viernes, 21 de octubre de 2022

 

La Fábrica de Tejidos de Morata

A finales del siglo XVIII los hermanos March, procedentes de Cataluña, instalaron varios telares y una escuela-taller de hilados

Tras la muerte de Joseph March, la fábrica se trasladó a San Fernando de Henares

La pasada semana veíamos cómo el cultivo del cáñamo, en Morata y en otros pueblos del curso bajo del Tajuña, había generado unos modestos puestos de trabajo artesanales en torno a la hilaza de esta planta. En estos pequeños talleres, casi siempre a cargo de mujeres, se tejieron sayas, costales y distintos tipos de hilaturas de cáñamo que se destinaban al consumo local y, en pequeñas cantidades, a su venta en los mercados de Madrid. En Morata, además de esta actividad en torno al cáñamo, a finales del siglo XVIII se puso en marcha otro proyecto textil, mucho más ambicioso, promovido por una familia catalana que durante unos años regentó en la villa una fábrica de texidos de lana de todas las clases y colores, con mezcla de algodón, seda, hilo y pelo (…).



Durante todo el siglo XVIII, al amparo de las ideas de la Ilustración y del impulso de las Sociedades de Amigos del País, fueron continuos los intentos de promover una industria nacional que aprovechara las materias primas del país y evitara, a la vez, la dependencia de manufacturas procedentes del exterior. El sector textil fue uno de los que concentraron mayores esfuerzos para conseguir reducir esta dependencia exterior gracias, entre otras circunstancias, al amparo de una legislación con la que la Corona pretendía favorecer a esta industria.

Y fue en parte gracias a esta legislación favorable a la industria textil como los hermanos Josepf y Mariano March, procedentes de Cataluña, llegaron a instalar en Morata su fábrica de texidos de lana a finales del siglo XVIII y comienzos del XIX. Sobre esta fábrica textil de Morata se conserva, en el archivo del Museo Textil de Tarrasa, una Real Cédula* que recoge los privilegios y franquicias que el rey Carlos IV otorgó al proyecto empresarial promovido por los emprendedores catalanes en Morata y también para el comercio de telas que regentaban en la calle Miralrío de Madrid.

Sobre esta fábrica, y las circunstancias en que llegó a funcionar en Morata, la investigadora Pilar Corella Suárez publicó un amplio trabajo, La fábrica de tejidos e hilados de Morata de Tajuña (Madrid) a finales del siglo XVIII, aparecido con motivo de las Jornadas de San Fernando de Henares.

Gracias a este trabajo de investigación sabemos que el proyecto de los hermanos March llegó a contar con dos sedes en Morata: el antiguo batán de paños que, por aquellos años de finales del siglo XI, pertenecía a la casa de Altamira y que fue alquilado durante un periodo de siete años, y otras instalaciones situadas en el casco urbano de la villa, una propiedad adquirida a un vecino de Morata, José Ruiz de Orive, quien ya constaba como propietario e estos bienes unos años antes en los legajos del Catastro de Ensenada**.

Puede que fuera la existencia del batán de paños perteneciente a los condes de Altamira el motivo que determinara la localización de la fábrica de hilados en Morata. La garantía del caudal de agua continuado que proporcionaba el río Tajuña, junto con cierta tradición en los trabajos de hilado del cáñamo y, por supuesto, la relativa cercanía de Morata a la capital del reino determinaron la instalación de esta fábrica, primero en el batán y posteriormente en las nuevas instalaciones.

Según se desprende de los datos investigados por Corella Suárez a los tres telares que funcionaban en 1798 se sumaron nuevas máquinas para ampliar la producción.

Jesús Antonio de la Torre, autor de Historia de la Villa de Morata de Tajuña, también se refiere a las vicisitudes que atravesó el proyecto de industria textil de los hermanos March y refiere cómo los industriales catalanes adquirieron los bienes propiedad de la familia Ruiz de Orive:

En la villa de Morata a tres de junio de 1799, ante mí, el escribano y testigos infrascriptos pareció Nicolás Ruiz de Orive vecino de esta villa poseedor de la memoria que fundó Don Miguel Ruiz de Orive, su tío, consistente en una casa medio arruinada y una viña de muy pocas cepas y dijo que para poder reedificar en algún modo la mencionada casa y que no se arruine enteramente ha determinado sacar facultad real para vender una corraliza que tiene dicha casa que igualmente está afecta a la citada vinculación y para el seguimiento de cuantas diligencias sean necesarias (…) a Don Joseph y Don Mariano March residentes al presente en esta villa puedan ambos unos o cada uno parecer y parezcan ante S. M. que Dios guarde y señores de sus Reales consejos especialmente por la Real Cámara y soliciten se le conceda de otorgante la correspondiente facultad Real para la venta referida y que con su importe se reedifique el cuerpo de la casa (AHPM, nº 30099).

Para dar servicio a las instalaciones, según publica Torre Briceño, los March solicitaron permiso al Concejo para poder utilizar las aguas de un manantial situado en el paraje del Calabazón y conducirlas mediante cañería hasta un pilón del que se abastecería la industria de hilados y los vecinos de la villa.

De la Torre Briceño transcribe también un documento conservado en el Archivo General de Simancas, Secretaria y Superintendencia de Hacienda, en el que los hermanos March, en un texto de ocho puntos, expresan las dificultades a las que se hubieron de enfrentar para desarrollar su proyecto. En este documento, además de expresar que en Morata no existía otra fábrica ni trabajo distinto a las labores del campo, se quejaban de que se vieron obligados a enviar lana a otros pueblos para que la cardasen, lo que le originaban excesivos gastos. También reflejan en el apartado 4º, que habían establecido una escuela de hilado:

Que movido de un celo patriótico sin perdonar gastos ni fatiga alguna he establecido a mi costa escuelas de hilado procurando animar a la juventud indigente con premios después de satisfacer el trabajo y jornal diario, con cuyo medio he podido lograr que varios vecinos de este pueblo de uno y otro sexo se dediquen a esta manufactura y demás anexas, contándose entre el hilado y esmotado [sic] hasta veinte y dos mujeres y en las demás maniobras seis hombres (…) gozando todo el público de una entera satisfacción por la brillamen, porte y buen modo con que se presentan los dependientes de la fábrica, con especialidad las muchachas que han entrado en la nuevas escuelas de hilado de las cuales tres se han casado con oficiales de la misma (…).

Insistía a continuación en la necesidad de seguir remitiendo el producto para el cardado a pueblos vecinos, con los gastos consiguientes, y en su solicitud de utilizar los manantiales del pueblo para su fábrica y evitar así los gastos requeridos para abastecerse de agua con un carro cuba.


Real Cédula de Carlos IV, de 1799, concediendo privilegios a la fábrica de tejidos de Morata (Archivo del Museo Textil de Tarrasa).

Escuela de hilado

La escuela de hilado a la que hacen referencia los March formaba parte de un movimiento de creación de las llamadas escuelas-taller que superaba el ámbito de Morata y que afectaba a muchas villas del entorno madrileño. Victoria López Baraona estudió este fenómeno formativo en un trabajo de investigación premiado por la Asociación Española de Investigación Histórica de las Mujeres y la Asociación de Historia Social, Las escuelas-taller: aprendizas, oficialas y maestras de niñas en la industria textil madrileña del Setecientos, en el que se definen estos establecimientos como centros de aprendizaje para pobres asistidos, huérfanos, niñas y mujeres adultas de las clases populares de la ciudad y el campo.

El ordenamiento legal promulgado en esos años de finales del XIX favoreció la creación de estos centros formativos que legalizaba el aprendizaje de las mujeres de los oficios textiles pero que, al mismo tiempo, les impedía superar una cualificación poca más allá de la categoría de aprendizas u oficiales. Estas circunstancias sobre la cualificación de la mujer, así como el escaso salario asignado a las mujeres que trabajaban en los telares, un real diario a una plantilla que llegó a contar como hemos visto con 22 aprendizas, no favorecieron que el proyecto de los hermanos March se asentara ni que consiguiera contar con una fuerza de trabajo suficiente, de ahí sus quejas sobre la obligación de trasladar parte del trabajo a otras localidades vecinas donde también existían escuelas de aprendizaje textil.

Victoria López Baraona, en otro trabajo sobre este asunto, Pobreza, trabajo y control social: las hilanderas de las Reales Fábricas de Guadalajara (1780-1800) expone como en las fábricas de Guadalajara, Ocaña o Aranjuez los salarios de las operarias eran muy similares así como el rechazo social a trabajar en estos centros textiles.

Con estos condicionantes sociales y laborales, junto con la muerte de uno de los hermanos, Joseph March, el proyecto de la fábrica textil de Morata fue perdiendo empuje. A pesar de que en 1799 al frente de la dirección de la fábrica de hilados Morata se encontraba un personaje muy importante en la corte, Pedro Boada de las Costas***, la mayor parte de la producción se trasladó en 1801 al Real Sitio de San Fernando de Henares, aunque hasta 1807 todavía consta la existencia de seis telares que aún seguían funcionando en las instalaciones de Morata y que pertenecían a Blasa Labores, viuda de Joseph March.







* Texto del la Real cédula que otorgaba privilegios a la fábrica textil de los hermanos March en Morata:

(…) Por cuanto a conveniencia de lo prevenido en mi Real Orden de diez y ocho de Mayo de este año comunicada a la Junta general de Comercio y Moneda por Dn Miguel Cayetano Soler, de mi Consejo de Estado, Secretario del Despacho Universal de Hacienda de España e Indias y Superintendente general de ella se despachó la correspondiente Real Cédula, firmada de mi Real Mano y refrendada de Dn Manuel Giménez Bretón, mi Secretario y de la propia Junta, declarando que a la Fábrica de Texidos de Lana de todas las clases y colores, con mezcla de algodón, seda, hilo y pelo que los hermanos Dn Josef y Dn Mariano March han establecido en esta Villa de Madrid y en la de Morata e Tajuña, provincia de Toledo, la corresponden y debn gozar de las gracias y franquicias dispensadas por pronto general para su subsistencia y fomento de las de su clase del Rey ni en las diferentes Reales Resoluciones que en ella se expresan.

Y habiéndose [acudido a mi Consejo de Hacienda por Dn Pedro Boada de las Costas, Alcalde supernumerario del Crimen de mi Real Audiencia de Cataluña y Protector de esta nueva Fábrica exhibiendo dicha Real Cédula solicitó que para el goce de las franquicias se librare la conveniente sobrecédula:

Visto en él condescendió con la instancia y para su debido cumplimiento he tenido a bien expedir la presente por la cual declaro comprendida a dicha Fábrica en el disfrute de las franquicias de que trata el Real Decreto de diez y ocho de Junio de mil setecientos cincuenta y seis y de todas las demás que se prescriben en la Real Cédula de diez y ocho de noviembre de mil setecientos setenta y nueve, Reales disposiciones de mil setecientos ochenta y tres y que así mismo deben gozar de la libertad de los derechos de los instrumentos, herramientas, efectos simples e ingredientes para tintes que para sus diferentes operaciones necesiten y convenga a estos interesados traer de fuera del Reyno, según y en los términos que en ellas mismas se declara y con arreglo a lo que se dispone en la citada Real Cédula de diez y siete de este mes, despachada por mi Junta general de Comercio y Moneda, que ha de andar unida a esta y arreglarse a ambas.

Y mandó a los intendentes, Administradores generales y particulares de todas mis Rentas, Tesoreros, Arrendadores, Visitadores, Aduaneros, (…), Fieles, Guardas, Veedores y Diputados de Gremios y a otros cualesquier Jueces, Ministros y personas de la Recaudación y Administración de las insinuadas rentas a quienes toque o tocar pueda en manera alguna el cumplimiento de lo que en esta Real Cédula contenido y en la expresada de la Junta General de Comercio y Moneda que luego que les sean presentadas, o sus traslados signados de Escribano público de forma que hagan fe, las obedezcan, guarden y cumplan, hagan guardar, cumplir y executar en todo y por todo según queda referido, que así es mi voluntad y que de esta Real Cédula se tome razón en las Contadurías generales de Valores y Distribución de mi Real Hacienda, en las principales de Rentas Generales y Provinciales del Reyno en el término de dos meses de su fecha y no haciéndolo sean nulas las franquicias en la principal de la Intendencia de Toledo y demás partes que convenga.

Dada en Madrid a trece de Julio de mil setecientos noventa y nueve.

Yo el Rey.

Por mandado del Rey Nuestro Señor

Pedro Fernando de Indarte

S. M. se sirve conceder a la Fábrica de texidos de Lana de todos los colores y clases que han puesto en esta Villa y en la de Morata de Tajuña Dn Josef y Dn Mariano March, hermanos, las franquicias de Derechos Reales que se expresan.

Tomose razón de la Cédula de S. M. escrita en las tres hojas con esta en las Contadurías Generales de Valores y Distribución de la Real Hacienda.

Madrid, 3 de Agosto de mil setecientos noventa y nueve.

Josef Álvarez Niño Leandro (…)

Tomose razón en la contaduría General de las Rentas Generales y en la Principal de las Provinciales del Reyno.

Madrid, 5 de Agosto de mil setecientos noventa y nueve.

Josef de Arozarena Juan (…). (Centro de Documentación del Museo Textil de Tarrasa CDMT, CA 267).



** En el Catastro de Ensenada aparece la siguiente propiedad de Joseph Ruiz de Orive que podría corresponder a la que posteriormente adquirieron los March:

Joseph Ruiz de Orive

(…) Así mismo tengo un pajar en la población de esta villa en la calle que baja a la calle Real que viene a la Fuente como se entra viniendo de Arganda, que linda la mediodía con casa de Eugenio Blanco y al norte con pajar de Joseph Muñoz, y tiene de fachada 12 varas y de fondo cinco, su renta cada un año cuarenta y cinco reales poco más o menos.



** * Noticias de España-Madrid (…) atendiendo igualmente S. M. al mérito y servicios de D. Pedro Boada de las Costas y Figueras, así en el Diccionario de las Artes de la Pesca Nacional, como en promover varios ramos de industria, ha venido S. M. en concederle plaza supernumeraria de Ministro del Crimen de la real Audiencia de Cataluña, sin sueldo hasta que entre en la nacional de número que primero vacare, a la que optará sin previo decreto, y sin que por ahora tenga precisión de residirla, por hallarse encargado de la dirección de la nueva fábrica de texidos de Morata (El Mercurio de España, junio de 1799).



Fuentes y bibliografía:

  • Coyuntura económica e ilustración. La fábrica de tejidos e hilados de Morata de Tajuña (Madrid) a fines del siglo XVIII. Corella Suárez, María Pilar. Jornadas sobre el Real Sitio de San Fernando y la Industria en el siglo XVIII. San Fernando de Henares, 1997.

  • Historia de la villa de Morata de Tajuña-Torre Briceño, Jesús Antonio-Ayuntamiento de Morata de Tajuña, 1999.

  • Las trabajadoras madrileñas del siglo XVIII. Familias, talleres y mercados. López Barahona, Victoria. Tesis doctoral dirigida por los profesores Santos Madrazo Madrazo y José Miguel López García. Departamento de Historia Moderna, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Autónoma de Madrid. Junio de 2015.

  • Pobreza, trabajo y control social: las hilanderas de las Reales Fábricas de

  • Guadalajara (1780-1800). López Barahona, Victoria. Actas del V Congreso de Historia Social de España. Las figuras del desorden: heterodoxos, proscritos y marginados. Madrid, 2006.

  • Archivo Histórico Provincial de Toledo. Sección Hacienda. Catastro de Ensenada. Libros maestros y respuestas generales. Bienes de Eclesiásticos. H 408 y  H. 410.

  • (Centro de Documentación del Museo Textil de Tarrasa CDMT, CA 267.

  • Periódicos y publicaciones citados en el texto.

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