jueves, 17 de junio de 2021

 

El cultivo de remolacha en la vega del Tajuña y la azucarera (I)

La pérdida de Cuba provocó la creación de la fábrica de La Poveda

El ferrocarril también fue fundamental en el auge del cultivo remolachero

Hasta mediados de los años 60 del pasado siglo un cultivo sobresalía por su importancia en Morata y en el resto de la vega del Tajuña, la remolacha. En estos meses de verano, el verdor característico de las hojas de esta planta, en pleno proceso de maduración antes de la recolección que se hacia en otoño, destacaba entre los otros cultivos de huerta. Para que la remolacha llegará a convertirse, desde comienzos del siglo XX, en un cultivo fundamental para la economía de los agricultores de toda comarca sucedieron dos hechos sin los que hubiera sido imposible el auge de esta planta industrial en todos los pueblos ribereños del Tajuña: la ampliación de la línea del ferrocarril y la construcción, en el barrio argandeño de La Poveda, de la fábrica azucarera.

Desde hoy y en próximas semanas contaremos la historia de esta planta en Morata y en el resto de pueblos de la ribera del Tajuña, las características de su cultivo, la relación de los agricultores y los propietarios de Azucarera Madrileña y los datos de producción y cultivo a lo largo de los casi setenta años que transcurrieron desde la inauguración de la fábrica hasta su cierre y, con él, el fin de este cultivo en las tierras de regadío de toda la comarca.


Tan importante fue el auge remolachero en la comarca que, como veremos, su importancia y amplia extensión por todo el regadío condicionó, por ejemplo, el absentismo escolar; fomentó, por obligación y pura necesidad, el asociacionismo agrario, y alrededor de las labores que exigía desde la siembra a la recolección surgieron nuevas palabras en el vocabulario como descollar, escular o esmatar.

Y lo más curioso es que todo este nuevo impulso agrario y económico, en la comarca y también en toda España, comenzó a raíz de un hecho tan doloroso como la pérdida de las últimas colonias americanas.

Aunque la fabricación de azúcar en el continente europeo data de los primeros años del siglo XIX, en España no se levantaron los primeros ingenios azucareros, en las provincias de Córdoba y Granada, hasta las últimas décadas del siglo. España, como metrópoli de las colonias de Puerto Rico y, especialmente, de Cuba obtenía su azúcar en ambos territorios, sobre todo en este último donde era habitual alcanzar producciones anuales de azúcar de caña superiores a las de 800.000 toneladas.

Esta situación, que relegaba el cultivo remolachero en la vega del Tajuña a reducidas extensiones dedicadas a producir remolacha para forraje del ganado, cambió radicalmente en cuestión de meses: la pérdida de Cuba obligaba a buscar alternativas en territorio nacional a un producto que, sin la producción caribeña, era claramente deficitario.

Las exportaciones de azúcar fuera del mercado español cayeron en picado y las pocas y escasamente eficientes fábricas andaluzas difícilmente podían atender este comercio exterior ni producir el azúcar para el consumo interior en el territorio nacional.

Aunque el azúcar no dejaba de ser un artículo de lujo que no estaba al alcance de todas las familias, en el año 1899 se calculaba un consumo anual en España de 120.000 toneladas de azúcar y una capacidad productiva que alcanzaba con dificultades las 60.000 toneladas, según los datos publicados el 9 de octubre de 1899 en el diario madrileño La Época. Coincidía esta publicación con otro artículo aparecido en el mismo periódico con el título Nueva fábrica de azúcar en Madrid.

En este texto se recordaba la existencia desde hacía algunos años de una azucarera en Aranjuez y se apuntaba también que la cercanía de Madrid facilitaba la instalación de una nueva empresa azucarera en una provincia con un enorme centro de consumo en la capital y que contaba con la infraestructura de transportes necesaria para distribuir la producción al resto del país. Dicho con otras palabras:

(…) Para establecer esa nueva explotación azucarera, se ha buscado las cuencas del Jarama y del Tajuña, en donde hay terrenos de calidades apropiadas para el cultivo de esa planta, por la composición de las tierras y su fácil riego, y enclavando la fábrica en los alrededores de la estación del ferrocarril de La Poveda en la línea de Arganda, resulta que la nueva industria se monta a veinticuatro kilómetros de esta corte, recorridos en camino de hierro.

Las previsiones del proyecto industrial apuntaban a que se podría procesar la producción de 30.000 toneladas procedentes de las vegas del Jarama y del Henares. A estas cifras habría que sumar la producción de los pueblos ribereños del Tajuña. En el periódico ya se apuntaba también el inicio de las obras de la nueva fábrica para el mismo otoño de 1899, aunque las obras no comenzaron realmente hasta el 13 de enero de 1900.

Por esas mismas fechas se anunciaba en el Boletín Minero y Comercial de noviembre de 1899 la constitución de la Sociedad Azucarera Madrileña con un capital social de 3 millones de pesetas distribuido en acciones de 500 pesetas. El consejo de administración lo presidia Juan Navarro Reverter y como ingeniero consultor aparecía el ciudadano francés George Maurel.

Las obras de la nueva azucarera comenzaron oficialmente el 13 de enero de 1900 en un acto en el que varios invitados de la compañía propietaria se desplazaron a los terrenos de La Poveda en un tren que partió de Madrid y que iniciaba la inseparable relación que siempre uniría al ingenio azucarero con el ferrocarril durante los cerca de setenta años que estaría en funcionamiento.

La creación y puesta en funcionamiento de la fábrica azucarera en el breve plazo de tiempo transcurrido desde la creación de la empresa promotora y la llegada al mercado de las primeras toneladas de azúcar producidas en el barrio argandeño en la campaña 1900-1901 respondía a un fenómeno generalizado que se había vivido en casi todo el territorio español: allí donde las condiciones climáticas y del terreno permitían el cultivo de la remolacha (Castilla, Aragón, Rioja, Andalucía…) allí se levantaron nuevas y cada vez más modernas fábricas azucareras.

En esta primera campaña, la capacidad de procesado del complejo azucarero argandeño no superaba las 300 toneladas de remolacha al día –tampoco la producción remolachera en las vegas del Jarama, Manzanares y Tajuña estaba aún preparada para aumentar estas cifras-, pero, sin duda, esta primera campaña anunciaba que el cultivo y transformación de la remolacha sólo había comenzado y quedaba mucho camino por recorrer.

Reiteramos que esta fiebre azucarera llegó a La Poveda y a la comarca de la vega del Tajuña cuando en el escaso periodo de tiempo de dos años, entre 1899 y 1901, en España se crearon nada menos que treinta y una fábricas de azúcar repartidas por todo el territorio con la única excepción del Levante. Esta inflación de fábricas azucareras no era casual: el capital acudió raudo a cubrir el hueco dejado por el azúcar cubano y dispuesto, también, a buscar los beneficios de elaborar un producto sobreprotegido ahora de las importaciones de otros países con medidas arancelarias y con unos precios muy atractivos para las empresas.

Juan Martín Fernández, en su memoria doctoral presentada en la Facultad Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid La economía española y la articulación de su mercado (1890-1914): Los orígenes de la vía nacionalista del capitalismo español, explicaba la situación de la industria azucarera en estos primeros años de auténtico desenfreno de las empresas recientemente creadas:

(…) Los beneficios del sector eran enormes. La industria nacional acaparaba la totalidad del mercado interior, dado que no se importaba azúcar. Tal llegó a ser la situación que la producción de remolacha resultó insuficiente para abastecer la enorme demanda de las industrias transformadoras, generando una especulación brutal. Hubo fábricas remolacheras que en un solo año amortizaron la totalidad del capital invertido.

El número de fábricas azucareras no tardó en llegar a 68, pero para entonces, la demanda interior, restringida por el incremento de precios amparado en el alto arancel, se mostró incapaz de absorber los crecientes stocks de azúcar.

Muy pocos años después de que se iniciara el crecimiento del sector (situación que analizaremos extensamente en tanto que estos problemas económicos futuros afectaron, y mucho, a los agricultores de la ribera del Tajuña y al resto de proveedores de remolacha), la fábrica de La Poveda fue incrementando su capacidad de producción al tiempo que incrementaba paulatinamente su capital social.

En 1903 la fábrica se arrendó a una sociedad presidida por Miguel Díaz Álvarez, senador y conocedor del sector azucarero pues, no en vano, el político había sido el último alcalde español de La Habana. Ese año de 1903 se procesan 16.000 toneladas de remolacha, muchas de ellas procedentes de la vega del Tajuña, y se registra una producción de 1.600.000 kilos de azúcar.

Producción de la Azucarera Madrileña en sus primeras campañas

Las exigencias de un sector en constante crecimiento y la obligación de atender nuevas inversiones en la fábrica exigieron un esfuerzo económico importante que se materializó en sucesivas ampliaciones de capital: en 1909 ya llegaba a 6.600.000 pesetas y en 1914, cuando la crisis ya se había manifestado, alcanzaba los 10.000.000 de pesetas. (Curiosamente, no es casualidad que una sociedad fuertemente ligada a la Azucarera, el Ferrocarril del Tajuña, también aumentaba su capital social en esos años hasta los 12.000.000 pesetas en 1912, y en 1914 hasta 15.000.000 pesetas. Tampoco es casual que ambas empresas, tan importantes para los pueblos de la vega del Tajuña, llegarán a sus años peores, los de su decadencia definitiva que provocaría su cierre, en la década de los sesenta y primeros años setenta del siglo XX.

Pero antes de llegar a estos difíciles momentos, los primeros años de la Azucarera Madrileña no dejaron de ser positivos: la producción aumentaba año tras año y en 1905 recibió el respaldo oficial en forma de visita del rey Alfonso XIII:

Visita de S. M. el Rey a La Poveda

Su Majestad el Rey ha hecho hoy una excursión, en automóvil, a Arganda, para visitar La Poveda, verdadera Escuela práctica de agricultura, que su inteligente director, el Sr. Díaz, ha puesto a la altura de las más completas, mereciendo los elogios de cuantos españoles y extranjeros la han visitado.

En La Poveda hallase establecida la fábrica de la Sociedad Azucarera madrileña.

Es una fábrica de las mayores y mejor instalada que hay en España, con todos los adelantos modernos, y se halla rodeada de una hermosa y fértil vega, dedicada al cultivo de la remolacha para alimentar la maquinaria del establecimiento industrial, que transforma aquel tubérculo en excelente azúcar. (La Época, 4 de julio de 1915).

En la información del diario conservador se resaltaba que la fábrica de La Poveda se hallaba rodeada de una hermosa y fértil vega, (…). Se reconocía así el papel fundamental, imprescindible, que jugaban los agricultores de las vegas del Tajuña y Jarama en el funcionamiento de la fábrica de la Azucarera Madrileña como suministradores de la materia prima que permitía producir el azúcar.

En próximas entregas del blog veremos cómo influyó en la economía y la sociedad de la vega del Tajuña la apertura y funcionamiento de la fábrica azucarera y cómo los agricultores debieron adaptarse a las prácticas agrícolas que exigía el cultivo de la remolacha


Fuentes y bibliografía:

  • Periódicos citados en el texto.

  • Álbum de La Poveda. 1900-200 La Poveda Centenario. Colección Archivo Municipal de Arganda.

  • La economía española y la articulación de su mercado (1890-1914): Los orígenes de la vía nacionalista del capitalismo español. Memoria presentada para optar al grado de doctor por Juan Martín Fernández. Facultad de CC Políticas y Sociología. Departamento de Economía Aplicada V. Madrid, 2002.

  • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid. Abela, Eduardo y Castro, Carlos A de. Estereotipia y Galvanoplastia de Aribau y Cia. Madrid, 1876.

  • Instrucciones para el cultivo de la remolacha azucarera en regadío. Quintanilla Guillermo. Hojas divulgativas. Ministerio de Agricultura. Madrid, 1932

  • Memoria sobre la remolacha azucarera. Estación Agronómica del instituto Agrícola de Alfonso XII. Ministerio de Fomento. Dirección General de Agricultura. Madrid, 1911.

  • El Ochocientos. De las profundidades a las altura. Tomo II. Manuel Silva Suárez, editor. Real Academia de Ingeniería. Institución Fernando El Católico. Prensa de la Universidad de Zaragoza. Zaragoza.

  • El trabajo infantil en España 1700-1950. Aprender trabajando. La actividad de niñas y niños en tierras de regadío. (La vega del Tajuña a comienzos del siglo XX). Borras Llop, José María. Universidad Complutense.

  • Memoria que comprende los trabajos reunidos, trabajos practicados y proyecto de Ley formulados por la comisión para el estudio de la concentración parcelaria. Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio del Ministerio de Fomento. Imprenta de los hijos de M. G. Hernández. Madrid, 1908.









No hay comentarios:

Publicar un comentario