Pese
a las divergencias a la hora de determinar el trazado de la nueva
carretera hasta el Puente de Arganda, finalmente los municipios
afectados, Colmenar de Oreja, Chinchón y Morata de Tajuña –y
también Valdelaguna- aceptaron la propuesta de los responsables de
la administración. A diferencia del proyecto inicial, en los planos
definitivos se abandonó la idea de que la nueva vía utilizara parte
del viejo camino de Morata a Chinchón –paralelo a los cerros- por
una opción más directa que evitaba el paso de la carretera por
Morata. Esta opción definitiva obligaba a construir un ramal, de más
de dos kilómetros de longitud, que comunicaría la nueva carretera
con el casco urbano de Morata.
A
finales de 1848 la administración ya había aprobado el trazado
definitivo de la carretera entre el Puente de Arganda y Colmenar de
Oreja que, además, daría servicio a Morata, Valdelaguna y Chinchón.
Superadas las reticencias del municipio de Colmenar de Oreja, reacio
cuando se planteó el proyecto a participar en su financiación, en
el diseño final de la nueva carretera se eligió la opción que
atravesaba la vega del Tajuña en perpendicular al río y sin pasar
directamente por Morata: recordemos que en un principio la
administración parecía favorable a utilizar parte del viejo camino
que unía Morata y Chinchón y que transcurría paralelo a los cerros
al sur del Tajuña –por los parajes de El Fraile y el barranco de
Valdelorente- y utilizar el puente Grande para salvar el río.
Al
decidir evitar que la nueva carretera pasara directamente por Morata
se diseñó el trazado, que aún se mantiene, y que llega a coronar
los cerros al norte de Morata en las inmediaciones del Parador de
Frascuelo, un establecimiento levantado para dar servicio a viajeros
y diligencias y que cuando se construyó se conocía como Parador de
Los Malvares. Esta decisión, que ciertamente acortaba el trayecto
para los vecinos de Chinchón y Colmenar de Oreja, obligó a
construir el ramal que enlazaba el casco urbano de Morata con la
nueva carretera, eso sí, con cargo a los presupuestos del
ayuntamiento morateño.
La elección del trazado definitivo,
aunque perjudicaba a Morata obligada ahora a construir el nuevo
ramal, fue muy bien recibida en otros ámbitos, entre ellos, la
ciudad de Madrid que, como ya hemos visto en anteriores entregas,
veía como se mejoraban las comunicaciones con una comarca que
abastecía con los productos de su pujante agricultura a los mercados
madrileños:
(…)
Se ha concluido en estos días de trazar por los ingenieros el ramal
de carretera que se ha de abrir a la mayor brevedad desde esta villa
[Colmenar de Oreja] hasta el puente de Arganda que es el punto donde
se junta con la nueva carretera de esa corte a Valencia: este camino
reportará indudablemente un gran beneficio a Morata, Chinchón y
Colmenar, porque siendo los pueblos de los más grandes de la
provincia, darán fácil salida a los diferentes productos de la
industria y agricultura que se cifra su principal riqueza.(…). (El
Popular,
23 de diciembre de 1848).
La
nueva carretera, tenía vía libre para construirse por el trazado
aprobado ya definitivamente y sin tener tampoco en cuenta una
alternativa que también se había barajado cuando comenzó a
plantearse el proyecto y que consistía en que la nueva carretera en
lugar de enlazar con la carretera de Valencia en el Puente de Arganda
lo hiciera en el municipio de Arganda. En estos meses previos al
inicio de las obras se publicó en el Boletín
Oficial del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas un
texto remitido desde Arganda. En este texto, se negaba que Arganda
tuviera intereses contrarios a la construcción de la carretera por
el trazado previsto:
Aunque
nuestro periódico, por su carácter oficial, no es de controversia,
la circunstancia de hallarse suscrito el artículo sobre caminos
vecinales por un señor oficial de este ministerio, nos hace
separarnos algún tanto de la línea de conducta que nos está
trazada sobre este punto. Insertamos pues a continuación la
reclamación que nos ha sido enviada de Arganda, conservando de ella
literalmente cuanto importa a la cuestión.
Por
lo demás, el público juzgará por su lectura si había razón para
decir que Arganda ponía obstáculos al camino, queriendo que pasase
por ella, y por consiguiente contradiciendo que viniese directamente
a Madrid. Nuestro artículo no califica estas pretensiones. Sus
motivos, sobre ser respetables, podrán ser fundados. Pero su
calificación decíamos que corresponde a la administración, esto
es, a la decisión del Gobierno de S. M. En ello está conforme el
reclamante, siendo por tanto la reclamación una nueva y palmaria
confirmación de nuestras doctrinas.
Como
se deduce de este texto, en algún momento de la tramitación, diseño
y proyecto de la nueva carretera, en los pueblos de Morata, Chinchón
o Colmenar pudo pensarse que desde Arganda se habría planteado la
posibilidad de que la carretera pasase por este municipio y, por lo
tanto, no enlazara directamente con el nuevo puente sobre el Jarama.
Esta alternativa, evidentemente, alargaba el trayecto y era contraria
a los intereses de los pueblos afectados. Sin embargo, desde Arganda,
sin negar la necesidad de la nueva carretera, apostaban porque su
trazado enlazara con la carretera de Levante en su municipio:
Con
singular sorpresa se ha leído en Arganda el articulo segundo sobre
caminos vecinales, que D. Fermín de la Puente y Apezechea *
inserta en el Boletín Oficial del ministerio de Comercio,
Instrucción y Obras públicas, de 29 del próximo pasado marzo: no
porque en sí no esté de acuerdo con las doctrinas económicas
vertidas, sino porque para probar la necesidad de que intervenga
directamente la acción del Gobierno en la construcción de caminos
vecinales, se zahiere a Arganda, cuando se asegura que ponía
obstáculos a la construcción del camino que ha de poner en
comunicación a Chinchón con la capital. Arganda no ha suscitado ni
suscita obstáculos al camino; lejos de eso le desea y aun solicita,
si bien con las modificaciones que ha hecho presente a S. M., y en
cuya soberana ilustración espera hallar eco, si la parte científica
no desatiende con su informe las justas observaciones que se hacen.
El camino, tal como se proyecta construir, tiene por objeto el
interés de un solo pueblo, y la ley entonces le califica de segundo
orden, y de solo su interés la construcción, y tal es así, que
para hacer a Colmenar interesado en él, han tenido necesidad aun
contra sus intereses de condescender con hacerle un camino carretero
de tres cuartos de legua; y aun así y con este gravamen no es un
proyecto generalmente asentido. El camino, científicamente
considerado, está indicado su arranque por Arganda o sus
inmediaciones, dirigido a Morata, y desde allí a Chinchón y
Colmenar, por donde mas ventajosamente pueda hacerse; y entonces,
además de la mayor facilidad en la construcción, se habilitaría la
vía militar que desde la carretera de Aragón conduce a la de
Valencia y Andalucía, punto tan atendible, que solo puede
desconocerle el mas ignorante en los públicos negocios: así se
llenaría la ley, abrazando el mayor número de pueblos, y se
construiría con mas facilidad y economía.
Ruego
a usted, señor editor, se sirva insertar en su periódico estas
líneas, como correctivo á lo que dice el articulista, y a lo que
quedará agradecido su afectísimo S.S.
Como
apoderado de la villa de Arganda,
Francisco
Fabro
Finalmente,
resulta obvio que las autoridades del Ministerio de Fomento
decidieron que el trazado de la nueva carretera partiera del Puente
de Arganda y no desde el mismo municipio de Arganda. De hecho, el 31
de marzo de 1849 se anunciaba la subasta de las obras:
Estando
aprobadas las obras que han de ejecutarse en el camino que ha de
poner en comunicación con la carretera principal a los pueblos de
Chinchón, Colmenar de Oreja, Morata y Valdelaguna, se ha señalado
para la subasta el día 12 del próximo mes de abril, a las doce de
su mañana, en este gobierno político, donde se hallan de manifiesto
los planos y pliegos de condiciones. (La Patria,
31 de marzo de 1849).
Avance de las obras Puente de
Arganda-Colmenar de Oreja
En
el proyecto de construcción de la carretera estaba previsto que se
realizara por tramos, comenzando por el Puente de Arganda y avanzando
desde este punto hasta Morata, Chinchón y Colmenar de Oreja. Las
obras se habían iniciado, según informaba la Gaceta
de Madrid,
el 5 de junio de 1849. Según el periódico oficial, en su edición
del 26 de enero de 1850, los primeros trabajos de explanación en los
dos primeros tramos de la obra partían desde
la madre vieja del río Jarama, hasta el río Tajuña en la vega de
Chinchón. Según
esta notificación, hasta ese momento se habían empleado 1.652 varas
cúbicas en obras de fábrica y de cimentación y se habían acopiado
más de 10.000 varas cúbicas de materiales para las labores de
sillería y firme de mampostería de la carretera, además de 600
fanegas de cal. En el informe se señalaba también que se habían
ejecutado ya dos leguas y media del trayecto total de la carretera y
que para la ejecución de los trabajos se habían empleado 600
hombres, 200 caballerías y cuatro bueyes.
Sin embargo, y pese a lo que pudieran
indicar las noticias sobre los avances en los primeros tramos del
proyecto, las obras de construcción no progresaron al ritmo que
habrían deseado los ayuntamientos de los municipios implicados, más
bien, los trabajos se eternizaron y ocuparon prácticamente toda la
década comprendida entre 1850 y 1860. Entre estas dos fechas,
regularmente, se fueron subastando los distintos tramos en que se
había dividido el proyecto. Algunas de estas subastas afectaban a
obras más o menos complejas como la construcción de varias
alcantarillas. En julio de 1857, por ejemplo, se publicaba la subasta
para la construcción de dos alcantarillas:
(…)
Debiendo
construirse dos alcantarillas en el primer trozo de la carretera
provincial desde el puente de Arganda á Colmenar de Oreja, con
arreglo a los planos presupuestos y pliego de condiciones
facultativas, aprobados por la dirección general de Obras públicas
en 20 de junio último, y al de las económicas que, con los
documentos ya citados, se hallarán de manifiesto en la secretaría
de este gobierno de provincia; he dispuesto anunciar por medio de los
periódicos oficiales que el día 28 de agosto próximo, a las doce
de su mañana se celebrará subasta pública para la construcción de
las dos mencionadas alcantarillas, con sujeción a los repetidos
planas, presupuestos y pliegos de condiciones. (…)
Servirá
de tipo para la subasta la cantidad de ocho mil ochocientos treinta y
dos reales noventa y cuatro céntimos a que ascienden los
presupuestos de las dos alcantarillas aprobadas por la dirección
general en 20 de junio último, y no se admitirán proposiciones por
mayor precio. (Diario
Oficial de Avisos de Madrid,
29 de julio de 1857).
Prácticamente en las mismas fechas,
se subastaban las obras de construcción de varias tajeas (pasos por
debajo de la plataforma de la carretera para permitir el paso de las
aguas) de distintos tamaños:
Debiendo
construirse cinco tajeas de menor dimensión y una de mayor en el
tercer trozo de, la carretera provincial desde el puente de Arganda
a Colmenar de Oreja, con arreglo a los planos, presupuestos y pliego
de condiciones facultativas aprobados por la Dirección general de
Obras públicas en 12 del corriente (…).
Servirá
de tipo para la subasta la cantidad de 18,441 rs. 60 céntimos, o
sean 14,078 rs. 70 cents, por las primeras, y 4,562 rs. 90 cents, por
la segunda a que ascienden los presupuestos de las cinco tajeas,
aprobados por la Dirección general en 12 del corriente mes, y no se
admitirán proposiciones por mayor precio.
(Boletín Oficial de la
Provincia, 5 de septiembre
de 1857).
Modelos de tajeas y alcantarillas diseñados por la Comisión de Ingenieros , canales y Puertos de la época (1858)
Al
año siguiente, 1858, continuaban convocándose subastas distintas
actuaciones en la carretera:
(…)
En la carretera de segundo orden desde el puente de Arganda a
Colmenar de Oreja, deben fijarse veinte y seis postes para señalar
igual número de kilómetros; dos postes para indicar otros tantos
miriámetros, y un poste de división en el empalme. Por tanto, el
día 10 de julio próximo, se celebrará subasta pública que tendrá
lugar a la una de la tarde en el salón de Sesiones de la
excelentísima Diputación provincial, a fin de contratar la
construcción, conducción y colocación de los mencionados
(…) (Boletín
Oficial de la Provincia de Madrid,
2 de julio de 1858).
La
subasta de estas obras de las alcantarillas, tajeas y postes de
señalización pusieron, prácticamente, el punto final a los
trabajos que se habían iniciado casi una década antes. Por
supuesto, mientras se desarrollaron las obras en los distintos
tramos, los vecinos de Colmenar, Chinchón y Morata ya pudieron
beneficiarse de la, mejora de las comunicaciones con Madrid. En la
memoria anual correspondiente al año 1860 de la Sección de Fomento
de la Provincia de Madrid se anunciaba la conclusión de las obras:
(…)
En las carreteras de segundo
y tercer orden ha tenido esta autoridad completa intervención, hasta
el punto que a su iniciativa y a su impulso, se han terminado, lo que
restaba de la que comienza en el puente de Arganda y acaba en
Colmenar de Oreja; el ramal accesorio de ella, que partiendo de las
Yeseras de Chinchón, termina en la puerta de San Roque del mismo
pueblo (…).
En
la misma publicación se señalaba que tanto Morata, como Chinchón y
Colmenar de Oreja hubieron de pagar con sus propios fondos el 38 por
ciento del coste de una carretera en la que, según esta misma
publicación, se habían invertido 1.893.584.88 reales sólo en
materiales.
Los
tiempos de los caminos casi intransitables y peligrosos desde Morata,
Chinchón y Colmenar hasta el Puente de Arganda llegaban así a su
fin. Casi al mismo tiempo que se subastaban y se ejecutaban las obras
entre Colmenar de Oreja y el Puente de Arganda, se anunciaba también
la subasta de las obras del nuevo ramal que comunicaría el casco
urbano de Morata con la nueva carretera, tal como veremos la próxima
semana
*Capitulo
denominado, Parte
no oficial, del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras
Públicas.
En un extenso artículo titulado En
cuanto a los ramos de fomento material que comprende y de los caminos
vecinales,
firmado por Fermín de la Puente y Apezechea, y publicado en Boletín
Oficial del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas
del jueves 29 de marzo de 1849.
En este texto, firmado por un experto
ajeno a los intereses particulares de cada uno de los pueblos
implicados en la nueva carretera, se resume bastante bien los
problemas que afrontaron las administraciones implicadas para diseñar
su itinerario:
(…) contrayéndonos a la
provincia de Madrid, como ofrecimos, tenemos un camino, el de
Chinchón, que es el mejor ejemplo, por lo mismo que es el primero de
su género, que ha sido completamente estudiado. Morata fue la
primera en quererle, y obtuvo arbitrios para su construcción. Más
reunidas porción considerables de ellos, sobrevinieron otras
municipalidades menos celosas o menos entendidas. Los fondos
recibieron otra aplicación, invirtiéndose por cuenta de
contribuciones, y Morata se quedó sin camino; como una y cien veces
se están, y se quedarían, ella y casi todos los pueblos, si el
hacerlos continuará siendo, como hasta aquí, meramente voluntario.
Con el interés de Morata coincidió el interés de Chinchón, así
siendo ambos exclusivos, nació la discordancia. Ambos querían
camino, pero cada cual para la explotación de su vega. Por ventura
¿pudieron avenirse entre sí? De ninguna manera. Fue preciso que se
diese comisión al director general de Agricultura y al jefe de
negociado de caminos vecinales, que acompañados del ingeniero
pasaron al terreno. Logrose por fin el asentimiento; procedió el
ingeniero el trazado, y a poco surgieron nuevas dificultades, que no
hubieran sobrevenido a haber podido mediar con la administración, el
imperio de la ley. Otro tanto puede decirse de los obstáculos que
suscitaba el interés de Arganda. Situada sobre la carretera de Las
Cabrillas, trayendo por tanto a Madrid con gran ventaja sus frutos y
los productos de su huerta, temía acaso que entrando otros en
concurrencia, disminuyeran sus ganancias. Por cierto, que no lo
temerían estos, ni menos Madrid. Ni aún ella debiera recelarlo, a
considerar que a medida que la producción crece (y más en materia
de subsistencias), se dilata también dentro de ciertos límites,
primero la esfera del consumo, después hasta el número de
consumidores. Colmenar resistía también al principio el proyectado
camino. Aparte de otros productos, y entre ellos la piedra de
construcción, es sabido que su industria fabrica tinajas y otros
objetos de barro vidriado. Traelos con ventaja por uno de los puentes
del Río sobre Aranjuez, y de consiguiente alegaba que tampoco le era
necesario el camino. Por fin ha dado el asentimiento, condicionándole
con la apertura de otro de dos leguas para la explotación de su
vega. ¿Quién haría estas transacciones si no fuera la
administración? Porque su deber es no comprimir los intereses
locales; es oírlos, asistir a su discusión, calificarlos, y
amparando los verdaderamente legítimos, compensar sin embargo,
cuando se puede, los sacrificios que impone, con las ventajas que le
es dado proporcionar. (…).
Fermín de la Puente y Apezechea
Fuentes
y bibliografía:
- Boletín Oficial del Ministerio de Comercio, Instrucción y Obras Públicas. Tomo IV. Imprenta de La Publicidad, a cargo de M. Rivadeneira. Madrid, 1848. Número 43, publicado el 26 de octubre de 1848.
- Sección de Fomento de la Provincia de Madrid. Memoria referente a los asuntos en que se ha ocupado hasta fin de diciembre de 1860. Imprenta de Juan Antonio García. Madrid, 1861.
- Periódicos y publicaciones que se citan en el texto.
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