La
pasada semana veíamos como el Ministerio de Comercio, Instrucción y
Obras Públicas nombró una comisión encargada de informar
acerca del camino que ha de conducir de los pueblos de Chinchón y
Morata a esta capital.
Esta comisión, integrada por un arquitecto y el encargado
ministerial de los caminos vecinales, visitó la zona por la que
debía discurrir la nueva carretera y emitió su informe del que ya
adelantamos parte de su contenido. Este documento reflejaba, según
aparecía literalmente en el mismo, las
causas de las diferentes opiniones que existen en dichos pueblos
relativamente al trazado de aquel y sobre todos los demás
particulares que tengan relación con este importante asunto.
En otras palabras, que los pueblos no se ponían de acuerdo en el
trazado de la nueva carretera.
Las
autoridades eran conscientes de que tanto Morata, como Colmenar de
Oreja y Chinchón, los tres principales pueblos afectados por la
nueva carretera, estaban más o menos conformes con la construcción
de la nueva carretera, -en algún caso menos conforme- pero no tanto
sobre el trazado que debía seguir la misma hasta enlazar con la
carretera de Levante o Las
Cabrillas
en el Puente de Arganda.
Los componentes de la comisión, el
arquitecto José Acebo y el representante del ministerio Ignacio de
Castilla, ya habían determinado, tras visitar Morata el 16 de
septiembre de 1848 y entrevistarse con los representantes locales en
el Ayuntamiento, el mejor trazado para enlazar el pueblo con el
Puente de Arganda. Y así lo reflejaron en su informe:
(…)
el trozo de camino
trazado por el ingeniero Sierra, comprendido entre Morata y el puente
de Vaciamadrid, llena los deseos y satisface los intereses locales
del vecindario de aquel pueblo, tanto para la fácil exportación de
sus productos sobrantes, cuanto para la comodidad de su cultivo
rural; y siendo además este trazado conveniente a Chinchón, opina
la comisión que se empiece la explanación de este trozo bajo dicho
proyecto sin la menor variación, y que al tiempo de abrir el surco
general sobre los puntos de la traza, reduzca el director de la obra
a 0,05 la pendiente de la segunda rasante que esta actualmente
estacada a 0,07. Esta pequeña variación y alguna otra semejante que
se encuentre después ser precisa, no causara alteración notable en
la parte económica, y perfeccionara el servicio del camino.(…).
Visita
y entrevista con las autoridades de Chinchón
Visto
este primer tramo, los integrantes de la comisión ministerial se
desplazaron a Chinchón por el viejo camino de herradura que
discurría pegado a los cerros tras atravesar el Tajuña por el
Puente Grande y que servía de guía a la nueva carretera. Los
comisionados exploraron, al mismo tiempo, el terreno próximo para
analizar las distintas posibilidades. Ya en el municipio de Chinchón,
las autoridades locales, según el texto del informe, manifestaron su
desagrado con la propuesta inicial pues el
trazado proyectado para este segundo trozo no llena los objetos de
conveniencia, ni produce el servicio y utilidad apetecidos por los
labradores de Chinchón.
Ante
estas objeciones, los comisionados entendieron que era necesario
variar
el camino trazado por el ingeniero Sierra
[redactor del proyecto inicial], y proponer otro alternativo que
tenía como principal ventaja, en su opinión, servir
al mismo tiempo para la explotación de los abundantes productos de
la vega de Chinchón, y para el servicio de sus molinos.
En
la práctica, con esta idea inicial se trataba de continuar el viejo
camino paralelo a los cerros hasta llegar a la zona donde la actual
carretera comienza a ascender hasta el llano de Chinchón. La
comisión describía a continuación un trayecto que, como es
evidente por el trazado actual, tampoco se llevó a cabo:
(…)
este trozo de camino
debe dirigirse desde el puente grande de Morata atravesando la vega,
volviendo en una curva suave a la derecha por el extremo de aquella,
siguiendo el pie de la ladera, cruzando el camino actual de Chinchón
hasta llegar a la encañada de los molinos, desde cuyo punto subirá
a cortar otra vez el camino actual de Chinchón, pasando a la ladera
de Matagrama, y dirigiéndose por el barranco de Valdelorente [muy
próximo al paraje de El Fraile en Morata] a ganar la altura de
Chinchón (…).
El
trazado final de la carretera, el mismo que todavía esta en
servicio, no siguió la propuesta inicial de quienes examinaron las
distintas opciones a mediados del siglo XIX. De hecho, la nueva
carretera sí que se diseño para dar servicio a los molinos que se
levantaban en las proximidades (Molino del Manto o de Arriba, molino
de la Fuente, molino de Recas, molino de los Camacho, …), pero no
siguió por el antiguo camino de Morata a Chinchón, paralelo a los
cerros por los parajes de Matagrama y Valdelorente, y se decidió
acortar su trazado evitando el paso directo por Morata.
Plano del tramo de carretera próximo a los molinos de Chinchón (1885. Servicio Geográfico del Ejército. Cartoteca Histórica)
Las
objeciones de Colmenar de Oreja
Si
en Chinchón ya se pusieron objeciones al proyecto inicial del
trazado de la nueva carretera, diseñada como hemos visto por el
ingeniero Sierra, mayores fueron las dificultades que los
comisionados se encontraron cuando llegaron a Colmenar de Oreja. En
su informe quedan claramente reflejadas las reticencias que
encontraron:
(…)
Este pueblo ha rehusado
siempre bajo fútiles pretextos, asociarse a los de Morata y Chinchón
para la construcción del camino, contribuyendo, según exige la
equidad, con una cantidad proporcionada a su vecindario y riqueza, y
a la utilidad que le pudiera producir esta línea de comunicación, y
prefiriendo bajar con sus productos agrícolas, con la piedra
extraída de sus ricas canteras y con las tinajas que elabora, al
puente largo sobre el camino de Aranjuez, para dirigirse desde allí
a esta corte con un rodeo de tres leguas
(…).
Esta
disparidad de criterio por parte de Colmenar de Oreja y la opción de
comunicarse con Madrid dirigiéndose a la corte por el término de
Aranjuez, con un rodeo de
tres leguas, escondía,
sin embargo y en opinión de los comisionados, una razón distinta:
(…)
Pero la verdadera causa de
esta resistencia es un interés exclusivo y mal entendido, que no ha
podido ocultarse a la comisión. Una vez construido el camino de
Chinchón a Madrid, que es el que ofrece dificultades y gastos de
consideración, creen los vecinos de Colmenar servirse de él, sin
otro sacrificio que el que pueda ocasionarles la recomposición del
corto trozo que media entre este último pueblo y el de Chinchón,
que, como después veremos, exige cortísimo dispendio
(…).
Para
evitar lo que, en opinión de los miembros de la comisión
ministerial, no dejaba de ser una
mala voluntad de un solo ayuntamiento para echar por tierra las
obras más útiles y bien concebidas,
se planteaba la posibilidad de establecer un portazgo en el camino de
Chinchón a Madrid destinado a cobrar un peaje a los
vecinos de los pueblos que debiendo contribuir a la construcción del
expresado camino, por designación de la diputación provincial con
arreglo a lo prevenido en el artículo 2.º del real decreto de 7 de
abril último, se nieguen a este deber.
Afortunadamente,
no fue necesario acudir a esta posibilidad que permitía por entonces
la ley, y la carretera llegó finalmente hasta Colmenar. Según los
redactores del informe, y así se reflejaba en el texto, eran muy
pocas las dificultades que ofrecía este tramo de media legua,
totalmente llano y sin obstáculos físicos, por lo que bastaría
con aprovecharse del camino actual para la comunicación, el cual con
una leve mejora quedaría útil a muy poco coste (…).
Calendario
de actuaciones propuestas por la comisión ministerial
Una
vez planteadas sus propuestas, desde la comisión se enumeraron al
ministerio los trámites que deberían seguirse para construir un
camino, o carretera, que en el momento de emitir su informe ya
contaba con la aprobación inicial de Morata y Chinchón dispuestos
a sufragar los gastos del camino de que se trata, aun sin el auxilio
de Colmenar de la Oreja.
Según
el calendario propuesto era necesario, en primer lugar, proponer a la
Diputación Provincial que clasificara el nuevo camino como de primer
orden y, a continuación, determinar los pueblos que deberían
contribuir a su construcción. Los siguientes trámites propuestos
eran:
- Fijar la anchura del camino y dar un plazo de quince días para que los propietarios afectados presentaran alegaciones, bien entendido que estas reclamaciones, cualesquiera que puedan ser, no deben paralizar en manera alguna el curso del expediente.
- Reunir a los alcaldes de los pueblos interesados para fijar la cuota que deben de aportar cada uno de ellos para que si no se llegaba a un acuerdo fuera el consejo provincial quien decidiría este punto.
- Determinar las prestaciones personales –trabajo de los vecinos en las obras- como medio de abaratar los arbitrios económicos impuestos a los habitantes de cada pueblo.
Para
finalizar, el informe concluía con las siguientes recomendaciones
para poder iniciar las obras:
(…)
Resumiendo diremos, que
ínterin se clasifica el camino y se fija definitivamente su anchura,
se invite a los pueblos a emplear la prestación personal, se forme
el proyecto y presupuesto del trozo o trozos de camino para los
cuales no se haya hecho todavía, se redacte el pliego de condiciones
para la subasta, se anuncie esta con quince días de anticipación en
el Boletín oficial, y se dé principio desde luego a las obras,
procurando poner de acuerdo a los alcaldes de Morata y Chinchón
acerca de la cuota con que ha de contribuir cada pueblo al camino,
teniendo en consideración las prevenciones contenidas en la sección
segunda del capítulo III del reglamento, así como el exceso de
coste que debe tener la línea en beneficio de Chinchón. Que al
mismo tiempo se invite de nuevo a los ayuntamientos de Colmenar de la
Oreja, y demás que designe la diputación provincial como
interesados en dicho camino, para que digan terminantemente si
quieren contribuir a él y en qué forma, y que se dé cuenta al
Gobierno de sus contestaciones, para que resuelva lo que convenga
Finalmente
la comisión cree, que en atención al interés que Madrid tiene en
este camino, que debe proporcionarle un surtido abundante y barato de
excelentes frutos, debería invitarse también a su municipalidad
para que contribuyese, si lo tenia por conveniente, con alguna suma,
dando así un ejemplo propio de su ilustración y desprendimiento, a
los demás pueblos de la monarquía (…).
Tal
como se aconsejaba en esté párrafo, Colmenar de Oreja decidió
participar en el proyecto -no así la ciudad de Madrid, pese a que
como planteaban los redactores del informe se iba a beneficiar de un
surtido abundante y barato de excelentes frutos-
y las obras comenzarían en breve. No obstante, en este juego de
intereses cruzados de los distintos pueblos afectados, Morata todavía
debería afrontar, en solitario, la construcción del ramal que
comunicaría su casco urbano con la nueva carretera, tal como veremos
la próxima semana.
Fuentes
y bibliografía:
- Boletín Oficial del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Tomo IV. Imprenta de La Publicidad, a cargo de M. Rivadeneira. Madrid, 1848. Número 43, publicado el 26 de octubre de 1848.
- Itinerario de la carretera de 3er orden del Puente de Arganda a Colmenar de Oreja. Depósito de la Guerra. Archivo de planos. Año 1882
- Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.
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