El
trabajo del administrador Domingo Morales
En
1824 el progresivo deterioro de las finanzas de los condes de
Altamira en todo el territorio español, acelerado desde el final de
la Guerra de la Independencia, había propiciado un notable descenso
del patrimonio inmobiliario y los intereses económicos de la Casa
condal en Morata. A la venta de numerosas fincas rústicas y el
molino de la Huerta, entre otras propiedades, se había sumado
también la enajenación de gran parte de la colección de pinturas
que se habían atesorado desde los tiempos del I marques de Leganés
en la casa palacio propiedad de los poseedores del señorío. Por
otra parte, en la segunda década del siglo XIX se mantenía también
sin resolver el pleito judicial que el concejo de Morata había
planteado ante la justicia para dejar de pagar los derechos
señoriales a la Casa de Altamira.
No
obstante, Vicente Isabel Osorio de Moscoso, XII conde de Altamira,
aún mantenía bienes en la villa de Morata –así como en los
cercanos pueblos de Chinchón y Perales de Tajuña- que hacían
necesaria la presencia y el trabajo de un administrador de este
patrimonio que ejercía también como representante del titular del
señorío. En estos años siguientes al periodo liberal y a la
restauración de la monarquía absoluta de Fernando VII, esta función
era desempeñada por Domingo Morales y Correa, un licenciado en leyes
que ya en 1809 estaba al servicio de la Casa de Altamira y del
anterior titular de la misma, Vicente Joaquín Osorio de Moscoso y
Guzmán, XI conde de Altamira, fallecido en 1816.
Desde
su domicilio en la llamada Casa de la Administración, situada en los
terrenos del palacio, justo en la esquina entre la calle de la Cruz
de Orozco y del Ciego, Domingo Morales atendía la hacienda de los
Osorio de Moscoso en Morata y, como tal administrador, estaba
obligado a remitir periódicamente a la Administración central de la
Casa de Altamira en Madrid el resultado de su trabajo. La carta de
Domingo Morales al conde de Altamira, que transcribimos completa,
formaba parte de esta correspondencia que era parte del trabajo del
administrador en Morata.
Como
se deduce del contenido de la carta que hoy reproducimos –una
comunicación de diversos asuntos de Domingo Morales al conde de
Altamira- por aquellos años la presencia física del conde de
Altamira en Morata se había reducido lo que no impedía que aún el
poseedor del señorío mantuviera algunas tradiciones como el pago de
misas en la iglesia de Morata, por las que abonó dos onzas de oro al
párroco, o la costumbre de ayudar económicamente a los mozos que
salían de la villa para cumplir con el servicio militar a los que,
según el propio administrador, se les ayudaba con 20 reales.
Por
el contenido de la misiva, que era remitida a Madrid como toda la
correspondencia bajo la responsabilidad de otro de los empleados del
conde en Morata, Ángel Corpa, también sabemos que aún se mantenía
el Picadero situado a la espalda de palacio y que también funcionaba
aún la antigua jabonería que se montó en la misma calle que
cerraba la residencia de los condes de Altamira en Morata por su lado
este. Finalmente, hay que destacar cómo el administrador se
felicitaba de que al titular del señorío le
fuera muy grata la memoria que hacía Vuestra Excelencia del pueblo,
(…) asegurando a vuestra excelencia que [por]lo que hace a nosotros
en particular, cuanto al pueblo en general, cada día se nos hace más
sensible su ausencia
(…).
Carta del administrador, Domingo Morales, dirigida al XII conde de Altamira
Transcripción
de la carta remitida por Domingo Morales, administrador en Morata de
los bienes el conde de Altamira, a Vicente Isabel Osorio de Moscoso
Excelentísimo
señor:
Prometí
a usted en mi anterior de 31 del que firmo que le daría parte del
resultado de mis gestiones con (…) y a la entrega se las dos onzas
de oro con objeto que se aplique una misa por la intención de
Vuestra Excelencia como lo hice el 1º del corriente quedando en
verificarlo el día de hoy con mi asistencia como he hecho en calidad
de apoderado de Vuestra Excelencia, de quien no puedo menos que
admirar la impresión y talento con que usted le ha hecho la (…)
sin dejar arbitrio a su delicadeza para explicarse medianamente este
rango de generosidad tan sublime, como obligatorio a su sagrado
sacerdotal ministerio.
Después
traté del pago de los seis carros de paja que por cuenta de Vuestra
Excelencia tengo (…) encerrados en el Picadero y habiéndose
manifestado este en razón de que era un pequeño obsequio que quería
hacer a Vuestra Excelencia, no por retribuirle ni en la parte más
mínima las excesivas (…) con que le distingue, así se explica,
sino para dar a usted un ligero pero visible testimonio del aprecio
que le merece; le contesté como que estaba bien instruido de las
ideas de Vuestra Excelencia en el asunto, que de ningún modo me
quedaría con la paja sin pagársela y que así me lo tenía ordenado
Vuestra Excelencia, a cuya voluntad se hallaba tan sujeta la mía,
que primero se la devolvería que conservarla bajo el concepto de
regalo, así que estaba decidido a satisfacer de sesenta a setenta
reales por cada carro, según quedamos convenido Vuestra Excelencia
y yo, propuesta que le escandalizó pidiéndome encarecidamente que
se admitiese a razón de 40 o 45 reales por carro, esforzando su
ruego [en] término tan obligatorio que no pude menos de admitir
fijando el último precio de 45 reales carro, ascendiendo los seis
encerrados a 270 reales de vellón.
He
pasado a Palacio inmediatamente que llegué de esa para volver a
enterarme del jabón existente de vuestra excelencia encargando a
don Pedro que (…) se venda, dándome cuenta de su producto para
cargármelo en la [cuenta] parcial de Vuestra Excelencia como
propiedad suya. También han resultado sobrantes 5 libras de tocino
que a precio de 28 costaron hacen 16 reales y 16 maravedíes de que
me cargo en dicha cuenta, más no así de una y media libra de azúcar
que he dicho a Don Pedro para que recoja por la nimiedad de dicho
valor, de todo lo cual doy expediente a Vuestra Excelencia esperando
de su bondad que se digne aprobar mi conducta en estas
determinaciones.
Hoy
no ha habido más que una carta para vuestra excelencia que he
devuelto como las anteriores para que vuestra excelencia las reciba
con el correo, Ángel Corpa. (…) ha estado en las casas de don
José Aparicio y la mía .Los dichos han venido antes como también
Don Miguel Pérez (…) y mi sobrino Luis Almazán para adquirir
noticias de Vuestra Excelencia, diciendo que Vuestra Excelencia le
había encargado que nos dijese de su parte que le era muy grata la
memoria que hacía vuestra excelencia del pueblo y de nosotros, con
otras explicaciones que se nos honran en términos inconcebibles,
como propias del amable carácter de Vuestra Excelencia,(…) del
modo posible se la retribuimos con nuestro sincero y debido
reconocimiento , asegurando a vuestra excelencia que [por]lo que hace
a nosotros en particular, cuanto al pueblo en general, cada día se
nos hace más sensible su ausencia.
Igualmente
han estado conmigo (…) y R. Tejero que han (…) con el fin de
inquirir si era cierto que a su compañero Joaquín Garcés le había
dado Vuestra Excelencia una onza de oro para ellos. Hay costumbre de
que el vecindario socorra a los quintos al año de su partida [] le
he contestado que ignoraba semejante donación pero que esto no
obstante en el caso de su salida se vieran conmigo seguro de que les
daría en nombre de vuestra excelencia 20 reales, no dudando que su
generosidad aprobaría esta determinación, con cuya respuesta se han
ido contentos. Suplico a vuestra excelencia que me perdone este
exceso (…) que solo lo he hecho para conservar en parte entre estas
gentes el buen concepto que vuestra excelencia ha sabido adquirir.
De
mi hija María Eusebia he tenido carta desde Sevilla asegurándome
que concibe esperanzas de adquirir alivio de su dolencia de que la
han informado los facultativos encargándome efusivamente (…) que
ofrezca a vuestra excelencia sus respetos como yo recibo el honor de
hacerlo juntamente con los míos (…) rogando a Dios conserve su
importante vida es mi deseo.
Morata,
4 de agosto de 1824
Excelentísimo
marqués de Astorga Excelentísimo Señor
Domingo
de Morales y Correa
Fuentes
y bibliografía
- Archivo Histórico de la Nobleza, Baena, C.333, D.161-247
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