viernes, 14 de octubre de 2022

 

El cultivo del cáñamo en la ribera del Tajuña (Epílogo)

Desde mediados del siglo XIX el cáñamo fue sustituido por otros cultivos de regadío como el maíz, la patata y la remolacha

En los años sesenta del pasado siglo se utilizaban las plantas de cáñamo como cortavientos en los cultivos de tomates o de judías.

El cultivo del cáñamo la vega baja del Tajuña comenzó a descender durante el siglo XIX hasta su total desaparición. Ya en el siglo XX el cáñamo, como tantos otros cultivos que en determinados momentos históricos fueron muy importantes para la economía de Morata y otros pueblos de la comarca, esta planta desapareció de las tierras de regadío y fue sustituida por otros cultivos más rentables para el agricultor como la patata, el maíz o la remolacha.



Que el cáñamo desapareciera en la vega de Morata, y también en las tierras de regadío del resto de municipios de la comarca, no deja de ser parte de un proceso –de contenido económico, social y laboral- que durante siglos se ha repetido en los municipios ribereños del curso bajo del río Tajuña con otros cultivos que en su momento también formaron parte fundamental de la economía y del sector agrícola de Morata y de muchos de los municipios vecinos.

En el blog ya hemos tratado y analizado, por ejemplo, cómo el sector vitivinícola de Morata, el cultivo de la vid y la elaboración de vino, ambas actividades tan pujantes en otros periodos históricos previos a su declive a finales del siglo XX, prácticamente desapareció, más allá de los interesantes y reconocidos proyectos que actualmente se desarrollan en torno a las bodegas instaladas en el municipio.

También vimos cómo el cultivo de una de las plantas industriales por excelencia, la remolacha, que marcó durante décadas la economía agrícola de todos los pueblos situados en el curso bajo del río Tajuña, también sufrió un periodo de prolongado declive que puso fin a esos años de comienzos del siglo XX cuando, el desarrollo del ferrocarril y la instalación de la Azucarera Madrileña en La Poveda, crearon las condiciones idóneas para que el cultivo remolachero se convirtiera en el más rentable de todos los que se explotaban en el sudeste de la provincia madrileña.

No resulta extraño, por tanto, que el cáñamo, el mismo cultivo que alcanzara su máxima importancia en el siglo XVI, años en que ya vimos propició el aumento de población en Morata, pasara también a ver cómo, paulatinamente, pasaba a convertirse en una opción cada vez menos atractiva para los agricultores.

Y es que pese a los intentos de fomentar actividades laborales e industriales en torno a la fibra textil, muy modestas y de repercusión cada vez más reducida desde finales del siglo XVIII y comienzos del XIX –tal como vimos la pasada semana-, la aparición de nuevos cultivos alternativos de regadío, como el maíz o la patata, con mayor demanda y más rentables para los agricultores significaron el progresivo declive del cáñamo, reducido finalmente a convertirse en una opción residual para los agricultores.

José Hidalgo Tablada, a quien tantas veces hemos acudido para analizar la situación del la agricultora de Morata y la comarca durante todo el siglo XIX, ya reflejaba hacia la mitad de la centuria que el cáñamo ya había vivido en las vegas de los pueblos que también conocía sus mejores años. En uno de sus trabajos más emblemáticos, Manual práctico de máquinas agrícolas, Hidalgo recordaba la importancia del cáñamo en periodos históricos anteriores a los que le tocó vivir en Morata:

La creación del Montepío de hilazas, y los premios ofrecidos por la Sociedad económica matritense a los labradores que mas número.de arrobas de lino y cáñamo justificasen haber cogido de su propia cosecha, hizo que se extendiera el cultivo de estas plantas, en tales términos, que el año 1776 se dio el premio de dicha Sociedad a D. Miguel González, vecino de Chinchón, por haber justificado haber recolectado

527 arrobas de cáñamo en limpio: el siguiente año recolectó en Tielmes 620 arrobas del mismo producto D. Lorenzo del Castillo. Sin embargo de esta sorprendente producción en un país en que la propiedad está tan dividida, hace muchos años que no se conoce tal cosecha en el primer pueblo, y es muy limitada la del segundo desde que cesó la fábrica que consumía esta producción; pero en aquella casi no se conocían el cultivo de los tomates, repollo y otras hortalizas y hoy ocupan la mayor parte de las tierras que en onces criaban el cáñamo (…).

Otras fuentes documentales consultadas y que hacen referencia a esos años de mediados del siglo XIX, el Diccionario geográfico y estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar, de Pascual Madoz, ya no cita el cultivo del cáñamo como unió de los característicos de la vega de Morata. Doce años después, el propio José de Hidalgo Tablada, como experto participante en un interrogatorio sobre el estado de la Agricultura en esos años en la entonces provincia de Madrid, Contestación al interrogatorio circulado por el Ministerio de Fomento, indicaba también:

(…). La región central por su topografía y sistema hidrográfico, se la ve que produce todos los cereales y legumbres, caldos, frutos y árboles de monte del resto de la península. Carece de prados de secano y no abunda de los de riego; en sus vegas se criaba antiguamente mucho lino y cáñamo que hoy se importa del extranjero, no porque sea mejor, sino porque el desarrollo dado á las viñas en regadío ha hecho que esta planta reemplace aquellos en parte. La escuela central debe introducir el cultivo de las plantas industriales, que algunas se crían silvestres en nuestros campos y sin embargo se compran al extranjero (…).


Grabado antiguo de una planta de cáñamo (Wikipedia)

El experto agrónomo que era José Hidalgo Tablada no dejaba de lamentarse por la práctica desaparición en las tierras que tan bien conocía del cultivo del cáñamo. Cuando en el párrafo citado con anterioridad citaba las importaciones de cáñamo el exterior a las que se veía obligada España, reconocía que los cuarenta millones en que se cuantificaban estas importaciones anuales bien podían producirse, en parte, en tierras que, como las de la vega del Tajuña, disponían de (…) aguas delgadas que producen el mejor lino de Europa, y vegas pingües en que el cáñamo no debiera tener rival (…) y en las que, según sus cálculos se podían producir, por hectárea, hasta 800 kilos de hilaza y 400 de cañamones, el otro producto de la cosecha del cáñamo, lo que aseguraba ingresos de unos 3.400 reales brutos por cada hectárea y unos beneficios de unos 800 reales líquidos

A pesar de estas cifras, que ponían en valor el cultivo de los cañamares, los agricultores de la provincia de Madrid, y más en concreto de de la vega baja del Tajuña, no dejaban de certificar en la práctica que ya habían renunciado en su mayoría a continuar con un cultivo al que no le veían futuro, lo que no impedía que en pequeña escala, aún estuviera presente en las tierras de regadío.

En el Anuario administrativo y estadístico de la provincia de Madrid para el año 1868, de José Bona, la producción de cáñamo registrada en todo el partido de Chinchón, comarca con más tradición en este cultivo, no pasaba de las 2.525 arrobas, cantidad muy reducida y netamente inferior, por ejemplo, a la de otra fibra vegetal que aún conservaba cierta importancia, el esparto del que se cosechaban en sus montes 55.511 arrobas anuales.

Que el esparto superaba ya ampliamente al cáñamo como fibra textil en el sudeste madrileño quedaba también confirmado unos años después cuando, Eduardo Abela, autor de la Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo (1876), cifraba en 793.626 kilogramos la producción provincial de esparto, principalmente en el partido de Chinchón, mientras que el cáñamo no llegaba a los 20.000 kilos.

A estas alturas de finales del siglo XVIII el cáñamo era ya evidente que había dejado de ser una alternativa para los agricultores morateños y de la comarca. Como indicamos al principio de este texto, el maíz y las patatas y, sobre todo en los años siguientes la remolacha, fueron los cultivos que sustituyeron a esta planta en la vega de Morata y los pueblos de la comarca.

Como colofón comentaremos también que aún algunos agricultores recuerdan que por la vega de Morata se vieron, hasta los años sesenta del pasado siglo, algunas plantas de cáñamo -y de baladre o planta escobera- plantadas en las cabeceras de las tierras y alrededor de los plantíos de tomates o judías verdes. Ambas plantas se consideraba, por su porte y altura, que eran un buen sistema para proteger estos cultivos de huerta del polvo de los caminos y como cortavientos. El baladre al cosecharlo se utilizaba para elaborar escobas y del cáñamo, fuera ya de cualquier uso como fibra textil, se aprovechaban los cañamones como alimentos para los pájaros o incluso, previo tostado, para el consumo humano.

Por otra parte, y para terminar esta serie sobre el cáñamo, hemos consultado cuál es la situación actual del cáñamo textil, y subrayamos lo de textil, en el campo español. Según el Ministerio de Agricultura, este cultivo que prácticamente había desaparecido de los regadíos españoles desde el pasado silo XX, está experimentando, en los últimos años, un cierto resurgir al amparo del prestigio que esta fibra natural, tan humilde en otros tiempos, se ha ganado como material ecológico y de mucha calidad para nuevos tejidos y prendas de vestir gracias, en gran parte, o la mejora de los métodos de hilado de su fibra. Según los datos del Ministerio de Agricultura y Pesca publicaos en abril del pasado año ha multiplicado por ocho la superficie de cultivo en España, pasando de unas escasa 61 hectáreas en 2016 a 510 hectáreas cuatro años después, en el año 2020



Fuentes y documentación:

  • Ordenanzas para el buen régimen y gobierno de la muy noble y muy leal e imperial ciudad de Toledo. Imprenta de José de Cea. Toledo 1858.

  • Modelos de diversidad: crecimiento económico y crisis en los reinos hispanos en la Baja Edad Media. Rodríguez, Ana. Vínculos de Historia, nº 2. Instituto de Historia, Centro de Ciencias Humanas y Sociales. CSIC, Madrid. 2013.

  • Archivo General de Simancas, RGS, legajo, 149905,149.

  • Archivo General de Simancas, RGS, legajo, 149904,30.

  • Descripción y cosmografía de España. Colón, Hernando de. Boletín de la Real Sociedad Geográfica. Tomo L. imprenta de Eduardo Arias. Madrid, 1908.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio. Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999 (transcripción de las respuestas de las Relaciones Topográficas de Felipe II).

  • Relaciones Topográficas de los Pueblos de España. Ortega y Rubio, Juan. Sociedad Española de Artes Gráficas. Madrid, 1919.

  • Alcabalas y diezmos de Morata. Archivo General de Simancas. Expedientes de Hacienda, legajo 131.

  • Diccionario Enciclopédico de agricultura, ganadería e industrias rurales. Tomos I y III. Madrid, Viuda e hijos de J. Cuesta editores. Madrid, 1886.

  • Tratado de las abejas, su multiplicación y productos en España. Hidalgo Tablada, José de. Librería Cuesta. Madrid, 1875.

  • Archivo General de Simancas. Catastro de Ensenada. Respuestas Generales. Toledo. Volumen 408. Información hecha sobre el contenido de los artículos del interrogatorio impreso. Pieza 2. Catastro de Ensenada. (Para las Respuestas Generales de Morata).

  • Archivo General de Simancas, Dirección General de Rentas, 1ª remesa. Catastro de Ensenada. Respuestas Generales. (para las respuestas del resto de municipios).

  • Ejecución de transcripciones literales de los manuscritos de las respuestas al cuestionario enviado por el cardenal Lorenzana (…). Martín Galán, M. M. y Sánchez Belén, J. A. Diputación Provincial de Madrid. Madrid, 1983. (Copia mecanografiada).

  • Guía práctica de labradores, hortelanos, jardineros y arbolistas. García Sanz, José. Tercera edición. Librería e imprenta de León Pablo Villaverde. Madrid, 1865.

  • Arte de cultivar el cáñamo, lino y algodón, de sus preparaciones hasta hilarlo. Imprenta de D. Manuel Romeral. Madrid, 1844. Manual del cultivador del lino y cáñamo con el nuevo método para preparar estas plantas. Cortés, Balbino. Imprenta de T. Fortanet. Madrid, 1852.

  • Copia de las Ordenanzas de la villa de Morata. Biblioteca Nacional de España. Ms. 4.508. (Copia de 1803 del escribano Ramón García Nieto).

  • La industria textil lanera en Toledo y Provincia. Santos Vaquero, Ángel. Diputación Provincial de Toledo. Toledo, 2011.

  • Real Sociedad Económica Matritense de Amigos del País. Memorias de la Sociedad Económica. Memorias de Industrias, Artes y Oficios. Antonio de Sancha. Madrid, 1780.

  • Memorias políticas y económicas sobre los frutos, comercio, fabricas y minas de España, con inclusión de los reales decretos, ordenes, cedulas, aranceles y ordenanzas expedidas para su gobierno y fomento. Emilio Larruga. Imprenta de Antonio Espinosa. Volúmenes II, V, IX y XI. Madrid, 1787, 1789, 1790 y 1791.

  • Manual práctico de máquinas agrícolas. Hidalgo Tablada, José. 2ª edición. Imprenta del Colegio de Sordomudos y Ciegos. Madrid, 1852.

  • Diccionario geográfico y estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Tomo XI. Madoz, Pascual. Imprenta del geográfico y estadístico-histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid, 1850.

  • Contestación al interrogatorio circulado por el Ministerio de Fomento. Hidalgo Tablada, José. Imprenta y Litografía de la Agricultura Española. Sevilla, 1862.

  • Curso de Economía Rural Española, Volumen 1. Hidalgo Tablada, José.

  • Anuario administrativo y estadístico de la provincia de Madrid para el año 1868. Bona, Francisco Javier de. Diputación Provincial de Madrid. Oficina Tipográfica del Hospicio. Madrid, 1869.

  • Memoria sobre el estado de la agricultura en la provincia de Madrid y mejoras convenientes para su desarrollo. Abela y Sainz del Olmo, Eduardo. Imprenta, estenotipia y galvanoplastia de Aribaua y cia. Madrid, 1876.

  • Nota de prensa del ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, del 9 de abril de 2021.

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