valen cuarenta mil trescientos y veinticuatro maravedíes.
Más dos blandones de plata, pesan ochenta y siete marcos, a sesenta y cinco reales monta cinco mil seiscientos y cincuenta y cinco reales.
Más dos pomos de plata que pesan quinientos y ochenta y ocho, que valen diez y nueve mil novecientos y noventa y dos reales.
Más otro pomo de plata que pesa trescientos y cuarenta y nueve reales que valen once mil ochocientos y sesenta maravedíes.
Más una barandilla de plata con las piezas siguiente, todas de plata, once balaustres , doce pedestales y seis balaustres con unos cuadros y catorce pedazos de moldura, veinte y tres chapas largas, veinte y cuatro chapas pequeñas, diez y siete remates y diez y siete medias cañas que todo pesó cuatrocientos y cuarenta y ocho marcos, seis onzas y tres ochavas, montan novecientos noventa y un mil ochocientos catorce maravedíes.
Más doce frascos que se hicieron para la jornada de Cataluña que pesan cincuenta marco y cuatro onzas, montan a la ley ciento once mil quinientos ochenta y ocho maravedíes.
Más una banda de perlas compuesta de treinta piezas grandes y treinta y una pequeñas, las grandes a modo de rosa, asentadas sobre oro y en medio unas piedras de azabache y perlas todo alrededor y unas amarradas de los mismo con tres pendientes guarnecidos de lo mismo que es perlas y azabache.
Una gargantilla de los mismo de veinte y un pendientes, una azucena de lo mismo con su (…) y unos brazaletes de lo mismo que es un aderezo de tocador que se compró de la almoneda de la señora marquesa de la Hinojosa, que costó ocho mil ochocientos y cuarenta y cinco reales en plata, que valen trescientos mil setecientos y treinta maravedíes.
Más una bandilla de diamantes que tiene veinticinco piezas con cuarenta y un diamantes delgados que el marqués mi señor compró de Duarte Fernández, que costó dos mil ducados de plata que valen setecientos y cuarenta y ocho mil maravedíes.
Más tres orinales de plata que pesaron cuatrocientos y ochenta reales, que valen diez y seis mil trescientos veinte maravedíes.
Con ser importante la valoración de estas joyas de plata, oro y otras piezas con piedras preciosas, el apartado más importante de la colección de arte asignada al marqués de Leganés lo integraba, sin duda, sus pinturas. Este inventario se inicia con el cuadro identificado con el número 751, Un retrato de cuerpo entero del Duque de Módena, y termina con otra pintura identificada como, Otro del mismo tamaño [tres varas de alto y cinco de ancho] de aves. En total son 394 obras las adjudicadas en el inventario al marqués de Leganés que unidas a las 750 adjudicadas a Policena Spínola sumaban 1.144 pinturas, aunque algunas de ellas eran láminas y mapas integrados en colección.
El inventario, uno de los primeros que se realizaron de la colección del marqués de Leganés, incluía ya las obras adjudicadas al mayorazgo creado por Diego Mesía Felípez de Guzman y su mujer Policena a los pocos meses de casarse.
Este mayorazgo aglutinaba la mayoría de los bienes de la Casa de Leganés y, a partir de 1711 y de la muerte sin descendencia del III marqués de Leganés, Diego Dávila Mesía y Guzmán, pasó a la Casa de Altamira. Fundado por una escritura del 15 de febrero de 1630, el mayorazgo de los marqueses de Leganés contaba en el momento de su creación con distintos bienes adscritos, entre ellos 5.000 ducados de las alcabalas de Madrid, 2.000 ducados de la villa de Deyns, los ingresos procedentes de la villa de Leganés y 5.000 ducados de rentas en Italia de Policena Spínola. Naturalmente, estos bienes fueron incrementándose con nuevos activos, entre ellos, los bienes que quedaran a la muerte de los dos miembros del matrimonio, Diego Mexía y Policena.

Madonna dell´Impannatta, copia de Rafael que se conserva en el Museo del Prado y que perteneció a la colección del marqués de Leganés

Esta clausula de la escritura de creación del mayorazgo obligó, a la muerte de Policena en 1637, a realizar el inventario de los bienes a su nombre, precisamente para que se integraran en el patrimonio adjudicado al mayorazgo creado por el matrimonio. En el caso de las pinturas, el inventario recoge ya 750 obras que pasaban a formar parte del mayorazgo. El inventario de los cuadros adjudicados a la marquesa se iniciaba con una pintura número primero de Nuestra Señora con su hijo, San Juan, Santa Ana y Santa Isabel de mano de Rafael de Urbino de dos baras [sic] de alto y una y media de ancho.
Este cuadro, uno de los más valorados según los distintos inventarios de la colección del marqués de Leganés, pertenece a la denominada Escuela de Rafael. Efectivamente es una copia de la conocida como Madonna dell´impanata, obra de Rafael de Urbino que se conserva en la Galería Palatina de Florencia. En su momento llegó a tasarse en 65.000 reales. El cuadro, tras pasar por distintas colecciones (Almirante de Castilla, marquesa de Santa Cruz, Carlos IV) y colgar del dormitorio real en el palacio de Aranjuez, se encuentra actualmente depositado en el Museo del Prado de Madrid.
En este inventario de las pinturas asignadas a Policena Spínola aparece también una obra que, como ya hemos indicado en alguna entrega del blog, se incluiría en el testamento del I marques de Leganés como una donación a la ermita de Morata. Numerada con el número 174 aparece la pintura identificada como un San Francisco de Padua de tres baras [sic] de alto y dos de ancho, pasando la mar sobre su manto con dos compañeros, de mano de Velázquez. Uno de los especialistas que han estudiado la colección de pinturas del marques de Leganés, José Juan Pérez Preciado, al analizar esta obra en su tesis doctoral, El marques de Leganés y las arte, señala lo siguiente:
(…) de la obra que atesoró el marqués no se tienen noticias históricas desde el inventario levantado en 1655 a la muerte del coleccionista, cuando se ¿inventaría? En las casas de su villa de Morata de Tajuña, en cuya ermita se había colgado. Aún así, es probable que la obra fuese heredada por el conde de Altamira en 1711, dado que en esa fecha no se reclamó su ausencia de la colección. Desde entonces no hay más datos ni argumentos que permitan relacionarla con la que reaparece a finales del XVII en las mencionadas instituciones religiosas [El autor se refiere al convento de San Hermenegildo, con una obra de temática similar también atribuida a Velázquez y a otra parecida que actualmente se conserva en la Real Academia de San Fernando].
Tras describir las 750 pinturas asignadas a la marquesa de Leganés, el inventario continúa con la relación de varias tapicerías, ocho, asignadas a la propiedad de Policena Spínola. En el inventario de su marido también aparecían reseñadas varias tapicerías, un elemento decorativo muy usual en los palacios de la nobleza y la realeza de los siglos XVI, XVII y XVIII. El primer tapiz asignado a Policena Spínola, marquesa aporto al matrimonio como herencia de sus padres, se describe así:
Una tapicería fina de la historia de Scipión que son doce paños, los ocho de ellos grandes y los cuatro entreventanas, todo de a seis anas de caída (…).
En la relación aparece otra tapicería con la siguiente descripción:
Más otra tapicería con oro de la creación del mundo que son siete paños de a seis anas de caída. (...)
(…)
En los inventarios de Diego Mexía Felípez de Guzmán y Policena Spínola aparecen pinturas y tapices que colgaron de las paredes del palacio de Morata y también los que se mostraban en el palacio madrileño de la calle de San Bernardo. En ambos casos, la posesión de obras de arte era una forma de acrecentar el prestigio de su casa. Así lo entiende también un especialista en la vida de Diego Mexía Felípez de Guzmán, Francisco Arroyo Marín, autor de una tesis doctoral sobre su figura (Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVII: el I marqués de Leganés):
(…) lo que debió ser una pasión íntima y privada [su afición al coleccionismo de arte], adquirida en la refinada y culta corte bruselense de los archiduques, se convirtió en una poderosísima herramienta de promoción personal, que fue utilizada por el marqués de Leganés con fines políticos en múltiples ocasiones, pero que, sobre todo, tenía una funcionalidad social, era una muestra de los valores aristocráticos que Leganés quería representar y debían ser el icono de lo que simbolizaba su nuevo linaje. Se trataba de invertir en prestigio (…).

Fuentes y bibliografía:
  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Tomo 5993, fol. 525r-556v.
  • Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Tomo 5993, fol. 218r-383v.

  • Pérez Preciado, José Juan. El marqués de Leganés y las artes. Tesis doctoral. Universidad Complutense. Facultad de Geografía e Historia. Madrid 2010.
  • Arroyo Martín, Francisco. Poder y nobleza en la primera mitad del siglo XVIII: el primer marqués de Leganés. Tesis doctoral. Universidad Carlos III de Madrid .Departamento de Humanidades: Historia, Geografía y Arte. Getafe, 2012.

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