jueves, 24 de febrero de 2022

 

Morata, tierra de viñas y de vino (III)

En el siglo XVIII se catastraron 550 hectáreas de viñedo en el término municipal

Los agricultores también aprovecharon el regadío para plantar cepas y parrales

La abundante documentación generada por el Catastro de Ensenada nos sirve para conocer, con bastante aproximación, la superficie de secano y de regadío destinada a viñedo a mediados del siglo XVIII en Morata. En estos años, y en los posteriores, las viñas junto con los olivares, tal como vimos en pasadas semanas, conformaron el paisaje de Morata. Y con una particularidad añadida: también en la vega, en tierras de regadío, las viñas fueron cultivadas por los agricultores morateños.



Entre otras muchas virtudes, la documentación destaca Catastro de Ensenada destaca por la fiabilidad de sus datos. A diferencia de otros procesos de averiguación de la situación datos económica, demográfica y social, la investigación catastral iniciada en todo el territorio de Castilla durante el reinado de Fernando VI –el catastro no afectó al reino de Aragón ni a las provincias vascas- contó con los medios necesarios y la voluntad de las propias autoridades de la corona para conseguir una aproximación bastante real de los lugares, villas y ciudades catastradas.

Hoy, gracias a esa documentación, podemos acceder a esos datos económicos que nos permiten conocer la situación del cultivo del viñedo en Morata y también cómo se abordaba cada temporada la transformación en vino de las cosechas.

Las referencias a este cultivo de viñas en Morata y a la elaboración de vino en sus bodegas aparecen ya en lo que se conocía en la jerga catastral como Respuestas Generales. En este interrogatorio, similar en su intención a otros cuestionarios reales de periodos históricos anteriores –recordemos, por ejemplo, las Relaciones Topográficas de Felipe II-, pero bastante más efectivo en sus resultados, se trataba de conocer las principales actividades económicas de las localidades catastradas, casi todas ellas relacionadas con la agricultura y actividades derivadas.

En estas respuestas de los peritos locales designados al efecto se afirma, en primer lugar, un aspecto muy particular del cultivo de viñas en Morata, y algunas otras localidades vecinas*: la utilización de tierras de regadío para plantar cepas en lugar de cultivos en principio más rentables, como podían ser la siembra de cereales (trigo y cebada, principalmente) o cultivos de huerta:

(…) en esta vega las tierras que no eran aparentes para sembradura se hallan plantadas de viña.

En la documentación del catastro aparecen claramente diferenciadas las superficies destinadas a viña tanto en secano, las más extensas, como en regadío, mucho más reducidas pero ni mucho menos residuales. Respecto al viñedo de secano, en Morata se contabilizaban en esos años 1.200 fanegas, de cuatrocientos estadales (recordemos que las fanegas de vega tenían la mitad, 200 estadales):

(…) habrá como dos mil y cuatrocientas fanegas de sembradura, mil y doscientas de viña (...).

Lamentablemente no queda claro en estas cifras una realidad que ya tratamos al analizar el cultivo del aceite: la práctica muy habitual en Morata de cultivar en una misma parcela cepas y olivas. Parece, por la misma redacción de las respuestas, que las 1.200 fanegas de viña se refieren a parcelas dedicadas exclusivamente a ese cultivo. De hecho, cuando se recogen las haciendas particulares de cada vecino, a veces se recoge que algunas parcelas tienen esos cultivos mixtos.

Las referencias a las viñas de regadío aparecen también en la quinta pregunta del interrogatorio. En esta pregunta directamente se califica a estas tierras de riego plantadas de viña como de malísima calidad:

(...) declararon que en las especies de tierra de que se compone el término, que quedan referidas a la antecedente [las tierras de riego], se hallan de todas calidades, esto es buena, media e inferior a excepción de en las que están las viñas de riego porque en ellas no hay diferencia, estando todas consideradas de malísima calidad.

En la práctica, esta presencia de viñas en tierras de regadío, se cuantificaba con exactitud en la documentación catastral en 350 fanegas de viña de regadío, situadas en su mayor parte en los parajes de Valdelaosa, Las Cabrizas y, sobre todo, en El Taray**.

Estas cifras de viñedos en tierras del término de Morata sumaban, siempre teniendo en cuenta las distintas extensiones de las fanegas de secano y de regadío, sumaban alrededor de 515 hectáreas, lo que suponía que alrededor del 11,44 por ciento de todo el término municipal se destinaba al cultivo de viñas. Los peritos del catastro, al cuantificar la extensión de viñedo, también se ocuparon de recoger el marco utilizado en estas plantaciones de viñas, en función de que estuvieran situadas en tierras de regadío o de secano:

(...) las viñas de secano están todas plantadas a marco real de once pies en cuadro y las de riego como una cuarta parte menos de terreno (...).

Este sistema de marco real utilizado en secano significaba en la práctica unas 400 cepas por fanega de 400 estadales. En regadío, el marco de plantación, más espeso, permitía aumentar hasta 300 cepas por fanega de doscientos estadales.

Resaltadas en  rojo, las referencias a las viñas del término de Morata en el Catastro de Ensenada

Incremento del cultivo y productividad del viñedo

Aunque es difícil comparar los exhaustivos datos expresados en el Catastro de Ensenada respecto al cultivo de viñas en Morata con periodos anteriores, parece que de los propios legajos del Catastro se deduce que el viñedo, a mediados del siglo XVIII, era un cultivo en expansión. Y para confirmar esta realidad, nada mejor que analizar la documentación que hace referencia a la explotación agrícola de los frailes dominicos del Rosario en Morata, la más extensa de la villa en cuanto al cultivo del viñedo.

Estos religiosos, propietarios de una amplia hacienda en Morata, como ya hemos visto en varias ocasiones en el blog, no sólo disponían de amplias plantaciones de viñas en Morata en el momento de elaborarse el catastro, sino que la siguieron ampliando en años posteriores. Como demostración de que este cultivo estaba en progresión en esos años, los propios dominicos declararon que habían plantado 13.880 nuevas cepas en el corto periodo de 10 años, entre 1751 y 1761 (en próximas entregas analizaremos quiénes eran los mayores propietarios de viñas en esos años de mediados del siglo XVIII en Morata).

Pero no sólo los dominicos ampliaban en esos años la extensión de sus viñedos; otros vecinos de Morata, en sus declaraciones individuales del catastro, manifestaban sus nuevas plantaciones de viñas, en unos años en que esta expansión apuntaba a que se trataba de un cultivo rentable para los agricultores morateños. Francisco Burgos, vecino de Arganda, era uno de estos propietarios con fincas en Morata que confirmaba esta realidad al declarar la plantación de una viña nueva o majuelo:

(...) un majuelo nuevo en El Chirrión de quince fanegas con seis mil cepas.

Una declaración similar realizó Francisco Monzón, vecino de Vicálvaro:

Un majuelo de once fanegas con tres mil y ochocientas y ochenta cepas y con sesenta y una olivas en el Llano de Abajo.

Para los responsables del catastro, además de recoger las fanegas dedicadas a cada cultivo, en este caso al viñedo, era también muy importante determinar la calidad de las tierras en las que su cultivaban estos plantíos de viña. Estas calidades de la tierra, aplicadas a todos los cultivos, calificaban como de buena, mediana e inferior calidad cada parcela para, posteriormente, adjudicar una producción determinada a cada uno de estos tipos. Para las viñas de secano –todas las viñas de regadío se calificaban directamente de mala o malísima calidad como ya hemos visto, lo que no implicaba, sin embargo, menor producción- la aplicación del baremo de las distintas calidades se distribuía así:

(…) que en las plantadas de viña de esta clase [buena] habrá como ochocientas fanegas de buena calidad y el resto de mediana y en estas como ciento de inferior calidad (…):

Una vez determinada la calidad y cantidad de todas las tierras del término municipal plantadas de viñedo, los encargados del catastro, con la ayuda de los vecinos que participaron en su elaboración en calidad peritos, determinaron la producción asignada a cada parcela en función de esa calidad y su condición de secano o regadío. Estas cifras de producción no tenían otro objetivo que determinar la rentabilidad de estos cultivos para, posteriormente, aplicar estos rendimientos económicos a la nueva contribución que se pretendía implantar una vez finalizado el catastro en todas las localidades de la corona de Castilla. En el apartado doce del cuestionario se daba respuesta a esta cuestión de los rendimientos de las viñas en Morata:

Que cada fanega de tierra de riego plantada de viña que se compone de doscientos estadales con trescientas cepas consideramos pueden producir indistintamente un año con otro doce cargas de uva de a ocho arrobas cada una, que reducidas a vino se sacarán treinta y nueve arrobas. Que cada fanega de tierra en secano de buena calidad plantada de viña que se compone de cuatrocientos estadales con cuatrocientas cepas regulan podrán producir ocho cargas de uva del mismo peso. Las de mediana seis cargas y las de inferior cuatro y cada una de estas reducida a vino dará tres arrobas.

Este texto, muy significativo, parece justificar la plantación de viñas y parrales en la vega: la producción de estas viñas de regadío era, según los peritos, justamente el doble que las viñas de secano plantadas en tierras de buena calidad. Otra cosa es la calidad de estas uvas de vega que, de acuerdo con la experiencia de los mismos agricultores, provocaba la debilidad del vino que se producía con su mosto. (Estas uvas de vega, hasta que el cultivo de viñas desapareció del término municipal en los últimos años del pasado siglo, siempre se pagaban a un precio sensiblemente inferior a las de secano en los lagares de Morata).

Con estos datos de la extensión del viñedo en Morata a mediados del siglo XVIII, y las distintas calidades de las tierras en que se asentaban estos cultivos, nos permiten aproximarnos, aunque con la necesaria cautela, a la producción que se cosechaba cada año en Morata y que podemos situar en 102.400 arrobas, equivalentes a 1.177.804 kilos de uva. Naturalmente esta cifra, que ofrecemos a título orientativo, se alcanzaría siempre que no se produjeran en una año concreto plagas, tormentas u otras circunstancias que afectaran a la vendimia anual.

En próximas entregas analizaremos quienes eran los que mayormente contribuían cada año a estas cosechas y también un aspecto determinante del cultivo del viñedo: la elaboración del vino en las bodegas y lagares de la villa.



*La práctica de cultivar viñas en tierras de regadío no era exclusiva de Morata, según aparece recogido en la documentación catastral de las localidades vecinas que poseen regadío en su término municipal. Si en Morata se catastraron 350 fanegas, en Perales cuantificaron 300 fanegas en su vega (en ambos casos se trataba de fanegas de doscientos estadales). En Chinchón, con un término municipal sensiblemente más extenso, se catastraron 318 obradas y en San Martín de la Vega 116 obradas. (Las obradas contaban con 600 estadales). Además de estas parcelas de viñedo en regadío, también era habitual que muchas tierras de regadío contaran también con parrales en su perímetro. Estos parrales –hasta los años sesenta del pasado siglo aún se podían ver algunos en la vega de Morata- cumplían la doble misión de aprovechar al máximo el terreno y, además, proteger a los cultivos de huerta de los vientos.



** Según la documentación del catastro la mayoría de estas viñas de regadío en El Taray, y en menor medida en Valdelaosa y Las Cabrizas, eran propiedad del conde de Altamira y eran explotadas por arrendadores de las mismas mediante un sistema de censo por el pagaban una cantidad anual al propietario de las parcelas.



Fuentes y documentación:

  • La vid y el vino en la meseta meridional castellana (siglos XII-XV). Sánchez Benito, José María. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid, 2009.

  • Los fueros de Toledo. García Gallo, Alfonso. Instituto Nacional de Estudios Jurídicos. Anuario de Estudios del derecho Español. Madrid, 1975.

  • Los quiñoneros de Segovia (siglos XIV-XV). Asenjo González, María. España Medieval. Volumen 2. Editorial de la Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1982.

  • Ocupación de la zona sur de la Sierra y repoblación de la misma por el concejo de Segovia. Copia de 1787. Archivo Histórico Nacional. Sección de Diversos. Concejos y Ciudades. Leg. 20. Fols. 6,39. Recogido por María Asenjo González.

  • Noticias de Madrid y de las familias (1514-1556). Fernández de Oviedo, Gonzalo. Ayuntamiento de Madrid. Guillermo Blázquez. Madrid, 2000. Libro de las grandezas y cosas memorables de España (…). Medina, Pedro de. Sevilla, 1548. Edición de González Palencia, A. Madrid, 1944.

  • Relaciones Topográficas de Felipe II. Madrid. Estudio introductorio. Alfredo Alvar Ezquerra. Comunidad de Madrid. Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Imprenta de la Comunidad. Madrid, 1993.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999. (Transcripción de las respuestas al interrogatorio de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Censo de 1528: Archivo de Simancas. Contadurías Generales núm. 768. Recopilado y publicado en el Tomo I del Censo de Pecheros. Carlos I. 1528. Editado por el Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 2008.

  • Hacienda real y mundo campesino con Felipe II. Las perpetuaciones de tierras baldías en Madrid. Alvar Ezquerra, Alfredo. Comunidad de Madrid-Consejería de Agricultura. Madrid, 1990.

  • Instituto de Estadística de la Comunidad de Madrid. Censo de la Corona de Castilla de 1591. Vecindario. Instituto Nacional de Estadística. Madrid, 1985.

  • Alvar Ezquerra, Alfredo. Demografía Rural y fuentes no parroquiales. El Centro y el oriente madrileños en el reinado de Felipe II. Cuadernos de Historia Moderna, número 10. Editorial Universidad Complutense. Madrid, 1889-90.

  • Transcripción del texto de Descripción y cosmografía de España- Boletín de la Real Sociedad Geográfica-Tomo L-Imprenta de Eduardo Arias-Madrid, 1908.

  • Archivo General de Simancas-Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales de Morata de Tajuña. H 408 y  H. 410.

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